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Pero entramos ya de lleno en este resumen de Romeo y Julieta por actos para centrarnos
en el Acto I, es decir, el que sirve de presentación del argumento.
Escena I
La obra comienza con una pelea en una plaza de Verona. Dos criados de la familia
Capuleto están tranquilamente hablando hasta que llegan criados de la familia Montesco,
su familia enemiga. Empiezan a discutir y a pelear de una forma muy fuerte hasta que la
discusión se apacigua por la intervención de las familias.
Benvolio es el primo de Romeo y ambos son miembros de la familia Montesco. Romeo
está en el bosque, vagando y ensimismado con sus propios sentimientos. El primo va en
su búsqueda y se encuentra a un Romeo triste y locamente enamorado de Rosalía, una
chica que no corresponde sus sentimientos.
Escena II
En la segunda escena de Romeo y Julieta se nos presenta a la otra familia, los Capuleto.
Aquí conoceremos a Paris, un pretendiente de Julieta que le pide la mano a su padre.
Este se niega porque considera que su hija es muy joven todavía para casarse. De todos
modos, le invita a la fiesta de máscaras que darán en casa de los Capuleto.
Paris sale de casa y entonces se encuentra con Romeo y Benvolio. En este momento, los
dos se enteran de que va a haber una fiesta en casa de los Capuleto y Romeo cree que a
ella irá su amada Rosalía. Por tanto, deciden que ellos también irán a este festejo aunque,
evidentemente, no estén invitados por formar parte de la familia enemiga.
Escena III
En esta escena conoceremos a la madre de Julieta, una mujer que quiere intentar
convencer a su hija de que se case con Paris, ya que es un buen hombre y proviene de
una buena familia. En esta escena asistimos a la conversación privada entre madre e hija
en la que la primera tiene como objetivo que su hija termine aceptando la proposición del
joven.
Escena IV
Esta es la escena de la fiesta de los Capuleto. Romeo y Mercucio consiguen colarse ya
que es una fiesta de máscaras y nadie parece reconocerlos. Romeo está alicaído y no
tiene demasiado interés en ese evento. Pero, de repente, se encontrará con Julieta, una
joven de la que se enamorará de inmediato sin saber quién es y que es miembro de la
familia rival. Sin embargo, al final de la fiesta, Mercucio se encargará de descubrirle que
Julieta es Capuleto y que, por tanto, mejor que se olvide rápidamente de ella.
El papel y la tinta
Había una hoja de papel sobre una mesa, junto a otras hojas iguales a ella, cuando una
pluma, bañada en negrísima tinta, la manchó completa y la llenó de palabras. “¿No podrías
haberme ahorrado esta humillación?”, dijo enojada la hoja de papel a la tinta. “Tu negro
infernal me ha arruinado para siempre”. “No te he ensuciado”, repuso la tinta. “Te he vestido
de palabras. Desde ahora ya no eres una hoja de papel sino un mensaje. Custodias el
pensamiento del hombre. Te has convertido en algo precioso”. En ese momento, alguien
que estaba ordenando el despacho, vio aquellas hojas esparcidas y las juntó para arrojarlas
al fuego. Sin embargo, reparó en la hoja “sucia” de tinta y la devolvió a su lugar porque
llevaba, bien visible, el mensaje de la palabra. Luego, arrojó el resto al fuego.
Secreto a voces
Gretel, la hija del Alcalde, era muy curiosa. Quería saberlo todo, pero no sabía guardar un
secreto. –“¿Qué hablabas con el Gobernador?”, le preguntó a su padre, después de intentar
escuchar una larga conversación entre los dos hombres. –“Estábamos hablando sobre el
gran reloj que mañana, a las doce, vamos a colocar en el Ayuntamiento. Pero es un secreto
y no debes divulgarlo”. Gretel prometió callar, pero a las doce del día siguiente estaba en
la plaza con todas sus compañeras de la escuela para ver cómo colocaban el reloj en el
ayuntamiento. Sin embargo, grande fue su sorpresa al ver que tal reloj no existía. El Alcalde
quiso dar una lección a su hija y en verdad fue dura, pues las niñas del pueblo estuvieron
mofándose de ella durante varios años. Eso sí, le sirvió para saber callar a tiempo.
EL LOBO
Cauto, silencioso, el lobo salió una noche del bosque atraído por el olor del rebaño. Con
paso lento se acercó al redil lleno de ovejas, poniendo atención en donde ponía la pata
para no despertar con el más leve ruido al dormido perro.
Sin embargo, la puso sobre una tabla y la tabla se movió. Para castigarse por aquel
error, el lobo levantó la pata con que habla tropezado y se la mordió hasta hacerse
sangre.
¿Verdad, amiguitos, que este lobo fue el mejor juez de sí mismo?
Cuando se despiertan
dicen, mamacita
tengo mucha hambre
dame lombricita.
Fabulas
El hombre y el león
El lobo y la grulla
Un Lobo había estado festejando con demasiada avidez, y un hueso se le había quedado
cruzado en la garganta. No podía subir ni bajar, y por supuesto, no podía comer nada.
Naturalmente, esa era una terrible situación para un Lobo codicioso.
En un momento, se le ocurrió visitar a la Grulla. Estaba seguro de que ella, con su largo
cuello y pico, fácilmente podría alcanzar el hueso y sacarlo. “Te recompensaré muy bien”,
dijo el Lobo, “si me sacas ese hueso”.
La Grulla, como puedes imaginar, estaba muy intranquila por meter su cabeza en la
garganta de Lobo. Pero ella se aferraba a la naturaleza, por lo que hizo lo que el lobo le
pidió que hiciera. Cuando el Lobo sintió que el hueso se había ido, comenzó a alejarse.
“¡Qué!” Gruñó el Lobo, dando vueltas. “¿No la tienes? ¿No es suficiente que te deje sacar
la cabeza de mi boca sin quitártela?
Moraleja: No espere recompensa por servir a quien no tiene honor. Permanecer en
compañía de personas egoístas no hará ningún favor a nadie.
El oso y los dos amigos
Una vez dos amigos caminaban por el bosque. Sabían que cualquier cosa peligrosa podía
sucederles en cualquier momento en el bosque. Entonces se prometieron mutuamente
que permanecerían unidos en caso de peligro.
De repente, vieron un gran oso acercarse a ellos. Uno de los amigos subió a un árbol
cercano. Pero el otro no sabía cómo escalar. Entonces, siendo guiado por su sentido
común, se tumbó en el suelo sin aliento, fingiendo ser un hombre muerto.
El oso se acercó al hombre que yacía en el suelo. Olía a sus oídos, y lentamente dejó el
lugar. Porque los osos no tocan a las criaturas muertas. Ahora el amigo del árbol bajó y le
preguntó a su amigo en el suelo: “Amigo, ¿qué te dijo el oso en tus oídos?” El otro amigo
respondió: “El oso me aconsejó que no crea en los amigos falsos”.
Moraleja: Un buen amigo es el que siempre te apoya y respalda en cualquier situación.
El ratoncito
Había una vez un ratoncito y su madre. Vivían en un agujero en una pared de una casa
grande y cálida con mucho queso para comer. Entonces, un día, la madre decidió sacar al
ratoncito fuera de su casa. Fuera de la cueva, esperaba un enorme gato, lamiendo sus
labios y esperando para comerlos a los dos.
“¡Madre madre! ¿Qué deberíamos hacer?” decia el Ratón bebé llorando, aferrándose a la
cola de su madre. La Madre Ratón hizo una pausa, mirando a los ojos pequeños y
brillantes del gato hambriento. Pero no tenía miedo porque sabía exactamente cómo tratar
con gatos grandes y atemorizantes. Ella abrió la boca e inspiró profundamente.
“¡Guau! ¡Guau! Guau Guau! “Ella gritó, y el gato se escapó tan rápido como pudo.
“¡Guau, madre! ¡Eso fue increíble! “, Le dijo el pequeño ratoncito a su madre, sonriendo
alegremente.
“Y eso, hijo mío, es la razón por la que siempre es mejor tener un segundo idioma”.
Moraleja: Siempre es bueno tener un segundo idioma.