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Miguel Ruiz Tintoré

(miguelruiztintore@gmail.com)
Cartas marianas-XI (febrero de 2020)

EL ROSARIO DE LA BIBLIA-Y 2

En octubre pasado os mandaba la primera parte del


Rosario de la Biblia. Hoy completo con la segunda, pero
antes conviene una declaración de intenciones. Que
podría decir algo así como lo siguiente...

Por qué
Alguien ha dicho...
Alguien ha dicho, con acierto pleno, que “para una considerable mayoría de fieles, suprimir
el Rosario sería suprimir a María”. Así es: preguntad a alguien si tiene devoción a María, y
en caso afirmativo, os dirá que reza el Rosario; como si no hubiese más formas de devoción
a María, como si el Rosario fuese la mayor, la verdadera devoción a la Santísima Virgen.
El fenómeno del Rosario alcanza una universalidad pasmosa. En la actualidad, son quizá
cientos de millones los Rosarios que se elevan diariamente a nuestra Reina. Los que se
desgranan en los santuarios marianos son incontables. La Virgen de Fátima se presentó
diciendo “yo soy la Virgen del Rosario”. Y en todo ello está nuestra esperanza.
Seguid, tropel de cristianos, aupando a lo alto vuestras Rosas. Entregad, envueltos en ellas,
vuestros corazones. Porque el Rosario…, el Rosario…: ¡algo tiene el agua cuando la
bendicen!

Pero tendemos...
Pero tendemos a corromper las aguas más santas. No
hablaré hoy -porque no es el tema- de lo que hacemos
con los sacramentos: hablaré de lo que hacemos con el
Rosario.
Nos encontramos de ordinario con Rosarios que nos
dejan sin aliento, aquellos cuya principal preocupación es
acabarse cuanto antes. Entro en una parroquia, y oigo
rezar el Rosario: todo seguido, sin nada de
contemplación, a barullo. Pues no, señor.

1
Señores...
Señores: esto no es el Rosario. Si no hay contemplación, no hay Rosario, y se parecen más
al Rosario diez minutos de meditación de los misterios que la recitación de cincuenta
avemarías, sin contemplación, en media hora. ¿Por qué? Porque el Señor se quejaba de que
“este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí” (Mc 7,6;
cfr. Is 29,13). Porque Él dijo: “Llega la hora, y es
esta, en la que los verdaderos adoradores
adorarán al Padre en espíritu y en verdad.
Porque así son los adoradores que Dios
busca” (Jn 4,23). Preguntas como lanzas,
rosariantes hermanos: ¿cuál es el elemento del
Rosario que nos hace “adorar en espíritu, adorar en
verdad”?: ¿la recitación o la contemplación?
Preguntas como lanzas: quien no adora “en
espíritu y en verdad” ¿cómo adora?
Yo respondo que en carne y en mentira. Y que no
concibo el Rosario sin una u otra forma de
contemplar los misterios, y el que los contempla
está rezando el Rosario “en verdad”. El otro reza
avemarías. No está mal. Pero no es Rosario, ni
oxigena los pulmones del espíritu… "en verdad".
Ya lo digo: rezar cuatro partes del Rosario sin
contemplar los misterios es rezar una parte muy
pequeña del Rosario. Quizá por ahí ande la
diferencia principal entre la oración y el rezo.
Y os doy mi fe y levanto testimonio de que el
Rosario bien rezado es una experiencia altamente felicitante; de que mi convicción es que
se conoce más a nuestra madre rezando el Rosario que leyendo libros (aunque hemos de
leer muchos); de que así dejo que mi Señor y mi Señora se apoderen de mi vida, por la vía
de la contemplación para la transformación de la vida; por el trasvase de sus dos vidas a la
menesterosa vida mía, que "tiene ansia de ti, como tierra reseca, agotada, sin
agua" (Sal 63,2).
Vayamos, pues, haciendo camino del Rosario fonético (o robótico) al Rosario de vida (y de
mucha vida) del que se trataba desde el principio.
Quisiera (pero mucho)...
Quisiera invitar a los rosariantes profundos a que sean apóstoles de esto. Estoy convencido
de que hoy urge una tarea de sanear el Rosario que hemos petrificado, tarea más
importante, incluso, que la de ganar numéricamente más gente para esta devoción. Id,
pues; y allá donde tengáis que oír esos rosarios horrorosos, hablad (incluso en público),
con amabilidad y humildad, de la necesidad de entregar el corazón, y no la farsa, de la de
contemplar más que fingir.

2
Resucitemos juntos el Rosario.
Y varios aspectos que faltan aquí, los tenéis en la Máquina de maravillas, o el Rosario
rezado de verdad1.

Qué
Solo falta adaptar unas palabras de la Carta mariana IX (octubre de 2019):

Hoy se trata de dar un paso más, y proporcionar a los amigos rosariantes una ayuda
para tal contemplación. Se trata de realizarla a través de los dos medios más
excelentes: la Sagrada Escritura y el silencio.
El Rosario de la Biblia, lo encontraréis con esta Carta, en documento aparte. Unas
pocas explicaciones prácticas, las encontráis en el mismo subsidio.
Quisiera sugeriros que, si os parece útil, le dieseis difusión. Me parece que es una
buena manera de servir a la causa del Rosario de nuestra Señora; me parece que la
mejor forma de promover que los cristianos contemplen estos misterios es ponerles
una guía entre las manos.

1
Cartas marianas I y II, de febrero y abril de 2018. Las enviaré a quien me las pida.
3

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