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DIEZ RAZONES BÍBLICAS POR LAS CUALES SER AGRADECIDOS

Luis Floriano. IPD. Nov. 24, 2019

Introducción
Esta semana celebramos en los EE.UU. el día de acción de gracias. Este día festivo se
originó a causa de la provisión de Dios para los primeros peregrinos que vinieron de
Europa a este país. Ellos el primer invierno perdieron a muchos de sus seres queridos a
causa del frío y el hambre. Pero Dios les dio gracia a los sobrevivientes delante de los
ojos de los nativos quienes les dieron semillas y les enseñaron a trabajar la tierra y a cazar
animales comestibles. Muchos de los primeros peregrinos eran creyentes como nosotros.
En años posteriores ellos también oraron a Dios en tiempos de sequía y el Señor les dio
lluvias. Desde entonces en este país se da gracias a Dios. Por desgracia, en la actualidad
se celebra este día festivo pero la gente ya no lo hace tomando en cuenta al Señor
Jesucristo quien nos da todo. Nosotros como cristianos debemos recodar entre todas las
posibles razones para estar agradecidos, aquellas que son BÍBLICAS. Por esto, hoy
vamos a recordar diez razones BÍBLICAS por las cuales estar agradecidos.
DIEZ RAZONES BÍBLICAS POR LAS CUALES SER AGRADECIDOS
Debemos dar gracias al Señor...
1. Por el privilegio de servirlo.
a. En este sentido David y los levitas de su tiempo nos sirven de ejemplo cuando
el Arca del pacto fue trasladada a Jerusalén.
1 Crónicas 16:4 Y designó a algunos levitas como ministros delante del arca
del SEÑOR, para que celebraran, dieran gracias y alabaran al SEÑOR, Dios de
Israel.
El rey David hizo todos los preparativos para traer el Arca del Pacto de Dios a
la ciudad de Jerusalén. Esto implicó un gran trabajo. Cuando llegó el día de
celebrar este hecho, David organizó levitas para darle gracias al Señor. Como
parte del ministerio de los levitas había sido transportar el tabernáculo
mientras estuvieron en el desierto, una vez que el Arca del Pacto se estableció
en Jerusalén y que todo fue preparado para la construcción del templo David
estable que ahora los levitas tendrán el ministerio de darle gracias a Dios por
medio de cantos y alabanzas bien organizadas.
1 Crónicas 23:25-26 Porque dijo David: El SEÑOR, Dios de Israel, ha dado
reposo a su pueblo, y El habita en Jerusalén para siempre. Y además los
levitas ya no tendrán que llevar el tabernáculo y todos los utensilios para su
servicio.
1 Crónicas 23:30 Y han de estar presentes cada mañana para dar gracias y
para alabar al SEÑOR, y asimismo por la noche.
b. Nosotros también debemos estar agradecidos de servir al Señor.

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El ministerio no es un derecho que Dios nos da por causa de nuestros méritos,
es una acto de Su misericordia hacia nuestras vidas.
2 Corintios 4:1 Por tanto, puesto que tenemos este ministerio, según hemos
recibido misericordia, no desfallecemos.
Ya que Dios nos da el privilegio de servirlo a pesar de no merecerlo, debemos
estar muy agradecidos. ¿Está usted agradecido de poder servir al Señor en
cualquier cosa que Él le concede?
2. Por el privilegio que nos da de ofrendarle.
a. Una vez más David y los israelitas son un buen ejemplo de esto.
1 Crónicas 29:13-14 Ahora pues, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos
tu glorioso nombre. Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que
podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas
las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos.
David y todo el pueblo de Israel donaron muchos dinero y bienes para la
construcción del templo, y ellos comprendieron que eso era un privilegio.
b. Dar ofrendas al Señor es un privilegio no una carga para los creyentes.
2 Cor. 8:3-4 Porque yo testifico que según sus posibilidades, y aun más allá de
sus posibilidades, dieron de su propia voluntad, suplicándonos con muchos
ruegos el privilegio de participar en el sostenimiento de los santos;
¿Considera usted que diezmar y ofrendar es un gratificante privilegio o que es
una desagradable obligación?
3. Por sus promesas de esperanza en medio de nuestras pruebas.
a. En 2 Crónicas 20:1, 14-15, 20-21 se nos narra cómo el rey Josafat de Judá
ordenó que dieran gracias al Señor por que para siempre es su misericordia.
La palabra misericordia en hebreo se refiere a la fidelidad de Dios a su pacto
por amor a su pueblo (heb. jesed). El rey dijo esto porque Dios les había
prometido por medio de un profeta que les daría la victoria de sus enemigos
que los amenazaron (v. 1, 14-15).
2 Corintios 1:20 Pues tantas como sean las promesas de Dios, en El todas son
sí; por eso también por medio de El, Amén, para la gloria de Dios por medio
de nosotros.
b. Nosotros también enfrentaremos grandes desafíos en nuestra vida. En la
Escritura Dios nos ha dado promesas fieles para sostenernos en medio de las
pruebas. Cuando nos aferramos a ellas, comprobamos la fidelidad del Señor, y
eso amerita nuestra gratitud. ¿Cuál fue la última promesa que usted abrazó de
parte del Señor? ¿Ya le dio gracias?
4. Por el privilegio de reconciliarnos con Él después de tiempos de frialdad
espiritual.
2 Crónicas 30:22 Entonces Ezequías habló al corazón de todos los levitas que
mostraban buen entendimiento en las cosas del SEÑOR. Y comieron durante

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los siete días señalados, sacrificando ofrendas de paz y dando gracias al
SEÑOR, Dios de sus padres.
a. El pueblo de Dios después del rey Salomón se apartó constantemente detrás
de los ídolos. Pero después de un largo periodo de enfriamiento Dios levantó
al rey Ezequías. Este hombre dirigió a su nación en volverse de regreso a
Dios. Como parte de ese avivamiento él ordenó en 2 Crónicas 30:22 que se
diera gracias a Dios. Vemos el mismo patrón en Nehemías 11:17. El pueblo
de Dios había estado cautivo en Babilonia por sus pecados. Pero Dios por
medio de Nehemías obró un retorno a Jerusalén y la reconstrucción del muro.
Luego, Nehemías ordenó al pueblo que dieran gracias a Dios.
b. Los creyentes a veces experimentan periodos de frialdad espiritual en sus
vidas por causa de sus pecados. Una forma de volver al fervor del Señor es
siendo agradecidos por el privilegio de volvernos a Él. ¿Necesita usted
volverse al Señor de todo su corazón? Comience dándole gracias por darle ese
privilegio.
5. Por su fiel provisión de alimentos.
Mat. 15:36 y tomó los siete panes y los peces; y después de dar gracias, los partió y
empezó a darlos a los discípulos, y los discípulos a las multitudes.
Aun el mismo Señor Jesucristo daba gracias por los alimentos que Dios le concedía.
No solamente lo hacía cuando estaba en su casa, Él dio gracias delante de todos
cuando Dios proveyó de comer a multitudes cuando estaban en el campo. Nosotros
debemos ser agradecidos por los alimentos que Dios nos da. ¿Da usted gracias a Dios
por los alimentos antes de consumirlos? ¿Se avergüenza de hacerlo cuando está fuera
de su hogar o de la iglesia?
6. Por la muerte de Cristo simbolizada en la cena del Señor.
Mat. 26:27-28 Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo:
Bebed todos de ella porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por
muchos para el perdón de los pecados.
Cristo dio gracias por la copa que simbolizaba su sangre que sería derramada por
nuestros pecados. ¿Da usted gracias por el sacrificio de Cristo? ¿Con qué frecuencia?
7. Por el privilegio de ver a Jesús como el Señor y Salvador.
Lucas 2:36 nos dice que hubo una mujer llamada Ana. Ella se casó siendo joven y
después de siete años de matrimonio quedó viuda. Cuando ella tenía ochenta y cuatro
años Dios le había dicho en revelación profética que vería al Mesías. En ese tiempo
María llegó con Jesús al octavo día de nacido al templo. La respuesta de Ana a Dios
por el privilegio de haber conocido al que sería el Señor y Salvador de Israel fue
acción de gracias.
Lucas 2:38 Y llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios, y hablaba
de El a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

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2 Cor. 4:4 En los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los
incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es
la imagen de Dios.
Las escrituras dicen en 2 Cor. 4:4 dicen que todos somos espiritualmente ciegos y no
podemos reconocer a Cristo como quien Él realmente es. Pero cuando Dios nos
ilumina los ojos del corazón (Ef. 1:18) podemos verlo y aceptarlo.
Efesios 1:18 Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que
sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de
su herencia en los santos.
Por eso deberíamos de estar agradecidos como Ana, que Dios nos dejó ver a Jesús
como el Señor y Salvador prometido, aunque nosotros con los ojos de la fe (1 Pedro
1:8).
1 Pedro 1:8 a quien sin haberle visto, le amáis, y a quien ahora no veis, pero creéis en
El, y os regocijáis grandemente con gozo inefable y lleno de gloria.
8. Por el privilegio de ser sanados de la lepra espiritual del pecado.
En Lucas 17 se nos narra la ocasión en que diez leprosos llegan al Señor Jesús
pidiendo sanidad. Él les da instrucciones de lo que deben hacer y al obedecer ellos
quedaron sanos. Pero solo uno de ellos que por cierto era samaritano volvió para dar
gracias al Señor.
Lucas 17:16 Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era
samaritano.
La lepra en Israel era el mejor recordatorio visual de los efectos del pecado en la vida
de la gente. La sanidad de la lepra de ese hombre nos sirve a los creyentes para
entender no solamente que Cristo murió por nuestros pecados, sino que también nos
los perdonó por medio de la fe en su nombre. Por eso estamos sumamente
agradecidos, porque reconocemos nuestra condición perdida. No debemos dar gracias
por considerarnos justos como el fariseo de Lucas 18:11
Lucas 18:11 El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy
gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni
aun como este recaudador de impuestos.
En lugar de estar agradecido por la gracia de Dios en su vida, este hombre estaba
agradecido por su orgullo personal. Dar gracias por eso no deja nada bueno de parte
de Dios, pero si el reconocer nuestra condición irremediable que Cristo solo pudo
sanar. ¿Es usted una persona orgullosa o una persona humilde y agradecida por la
misericordia de Dios en su vida?
9. Por que el Señor oye nuestras oraciones.
Juan 11:41 Entonces quitaron la piedra. Jesús alzó los ojos a lo alto, y dijo: Padre, te
doy gracias porque me has oído.
El Señor Jesús dio gracias al Padre cuando oyó su oración para resucitar a Lázaro.
¿Cuantas oraciones usted recuerda que Dios le ha concedido? ¿Da usted gracias por

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eso? No se canse de dar gracias y mantenga un registro claro de las veces que Dios le
ha respondido para no olvidar darle gracias.
10. Porque es nuestro deber.
Si todo lo anterior no fuera suficiente, nosotros le damos gracias porque es nuestro
deber a causa de tres verdades.
a. Es nuestro deber dar gracias a Dios en primer lugar porque Dios él nos ha
creado.
Rom. 1:21 Pues aunque conocían a Dios, no le honraron como a Dios ni le
dieron gracias, sino que se hicieron vanos en sus razonamientos y su necio
corazón fue entenebrecido.
Es claro que Dios espera de todas sus criaturas que lo honren como a Dios y le
den gracias.
b. En segundo lugar, es nuestro deber como cristianos porque él nos ha salvado
para su reino eterno.
Heb. 12:28 Por lo cual, puesto que recibimos un reino que es inconmovible,
demostremos gratitud, mediante la cual ofrezcamos a Dios un servicio
aceptable con temor y reverencia.
c. En tercer lugar es nuestro deber darle gracias porque Él nos ha dado su
Espíritu para llenarnos.
Ef. 5:18, 20. Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed
llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos
espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; 20 dando
siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el
Padre.
A los creyentes se nos manda ser llenos del Espíritu del Señor. Una de las
primeras evidencias de serlo es dar siempre gracias a Dios por todo en el
nombre de Cristo.
Conclusión
En esta semanas de acción de gracias hagamos la disciplina de dar cada día gracias a Dios
por todo y especialmente por las razonas bíblicas que él nos recalca. (Invitar a las
personas a convertirse a Cristo o a consagrarse a su servicio). Orar dando gracias por Su
Palabra.

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