Sei sulla pagina 1di 88

Odisea de Homero. Canto 18.

Traducción y notas de Marta Alesso


----------------------------------------------------------------------------

Los pretendientes maltratan a Odiseo-mendigo1

INGRESO DEL MENDIGO IRO (1-65)

Llegó un mendigo del pueblo que solía limosnear


por la ciudad de Itaca y sobresalía por su vientre insaciable,
por comer y beber sin medida. No tenía vigor
ni fuerza, pero su aspecto era imponente a primera vista.
Su nombre era Arneo2, según se lo puso su señora madre 5
el día de su nacimiento, pero lo llamaban Iro todos los jóvenes
porque solía andar con chismorreos cuando cualquiera lo mandaba3.
Cuando llegó, empezó a perseguir a Odiseo por la casa
y lo insultaba pronunciando aladas palabras:
«Viejo, sal del pórtico4, no sea que te arrastre por el pie. 10
¿No te das cuenta que todos me hacen guiños
Y me incitan que te arrastre? Yo, sin embargo, siento vergüenza.
Conque ¡arriba!, que nuestra disputa no llegue a las manos».
Y mirándolo con inquina le replicó el muy astuto Odiseo:
«Desdichado, ni te hago daño ni te dirijo la palabra, 15
y no tengo envidia si alguien te da, aunque recojas muchas cosas.
Este umbral tiene cabida para los dos y no es conveniente
envidiar lo ajeno. Me parece que eres un vagabundo,
como yo, y son los dioses los que se ocupan de otorgar fortuna.
Pero no me provoques a luchar, no sea que me irrites5 20
y, aunque soy viejo6, te cubra el pecho y los labios
de sangre. Así de este modo lograría más tranquilidad
para mañana, pues no creo que volvieras

1
El canto 18 es la continuación del día más largo de Odisea: el trigésimo noveno. Consta de tres extensas
escenas: 1.- la contienda de Odiseo con Iro (vv. 1-157); 2.- la presencia de Penélope ante los pretendientes y
Odiseo (vv. 158-303); 3.- el hostigamiento de los pretendientes al falso mendigo (vv. 304-428).
2
La etimología del nombre real del mendigo Iro ha sido objeto de especulaciones (cfr. A Commentary on
Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK
(1992: 47). Hay una tendencia en Odisea a usar nombres etimológicamente significativos. Los escolios
sugieren una derivación de la palabra «oveja», –arneás–, por tanto Arnaîos significaría «como una oveja»,
es decir, «tonto». Una interpretación de Homerische Personennamen de Hans VON KAMPTZ (1982: 285-286)
dice que provendría de la ciudad Árne en Beocia (que se menciona en Ilíada 2, 507 y 7, 9).
3
Iro es el masculino de Iris, la mensajera de los dioses en la Ilíada (3, 121; 5, 365; 8, 409 y 425; 11, 210; 18,
166), de ahí la ironía del apodo por andar el mendigo como correveidile entre los pretendientes. Iris en
realidad no tiene una historia mitológica propia, sino que se define por su función, ir de un lugar a otro. Platón
(Cratilo 408b) afirma que su nombre proviene de eírein (hacer una fila o cadena –de mensajes–). La irrupción
de Iro en escena es intempestiva, se puede comparar a la aparición de Elpenor en el Hades en11, 51, a la del
adivino Teoclímeno en 15, 223, al encuentro de Odiseo y Eumeo con Melantio en 17, 212.
4
«Pórtico» traduce próthyron, que se refiere normalmente al espacio a la entrada de la aulé o patio interno
(3, 493 e Ilíada 24, 323), pero aquí designa la entrada al mégaron (como en vv. 101 y 386; 21, 299).
5
La contienda entre Odiseo e Iro es una parodia de una pelea seria: primero los contendientes intercambian
insultos (vv. 9-33); se preparan para la lucha (vv. 66-67); reciben ayuda de una divinidad (vv. 69-70); el
vencido «muerde el polvo» (véase v. 98a, que es fórmula tomada de Ilíada 16, 469a); el vencedor se jacta de
su victoria (vv. 104-107). Es posible que Iro represente simbólicamente a los pretendientes en su conjunto
(cfr. «Odyssey 18. Iros as a Paradigm for the Suitors» de Daniel LEVINE, 1982), por su afección a comer y
beber bienes ajenos y su grosería y aversión hacia el falso mendigo. Esta riña puede ser muy bien una
prefiguración de la derrota final en manos de Odiseo; de hecho, Telémaco pone en relación con claridad, en
vv. 235-242, el destino de Iro con el de los pretendientes.
6
La oposición joven-viejo juega un papel importante en esta confrontación (véanse vv. 10, 27, 31, 52-53).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

por segunda vez al palacio de Odiseo Laertíada».


Y enfurecido le contestó Iro el vagabundo: 25
«¡Ay, ay, de qué manera atropellada parlotea este parásito7
como una vieja en la cocina! Para él podría yo planear
destrozarlo con mis manos y por el suelo todos los dientes
de su boca desparramar, como a un jabalí que devora el sembrado8,
Apriétate el cinturón para que todos vean que luchamos; 30
aunque ¿cómo podrías luchar tú con un hombre más joven?».
Así los dos, delante de las elevadas puertas,
sobre el pulido umbral9, con furia crecían en su rencor
La sagrada fuerza de Antinoo10 oyó a los dos
y echándose a reír11 empezó a convocar a los pretendientes: 35
«Amigos, nunca hasta ahora nos había tocado en suerte
un entretenimiento como el que un dios nos ha traído a esta casa.
El forastero e Iro están riñendo uno contra otro
y van a luchar con las manos. Así que forcémoslos rápido».
Así dijo y todos acudieron entre risas; 40
Y se pusieron alrededor de los andrajosos mendigos
y en medio de ellos habló Antinoo, hijo de Eupites:
«Escúchenme, ilustres pretendientes, mientras hablo.

7
«Parásito» traduce molobrós, adjetivo inusual que se aplica dos veces en Odisea y las dos a Odiseo en
disfraz de mendigo (la otra, en 17, 219). El término tiene varias acepciones, siempre asociadas a la idea de
mendicidad, en la Gramática de Aelio Herodiano, Schematismi Homerici 77, en el siglo II. Una nota
específica sobre el término fue publicada hace unos cuarenta años: “The Meaning of ΜΟΛΟΒΡΟΣ in Homer”
de Effie COUGHANOWR (1979: 229-230).
8
Desparramar los dientes del jabalí suena como una amenaza extraña, ha sido explicada por los Scholia de
Eustacio como reminiscencia de una ley de Chipre que permitía al granjero que encontrara a un cerdo salvaje
comiendo sus granos sacarle todos los dientes. Quizá la ley no existiera, pero sí pudo ser una costumbre de
los agricultores para proteger sus cultivos incluso de los cerdos domésticos.
9
La mención del umbral, reiterada en numerosas ocasiones a partir de aquí (17, 339, 413, 466 y 573; 18, 17,
33 y 110; véase nota a 17, 339), junto con otras referencias a la entrada («pórtico» en v. 32 y en 17, 297)
construye un énfasis acumulativo en la posición liminal del mendigo, en este caso, paradojalmente, el amo
del palacio. El estado de transición entre estar fuera y dentro de la casa puede ser interpretado como uno de
los «ritos de pasaje» a los que fue afecta la antropología desde comienzos del siglo XX. Cfr. Los ritos de
paso de Arnold VAN GENNEP (1986) y El proceso ritual de Víctor W. TURNER (1988). Odiseo-mendigo se
sienta junto al umbral en 20, 258. En 21, 43, 124 y 149 se asocia con el arco de Odiseo y los esfuerzos
infructuosos de tensarlo; con el uso exitoso del arco en manos del héroe contra los pretendientes en 22, 2, 72,
76 y 203 y en 22, 127 y 182, con otras instancias de la contienda.
10
La fórmula «la sagrada fuerza de», adjudicada aquí a Antinoo, se aplica a Alcinoo siete veces (en 7, 167;
8, 2, 4, 385 y 421; 13, 20 y 24) y solo en Odisea, no aparece en Ilíada. Su origen es oscuro, aunque sin duda
se trata de una metonimia que alude al carácter de un personaje refiriéndose a su fuerza.
11
La risa de Antinoo –desde este punto hasta su muerte en el canto 22–, la de los pretendientes en conjunto
y también la de las siervas, son instancias grotescas y hasta siniestras que prefiguran la risa estruendosa y
lunática del festín en 20, 345-349. En vv. 40, 100 y 111, los pretendientes ríen por el espectáculo de la riña;
en v. 320, las siervas carcajean frente a su señor sin reconocerlo; en v. 350 Eurímaco quiere hacer reír a sus
compañeros; en 20, 6-8, las siervas ríen unas con otras cerca de donde duermen con sus amantes; en 20, 358
los pretendientes ríen en la cara de Teoclímeno por sus palabras proféticas; en 20, 374 se burlan de los
huéspedes de Telémaco; en 20, 390, ríen mientras preparan su última cena; en 21, 376 ríen por última vez.
Contrasta esta risa impertinente y soez con la sonrisa de Telémaco en 16, 476 y la reflexiva de Odiseo en 20,
301-302, que, como la de Menelao en 4.609 es signo de superioridad de carácter. Cfr. «The Laughter of the
Suitors in Odyssey 20» de Marianthe COLAKIS (1986).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Hay sobre las brasas unos vientres12 de cabra, los que para la cena
hemos dejado, rellenándolos de grasa y de sangre. 45
Cualquiera de los dos que venza y resulte más fuerte
la que elija podrá levantar y llevársela.
Y siempre podrá participar de nuestro banquete y a ningún otro
mendigo permitiremos que se nos acerque a pedir».
Así se expresó Antinoo y a ellos agradó su palabra. 50
Entonces les dijo con intención engañosa el muy astuto Odiseo:
«Amigos, no es posible que con un hombre más joven pueda
luchar un viejo, abrumado por la miseria, pero el vientre
me empuja –inoportuno– a que sucumba ante sus golpes.
Pero vamos, presten todos un firme juramento 55
que ninguno, por favorecer a Iro me agarrará con mano pesada
y me golpeará a traición, haciéndome sucumbir por la fuerza».
Así dijo, y todos ellos juraron como les había pedido.
De modo que cuando juraron y habían completado su juramento13
habló entre ellos la sagrada fuerza de Telémaco14: 60
«Forastero, si te impulsan tu corazón y tu valeroso ánimo
a defenderte de ese, a ningún otro de los aqueos
temas, pues tendrá que luchar con muchos quien te lastime.
Yo soy quien te hospeda y consienten los dos señores,
Antínoo y Eurímaco, discretos ambos15». 65

PELEA DE LOS MENDIGOS: IRO Y ODISEO DISFRAZADO (66-116)

Así dijo, y todos lo aprobaron. De modo que Odiseo


Se ajustó los harapos a su cintura y dejó al descubierto los muslos
Hermosos y grandes y quedaron a la vista sus anchos hombros,
su torso y sus brazos robustos. Por su parte, Atenea
se le puso cerca y fortaleció los miembros del pastor de pueblos16. 70
Todos los pretendientes se asombraron en extremo
Y así decía uno al verlo a quien tenía a su lado:
«Pronto este Iro va a dejar de ser Iro17 y tendrá su merecido,
¡menudos muslos deja ver el viejo a través de sus harapos!».
Así decían y a Iro le dio un vuelco de mala manera el corazón. 75
Pero aun así los servidores le ajustaron la ropa y lo arrastraron,
lleno de temor. Las carnes le temblaban en todo el cuerpo.
Entonces Antínoo le dijo su palabra y lo llamó por su nombre:

12
«Vientres» traduce literalmente gastéres, pero se refiere sin duda a tripas rellenas de sangre y grasa
conocidas con el nombre de «morcillas». A causa de este verso se ha adjudicado a Grecia el origen de este
embutido. No obstante, es este un alimento bastante común en zonas rurales, asociado a la matanza del cerdo
(aunque acá dice que es tripa de cabra), que recibe distintos nombres según las regiones: boudin en Francia,
Blutwurst en Alemania, sanguinaccio en Italia, moronga en algunos países de América latina.
13
Este juramento solemne se va a demostrar innecesario, porque los pretendientes tardan poco en mutar su
preferencia por Iro en favor del mendigo recién llegado.
14
Esta fórmula, semejante a la de v. 34 (véase nota) se repite siete veces (aquí y en v. 405; 2, 409; 16, 476;
21, 101 y 130; 22, 354) en Odisea.
15
Este verso parodia Ilíada 3, 148: «Ucalegonte y Antenor, discretos ambos».
16
Atenea deshace temporariamente las marcas corporales que había impreso en Odiseo en 13, 430-433.
17
Debe entenderse «Iro va a dejar de ser nuestro mensajero»; véase etimología del nombre Iro en nota a v.
8.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

«¡Ojalá no existieras, fanfarrón18, ni hubieras nacido!,


si tan tembloroso estás y tienes miedo a este, 80
a un viejo agobiado por la miseria que le ha dado alcance.
Pero te voy a decir algo que se va a realizar:
Si este te vence y resulta ser más fuerte,
te enviaré al continente, después de haberte metido en negra nave
al rey Equeto19, exterminador de todos los mortales, 85
para que te corte la nariz y las orejas con agudo bronce
y te arrancará las pelotas y se las dará a los perros para que se las coman20».
Así dijo, y todavía más el temblor se apoderó de sus miembros
y lo arrastraron hacia el centro. Y los dos alzaron los puños.
Entonces dudó el sufridor, el divino Odiseo, 90
entre derrumbarlo de forma que su alma lo abandonara al caer
o zamarrearlo de modo más suave y dejarlo tendido en el suelo.
Y así le pareció mejor mientras lo pensaba
zamarrearlo más suave, para que los aqueos no sospecharan.
Ambos levantaron los puños y lo golpeó en el hombro derecho, 95
Iro a Odiseo, y este le golpeó el cuello bajo la oreja y los huesos dentro
le trituró. Al punto brotó de su boca la oscura sangre
y cayó en el polvo gimiendo21. Hacía rechinar los dientes
mientras pateaba contra el suelo, y los ilustres pretendientes
levantaban sus brazos y se morían de risa22. Entonces Odiseo 100
lo arrastró por el pórtico agarrado por el pie, hasta llegar al patio
y a las puertas de la galería. Contra el muro del patio
lo dejó sentado y le puso el bastón entre las manos
y le habló dirigiéndole estas aladas palabras:
«Quédate ahí sentado para espantar a cerdos y perros, 105
y no pretendas ser comandante de forasteros y mendigos,
mísero como eres, no sea que atraigas un mal todavía mayor».
Así diciendo le echó sobre los hombros el zurrón mugriento,
con agujeros en muchas partes y con una correa retorcida23,

18
«Fanfarrón» traduce bougáios, solo aquí y en Ilíada 13, 824, también en caso vocativo, en boca de Héctor
contestándole a Áyax que le ha dicho que dentro de poco solo pensará en huir de los aqueos. Los escolios de
Eustacio señalan que el significado en uno y otro poema es muy diferente. De hecho, aquí Iro no ha estado
fanfarroneando sino temblando de miedo. Pueden percibirse las raíces de «buey» –boûs– y «tierra» –gaîa–,
de modo que el epíteto pudiera traducirse «el que trabaja la tierra como un buey», aunque es una calificación
poco adecuada para un mendigo.
19
Solo aparece en Odisea (véase v. 116 y 21, 308). Si atendemos a su etimología, significa «el que retiene»,
pero en general se entiende que es una especie de «cuco» para personas mayores de carácter simplón. Los
escolios identifican a Equeto como «tirano de los sicilianos»; véase nota a 20, 383.
20
La fórmula de vv. 86-87 se repite en 22, 475-476 en el personaje de Melantio que será mutilado de este
horrible modo.
21
La fórmula se usa en Homero siempre referida a un animal herido mortalmente (véase 10, 163; 19, 454 e
IIíada 16, 469). La amenaza que había hecho Iro en vv. 27-29 recayó sobre su propia boca y dientes.
22
La traducción es literal y sorprende la similitud con la expresión idiomática contemporánea. No obstante,
se puede entender que la metáfora preludia el modo de morir de los pretendientes; véase 20, 346-349.
23
Los vv. 108-109 describen con precisión la vestimenta de un mendigo, en este caso es Iro, pero recuerdan
la escena en que Atenea transformó a Odiseo: el v. 109 es una fórmula que proviene de 13, 438 (véase nota);
vv. 108-109 se repitieron en 17, 197-198 describiendo a Odiseo. En realidad, muchas acciones pronosticadas
para Odiseo-mendigo recayeron sobre Iro: Odiseo mencionó en 16, 276 que podrían arrastrarlo por los pies
(como a Iro en v. 101) y Antinoo lo amenazó también con la misma acción, en 17, 479-480.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Volvió al umbral y se sentó. Los pretendientes entraron 110


riendo con placer y lo felicitaban con palabras:
«Que Zeus te dé, forastero y también los demás dioses inmortales
lo que más desees y sea apreciado a tu corazón,
pues has hecho que este insaciable deje de vagabundear
por el pueblo. Pronto lo llevaremos al continente, 115
al rey Equeto24, exterminador de todos los mortales».

DIÁLOGO DE ANFÍNOMO Y ODISEO (117-157)

Así decían y el divino Odiseo se alegraba con semejante fama.


Antínoo le puso al lado un gran vientre relleno de grasa y sangre
y Anfínomo25 puso a su lado dos panes que tomó de una cesta. 120
En su copa de oro le ofreció vino y dijo:
«Salud, padre forastero; ¡ojalá seas en el futuro
muy feliz!, pues ahora estás envuelto en numerosas desdichas26».
Y contestándole afirmó el muy astuto Odiseo:
«Anfínomo, en verdad me pareces discreto27, 125
pues hijo de tal padre eres, he escuchado sobre su fama,
Niso de Duliquia, que es bravo y rico.
Dicen que eres su hijo y pareces un hombre educado.
Por eso te voy a hablarte –préstame atención y escúchame–:
nada más endeble que el hombre cría la tierra 130
de todos cuantos seres en este suelo respiran y se agitan.
Nunca se da cuenta de que en el futuro va a recibir desgracias,
mientras los dioses le prestan virtud y sus rodillas lo sostienen.
Pero cuando los dioses felices le envían desdichas,
tiene que soportarlas con ánimo paciente aunque no quiera. 135
Así es que el pensamiento de los hombres sobre la tierra,
tal como cada día los guía el padre de hombres y dioses.
Yo también en un tiempo pensaba ser feliz entre los hombres,
pero cometí muchas imprudencias cediendo a mi fuerza y mi poder
por confiar en mi padre y mis hermanos28. 140
»Mas ojalá ningún hombre fuera jamás injusto,
sino más bien guarde en silencio los dones que los dioses le otorguen.
»¡Cuántas imprudencias veo cometer a los pretendientes
cuando saquean los bienes y deshonran a la esposa

24
Véase nota a v. 85.
25
La introducción de Anfínomo en escena es un tanto intempestiva, no se lo ha mencionado desde el canto
16. Recordemos que a partir de 16, 394 (véase nota) había sido protagonista cuando disuadió a los otros
pretendientes de matar a Telémaco después de que había fracasado la emboscada que le habían tendido. En
las palabras que profiere en vv. 122-123 y en 414-421 muestra su carácter amable. No obstante oponerse en
20, 245-246 a la intención de sus compañeros de matar a Telémaco, va a ser ultimado por el joven en 22, 89-
98.
26
Idénticas palabras va a expresar el siervo Filetio en 20, 199-200.
27
El discurso de Odiseo de vv. 125-150, dirigido a Anfínomo, es una pieza de retórica con apelaciones al
auditorio (captatio benevolentiae), alguna frase gnómica (v. 130) y numerosas reflexiones filosóficas. La
pieza oratoria muestra que Odiseo ha evolucionado desde un aventurero temerario hasta convertirse en un
hombre que ha aprendido la sabiduría de la moderación.
28
Odiseo recapitula el cuento falaz que relató a Antinoo en 17, 419-444, si bien en la versión anterior no
mencionó a padres y hermanos como aquí, donde desea crear una relación con el padre de Anfínomo,
mencionado en v. 127.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

de un hombre que, te aseguro, de los amigos y de la patria 145


lejos no va a estar. Ya está cerca. ¡Ojalá un dáimon
te saque de aquí y te lleve a casa para que no te enfrentes con él
cuando regrese a su querida tierra patria!;
pues no va a ser sin sangre la contienda entre él, creo,
y los pretendientes, cuando haya regresado a su hogar». 150
Así habló y después de hacer una libación29 bebió el vino dulce como la miel.
Y de nuevo depositó la copa en manos del conductor de pueblos.
[Anfínomo] marchó por el palacio acongojado en su corazón
moviendo la cabeza, pues ya veía en su interior la adversidad.
Pero ni aun así escapó de su destino, que también a él sujetó Atenea30 155
bajo las manos de Telémaco para dominarlo con su lanza por la fuerza.
Y [Odiseo] se sentó de nuevo en el sillón del que se había levantado.

ATENEA PREPARA A PENÉLOPE PARA QUE SE PRESENTE ANTE LOS VARONES (158-205)

Entonces puso en la mente la diosa de ojos glaucos, Atenea,


de la hija de Icario, la prudente Penélope31,
que ante los pretendientes apareciera, para ensanchar32 aún más 160
el corazón de los jóvenes y resultara ella más respetable
que antes cuando estuviera frente a su esposo y a su hijo33.
Sonrió sin motivo34, dijo su palabra y nombró a su sierva:
«Eurínome, mi ánimo desea, como nunca antes,

29
Odiseo completa con la libación el brindis con Anfínomo, que se había iniciado en v. 121. En 122-123, el
pretendiente pronunció auspiciosas palabras hacia el extranjero, a quien le ofreció vino en una copa de oro.
Sus anteriores palabras cierran un patrón ritual diseñado para involucrar el poder de los dioses en el
cumplimiento de los deseos humanos: Odiseo vierte unas gotas y bebe de la copa sobre la que se pronunció
el deseo, luego devuelve la copa a quien se la había ofrecido. Es importante que el lector moderno aprecie
esta secuencia ritual en su estructura formal completa para que perciba los matices religiosos de la
venganza que va a sobrevenir, a la que aluden los vv. 145-150.
30
Extraña prolepsis de la muerte de Anfínomo, que tendrá lugar en 22, 89-98. En17, 360-364, el poeta ya
había adelantado que ninguno de los pretendientes iba a escapar de la muerte, aunque algunos actuaran de
manera noble e indulgente.
31
Los vv. 158-303 refieren una extensa escena en que la protagonista es Penélope. Es una de las contadas
ocasiones en que la señora de la casa sale del tálamo. Se prepara para salir de sus aposentos mediante un
diálogo con Eurínome (vv. 158-186); Atenea la embellece (vv. 187-205); baja al megaron (vv. 206-207); se
ubica en el centro de la sala y aunque velada y custodiada por las siervas despierta el deseo de los
pretendientes (vv. 208-213); hay un intercambio con Telémaco (vv. 214-243) y con los dos líderes de los
pretendientes (vv. 244–301); de nuevo asciende a su habitación (vv. 302-303). Cfr. Penelope’s Renown.
Meaning and Indeterminacy in the Odyssey de Marylin KATZ (1991: 78-93) y ). «Unravelling Penelope: The
construction of the Faithful Wife in Homer’s Heroines» de Elizabeth GREGORY (1996). No olvidemos que
mientras algunos personajes hablan, los otros están presentes en silencio; por ejemplo, durante el altercado
entre madre e hijo (vv. 214-243), los pretendientes están observando callados y el mismo Odiseo, durante la
escena en su totalidad (véase v. 232 y vv. 281-283) y es espectador de esa especie de flirteo de la reina con
sus cortejantes gracias a lo que obtiene regalos (vv. 250-283). Cfr. Regarding Penelope: From Courtship to
Poetics de Nancy FELSON-RUBIN (1994: 55).
32
«Ensanchar» traduce petánnymi, que se usa para «extender las alas» o «abrir las hojas de una puerta».
33
Algunos comentaristas afirman que es posible que estos versos sean el vestigio de una versión anterior en
el que Penélope ya ha reconocido a Odiseo y ahora está actuando en complicidad con su marido para
exterminar a los pretendientes, Cfr. el comentario de Joseph RUSSO en A commentary on Homer’s Odyssey:
Books XVII-XXIV por Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK (1992: 58).
34
La traducción de esta expresión referida a la sonrisa de Penélope desató no pocas discusiones; cfr.
«Penelope's Laugh: Odyssey 18.163» de Daniel B. LEVINE (1983) y «Homeric ἄχρειον» de Jenny Strauss
CLAY (1984).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

aparecer ante los pretendientes por odiosos que me sigan siendo35. 165
Voy a decir a mi hijo un consejo que quizás resulte provechoso36:
que no converse de todo con los arrogantes pretendientes,
quienes por delante hablan bien y por detrás piensan mal».
Eurínome, la despensera, le dirigió su palabra:
«Sí, todo esto hija, lo expresas como conviene, 170
así ve y dile tu consejo a tu hijo y nada ocultes,
pero antes de hacerlo lava tu cuerpo y colorea tus mejillas.
Con el rostro tan empapado en lágrimas,
no vayas. Puesto que es malo lamentarse de continuo.
Tu hijo es ya de esa edad como tú tanto pedías 175
a los inmortales, ya puedes ver que apunta la barba».
Y le contestó la prudente Penélope:
«Eurínome, no digas, aunque estés preocupada por mí,
que lave mi cuerpo y unja mis mejillas con aceite,
porque los dioses que tienen el Olimpo mi belleza 180
echaron a perder el día que aquél se fue en las cóncavas naves.
Pero dile a Autónoe e Hipodamia37
que vengan, para que me acompañen por el palacio.
No quiero presentarme sola ante hombres. Me da vergüenza38».
Así dijo, y la anciana salió después de atravesar el mégaron 185
para decírselo a las mujeres y apremiarlas para que se movieran.
Entonces Atenea, la diosa de ojos glaucos, concibió otra idea:
sobre la hija de Icario derramó dulce sueño
y ella se durmió sentada y todos los miembros se le relajaron
tendida en el diván39. Mientras tanto, la divina entre las diosas 190
le otorgó dones inmortales para que se maravillaran los aqueos.
En primer lugar lavó su hermoso rostro
con ungüento inmortal40 con que Citerea41 de bella corona
se unge, cuando comparte el coro encantador de las Gracias42.
También la hizo más alta y más rozagante a la vista 195

35
Atenea ha infundido en Penélope el impulso inusual de querer bajar a donde están los pretendientes y es
menester explicar la sorprendente decisión a Eurínome. La sonrisa maliciosa del verso anterior es el preludio
de esta explicación.
36
En vv. 158-168 el escenario es el thálamos; diosa y mujer parecieran no coincidir en las razones para el
descenso al mégaron de Penélope: Atenea quiere que seduzca a los pretendientes (vv. 160-162); Penélope
quiere hacer una advertencia a su hijo, que podría haber hecho en privado (vv. 164-168) y no es un motivo
tan imperioso como lo fue en 16, 409-451. Puede que esta sea nada más que la excusa ante Eurínome. De
hecho, Penélope no hace esta advertencia a Telémaco cuando le habla en vv. 215-225.
37
Mencionar a las esclavas por sus nombres propios es una excepción, puesto que las dos siervas que siempre
a cada lado acompañan a Penélope son equiparables a objetos, a accesorios que simbolizan la castidad de la
señora (véase 1, 335), como el velo que cubre su rostro, como objetos del tipo que LATEINER (1995: 256) en
Nonverbal Behavior in Homeric Epic denomina «body- adapters».
38
La expresión demuestra que Penélope se arrepiente de la audacia momentánea inspirada por Atenea. Por
el contrario, se reafirma su debilidad y sensación de vulnerabilidad ante los pretendientes.
39
«Diván» traduce klintér –equivalente al usual klismós–, hápax en el corpus homérico.
40
Ambrosía, usada en este caso como cosmético (véase Ilíada 14, 170).
41
«Citerea» es uno de los títulos de Afrodita (también en 8, 288), como en el canto 5 de Ilíada es «Cipris»
(vv. 330, 422, 458, 760 y 883), títulos que se deben a que según Hesíodo (Teogonía 188-193) inmediatamente
después de nacer de los genitales de Urano cortados por Cronos, se dirigió a la isla Citera primero y luego a
Chipre. Con excepción del Himno homérico a Afrodita, no hay rastro de esta leyenda en Homero, sino que
es hija de Zeus y Dione (Ilíada 5, 370).
42
Véase nota a 8, 364.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

y la hizo más blanca que el marfil tallado43.


Hecho esto, se marchó la divina entre las diosas
Llegaron del mégaron las siervas de blancos brazos,
que se aproximaban con gran alboroto. Y el dulce sueño la abandonó,
se frotó las mejillas con las manos y dijo: 200
«¡Qué blando sopor ha ocultado mi prolongado sufrir!
Ojalá me proporcionara una muerte así de blanda la casta Ártemis44,
ahora mismo, para no seguir acongojada en mi corazón
tanto tiempo consumiéndome, con nostalgia de mi amado esposo
de sus muchas virtudes, pues era el más excelente de los aqueos». 205

PENÉLOPE BAJA AL MÉGARON (206-303)

Así dijo y bajó desde el brillante piso de arriba,


no sola, junto con ella bajaban dos esclavas45.
Cuando ella llegó hasta los pretendientes, la divina entre las mujeres,
se detuvo junto a la columna del techo sólidamente construido,
con un espeso velo sobre las mejillas46. 210
Una esclava fiel a cada lado se ubicó.
A ellos se les debilitaron las rodillas47 y el deseo les hechizó el corazón.
Todos desearon acostarse a su lado en la cama.
Ella por su parte se dirigió a Telémaco, su querido hijo48:
«Telémaco, ya no tienes una voluntad firme ni cordura. 215
Cuando eras niño todavía, mejor guiabas tus propósitos;
pero ahora que eres grande y alcanzaste la medida de la juventud
–y cualquiera pensaría que eres hijo de un hombre feliz
al observar tu talla y tu apostura, aun si fuera de otro sitio–,

43
La blancura es el atributo convencional de la piel de la mujer, tanto en el mundo homérico como en los
posteriores períodos arcaico y clásico. Homero usa el epíteto «de blancos brazos» con frecuencia, adjudicado
en Ilíada a Hera (1, 55 y 208; 5, 711 y 784; 6, 371 y 377; 8, 381 y 484; 14, 277; 15, 78 y 92; 21, 377) y a
Andrómaca (24, 723) y en Odisea a Nausícaa (6, 101, 186 y 251; 7, 12), a Arete (7, 335; 11, 335) y a Helena
(22, 227); en este canto se aplica a als siervas en v. 198. La pintura de jarrones griegos de los siglos VIII y
VII a,C. representa la piel de las mujeres muy blanca y la de los hombres marrón rojiza. El estereotipo
comienza probablemente en las pinturas del palacio minoico.
44
Véase nota a 11, 173. Este deseo de morir va a adquirir mayor fuerza en 20, 80-81 y pone en relación a
Penélope con el concepto de fidelidad al que está indisolublemente unida; así como en Ilíada 6, 345-348 el
deseo de morir de Helena está vinculado a su infidelidad.
45
Los vv. 206-211 repiten 1, 331-335 y a su vez los vv. 207-210 son fórmula en 16, 414-416 y 21, 65-67.
46
La actitud corporal de Penélope puede interpretarse como la manifestación externa de su disposición
interior. Penélope, detrás de su velo, se resiste a ver aspectos la realidad que la circunda y es selectiva para
dirigir su mirada. Hay un significativo contraste en el modo en que Penélope y Odiseo ven y se relacionan
con el mundo que los rodea.
47
Las rodillas son un punto vulnerable del cuerpo en la concepción homérica del hombre como una totalidad
psicosomática. Así como con ellas se expresaba vigor y la confianza en uno mismo, supra, en v. 133, también
el hecho de estar abrumado por una emoción tiene efecto sobre las rodillas. En la Ilíada, las rodillas se aflojan
en numerosos pasajes como resultado de una herida mortal o de un miedo intenso. En Odisea, es esta una
reacción común al miedo (4, 703; 5, 297 y 406; 17, 68; etc.), pero el presente pasaje es único, de poderoso
efecto, porque atribuye la causa del debilitamiento al poder de éros.
48
Los treinta hexámetros que conforman el diálogo entre Penélope y su hijo de vv. 214-243 se ha señalado
como una interpolación desde que lo demostrara Wilamowitz a fines del siglo XIX. Obsérvese que en efecto
el texto ofrece más coherencia si lo eliminamos. Los pretendientes quedan impresionados por la belleza de
Penélope en vv. 212-213, y esa admiración se expresa de manera brillante por boca de Eurímaco en vv. 244-
249. La alocución de Penélope de vv. 215-225 no tiene que ver con su impactante aparición en el mégaron y
sus términos debieran haberse manifestado en privado y no en presencia de todos los pretendientes.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

ya no tienes pensamientos apropiados ni juicio. 220


¡Qué acción es esta que se ha cometido en el palacio!,
¡y tú a este extranjero dejaste ultrajar de esta manera!
¿Cómo puede ser ahora que, si un huésped está en nuestra casa
alojado, pueda sufrir un maltrato tan doloroso?
Para ti sería la vergüenza y el deshonor ante las gentes». 225
Y a su vez Telémaco le contestó con discreción:
«Madre mía, no me quedaré resentido porque estés enojada,
pues yo medito en mi interior y sé muy bien cada cosa,
las mejores y las peores, antes era todavía un niño.
Aunque no puedo pensar en todo con buen juicio, 230
pues me presionan estos, quienes se sientan en uno y otro lado
maquinando maldades, y yo no tengo quien me ayude.
El enfrentamiento entre el forastero e Iro no se resolvió
según la voluntad de los pretendientes49, en fuerza aquél resultó el mejor.
»¡Ojalá –por Zeus padre, Atenea y Apolo– 235
que ahora los pretendientes en nuestro palacio
agacharan sus cabezas vencidos, en el patio unos,
dentro de la casa otros, y se les aflojaran los miembros
de la misma forma que ese Iro en las puertas del patio
está ahora sentado con la cabeza gacha, como un borracho, 240
no es capaz de tenerse derecho ni volver sobre sus pies
a la casa, pues sus miembros se le han aflojado».
Así ellos se decían unos a otros tales cosas.
Y Eurímaco se dirigió a Penélope con palabras50:
«Hija de Icario, muy prudente Penélope, 245
si te contemplaran todos los aqueos de Argos de Yaso51,
serían muchos más los pretendientes que en tu palacio
desde el alba vinieran a comer, pues destacas entre las mujeres
por tu figura y esbeltez y por tu equilibrado entendimiento».
Y le contestó después la muy prudente Penélope52: 250
«Eurímaco, en verdad mi excelencia, mi figura y mi cuerpo
han destruido los inmortales, el día en que hacia Ilión se embarcaron
los argivos y con ellos estaba mi esposo Odiseo.
Si al menos aquel volviera y cuidara de mi vida,

49
Telémaco les imputa a los pretendientes una preferencia por Iro, aunque no fue así en realidad. De hecho,
Antinoo expresa ira contra Iro y cierta simpatía por Odiseo-mendigo, en vv. 79-81. Puede ser que los
pretendientes esperaran que Iro, por ser más joven y de aspecto más fuerte, derrotara al anciano (hasta que se
reveló el físico de Odiseo bajo los harapos, en vv. 67-74) o quizá el hecho de que Odiseo les pidió a los
pretendientes un juramento de no intervención en favor de Iro (vv. 55-58) produjo en Telémaco la impresión
de que había un favoritismo.
50
Eurímaco va a poner en palabras el sentimiento colectivo de los pretendientes, cuyos deseos ya había puesto
en evidencia el narrador en vv. 212-213. Eurímaco es el candidato al matrimonio con Penélope con mayores
posibilidades (véase 15, 16-18).
51
Yaso, rey de Argos, es hijo de Argos Panoptes, el de los cien ojos, y de Ismene, la hija del Asopo. Otros
dicen que era hijo de Triopas y que se repartió el Peloponeso con sus hermanos Pelasgo y Agenor. A Yaso
le tocó toda la parte occidental que incluía la Élide, a la cual, sin duda, se refiere Eurímaco aquí. Cfr.
Apolodoro 2, 1, §30 y Pausanias 2, 16, §1.
52
Es la primera vez que Penélope se ha presentado en el mégaron desde la llegada del mendigo. En el discurso
que sigue, Odiseo va a poder apreciar la manipulación verbal dirigida a los pretendientes. Por esa razón, el
héroe se congratula, en vv. 281-283, de la habilidad de la reina: es la esposa perfecta para Odiseo, usa las
mismas estratagemas.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

mayor sería mi fama y yo sería más hermosa. 255


Ahora estoy afligida, ¡cuánto mal la divinidad me ha echado encima!
Cuando él se marchó al punto de abandonar su tierra patria
me tomó de la mano derecha por la muñeca y me dijo:
Mujer, no creo por cierto que los aqueos de buenas grebas
de Troya vuelvan bien todos y sin sufrir daño alguno 260
pues dicen que en Troya hay hombres valerosos,
tanto los que lanzan la jabalina como los que arrojan flechas
o los que montan caballos de aguda pezuña, los que rápido
pueden decidir una batalla en una guerra de incierto resultado.
Por esta razón no sé si va a librarme un dios o seré destruido 265
en la misma Troya. Ocúpate tú aquí de todas las cosas.
»Presta atención a mi padre y a mi madre en el palacio
como ahora, o todavía más, cuando yo esté lejos.
Y cuando veas que le apunta la barba a nuestro hijo,
cásate con quien quieras y abandona nuestra casa53”. 270
»Así dijo aquél; y todos sus avisos se están cumpliendo.
Llegará la noche en que el odioso matrimonio salga a mi encuentro
Desdichada de mí, a quien Zeus ha arrebatado la felicidad.
Pero esta terrible pena me ha llegado al corazón y al ánimo:
No era tal la costumbre de los pretendientes –antes no lo era–. 275
Los que a una mujer noble, hija de un hombre rico,
tenían deseos de cortejar, rivalizando unos con otros,
eran quienes conducían vacas y rollizas ovejas
para el festín de los amigos de la novia y le daban brillantes regalos54,
pero no intentaban comerse sin pagar la hacienda de otros». 280
Así habló, y se llenó de alegría el sufridor, el divino Odiseo55
porque reclamaba regalos y hechizaba los ánimos
con seductoras palabras, mientras su mente tramaba otras cuestiones.
A ella entonces se dirigió Antínoo, hijo de Eupites56:
«Hija de Icario, muy prudente Penélope, 285
los regalos de aquel de los aqueos que quiera ofrecértelos

53
No sabemos si el discurso de Odiseo que Penélope ha citado en vv. 259-270 es genuino y verdadero o es
un ardid para manipular a los pretendientes. Sobre ello hay gran controversia; cfr. «The Reunion of Penelope
and Odysseus» de Chris EMLYN-JONES (1984: 11) y «Penelope and the Suitors before Odysseus: Odyssey
18.158-303» de Calvin S. BYRE (1988).
54
El discurso que Penélope dirige a Eurímaco, en vv. 251-280, ha avanzado en argumentaciones –falaces o
no– que tienen la evidente intención de desembocar en un pedido de regalos a los pretendientes. Nos
preguntamos cómo Odiseo, que está presente escuchando, puede seguir creyendo en la fidelidad de su esposa
y en la voluntad de no reemplazarlo nunca en su lecho. Es verdad que Atenea ha sido convincente (13, 337-
338 y 379) al respecto, en su momento, y su opinión ha sido corroborada por Eumeo y Telémaco, pero esta
alocución de Penélope, podría hacerlo dudar. No es poco probable la incidencia de una versión anterior en
que la reina ya sabría que Odiseo había regresado y ambos esposos estuvieran actuando en complicidad.
55
Algunos estudiosos no han visto con buenos ojos la alegría de Odiseo por la astucia de su esposa (vv. 281-
283). Por el contrario, otros ven en este comentario la armonía intelectual de la pareja, que es una parte
importante de la concepción de Odiseo del matrimonio ideal, tal como la expresara en 6, 180-185. En Studi
sull' Odissea, Giacomo BONA (1966: 151-152) ofrece una muy buena explicación de estas líneas en relación
con la escena completa.
56
El hexámetro se repite como fórmula diez veces en Odisea, con leves variantes (aquí y en v. 42; en 1, 383;
4, 641 y 660; 16, 363; 17, 477; 20, 270; 21, 140 y 256). No se dan datos del progenitor Eupites, pero lo vamos
a encontrar en el canto 24 (vv. 421-437), arengando a los otros parientes de los pretendientes muertos. Cayó
muerto finalmente por la lanza de Laertes (24, 521-525).
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

puedes recibir –pues no es bueno rechazar un regalo57–,


pero nosotros no iremos al trabajo ni a parte alguna
hasta que tú no aceptes como esposo al mejor de los aqueos».
Así habló Antínoo y a los demás les agradó su palabra. 290
Entonces cada uno envió a un heraldo para que trajera regalos58.
A Antínoo le trajo su heraldo un gran peplo muy bello,
trabajado con bordados. Tenía doce broches, todos
de oro, encajados en ganchos bien curvados.
Un collar a Eurímaco le trajeron al punto trabajado con arte, 295
de oro, con piezas de ámbar engarzadas, como un sol.
Dos zarcillos a Euridamante sus siervos le trajeron
de tres perlas grandes como moras, que reflejaban una gracia intensa.
De casa de Pisandro, el soberano hijo de Polictor,
trajo un sirviente una gargantilla, bello ornamento. 300
Uno y otro entre los aqueos aportaron su hermoso regalo.
Ella entonces subió al piso superior, divina entre las mujeres,
y a su lado las esclavas transportaban los muy hermosos presentes59.

ENFRENTAMIENTO DE ODISEO CON LA SIERVA MELANTO (304-345)

Los pretendientes, a la danza y al excitante canto


se entregaron dando giros y esperaron a que llegara el atardecer, 305
y cuando estaban disfrutando sobrevino el oscuro anochecer60
Entonces colocaron tres hornillos redondos en el palacio
para que los alumbraran61. Y junto a ellos colocaron madera seca,
seca de hace mucho, muy seca, recién cortada con el bronce.
y las mezclaron con antorchas. Se turnaban para alumbrar 310
las siervas del muy sufridor Odiseo. Entonces a ellas
les dijo el de divino linaje, el muy astuto Odiseo:

57
Las costumbres que regulan la entrega y recepción de regalos tuvieron una gran importancia en los tiempos
homéricos y Odisea ofrece variados ejemplos de la magnificencia de los regalos de despedida, por ejemplo,
véase 14, 323-326; 15, 82-86; 19, 272.
58
Los vv. 292-301 conforman un catálogo de los regalos que los pretendientes ofrecen a Penélope. Cada
entrega está precedida por el nombre del donante: Tienen la característica de ser todos objetos para realzar la
belleza de la mujer, el narrador pone énfasis en el valor –oro (vv. 294 y 296) y ámbar (v. 296) – y en la gran
belleza (vv. 292, 300, 301, 303) y brillo (vv. 296 y 298).
59
Se ha pensado que es una interpolación el episodio de vv. 158-303 en que Penélope ha sido protagonista,
es el más largo y la pieza central en la estructura narrativa del canto 18. Hemos observado elementos inusuales
en su composición: Atenea inspiró a Penélope para que se enfrentara a sus pretendientes y los indujera a que
le den regalos. Para lograr este objetivo la diosa la embelleció y los pretendientes en efecto quedaron
poderosamente fascinados. Odiseo disfrutó observando la inteligente manipulación de los jóvenes nobles por
su esposa. A pesar de estas escenas excepcionales en el devenir de Odisea, no creemos que el episodio esté
interpolado y no sea funcional. A partir de él la acción avanza más rápidamente a través de dos escenas cortas
y se resuelve en una coda más breve aún, en vv. 405-428.
60
En 1, 423-424 los pretendientes se habían retirado del palacio de Odiseo después de la puesta del sol. En
este canto, permanecen y continúan el disfrute de la fiesta en casa ajena y participando en otra serie de
incidentes con el mendigo.
61
Una escena con los sirvientes iluminando mediante braseros es inusual en Odisea (véase en 19, 63-64 que
renuevan el fuego en los hornillos) y se menciona aquí con la finalidad de preparar el discurso de Odiseo de
vv. 313-319, en el que se ofrece a hacerse cargo de la tarea de las sirvientas de atender los braseros y de la
chanza de Eurímaco a su costa, en vv. 351-355. Odiseo necesita una excusa para permanecer en el palacio
hasta que pueda hablar con la reina. En 19, 24-30, Telémaco utiliza la tarea de sostener la luz como un
pretexto para mantener a Odiseo/ mendigo dentro de la casa.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

«Siervas de Odiseo, de un señor largo tiempo ausente,


¡vayan hacia las habitaciones de la venerable reina
y junto a ella muevan la rueca y traten de alegrarla 315
sentadas en mégaron, o carden copos de lana con las manos!
Yo me quedaré aquí para proporcionar luz a todos estos.
Aunque quieran esperar aquí a Eos, de hermoso trono62,
no me vencerán. Que yo soy muy resistente».
Así dijo, y ellas se reían mientras se miraban unas a otras63. 320
Desvergonzadamente le replicó Melanto de lindas mejillas64,
(la había engendrado Dolio, pero la crió Penélope
quien como a una hija la cuidaba y le daba juguetes con amor,
pero ni aun así sentía lástima en su corazón por Penélope,
sino que solía acostarse y hacer el amor con Eurímaco). 325
Ella, entonces, replicó a Odiseo con palabras ofensivas65:
«Desdichado extranjero, tienes el entendimiento perturbado66;
Puesto que no quieres ir a dormir a casa del herrero
ni al albergue público67, sino que te quedas aquí y hablas mucho
con osadía, en medio de tantos hombres, y para nada en tu corazón 330
tienes miedo. O el vino te aprisiona la mente o siempre
es así tu modo de pensar y hablas estupideces.
¿Acaso estás eufórico porque venciste a Iro, el vagabundo?
Que no se levante contra ti alguien más poderoso que Iro.
Alguno que reviente la cabeza con pesadas manos 335
y que te despache de la casa bañado en sangre».
Y mirándola con fiereza le dijo el muy astuto Odiseo:
«Perra, voy a ir a contarle a Telémaco lo que estás diciendo,

62
El discurso de Odiseo de vv. 313-319 es agresivo hacia las criadas, tanto en el tono como en el contenido,
y revela la personalidad del amo bajo el disfraz. Obviamente, las esclavas no perciben el verdadero
significado –intricado– de las palabras. La «luz» –phaós– en el verso de arriba en la relación con la «aurora»
–Eos– es una metáfora utilizada en ocasiones para la victoria en la épica homérica (véase Ilíada 6, 6; 8, 282;
16, 95).
63
Aquí y en 20, 8, la risa de las criadas acompaña el abuso hacia Odiseo-mendigo y tiene connotaciones de
impudicia y deshonestidad. Cfr. «"Flens Matrona et Meretrices Gaudentes": Penelope and Her Maids» de
Daniel B. LEVINE (1987).
64
Melanto es la versión femenina de Melantio, su hermano (véase nota a 17, 212). Ambos son hijos de Dolio,
aunque no sabemos si es este el personaje al servicio de Laertes mencionado en 4, 375 y en 24, 222. La
principal deslealtad de Melanto es servir con fidelidad a los pretendientes en lugar del a la reina y por ello
recibirá su castigo, aunque no se la menciona en la expiación colectiva de las esclavas en canto 22, 430-473.
65
El v. 326 repite con palabras similares el v. 321 e introduce el prometido discurso de la sierva infiel. Los
vv. 322-325 –digresión que hacemos constar entre paréntesis– encierran en miniatura el retrato de Melanto,
orientado a demostrar su ingratitud.
66
El discurso de la esclava es especialmente violento, del mismo tenor del que pronunciara Melantio en 17,
217-232 (véase nota a 17, 216). Aquí los tópicos del insulto son: estás loco (v. 327), te corresponde dormir
entre los indigentes y desclasados (vv. 328-329a), hablas demasiado y ante una multitud (vv. 329b-330), o
estás borracho o eres insensato (vv. 331-332) y tu reciente victoria sobre otro mendigo no garantiza que otro
más fuerte no te destroce y te eche del palacio (vv. 333- 336). No menos violenta será la respuesta de Odiseo
de vv. 338-339.
67
Esta imprecación de Melanto es una variante irrespetuosa del ritual de hospitalidad de obliga a ofrecer al
extranjero un lecho en la casa. «Albergue público» traduce lésche y demuestra que en estos tiempos los
indigentes y vagabundos buscaban para calentarse en invierno la fragua del herrero o algún albergue cuyas
características desconocemos. Hesíodo confirma a Homero cuando aconseja no ir «a la fragua ni al cálido
albergue cuando el frío aparta a un hombre de la labor» (Trabajos y días 493). Más adelante, le término en
plural –léschai– servió para designar lugares públicos de reunión; cfr. Pausanias 3, 14, 2; Plutarco, Licurgo
16, 24.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Y voy a su encuentro para que te corte en pedazos».


Al decir así, espantó a las mujeres con sus palabras. 340
Se dispersaron por la casa, y sus miembros estaban flojos
por el terror, pues pensaban que hablaba de verdad.
Aun así [Odiseo] se les mostraba junto a las hornillos llameantes
de pie y rodeaba a todos con la mirada, pero su corazón
revolvía dentro del pecho lo que no iba a quedar sin cumplirse68. 345

EURÍMACO ATACA A ODISEO (346-428)

Y a los arrogantes pretendientes no dejaba Atenea69


que se contuvieran de ese doloroso escarnio, para que aún más
penetrara el dolor en el corazón de Odiseo Laertíada70.
Así que Eurímaco, hijo de Pólibo, comenzó a hablar
para burlarse de Odiseo y producir la risa de sus compañeros: 350
«Escúchenme, pretendientes de la ilustre reina71,
Para que les diga lo que mi ánimo me ordena dentro del pecho.
No sin la voluntad de los dioses llega este hombre a casa de Odiseo
pues me parece que la luz de las antorchas sale de él
de su cabeza más bien, pues no le quedan ni unos pocos pelos72». 355
«Forastero, ¿querrías ser un siervo en casa ajena, si te acepto73,
en las lindes del campo (y tu jornal será el conveniente),
para construir cercados y plantar grandes árboles?
Allí yo te daría comida suficiente y te proporcionaría 360
vestidos y te facilitaría calzado para tus pies.
Aunque ahora que has aprendido malas artes no querrás
dedicarte al trabajo, sino mendigar por el pueblo
pretenderás, para alimentar tu insaciable estómago».

68
La furia de Odiseo, el terror que despierta en sus oponentes y la anticipación de la muerte que les espera,
recuerda el final de la escena con Anfínomo, de vv. 153-157.
69
Comienza aquí una segunda escena de las tres en que a Odiseo-mendigo le arrojan algo por la cabeza, con
la anuencia de Atenea que está presente: la primera es la de 17, 360-506 y la tercera corresponde a 20, 284-
394. Tienen las tres escenas elementos similares aunque en distinto orden. Aquí Atenea incita a que los
pretendientes insulten a Odiseo (vv. 346-348); el héroe sufre las afrentas del pretendiente Eurímaco, ante las
que reacciona de manera desafiante (vv. 349-386); Eurímaco vuelve al ataque, primero verbalmente y luego
arrojándole un escabel, frente a la aprobación de los otros pretendientes y la admonición de Telémaco (vv.
387-409); Anfínomo hace un discurso pacificador, que finalmente se ejecuta (vv. 410-428).
70
Los vv. 346-348 se repetirán en 20, 284-286; véase nota. Aunque Penélope desconoce el plan de Atenea,
irá cumpliendo lo que la diosa tiene proyectado: avivó el deseo de los pretendientes (vv. 212-13 y 244-249),
hizo aumentar la estima de su esposo por ella (vv. 281-283). Las intenciones de la diosa en esta ocasión
pueden compararse con la de 3, 76-78 y 17, 360-364, también circunstancias en que los personajes se ven
impelidos a realizar una acción impensada.
71
Sobre el recurso de dos discursos sucesivos en boca de un único personaje, véase nota a 5, 28. En el
primero, Eurímaco se burla del mendigo (vv. 349-355); en el segundo, se dirige directamente a él (vv. 356-
364) y se produce la injuriosa ironía de que invita al señor de la casa a trabajar a cambio de comida, vestidos
y calzado.
72
La broma de Eurímaco consiste en decir que la llegada del mendigo significa un golpe de buena suerte
puesto que su cabeza calva refleja las luces, es decir, funciona como una especie de lámpara.
73
Compárese con el discurso de Melantio, en 17, 223-228, quien sugiere también que el mendigo podría
trabajar por comida y ropa, agregando inmediatamente que, por supuesto, será demasiado perezoso para
hacerlo.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo74: 365


«Eurímaco, si entre tú y yo surgiera una contienda por el trabajo
durante el verano, cuando los días son largos,
en un sembradío, y yo tuviera una hoz bien curvada
y tú tuvieras otra igual para ponernos a prueba en el trabajo
en ayunas hasta el anochecer –y estuviera bien sembrado–, 370
o si hubiera unos bueyes que arrear, los que mejores fueran,
rojizos y grandes, saciados ambos de hierba,
de igual edad y peso y en cuanto a fuerza, nada endebles,
y hubiera cuatro yugadas con un buen terrón bajo el arado
¡entonces verías si soy capaz de tirar un surco bien recto! 375
»Y si por otra parte, el Cronida nos trajera la guerra de algún lado,
hoy mismo, y tuviera yo escudo y un par de lanzas
y un yelmo todo de bronce bien ajustado a mis sienes;
entonces me verías mezclado con los primeros combatientes
y no hablarías de mi estómago de manera ofensiva.
380
Pero eres insolente y tienes una inteligencia áspera.
Quizás crees que eres grande y poderoso
porque estás en compañía de gente pequeña y no de nobles,
pero si volviera Odiseo y regresara a su tierra patria,
pronto estas puertas, aunque son sobremanera amplias, 385
para salir huyendo a través del pórtico te resultarían apretadas».
Así habló y Eurímaco se irritó más todavía en su ánimo,
y mirándolo con fiereza le dirigió aladas palabras:
«¡Ah, cobarde!, qué pronto voy a hacerte daño por lo que dices
con osadía, en medio de tantos hombres, y para nada en tu corazón 390
tienes miedo. O el vino te aprisiona la mente o siempre
es así tu modo de pensar y hablas estupideces75.
¿Acaso estás eufórico porque venciste a Iro, el vagabundo?
Así diciendo, agarró un escabel, pero Odiseo
fue a sentarse junto a las rodillas de Anfínomo de Duliquia76 395
por miedo a Eurímaco. Y este alcanzó al escanciador en el brazo
derecho. La jarra cayó al suelo con un ruido tremendo
y el escanciador se desplomó boca arriba gritando.
Los pretendientes se alborotaron en las salas sombrías
y así le decía cada uno al que tenía vecino: 400
«¡Ojalá este forastero vagabundo hubiera muerto en otra parte
antes de venir acá! Así no habría armado tanto alboroto.
Ahora estamos peleándonos por unos mendigos, y del banquete
noble no habrá disfrute, pues está triunfando lo más vulgar».

74
Odiseo/ mendigo va a responder a Eurímaco con un discurso altamente retórico. El punto de partida es lo
expresado por el pretendiente respecto de que él es demasiado perezoso para trabajar, enumera una serie de
situaciones hipotéticas –que incluyen una improbable incursión bélica– y avanza gradualmente hacia el
clímax en el que menciona el regreso de Odiseo. Expande de lo que dijo a Eumeo, en 15, 317-324, sobre sus
capacidades físicas frente al trabajo.
75
Eurímaco reitera términos que ya usó Melanto: los vv. 390-393 repiten vv. 330-333.
76
Véase nota a 16, 394 para la caracterización de Anfínomo. «Sentarse junto a las rodillas» sugiere que
Odiseo lo hace en calidad de suplicante y espera su protección, que se hará efectiva en vv. 414-421.
Odisea de Homero. Canto 18. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Y ante ellos la sagrada fuerza de Telémaco se expresó: 405


«Desdichados, están locos y ya no pueden contener en el ánimo
los efectos de comer y beber. Alguno de los dioses los está apurando.
Pero después de haber comido bien vayan a dormir a la casa,
cuando el ánimo lo mande, que yo no obligaré a nadie77».
Así dijo, y todos ellos, mordiéndose los labios78 410
miraban con asombro a Telémaco porque había hablado con ardor.
Entonces Anfínomo se levantó entre ellos para tomar la palabra,
el famoso hijo de Niso, el soberano Aretíada, dijo:
«Amigos, nadie debería molestarse por una expresión oportuna,
y replicar enlazando palabras hostiles. 415
No maltraten tampoco al extranjero ni a ninguno
de los siervos del palacio del divino Odiseo.
Más bien ¡vamos!, que el escanciador comience a llenar copas79,
para que una vez realizada la libación nos vayamos a casa a dormir.
En cuanto al forastero, dejémoslo en el palacio de Odiseo 420
al cuidado de Telémaco, ya que a esta su casa ha llegado».
Así dijo y a todos los demás les agradó su palabra.
Para ellos en la cratera mezcló vino el héroe Mulio,
heraldo de Duliquio. Era servidor de Anfínomo.
Y ofició de guía, de pie ante todos. En honor de los dioses 425
hicieron las libaciones, felices con el delicioso vino.
Y cuando hubieron hecho la libación y bebido cuanto quiso el ánimo,
se pusieron en camino para ir a dormir cada uno a su casa.

77
Odiseo había instruido a Telémaco, en 16, 274-280 (véase nota a 16, 275) y lo había instado soportar en
silencio las injurias de los pretendientes o en todo caso amonestarlos con palabras amables. La primera vez
(17, 489-491) el joven resistió en silencio, en esta oportunidad su reacción es más airada, aunque muestra
moderación cuando dice que no expulsará a nadie del palacio.
78
La expresión, que grafica el enojo de los pretendientes, que deben «morderse el labio» para evitar
expresarse abiertamente, se va a repetir 20, 268, otra vez en relación con los jóvenes que no pueden reaccionar
ante la justa ira de Telémaco.
79
Los vv. 418-428 concentran una escena típica de libación colectiva (véase nota a 3, 334), que consiste en:
propuesta de Anfínomo, quien pone fin al altercado y a la violencia convocando a una libación (vv. 418-419);
aprobación de la proposición (v. 422); preparación del vino por el heraldo Mulio (vv. 423-425a); libación
(vv. 425b-426); fórmula conclusiva (v. 427); fin de la escena (v. 428).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

CANTO XIX

Euriclea reconoce a Odiseo por la cicatriz en el muslo1

ODISEO Y TELÉMACO PLANEAN ESCONDER LAS ARMAS (1-52)

Permaneció entonces en el mégaron el divino Odiseo


y la muerte de los pretendientes maquinaba con Atenea.
De repente dirigió a Telémaco aladas palabras:
«Telémaco, es preciso que las armas de guerra lleves adentro2,
a todas, y a los pretendientes con deleitosas palabras 5
contéstales con suavidad, cuando se les ocurra preguntar.
»“Del humo las ubiqué bien lejos, puesto que ya no se parecen
a las que, cuando marchó hacia Troya, dejó aquí Odiseo,
porque están arruinadas por cuanto el aliento del fuego les llegó.
Además, una razón mejor ha puesto un dios en mi interior: 10
no sea que llenos de vino y enervados por una disputa
unos a otros se lastimen y echen a perder banquete y cortejo;
pues por sí mismo el hierro arrastra al hombre3”».
Así habló, y Telémaco obedeció a su querido padre,
y mandó a llamar a su nodriza Euriclea y le dijo: 15
«Nana, vamos, entretenme a las mujeres en el mégaron
mientras transporto al tálamo las armas de mi padre,
bellas, pero descuidadas en la casa, el humo las arruina4,
en ausencia de mi padre; antes era yo un niño pequeño,
pero ahora quiero transportarlas donde no les llegue el soplo del fuego». 20
Y le respondió a su vez la nodriza Euriclea:
«¡Ojalá desde ahora, hijo, tuvieras prudencia para cuidar
de la casa y guardar todas tus posesiones!

1
El canto 19 relata la larga noche del día 39 de la historia. Ofrece una estructura organizada con habilidad,
que incluye dos escenas de acercamiento entre Odiseo y Penélope (vv. 93-316 y 508-604) y otras dos que
involucran el reconocimiento de Odiseo por Euriclea (vv. 37-393 y 467-507). Las dos primeras escenas
enmarcan a las dos segundas y en el centro de esta estructura se encuentra la digresión sobre la cicatriz de
Odiseo (vv. 393-466), la más importante del canto. Estas cinco secuencias están precedidas por dos escenas
breves: 1.- Odiseo y Telémaco planean el retiro de las armas del mégaron (vv. 1-52) y 2.- Melanto critica a
Odiseo y es reprendida por Penélope (vv. 53-95).
2
El plan para sacar las armas del mégaron había sido concebido en 16, 281-298 (véase nota a 16, 285). Hay
dudas sobre si este episodio es original o ha sido interpolado. Los vv. 5-13 repiten 16, 286-294, aunque esta
instancia no se va a cumplir (que los pretendientes notarán la ausencia de las armas y Telémaco deberá
responder de determinada manera). Tampoco el joven reserva dos espadas, dos lanzas y dos escudos (16,
295-298) como le dijo su padre. Pudiera ser que Odiseo simplemente ha previsto circunstancias que luego
no sucedieron. Cfr. el capítulo «The Removal of the Arms in the Odyssey» de George Patrick GOOLD (1986)
y el artículo «“Turn on the Light!” Epiphany, the God-Like Hero Odysseus, and the Golden Lamp of Athena
in Homer's Odyssey (especially 19. 1-43)» de Anton BIERL (2004).
3
«El hierro arrastra al hombre» –lo atrae con mucha fuerza– es una fase gnómica que pretende ser una
advertencia contra la tentación de recurrir a las armas en una pelea de borrachos, pero puede tener orígenes
más antiguos cuyo origen son sus propiedades magnéticas, entendidas como mágicas. Cfr. A Commentary
on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred
HEUBECK (1992: 75).
4
Puede entenderse que el fuego del hogar estaba en contacto directo con el ambiente (véase v. 20), es decir,
no había chimenea, quizá solo un orificio en el techo, y por lo tanto el proceso de combustión era deficiente
y no se evacuaban los humos al exterior.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Pero ¿quién te acompañará entonces para llevar la luz,
si no dejas salir a las esclavas que podrían alumbrarte?5» 25
Y Telémaco por su parte le contestó con discreción:
«El extranjero este, pues no permitiré que esté inactivo el que
de mi sustento6 está prendido, aunque haya venido de lejos».
Así dijo, y a ella se le quedaron sin alas las palabras7.
Cerró las puertas de las habitaciones agradables para vivir8, 30
mientras se apresuraban Odiseo y su resplandeciente hijo
a llevar adentro los cascos y los panzudos escudos
y las afiladas lanzas. Por delante Palas Atenea
con una lámpara de oro9 producía una luz hermosísima
Y entonces Telémaco dijo de repente a su padre10: 35
«Padre, qué gran maravilla esto que veo con mis ojos:
las paredes del mégaron y los hermosos travesaños
y las vigas de abeto y las columnas que las soportan arriba
relumbra ante mis ojos como si fueran de fuego encendido.
Seguro que está dentro algún dios de los que poseen el ancho cielo11». 40
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Calla y contén tu imaginación y no preguntes;
Este es el justo proceder de los dioses, los que poseen el Olimpo.
Pero acuéstate, que yo permaneceré aquí para interrogar
todavía un poco más, para provocar12 a las esclavas y a tu madre. 45

5
No hay esclavas para llevar la luz porque Telémaco acaba de pedir a la nodriza que las detenga en el
mégaron (v. 16). La respuesta esperada por Euriclea a esta pregunta es que sea ella misma quien lo haga y
explica el mutismo de la mujer ante la contestación de Telémaco (v. 29). Tampoco será el mendigo
finalmente el que llevará la luz, sino que será la misma Atenea quien proveerá luminosidad al ambiente con
su maravillosa epifanía (véase v. 43).
6
«Sustento» traduce choínix que es una medida que se usa especialmente para el grano (Heródoto 1, 192;
Tucídides 4, 16, 1) y equivale a lo necesario para alimentar a una persona durante un día (Diógenes Laercio
8, 18. Es la única vez que aparece el término en Homero.
7
El hexámetro es una fórmula que apareció en 17, 57 (véase nota) y se repite en 21, 386 y 22, 398. La
expresión ha sido interpretada de manera diversa; cfr. los artículos en la revista Glotta a mediados del siglo
pasado: «Apteros mythos, a concealed false division?» de John Bryan Hainsworth (1960) y «Apteros mythos
- apteros phatis": ungeflügelte Worte?» de Joachim LATACZ (1966). Véase la cita de la fórmula en
Apolonio el sofista (1, 41), lexicógrafo del siglo II a.C.
8
Véase nota a 21, 236.
9
Esta «lámpara de oro» (chrýseon lýchneon) de Atenea ha llevado a los escoliastas y lexicógrafos
(Apolonio el Sofista, Lexicon Homericum 109, 16; Eustacio de Tesalónica 2, 189, 20 y 34) y a los críticos
modernos a cuestionar este pasaje. En Odisea se utilizan antorchas (daïdas) para la iluminación nocturna
(véase 1, 428; 2, 105; 7, 101; 18, 310; 24, 140). Podría ser este pasaje una interpolación tardía debido a que,
aunque las lámparas eran frecuentes en la época micénica, su uso desapareció y retornó recién en la segunda
mitad del siglo VII a.C. También es posible que el uso de lámparas como objetos de culto sobreviviera en
los santuarios religiosos mucho después de que se suspendiera su uso secular.
10
Este canto 19 es el que más discursos directos tiene (en Ilíada es el canto 9): contiene 34, que ocupan
419 hexámetros de los 604 que tiene en total.
11
Es la presencia de la diosa –y no la lámpara– la que ilumina el mégaron con una luz intensa y sobrenatural.
Tal caudal de luz es característico de una presencia divina; véase Himno Homérico a Deméter 189 y 280,
Himno Homérico a Afrodita 86-90; Himno Homérico a Hermes 44 ss.; Sófocles, Edipo en Colono 1650-
1652.
12
«Provocar» traduce erethízo, que significa más bien «irritar, excitar» y para el caso debe entenderse como
«provocar curiosidad», especialmente en Penélope. Parece estar en relación con el ponerla a prueba
mencionado por Atenea en 13, 336 (véase nota). El significado del verbo, entonces –aunque no se pueda
reproducir en la traducción–, implica una combinación de la idea de probar la lealtad y los sentimientos de
Penélope y las siervas con el de estimular a la esposa a pensar en el posible regreso de su marido.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Y ella me preguntará sobre cada cosa entre lamentos».
Así dijo, y Telémaco, se puso en camino a través del mégaron
Y se fue al tálamo, iluminado por las brillantes antorchas,
adonde solía acostarse cuando le llegaba el dulce sueño.
Allí entonces se acostó y allí aguardaba a la divina Eos. 50
Permaneció entonces en el mégaron el divino Odiseo
y la muerte de los pretendientes maquinaba con Atenea13.

LA ESCLAVA MELANTO MALTRATA AL FORASTERO (53- 102)

Y salió de su tálamo la muy prudente Penélope14


semejante a Ártemis o a la dorada Afrodita15.
Le habían colocado junto al fuego el sillón donde solía sentarse 55
bien torneado con marfil y plata. Al mueble en otro tiempo el artífice16
Icmalio17 lo había hecho y había colocado un escabel para los pies,
unido a él, sobre el que estaba extendida una gran piel.
Allí se sentó la muy prudente Penélope.
Y luego las esclavas de blancos brazos llegaron del mégaron, 60
retiraron la mucha comida sobrante y las mesas
y las copas de las que bebían los arrogantes pretendientes
Las brasas de los hornillos arrojaron al suelo y sobre los braseros
echaron mucha leña para que hubiera luz y para calentar18.
Entonces Melanto reprendió a Odiseo por segunda vez19: 65
«Forastero, ¿todavía ahora aquí, en medio de la noche,
vas a molestar dando vueltas por la casa y espiando a las mujeres?
Anda puertas afuera, desgraciado, y aprovecha solo la comida,
o enseguida, porque te alcanzó un tizón, te verás del lado de afuera».

13
Vv. 51-52 repiten vv. 1-2, logrando de este modo una estructura en anillo que rodea la escena en la que
participan Odiseo, Telémaco y Euriclea, la cual se manifiesta así como una unidad introductoria a las
importantes acciones que vendrán. Cfr. El artículo «The Notion of Ring Composition in Classical and
Medieval Studies: A Comment on Critical Method and Illusion» de Joseph A. DANE (1993).
14
La escena completa en que Penélope permanece en el mégaron después de salir de sus habitaciones consta
de cuatro partes: 1.- altercado preliminar entre Melanto, el mendigo y Penélope (vv. 53-102); 2.- primera
parte de la conversación entre la reina y el forastero (vv. 103–316); 3.- Euriclea lava los pies de Odiseo y
reconoce a su señor (vv. 317–507); 4.- segunda parte de la conversación entre la reina y el mendigo (vv.
508–604).
15
Véase nota a 17, 37. Penélope entra en la sala (para la entrevista propuesta por el mendigo en 17, 582-
584); había manifestado su deseo de ver a forastero en 17, 492-606 (véase nota a 17, 493) y Odiseo ya había
visto a su esposa en acción frente a los pretendientes en 18, 158-303. Cfr. Disguise and Recognition in the
Odyssey de Sheila MURNAGHAN (1987: 51 y 52; 127-147).
16
Véase nota a 17, 340.
17
El artesano Icmalio se conoce solo por este pasaje. Su nombre es probablemente una invención del poeta
o quizá recuerda el de un artesano famoso en la época.
18
Las esclavas vuelven a llenar y encender los braseros que colocaron en 18, 307-311 (véase nota a 18,
308) cuando llegó la noche. Ahora se ha hecho muy tarde. Los pretendientes se habían marchado a casa
con el último verso del canto anterior y Telémaco acaba de irse a acostar (vv. 47-50). Solo Odiseo y
Penélope están todavía despiertos y la entrevista propuesta y pospuesta en 17, 508-511; 529; 561-573 –y
suspendida a lo largo de las actividades del canto 18–, finalmente puede tener lugar. En este marco sucede
una dilación narrativa más: Melanto es traída a escena y el poeta utilizará el ataque de su lengua afilada
para despertar en Penélope una intensa empatía con el forastero (65-95).
19
En efecto, es la segunda vez que Melanto increpa al forastero (la primera fue en 18, 327-336) y cumple
su papel de sierva infiel por antonomasia (véase nota a 17, 321).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Con una torva mirada le dijo el muy astuto Odiseo: 70
«Desdichada, ¿por qué me atacas con ánimo colérico?
¿Acaso porque voy sucio y cubro mi cuerpo con ropa miserable
y pido limosna por el pueblo? La necesidad me empuja;
así son los mendigos y los hombres que andan vagando.
Pues yo en otro tiempo habitaba una casa entre los hombres20, 75
Próspera. Y abundante dádiva a menudo daba al vagabundo,
a cualquiera que como yo llegara necesitado.
Tenía innumerables esclavos y otras muchas cosas
con las que los hombres viven bien y se les llama opulentos.
Pero Zeus Cronida me arruinó. Debió ser su deseo. 80
Por eso ahora, mujer, que algún día no vayas a perder todo
el esplendor gracias al que ahora brillas entre las esclavas,
no vaya a ser que tu dueña se enoje enfurecida,
u Odiseo regrese, pues todavía existe un poco de esperanza.
Y si este ha perecido y no es posible el regreso, 85
ya tiene un hijo sin embargo, por voluntad de Apolo21,
Telémaco, al que ninguna de las mujeres del palacio
le pasa inadvertida si es insolente, porque ya no es un niño».
Así dijo y lo escuchó la muy prudente Penélope
y respondió a la esclava, le habló y la llamó por su nombre: 90
«Imprudente en todo ¡perra desvergonzada!, no se me oculta
que cometes una acción grave, que vas a pagar con tu cabeza.
Estabas bien enterada –puesto que me lo habías escuchado–
que al forastero tenía intención, en mis habitaciones,
acerca de mi esposo interrogar, pues sufro intensamente». 95
Así dijo, y luego se dirigió a la despensera Eurínome22:
«Eurínome, trae entonces una silla y una piel sobre ella
para que tome asiento y diga su palabra y escuche la mía
el extranjero, por cierto. Tengo deseos de interrogarlo».
Así habló; la sierva rápidamente trajo y dispuso 100
una silla bien torneada y sobre ella extendió una piel
Allí se sentó luego el sufridor, el divino Odiseo.

PENÉLOPE INTERROGA AL VISITANTE (103-163)

20
Vv. 75-80 repiten 17, 419-424 (véase nota a 17, 419). Se trata de una versión abreviada de la historia
falsa que Odiseo contó a Antinoo en 17, 419-444. Las palabras van también dirigidas a dar a conocer a
Penélope, allí presente, su prestigioso estatus social anterior. Curiosamente estos hexámetros expresan una
verdad literal, en el marco de la mentira mayor, puesto que el héroe oculta que es Odiseo. La mezcla de
verdad con falsedad es un elemento importante del proceso que Odiseo intenta «provocar» (véase en nota
a v. 45 la explicación del significado del verbo erethízo).
21
Las referencias a Apolo, tanto aquí como en 22, 7 y otros lugares, no indican en modo alguno que sea el
dios el que protege a la familia de Odiseo. Atenea sigue siendo su máxima protectora, como se verá en los
cantos 23 y 24.
22
Los dos discursos consecutivos de Penélope destacan el contraste de su tratamiento a Eurínome, a quien
le solicita un asiento cómodo para el forastero (para marcar la diferencia con Melanto, que lo quería echar
afuera). A ambas esclavas les manifiesta el deseo de interrogar al viajero, a Melanto en vv. 94-95 y a
Eurìnome en v. 99. Penélope no despide a sus siervas, por tanto se supone que permanecen en escena como
personajes silenciosos (así en vv. 121, 317, 372 y 601-602.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Y entre ellos comenzó a hablar la muy prudente Penélope23:
«Extranjero, lo primero que voy a preguntarte es
¿quién eres?, ¿de dónde vienes?24, ¿dónde están tu ciudad y tus padres? 105
Y respondiéndole y dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer25, ninguno de los mortales sobre la tierra sin límite26
podría censurarte, pues en verdad tu fama27 llega al ancho cielo
como la de un monarca irreprochable que, temeroso de los dioses,
sobre muchos y valerosos hombres es el que gobierna 110
y mantiene en alto sus justas decisiones, mientras da la negra tierra
trigo y cebada y se inclinan los árboles por el fruto,
y las ovejas paren sin cesar y el mar proporciona peces
por su buen liderazgo, y el pueblo es venturoso bajo su cetro.
»Sin embargo, hazme cualquier otra pregunta en tu casa, 115
pero no me interrogues por mi linaje y tierra patria,
no sea que cargues más mi ánimo de pesadumbres
al hacerme recordar. En verdad estoy muy triste, pero no conviene
en casa de otras personas ponerse a plañir y sollozar
estando aquí sentado, pues es odioso verse apenado y confundido siempre28. 120
Que no suceda que alguna de las siervas se enfade –o tú misma–
y diga que navego en lágrimas por tener la mente pesada por el vino».
Y le respondió la prudente Penélope:
«Forastero, en verdad mi excelencia, mi figura y mi cuerpo29

23
Los vv. 103-202 reproducen la conversación entre Penélope y Odiseo disfrazado de mendigo. Los vv.
104-105 son la fórmula para requerir la identidad del viajero; sigue una alabanza hiperbólica de Odiseo (vv.
107-114) y una nueva maniobra dilatoria para no dar a conocer su nombre (vv. 115-122). Penélope rechaza
los cumplidos del extraño, menciona la ruina que causan los pretendientes y el subterfugio fallido de aplazar
la boda mientras durara la confección de una mortaja para Laertes (vv. 123-161). Ante la insistencia por
saber quién es el forastero (vv. 162-163), Odiseo se asume cretense de Cnosos, de nombre Etón e hijo de
Deucalión (vv. 164-202).
24
Los vv. 104-105a son una repetición de 7, 237-238a, pregunta en boca de Arete en la isla de los feacios.
25
Aquí y en vv. 221 y 555 el vocativo que usa Odiseo es «mujer» que el receptor puede entender como
«mujer o esposa mía» (véase 4, 148 y 23, 183). La manera en que Odiseo se dirige a Penélope es «venerable
mujer de Odiseo Laertíada» (vv. 165, 262, 336, 583), fórmula que solo una vez es utilizada por otro
personaje (por Teoclímeno en 17, 152). Los pretendientes la llaman «hija de Icario, muy prudente
Penélope» (véase 16, 435; 18, 245 y 285; 21, 321), fórmula que también es utilizada por Agamenón (11,
446), por el mendigo (17, 562) y por el narrador (1, 329; 18, 159; 20, 388; 21, 2).
26
Los vv. 107-114 son un ejemplo del tema ampliamente debatido de la correspondencia entre justicia y
fecundidad natural. Es un ideal expresado también en Hesíodo (Trabajos y días 230-274). Se refiere a los
pasajes homéricos y hesiódicos juntos en República 363b.g fv
27
«Fama» traduce kléos, que, con respecto a Penélope, en 2, 125 (véase nota) tradujimos como «gloria».
El término griego también es utilizado para designar un «rumor» (véase 16, 461; 23, 137), aunque más
frecuentemente en Homero debe interpretarse como «fama» (véase 1, 283 y 345 e Ilíada 5, 3; 4, 197; 7, 91;
22, 514).
28
En 7, 208-212 (véase nota a 2, 215), en Esqueria, Odiseo utiliza argumentos similares para evitar
mencionar su nombre.
29
Los vv. 124-129 repiten casi textualmente lo dicho por Penélope a Eurímaco en 18, 251-256. En la
presente situación las palabras resuenan con mayor dramatismo, puesto que se los está diciendo a su mismo
esposo cuya verdadera identidad la reina todavía desconoce. Fue expresada la hipótesis, en general
considerada improbable, de que Penélope tiene conocimiento pleno de que está ante su esposo Odiseo en
el canto19 y que todas sus palabras y acciones deben verse bajo esta luz; cfr. «Penelope and Odysseus in
Odyssey XIX» de Philip Whaley HARSH (1950) y más recientemente «Homer's Odyssey, Books 19 and 23:
Early Recognition» de John VLAHOS (2007). O que existe una especie de premonición o intuición de que
ese mendigo puede ser su esposo; cfr. «The Reunion of Odysseus and Penelope» de Anne AMORY (1963).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
han destruido los inmortales, el día en que hacia Ilión se embarcaron 125
los argivos y con ellos estaba mi esposo Odiseo.
Si al menos aquel volviera y cuidara de mi vida,
mayor sería mi fama y yo sería más hermosa.
Ahora estoy afligida. ¡Tanto mal la divinidad me ha echado encima!
Pues todos los nobles que gobiernan en las islas 130
–Duliquio, Same y la boscosa Zacinto30–
y cuantos imperan en la escarpada Itaca, hermosa al atardecer,
me pretenden contra mi voluntad y consumen mi casa.
Por eso no me ocupo ni de los huéspedes ni de los suplicantes
y siquiera de los heraldos, que son servidores del pueblo31, 135
sino que en la nostalgia de Odiseo se deshace mi corazón.
Estos tratan de apresurar la boda, mas yo tramo engaños.
Un paño, en un principio, un dios me inspiró en la mente
que después de extender una gran tela en el palacio, tejiera,
liviana y larga. Seguidamente les dije: 140
“Jóvenes, pretendientes míos, puesto que ha muerto el divino Odiseo
esperen, aunque urgidos por la boda conmigo, a que este manto
termine, que no se me pierdan sin utilizar los hilos.
Es un sudario para el héroe Laertes, para cuando
lo arrebate el destino fatal de la muerte que provoca gemidos. 145
Que ninguna de las aqueas del pueblo se enoje conmigo
si yace sin mortaja quien tanto poseyó”.
Así dije, y el corazón varonil de ellos me creyó.
Así que durante el día tejía la gran tela,
y de noche la destejía, colocadas antorchas a mi lado, 150
Lo oculté con engaño durante tres años y convencí a los aqueos,
pero cuando el cuarto año llegó y se sucedieron las estaciones,
cumplidos los meses y transcurridos muchos días32,
»Entonces, por culpa de mis esclavas, ¡perras irrespetuosas!,
me descubrieron y se acercaron y me censuraron con sus palabras. 155
Así que tuve que terminarlo y no por mi voluntad sino por la fuerza
»Ahora ya no puedo eludir la boda y ningún otro
subterfugio encuentro. Mis padres me apuran
para que me case y mi hijo se enoja porque devoran la hacienda,
pues se da cuenta, puesto que ya es un hombre muy capaz 160

30
Estas islas se han mencionado en 1, 246 (véase nota), en boca de Telémaco dirigiéndose a Atenea en la
figura de Mentes; en 9, 24, cuando Odiseo le dice a Alcinoo quién es y dónde habita y en 16, 123, cuando
Telémaco se dirige al mendigo antes de saber su verdadera identidad. Se sospecha que es este caso los vv.
130-133 son una interpolación, puesto que se pueden eliminar sin que cambie el sentido de la alocución de
Penélope.
31
«Servidores del pueblo» traduce demioeurgoí, es decir, demiurgos en el sentido literal de «trabajadores»
por la raíz –erg del verbo «trabajar»» y por demos, «pueblo». En 17, 383-385 (véase nota a 17, 385) se
menciona como demiurgos a un adivino, un curador de enfermedades, a un carpintero y a un aedo. En la
misma categoría de servidor itinerante su ubica aquí al heraldo.
32
Vv. 139-156 repiten casi de manera literal 2, 94-110 (véase nota 2, 93), lugar en que se menciona por
primera vez la tela que tejía Penélope por boca de Antinoo ante la asamblea itacense convocada por
Telémaco. Solamente el v. 153 no aparece en el canto 2 y se supone por tanto una interpolación posterior.
La tristeza de Penélope proviene de que, fracasado el ardid de la tela, se ha quedado sin artilugio para poder
escapar de la boda con alguno de los pretendientes. No repite en esta ocasión el supuesto consejo de Odiseo
sobre volver a casarse, de 18, 259-270, sino que simplemente se refiere a la presión de sus padres y de
Telémaco (vv. 158b-161).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
de hacerse cargo de la casa y el bienestar que Zeus le concede.
Pero, a pesar de todo, dime tu linaje y de dónde eres,
pues no habrás nacido de una encina ni de una piedra, según el viejo dicho33».

PRIMERA PARTE DEL SEGUNDO CUENTO CRETENSE (164-212)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo34:


«Venerable mujer de Odiseo Laertíada, 165
¿no vas a dejar de preguntarme por mi estirpe?
Te lo voy a decir. Si bien es cierto que me darás pesadumbres,
más de las que tengo. Ya que esto es lo usual, cuando de su patria
un hombre está ausente durante tanto tiempo como yo ahora,
y vaga por muchas ciudades de mortales soportando males. 170
Aun así te voy a contestar a lo que me preguntas e interrogas.
Creta es una tierra en medio del ponto, rojo como el vino,
hermosa y fértil, rodeada de mar. En ella hay hombres,
muchos e innumerables, y noventa ciudades35.
La lengua de unos y otros están mezcladas. Allí hay aqueos36 175
y eteocretenses37, magnánimos, allí hay cidonios38
y dorios divididos en tres tribus39, y están los divinos pelasgos40.

33
Penélope cierra su discurso con un proverbio y de este modo da fuerza a su petición de datos sobre el
linaje del extranjero. De modo similar, Alcinoo los solicitó en 8, 550-554. La primera parte del hexámetro
está tomado de Ilíada 22, 126, citada en distintos contextos por autores posteriores (cfr. Platón, Apología
34d, 5; Plutarco, Moralia 608a; Sexto Empírico, Contra los matemáticos 11, 161, 2; Clemente Alejandrino
Stromata 2, 20, 124, 3, 3; Protréptico 2, 38, 1, 3 y ampliamente comentada por Eustacio (2, 194, 45 y 298,
3; 4, 589, 10 y 590, 19).
34
El extenso discurso de Odiseo de vv. 165-307, dirigido esta vez a Penélope (únicamente) se divide en
tres partes: 1.- vv. 165-202 (Odiseo se presenta como un príncipe cretense); 2.- vv. 221-248 (descripción
del atuendo) y 3.- vv. 268-307 (Odiseo con los tesprotos y los feacios). A cada una de estas partes le sigue
una respuesta emocional de Penélope: 1.- vv. 204-219; 2.- vv. 249-260; 3.- vv. 308-316.
35
Vv. 172-179, junto con Ilíada 2, 645-652, es la descripción más antigua que tenemos de Creta y constituye
uno de los lugares de información histórica más importantes en Homero. Describe una sociedad de
composición mixta. Quedan las dudas aún hoy si se corresponde con la Edad de Bronce o con la época en
que se compiló Odisea o con algún período intermedio.
36
La invasión pacífica de los aqueos, que ya habían desarrollado una civilización en la Grecia continental,
se produjo a fines del siglo XV a.C. Habían llegado al Peloponeso en el siglo XIX a.C. y a su vez habían
sido influidos por Creta cuando estaba en su apogeo. Aquí se refiere a los habitantes de Micenas, que
dominaban la Creta central y estaban bajo el mando de Idomeneo (véase Ilíada 2, 645).
37
Mantengo «eteocretenses» como un gentilicio, pero el término significa «verdaderos cretenses». Estos
mismos pueblos son citados por Diodoro Sículo (5, 80, 1, 4) y Estrabón (5, 2, 4, 12 y 10, 4, 6, 2).
38
Los cidonios han sido ya mencionados en 3, 292 (véase nota). Cidonia fue una de ciudad de Creta en la
costa NE de la isla. El investigador Robert Pashley descubrió su emplazamiento a mediados del siglo XIX.
39
Homero demuestra conocer con detalle la isla de Creta. Sin embargo, la mención de los dorios es aquí un
anacronismo, pues la primera invasión de este pueblo data del siglo XI a.C. Las tres tribus dorias
fueron Dimanes, Hileos y Pánfilos (Heródoto 5, 68, 2).
40
«Pelasgos» es la designación que luego se usó para todos los habitantes originarios de la Hélade anteriores
a la lengua griega, aparece por vez primera en los poemas de Homero. En Ilíada (2, 840), los pelasgos se
mencionan como aliados de los troyanos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Entre estas ciudades está Cnosos, gran urbe41, allí Minos42
reinó durante nueve años, el confidente del gran Zeus,
padre de mi padre, que fue el magnánimo Deucalión. 180
Deucalión me engendró, a mí y al soberano Idomeneo.
Pero este, en las combadas naves, a Ilión,
se marchó junto con los Atridas. Mi ilustre nombre es Etón43
y soy el menor por nacimiento, pues él fue primero y más guerrero.
Allí fue donde vi a Odiseo y le ofrecí dones de hospitalidad, 185
pues lo había arrastrado a Creta la fuerza del viento
cuando iba hacia Troya, luego de haberse desviado del cabo Malea44.
Se detuvo en Amniso45 donde está la gruta de Ilitia46,
con dársenas difíciles; a duras penas escapó de las tormentas.
De inmediato preguntó por Idomeneo después de subir a la ciudad, 190
pues afirmaba que era su huésped, querido y respetado.
Era por entonces la décima o la undécima aurora
desde que él había partido con sus combadas naves hacia Ilión.
Yo lo llevé hasta mi casa y lo entretuve como a huésped;
amablemente con cariño le ofrecí muchas cosas que en la casa había. 195
Y a los otros compañeros que lo escoltaban
les di harina a expensas del pueblo47 y rojo vino que reuní,
y bueyes para sacrificar, a fin de que saciaran su apetito.
»Allí permanecieron doce días los divinos aqueos,
pues soplaba Bóreas, viento fuerte, y sobre la tierra 200
no dejaba estar de pie. Un funesto daimon lo había levantado.
Mas al decimotercero cayó el viento y se echaron al mar».
Continuaba diciendo muchas mentiras semejantes a verdades,
A ella, cuando escuchaba, le manaban lágrimas y se le consumía el cuerpo.

41
Cnosos fue la ciudad más importante de Creta durante la civilización minoica, controlaba la zona del mar
Egeo y comerciaba especialmente con Egipto. Alcanzó su máximo esplendor en el segundo milenio a.C.,
su declive y desaparición coinciden con el comienzo del periodo de mayor prosperidad de la civilización
micénica, en el continente, en torno del 1600 a.C. Existe la hipótesis de que los reyes de Micenas
aprovecharon una erupción volcánica para apoderarse de Creta. Otra hipótesis es que la llegada de los
micénicos fue posterior, alrededor de 1400 a.C.
42
Minos es el rey más legendario de Creta. En relación con este nombre están los mitos de Teseo, Pasífae,
el Minotauro y Dédalo. Tuvo numerosos hijos (Androgeo, Catreo, Ariadna, Fedra, Glauco), entre ellos a
Deucalión, padre aquí de Idomeneo y del personaje creado por Odiseo.
43
Esta vez Odiseo dice no solo que es hijo de un cretense acaudalado (véase 14, 199-206), sino que es el
hijo del rey (en 14, 202-204, dijo a Eumeo que era hijo de Cástor y de una esclava). Da como nombre propio
el de Etón, situación poco usual (en 24, 306 dice ante Laertes llamarse Epérito) y justifica el hecho de
quedarse en casa durante la guerra porque es el hermano menor de Idomeneo, que llevó a los cretenses a
Troya. Si Homero quiso dar un nombre parlante al personaje creado por Odiseo, Etón –Aithón– debe
ponerse en relación con el color rojo de algunos animales o del bronce bruñido. Es el nombre que se da
Teognis (1209) en referencia a Odiseo.
44
El cabo Malea ha sido mencionado en 3, 287, 4, 514 y 9, 80 (véase las notas en cada uno de estos lugares).
45
Amniso era el puerto de Cnosos en época minoica, junto a la desembocadura del río del mismo nombre.
La zona fue excavada por el arqueólogo griego Spyridon Marinatos, entre 1919 y 1938 y las edificaciones
fueron restauradas mucho más tarde por el Instituto arqueológico de la Universidad de Heildeberg, bajo
dirección de Jorg Schaefer.
46
Ilitía, Hija de Zeus y Hera, es la diosa que preside los nacimientos y ayuda a las parturientas (Hesíodo,
Teogonía 922). En Ilíada se habla de dos Ilitías, una ayuda a las mujeres a parir y otra prolonga el trabajo
de parto y retrasa el alumbramiento. Otras veces, Homero hace referencia a una sola (Ilíada 16, 187; 19,
103), como aquí, a la que se le rinde culto en Creta.
47
Obsérvese que los dones de hospitalidad son la mayoría de las veces prestaciones obligatorias a expensas
del pueblo. Véase nota a 13, 15.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Como la nieve se derrite en las montañas de altas cumbres48, 205
a la que funde Euro después que Céfiro49 la hace caer
–y cuando está fundida los ríos fluyen rebosantes–
así se consumían sus hermosas mejillas vertiendo lágrimas,
llorando por su marido (que estaba a su lado). Aunque Odiseo
en su corazón sentía pena por su mujer cuando sollozaba, 210
mantenía los ojos, como si fueran de cuerno o hierro,
inmóviles en los párpados. Y ocultaba sus lágrimas con astucia.

SEGUNDA PARTE DEL CUENTO CRETENSE ANTE PENÉLOPE (213-260)

Y una vez que ella se hubo solazado con el llanto de muchas lágrimas,
Se dirigió de neuvo a él con palabras y dijo:
«Ahora creo, extranjero, que debo ponerte a prueba 215
a ver si de verdad allí, junto con sus divinos compañeros,
albergaste en tu palacio a mi esposo, como afirmas.
Cuéntame cómo eran los vestidos que cubrían su cuerpo
y cómo eran él mismo y sus compañeros, los que lo seguían».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 220
«Mujer, es complicado, luego de tan larga separación,
decirlo. Ya para mí, de esto, han transcurrido unos veinte años
desde que se marchó de mi lugar y dejó mi patria,
pero aun así te lo diré como mi corazón lo representa.
Un manto purpúreo de lana sostenía el divino Odiseo50, 225
doble. En él lucía un broche realizado en oro
con pasantes dobles. Estaba labrado en la parte de delante51:
entre las patas delanteras un perro sujetaba a un ciervito moteado
y lo veía forcejear. Y esto es lo que admiraba a todos
que, siendo ambos de oro, el perro miraba al ciervo que se ahogaba 230

48
Vv. 205-209 ofrecen un bello símil: las lágrimas de Penélope semejan los ríos que bajan de la montaña
cuando la nieve se derrite. Son muchos los símiles en Ilíada que aluden a la nieve: 3, 222 (palabras como
copos); 12, 156-160 y 278-289; (dardos y piedras que caen como copos); 15, 170-172 (Iris es veloz como
nieve que cae); 19, 357-361 (cascos y escudos de bronce como copos). Compárese este llanto con el de
Odiseo en la corte de los feacios, en 8, 522.
49
Euro es el viento del este y no estaba asociado con ninguna de las estaciones, si bien se creía que traía la
lluvia. A diferencia de Boreas, Noto y Céfiro no se menciona en la Teogonía de Hesíodo. Para el Céfiro,
véase nota a 2, 421.
50
La elaborada descripción de la ropa de Odiseo y la apariencia exterior de Euribates (vv. 246-228)
funcionan como claras señas –sémata– de reconocimiento (aunque en una historia ficticia); véase nota a v.
250. Otros sémata, o señales serán la cicatriz en el muslo de Odiseo (vv. 19, 393-466; 21.217–22; 23.73–7
y 24.331-335), el lecho conyugal (23, 190-201) y los árboles del huerto de Laertes (24, 336-344).
51
Vv. 226-231 constituyen una écfrasis, recurso retórico, cuyo más famoso ejemplo en la literatura clásica
es el escudo de Aquiles en el canto 18 de Ilíada. De igual modo, hay aquí una narración desde una
perspectiva (véase Ilíada 18, 478–608) en que las escenas cobran vida. Hay también un intercambio de
códigos: el objeto descripto es en verdad un artificio verbal. La ficción narrativa y la representación plástica
se influyen mutuamente. En el caso del broche del manto de Odiseo se establecen nexos simbólicos y
significativos entre la descripción y la historia que la enmarca: el perro que estrangula al cervatillo presagia
el asesinato de los pretendientes por parte de Odiseo. El naturalismo expresado en el broche tiene cierta
semejanza con los motivos animales en oro de las gemas minoicas, pero es un estilo demasiado sofisticado
para la época: una joya así no existe, como es imposible que exista un escudo como el de Aquiles.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
y el otro animal, ansioso por escapar, hacía fuerza con los pies52.
»También vi su túnica alrededor del cuerpo, resplandeciente
como la hoja de una cebolla que ha sido disecada;
¡tan delicada era y refulgente como el sol!
Muchas mujeres la contemplaban con admiración. 235
Pero otra cosa te diré y tú la vas de poner en tu interior:
No sé, quizás Odiseo rodeaba su cuerpo con esa ropa en la casa
o quizás uno de sus compañeros se las dio, al marchar sobre la rauda nave53,
o tal vez incluso algún huésped, puesto que Odiseo por muchos
era querido. Unos pocos entre los aqueos eran semejantes a él. 240
»También yo le di una espada de bronce y una doble,
Hermoso y purpúrea túnica, ornada con una franja,
y con respeto lo escolté hasta su nave de buenos bancos
Lo acompañaba entonces un heraldo un poco mayor que él,
de quien también voy decirte cómo era exactamente: 245
caído de hombros, de piel oscura, de cabello enrulado54
y de nombre Euribates. Lo estimaba más eminente que sus otros
compañeros Odiseo, porque se ajustaba a su manera de ser55».
Así dijo y en ella se incentivó todavía más el deseo de llorar
cuando reconoció las señas56 que había dicho Odiseo con precisión. 250
Y una vez que se hubo solazado con su llanto de abundantes lágrimas,
le respondió entonces a su vez con palabras y dijo:
«Ahora para mí, forastero, aunque ya antes eras digno de compasión
en nuestro palacio serás querido y respetado57,
pues yo misma le di esas vestiduras que mencionas58. 255
Las saqué dobladas del tálamo y les puse un broche resplandeciente
para que fuera un adorno para él; ¡pero ya no lo recibiré nunca de nuevo
52
En Odisea dos veces los pretendientes han sido comparados con ciervos (véase 4, 335-440 y 17, 126-
131) el broche prefigura de algún modo la mnesterophonía –la matanza de los pretendientes– del canto 22.
Cfr. «"Active" and "Passive" Heroics in the Odyssey» de Erwin F. COOK (1999: 166).
53
El falso mendigo busca con habilidad dar verosimilitud a su descripción al fingir incertidumbre acerca
de si Odiseo pudo haber adquirido la ropa y el broche después de haber abandonado Itaca. Pero los detalles
sobre la ropa y el broche son muy precisos y el vívido retrato del heraldo Euribates, un hombre de aspecto
tan singular, no dejan dudas de que este forastero conoció a Odiseo.
54
«Caído de hombros» traduce gyrós, que en verdad es «doblado» o «curvado» y describe una espalda del
tipo de Tersites en Ilíada (2, 17-18). Para «de piel oscura» se usa melanóchroos, término similar al que se
aplica a Odiseo en 16, 175 (cuando Atenea restaura su bella apariencia) y que denota el bronceado natural
de los hombres que pasan mucho tiempo a la intemperie o el tono «negruzco» que tienen los porotos negros
(Ilíada 13, 589). Este adjetivo, junto oulokárenos, literalmente «de cabeza de lana», que traducimos «de
cabello enrulado», es probable que aluda a un etíope, como ha señalado, en Blacks in Antiquity, Frank M.
Snowden (1970: 101-102).
55
Las relaciones interpersonales de Odiseo exigen una fiel armonía de mente y sentimiento entre las dos
personas, es decir, lo que se denomina en griego homophrosýne (término que aparece en 6, 181 y 15, 198)
y que se utilizará más adelante en la prosa (cfr. Dionisio de Halicarnaso, Antigüedades Romanas 9, 45).
Esta armonía es manifiesta entre Atenea y Odiseo y es la razón fundamental de la protección de la diosa
(véase 13, 296-298).
56
«Señas» traduce sémata, que indica una marca o signo, que sirve para identificar un lugar (véase Ilíada
10, 466 y 23, 326), pero adquiere un sentido profundamente simbólico cuando se trata de la identificación
de personas (véase 23, 206 y 24, 346).
57
Las palabras de Penélope elevan al forastero de suplicante a huésped. El ascenso a esta nueva categoría
es clave para comprender de manera correcta la última escena de este canto (vv. 535-603), en la que
Penélope le confía a un extraño sus pensamientos y su sueño profético.
58
La emocionada revelación de Penélope de que fue ella quien le dio la ropa a Odiseo es la respuesta a las
(fingidas) especulaciones del héroe de vv. 237-240.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
de regreso ileso a casa, a su querida tierra patria!
pues con funesto destino marchó Odiseo en cóncava nave
para contemplar la Malditilión59 que no hay que nombrar». 260

TERCERA PARTE DE LA HISTORIA FALAZ DE ODISEO (261-316)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:


«Mujer venerada de Odiseo Laertíada,
ya no desfigures más tu bello cuerpo ni consumas tu ánimo
lamentando a tu esposo. Aunque de nada hay que avergonzarse,
pues qué otra no se lamentaría de haber perdido 265
a su esposo, con quien engendró hijos uniéndose en amor,
aunque de Odiseo –a quien llaman divino– sea diferente.
Pero deja de llorar y presta atención a mi relato60,
con sinceridad te voy a hablar y no te lo ocultaré:
puesto que ya he escuchado acerca del regreso de Odiseo, 270
cerca está, en el opulento país de los tesprotos,
vivo61. También trae muchos y nobles tesoros
que ha solicitado al pueblo. Aunque a sus fieles compañeros
perdió y a la cóncava nave en el ponto, rojo como el vino,
cuando venía de la isla de Trinaquia, pues estaban enojados con él 275
Zeus y Helios, porque a las vacas de este mataron sus compañeros.
Así pues todos ellos perecieron en el tempestuoso ponto
a él, agarrado a la la quilla de la nave, lo arrojó el oleaje a tierra firme,
a la tierra de los feacios, que han nacido cercanos a los dioses62.
Estos de corazón como a un dios lo enaltecieron 280
y le dieron muchas cosas y querían llevarlo ellos mismos
a su patria, sin daño. En ese lugar Odiseo por mucho tiempo
podría haber permanecido. Pero le pareció más útil a su ánimo
ir solicitando regalos mientras marchaba por el extenso país.
Que mucha cosa provechosa entre los hombres mortales 285
conoce Odiseo, y ningún otro ser humano con él podría competir.
Así me lo contó Fidón, el rey de los tesprotos63,
y juró además adelante de mí, mientras hacía libación en su casa,
que había aparejado su nave y tenía equipados a los compañeros

59
Penélope crea un neologismo para nombrar la aborrecida Ilión. La fórmula reaparece en el v. 597 y en
23, 19. Eumeo había focalizado su odio en la figura de Helena (14, 68-69) y Penélope ahora en la ciudad
toda de Troya, causante de su ruina.
60
En el marco de la tercera parte de la historia falaz de Odiseo-mendigo a su esposa (vv. 262-307), los vv.
271-287 repiten un relato similar a la que contó a Eumeo en 14, 316-359: el viajero ha tenido noticias de
Odiseo por los tesprotos y ha acumulado mucha riqueza. Es el típico cuento popular del héroe que regresa
con una fortuna después de muchas aventuras.
61
Odiseo, en su historia falaz ha llegado a Tesprotia, pero no dice una palabra sobre los veinte años
transcurridos desde la guerra, ni sobre cómo había llegado allí. En la versión narrada a Eumeo (véase 14,
305-320), una tormenta lo había llevado a esas tierras.
62
Odiseo resume el incidente del ganado de Helios, así como la llegada a Esqueria, es decir, combina en
una sola historia el naufragio en la isla Trinaquia y el naufragio de la balsa con la que se marchó de la isla
de Calipso, pero aquí obviamente no se menciona la larga permanencia en la morada de la ninfa. Cuando
relata el episodio de Calipso en 23, 333-337, ya como cónyuge, transmite una versión expurgada.
63
Fidón ha sido mencionado en 14, 316 (véase nota). Los vv. 288-299 relatan en esencia lo mismo que
Odiseo había contado a Eumeo en 14, 323-335, pero en distinto orden.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
que iban a escoltarlo a querida su tierra patria. 290
»Pero a mí me envió antes, por casualidad zarpaba una nave
desde el país de los tesprotos a Duliquio, rica en trigo64.
Me mostró cuantas riquezas había reunido Odiseo.
»Podrían alimentar hasta la décima generación a otra persona:
¡tantos tesoros tenía depositados en el palacio del rey! 295
»También me dijo que Odiseo había ido a Dodona65, para, del divino
roble de elevada copa, escuchar la voluntad de Zeus,
acerca de cómo volver a su querida tierra patria,
después de tanta ausencia, si abierta u ocultamente.
»Así pues, él está a salvo y volverá en cualquier momento 300
a un lugar cerca, y ya nunca lejos de los suyos y de su tierra patria.
estará ausente. No obstante te voy a hacer un juramento:
¡sea testigo Zeus en primer lugar, el más alto y mejor entre los dioses,
y el hogar del irreprochable Odiseo, al que he llegado!
que todas estas cosas se cumplirán como yo digo; 305
durante este mismo año va a volver a este lugar Odiseo66,
cuando se haya extinguido esta luna y comenzado la siguiente».
Y a su vez le dijo la muy prudente Penélope:
«Extranjero, ¡ojalá se viera cumplida tu palabra!
Entonces conocerías pronto mi amistad y muchos regalos 310
de mí recibirías; así, quien contigo se encontrara te llamaría dichoso.
»Pero en mi ánimo presiento que sucederá de otro modo,
que ni Odiseo va a volver a su casa ni tú una escolta67
conseguirás, puesto que no hay líderes en la casa
como era Odiseo entre los hombres, si es que existió alguna vez 315
para a los huéspedes respetables dar una escolta o recibirlos.

PENÉLOPE ORDENA A EURICLEA LAVAR LOS PIES DEL MENDIGO (317-391)

»Pero ¡vamos! esclavas, lávenlo y tiéndale un lecho,


colchas, mantas y sábanas resplandecientes,
para que esté bien abrigado cuando llegue Eos de trono de oro.
Al amanecer, muy temprano, lávenlo y úntenlo con ungüentos 320
y que adentro, junto a Telémaco, disfrute del banquete
sentado en el mégaron. Será de lamentar para cualquiera de aquellos

64
Los vv. 291-292 repiten 14, 334-335
65
El oráculo de Zeus en Dodona aparece mencionado en 14, 327 (véase nota). A partir de la información
que da nuestro poeta se sabe que el sacerdote –¿o el consultante mismo?– hacía una interpretación de los
sonidos del roble sagrado (véase v. 297 y14, 328).
66
Esta predicción que ya había expresado Odiseo en 14, 160-164 y que repetirá ante Filetio en 20, 230-
234, aunque de importancia crucial, sigue siendo oscura para nosotros: que el héroe diga «dentro de este
mismo año» no se corresponde con la situación de que el forastero está tratando de convencer a Penélope
de que el regreso de Odiseo es inminente. Cuando en el verso siguiente agrega que será luego del cambio
de luna, no coincide con el festival de Apolo al que se hace referencia en 20, 276-278 y 21, 258-259.
67
Su calidad de mujer y su propia pena le impiden a Penélope atender al forastero como es costumbre y
brindarle una escolta como hicieron en su momento Eolo y los feacios (véase 10, 18 y 13, 52), pero a
diferencia de los que dijo en vv. 134–135, le dará hospitalidad lo mejor que pueda: ahora será un lavado de
pies y una cama provisionales, al día siguiente, un baño, así como un lugar de privilegio en el banquete al
lado de Telémaco. El día siguiente traerá solo un cumplimiento parcial de sus palabras: Telémaco lo ubicará
en un lugar humilde (véase 20, 257-267 y nota a 20, 259) y no se baña hasta después de la amtanza de los
pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
que llegue a molestarlo, vengativo. Ninguna otra acción
aquí podrá llevar a cabo, aunque esté terriblemente enojado.
¿Cómo sobre mí podrías saber, forastero, si a las demás 325
mujeres aventajo en inteligencia y prudente astucia68
si sucio y mal vestido en mis habitaciones
estuvieras comiendo?; los hombres son de corta vida.
Al que es por sí mismo cruel y tiene sentimientos crueles,
para él, piden todos los mortales sufrimientos en el futuro 330
mientras viva. Y una vez que está muerto todos lo insultan.
Pero al que es impecable y tiene sentimientos impecables
de él la fama ampliamente difunden sus huéspedes
a todas las gentes. Y la mayoría proclama que es noble».
Y contestándole dijo el muy astuto Odiseo: 335
«Mujer venerable de Odiseo Laertíada,
Por cierto que a mí las mantas y las resplandecientes sábanas
me incomodan69 desde que los nevados montes de Creta
dejé, marchándome sobre una nave de largos remos.
Me voy a acostar como antes, cuando pasaba jornadas insomnes, 340
puesto que muchas noches en lecho miserable
he descansado y así aguardaba a Eos, de hermoso trono.
Tampoco los baños de pies placenteros para mi ánimo
llegan a ser; ninguna mujer frotará mi pie
de las tuyas, de las que en la casa te sirven70, 345
si es que no hay alguna muy anciana y de aspecto sufrido
que haya soportado en su ánimo tantas cosas como yo mismo.
A ésa no le impediría ocuparse de mis pies71».
Y a su vez se dirigió a él la muy prudente Penélope:
«Querido extranjero, nunca hombre alguno tan discreto, 350
entre los huéspedes de lejanas tierras, ha llegado a mi casa;

68
Es significativo que Penélope desee ser juzgada por el forastero en razón de su «inteligencia» –noûs– y
su «astucia» –metis–, cualidades que están asociadas siempre con Odiseo.
69
Los comentaristas se preguntan por qué Odiseo persiste en rechazar todas las comodidades que se le
ofrecen (cfr. lo que afirma Joseph RUSSO en A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de
Joseph RUSSO, Manuel FERNÁNDEZ-GALIANO y Alfred HEUBECK (1992: 93). Tiene la determinación de
mantenerse alejado del bienestar físico. Eustacio de Tesalónica, en el siglo XII, en su comentarios ad loc
sugiere que se trata de un motivo práctico. Odiseo desea evitar cualquier actitud que lo haga sospechoso
para los pretendientes. J. RUSSO sugiere que el poeta manifiesta una exquisita ironía cuando ubica al héroe
en total oposición a los pretendientes: los usurpadores disfrutan de todas las comodidades del palacio
mientras que el rey legítimo no acepta más que lo que corresponde a un mendigo. Una vez más, el arte de
contar historias explota la inversión de la norma, de modo que la gratificación que traída la victoria sea aún
más satisfactoria.
70
La negativa de Odiseo a que sus pies sean lavados por cualquiera de las criadas, excepto una de edad, se
debe al comportamiento
agresivo de Melanto (véase vv. 65-95 y 18, 321-336) y así lo hace notar Euriclea (vv. 370-374). También
se había negado Odiseo a ser bañado por las siervas de Nausicaa en 6, 221-222, aunque por motivos
diferentes. Es seguro que la intención no es que la anciana lo reconozca: ve esa posibilidad como un peligro
(vv. 390-391) y reacciona con asombro cuando se ve descubierto (vv. 479-390).
71
Los vv. 346-348 han sido atetizados por los escoliastas. Las razones son: 1.- Odiseo en su calidad de
mendigo no tiene potestad para elegir una mujer que haga esa tarea; 2.- es inapropiado asimismo que
pretenda a alguien que haya sufrido tanto como él; 3.- la presencia del verbo fthonéo (incorrecta aquí) que
no tenemos más opción que traducir como «impediría», pero que proviene de fthónos, «envidia» y no se
puede envidiar la acción de lavar los pies de un mendigo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
¡con qué corrección expresas cada pensamiento discreto!
»Hay una anciana que alberga en su mente decisiones discretas,
la que a aquel desdichado alimentó y arropó
luego de recibirlo en sus brazos cuando lo dio a luz su madre. 355
Ella te lavará los pies, aunque se sienta débil.
Pero ¡vamos! levántate enseguida, muy prudente Euriclea,
y lava a quien tiene edad similar a tu señor. Odiseo en algún lugar
tendrá semejantes los pies y semejantes las manos72
pues rápido en la desgracia envejecen los mortales». 360
Así dijo; la anciana se ocultaba con las manos el rostro,
derramaba cálidas lágrimas y una palabra afligida pronunció:
«¡Ay de mí, hijo, que sea yo tan incapaz! ¿Acaso más a ti, Zeus
entre los demás hombres te odiaba, aun teniendo un ánimo piadoso73?
Pues jamás mortal alguno para Zeus, el que disfruta con el rayo, 365
tantos pingües muslos quemó, ni hizo tan excelentes hecatombes
como tú le has ofrecido con la súplica de poder llegar
a una ancianidad feliz y poder educar a un hijo ilustre
¡Ahora a ti solo te ha negado del todo el día del regreso!
Tal vez se burlen también así de aquél las mujeres 370
de anfitriones lejanos, cuando llegue un palacio ilustre,
como a ti te insultan todas estas perras.
Para evitar la humillación y los numerosas burlas
no dejas que te laven. Y a mí –aunque no contra mi voluntad– me lo manda
la hija de Icario, la muy prudente Penélope, 375
Por eso te lavaré los pies, al mismo tiempo por la propia Penélope
y por ti mismo, porque tengo conmovido el ánimo en mi interior
con tus desdichas. Pero, vamos, escucha ahora la palabra que te digo:
muchos extranjeros muy sufrientes han llegado hasta aquí,
pero te aseguro que jamás he visto a ninguno tan parecido 380
en la figura, voz y pies, como tú a Odiseo te pareces».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Anciana, así lo afirman cuantos nos han visto con sus ojos
a nosotros dos, que somos parecidos el uno al otro,
como tú misma notaste y proclamas haciendo gala de sensatez». 385
Así dijo; la anciana tomó una palangana reluciente
en la que solía lavar los pies; derramó en ella mucha agua
fría y después le agregó caliente. Entonces Odiseo
se sentó junto al hogar y se volvió rápidamente hacia la oscuridad,
pues sospechó al punto en su corazón que al tomarle la pierna 390
ella podría reconocer la cicatriz74 y su plan quedaría al descubierto.

72
Las manos y los pies son en Homero tan particulares señas de identidad como los rasgos faciales. En 4,
149-150, en Esparta, Helena reconoció a Telémaco como hijo de Odiseo por las manos y los pies tanto
como por los ojos, la cabeza y el cabello.
73
Todo el parlamento de Euriclea (vv. 363-381) está en segunda persona y dirigido al mendigo –que
irónicamente es su amo disfrazado–. No es la primera vez que el poeta utiliza este recurso de la ironía
trágica (véase nota a 4, 107). Recordemos que la nodriza está convencida de que Odiseo está muerto (véase
1, 166-168).
74
La cicatriz –oulé– en el cuerpo de Odiseo no se había mencionado hasta el momento. El narrador la trae
al relato cuando la marca en el muslo está por jugar un papel de vital importancia en la historia. La cicatriz
funcionará tres veces más como séma (sing. de sémata, véase nota a v. 250): en 21.217-222; 23, 73-27 y
24, 331-335.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

HISTORIA DE LA CICATRIZ EN EL MUSLO DE ODISEO (392-466)

Ella se acercó a su señor para lavarlo75. Y enseguida reconoció


la cicatriz que una vez le hiciera un jabalí con su blanco colmillo76
cuando fue al Parnaso en compañía de Autólico77 y sus hijos,
el noble padre de su madre, que sobresalía entre los hombres 395
en el arte de robar y en el juramento78. Se lo había otorgado el dios
Hermes, pues en acción de gracia le quemaba muslos
de corderos y cabritos. Y el dios lo acompañaba complaciente.
Cuando Autólico llegó a la opulenta población de Itaca,
se encontró a un hijo recién nacido de su hija. 400
La querida Euriclea lo colocó sobre sus rodillas
cuando terminó de cenar; le habló y lo llamó por su nombre:
«Autólico, sugiere tú mismo un nombre, cualquiera
para el querido hijo de tu hija, pues muy deseado79 es para ti».
Y a su vez respondió Autólico y les habló: 405
«Yerno mío e hija mía, pónganle el nombre que voy a decir.
Como de muchos yo he suscitado enfado cuando llego
a hombres y mujeres a través de la tierra que alimenta a los héroes,
que su nombre epónimo sea Odiseo80. Pero yo
cuando él, llegado a su juventud, a la gran casa materna 410
75
La escena del lavado de pies y el reconocimiento de Odiseo por Euriclea es una variante de escena típica
de baño (véase nota a 3, 464) que se realiza cuando se recibe a un viajero. Penélope ya había dado el indicio
de que el forastero podría tener la misma edad y manos y pies semejantes a los de Odiseo (vv. 358-359).
Véase el artículo «Recognition and the Forgotten Senses in the Odyssey» de, Melissa Mueller (2016) y el
capítulo «Hands know the truth: Touch in Euryclea's recognition of Odysseus» de Silvia Montiglio (2017).
76
Los vv. 392-466 comprenden la narración enmarcada más célebre de la historia de la literatura universal.
Mediante la técnica del flashback la acción principal se detiene durante 74 hexámetros en ese espacio
ubicado después del reconocimiento de Euriclea, pero antes de su reacción. El episodio ha suscitado
innumerables comentarios de la crítica; cfr. Composition of Homer’s Odyssey de William John
WOODHOUSE (1930: 74, nota 6); Mimesis de Erich AUERBACH (1953: 3-23); el artículo «A Structural
Analysis of Digressions in the Iliad and the Odyssey» de Julia H. GAISSER (1969: 20-21); Early Epic
Scenery de Theodore Murdock ANDERSSON, (1976: 50-51); la nota «Eurykleia and Odysseus’ Scar:
Odyssey 19.393–466» de Irene DE JONG (1985); Odysseus, Hero of Practical Intelligence: Deliberation
and Signs in Homer's Odyssey de Jeffrey BARNOUW (2004: 319-332). Ha sido inevitable que se haya
relacionado el episodio con el lavado de pies de Jesús a los discípulos en la última cena; cfr. «Love and
Footwashing: John 13:1–20 and Luke 7:36–50. Read Intertextually» de Ingrid Rosa KITZBERGER (1994) y
The Homeric Epics and the Gospel of Mark de Dennis R. MACDONALD (2000: 8-9).
77
Autólico es hijo de Hermes y padre de Anticlea, la madre de Odiseo. Ps. Apolodoro (1, 9, 16) lo menciona
en la lista de los Argonautas. Sin embargo Apolonio de Rodas no lo cita en su Argonáutica (en 1, 20 ss.),
ni Píndaro en su listado (Pítica 4, 171 ss.), ni Valerio Flaco en su Argonáutica del siglo I. Pausanias (8, 4,
6) afirma que Autólico vivía en el monte Parnaso y, aunque se decía que era hijo de Hermes, su padre era
en realidad Dedalión.
78
Autólico es de algún modo el prototipo del carácter de Odiseo pero en sus aspectos más negativos.
79
«Muy deseado» traduce polyáretos, adjetivo que solo ha aparecido en 6, 280 de Odisea. Allí corresponde
traducir «un dios muy suplicado», sentido con el que se registra también en el Himno a Deméter (v. 220).
Según Eustacio (2, 209, 38) Euriclea parece estar insinuando que Polyáretos sería un nombre apropiado
para el recién nacido.
80
De estos versos proviene la etimología del nombre Odiseo: «enfadarse» (v. 407) es en griego odýssomai,
parecido fonéticamente a Odysseús. Véase en, vv. 474-475, las palabras de Euriclea en la escena del
reconocimiento.
Todas las instancias del verbo odýssomai conciernen a Odiseo; véase 1,62; 5, 339-340 y 423. Cfr. «Name
Magic in the Odyssey» de Norman AUSTIN (1972) y Man in the Middle Voice: Name and Narration in the
Odyssey de John PERADOTTO (1990: 120-142).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
se acerque, al Parnaso81, donde tengo muchas riquezas,
le daré de ellas y lo enviaré contento de regreso».
Por esto fue luego Odiseo, para que le diera espléndidos regalos82,
a él, Autólico y los hijos de Autólico
lo saludaron con las manos y con palabras dulces. 415
Y Anfitea83, la madre de su madre, abrazó a Odiseo
y le besó la cabeza y hermosos ojos.
Autólico ordenó a sus ilustres hijos
preparar el banquete y ellos escucharon a quien mandaba.
Enseguida llevaron un buey de cinco años84, 420
lo desollaron, prepararon y dividieron todo;
lo cortaron y hábilmente lo clavaron en asadores
y después de asarlo con cuidado distribuyeron las raciones.
Así entonces durante todo el día, hasta que se puso el sol,
comieron, y nadie en su corazón añoraba una porción. 425
Y cuando el sol se hundió y cayó la oscuridad,
se acostaron y recibieron el regalo del sueño.
Cuando apareció Eos, hija de la mañana, la de dedos de rosa85
salieron de cacería los perros y sus dueños,
los hijos de Autólico, y entre ellos iba el divino Odiseo. 430
Ascendieron el arduo monte, vestido de bosques,
el Parnaso y pronto llegaron a los valles batidos por el viento86.
El sol se expandía por los campos cultivados recién salido
de la plácida y profunda corriente de Océano,
cuando los cazadores llegaron a un desfiladero. Delante de ellos 435
avanzaban los perros buscando los rastros y detrás
los hijos de Autólico, Con ellos el divino Odiseo
marchaba, junto los perros, balanceando su lanza de larga sombra.
Allí, en una densa espesura, estaba tumbado un enorme jabalí87

81
El nombre Parnaso aparece mencionado cuatro veces en este canto 19 (vv. 394, 411, 432 y 466) y dos
veces más en adelante: en 21, 220 y 24, 332. El sufijo –ssos (en Parnassós) es de proveniencia pre griega,
pelásgica, frecuente en topónimos, como Knóssos.
82
Este hexámetro retoma el hilo narrativo que se interrumpió en v. 394 (Odiseo en el Parnaso con su abuelo
Autólico). Los vv. 395-412 son una analepsis en el marco de otra analepsis y un claro ejemplo de la
complicada estructura de Odisea. La historia de la cicatriz enmarca la historia del origen del nombre del
héroe y explica por qué razón había viajado Odiseo al Parnaso (le hizo una visita a su abuelo para reclamar
los regalos prometidos).
83
Con la mención de Anfitea (único lugar en que Homero la nombra). madre de Anticlea y esposa de
Autólico vamos completando la genealogía de Odiseo. Cfr. el comentario de Eustacio de Tesalónica (2,
208, 10).
84
Los vv. 420-425 conforman una escena de sacrificio sumamente breve. Véase en nota a 3, 418 la
estructura de una extensa como la que presencia Telémaco en Pilos.
85
Véase nota a 2, 1.
86
El monte Parnaso albergaba en su ladera meridional el santuario de Delfos. Está ubicado en el norte del
golfo de Corinto. Tenían allí su morada las Musas, quienes se habían trasladado desde el monte Helicón;
se lo considera por ello la patria simbólica de los poetas. Fue al monte Parnaso adonde Deucalión y Pirra
fueron transportados en un cofre durante el diluvio primordial; desde allí comenzó la repoblación de la
tierra cuando la pareja arrojó sobre sus hombros piedras que se convirtieron en hombres y mujeres
(Apolodoro 1, 7, 2) ). En cuatro lugares de las obras de Eurípides se lo menciona como el refugio de Dioniso
(Ion 714-717 y 1125 ss.; Fenicias 226 ss.; Ifigenia entre los Tauros 1242 ss.).
87
La descripción de la guarida del jabalí se parece mucho al refugio del final del canto quinto, cuando
Odiseo, exhausto, llega a Esqueria y encuentra protección contra el frío entre dos arbustos y se arma un
lecho con las hojas. Los vv. 440-442 son casi idénticos a 5, 478-480. Es curioso que haya una conexión –
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
No penetraba ese follaje el aliento húmedo de los vientos cuando soplan, 440
ni la atravesaba el sol resplandeciente con sus rayos,
ni se colaba a través de ella la lluvia. Tan espeso
era: una muy extendida abundancia de hojas lo formaba.
Llegó al jabalí, de hombres y perros el ruido de los pies
cuando marchaban cazando. Y del lado contrario, desde la espesura, 445
erizada la crin y el fuego relampagueando en sus ojos,
se detuvo frente a ellos. Odiseo fue el primero en acometerlo,
levantando la lanza de larga sombra con su robusta mano,
ansioso por herirlo. Avanzó hacia adelante el jabalí
y sobre la rodilla le hizo un desgarro en la carne con el colmillo 450
embistiéndolo de lado, pero no llegó al hueso del mortal.
Odiseo lo hirió después de alcanzarlo en la paleta derecha
Y de lado a lado lo atravesó la punta de la resplandeciente lanza.
Cayó en el polvo gimiendo, y en un vuelo se le escapó la vida88
Enseguida lo rodearon los queridos hijos de Autólico 455
y la herida del irreprochable Odiseo semejante a un dios
vendaron sabiamente y con un conjuro89 la negra sangre
contuvieron. Y enseguida llegaron a casa de su amado padre
A Odiseo, Autólico y los hijos de Autólico
después de curarlo bien y de darle espléndidos regalos 460
rápidamente y con alegría, amablemente lo enviaron contentos
a Itaca. Su padre y su venerable madre
se alegraron al verlo volver y le preguntaban con detalle
por la cicatriz y qué le había pasado. Y él les contó a ellos
cómo mientras cazaba, lo hirió un jabalí con su blanco colmillo 465
al marchar al Parnaso con los hijos de Autólico90.

EURICLEA RECONOCE A SU SEÑOR POR LA CICATRIZ (467-507)

La anciana tomó la cicatriz entre las palmas de sus manos


y la reconoció al tacto. Y soltó el pie que estaba levantando.
y la pierna cayó en el caldero. Resonó el bronce,
se inclinó hacia atrás, hacia un lado y el agua se derramó en el suelo. 470
Al mismo tiempo, el gozo y el dolor invadieron el corazón y sus dos ojos
se llenaron de lágrimas, y se le quebró su floreciente voz.

posiblemente no intencional– entre el refugio de Odiseo náufrago y pronto a reintegrarse a la sociedad y la


guarida del jabalí que le hizo su herida identificatoria.
88
En el relato de la caza del jabalí hay ciertas reminiscencias de Ilíada; véase Iliada 11, 414-420; 12, 146-
52; 13, 471-477; 17, 281-287. En su libro A Narratological Commentary on the Odyssey, Irene de JONG
(2001: 478) percibe una pátina heroica en esta escena de la muerte del animal: 449a = Ilíada 21, 68a; 451a
= Ilíada 14, 463a; 452b = 5, 98b, 453 se asemeja a 11, 253 y 454 = Ilíada 16, 469; podemos también
comparar este episodio con la cacería del ciervo en 10, 156-182.
89
«Conjuro» traduce epaoidé, una invocación o ruego de carácter mágico que es cantado más que recitado.
Este es el único lugar en que aparece en Homero (cfr. Píndaro, Píticas 3, 51 y 4, 217) y es por tanto una
rara referencia a la creencia arcaica en el poder mágico de los conjuros salmodiados. Es una de las pocas
intrusiones de una práctica popular en el mundo refinado y aristocrático de las épica, aunque en Odisea son
más frecuentes que en Ilíada. Cfr. Heródoto 1, 132 y Diógenes Laercio 2, 19, 9.
90
¿A qué edad había viajado Odiseo al Parnaso? Indudablemente en la adolescencia, a la edad en que pudo
cumplir el rito de iniciación que lo convirtió en hombre, allí mató un jabalí en su primera batida de caza y
recibió su primera herida.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Y agarrando de la barba a Odiseo91, le dijo:
«Sin duda eres Odiseo, querido hijo: por cierto, yo no…
hasta ahora, te había reconocido, hasta tocarte del todo, mi señor92». 475
Así dijo y se volvió a mirar a Penélope con los ojos,
como queriendo indicarle que su esposo estaba dentro.
Pero esta no pudo advertirlo, aunque estaba enfrente, ni entender,
pues Atenea había distraído su pensamiento93. Entonces Odiseo
le puso las manos encima y la tomó del cuello con la derecha 480
y con la otra la arrastró más cerca de sí y le dijo94:
«Nana, ¿por qué quieres ser mi perdición95? Tú misma me alimentaste
en tus pechos. Ahora, este que soy yo, sufridor de males y muy caminante
he llegado después de veinte años a mi tierra patria96.
Pero ya que te has dado cuenta y un dios lo puso en tu interior, 485
calla, que ningún otro lo descubra en el palacio;
porque te voy a decir esto y ciertamente se va a cumplir:
si por mi mano un dios hace sucumbir a los ilustres pretendientes
no por ser mi nodriza te pondré aparte cuando a las otras
siervas mujeres en mi palacio logre llevar a la muerte97 ». 490
Y por su parte le contestó la muy prudente Euriclea:
«Hijo mío, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes!
Sabes que mi ánimo es firme y nada voluble;
me mantendré como una sólida roca o como el hierro98.
Te voy a decir otra cosa que vas a guardar en tu mente: 495
si con la ayuda de un dios dominara a los ilustres pretendientes,
entonces te hablaré con detalle de las mujeres del palacio,
quiénes te deshonran y quiénes son inocentes».
Y le respondió y dijo el muy astuto Odiseo:
«Nodriza, ¿por qué me las vas a señalar tú? no es necesario 500

91
La convención de la súplica en Ilíada es tocar la barbilla (Tetis a Zeus en 1, 500-502; Epigeo a Peleo en
16, 571-575; Licaón a Aquileo en 21, 74-96) y, en Odisea, abrazar las rodillas (véase 6, 141-147 y 310-
312; 7, 142-143).
92
Las primeras palabras que Euriclea dirige a su amado señor son muy conmovedoras. El efecto se logra
en especial porque pasa de la invocación a una situación íntima y lejana –«querido hijo»– a la situación
actual de una realidad recién descubierta –«mi señor»– en una misma oración.
93
Ni Atenea ni Odiseo –y tampoco el narrador– explican las razones por las que Penélope está excluida de
los planes de la venganza (véase 13, 192 y 403; 16, 303 y 457-459) y hemos observado ya en 4, 830-837 el
sueño evanescente que la visita en la figura de su hermana Iftima por voluntad de Atenea, se niega a darle
noticias sobre si Odiseo está vivo o no. Cfr. El capítulo «Penelope's Agnoia: Knowledge, Power, and Gender
in the Odyssey» Lillian E. DOHERTY (2009).
94
Actúan en consonancia Atenea y Odiseo para evitar el peligro en que lo coloca el reconocimiento de la
nodriza: la diosa desvía la atención de Penélope (v. 479) y Odiseo silencia a su nodriza de hecho (v. 480) y
de palabra (vv. 482-502). Los vv. 478-479 demuestran con claridad que Penélope no se ha percatado todavía
de la verdadera identidad del forastero, como algunas hipótesis sugieren (véase nota a v. 124).
95
Hay un notable contraste entre el hipocarístico «Nana» –maîa– (solo en Odisea y especialmente frecuente
en el canto 23) y el hipotético «quieres ser mi perdición», pero puede ser quizá una expresión irónica
deliberada, propia del carácter de Odiseo.
96
La fórmula proviene de 16, 205-206 (véase nota).
97
La crueldad de la amenaza de Odiseo es desproporcionada, y nos recuerda que el tema del castigo a las
criadas desleales es una preocupación del héroe (véase 16, 304).
98
Euriclea ha demostrado que es capaz de guardar un secreto cuando mantuvo su juramento a Telémaco
por no contar a Penélope sobre su viaje (véase 2,373-377 y 4, 745–749).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Yo mismo las observaré y conoceré a cada una99,
pero mantén en silencio tus palabras y confía en los dioses».
Así dijo, y la anciana se marchó a través del mégaron
para traer agua de lavar los pies, pues la anterior quedó toda derramada.
Y después que los lavó y los ungió con espeso aceite, 505
otra vez la silla cerca del fuego arrastró Odiseo,
para calentarse, y se ocultó la cicatriz con los harapos.

INTERPRETACIÓN DEL SUEÑO DE PENÉLOPE POR ODISEO (508-569)

Y la prudente Penélope comenzó a hablar entre ellos100:


«Forastero, solo te voy a preguntar un poco cosa más,
pues pronto va a ser la hora del dulce reposo, 510
para quien el muelle sueño lo atrape, aun estando afligido.
Pero a mí una pena sin medida me ha dado un dios,
pues durante los días me es grato, con lamentos y gemidos101
atender mis labores y las de las sirvientas en la casa,
mas cuando llega la noche y el sueño las invade a todas, 515
me echo en la cama mientras a mi angustiado corazón
densas y agudas penas lo asaltan y torturan.
Como cuando la hija de Pandareo, la verde Aedón102,
canta bellamente cuando se inicia la primavera
sobre el follaje bien tupido de los árboles103 520
cambia a menudo de tono y vierte su voz de múltiples ecos
llorando a su hijo Itilo, a quien en otro tiempo con el bronce
mató por estar fuera de sí, al que era hijo del rey Zeto 104,
Así también mi ánimo vacila entre ir por aquí o por allá105:
permanecer junto a mi hijo y velar porque quede todo intacto, 525

99
Recordemos que a principios del canto 20 (vv.6-16), Odiseo insomne, acostado en el pródomos, se había
enterado en persona cómo las criadas infieles se divierten con los pretendientes.
100
La larga alocución de Penélope (vv. 508-569) empieza (vv. 509-511) como una continuación de la orden
a las esclavas que había iniciado en vv. 317-319.
101
Hay una aparente paradoja en que a Penélope le sea «grato» realizar sus labores «con lamentos y
gemidos»; sin embargo no es infrecuente en Homero que se asocie el placer con el dolor: véase la fórmula
de vv. 213 y 251 = 21, 57; «disfrutemos del frío llanto» (11, 212); Ilíada, 23, 10 y 98; 14, 513.
102
La historia de la hija de Pandareo, Aedón –el ruiseñor–, no se conoce de ninguna otra fuente antigua tal
como se relata aquí. Es una versión abreviada de la historia desarrollada en los escolios a estos versos:
relatan la muerte de Itilo (onomatopeya de un gorgeo) por mano de su madre, esposa de Zeto, rey de Tebas.
Aedón fue transformada en ruiseñor por Zeus, para calmar su inmenso dolor después de que por error
acabara con la vida de su propio hijo. Envidiosa de Níobe, la esposa de su cuñado Anfión, que tenía seis
hijos y seis hijas muy bellos, urdió un plan para matar al mayor de ellos, pero en el rapto de locura, mató a
Itilo.
103
Que el ruiseñor –personificado en Aedón– esté posado sobre el follaje verde, que se refleja en su plumaje,
explica el adjetivo del v. 518, muy extraño de todas maneras, ya que un ruiseñor tiene plumas más bien
rojizas.
104
Véase nota a 20, 66. Cfr. el artículo «A Matter of Perspective: Penelope and the Nightingale in "Odyssey"
19.512-534» de Emily KATZ ANHALT (2002).
105
No hay más punto de comparación entre la historia de Aedón y la suya propia que los gemidos como
gorjeos y no entendemos por qué Penélope aludió a esta historia. Ella se parece al ruiseñor en la frecuencia
e intensidad de su lamentación (vv. 516 y 521), pero no en relación con su corazón dividido ante las dos
opciones. En el canto siguiente también se va a comparar a sí misma con las hijas de Pandareo (véase 20,
66-82).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
mi hacienda, mis siervos y mi gran morada de elevado techo106
por respeto al lecho de mi esposo y a las habladurías del pueblo,
o seguir a aquel de los aqueos que resulte el mejor
que me corteja en el palacio y me entregue numerosos regalos de boda.
Mi hijo, mientras era todavía pequeño e infantil 530
no me permitía casarme y abandonar la casa de mi esposo,
pero ahora que ya es mayor y ha llegado al límite de su juventud
incluso me suplica que me marche de una vez del palacio,
preocupado por los bienes que le comen los aqueos.
«pero, vamos, interprétame este sueño107, escucha: 535
veinte gansos en mi casa comían trigo remojado
con agua y yo me alegraba al contemplarlos,
pero después de llegar desde el monte una gran águila de corvo pico
a todos les rompió el cuello y los mató, y ellos quedaron
desparramados por el palacio, mientras ella asciende hacia el divino éter. 540
No obstante, yo lloraba y gritaba en mi sueño,
y se reunían en torno de mí las aqueas de bellas trenzas,
me condolía porque el águila me había matado a los gansos108.
Entonces volvió el ave y se posó sobre el alero en el techo
y con voz humana me llamaba y me decía: 545
“anímate, hija del muy ilustre Icario,
que no es un sueño, sino algo noble que habrá de cumplirse.
Los gansos son los pretendientes y yo el águila
era antes, pero ahora como esposo tuyo he regresado,
yo que voy a dar a todos los pretendientes un infortunado destino”. 550
Así dijo y luego me abandonó el sueño dulce como la miel.
Cuando miré todo a mi alrededor vi a los gansos en el palacio
comiendo trigo junto a la batea en el mismo sitio de costumbre».
Y contestándole, le dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer, no es posible en modo alguno interpretar el sueño 555
dándole otra sentido109, puesto que Odiseo mismo
ha dicho cómo va a realizarse. Para los pretendientes clara aparece la ruina
para todos en verdad; ninguno escapará a la muerte y a las Keres».
Y le contestó la muy prudente Penélope:

106
El verso es fórmula que apareció en 7, 225 y en Ilíada 19, 333.
107
Los vv. 535-553 conforman el relato del sueño que es interpretado por el mendigo como un presagio. Se
trata del último vaticinio que implica aves o pájaros y refieren al regreso de Odiseo y su triunfo sobre los
pretendientes; véase 2, 146-176; 15, 160-181 y 525-538 (véase nota a 2, 151). Cfr. «Penelope’s Dreams in
Books XIX and XX of the Odyssey» de Vannan RANKIN (1962); «Omens in the Odyssey» de Anthony J.
PODLECKI (1967); Penelope’s Renown de Marylin KATZ (1991: 145-147); The Constraints of Desire de
John K. WINKLER (1990: 129-161); Regarding Penelope de Nancy FELSON-RUBIN (1994: 31-33); In
Pandora's Jar: Lovesickness in Early Greek Poetry de Monica SILVEIRA CYRINO (1995: 28); «Penelope as
Dreamer: A Reading of Book 19 of The Odyssey» de Kelly BULKELEY (1998).
108
Es digno de análisis el hecho de que Penélope se lamente tan intensamente por el exterminio de los
gansos. Se entiende que en un nivel inconsciente, lamentaría la repentina masacre –cfr. «Penelope's
Character» de George DEVEREUX (1957)–, lo cual no implica necesariamente la sugerencia de una
Penélope infiel, sino halagada por los numerosos regalos que recibe de los pretendientes.
109
La interpretación está implícita en el sueño mismo: la única actividad que caracteriza a los gansos es
que están comiendo (vv. 536 y 553), como los pretendientes. Odiseo solo confirma lo que manifestó Odiseo
mismo dentro del sueño. Sin embargo, no todos los investigadores acuerdan con el sentido tan llano de este
episodio. Otras interpretaciones afirman que Penélope ha reconocido al mendigo y ha inventado el sueño
de los veinte gansos para probar a su esposo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
«Huésped, sin duda los sueños inaprensibles y de lenguaje oscuro 560
existen, y no todos se cumplen para los hombres.
Porque hay dos puertas para los sueños que se desvanecen:
una construida con cuerno, la otra con marfil.
Los que llegan a través del tallado marfil
son engañosos, traen palabras que no se realizan. 565
Otros llegan a través de la puerta de pulidos cuernos,
son los que anuncian cosas verdaderas cuando un mortal las ve110.
Pero creo que a mí el terrible sueño de esta puerta
no me ha llegado. ¡Qué grato sería para mí y para mi hijo!

PENÉLOPE PROPONE EL CERTAMEN DEL ARCO (570-604)

»Te voy a decir otra cosa que has de guardar en tu mente: 570
ya una Aurora de triste nombre, la que a mí de Odiseo,
de su casa, me va a alejar. Ahora voy a establecer un certamen.
Las hachas de combate, las que aquél en el mégaron
colocaba una tras otra, como puntales de madera, doce en total111,
y, colocado muy lejos, arrojaba una flecha que las traspasaba. 575
Ahora voy a establecer este certamen para los pretendientes112
Quien más fácilmente tienda el arco entre sus manos
y haga pasar una flecha por todas las doce hachas,
con ese me marcharé dejando atrás esta casa
señorial y muy hermosa, llena de riquezas. 580
Creo que siempre la recordaré, incluso en sueños113».
Y respondiéndole, dijo el muy astuto Odiseo:
«Mujer venerable de Odiseo Laertíada,
no demores por más tiempo en tu casa ese certamen
pues el muy astuto Odiseo ha de llegar 585
antes de que ellos toquen ese pulido arco con sus manos,
tensen la cuerda y atraviesen el hierro con la flecha».
Y le dijo a su vez la prudente Penélope:
«Si quisieras, huésped, sentado junto a mí en la sala,
recrearme114, no se me vertería el sueño sobre los párpados, 590

110
Generaciones de eruditos se han visto desconcertados por el simbolismo de este pasaje, ¿por qué asociar
cuernos con verdad y marfil con engaño? La explicación está en el juego etimológico, que es intraducible.
Los sueños que cruzan la puerta de «marfíl» –eléphas– «son falsos» –elephaírontai–; los que cruzan la
puerta de «cuerno» –kéras– «se cumplen» –kraínousi–. Cfr. «Penelope’s Dream in Book 19 of the
ODYSSEY» de Alexandra ROZOKOKI (2001) y «Horn and Ivory, Bow and Scar: Odyssey 19.559-81» de D.
Ben DESMIDT (2006).
111
A partir de esta descripción es difícil imaginar en qué consistirá el certamen. Debemos completarla con
la narración de 21, 120-121 y 419-423. Quizá hayan sido hachas dobles sin mango, así una hoja quedaba
enterrada y la otra al descubierto, para poder ser atravesada por la flecha.
112
Es difícil explicar por qué la reina decide en este punto establecer el certamen del arco para el día
siguiente y librar su futuro al resultado. Ahora tiene buenas razones para creer en el inminente regreso de
su esposo (la explicación de su sueño de vv. 262-307 y el vaticinio de Teoclímeno en 17, 152-161). Por el
contrario, hay razones internas para llegar a esta decisión: ha sido descubierto el ardid del tejido de la
mortaja de Laertes (véase vv. 130-161), pero el certamen no es otro truco para ganar tiempo (véase vv. 157-
158) y además sabe que es imposible que alguien que no sea Odiseo pueda tensar el arco.
113
Cfr. «Penelope and the Poetics of Remembering» de Melissa MUELLER (2007).
114
Penélope alude a la –posible– habilidad del forastero como narrador. Lo que se describe aquí como una
mera posibilidad (escuchar sus historias toda la noche, sin dormir), se hará realidad en 23, 308-309.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
pero no es posible que estén siempre insomnes
los hombres. Una porción de sueño para cada uno han dispuesto
los inmortales para los mortales sobre la tierra dadora de vida.
Así que yo después de subir al piso de arriba
me acostaré en el lecho, acostumbrado a mi llanto, 595
siempre regado por mis lágrimas, desde que Odiseo
se marchó para contemplar la Malditilión que no hay que nombrar115
Allí me acostaré; tú acuéstate en esta sala,
extendiendo algo por el suelo, o que te pongan una cama».
Después de hablar así, subió al resplandeciente piso de arriba, 600
mas no sola, junto con ella iban otras, las esclavas.
Subió al piso de arriba con las esclavas mujeres
y luego lloró a Odiseo, su esposo amado, hasta que el dulce sueño
echó sobre sus párpados Atenea de ojos de lechuza116

115
Véase nota a v. 260.
116
Es la fórmula que aparece 1, 362-364. Véase en la nota a 20, 58 la estructura poética de la narración
sobre cómo pasarán marido y mujer la última noche en que dormirán separados después de veinte años.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Canto XX
La última cena de los pretendientes

EL INSOMNIO DE ODISEO (1-55)1

Se preparaba el lecho en el pórtico2 el divino Odiseo;


extendió la piel no curtida de un buey y sobre ella
muchas pieles de ovejas que habían sacrificado los aqueos;
y Eurínome3 echó sobre él un manto cuando se hubo acostado.
Allí Odiseo, urdía males contra los pretendientes en su ánimo, 5
acostado e insomne4. Las mujeres del palacio
salieron5, eran las que se acostaban con los pretendientes,
se provocaban unas a otras para la risa y la juerga.
El corazón de Odiseo cabalgaba6 dentro del pecho7,
muchas cosas barruntaba en su mente y en su corazón: 10
si lanzarse sobre ellas y causarles la muerte a cada una,
o dejarlas todavía acostarse con los arrogantes pretendientes
por última y definitiva vez. Y su corazón le ladraba dentro.
Como la perra que va y viene alrededor de sus tiernos cachorros
y al hombre que no conoce le ladra y furioso y lo ataca, 15
así ladraba en su interior indignado por las malas acciones.
Y se golpeó el pecho y reprendió a su corazón con estas palabras:
1
El canto 20 contiene la noche del día treinta y nueve de la acción (vv. 1-90) y la primera parte del largo
día cuarenta (1.581 hexámetros), que se extenderá hasta 23, 343. Compartimos esa noche las
preocupaciones de Odiseo y Penelope (vv. 1-121). Odiseo se reúne con los siervos fieles e infieles (vv.
162-239) mientras los pretendientes planean la muerte de Telémaco (vv. 240-247); más adelante se burlan
y abusan de Odiseo-mendigo (vv. 284-394).
2
Véase nota a 4, 302. No es esta la galería del mégaron sino el pródromos a la entrada del palacio.
3
Eurínome es un personaje paralelo a Euriclea. Esta última está en preferente relación con Odiseo y
Telémaco, mientras Eurínome es la confidente de Penélope. Cfr. el artículo «Eurycleia and Eurynome as
Penelope's confidantes» de Victoria PEDRICK (1994). En 17, 492-506, Penélope ha compartido sus
sentimientos sobre los pretendientes con ella y en 18, 164-86 es a quien la reina confía su plan de
comparecer ante los pretendientes. Eurínome pertenece al grupo de los (viejos) siervos fieles, como
Eumeo, Filetio y Dolio y su esposa; quienes contrastan con los (jóvenes) siervos infieles, como Melanto y
Melantio. Se presenta en escena generalmente en el tálamo de Penélope (véase 18, 164-165). Junto con
Euriclea va a preparar el dormitorio para la pareja de sus señores, unida nuevamente, en 23, 289.
Previamente, en 23, 153-155, lava y unge con aceite a Odiseo y lo viste con impecable túnica y manto.
4
Este episodio es el ejemplo más elaborado del motivo literario del insomnio en Homero. Véase 1, 443-
444; 15, 4-8; 19, 515-534 e Ilíada 1, 601-2, 75; 9, 712-10, 33; 24, 1-18; cfr. el artículo «The Sleeplessness
Theme at Iliad 24.1-18. A Study of Function and Form» de Elizabeth MINCHIN (1985). La mayoría de
estos pasajes son ejemplos de vigilia solitaria: todo el mundo está profundamente dormido, excepto una
persona. Aquí el insomnio de Odiseo contrasta con el sueño de los pretendientes (18, 428), de Telémaco
(19, 50) y de Penélope (19, 603-604), y su tensa ansiedad contrasta con la despreocupada risa de las
siervas infieles (vv. 6b-8).
5
Las siervas infieles tienen que pasar por el pródomos donde duerme Odiseo (v. 1) para salir del mégaron
y encontrarse con sus amantes.
6
La primera mitad del hexámetro es fórmula tomada de Ilíada 9, 595 y va a repetirse en 24, 318.
7
Este canto, de menor extensión que otros –395 hexámetros– ha sido juzgado también de menor calidad
artística. Contra esa opinión, podemos afirmar que aquí se describen de manera muy poética los más
profundos sentimientos de los protagonistas; por ejemplo, en la sucesión de figuras retóricas que
encierran vv. 9-30. El corazón de Odiseo que cabalga (v. 9) y ladra (v. 13) dentro del pecho es el
prolegómeno al intenso símil de vv. 14-16; sigue la admonición a ese turbado corazón en discurso directo
(vv. 18-21) y luego otro magnífico símil se extiende por vv. 25-30a, hasta dar entrada el poeta a la
presencia divina de Atenea (v. 30b).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
«¡Aguanta, corazón!8, que ya tuviste que soportar otro hecho más desgarrador,
aquel día, cuando se comía el Cíclope de fuerza incontenible
a mis valerosos compañeros. Tú lo soportaste hasta que tu astucia 20
te sacó de la cueva cuando ya estabas creyendo que ibas a morir9».
Así dijo, maniatando en el pecho su querido corazón.
Y por eso, el corazón permanecía en calma, paciente,
con tenacidad, mientras Odiseo daba vueltas de acá para allá.
Como cuando un hombre sobre un gran fuego encendido 25
a un vientre lleno de grasa y sangre, para un lado y para otro,
da vueltas, pues desea que rápido quede bien cocido10,
así se revolvía para un lado y para otro, debatiéndose
sobre cómo echaría mano a los desvergonzados pretendientes,
solo él solo contra muchos. Entonces Atenea se llegó a su lado 30
luego de bajar del cielo, con aspecto semejante a una mujer.
Se colocó sobre su cabeza y le dijo su palabra11:
«¿Por qué estás despierto aún, el más desventurado12 de los hombres?
Esta es tu casa y en tu casa está tu mujer
y tu hijo, que es como cualquiera desearía que fuera un hijo». 35
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo:
«Sí, diosa, todo eso lo dices según corresponde,
pero lo que debate mi ánimo dentro del pecho
es cómo echar mano a los desvergonzados pretendientes
solo como estoy. Ellos siempre están en grupo ahí dentro. 40
Además algo más importante barrunto en el pecho:
si lograra matarlos por la voluntad de Zeus y de ti misma,
¿a dónde podría escapar13? Te ruego me aconsejes».
«¡Infeliz!, cualquiera confía en un compañero incluso menos fuerte, 45
aunque sea un mortal y no sepa tantas artimañas,
pero yo soy una diosa, la que siempre te protege
en todos tus trabajos. Te voy a hablar con franqueza:
aunque cincuenta camarillas de hombres de voz articulada14

8
La apelación en segunda persona al propio corazón o al ánimo es más propio de la lírica (Arquíloco
67aD) o de la tragedia (Eurípides, Medea 1056) que del género épico; su presencia aquí subraya el tomo
lírico-dramático de la escena.
9
Véase la aventura en la isla de los cíclopes en 9, 106-556.
10
Estos tres hexámetros (vv. 25-27 y nota a 15, 344) ofrecen un símil muy ajustado a la ansiedad y deseo
de venganza de Odiseo, y de manera indirecta relacionado con el motivo del «maldito estómago» (véase
7, 216). Cfr. Odysseus Polutropos: Intertextual Readings in the Odyssey and the Iliad de Pietro Pucci
(1987: 173-187).
11
Una vez más, una divinidad se presenta frente al héroe para que cese el agotamiento anímico en que
está sumido: véase Ilíada 1, 193-222 (Atenea frente a Aquileo); Ilíada 10, 507-512 (Atenea frente a
Diomedes); Ilíada 16, 715-726 (Apolo frente a Héctor).
12
«Desventurado» traduce kámmoros, un término ausente en Ilíada, que aparece solo en Odisea (2, 351;
5, 160 y 339; 11, 216). La segunda parte del hexámetro es fórmula que usa Anticlea, la madre de Odiseo,
cuando ve a su hijo en el Hades (11, 216b). La frase no es una mera hipérbole, sino subraya que Odiseo es
un hombre señalado por el destino de una vida dura, como lo sugiere su propio nombre; cfr. “The
Homeric Etymology of the Name Odysseus” de William B. STANFORD, (1952).
13
Para saber cuál será la reacción de las familias de los pretendientes, véase 24, 412-548.
14
El epíteto «de voz articulada» es tan antiguo que se ha perdido su origen. Quizás haya que remontarse a
las fuentes más arcaicas de la lengua griega –probablemente tracias o frigias– y a alguna imagen que pone
en relación a los seres humanos con el resto del mundo animal. Es frecuente en Ilíada, en esta misma
fórmula al final del hexámetro (1, 250; 3, 402; 9, 340; 11. 8; 18 342 y 490; 20, 217) o con alguna variante
(2, 285; 18, 288). En Odisea aparece solo dos veces y en este canto 20 (aquí y en v. 132).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
nos rodearan, deseosos de matar por causa de Ares15, 50
incluso así podrías apoderarte de sus bueyes y sus pingües ovejas.
Así que déjate vencer por el sueño; es insano vigilar
durante toda la noche despierto, ya vas a escapar de tus desgracias».
Así dijo y le derramó sueño sobre los párpados
y se volvió al Olimpo la divina entre las diosas16. 55

SÚPLICA DE PENÉLOPE A ÁRTEMIS. PEDIDO DE ODISEO A ZEUS (56-121)

Cuando ya lo envolvía sueño, el que libera el corazón de la ansiedad


y afloja los miembros, despertó su diligente esposa
y se echó a llorar sentada en el blando lecho17.
Y cuando llorando se alivió de lo que tenía en su corazón
suplicó en primer lugar a Ártemis la divina entre las mujeres, 60
«Ártemis, soberana diosa18, hija de Zeus, ¡ojalá
en el pecho me arrojaras una flecha y me arrancaras la vida
ahora enseguida19, o me arrebatara un temporal
y me llevara bien lejos sobre los neblinosos caminos
y me arrojara en la desembocadura del Océano de gran reflujo 65
como cuando los huracanes se llevaron a las hijas de Pandáreo20!

15
Ares es con frecuencia, más que un dios, una metáfora de la guerra o del espíritu bélico. El ejemplo
más cabal lo encontramos en Ilíada 17, 210-212.
16
Esta escena de la aparición de Atenea a Odiseo (vv. 30-55) es una versión abreviada de otro encuentro,
que ha ocurrido en 13, 221-440. No hay un plan de acción concreto en las palabras de la diosa. Atenea no
menciona el arco como instrumento potencial para la venganza. En v. 237, Filetio ofrece su ayuda, y, en
vv. 385-386, Telémaco aguarda con ansiedad una señal de su padre para atacar a los pretendientes; ambos
pasajes sugieren que no habrá más que un enfrentamiento como es habitual, sin armas ni ardides. Recién
en 21, 4, Atenea inspira a Penélope para que organice la competición y el receptor percibe la conexión
entre el certamen del arco y la matanza de los pretendientes. Pero también es cierto que el certamen marca
solo el inicio de la contienda (22, 8-118), luego Odiseo matará a los pretendientes al modo usual de un
combate. En la futura venganza van a estar involucrados tanto los factores del disfraz y el engaño como
de la lucha abierta, cuestiones que no se perciben aún a esta altura del texto.
17
Obsérvese la magistral estructura del relato de la última noche de la separación de veinte años entre
marido y mujer. El narrador entrelaza las situaciones en que están sumergidos cada uno de los esposos.
1a.- Atenea sume en el sueño a Penélope (19, 603-604); 1b.- Odiseo permanece despierto y dialoga con
Atenea (vv. 57-91); 2a.- Penélope se despierta y reza a Ártemis para que acabe con su vida y relata que
soñó con Odiseo (vv. 92-121); 2b.- Odiseo ora a Zeus y le pide una señal y el señor del Olimpo le envía
un presagio favorable.
18
«Soberana diosa» traduce pótna theá (véase 5, 215 y 13, 391). El epíteto pótnia («soberana»), aplicado
generalmente a Hera en Ilíada (1, 551 y 568; 4, 2 y 50; 8, 198 y 471; 13, 826; 18, 360; 20, 309; etc.),
tiene una aplicación más amplia en Odisea (5, 149; 6, 30; 12, 36 y 134; 11, 180 y 215; 15, 461; etc.). Se
supone que fue en sus orígenes el nombre de una antigua diosa micénica, que se equiparó mas tarde con
la figura de la diosa madre en el Oriente medio. Se unía Potnia al nombre de una diosa olímpica ya en las
tabletas de Cnosos. Cfr. comentario ad loc de Joseph Russo en A Commentary on Homer's Odyssey:
Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK, Alfred (1992: 112).
19
Véase nota a 11, 173. Los vv. 61-82 tienen la estructura de una plegaria: 1.- invocación a la divinidad
(v. 61); 2.- solicitud, para el caso el pedido de morir (vv. 62-65), ya expresado por Penélope en 18, 200-
205; recuerdo de un hecho pasado –aquí un precedente mitológico– que se desea se repita (vv. 66-78);
reiteración vehemente del pedido a la diosa (vv. 79-82).
20
Penélope se compara, como en 19, 518-529, con las hijas de Pandáreo. En el canto 19 hay una breve
mención a una de ellas, Aedón que mató involuntariamente a su propio hijo. Aquí la mención es extensa,
de 16 hexámetros (vv. 66-82) y se refiere a las dos hijas de Pandáreo, Aedón y Quelidón, sin
mencionarlas por sus nombres propios. Tampoco se explican las circunstancias en que los huracanes se
las llevan ni por qué quedan huérfanas. Estos versos fueron parafraseados por Pausanias (10, 30, 1), quien
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
»Los dioses mataron a sus padres y ellas quedaron
huérfanas en el palacio, pero la divina Afrodita
las alimentó con queso y dulce miel y con delicioso vino;
Hera les otorgó más que a todas las demás mujeres 70
belleza y prudencia; la casta Ártemis les dio gran estatura
y Atenea les enseñó a realizar labores brillantes
Un día la divina Afrodita subió al elevado Olimpo
para pedir para las doncellas un floreciente matrimonio21
a Zeus, que goza con el rayo, pues él conoce bien todas las cosas,
tanto la suerte como la desventura de los hombres mortales.
»Las Harpías22 entonces raptaron a las doncellas
y las entregaron a las odiosas Erinias23 para que fueran sus esclavas.
¡Ojalá así me mataran los que poseen mansiones en el Olimpo,
o me alcanzara Ártemis, de lindas trenzas, para a Odiseo 80
poder ver24 y hundirme bajo la tierra odiosa
y no tener que satisfacer el deseo de un hombre inferior a él25!
»Mas la desgracia tiene algo de tolerable cuando una
de día llora, copiosamente, afligida en el corazón,
si por las noches el sueño la captura –pues todo lo hace olvidar, 85
lo bueno y lo malo cuando nos cubre los párpados–.
»Pero a mí un dáimon me arroja malos sueños26,
pues durante esta noche junto a mí dormía alguien igual a él,
tal como era cuando marchó con el ejército. Y mi corazón
se alegraba, porque me decía que no era un sueño, sino realidad». 90
Así dijo, y enseguida llegó Eos, de trono de oro27.

agrega que las hijas de Pandáreo fueron motivo de una pintura de Polignoto, quien las retrató como niñas
coronadas de flores y jugando a los dados y que les da los nombres de Cameiro y Clitia.
21
Esta historia se encuadra en las acciones benéficas que Afrodita, la diosa del amor, la belleza, el placer
y la procreación reliza en ocasiones en favor de hombres o mujeres. Otros mitos más conocidos de este
tenor son: darle vida a la estatua de Pigmalión, favorecer a Hipómenes en la carrera por Atalanta,
conceder el amor de Helena a Paris y ayudar a Eneas en su huida de Troya.
22
Las Harpías eran los espíritus (daímones) de los sucesos repentinos, ráfagas cortantes de viento, por
ejemplo. Eran mencionadas como perras de Zeus y a ellas enviaba el dios para arrebatar personas y las
cosas de la tierra. Las desapariciones repentinas y misteriosas se atribuían a las Harpías. Según Hesíodo
(Teogonía 267-268), eran hijas de Taumante y la Oceánide Electra, doncellas aladas que superaban a los
vientos y a las aves por la rapidez de su vuelo. Véase nota a 1, 241.
23
Las Erinias, diosas de la venganza, especialmente de crímenes contra la propia sangre, fueron en su
origen la personificación de las maldiciones pronunciadas contra un criminal. También se le da el nombre
de Euménides, que significa «benévolas», sea porque la gente temía llamar Erineas a estas diosas
temibles, sea para evitar su ira cuando se pronunciaba su verdadero nombre; se las llamó de este modo
después de la absolución de Orestes por el tribunal del Areópago (cfr. Euménides de Esquilo). En Ilíada
(3, 264-301; 19, 258-265) las Erinias son la encarnación de la maldición que espera a quien no cumpla un
juramento.
24
Esta imagen poética es bella y poderosa: Penélope desea morir (que Ártemis la alcance con sus flechas;
véase nota a 5, 124 y a 11, 173) para poder ver –con los ojos del alma– a Odiseo también seguramente
muerto.
25
Es inminente la posibilidad de casarse con uno de los pretendientes: este hexámetro demuestra que
Penélope no tiene la mínima sospecha de que su marido está de vuelta en el hogar, a pesar de que, casi de
inmediato –vv. 87-90–, tiene un sueño premonitorio de la presencia cercana del esposo.
26
Los vv. 83-90 refieren a los malos (v. 87) sueños de Penélope en ausencia de su esposo. Pero en verdad
su sueño es feliz en esta ocasión, pues sueña que Odiseo duerme junto a ella. La reina se había quejado en
el canto anterior (19, 512-517) acerca de sus aciagas noches. La situación es diversa a la del sueño
mencionado en 19, 535-569, sueño que Penélope le había pedido a Odiseo interpretar.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Mientras Penélope lloraba, escuchó su voz el divino Odiseo28,
meditó entonces y le pareció según su ánimo
que ella ya lo había reconocido y estaba junto a él en su mente.
Recogió el manto y las pieles en que se había acostado 95
y las dejó en el mégaron sobre una silla, pero la piel de buey
se la llevó puertas afuera, y suplicó a Zeus, con las manos en alto29:
«Zeus padre, si por tu voluntad, sobre lo seco y líquido,
me trajiste a mi tierra, después de llenarme de males en exceso,
que alguna de las personas despiertas hable aquí dentro 100
y que afuera se muestre otro prodigio de Zeus30».
Así dijo en su súplica. Y le escuchó Zeus, el consejero.
Al punto tronó desde el resplandeciente Olimpo,
desde arriba de las nubes, y se alegró el divino Odiseo.
El presagio desde dentro de la casa lo produjo una mujer, 105
cerca de donde el pastor de pueblos tenía las piedras de moler.
En ellas que se fatigaban doce mujeres en total,
que fabricaban harina de cebada y trigo, tuétano de los hombres.
Las demás mujeres dormían, porque ya habían molido su grano
pero esta, sola, no había concluido, porque era la más débil. 110
Se puso en pie junto a la muela y habló, fue la señal para su amo:
«Zeus padre, que gobiernas sobre dioses y hombres31,
has tronado de manera muy fuerte desde el cielo estrellado
¡y no hay aquí ni una nube! Es un presagio que para alguien muestras.
Cúmpleme ahora también a mí, desdichada, lo que voy a decirte: 115
que los pretendientes, por última y postrera vez en este día,
en el palacio de Odiseo, tomen el apetecible banquete.
Ellos a mí con el trabajo duro me han hecho flaquear las rodillas,
de tanto majar harina; que cenen ahora por última vez».
Así dijo, y se alegró con el presagio el divino Odiseo 120
y con el trueno de Zeus; pensaba castigar a los culpables.

27
«De trono de oro» traduce chrysóthronos, epíteto que se adjudica dos veces a Hera en Ilíada (1, 611 y
14, 153) y una vez a Ártemis (9, 533), mas en Odisea se asigna a Eos (aquí y en 10, 541; 12, 142; 14,
502; 15, 56; 15, 250) y una vez a Ártemis (5, 123).
28
Odiseo desde el pródromos (véase nota a v. 1) puede escuchar a Penélope que llora en el tálamo del
piso superior, así como en sentido inverso –en 1, 328– ella había escuchado desde el nivel superior al
aedo cantar en el mégaron.
29
Hay un cambio de escena desde el interior del palacio, donde está Penélope, hacia el exterior, donde
está Odiseo, que se inició cuando el héroe oye desde afuera llorar a su esposa adentro. La alocución que
sigue es la demostración más clara de que Odiseo quiere mostrar lo antes posible su verdadera identidad.
30
La respuesta a esta petición doble de Odiseo se cumple en orden inverso: primero se manifiesta Zeus
mediante el trueno (vv. 103-104) y luego se escucha el juramento puertas adentro (vv. 115-121), por la
sencilla razón de que el vaticinio de la molinera es una respuesta a la señal olímpica.
31
Sobre este pasaje en particular, cfr. el artículo «Cledonomancy and the Grinding Slave, Od. XX, 91-
121» de Kaarle HIRVONEN (1969), quien encuentra extraño que una sierva anónima realice una plegaria a
Zeus en lugar de a una diosa como Deméter. La explicación puede ser que se trata de un pedido de
venganza y esta es la función de Zeus, especialmente cuando hay una violación de hospitalidad. Esta
persona humilde y anónima agrega una pincelada dramática al retrato negativo que el poeta dibuja de los
pretendientes. La plegaria de la sierva tiene la siguiente estructura: invocación (v. 112); referencia a la
presencia prodigiosa de la divinidad (113-114); súplica por el cumplimiento inmediato de un hecho (vv.
115-119).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
PREPARACIÓN DEL BANQUETE (122-171)

Las otras siervas en el hermoso palacio de Odiseo,


despiertas ya, encendían en el hogar el infatigable fuego.
Telémaco se levantó de su lecho, –mortal semejante a los dioses32–,
después de vestir sus vestidos, se colgó la aguda espada en el hombro 125
en sus pies brillantes se ató las hermosas sandalias,
y agarró la recia lanza coronada con el agudo bronce.
Se detuvo sobre el umbral y dijo a Euriclea:
«Aya querida, ¿cómo honraron al extranjero en la casa?
¿con lecho y comida? ¿o ahora mismo yace sin cuidados?; 130
pues así es mi madre, aunque sea sensata:
de modo caprichoso honra entre los hombres de voz articulada
al peor, y en cambio al mejor lo despide sin haberlo honrado».
Le contestó a su vez la muy prudente Euriclea:
«Hijo, no vayas ahora a acusar a una inocente, 135
pues el forastero bebió vino, sentado, cuanto él quiso
y de comida –dijo– ya no estaba necesitado. Tu madre le preguntaba.
Cuando vino a acordarse del lecho y del sueño,
ella ordenó a las esclavas que le prepararan la cama,
pero él, como quien es totalmente miserable y desdichado 140
no quiso dormir en un lecho y entre edredones,
sino que en el pórtico sobre una piel de buey sin curtir y sobre cueros de ovejas,
se tumbó en el pórtico. Y nosotras lo cubrimos con un manto».
Así dijo; y Telémaco salió atravesando el mégaron
sosteniendo la lanza –dos canes brillantes lo seguían–, 145
y caminó hacia el ágora junto a los aqueos de hermosas grebas.
Entonces ella llamó a las esclavas, la divina entre las mujeres33,
Euriclea, hija de Ops Pisenórida:
«¡Vamos! Algunas deben barrer diligentes la casa,
regar y poner en las sillas bien labradas tapetes 150
de púrpura; otras deben con esponjas las mesas
restregar por todos lados y limpiar las crateras
y preparar las copas labradas de doble asa; y otras, por agua
deben ir la fuente y volver enseguida con ella,
pues los pretendientes no estarán alejados del palacio, 155
sino que muy temprano van a volver, que hoy hay fiesta para todos».
Así dijo, y ellas la escucharon y obedecieron.
Unas veinte marcharon hacia la fuente de aguas oscuras34
y otras allí mismo, en la casa, trabajaban con destreza.
Y entraron también los espléndidos servidores35, quienes luego 160

32
Véase nota a 1, 324.
33
A partir de este hexámetro asistimos a la descripción de la preparación de un banquete, una de las más
extensas y detalladas, posiblemente porque va a ser en efecto la última cena de los pretendientes.
34
El epíteto «de aguas oscuras» –melan (negra) + hýdron (agua)– adjudicado a «fuente» está tomado de
Ilíada (9, 14 y 16, 3 y 160 y 21, 257), motivado seguramente por el efecto visual a causa de la
profundidad del pozo.
35
Homero aplica a los servidores (drestêres) el calificativo de «espléndidos» (agénores) que se utiliza
para el corazón o el ánimo (thymós) con la acepción de «valiente» o «varonil» en muchas ocasiones (2,
103 y 235; 4, 548 y 658; 9, 213; 10, 406 y 475; 11, 562; 14, 219 e Ilíada 2, 276; 9, 398; 10, 220 y 244;
etc.).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
bien y con destreza36 cortaron la leña. Por su lado, las mujeres
volvieron de la fuente. Detrás de ellos llegó el porquerizo37
conduciendo tres cerdos38, los mejores de todos los que tenía;
los dejó entre las cercas para que se alimentaran
mientras él se dirigía a Odiseo con dulces palabras: 165
«Extranjero ¿te tratan con más miramientos los aqueos?
¿o te te tienen en poca estima en el palacio como antes?».
Y respondiéndole le dijo el muy astuto Odiseo:
«¡Ojalá, Eumeo, castigaran ya los dioses el agravio
que estos, ensoberbecidos, ejecutan con acciones perversas 170
en casa ajena y sin tener una pizca de vergüenza!».

LLEGADA DE LOS SIERVOS MELANTIO Y FILETIO (vv. 172-240)

Así mientras ellos conversaban uno con el otro


muy próximo se allegó Melantio, e1 pastor de cabras,
trayendo las cabras que sobresalían entre todas las del rebaño
para el banquete de los pretendientes. Dos cabreros lo seguían. 175
Las dejaron atadas bajo el sonoro pórtico
y se dirigió a Odiseo con palabras desdeñosas:
«Forastero, ¿vas a seguir fastidiando por el palacio39
pidiéndole a los hombres?; ¿es que no vas a salir puertas afuera?
Por lo visto, no vamos a salvar las diferencias nosotros dos, creo, 180
Hasta que pruebes mis puños, porque tú sin orden ni concierto
andas mendigando. Hay también otras comilonas entre los aqueos».
Así dijo, y no le contestó nada el muy astuto Odiseo,
sino que en silencio movió la cabeza, meditando males.
Después llegó tercero Filetio, capataz de varones40, 185
llevando para los pretendientes una vaca estéril y pingües cabras.
Lo habían pasado los barqueros, quienes también a otros

36
El poeta usa el mismo adverbio (epistaménos) para referirse a la labor de las siervas en la casa que a los
servidores fuera de la casa; traducimos «con destreza» pero literalmente es «con conocimiento».
37
Observemos la escena triádica que se va a desarrollar en vv. 162-239. Odiseo se encuentra con tres de
sus siervos: uno bueno, uno malo, uno bueno. Los encuentros se presentan y desarrollan de manera
similar: el siervo llega trayendo ganado a la casa (Eumeo traslada tres cerdos, Melantio trae cabras y
Filetio, cabras también y una vaca) y lo primero que hacen es dirigir la palabra a Odiseo. La conexión
entre las tres situaciones está dada por la repetición del verbo «llegó» (vv. 162, 173 y 185).
38
El porquerizo trae tres cerdos en lugar de uno como en otras ocasiones (véase 14, 19) y son cerdos
cebados, no lechoncitos (la diferencia se ve con claridad en 14, 81). Eumeo está cumpliendo la orden que
Telémaco le diera en 17, 600.
39
Melanto, la hermana de Melantio, ha usado estas palabras para atacar a Odiseo en 19, 66.
40
Los vv. 185-240 traen la presencia de un tercer siervo con nombre propio a esta escena de criados que
se acercan con ganado para el festín de los pretendientes y se dirigen a Odiseo apenas lo ven. El nombre
«Filetio» (phílos significa amigo) sugiere que es una figura positiva, es decir, debe adscribirse al grupo de
los siervos buenos. El epíteto «capataz de varones» es un tanto excesivo para un esclavo, lo cual
demuestra la simpatía del poeta hacia este personaje. Filetio habla tres veces y en cada ocasión muestra
algún rasgo que lo define como criado fiel: en el primer parlamento (vv. 191-196) muestra piedad y
simpatía hacia el extranjero, en contraste con las expresiones de Melantio (17, 217-232) y de modo
similar a lo expresado por Eumeo la primera vez que lo vio (14, 45-47). La segunda intervención (vv.
199-225) refiere a la fidelidad a su señor, a pesar de creerlo ausente, y la tercera (vv. 236-237) alude a su
honesta intención de ayudar a su amo contra los pretendientes. En efecto, tomará parte activa en la
contienda (véase 22, 178-200, 267-268 y 285-292).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
hombres transportan, a cualquiera que se les acerque:
Las dejó bien atadas ató bajo el sonoro pórtico
y comenzó a interrogar al porquerizo poniéndose a su lado: 190
«¿Quién es este extranjero recién llegado, porquerizo,
a nuestra casa?, ¿de qué linaje se jacta de ser
entre los hombres?, ¿dónde tiene su familia y su tierra patria?
¡desdichado!, pareciera por su figura un rey soberano.
Pero los dioses abruman a los hombres que andan peregrinando 195
cuando incluso a los reyes los empujan al infortunio».
Dijo, y lo saludaba con la mano diestra colocándose al lado
y dirigiéndose a él, le dijo aladas palabras:
«¡Salud, padre huésped!, ¡ojalá llegara a ti en el futuro
muy feliz!, pues ahora estás envuelto en numerosas desdichas41». 200
Padre Zeus, ninguno de los dioses es más implacable que tú;
no te compadeces de los hombres una vez que los has creado,
los complicas con padecimientos y con dolores crueles.
¡Qué casualidad! Cuando te vi los ojos se llenaron de lágrimas,
pues me acordé de Odiseo; que también él, creo yo, 205
con andrajos similares vaga entre los hombres,
si es que en algún lugar vive aún y ve la luz del sol.
Porque si ya está muerto y en las mansiones de Hades
¡ay de mí!, el irreprochable Odiseo fue quien me puso con las vacas,
para guiarlas, siendo aún niño, en el país de los cefalenios. 210
Ahora han llegado a ser innumerables; de ninguna manera
a un hombre le podría crecer la raza de vacunos de anchas frentes.
Hay algunos otros que me ordenan que las traiga, para poder ellos
comérselas. Y no se cuidan de su hijo en el palacio
ni temen la venganza de los dioses, pues desean ya 215
dividirse las posesiones del monarca, largo tiempo ausente.
Pero por esto mi corazón dentro del pecho amado
da muchas vueltas: sería muy cobarde mientras está aquí su hijo
marcharme al pueblo de otros, llevándome estas vacas
hacia hombres de un país extranjero. Pero es más horrible quedarme aquí 220
sentado junto a vacas ya ajenas y soportar tristezas.
Hace tiempo con otro de los reyes poderosos,
habría huido marchándome, pues esto ya no es tolerable,
pero aún creo que aquel desdichado, si pudiera volver de algún sitio,
a los pretendientes podría desperdigar en el palacio». 225
Y respondiéndole, le dijo el muy astuto Odiseo:
«Vaquero, puesto que no pareces cobarde ni insensato
–reconozco por mí mismo que la prudencia ha llegado a tu mente–,
te voy a decir lo siguiente y lo juro con gran juramento:
¡sea testigo Zeus en primer lugar, el más alto y mejor entre los dioses, 230
y el hogar del irreprochable Odiseo, al que he llegado42!

41
Los vv. 199-200 son idénticos a los que enuncia el pretendiente Anfínomo en 18, 122-123. El tono
compasivo contrasta con los saludos burlones que Odiseo ha recibido de Melanto y Melantio y con los
comentarios sarcásticos que le dirigió el pretendiente Antinoo. El poeta claramente ha reservado esta
fórmula para personajes buenos.
42
Los vv. 230-231 repiten 17, 155-156, expresados por Teoclímeno a Penélope y 19, 303-304, dirigidos
por Odiseo también a la reina. Aquí indudablemente adquieren una fuerza dramática especial.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
mientras tú estás aquí dentro43, volverá Odiseo a su casa
y con tus ojos podrás ver, si es que lo quieres,
muertos a los pretendientes que aquí parecen señores44».
Y a su vez, el hombre que le cuidaba las vacas, le dijo: 235
«¡Ojalá, forastero, el Crónida cumpliera tu palabra!
Conocerías entonces cuál es mi fuerza y a donde llegan mis manos»45.
Y de manera semejante Eumeo suplicaba a todos los dioses
que volviera a su hogar el muy prudente Odiseo.
Y así estas cosas intercambiaban uno con otro. 240

COMIENZO DEL BANQUETE EN EL MÉGARON (241-286)

Entre tanto los pretendientes la muerte y el fin de Telémaco


preparaban46. Se les apareció por el lado izquierdo un pájaro,
un águila de alto vuelo, que llevaba a una temblorosa paloma,
y Anfínomo comenzó a hablar entre ellos y dijo:
«Amigos, no nos va a salir bien la decisión de dar 245
muerte a Telémaco47, mejor pensemos en la comida».
Así habló Anfínomo y a los demás les satisfizo su palabra.
Entraron en el palacio del divino Odiseo,
dejaron sus mantos sobre las sillas y los sillones
y sacrificaron grandes ovejas y pingües cabras; 250
mataron cerdos cebados y un buey de la manada48.
Las vísceras asaron, las repartieron, y el vino
en las crateras mezclaron. El porquerizo distribuía las copas;
y disponía el pan Filetio, líder de hombres,
en hermosos canastos y Melantio vertía el vino. 255
Y ellos echaban mano de los alimentos que tenían delante.
Telémaco, con sagaz pensamiento, hizo sentar a Odiseo
dentro del mégaron bien construido, junto al umbral de piedra,
le acercó un sencillo sillón y una mesa pequeña49.

43
Recordemos que Filetio acaba de descender de un barco (v. 187), proveniente del demo de los
cefalenios (v. 210) donde trabaja desde niño sirviendo la casa de Odiseo.
44
La profecía –explícita y amenazante– suena poco apropiada en la boca de un mendigo.
45
El hexámetro es fórmula que se repetirá en 21, 202.
46
El cambio de escenario desde donde está Odiseo hacia el lugar en que se reúnen los pretendientes, se
realiza de manera abrupta. Los vv. 240-247 resumen la última de una serie de conversaciones privadas de
los pretendientes. La escena es una respuesta a 16, 403 en que Anfínomo sugiere consultar a los dioses
sobre si matar o no a Telémaco; ahora el presagio del águila y la paloma contiene una respuesta negativa.
El complot de los pretendientes para acabar con la vida de Telémaco se concibió en 4, 669-672. Atenea le
adviertió a Telémaco y le indicó cómo escapar de la emboscada en 15, 227-30. Los pretendientes, por
boca de Eurímaco, expresaron su desazón por el fracaso en 16, 346-347 y Antínoo propuso un nuevo
intento en 16, 371-375. Elegir este lugar para mostrar mediante un presagio la desaprobación de Zeus es
un modo de justificar la masacre de los pretendientes que se avecina como un acto de justicia.
47
Es razonable que sea Anfínomo –el pretendiente bueno– quien disuada a sus compañeros de llevar a
cabo el plan de matar a Telémaco; fue él quien se había opuesto a este acto criminal y había propuesto
consultar a los dioses (véase 16, 394-405).
48
Los vv. 249-251 son una fórmula que proviene de 17, 179-181.
49
En 19, 320-324, Penélope había anunciado que al día siguiente «el extranjero» debía ser bañado y
untado con ungüentos, para poder sentarse en el megarón junto a Telémaco. Sin embargo, las cosas se
desarrollan de manera diferente: Telémaco no ha ofrecido un baño al extranjero y no lo deja sentarse a su
lado; ddvertirá a los pretendientes sobre no tocarlo, primero en forma indirecta (vv. 263-265) y luego
directamente (vv. 266-267). La escena nos muestra a Telémaco confiado y decidido (en contraste con su
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Le sirvió parte de las vísceras, le vertió vino 260
en copa de oro y se dirigió a él con estas palabras:
«Siéntate aquí con los hombres y bebe el vino;
yo mismo te libraré de la mofa y de las manos
de todos los pretendientes, pues no es del pueblo
esta casa, sino de Odiseo, y la adquirió para mí. 265
En cuanto a ustedes, pretendientes, contengan el ánimo de ataque
y las manos, para que nadie suscite una discordia ni un embate».
Así habló y todos los demás clavaron los dientes en sus labios
y admiraban a Telémaco, porque había hablado con audacia.
Y entre ellos habló Antínoo, hijo de Eupites: 270
«Aunque resulte difícil, aceptemos, aqueos,
la palabra de Telémaco; nos habla con amenazas.
Zeus Cronida lo ha prohibido, porque si no ya
lo habríamos frenado en el palacio, aunque sea un hábil orador».
Así habló Antínoo. Telémaco no se preocupó por sus palabras50. 275
Los heraldos iban por la ciudad la sagrada hecatombe de los dioses
conduciendo51, mientras se congregaban los aqueos de larga melena
bajo el sombrío bosque de Apolo, el que hiere de lejos.
Una vez que asaron la mejor carne, la reservaron aparte,
y después de repartir las porciones, celebraron un espléndido banquete. 280
Colocaron junto a Odiseo los que servían una porción
igual a las que habían tocado a los demás; así lo había ordenado
Telémaco, el querido hijo del divino Odiseo.
Y a los arrogantes pretendientes no dejaba Atenea
contener el escarnio que hiere el corazón, para que aún más 285
penetrara el dolor en el corazón de Odiseo Laertíada52.

ATAQUE DEL PRETENDIENTE CTESIPO A ODISEO (287-344)

Había entre los pretendientes un hombre de aspecto abusivo,


Ctesipo era su nombre y en Same habitaba su casa53

comportamiento en la primera parte del canto 1); confianza en sí mismo que los pretendientes no dejan de
notar (los vv. 268-269 repiten 1, 381-382).
50
Telémaco no presta atención a las amenazas de Antínoo porque sabe que la muerte de los pretendientes
está cerca. La segunda parte del hexámetro es una fórmula que viene de 17, 488 y se repetirá en el v. 384.
51
Hecatombe significa literalmente el sacrificio ritual de cien bueyes, aunque generalmente un número
más pequeño representaba a los cien animales. En Atenas se celebraba el mes de Hecatombeon y es
Apolo el dios más honrado por una festividad de esta naturaleza. En Ilíada se las menciona con mucha
frecuencia y en Odisea se mencionan en relación con el nóstos de Menelao (4, 353, 458 y 582); se las
aconseja Tiresias a Odiseo en el Hades para cuando vuelva a casa (11, 132) y las promete Penélope en su
mente si se cumplen sus deseos (17, 59-60).
52
Los vv. 284-286 repiten 18, 346-348 y en esta como en aquella escena la provocación culmina con un
objeto lanzado a Odiseo (v. 300). Un lector moderno se asombra de que una deidad permita que se inflija
dolor a su protegido. Suponemos que es para justificar la matanza porque, como dice el último verso de
este canto, «ellos eran los primeros en maquinar calamidades». En el capítulo «A Jungian analysis of
Homer’s Odysseus», Joseph RUSSO (1997: 255), cita el trabajo del antropólogo Paul RADIN (1956: XXIII)
que hace una investigación sobre lo que denomina «trickster», figura arquetípica en la cultura de los
indios americanos que encarnan Wakdjunkaga, Raven o el Coyote, que son a la vez creador y destructor,
que sufren y hacen sufrir y como Odiseo en este caso son representaciones simbólicas de un nivel
primitivo de nuestra conciencia, en relación con nuestros impulsos infantiles.
53
Ctesipo es el más desagradable de los pretendientes. Es más despreciable que Antinoo y Eurímaco,
quienes le habían arrojado al mendigo sendos escabeles: Antinoo en 17, 462-463 y Eurímaco en 18, 395-
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Este, confiado en riquezas de su padre
pretendía a la esposa de Odiseo, de larga ausencia. 290
Y decía entonces a los soberbios pretendientes:
«Escuchen, ilustres pretendientes, lo que les voy a decir.
El forastero tiene una porción desde hace rato, como corresponde,
equitativa, porque no es bueno ni justo maltratar
a los huéspedes de Telémaco, cualquiera que llegue a esta casa. 295
Pero también yo le daré un regalo de hospitalidad, para que él mismo
se lo dé en pago de sus servicios al bañero o a otro
de los siervos que habitan la casa del divino Odiseo».
Así diciendo, una pezuña de buey, con su robusta mano,
tomó de una bandeja y se la arrojó54. Odiseo la esquivó 300
porqué inclinó veloz la cabeza y sonrió en su ánimo
con una sonrisa amarga55. La pezuña pegó en el bien construido muro
y Telémaco amonestó a Ctesipo con su palabra56:
«Ctesipo, ha sido provechoso para tu vida57
no alcanzar al forastero, pues él ha evitado el golpe. 305
Caso contrario, te habría ensartado al medio con mi aguda lanza,
y en vez de la boda, tu padre habría tenido que ocuparse de tu tumba,
en este lugar. Por eso, nadie sus desvergüenzas en mi casa
muestre, porque yo conozco y sé cada cosa,
las buenas y las malas. Antes yo era un niño todavía. 310
Pero de todos modos sufríamos lo que veíamos,
las ovejas degolladas así como el vino bebido
y la comida, pues es difícil contener a muchos.
Pero, vamos, no se comporten mal como si fueran enemigos,
si es que quieren con ansia matarme con el bronce, 315
–lo que yo desearía– sería mucho mejor, por cierto,
morir que ver siempre esas acciones indignantes:
que maltraten a forasteros y a las mujeres esclavas
las arrastren ignominiosamente de acá para allá por el bello palacio58».
Así dijo y todos los otros enmudecieron en silencio. 320

400. Los tres incidentes de lanzamiento de un objeto a Odiseo muestran una gradación hábilmente
calculada, como bien describe Bernard FENIK (1974: 182-187) en Studies in the Odyssey, quien señala
además que cada ataque está precedido por el abuso verbal de Melantio o Melanto.
54
Causa extrañeza que una pezuña de vaca esté en una bandeja sobre la mesa. Es probable que las piezas
cocidas de las partes menos deseables del animal se destinaran a los siervos o a los presentes de menor
rango. Ctesipo, de grosero modo, molesto porque el mendigo ha recibido una porción igual a los
aristócratas (vv. 293-295), ahora le da al mendigo la pieza que le hubiera correspondido si no hubiera
intervenido Telémaco (vv. 281-283). El maltrato de Ctesipo a Odiseo-mendigo lleva implícito una
desobediencia a la autoridad de Telémaco.
55
La reacción de Odiseo ya no es ira reprimida (como en 17, 463-465) o miedo (como en 18, 394-396),
sino una sonrisa «sardónica» (término que podría traducir aquí sardánios). Es la primera vez que se usa
este adjetivo y lo traducimos como «amarga», porque se cree que su etimología proviene del efecto
producido por una planta de Cerdeña (sardáne = Ranunculus Sardous) que producía una mueca de
amargura en el rostro de quien la comía.
56
Los vv 304-319 constituyen el discurso más fuerte que Homero pone en la boca de Telémaco. La
amenaza a Ctesipo de manera abierta (v. 306) se corresponde con el reconocimiento de Telémaco de que
los pretendientes han planeado su muerte (v. 315). Los pretendientes abandonan la ficción de cortesía o
amabilidad si es que antes la tenían, y Telémaco está listo para luchar y morir por su honor.
57
«Vida» traduce thymós, como en 3, 455; 10, 163; 12, 414; 19; 454; etc.
58
Los vv. 318-319, apropiado colofón del intenso discurso de Telémaco, repiten 16, 108-109.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------

Y después de un rato tomó la palabra Agelao Damastórida59:


«Amigos, que nadie, en contra de lo dicho con justicia,
con palabras violentas, como si fuera atacado, se moleste.
No maltraten al forastero ni a ningún otro
de los siervos que hay en la casa del divino Odiseo. 325
Para Telémaco y para su madre yo optaría por un consejo
amable, si para ambos resultara agradable en su corazón:
mientras el corazón en el pecho tenía la esperanza
de que regresara el muy prudente Odiseo a su hogar,
no había problema porque permanecieran y se demoraran 330
los pretendientes en la casa, pues esto era lo mejor
si Odiseo volviera y se presentara de regreso en su casa.
Ahora es ya evidente que no ha de volver de ningún modo;
Así que ¡vamos!, siéntate al lado de tu madre
y dile que case con el mejor varón y le entregue más cosas60, 335
para que tú conserves feliz todos los bienes de tu padre,
comiendo y bebiendo, y ella se ocupe la casa de otro».
Y a su vez Telémaco le contestó con discreción:
«¡No, Agelao, ¡por Zeus y por los dolores de mi padre
quien quizás haya muerto o ande errante lejos de Itaca! 340
No demoro el casamiento de mi madre; por el contrario, le ordeno
casarse con quien quiera y le ofrezco además regalos innumerables.
Pero me da vergüenza echarla del palacio contra su voluntad,
con una palabra violenta. ¡Que un dios no lo permita!».

ÚLTIMO VATICINIO DE TEOCLÍMENO (345-394)

Así habló Telémaco, y a los pretendientes Palas Atenea 345


Les infundió una risa inextinguible y les trastocó la razón.
Y ellos ya en ese punto reían con mandíbulás extrañas
y comían carne sanguinolenta; sus ojos
se llenaban de lágrimas y su ánimo presagiaba el llanto.
Y en ese momento habló Teoclímeno, semejante a un dios61: 350

59
Es esta la primera mención de Agelao, el hijo de Damastor, en Odisea. El personaje se va a constituir
en líder de los pretendientes en el canto 22 (vv. 131-141, 241, 247-256), después de que Antinoo y
Eurímaco hayan muerto. Es el primero de una breve lista (véase 22, 241) conformada por los más
valientes pretendientes. Será ultimado por Odiseo en 22, 292-296. Los vv. 322-325 repiten los que había
pronunciado Anfínomo en 18, 414-417, como un discurso conciliatorio después de que Eurímaco le había
lanzado el escabel a Odiseo y había provocado un estallido de furia de Telémaco.
60
El concurso del arco no ha sido anunciado todavía, por lo que los pretendientes imaginan que los
regalos pueden aún determinar la elección de un marido, como si la situación no hubiera avanzado desde
18, 285-303. El poeta y la audiencia saben que pronto se anunciará un certamen para decidir el
matrimonio (véase 21, 68-79), por lo que estas palabras están cargadas de ironía dramática.
61
No hemos escuchado a Teoclímeno desde que Telémaco lo ingresó al palacio en el canto 17.
Suponemos que ha estado en palacio desde entonces y ahora el poeta lo utiliza para sumar intensidad a la
crisis. Los vv. 351-357 constituyen el pasaje más misterioso de Homero. Esta profecía, de tono lírico-
dramático, no se parece a otra alguna. Generalmente la profecía homérica funciona con presagios y es
seguida por una interpretación razonada. En A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV,
Joseph RUSSO (1992: 124-125) opina que cada detalle de la visión de Teoclímeno se corresponde con un
tipo de manifestación sobrenatural usual en creencias populares o en la literatura épica de otros pueblos.
En la tradición celta se puede observar la nube de oscuridad; las paredes y las vigas que gotean sangre son
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
«¡Ah, miserables!, ¿qué mal es este que sufrís? En noche
tienen enfundadas las cabezas y los rostros y las rodillas más abajo.
El gemido arde y tienen llenas de lágrimas las mejillas,
con sangre están regados los muros y los bellos intercolumnios
y de fantasmas lleno el vestíbulo y lleno está el patio 355
de los que marchan a Erebo bajo la oscuridad. Y el sol
ha desaparecido del cielo y se ha extendido nefasta niebla».
Así dijo, y todos se rieron de él dulcemente.
Y a ellos, Eurímaco, hijo de Pólibo, les comenzó a hablar:
«Está loco el forastero recién llegado de tierra extraña. 360
Así pues ¡rápido, jóvenes!, sáquenlo fuera de la casa62;
que marche al ágora, ya que le parece que aquí es de noche».
Y le contestó Teoclímeno, semejante a un dios:
«Eurímaco, no te he pedido que me sigas como una escolta,
porque tengo ojos, oídos y ambos pies 365
y una mente bien construida en mi pecho, para nada vergonzosa.
Con ellos me voy afuera, pues veo que a ustedes la desgracia
se les acerca, y de ella no va a poder huir ninguno
de los pretendientes, los que en la casa del divino Odiseo
insultan a los varones y maquinan acciones perversas». 370
Después de hablar así, salió del palacio, buena morada,
y marchó a casa de Pireo63, quien lo recibió bien predispuesto.
Y los pretendientes todos se miraban unos a otros
y hacían enojar a Telémaco, porque se burlaban de sus huéspedes.
Así decía uno de aquellos jóvenes impertinentes: 375
«Telémaco, ningún otro tiene menos suerte con los huéspedes que tú.
Tienes uno como ese vagabundo pedigüeño
necesitado de pan y vino, en nada en labores
ni en esfuerzo competente, sino un peso muerto de la tierra,
y por otro lado ese otro que se levantó a hacer profecías. 380
Si me hicieras caso, lo mejor sería lo siguiente:
que a los forasteros metiéramos en una nave de muchos bancos
y los enviáramos a los sículos64, donde te darían un precio justo».

similares a la visión de Njal, en el canto 127 de la Saga de Njal, que presagia la masacre de su familia
(«parece que la mesa y la comida se habían retirado y todo estaba cubierto de sangre») y la sangre que
gotea del cepillo del héroe Lemminkäinen, en Kalevala 15, 24-48, es la señal de que su madre ha muerto.
Aparece también sangre en la visión de Casandra en el Agamenón de Esquilo (vv. 1090 ss.) y sangre
también se ve goteando de los tejados de los templos en un oráculo narrado por Heródoto (7, 140). En
cuanto a los fantasmas, su presencia presagia la muerte próxima de los pretendientes y la procesión al
mundo terrenal que ocurrirá al principio del canto 24. La oscuridad es apropiada para representar la
muerte inminente, así como la luz sobrenatural funcionó como símbolo de la protección divina a Odiseo,
en 19, 33-40.
62
En su reacción al discurso de Teoclímeno, Eurímaco no se dirige al vidente, sino a los otros
pretendientes, a modo de diálogo indirecto, que deja bien en claro que no ha tomado la advertencia en
serio.
63
Véase notas a 15, 540 y 17, 71. A partir de aquí ya nunca aparecerá Teoclímeno en escena.
64
Los griegos llamaban «sículos» –Sikeloí– a todos los pueblos indígenas que encontraron en Sicilia
cuando colonizaron su costa oriental en la última parte del siglo VIII. No se sabe qué características
tenían desde el punto de vista étnico, pero la opinión actual es que no eran, como los griegos pensaban, un
pueblo que habitaba la isla desde la Edad de Bronce. Hubo pueblos migrantes desde el continente que
comenzaron a establecerse en Sicilia alrededor de 1200 a.C. y hablaban una lengua proveniente del latín.
No olvidemos además que en el siglo IX a.C., Sicilia fue ocupada por los fenicios. Lo cierto es que esta es
la primera vez que se mencionan los sículos en fuentes escritas. En el canto 24, la sirvienta que cuida de
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
----------------------------------------------------------------------------
Así decían los pretendientes, pero él no hacía caso de sus palabras,
sino que miraba a su padre en silencio, aguardando siempre 385
el momento en que pusiera las manos sobre los viles pretendientes.
Luego de haber colocado enfrente su muy bella poltrona
la hija de Icario, la muy prudente Penélope
de cada uno de los hombres en el palacio la palabra escuchaba65.
Un banquete de hecho se habían preparado, entre risotadas, 390
dulce y agradable, pues habían sacrificado en abundancia.
Pero ninguna otra cena podría llegar a ser más desdichada66
como la que muy pronto la diosa y el hombre más valiente
iban a ofrecerles; pues ellos eran los primeros en maquinar calamidades.

Laertes es una mujer siciliana (vv. 211, 366 y 389). El escoliasta afirma que para los griegos de la época
de Homero «enviar a alguien a los sicilianos» significaba deshacerse de esa persona, y el final del verso
sugiere que la gente era enviada allí para ser vendida como esclava. Véase en 18, 85 la amenaza de enviar
a Iro al rey Equeto, que era probablemente un rey de los sículos.
65
Los vv. 387-389 ubican el espacio dramático ya no en el mégaron, donde siguen riendo los
pretendientes, sino en la planta alta, en el thálamos donde está Penélope. Sin duda, el narrador prepara la
extensa escena que se desarrollará en 21, 1-358.
66
Obsérvese el agudo contraste entre los adjetivos («dulce», «agradable»), adjudicados al banquete desde
el punto de vista de los pretendientes y el «desdichada» que califica a «cena» (dórpon) desde la
perspectiva del narrador.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Canto XXI
El certamen del arco1

LA HISTORIA DEL ARCO (1-56)


Entonces puso en la mente, Atenea, la diosa de ojos glaucos,
de la hija de Icario, la prudente Penélope2,
para los pretendientes disponer el arco y el ceniciento hierro3
en el palacio de Odiseo, para el torneo y origen de la matanza.
Se dirigió a la elevada escalera de su palacio4, 5
tomó una bien curvada llave, en su vigorosa mano5
hermosa, de bronce y con empuñadura de marfil.
Echó a andar hacia sus aposentos6 con sus esclavas,
los que estaban al fondo. Allí se encontraban los objetos preciosos del rey,
bronce y oro y la cinceladura y el hierro. 10
Allí estaban también el arco que se tensa hacia atrás y la aljaba7
de flechas, con muchos y dolorosos dardos,
regalo de un huésped, cuando lo encontró en Lacedemonia,
Ifito Eurítida, semejante a los inmortales.

1
El canto 21 continúa el relato del muy largo día cuarenta de la acción: refiere el certamen del arco desde
el momento en que Penélope decide que se lleve a cabo hasta que Odiseo se consagra como ganador. El
arco mismo es el protagonista, se narra la historia de su fabricación (vv. 1-56) y luego su pase de mano en
mano: primero por las de Penélope, quien lo saca fuera del tálamo (vv. 57-81), por las de Eumeo (vv. 82-
124) que lo entrega a Telémaco (v. 124), por las de los pretendientes (vv. 144-353), hasta que finalmente
vuelve a las manos de Eumeo (v. 359) y termina en su legítimo propietario, Odiseo (v. 379). El episodio
del certamen tiene una estructura clara y prolija, en la que destacan los siguientes episodios: 1.- Penélope
lo anuncia (vv. 67-139); 2.- turno de Liodes (vv. 140-187); 3.-interrupción en la que Odiseo se reúne con
Eumeo y Filetio (vv. 188–244); 4.- turno de Eurímaco (vv. 245-273); 5.- turno de Odiseo disfrazado de
mendigo (vv. 274-434).
2
Estos dos primeros hexámetros repiten 18, 158-159 (véase nota), lugar en que Atenea inspira en la
mente de Penélope el deseo de bajar por primera vez al mégaron, la estancia principal del palacio (véase
nota a 1, 365), donde los pretendientes se divierten mientras diezman las posesiones de Odiseo. Ya se ha
mencionado el certamen del arco en 19, 572.
3
La fórmula «ceniciento hierro» se menciona en Ilíada (9, 366 y 23, 261) en enumeraciones de elementos
que conforman el botín de guerra. Aquí (como en v. 81 y en 24, 168) se refiere sin duda a las doce hachas
de doble filo que, enterradas una tras otra, alinearán sus ojos para que la flecha las traspase.
4
No está claro si Penélope sube o baja las escaleras para ir a buscar el arco de su esposo en una
habitación cerrada con llave. La reina había subido al piso de arriba (19, 600) y desde allí, sentada, había
estado escuchando los ruidos del banquete (véase 20, 389 y nota). Se entiende que ahora debe descender
desde sus aposentos con la llave en su mano y dirigirse a uno de los almacenes que están al fin del
corredor. Este almacén también se denomina thálamos –como su propio dormitorio– pero debe haber
estado al mismo nivel que el mégaron, de manera de haber podido trasladar el arco y las hachas con sus
siervas sin tener que bajar las empinadas escaleras.
5
Es el único lugar en que la fórmula «en su vigorosa mano» (18 veces en Homero y siempre al final del
hexámetro) aparece adjudicada a Penélope. Suena poco ajustada a la belleza femenina de la protagonista,
pero es apropiada a la circunstancia de que debe sostener un arco que sin duda es muy pesado. Tres notas
se han referido al tema: «Penelope’s Hand» de Alfred SCHLESINGER (1969), «Penelope’s Fat Hand (Od.
21.6-7)» de William WYATT (1978) y «A Note on the Homeric χειρὶ παχείῃ» de Tormod EIDE (1980).
6
«Aposentos» traduce thálamos; véase nota a v. 5. Se supone que es el mismo amplio lugar en que
Odiseo y Telémaco escondieron la gran cantidad de armas que sacaron del mégaron en 19, 31-33, porque
cuando van a buscarlas (22, 109) también se lo designa thálamos.
7
En vv. 11-41, el poeta va a insertar una narración enmarcada que tiene la compleja estructura de otras
narraciones que se intercalan en el desarrollo de una acción, pasajes pertenecientes a un tiempo anterior,
Cf. «A Structural Analysis of the Digressions in the Iliad and the Odyssey» de Julia H GAISSER (1969: 21-
23) y el artículo «Herakles, Odysseus, and the Bow: "Odyssey" 21.11-41» de Katherine Crissy (1997).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Los dos en Mesenia se encontraron uno con otro8, 15


en casa del sabio Ortíloco9. Pues Odiseo
había llegado por una deuda que le debía todo el pueblo:
unas ovejas se habían llevado hombres mesenios de Itaca
en naves de muchos bancos, trescientas, con sus pastores.
A causa de ellas, Odiseo emprendió un gran viaje, como una misión, 20
aunque era joven. Lo habían mandado su padre y otros ancianos.
Ifito, por su parte, buscaba unos equinos que se le habían perdido,
doce yeguas y mulos que se usan para la labor.
Estas llegarían a ser más tarde muerte y destrucción para él,
cuando se allegó al hijo de Zeus, de corazón esforzado, 25
al mortal Heracles realizador de grandes trabajos10,
quien, aunque era su huésped, lo mató en su casa.
¡Miserable!, no temió la visita11 de los dioses ni la mesa
que él mismo había dispuesto12; y, después de que lo hubiera matado,
retuvo a las yeguas de fuertes pezuñas en el palacio. 30
Cuando Ífito las estaba buscando, se encontró con Odiseo y le dio el arco
que usaba el gran Eurito13 y que había legado a su hijo
muy bello, cuando murió en su palacio de elevado techo.
Odiseo, a su vez, le dio una afilada espada y una lanza maciza
comienzo de una alianza por hospitalidad, pero frente a una mesa 35
no pudieron intercambiar uno con otro; antes de eso el hijo de Zeus mató

8
Mesenia se menciona como una ciudad de Lacedemonia (v. 13) y crea un problema histórico-
geográfico. Los lacedemonios se expandieron hacia la parte oriental, hacia Mesenia, donde gobernaban
los dorios durante la primera guerra mesenia (a fines del siglo VIII a.C.) y la conquistaron por completo y
convirtieron a sus ciudadanos en hilotas en la segunda guerra mesenia (685 a 668 a.C.). Pareciera
entonces que el poeta se refiere a una época entre la primera y la segunda guerra. Puede explicarse esta
localización como una interpolación tardía de todo el episodio de vv. 13-37.
9
Ortíloco es el padre de Diocles (véase 3, 489 y nota), en cuya casa se alojó Telémaco; son personajes
que se volvieron a citar en 15, 187. Se trata de la dinastía de la región de Feras, bajo el dominio de
Agamenón (Ilíada 9, 293), a la que Homero se refiere en Ilíada 5, 541-560, cuando los dos hijos de
Diocles, Cretón y Ortíloco (u Orsíloco), murieron a manos de Eneas. Alfeo era el padre de Ortíloco y este
de Diocles, de quien nacieron dos mellizos, Cretón y Orsíloco (u Ortíloco). Este que aquí se menciona no
es el hijo –muerto en Troya– de Diocles, sino su padre. Se le adjudica el epíteto de «sabio», que traduce
daíphron, adjetivo que en 8, 373 se aplica a Pólibo, un artesano que había fabricado la pelota con que
jugaban en la isla de los feacios y en 15, 356 califica a Anticlea, la madre de Odiseo.
10
La historia se presenta aquí incompleta, puede ser una interpolación que proviene del ciclo de Heracles.
Se menciona al dios como un «mortal», cegado por la hýbris. Eurito, padre de Ífito, había recibido como
regalo el arco de Apolo (Apolonio de Rodas, Argonáuticas 1, 89). Fue además quien le enseñó a Heracles
a disparar el arco (Ps. Apolodoro 2, 4, 9). Eurito prometió dar como esposa a su hija Yole a quien pudiese
lanzar flechas más lejos que él y sus cuatro hijos (Ps. Apolodoro 2, 6, 1; Sófocles, Traquinias 260 ss,).
Heracles atendió la convocatoria y los venció, pero Eurito se negó a cumplir la promesa de otorgarle su
hija en matrimonio (Diodoro de Sicilia 4, 31, 3). Ífito heredó de su padre el arco y las flechas de Apolo.
Cuando se encontró con Odiseo en Mesenia, Ífito intercambió el arco con nuestro héroe por una espada y
una lanza. Este es el arco que usará Odiseo para matar a los pretendientes.
11
«Visita» traduce ópis, que en Homero tiene significado negativo: visita de los dioses que se presentan
para vengar una transgresión a las leyes divinas (14, 82; 20, 215 e Ilíada 16, 388), también en poetas
como en Hesíodo (Trabajos y días 187 y 251; Teogonía 222) o Teócrito (25, 4). También puede ser, en
sentido positivo, una visita de los dioses para hacer un favor a un mortal, como en Píndaro (Pítica 8, 71;
Oda 2, 6); Heródoto (9, 76).
12
Heracles pertenece a una generación anterior a los héroes troyanos, pero aquí lo vemos protagonizando
un hecho en tiempos de Odiseo, en el triste papel del anfitrión que traiciona a quien invitó a su mesa. Cfr.
The Herakles Theme: The Adaptation of the Hero de Karl GALINSKY (1972: 12).
13
Odiseo ha reconocido en 8, 224-225, que Eurito y Heracles han sido los más ilustres arqueros en
antiguos tiempos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

a Ífito Eurítida, semejante a los inmortales14,


el que había regalado su arco. Pero el divino Odiseo nunca
para usarlo en el combate sobre las negras naves
lo había tomado, sino que como recuerdo de su querido anfitrión 40
permanecía en su palacio. Pero lo utilizaba en su propia tierra.
Cuando hubo llegado al tálamo la divina entre las mujeres
traspasó el umbral de roble (en otro tiempo un carpintero15
lo había pulido concienzudamente, lo enderezó con la plomada,
ajustó las jambas y puso sobre él puertas resplandecientes), 45
en seguida y rápido desató la correa del tirador,
metió la llave16 y descorrió los cerrojos de las puertas17
y empujó de frente. Estas mugieron como el toro
que pasta en la pradera18. Así sonó la hermosa puerta,
empujada por la llave, las hojas se abrieron al instante. 50
Luego subió a la elevada tarima donde los arcones
estaban guardados. Allí reposaban los perfumados vestidos.
Desde ese lugar, estirándose, tomó del clavo el arco
con su misma funda, que se destacaba radiante.
Sentada bien derecha, con él sobre sus rodillas, 55
rompió a llorar con gemidos sin soltar el arco de su señor19.

14
Existen otras versiones sobre la muerte de Ífito. Unas yeguas que pertenecían a la familia de Ífito
fueron robadas por un ladrón llamado Autólico. Como Eurito no había dado su hija como esposa a
Heracles, los hermanos de Yole sospecharon que quien había robado las yeguas había sido Heracles. Ífito
siguió las huellas dejadas por los animales hasta que llegó a la ciudad donde vivía Heracles, Tirinto. Las
yeguas aparecieron en casa de Heracles debido a que Autólico se las había vendido como propias. Ífito
intentó conseguir la devolución de las yeguas por parte de Heracles, pero este se negó rotundamente y lo
mató lanzándolo desde la torre (Ps. Apolodoro 2, 6, 2). Diodoro de Sicilia (4, 31, 1-2), por su parte, da la
versión de que fue Heracles quien robó las yeguas de Eurito por venganza, ya que este no le había dado
por esposa a su hija Yole.
15
«Carpintero» traduce tékton. Hay otras alusiones en Odisea referentes a la labor del carpintero: cuando
Odiseo debió construir la balsa en la isla de Calipso con sus propias manos (5, 245) y, más adelante,
cuando explica cómo pulió la madera del olivo para construir el lecho nupcial (23, 196); una expresión
paralela, excepto por el primer hemistiquio, en 17, 340-341 (véase nota a v. 340), en la escena en que el
héroe entra a su propia casa después de tantos años disfrazado de mendigo.
16
La palabra kleís, que traducimos como «llave» tiene varias acepciones: puede ser una llave que
descorra dos cerrojos colocados en dirección contraria (Ilíada 12, 456), pero también designar a la tranca
misma (Ilíada 24, 455) o a la clavícula (Ilíada 8, 325); puede ser el estrecho banco de madera de los
remeros (2, 419; 4, 579; 9, 103, 179 y 471) o el gancho de un broche que cierra un manto o un vestido
(18, 294).
17
Véase nota a 1, 441 para el sistema de cierre de la puerta del tálamo. Un listón o tranca (ocheús)
mantiene cerrada la puerta desde adentro; se puede correr mediante un cordel o correa (himás) que pasa al
exterior por un agujero (véase 4, 802) y se anuda de modo más o menos complicado a una anilla (koróne)
también en el lado de afuera. La llave (kleís) es un instrumento curvo (v. 6) que corre un cerrojo después
de que se desanuda la cuerda. No se entiende para qué se refuerza el cierre con una llave, cuando está la
pesada tranca cumpliendo esa función, a no ser que se quiera impedir que salga quien está adentro y
podría levantar el listón pero no abrir la puerta si no tiene la llave.
18
Compárese la metáfora de las puertas que mugen con la de Aquileo que también ruge como un toro
(Ilíada 21, 238) cuando es arrojado por el río Escamandro con quien va a entablar una lucha que Homero
relata con símiles magníficos.
19
Observemos el comportamiento de Penélope en este canto: 1.- decide por inspiración de Atenea que se
realice el certamen del arco y va a buscarlo al tálamo (vv. 1-56); 2.- baja al mégaron y se ubica junto a
una columna; velada y flanqueada por dos esclavas, se dirige a los pretendientes, da las instrucciones y se
ofrece como trofeo (vv. 57-79); 3.- está presente como un personaje silencioso en el certamen (vv. 80-
310); 4.- interviene en defensa de la participación del ‘mendigo' (vv. 311-319 y 331-342); 5.- es enviada
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

PENÉLOPE LLEVA EL ARCO DEL TÁLAMO AL MÉGARON (57-95)

Cuando se hubo cansado de su lamento de muchas lágrimas,


se encaminó al mégaron en busca de los ilustres pretendientes
con el cimbreante arco entre sus manos y la aljaba
cargada de flechas. Muchos luctuosos dardos cabían en ella; 60
y junto a ella las siervas llevaban un arcón en que el hierro
permanecía en cantidad, y el bronce, ¡los trofeos de su señor!
Cuando ella llegó hasta los pretendientes, la divina entre las mujeres,
se paró junto a la columna del techo sólidamente construido,
con un espeso velo sobre las mejillas. 65
Una esclava fiel a cada lado se ubicó20.
Y al punto se dirigió a los pretendientes y dijo su palabra:
«Escúchenme, ilustres pretendientes21 que de esta casa
hacen uso para comer y beber sin cesar y siempre,
la casa de un hombre que se ausentó hace mucho tiempo. Ninguna otra 70
excusa son capaces de poner como pretexto
sino que están ansiosos de casarse conmigo y tomarme por mujer22.
Pero ¡vamos, pretendientes! porque este es el trofeo23:
colocaré el gran arco del divino Odiseo
y quien lo tense más hábilmente con sus manos 75
y haga pasar el dardo por las doce hachas,
a él seguiré y abandonaré esta casa,
legalmente mía, muy bella, llena de riqueza,
de la que un día, creo, me acordaré como en un sueño».
Así dijo y ordenó a Eumeo, el divino porquero, 80
que un arco a los pretendientes mostrara, y el ceniciento hierro.
Con lágrimas lo recibió Eumeo y lo mostró;
y lloraba el boyero24 por su lado, cuando vio el arco de su señor.
Y Antínoo les dirigió la palabra y los llamó por su nombre25:
«Necios campesinos, que piensan únicamente en las cosas del día; 85
cobardes, ¿por qué derraman lágrimas y de esta mujer

del nuevo al tálamo por Telémaco y se retira del mégaron (vv. 343-358), su ausencia de la sala central en
el momento del triunfo del héroe es la causa de la dilación en el reconocimiento de su esposo.
20
La fórmula de vv. 62-65 repite 1, 332-335.
21
«Ilustres pretendientes» es una fórmula frecuente en Odisea (véase 20, 292), pero no siempre
traducimos el adjetivo con esta connotación positiva; también puede ser «soberbios» (1, 144),
«insolentes» (16, 462) o «arrogantes» (17, 65 y 79).
22
Penélope vuelve a demostrar su desprecio por los pretendientes poco antes de anunciar que el
matrimonio con ella será el premio a quien venza en el certamen (vv. 74-79), decisión que ya había
anunciado en 19, 576-581.
23
«Trofeo» traduce áethlon, término con que se denomina el premio de un torneo (Ilíada 23, 413 y 620;
Píndaro, Olímpica 9, 108) y que aquí, como Penélope misma explica en vv. 106-107, se trata de su propia
mano. El vocablo áethlon se usa también para designar el certamen o el torneo, como en v. 92.
24
«Boyero» traduce boukólos, y se refiere a Filetio, quien hizo su aparición en el canto anterior (véase
nota a 20, 185) y será mencionado de nuevo en vv. 240 y 388.
25
Antinoo se va a expresar en términos llenos de hipocresía en vv. 84-95: en primer lugar, reprende con
cinismo a los dos siervos por molestar a Penélope con sus lágrimas; después afirma que ningún
pretendiente tiene la misma estatura que Odiseo. La ironía trágica de la escena es completa con la
presencia de Odiseo en el lugar y porque el certamen será «decisivo» (v. 91) pero no en el sentido que
Antinoo piensa.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

conmueven el ánimo en el pecho? A ella, que entre otras cosas


tiene dolorido el corazón, desde que murió su amado esposo.
Así que coman sentados en silencio o por la puerta 90
salgan a llorar afuera y dejen ahí mismo el arco,
certamen decisivo para los pretendientes. No creo
que fácilmente se tense este arco bien pulido,
pues no hay un varón entre todos estos que sea tal cual
era Odiseo. Yo mismo con mis ojos lo vi
y aún tengo el recuerdo, aunque era todavía un niño pequeño26». 95

TELÉMACO PREPARA EL ESPACIO DEL CERTAMEN (97-143)

Así dijo, mas en su pecho <Antinoo> tenía la esperanza


de tensar la cuerda27 y hacer pasar la flecha por el hierro.
Por el contrario, iba a ser el primero en probar la flecha
de las manos del irreprochable Odiseo, a quien entonces deshonraba
sentado en el palacio, cuando soliviantaba a todos los compañeros, 100
A ellos se dirigió de nuevo la sagrada fuerza de Telémaco28:
«Ay, ay, me ha vuelto insensato Zeus, el hijo de Crono;
mi madre muy querida me dice, discreta como es,
que a otro va a acompañar y va a dejar esta casa
y yo me río y alegro con el corazón insensato29. 105
Pero ¡vamos, pretendientes! ya que se presenta este certamen.
Como ella no hay mujer hoy día en la tierra aquea30
ni en la sagrada Pilos ni en Argos ni en Micenas
ni en la misma Itaca ni en el oscuro continente31.
Lo saben, ¿qué necesidad hay de alabar a mi madre? 110
Así que, vamos, no demoren con excusas ni en torno al arco
de tensa cuerda, por más tiempo den vueltas ¡decidamos!.
También yo mismo quiero hacer la prueba del arco.
Y si logro tensarlo y atravesar el hierro con la flecha,
No voy a dejar, abatido, que esta casa mi venerable madre 115
abandone, por seguir a otro, mientras me quedo yo atrás
cuando soy capaz de poner en alto los trofeos32 de mi padre».

26
En 16, 424-30, Penélope relató cómo Odiseo ayudó en cierta ocasión al padre de Antinoo y lo recibió
en su palacio. Puede haber sido en esa época cuando el joven Antinoo vio a Odiseo.
27
«Cuerda» traduce neuré, el mismo término que se usa en Ilíada 15, 463 y 469 para la cuerda del
magnífico arco de Teucro que Zeus hizo que se rompiera para que la flecha no matara a Héctor y
terminara la batalla con gloria para los troyanos. Es la misma cuerda que se describe al final de este canto
(vv. 410 y 419), la que Odiseo logra tensar con pericia y logra vencer en el certamen.
28
El hexámetro es una fórmula que proviene de 2, 409 y 18, 405 y tiene variantes en v. 130 y 18, 60.
29
Una vez más, Telémaco desempeña el papel de un joven débil y atribulado (véase 17, 12-13), No
obstante, anuncia decidido (vv. 113-117) que quiere participar en el certamen y si triunfa, no permitirá
que su madre se vaya de la casa. Cuando falla, vuelve a su posición de cobarde y débil (v. 131), aunque el
oyente queda con la impresión que el joven podría haber tenido éxito si Odiseo no le hubiera hecho una
señal para que no continuara (vv. 128-129). Cfr. «Telemachus' "Laugh" (Odyssey 21.105): Deceit,
Authority, and Communication in the Bow Contest» de Stanley HOFFER (1995).
30
La tierra aquea, tanto aquí como en 13, 249 y en Ilíada 1, 254 (en referencia a Pilos) incluye solo los
pequeños reinos del Peloponeso, que se menciona a continuación: Pilos, Argos y Micenas.
31
La expresión «oscuro continente», también en 14, 97, pone en correlación la isla –Itaca– con el
continente que se percibe a lo lejos, con contornos poco definidos.
32
Véase nota a 8, 108.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Así dijo, y de los hombros se quitó el manto purpúreo,


se puso en pie y de sus hombros descolgó también la aguda espada33.
Primero colocó las hachas después de abrir un surco34, 120
uno para todas, grande, las alineó con un cordel
y puso tierra alrededor35. El asombro se apoderó de todos los que miraban
cuán ordenadamente las colocó. Nunca antes lo habían visto.
Entonces fue a ponerse sobre el umbral y probar el arco36.
Tres veces lo blandió con el deseo de tensarlo37 125
y tres veces contuvo su ímpetu esperando en su interior
tender la cuerda y atravesar el hierro con una flecha.
Y quizá lo habría blandido, tirando con ímpetu por cuarta vez,
pero Odiseo le hizo una seña, aunque mucho lo deseaba.
Y habló de nuevo entre ellos la sagrada fuerza de Telémaco: 130
«¡Ay, ay, ¿acaso voy a ser en adelante cobarde y débil?,
¿o quizás soy el más joven y no puedo confiar en mis brazos
para rechazar a un hombre cuando alguien me ataque primero?
Pero ¡vamos!, ustedes son superiores a mí en fortaleza,
prueben el arco y pongamos fin al certamen». 135
Después de decir así, dejó el arco en el suelo y se alejó,
lo apoyó contra las bien ajustadas y bien pulidas puertas,
depositó la aguda flecha en una hermosa argolla
y volvió a sentarse en la silla de donde se había levantado.
Y para ellos habló Antínoo, hijo de Eupites: 140
«Compañeros, levántese todos, uno tras otro, desde la derecha,
comenzando del sitio donde se sirve el vino».
Así habló Antínoo, y les agradó su palabra.

EPISODIO DE LIODES (144-187)

Se levantó primero Liodes, hijo de Enopo38,

33
Telémaco mantenía puesto el manto porque recién llegaba de afuera y descolgó de su hombro la espada
porque la va a usar para cavar, como Odiseo usó la suya para hacer el hoyo frente al Hades (véase 11, 24-
25).
34
Según esta descripción y la de vv. 419 423, podría tratarse de hachas dobles sin mango: una hoja
quedaría enterrada y la otra sobre la superficie, a la vista, como así los agujeros para el mango: por ahí
pasaría la flecha. Obsérvese en v. 420 que Odiseo dispara sentado.
35
El piso del mégaron es de tierra apisonada (véase 22, 455). Se plantea la duda de si el surco para
insertar las hachas se abre en el mégaron propiamente dicho o en el aulé (véase nota a 1, 365). Según la
fórmula «y volvió a sentarse…» (vv. 139 y 166), se entiende que están en el mégaron y cuando les toca el
turno, cada uno deberá ir al umbral, hacer el intento de tensar el arco y regresar a su asiento. Además,
cuando Odiseo sale para dar a conocer su identidad a Eumeo y Filetio, no desea ser visto «cuando salga
del mégaron» (v. 229) y cuando Antinoo propone dejar las hachas en el lugar es porque nadie entrará al
mégaron de Odiseo Laertíada (vv. 260-262).
36
Se supone que Telémaco toma el arco de las manos de Eumeo, quien lo sostenía en v. 82; porque el
texto no indica que Antinoo para su alocución de vv. 85-95 se lo haya quitado a Eumeo.
37
Cuatro son las instancias de intento de tensar el arco: Telémaco (vv. 118-139); Liodes (vv. 144-166),
Eurímaco (vv. 245-259) y Odiseo (vv. 393-430). Hay además un resumen de los intentos de pretendientes
anónimos (vv. 181-185). El orden es el mismo en que se sirve el vino (véase vv. 141-142), por eso
Liodes, que está al lado de la cratera (v. 145) es el primero. A pesar de la individualidad de las cuatro
escenas, hay elementos en común: 1.- preparación (quitarse la ropa, calentar el arco, revisarlo); 2.-
ponerse en posición; 3.- intentode tensar el arco; 4.- discurso que trata de justificar haber fallado (excepto
en el caso de Odiseo); 5.- bajar el arco; 6.-volver a sentarse.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

que tenían como adivino y se sentaba junto a una bella crátera, 145
siempre sentado en el rincón más oculto; solo a él las iniquidades
le eran odiosas y estaba enojado contra todos los pretendientes.
Él fue el primero en tomar el arco y la aguda flecha.
Se detuvo sobre el umbral cuando iba a probar el arco,
pero no pudo tensarlo. Se cansó enseguida de tirar hacia atrás 150
con sus blandas y no encallecidas manos. Y dijo a los pretendientes:
«Amigos, yo no lo tenso, que lo tome otro.
Este arco va a privar a muchos nobles
del ánimo y la vida. Aunque es mucho mejor
estar muerto que vivir pero perder aquello por lo que 155
estamos reunidos aquí, siempre, esperando todos los días.
Hasta ahora cualquiera tiene esperanza y deseos
de casarse con Penélope, la esposa de Odiseo,
pero una vez que pruebe el arco y vea el resultado,
a cualquier otra de las aqueas de hermoso peplo 160
busque para cortejar con regalos de boda: esa será luego
la que se despose con quien más cosas le dé y le esté destinado».
Así dijo y dejó el arco en el suelo, lejos de sí,
lo apoyó contra las ajustadas y bien pulidas puertas
y colgó la aguda flecha de una hermosa argolla, 165
y volvió a sentarse en la silla de donde se había levantado.
Y Antínoo le dijo su palabra, habló y lo llamó por su nombre:
«Liodes, ¡qué palabra ha escapado del cerco de tus dientes,
terrible y penosa! me he irritado al escuchar
que este arco va a privar a los pretendientes 170
del ánimo y la vida, porque tú no puedes tensarlo.
Solo a ti no te dio a luz tu madre venerable
para ser un tirador de arco y de flechas,
pero otros ilustres pretendientes lo tensarán enseguida».
Así habló y ordenó a Melantio, pastor de cabras39: 175
«¡Vamos! enciende el fuego en el mégaron, Melantio,
y coloca al lado un sillón grande con pieles encima;
saca una gran bola de sebo de ahí dentro
para que los jóvenes la calentemos, y después de untarlo con grasa
probemos el arco y terminemos el certamen de una vez». 180
Así dijo; y al punto encendió Melantio un fuego infatigable,
le acercó un sillón, con pieles sobre él
y sacó una gran bola de sebo que había dentro de la casa.
Los jóvenes calentaban el arco y lo probaban, aunque no podían,
tensarlo, pues estaban muy faltos de fuerzas40. 185

38
La caracterización de Liodes es breve pero completa: es adivino, discreto y poco afecto al primer plano.
Es uno de los dos pretendientes buenos, el otro es Anfínomo, pero mientras este trata simplemente de
mantener a los pretendientes lejos de la violencia incidental contra Telémaco (véase nota a 20, 46) y
contra el «mendigo» (18, 122-123), Liodes aborrece a los pretendientes y ve el futuro aciago que les
espera (vv. 152-162). En 22, 310-319 rogará a Odiseo por su vida.
39
Se da el caso de dos discursos consecutivos por un mismo hablante (vv. 168-174 y 176-180). El cambio
abrupto de destinatario (de Liodes a Melantio) subraya el rechazo de Antinoo a las palabras augurales de
Liodes (vv. 152-162).
40
En solo dos hexámetros el poeta resume los intentos fallidos de otros numerosos pretendientes
anónimos.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Quedaban solo Antínoo y Eurímaco semejante a un dios,


jefes de los pretendientes. Eran de lejos los mejores por su valor.

RECONOCIMIENTO DEL AMO POR EUMEO Y FILETIO (188-244)

Habían salido del palacio, en el mismo momento y juntos41,


el boyero y el porquerizo del divino Odiseo.
Y los seguía desde la casa el divino Odiseo; 190
y cuando ya estaban fuera de las puertas y del patio
les habló con voz clara y les dijo con suaves palabras:
«Boyero y tú, porquerizo, quisiera decirles una cosa
¿o voy a ocultarla? El ánimo me impulsa a decirla.
¿Cómo podrían defender a Odiseo si él llegara42 195
así, muy de repente, porque alguna divinidad lo guiara?
¿Defenderían a los pretendientes o a Odiseo?
Contesten como el corazón y el ánimo les ordenen43».
Le contestó el hombre que era guardián de sus vacas:
«Zeus padre, ¡ojalá cumplieras este deseo mío 200
de que llegue aquel hombre, conducido por alguna divinidad44!
Conocerías cuál es mi fuerza y a donde llegan mis manos».
Y de la misma manera Eumeo suplicó a todos los dioses
que regresara a casa el muy prudente Odiseo45.
Y una vez que este conoció su verdadero pensamiento, 205
de nuevo les contestó con sus palabras y dijo:
«Ya está este aquí; soy yo, que después de mucho sufrir
he llegado después de veinte años a la tierra patria46.
También me doy cuenta de que llego anhelado por dos
de mis siervos. De los demás, de ninguno he oído 210
que suplicara para que de nuevo estuviera de regreso en casa.
»Así que a los dos les diré la verdad de lo que va a suceder:
si por mi mano un dios hace sucumbir a los ilustres pretendientes47,

41
La narración del certamen se ve interrumpida por el episodio en el que Odiseo se da a conocer a sus dos
siervos más fieles, el porquerizo y el boyero. El narrador deja la escena de la competición en el momento
en que les toca a los dos cabecillas, Antinoo y Eurímaco, tensar el arco. Antinoo había ordenado a
Melantio encender un fuego para derretir una pelota de sebo para engrasar la cuerda y cuando la acción
vuelve al interior, Eurímaco está calentando el arco directamente sobre ese fuego (vv. 245-246). La
escena ha sido sutilmente preparada en vv. 90-91, cuando Antinoo los increpa a los dos sirvientes y les
dice que estén sentados en silencio o que salgan afuera. Salen, efectivamente, y Odiseo los sigue porque
considera que ha llegado el momento de revelar su identidad (vv. 207-220), sobre todo porque necesita la
ayuda de estos dos servidores leales para la contienda que se aproxima (vv. 228-241).
42
Como en otras ocasiones, Odiseo menciona su propio nombre como el de un tercero justo antes de
revelarse a sí mismo (véase 8, 502).
43
Parece excesiva tanta precaución, pues Odiseo ya había recibido numerosas pruebas de lealtad y en el
caso de Filetio incluso una promesa espontánea de ayuda (véase 20, 185-240).
44
Las reacciones de Filetio y Eumeo son casi una repetición textual de 20, 235-239. Este hexámetro
ilustra la perspectiva particular de Filetio quien piensa todavía a Odiseo como ausente –«aquel hombre»–
y espera que un daímon –«divinidad»– lo devuelva a casa.
45
El reconocimiento del amo por Eumeo se ha demorado, teniendo en cuenta que desde el comienzo del
canto 14 han tenido contacto y se han manifestado mutua simpatía el porquerizo y el mendigo. Eumeo
mismo había asegurado en 17, 322-323 que Zeus priva de la mitad de su valía a un hombre el día en que
entra en servidumbre. Presentes están los casos de muchos esclavos que mutan el objeto de su lealtad, por
esta razón Odiseo se ha mostrado prudente y circunspecto.
46
Odiseo se da a conocer usando siempre una fórmula similar (véase 16, 205-206 y nota).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

les daré a ambos una esposa y les proporcionaré bienes,


y una casa construida cerca de la mía48; y además 215
como compañeros y hermanos de Telémaco serán49.
»¡Pero vamos!, una señal manifiesta les mostraré,
para lograr reconocimiento y confianza en el corazón,
la herida que un día me hizo un jabalí con su blanco colmillo50,
cuando fui al Parnaso con los hijos de Autólico». 220
Después de decir esto, apartó los harapos de la gran cicatriz
y cuando ambos la vieron y examinaron bien cada parte
lloraban y echaban los brazos alrededor del prudente Odiseo
y le besaban con afecto la cabeza y los hombros51.
También Odiseo les besaba la cabeza y las manos 225
y así mientras seguían llorando se habría puesto la luz del sol,
si no los hubiera calmado Odiseo, que así habló:
«Cesen el llanto y el gemido, no sea que alguien los vea
cuando salga del mégaron y vuelva adentro a contarlo.
Entren uno después del otro, no vayamos todos juntos52; 230
primero yo y luego ustedes. La señal será la siguiente:
todos los demás, cuantos se llaman ilustres pretendientes
no permitirán que me sea entregado el arco53 y el carcaj,
pero tú, divino Eumeo, lleva el arco a través de la casa
para ponerlo en mis manos y di a las mujeres 235
que cierren las puertas del mégaron encajándolas con firmeza54.
47
El hexámetro es igual a 19, 488, en la situación de amenaza de muerte a Euriclea si lo delata.
48
Recuérdese que en 14, 62-66, Eumeo enumera las recompensas que espera de Odiseo a su regreso: una
casa, un lote y una esposa esas son las recompensas que un amo le da un esclavo que ha hecho prosperar
su casa y estas son las que Odiseo promete ahora a Eumeo y Filetio. Cfr. «Eumaeus and Odysseus -
Covert Recognition and Self-Revelation?» de Hanna M. Roisman (1990: 222).
49
Mencionar a los siervos como hermanos de Telémaco suena extraño, dada la disparidad de edad. Se
supone que Eumeo es más bien coetáneo de Odiseo; en 15, 363-364, dice que ha sido criado por Anticlea
junto con Ctimena, la hermana menor del héroe.
50
Nuevamente Odiseo es reconocido por la cicatriz como en la paradigmática escena de la anagnórisis de
Euriclea (19, 392-468). En 23, 73-77, en ocasión de la explicación que Euriclea va a dar a Penélope, 23,
73 es similar al v. 217 (también a 11, 126); no hay hexámetro que se corresponda con v. 218, que está
atetizado; 23, 74 es igual a v. 219, pero no hay uno correspondiente a v. 220. En 24, 330-335, cuando
Odiseo se da a conocer a Laertes, el final de 24, 332 es igual a v. 219. Ha habido un extenso debate sobre
si los vv. 219-220 son incluso posteriores al canto 24. En cualquier caso, todo el pasaje es de
interpolación tardía, pues si bien el reconocimiento mediante la cicatriz ha sido decisivo en el caso de
Euriclea, no es necesario para el caso de estos dos siervos.
51
Los esclavos besan a su amo en la cabeza y los hombros y manos (como las siervas a Odiseo en 22,
499-500 y como Eumeo besa a Telémaco en 16, 15-16) o solo en la cabeza y los hombros (como las
esclavas a Telémaco en 17, 35); Penélope besa a su hijo en la cabeza y los ojos (17, 39) y piensa en besar
la cabeza y las manos de Odiseo en 23, 87; Odiseo mismo besa la mano de Dolio en 24, 398.
52
Las acciones que Odiseo expresa en vv. 230-244, se van a cumplir en su totalidad: entrar de nuevo,
primero Odiseo y luego los dos siervos (véase vv. 242-244); los pretendientes rehusarán darle el arco
(véase vv. 274-379); Eumeo lo debe poner en manos de su amo e instruir a las mujeres para que cierren
las puertas del mégaron (véase vv. 380-387); Filetio deberá cerrar las puertas del patio (véase vv. 388-
393).
53
Bíos y tóxon son sinónimos en griego, ambos se traducen por «arco». No se trata de distintos tipos de
arco porque en este hexámetro el poeta usa bíos y en el siguiente tóxon y los dos términos pueden
aparecer en combinación con «carcaj» o «aljaba»–pharétre–.
54
La orden de vv. 236-239 se repite de manera exacta en vv. 382-385. En otras ocasiones hemos visto a
las mujeres recluidas en la privacidad de su propio mégaron (18, 316; 19, 16) o saliendo fuera de allí (19,
60; 20, 6; 22, 497) y en 19, 30, Euriclea cierra las puertas de ese mégaron con una fórmula parecida a
esta. Sin duda, aquí se señalan las puertas entre el mégaron principal o salón del palacio y el mégaron
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

En el caso de que alguna oiga un gemido o un ruido dentro,


de varones dentro de nuestros muros, que a la puerta55
no acuda, que se quede en silencio junto a su tarea.
A ti, divino Filetio, te encargo que las puertas del patio56 240
cierres con llave y rápido las asegures con una cadena».
Así diciendo, entró en casa buena para habitar,
y se sentó en la silla de la que se había levantado57;
y entraron luego los dos servidores del divino Odiseo.

EURÍMACO ESTÁ EN POSESIÓN DEL ARCO (245-310)

Eurímaco ya daba vueltas el arco con las manos, 245


calentándolo por acá y por allá con el brillo del fuego, pero ni aun así
podía tensarlo y se afligía mucho en su esforzado58 corazón.
Suspiró y dijo su palabra; así habló y llamó por su nombre:
«¡Ay, ay, qué aflicción siento por mí mismo y por todos!
Y no me lamento tanto por la boda, aunque me desconsuela. 250
Hay además muchas aqueas, unas en la misma
Itaca rodeada por el mar y otras en las restantes ciudades59,
sino porque estamos tan frágiles de fuerza comparados
con el divino Odiseo, ya que no podemos tensar
el arco. ¡Una vergüenza cuando lo sepan los que vendrán!» 255
Le contestó a su vez Antínoo, hijo de Eupites:
«Eurímaco, no va a ser así y tú mismo lo sabes60.

privado de las mujeres. Odiseo quiere bloquear este espacio femenino, para que las mujeres puedan
mantenerse fuera de la lucha y también para que los pretendientes, que no saben que las puertas están
cerradas (22, 76 y 91) no puedan escapar por ese lugar.
55
Se hace mención a otra puerta –diferente a las de v. 236– entre los cuartos de las mujeres y el patio. Se
entiende esta no debe estar cerrada, pero las mujeres no deben salir por ella aunque estén asustadas por
el sonido de la contienda. Filetio debe bloquear (vv. 240-241) la salida del patio al exterior del palacio.
56
Estas «puertas del patio» deben bloquear la salida al exterior tanto si la lucha tiene lugar en el mégaron
como si se extiende al patio (véase v. 389). El mecanismo para cerrar esta puerta es diferente del
descripto en vv. 6 y 47, pero es el mismo de vv. 388-390: Filetio va a cerrar las puertas desde adentro y
atarlas rápido con lo primero que encuentra.
57
El hexámetro se repite completo en v. 392. «Silla» traduce díphros, que es en realidad un taburete sin
respaldo y con cuatro patas. Es un asiento de uso común: en un díphros se sienta el trinchador que reparte
la carne en el banquete (17, 330-332) y es donde se va a sentar Odiseo en la cabaña de Dolio (24, 408).
También se usa el término díphros para «carro» (véase 3, 481 y nota).
58
«Esforzado» traduce kydálimos, que es en verdad noble o glorioso; aquí parece excesivo adjudicar ese
adjetivo al corazón de Eurímaco, pues es un epíteto que se aplica a Menelao en el canto 4 (vv. 2, 16, 23,
46 y 217), en el canto 15 (vv. 5 y 141) y en Ilíada (4, 100 y 177; 7, 392; 13, 591, 601 y 606; 17, 69).
59
Los vv. 251-252 muestran a Eurímaco resignado a buscar otra esposa que no sea Penélope, repitiendo
una idea similar a la que había aconsejado Liodes en vv. 160-161.
60
El parlamento de Antinoo (vv. 257-268) incluye una propuesta que parece haber sido interpolada (vv.
257-262). Llama la atención que ninguno de los otros pretendientes haya pensado antes en que debían
participar del festival de Apolo. Antinoo mismo había ordenado a Melantio untar el arco con grasa para
que fuera más fácil tensarlo (vv. 176-180), pero ahora propone suspender el certamen y continuar al día
siguiente. Mediante una apropiada ironía poética el pretendiente usa como excusa a un dios del que no
recibirá nada más que daño. Ya se había anunciado el festival en 20, 156, cuando Euriclea dijo que los
pretendientes regresarían para la ocasión; además, los heraldos habían anunciado las hecatombes a Apolo
en 20, 276-278. La idea de rendir homenaje a Apolo es compatible con algunas observaciones posteriores
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Ahora se celebra en el pueblo la celebración del dios,


es sagrada ¿quién podría tensar el arco? Tranquilos
dejémoslo. Las hachas de doble filo también podemos, a todas, 260
dejarlas ahí, pues no creo que se las lleve nadie
que venga al mégaron de Odiseo Laertíada.
¡Vamos!, que el escanciador comience a servir en las copas61
para que hechas las libaciones, dejemos reposar el combado arco62.
Ordenen que al amanecer Melantio, pastor de cabras, 265
traiga esas cabras, las más sobresalientes de todos los rebaños,
para que, después de ofrecer los muslos a Apolo Arquero
probemos de nuevo el arco y terminemos el certamen de una vez63».
Así dijo Antínoo, y a los demás les agradó su palabra.
Los heraldos derramaron agua sobre las manos, 270
los jóvenes coronaron de bebida las crateras
y la repartieron a todos, después de una primera ofrenda, en las copas
Y luego de hacer la libación, bebieron cuanto quiso su ánimo.
Entonces dijo meditando engaños el muy astuto Odiseo:
«Escúchenme, pretendientes de la ilustre reina, 275
para que diga lo que el corazón me dicta en el pecho.
A Eurímaco principalmente y a Antínoo, semejante a un dios,
les suplico, puesto que ha pronunciado ese conveniente consejo:
dejar ahora el arco y volver a confiar en las divinidades,
que al amanecer un dios dará fuerza a quien él quiere. 280
Pero ¡vamos!, dénme el pulimentado arco para que pueda
mi fuerza y mis brazos poner a prueba, para ver si todavía
tengo la energía que solía tener en mis flexibles miembros64,
o me lo han arruinado la vida vagabunda y la falta de cuidados».
Así dijo. Todos ellos se indignaron de enorme manera 285
Temerosos de que lograra tensar el pulido arco65.
Antínoo lo interpeló y llamó por su nombre:
«¡Ah, despreciable extranjero, no tienes ni un poquito de cabeza!
¿No disfrutas acaso de manera pacífica con nosotros los nobles

de Odiseo (21, 280; 22, 7) y Penélope (21, 338), pues será Apolo quien conceda la victoria al ganador y el
dios del augurio de 15, 525-526.
61
El hexámetro repite 18, 418. «Copa» traduce dépas, es el tipo de recipiente para beber más frecuente en
Homero; véase 3, 63 y nota; 7, 137; 8, 89; 18, 121; 20, 261; e Ilíada 1, 471; 4, 3; 6, 220; 9, 176; 15, 86;
24, 101, etc.
62
Los vv. 263-273 constituyen una escena típica de libación colectiva (véase nota a 3, 334). La sucesión
de acciones es la siguiente: 1.- propuesta de hacer una libación (v. 263); 2.- asentimiento (v. 269b); 3.-
preparativos (vv. 270-272; 4.- libación y fórmula conclusiva (v. 273). Los vv. 270-272 repiten 3, 338-
340, y el v. 273 es casi idéntico a 3, 342.
63
El v. 268 repite el v. 180; y el v. 269, el v. 143.
64
Compárense estas palabras engañosas de Odiseo-mendigo con 18, 51-57. Los pretendientes no pueden
imaginar que un débil vagabundo pueda tensar el arco y mucho menos pretender a Penélope, pero quizá
Odiseo mismo esté en duda sobre sus capacidades actuales; recordemos cómo en 8, 230-233 se había
manifestado preocupado por su pérdida de vigor para correr. Véase cómo finalmente inspecciona –
también con preocupación– el arco, en 394-395.
65
Los pretendientes no disimulan el temor de que el mendigo tenga éxito. No olvidan el incidente con Iro
(18, 1-158) y el desafío a Eurímaco en esa ocasión (18, 366-386 Como Odiseo había previsto (v. 233),
Antinoo (en vv. 288-310) y Eurímaco (en vv 321-329) se oponen a que tense el arco. Solo gracias a las
intervenciones de Penélope (vv. 312-319 y 331-342) y Telémaco (vv. 344-353) el arco llegará finalmente
a manos de Odiseo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

en sentarte a la mesa y no privarte del banquete, e incluso escuchar 290


nuestras palabras y la conversación? Ningún otro
escucha nuestros dichos si es extranjero o mendigo.
»El vino te trastorna, dulce como la miel, como a otros
te daña, como al que lo toma con avidez y no lo bebe con tino66.
»El vino también al ilustre centauro Euritión, muy famoso67, 295
enloqueció, en el palacio de Pirítoo, de gran corazón,
cuando fue a visitar a los lapitas. Porque enajenó su mente con el vino,
enloquecido, cometió tropelías en la casa de Pirítoo.
»Pero la ira se apoderó de los héroes y a través del pórtico, afuera,
lo empezaron a arrastrar; las orejas con cruel bronce, 300
y la nariz, le cortaron, Y él, dañado en su mente,
se marchó arrastrando la perdición por su ánimo desenfrenado.
A partir de allí empezó la disputa entre hombres y centauros,
y aquel fue el primero que sufrió el mal, por haberse emborrachado.
»Así también a ti te anuncio una gran desgracia si el arco 305
logras tensar, pues no encontrarás a cambio amabilidad
en nuestro pueblo, y rápido en una negra nave
al rey Equeto, dañino para todos los mortales68,
te enviaremos. De eso nadie te salvará. Así que en paz
sigue bebiendo y no compitas con hombres más jóvenes». 310

DISCUSIÓN SOBRE SI EL MENDIGO PUEDE TENSAR EL ARCO (311-353)

A él, a su vez, le contestó la muy prudente Penélope69:

66
Véase 18, 331 y 391 cuando Melanto primero y Eurímaco después le dicen a Odiseo que el vino le
«aprisiona la mente».
67
La historia enmarcada del centauro Euritión (vv. 295-304) corresponde al mito de la contienda entre
centauros y lapitas que se narra en Ilíada 1, 260-273 y 2, 743-746, que termina con la derrota de los
primeros. Como oficia de paradigma ejemplificador, la historia no se cuenta completa. Euritión «cometió
tropelías» que fueron nada menos que querer violar a la novia de Pirítoo –Hipodamia– el día de su boda
(Ovidio, Metamorfosis 12, 210-458), lo que ocasionó una batalla mortal de lapitas contra los centauros.
Es el único lugar en que se menciona que le cortaron a Euritión las orejas y la nariz.
68
Antinoo mismo y el resto de los pretendientes ya han hablado de Equeto, en 18, 83-7 (véase nota a v.
85) y 18, 115-116, que probablemente fue tirano en Epiro, aunque su nombre parece más bien una
reminiscencia de algún demonio subterráneo (véase Apolodoro 4, 1092-1095, quien narra que había
atravesado con alfileres los ojos de su propia hija y mutilado a su amante cuando se enteró de que habían
tenido relaciones). En el canto 18, Antinoo había amenazado a Iro (18, 85 y 116 son iguales al v. 308; el
final de 18, 86 es igual al del v. 300) con el mismo espantoso castigo, que en realidad más adelante
Odiseo va a aplicar a Melanto (22, 473-474).
69
El pasaje que abarca los vv. 311-353 ha provocado no pocas discusiones (cfr. las opiniones recopiladas
por Joseph RUSSO en A Commentary on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-
GALIANO & HEUBECK (1992: 183-184). Penélope interviene (vv. 311-319 y 321) para reprender a
Antinoo por el maltrato al huésped y descartando por completo que el mendigo pueda estar pensando en
llevársela como esposa. Le responde Eurímaco con un argumento un tanto extraño (vv. 321-329),
Penélope insiste en que le den el arco al extranjero y le promete regalos si lo tensa (vv. 336-342) y
Telémaco responde de modo inesperado y humilla abiertamente a su madre (vv. 343-353). Se podría
pensar en dos versiones épicas diferentes ensambladas: una, en la que el reconocimiento de Odiseo por
Penélope se produce después de la muerte de los pretendientes (en 23, 1-296, con la interpolación tardía
de vv. 96-165) y, otra, en la que el reconocimiento habría tenido lugar antes, durante el baño de pies de
19, 53 ss. En este caso, 18, 158-305 sucedería después del canto 19 y sería parte de un plan ingenioso del
héroe y su esposa. Esta segunda opción explicaría las palabras de Anfimedonte en el Hades (24, 167-169)
quien afirma que la prueba del arco fue todo un astuto plan sugerido por Odiseo a Penélope. En el caso de
saber ya Penélope que está frente a su esposo, el episodio estaría cargado de ironía dramática, pues
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

«Antínoo, no es bello ni justo maltratar


a los huéspedes de Telémaco, quienquiera llegue a esta casa.
¿Crees acaso que si el extranjero, el gran arco de Odiseo
pudiera tensar confiando en sus brazos y en su fuerza, 315
a su casa me llevaría y me haría su esposa?
Ni siquiera él mismo en su pecho lo espera.
Que nadie por causa de éste con el corazón acongojado
esté en este banquete, pues no es ni lo parece».
A ella a su vez Eurímaco, hijo de Pólibo, le replicó70: 320
«Hija de Icario, muy prudente Penélope,
no creemos que este te vaya a llevar, no lo parece,
pero nos avergüenza la habladuría de hombres y mujeres,
que alguien alguna vez, el peor de los aqueos, pueda decir71:
“¡hombres muy inferiores de un hombre noble la esposa 325
pretenden, y ni siquiera pueden tensar su arco bien pulido,
En cambio otro cualquiera, un mendigo que llegó vagabundo
con facilidad tensó el arco y y atravesó de los hierros!”.
Así hablarán y eso será una vergüenza para nosotros».
Y a él se dirigió de nuevo la muy prudente Penélope: 330
«Eurímaco, no es posible que buena fama en el pueblo
tengan quienes deshonran y devoran la casa
de un varón excelente. ¿Por qué toman eso como un deshonor?
Ese extranjero es muy alto y corpulento,
y de un padre de noble linaje, se jacta de ser vástago72. 335
Así que ¡vamos! que le den el arco bien pulido y decidamos73.
Pero voy a augurar algo que se va a cumplir.
Si lo llega a tensar, y le concede su ruego Apolo74,
lo vestiré con un manto y una túnica, hermosas vestiduras75,
y le daré una aguda jabalina, protección contra perros y hombres, 340
y una espada de doble filo76. Y también le daré sandalias para sus pies

significaría que los tres integrantes de la familia están complotados para que los pretendientes no se
opongan a que el mendigo tome parte en el concurso.
70
En lugar de Antinoo, es Eurímaco quien responde a Penélope, como en 16, 434-447.
71
Los vv. 324-329 constituyen un discurso referido hipotético que demuestra que Eurímaco cree que de
hecho el ‘mendigo’ es superior a los pretendientes; compárese con pensamiento de Menelao, en 4, 333-
346, y de Penélope, en 20, 82.
72
Odiseo había aludido a su noble linaje en 19, 180-181, con una progenie inventada.
73
El comienzo de este hexámetro es idéntico al v. 281 y el final al de v. 112. Seguidamente todos los
versos son repeticiones: el v. 337 es igual a Ilíada 1, 212 y casi idéntico a 16, 440 y 19, 487; el v. 338 es
similar a 9, 317 y a Ilíada 7, 154; el v. 339 es la misma fórmula de 16, 79 y 17, 550 y similar a 14, 341 y
a 15, 338; el v. 340 es igual a 14, 531; el v. 341repite 16, 80; el v. 342 es igual a 16, 81 y recuerda 15,
395.
74
En 20, 276-278 se describe la preparación del festival en honor de Apolo.
75
Lo mismo que se menciona en vv. 339-342 le había prometido Telémaco al mendigo, en 16, 78-81
(véase nota a 16, 79).
76
La espada de doble filo se menciona dos veces en Ilíada (10, 256 y 21, 118). La espada de la edad de
bronce es un arma penetrante, punzante (como la daga, a partir de la cual se desarrolla) y no es muy larga;
nunca tienen una longitud mayor a 90 cm. Esta, de doble filo, corresponde a la edad de hierro, preparada
para cortar por los dos lados de la hoja. Las espadas de hierro tenían la ventaja de poder producirse en
cantidad, por la mayor disponibilidad de materia prima, pero de todos modos, para la metalurgia se
requería de un especialista, así que solo las personas de cierto nivel social podían adquirir estas armas,
mientras que las herramientas cotidianas seguían fabricándose en el ámbito doméstico de madera o piedra
tallada.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

y lo enviaré adonde su corazón y su ánimo lo ordenen».

PENÉLOPE SE RETIRA Y EUMEO ENTREGA EL ARCO A ODISEO (343-379)

Y a ella le contestó Telémaco con discreción:


«Madre mía, para entregar el arco, ninguno de los aqueos es
mejor que yo. Para dárselo al que yo quiera, o para negárselo 345
no hay en cuantos gobiernan sobre la áspera Itaca77
ni en las islas cercanas a la Élide, criadora de caballos78.
Ninguno de estos me forzaría contra mi voluntad si yo quisiera
de una vez dar este arco al extranjero para que lo tuviera.
Así que marcha a tus aposentos y cuida de tus labores79, 350
el telar y la rueca80, y ordena a las esclavas
que se apliquen al trabajo. La palabra corresponde a los hombres
a todos, y sobre todo a mí, que yo tengo el gobierno de esta casa»81.
Ella, desconcertada, se retiró de nuevo sus aposentos,
pues la palabra discreta de su hijo puso en su corazón. 355
Subió al piso de arriba con las siervas mujeres
y se echó a llorar por Odiseo, su querido esposo, hasta que un sueño,
dulce, sobre sus párpados vertió Atenea de ojos de lechuza82.
Entonces tomó el curvado arco el divino porquerizo y se lo llevaba83,
cuando los pretendientes todos empezaron alborotar en el palacio; 360
y uno de los jóvenes arrogantes decía así84:
«¿Adónde llevas el curvado arco, miserable porquerizo,
vagabundo? Pronto, entre tus cerdos, los perros veloces te van a comer
lejos de los humanos, los que tú alimentas, si Apolo
y los demás dioses inmortales nos son propicios». 365
Así decían, y el que lo llevaba lo dejó en el mismo sitio,

77
Telémaco se refiere aquí a los que gobiernan Itaca (el v. 346 repite 1, 247 y 16, 124; el v. 347 es similar
a 1, 245 y 16, 122), que son diferentes a los que rigen las islas próximas a la Élide, situada en el oeste de
la Grecia continental (actualmente su capital es Pirgos). Nuevamente se plantea el problema de las islas
cercanas. El catálogo de las naves de Ilíada 2, 625-637 menciona tropas de Duliquio y Equina “situadas al
otro lado del mar, frente a la Élide”, cuyo líder es Meges, en contraste con las tropas de Odiseo, señor de
los cefalenios que gobiernan en Itaca, Zacinto y Samos. En 1, 246 (véase nota); 9, 24 y 16, 123 hemos
oído nombrar las cercanas «Duliquio, Same y la boscosa Zacinto».
78
La «divina» Élide es la tierra de Itimoneo, a quien mató Néstor (Ilíada 11, 673), hijo de Hipéroco, al
que ultimó Odiseo (Ilíada 11, 335). A pesar de haber sido aliada de los troyanos, las relaciones de Itaca
con Élide continúan, pues se la menciona en Odisea en varias ocasiones (véase 4, 635; 13, 275 y nota; 15,
298 y 24, 431).
79
Véase nota a 1, 356. En tres lugares homéricos se repite la fórmula de 350-353: en 1, 356-359 y en
Ilíada 6, 490-493 son las palabras de Héctor a Andrómaca antes de marcharse a la batalla.
80
Véase nota a 1, 357, sobre estas labores y las mujeres que las realizan.
81
Cabe preguntarse si en ausencia de Odiseo es Penélope o Telémaco quien decide el destino de Itaca, o
qué poderes masculinos ejercen su autoridad a través de Penélope. Cfr. «Three Models of Authority in
the "Odyssey"» de Colleen CHASTON (2002).
82
Es poco verosímil que Penélope se quede dormida en un momento tan culminante, si no fuera por la
intervención directa de Atenea. Va a despertar recién a comienzos del canto 23. En 13, 79-80, Odiseo cae
también en un profundo sueño también inverosímil, preludio necesario para la preciosa escena de vv. 287
ss. cuando despierta y ve a Atenea.
83
Eumeo ejecuta la orden de Odiseo de vv. 234-235. Por la intimidación de los pretendientes (vv. 361-
375) la acción se retarda y termina de cumplirse en v. 379.
84
El hexámetro es fórmula que leímos en 2, 324; 4, 769; 17, 482; 20, 375.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Asustado, porque eran muchos quienes lo intimidaban en la sala85.


Pero Telémaco desde el otro lado le dijo entre amenazante:
«Abuelo86, ¡sigue con el arco! ¡no es bueno que obedezcas a todos!
Que no sea yo, por ser más joven, quien te siga al campo 370
arrojándote piedras, pues en fuerza soy el mejor.
¡Ojalá a todos cuantos están en mi casa,
a los pretendientes, en manos y en fuerza fuera superior!
Rápido y violentamente los enviaría de vuelta,
fuera de nuestra casa, pues maquinan maldades». 375
Así dijo y todos dulcemente se reían de él87,
los pretendientes, y cedieron en su terrible cólera
contra Telémaco. El porquerizo cargó el arco por la habitación
y en las manos se lo dio, cuando llegó junto al prudente Odiseo88.

ODISEO VENCE EN EL CERTAMEN (380-434)

Luego llamó aparte a la nodriza Euriclea y le dijo89: 380


«Telémaco te ordena, muy sensata Euriclea,
que cierren las puertas del mégaron encajándolas con firmeza90.
En el caso de que alguna oiga un gemido o un ruido dentro,
de varones dentro de nuestros muros, que a la puerta
no acuda, que se quede en silencio junto a su tarea. 385
Así dijo; a Euriclea se le quedaron sin alas las palabras
y cerró enseguida las puertas del mégaron, agradable para habitar.
En silencio, Filetio salió de la casa y las puertas
cerró enseguida del bien cercado patio91.
Había, bajo el pórtico, el cable de una curvada nave92, 390
hecho de papiro, con eso ató las puertas y regresó.
Se sentó en la silla de la que se había levantado
mirando a Odiseo. Éste ya estaba manipulando el arco,
le daba vueltas por todos lados y lo probaba acá y allá
por si la polilla había comido el cuerno en ausencia de su dueño93. 395

85
El hexámetro señala con agudeza el miedo de un esclavo (véase 17, 322-323).
86
El hipocorístico átta, que traducimos como «abuelo» es usado por Aquiles y Menelao para dirigirse a
Fénix (véase Ilíada 9, 607 y 17, 561). Encabeza un discurso inusualmente grosero de Telémaco hacia
Eumeo, quien sin embargo no se sorprende porque ambos están respondiendo al plan urdido con la
complicidad de Odiseo.
87
Es la última risa genuina y justificada de los pretendientes y de algún modo distiende la tensa atmósfera
del certamen.
88
La tensión crece hasta su punto más elevado cuando Eumeo deja el arco en manos de Odiseo, pero el
narrador dilata la consumación del éxito del héroe con el detalle de las instrucciones que a continuación
dará el porquerizo a Euriclea.
89
El hexámetro repite 19, 15.
90
Véase los vv. 236-239, que aquí se repiten, y nota a v. 236. Obsérvese que Eumeo le dice a Euriclea
que es Telémaco quien dio la orden, aunque que en realidad fue Odiseo; el porquerizo no sabe que
Euriclea ya descubrió la identidad del ‘mendigo'.
91
Véase nota a v. 240.
92
En el patio de un palacio de gente que se dedica a la navegación es muy posible hallar una cuerda de un
barco. La cuerda está hecha de fibra «de papiro» –býblinos–, adjetivo utilizado por Heródoto (7, 25,36; 8,
20; 9, 115,121) para los cables que usaron los persas para los puentes con que cruzaron el Helesponto.
Heródoto menciona el uso del papiro en la fabricación de cuerdas (2, 38), tela para velas (2, 96), zapatos
(2, 37) y para calafatear o sellar (2, 96).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

Y por allí alguno murmuraba al verlo de cerca:


«Es un hombre conocedor y entendido en arcos94.
Quizá también él guarda uno así en su casa
o tiene un gran deseo de fabricarlo, porque en sus manos
lo mueve para acá y para allá el vagabundo conocedor de males». 400
Y otro de los jóvenes arrogantes decía así:
«¡Ojalá consiguiera tanta ventaja este del arco
como cuanta será capaz cuando vaya a tensarlo!95»
Así decían los pretendientes. Entretanto, el muy astuto Odiseo,
después de haber sostenido y mirado por todas partes el gran arco, 405
como cuando un hombre entendido en la lira y el canto
con facilidad tensa la cuerda alrededor de una clavija nueva96,
atando a uno y otro lado la bien retorcida tripa de una oveja,
así sin esfuerzo el gran arco tensó Odiseo
Luego con su mano derecha lo agarró y probó la cuerda 410
y esta resonó bellamente semejante al sonido de una golondrina97.
A los pretendientes les vino una gran angustia y, a todos, el color
Les cambió. Zeus retumbó fuerte revelando una señal98.
Y se llenó entonces de alegría el sufridor, el divino Odiseo
porque le mandó un augurio el hijo de Crono, de torcidos pensamientos. 415
Y tomó una aguda flecha que estaba sobre la mesa,
desnuda. Las demás dentro del cóncavo carcaj
yacían, las que pronto iban a probar los aqueos.
Lo acomodó en el ángulo, atrajo hacia sí el nervio en sus ranuras,
y desde allí, desde su silla, sentado, disparó la flecha 420
apuntando al frente y no erró ninguna de las hachas,
desde el primer agujero las traspasó, y salió por el último
la flecha de pesado bronce99. Y entonces dijo Telémaco:
93
«Gusano» traduce îpes (que podría ser también «polilla») y «cuerno» traduce kéra, aquí en acusativo,
único lugar en que aparece en Odisea (en nominativo plural, en Ilíada 4, 109 y 19, 211). La aparición
conjunta de estos dos términos poco frecuentes en Homero ha causado problemas en la transmisión y en
la traducción; no sabemos qué tipo de gusano puede atacar el cuerno –ni dónde tiene cuerno el arco– pero
eso es lo que dice el verso.
94
El parlamento de vv. 393-404 es doblemente irónico: que se le adjudique al falso mendigo la pericia de
un conocedor de un arma heroica y suposición de que tiene uno así «en su casa», como efectivamente lo
tiene. Cfr. Ironie in de Odyssee de Annie DEKKER (1965: 268-270) y A Narratological Commentary on
the Odyssey de Irene DE JONG (2001: 521).
95
Véase nota a 9, 525.
96
La función principal del bello símil de vv. 406-409 es, como es obvio, en primer lugar, señalar la
facilidad con el cual Odiseo tensa el arco y ha sido vastamente comentado por los críticos. Cfr. «At Home
and Abroad: Aspects of the Structure of the Odyssey» de Richard B. RUTHERFORD (1985: 143); Similes in
the Homeric Poems de Carroll MOULTON (1977: 152); Disguise and Recognition in the Odyssey de
Sheila MURNAGHAN (1987: 124); The Stranger’s Welcome. Oral Theory and the Aesthetics of the
Homeric Hospitality Scene de Steve REECE (1993: 173-179). Otra función no menos importante es
comparar a Odiseo con un aedo, un bardo que de manera particular va a interpretar su canción en el
banquete de los pretendientes (véase vv. 429-430). No olvidemos tampoco la relación de la lira con el
dios Apolo, evocado tan a menudo en este día.
97
La golondrina y sus hábitos migratorios eran ampliamente conocidos en la Antigüedad, cuyos poetas
usaban con frecuencia el ave con fines poéticos. Cfr. la nota a este hexámetro, «Odyssey 21. 411: The
Swallow's Call» de Luis A. Losada (1985).
98
Zeus demuestra una vez más que va a favorecer a Odiseo (véase 20, 103-121), esta vez de manera
espontánea. El trueno de Zeus anuncia la victoria, como ocurre a menudo en Ilíada (véase 8, 170-171; 11,
45-46; 15, 377-378; 17, 595-596), por eso Odiseo se alegra y el lector ya no tiene duda de que se cumplirá
la venganza contra los pretendientes.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso

«Telémaco, este huésped en tu palacio no te avergüenza


aquí sentado, no ha errado el blanco ni con el arco 425
sintió fatiga al tensarlos. Aún está en pie mi coraje,
y no soy como los pretendientes me calumnian con sus insultos.
Ahora es tiempo de que preparen la cena para los aqueos
mientras haya luz y que luego la disfruten a fondo,
con el canto y la lira, que son el complemento de un banquete». 430
Así dijo y le hizo una señal con las cejas100. Se ciñó la aguda espada
Telémaco, el hijo del divino Odiseo,
y empuñó en su mano la lanza y cerca de él
junto a su sillón, se colocó, armado de reluciente bronce.

99
El éxito del certero disparo del arco de Odiseo es una reminiscencia de las escenas épicas en Troya (el
hexámetro abre como Ilíada 15, 495). El adjetivo «de pasado bronce», que traduce chalkobarés, se aplica
a una lanza en 11, 532 y 22, 259 y 276 e Ilíada 22, 328, y a un casco en Ilíada 11, 96.
100
Por fin Telémaco recibe la señal que ha estado esperando con impaciencia desde 20, 385-386.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

La venganza1

ODISEO SE DA A CONOCER A LOS PRETENDIENTES (1-41)

Entonces se despojó de sus harapos2, el muy astuto Odiseo,


saltó al amplio umbral3 con el arco y el carcaj
lleno de flechas, desparramó los veloces dardos
ante sus pies y dijo a los pretendientes:
«Este accidentado certamen ya está cumplido4. 5
ahora hay otro blanco –al que ningún hombre se lanzó–
a ver si lo alcanzo y Apolo atiende mi petición».
Así dijo, y apuntó la amarga flecha contra Antínoo.
En ese momento iba a levantar este una bella copa,
de oro de doble asa, la sostenía con las manos 10
para beber el vino. La muerte en su ánimo
no lo tenía preocupado. ¿Quién creería que, entre tantos convidados,
uno en la multitud, por muy fuerte que fuera,
iba a ocasionarle una funesta muerte y un negro destino5?
Pero Odiseo le apuntó a la garganta y le disparó una flecha; 15
derecho, de frente, por el blando cuello le entró la punta6,

1
El canto 22 continúa la narración del muy largo día cuarenta de la acción: trata de la consumación de la
venganza de Odiseo contra los pretendientes de su esposa. Tiene el nombre técnico de mnesterophonía
(mnestér –pretendiente– más phónos –muerte–). El núcleo original de Odisea pudo haber relatado un
desenlace mucho más simple que el intrincado arribo del héroe disfrazado de mendigo y las vicisitudes
vinculadas a todas las decisiones tomadas con la complicidad de Atenea. El relato primario podría haber
sido simplemente la matanza de los pretendientes en el mégaron. Si así fue, este canto 22 es anterior en su
elaboración al canto 21. Cfr. la «Introduction» Joseph RUSSO al canto 22 en A Commentary on Homer's
Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK (1992: 207-217). El canto se
divide en tres grandes partes: 1.- la revelación de Odiseo de su identidad y la muerte de Eurímaco y
Anfínomo (vv. 1-98); 2.- la batalla en la que el resto de los pretendientes son asesinados (vv. 99-389); 3.- la
ejecución de los siervos infieles y la limpieza del palacio (vv. 390-501). El orden de las muertes es el
inverso al orden en que los participantes del certamen intentaron tensar el arco; véase nota a 21, 125.
2
La denominación de los vestidos de Odiseo desde 13, 434 en adelante va a ser «harapo/s», previstos como
disfraz por Atenea en 13, 399. En 14, 342 se usó el término en el marco de la extensa historia falsa. Aquí
Odiseo se quita los harapos para poder luchar con comodidad y no se vuelve a vestir hasta que en vv. 486-
489 Euriclea le ofrece ponerse ropas más decentes.
3
«Umbral» traduce oudós, y es el lugar en el que Odiseo va a estar situado de aquí en adelante durante gran
parte de la acción; separa el lugar del banquete del patio (1, 104), es el mejor modo de impedir que los
pretendientes escapen del mégaron (véase vv. 71 y 76). Es un umbral «de piedra» (17, 30; 20, 258) o de
«madera de fresno» (véase 17, 339 y nota), allí se había sentado como mendigo (véase 10, 62 y nota; 17,
466 y nota; 18, 17 y 110). Hay otros umbrales en el palacio: el «umbral de roble» cruzado por Penélope
(21, 43) y por Melantio (v. 182) para entrar a buscar las armas y otro «umbral» que separa los aposentos de
la reina y sus esclavas (4, 680 y 718; 17, 575; 20, 128; 23, 88).
4
Odiseo todavía no se revela a los pretendientes de manera abierta sino en términos velados y con
metáforas irónicas, el «certamen decisivo para los pretendientes» (palabras en boca de Antinoo en 21, 91)
ha terminado.
5
Otros ejemplos de preguntas retóricas en Odisea: 3, 113-114 y 216 224; 4, 443, 703 y 710; 5, 100-101; 8,
208; 10, 383-385 y 573-374, siempre en discurso directo y no en boca del narrador como en este caso.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

se desplomó hacia atrás y la copa se le cayó de la mano,


herido, al instante brotó de su nariz un chorro denso
de sangre humana. De manera violenta apartó de sí la mesa
golpeándola con el pie, la comida cayó al suelo 20
y se arruinó el pan y la carne asada. Lanzaban alaridos
los pretendientes por la casa, al ver caer a su compañero,
de sus asientos se levantaron y se lanzaron por la sala
y buscaban en todo su alrededor en los bien construidos muros,
pero no había en ellas un escudo7 o una poderosa lanza para agarrar8. 25
E insultaban a Odiseo con enfurecidas palabras:
«Forastero, por tu mal has disparado el arco; ya no más certámenes
tendrás que afrontar, pues te espera la escarpada muerte.
Ahora has asesinado a un hombre que era el mejor
entre los jóvenes de Ítaca; te van a comer los buitres aquí mismo». 30
Así cada uno iba diciendo, porque en verdad creían que sin querer
había matado al hombre9; los necios no se daban cuenta
de que también sobre todos ellos colgaba el lazo de la muerte10.
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo11:
«¡Ah, perros12! No esperaban que yo iba a regresar a mi casa 35
desde el país de los troyanos, así que despojaban mi vivienda
y se acostaban por la fuerza con mis siervas en el palacio,
y aunque estoy vivo, pretendían a mi mujer13,
sin temor de los dioses que dominan el ancho cielo14

6
Entre el momento en que Odiseo apuntó su flecha contra Antinoo (v. 8) y este lugar en que lo mata hay
nueve hexámetros, el narrador dilata los tiempos del relato. La pregunta retórica (vv. 12-14), no exenta de
ironía, también demora la acción.
7
Es la primera vez que entre las armas se menciona un aspís –término genérico para escudo– (en 19, 4,
Odiseo dijo «armas de guerra» y en 16, 296 designa con el plural boágria a los dos escudos), necesario para
protegerse contra las flechas del enfurecido extranjero. En vv. 74-75, Eurímaco va a ordenar que usen las
tablas de las mesas para ese propósito.
8
Atenea aconsejó el ocultamiento de las armas que estaban en el mégaron (19, 4-13), Telémaco le dijo a
Euriclea que entretuviera a las mujeres (19, 16-20) y así en efecto Odiseo y su hijo pudieron esconderlas
(19, 31-34). Los pretendientes van a acceder a estas armas gracias a los oficios de Melantio (vv. 139-149).
9
Los vv. 27-30 expresaron un discurso colectivo. Creen los pretendientes que la sorpresiva muerte de
Antinoo (vv. 15-21), ha sido un accidente, aún no se dan cuenta que el extranjero es Odiseo (vv. 21-32a).
El narrador señala aquí de modo explícito el error en que están sumidos. Véase que ante la revelación de
vv. 34-41, Eurímaco todavía reacciona con escepticismo (v. 45).
10
«Lazo» traduce peîrar que es en sentido literal el extremo de una cuerda o soga y tiene aquí el sentido
metafórico de fin o consumación. La fórmula «el lazo de la muerte» se repite en v. 41 y proviene de Ilíada
6, 143; 7, 402; 12, 79 y 20, 409.
11
El hexámetro, que en 19, 70 describe la mirada de Odiseo a la infiel Melanto, se va a repetir en vv. 60 y
320.
12
Con el epíteto «¡perro!» increpa Aquileo a Héctor en Ilíada 20, 449 y 22, 343. También aparece el
insulto en boca de Diomedes en Ilíada 11, 362.
13
La mayoría de los manuscritos invierten el orden vv. 37-38, probablemente porque en un momento se
omitió el v. 37, atetizado por varios eruditos. Cuando se insertó de nuevo pareció más lógico ubicar a la
esposa después de las sirvientas. en un orden ascendente de crímenes: 1.- devorar los bienes, 2.- dormir con
las esclavas, 3.- cortejar a la mujer mientras él estaba vivo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

ni de la posible venganza futura de los hombres. 40


Ahora sobre todos ustedes cuelga el lazo de la muerte15».

MUEREN EURÍMACO Y ANFÍNOMO (42-98)

Así dijo y se apoderó de todos el pálido terror16


y cada uno atisbaba por dónde escapar de la abrupta muerte.
Eurímaco fue el único que contestó diciendo:
«Si de verdad eres Odiseo de Itaca que has vuelto17, 45
dices cosas en la que tienes razón, cuantas cometieron los aqueos,
muchas imprudentes, en el palacio y muchas en el campo.
Pero ya ha caído este, que es el causante de todas las iniquidades,
Antínoo; fue él quien concibió tales acciones,
no tanto por intentar la boda ni por tener necesidades 50
como por concebir otras ideas que el Cronida no llevó a cabo:
reinar sobre el pueblo de la bien construida Itaca
él mismo, y tratar además de asesinar a tu hijo en una emboscada.
Pero ahora está muerto, en castigo, tú perdona a tu gente
que nosotros, para compensarte18, por la región, 55
cuanto hemos comido y bebido en el palacio
haciendo una estimación en veinte bueyes cada uno por separado,
y en bronce y oro, te lo daremos, hasta que tu corazón
se satisfaga; hasta entonces no se te puede reprochar que estés enojado19».
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo 60
«Eurímaco, aun si me dieran todos los bienes familiares
Cuantos bienes ahora poseen y si añadieran de otros lados,
no pondría reparos a mis brazos por el impulso de matar
hasta que todos los pretendientes paguen por su insolencia.
Ahora solo les queda luchar conmigo 65
o escapar, si alguno puede evitar la muerte o las Keres,

14
Al igual que Eumeo (14, 81-92) y Filetio (20, 215), Odiseo describe como impío el comportamiento de
los pretendientes.
15
Véase nota a v. 33. La revelación de Odiseo pone fin a una serie de interpretaciones erróneas por parte de
los pretendientes de las acciones del héroe: en 21, 287-310 Antinoo lo llama borracho cuando pide
participar en el certamen y en 21, 396-400 piensan que es un entendido o un ladrón cuando inspecciona el
arco.
16
La fórmula, que alude en realidad a un terror «verde» –chlorón–, aparece nueve veces en Homero,
siempre en la misma posición del verso y con un verbo de similar significado–tomar, agarrar– en diversas
formas (véase 11, 43 y 633; 12, 243; 24, 450 y 533 e Ilíada 7, 479; 8, 77; 17, 67).
17
Véase el contraste entre los argumentos individualistas de Eurímaco de vv. 45-59 y el discurso colectivo
de vv. 27-30.
18
Véase el ofrecimiento de regalos a Odiseo en compensación por haber sido afrentado, aunque en
situación muy distinta, cuando en 8, 396-405 Euríalo en la isla de los feacios debe agregar otros dones a los
propios de la hospitalidad por haber ofendido al héroe con sus palabras.
19
Eurímaco utilizó por última vez más su capacidad oratoria y su talento de negociador: ha echado la
responsabilidad de los desmanes sobre Antinoo y ofrecido una compensación, cuando han sido frecuentes
las quejas tanto de Telémaco y Penélope como de Eumeo en relación con que los pretendientes devoraban
los bienes sin pensar en resarcimiento alguno (1, 160 y 337; 2, 142; 14, 377 y 417; 18; 280).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

pero creo que nadie podrá huir del súbito destino20».


Así habló, y a ellos les temblaron las rodillas y el corazón.
Entre todos Eurímaco tomó la palabra por segunda vez21:
«Amigos, no contendrá este hombre sus manos irreprimibles, 70
sino que, cuando haya tomado el pulido arco y el carcaj
seguirá disparando desde el pulido umbral hasta a todos
aniquilarnos. Pensemos en el combate;
Desenvainen las espadas y cúbranse con las mesas
de sus flechas mortíferas. Mantengámonos todos contra él 75
unidos, a ver si lo logramos echarlo más allá del umbral y las puertas,
vayamos por la ciudad y que nuestro grito se eleve con prontitud.
Podría ser ahora la última vez que este hombre manejara el arco».
Después de hablar de este modo, sacó la aguda espada22,
de bronce, afilada en las dos hojas, y saltó sobre él, 80
gritando con un sonido horrible. Al mismo tiempo el divino Odiseo
le disparó una flecha, la tiró a su pecho, junto a la tetilla,
y en el hígado se le incrustó el veloz dardo. De su mano
rodó la espada al suelo, se desparramó sobre la mesa
y se desplomó doblándose en dos; la comida cayó al suelo 85
y el vaso de doble copa. Golpeó la tierra con su frente,
con el ánimo destrozado; la silla con ambos pies
sacudía a patadas; sobre sus ojos se abatió la niebla23.
Anfínomo dirigió la vista hacia el ilustre Odiseo,
avanzó de frente y desenvainó la aguda espada 90
por si podía correrlo de la puerta, pero se le adelantó
Telémaco y por detrás le arrojó la lanza de bronce
en medio de los hombros y le atravesó el pecho24.
Retumbó cuando cayó y dio en el suelo con toda la cara.

20
El discurso de Odiseo de vv. 60-66 responde a la construcción de un desafío típico antes de un duelo.
Véase Ilíada 22, 260-72, cuando Aquileo reta a Héctor, y, en 5, 632-646, las palabras de Tlepólemo a
Sarpedón. Aquí, primero hay rechazo de la hiperbólica compensación («aun si me dieran…») y luego la
opción de «luchar o escapar». Cfr. The Language of Heroes. Speech and Performance in the Iliad de
Richard P. MARTIN (1989: 69-77).
21
Ante la inevitable confrontación, Eurímaco, en vv. 69-78, se vuelve a sus compañeros con una
exhortación para darles ánimos en una parodia de escena heroica. Véanse ejemplos de arengas de un héroe
ante situaciones desesperadas: en 10, 174-177 (Odiseo incita a sus marineros a la cacería del ciervo); en 12,
206-221 (antes de pasar entre Escila y Caribdis); y en Ilíada 15, 485-500 y 501-514, Héctor anima con
ímpetu a los troyanos y a los licios.
22
«Espada» traduce phásganon (término poético), en este momento la única arma con que cuentan los
pretendientes; el v. 79 repite Ilíada 22, 306. Es extraño que Eurímaco salte para atacar después de que él
mismo sugirió refugiarse detrás de las mesas (v. 74).
23
La muerte de Eurímaco ha sido construida con crudo realismo: el joven estaba en medio de un salto en el
aire cuando fue alcanzado por la flecha, cayó de bruces sobre la mesa que a su vez se volcó, sonó la cabeza
del joven contra el piso y con las piernas volteó la silla en un estertor agónico. El final de v. 85 repite el de
v. 20.
24
El v. 93 repite Ilíada 5, 41 y 57; 8, 259; 11, 448. Después de las dos muertes logradas por el arco por
Odiseo, Telémaco ultima a un tercer pretendiente con su lanza. El joven ya no está de pie junto a su padre
como en 21, 433 (véase v. 99), sino que posiblemente ha vuelto a ubicarse cerca del asiento en que estaba
antes (véase 21, 139). La muerte de Anfínomo había sido anticipada en 18, 153-156.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Telémaco se retiró pero dejó su lanza de larga sombra 95


allí, en el cuerpo de Anfínomo25, porque temía que alguno de los aqueos
mientras estaba arrancando la lanza de larga sombra
le clavara la espada o lo hiriera cuando estuviera agachado.

SACAN LAS ARMAS DEL ESCONDITE (vv. 99-149)

Echó a correr y llegó enseguida adonde estaba su padre26


y poniéndose a su lado, le dirigió aladas palabras: 100
«Padre, enseguida voy a alcanzarte una adarga27 y dos lanzas
y un casco todo de bronce que se ajuste a los costados de tu cabeza.
Yo mismo voy a ponerme otro y daré otro al porquerizo
y al boyero, pues es mejor estar guarnecidos28».
Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 105
«Corre a traerlos mientras pueda contenerlos con las flechas,
no sea que me saquen de la puerta cuando me quede solo».
Así habló, y Telémaco obedeció a su querido padre29.
Fue a la cámara30 donde estaban guardadas sus famosas armas
y tomó de allí dentro cuatro escudos, ocho lanzas 110
y cuatro cascos de bronce con penachos de crin de caballo31.
Salió con ellos y se puso enseguida al lado de su querido padre.

25
Los guerreros suelen recuperar la lanza del cuerpo de sus víctimas (véase Ilíada 4, 529-530; 5, 620-621;
6, 65; 12, 395). Aquí Telémaco aún no se siente lo suficientemente seguro para hacerlo (en contraste con v.
271) y la pérdida de su lanza conduce naturalmente a la siguiente escena, en la que sugiere que busquen las
armas guardadas.
26
La narración del extenso episodio comprendido en vv. 99-202 adquirirá un ritmo febril, solo comparable
posiblemente a las escenas de 16, 328-412. La orden de Odiseo de custodiar la puerta del lugar donde están
las armas escondidas se resumirá en un hexámetro (v. 129) y la desazón de Odiseo ante los pretendientes
armados también se expresará muy brevemente (vv. 147-149); además sabremos de modo inesperado que
Telémaco fue el culpable de dejar sin cerrojo la puerta (vv. 154-156).
27
«Adarga» traduce sákos (término usado en pl. en v. 110), una clase de escudo, posiblemente hecho de
cuero de cabra, diferente a los escudos de 16, 296 y al aspís de v. 25.
28
Los vv. 103-104, así como vv. 114-115 pueden ser una interpolación con el objeto de incorporar los dos
siervos a la lucha.
29
El hexámetro repite, 19, 14; en la escena en que escondían las armas la expresión es más apropiada; aquí
Telémaco no está en verdad obedeciendo sino tomando la iniciativa.
30
«Cámara» traduce thálamos, término que significa toda habitación con una puerta con cerrojo: puede ser
un dormitorio, como el de Telémaco (1, 425), el de Penélope (4, 718), el de Helena (4, 263) o el de las
esclavas (23, 41); puede ser también una cámara privada donde se guardan bajo llave diversos elementos,
como los tesoros de oro y bronce (2, 337) o las armas (21, 8 y 42).
31
Primera vez que se mencionan este tipo de cascos (vv. 110-111 se repiten en vv. 144-145, cuando
Melantio sube a buscar las armas). Recordemos que, en 16, 281-286a, Odiseo –quien, aunque no había
entrado aún a la casa, estaba al tanto de la situación en el interior del palacio– le dijo a Telémaco que
cuando le hiciera una señal, llevara las armas a la cámara del piso alto (16, 285), pero para ellos dos dejara
a mano dos espadas, dos lanzas y dos escudos (16, 295-296). Odiseo expresó en estilo directo la excusa que
su hijo debía dar a los pretendientes si estos notaban la ausencia de las armas (16, 286-294). Este plan
suponía que ambos iban a estar en el mégaron con todos los pretendientes. Sin embargo, cuando Odiseo
repite textualmente la excusa a Telémaco, en 19, 5-13, están los dos solos en el mégaron y nada dice sobre
tener cerca las dos espadas, las dos lanzas y los dos escudos. En el v. 25 hemos visto que los muros estaban
desnudos de armas y aquí no se menciona que hayan dejado alguna a mano en la sala.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Primero de todo alrededor de su cabeza colocó el bronce32,


al tiempo que los dos siervos se colocaron hermosas armaduras,
Se habían parado junto al prudente Odiseo pleno de astucias. 115
Pero mientras tuvo flechas para defenderse,
hasta ese momento, a uno tras otro de los pretendientes en la casa
disparaba, apuntando bien. Ellos caían amontonados33.
Pero cuando le faltaron para disparar las flechas a nuestro soberano,
el arco contra una columna34 del bien construido mégaron 120
dejó reclinado, apoyándolo al muro reluciente,
y sobre los hombros se ajustó un escudo de cuatro capas;
en la robusta cabeza se colocó un casco bien labrado,
–el penacho de crin de caballo terrible en lo alto se agitaba–
y empuñó dos poderosas lanzas coronadas con bronce. 125
Una abertura35 había en la bien construida pared36
bien alta junto al umbral de la sólida estancia
era una salida hacia un pasaje, con batientes bien ajustadas.
Odiseo le había ordenado al divino porquerizo que la custodiara,
quedándose parado junto a ella. Resultaba ser la única salida37. 130
Entonces Agelao tomó la palabra y a todos dirigió su palabra:
«Amigos, ¿no podría alguien subirse por esa abertura,
y le avisara a la gente y diera de inmediato la alarma38?

32
«Bronce» se refiere al casco (véase v. 11).
33
Odiseo mata a un número indeterminado de contendientes y reduce la enorme superioridad numérica de
108 pretendientes (véase 16, 247-251 y nota a v. 246).
34
«Columna» traduce stathmós, que tiene varios significados: en 1, 333 y 21, 64 refiere al pilar central del
mégaron, pero puede ser las jambas o el quicio de la puerta, por ejemplo, del dormitorio de Penélope (4,
838), del almacén donde se guardan las hachas (21, 45), o del almacén donde Odiseo escondió las armas (v.
181). Aquí, si bien es más cómodo traducirlo por «columna», stathmós refiere al quicio de la entrada
principal al mégaron viniendo del patio; en 17, 340 se ha dicho que es de madera de ciprés. En vv. 257-258
y 274-2755 se verá cómo una lanza pega en la puerta mientras la otra golpea el quicio de la puerta. Quizá
Odiseo está dejando el arco del lado de afuera, «junto al muro reluciente» o muy brillante, es decir el muro
blanqueado e iluminado por el sol.
35
«Abertura» traduce orsothyré, pero es muy difícil saber qué clase de abertura del mégaron conduce a un
«pasaje» o pasillo (lauré en el v. 128), pues está «bien alta» y tiene «batientes bien ajustadas», ¿es una
ventana? ¿o es una puerta de servicio? En este último caso debiéramos traducir akrótaton –bien alta– por
«bien atrás». El vocablo vuelve a aparecer en vv. 132 (cuando Agelao sugiere subirse allí y dar voces) y
333 (cerca de Femio, que no sabe cómo escapar).
36
Los vv. 126-202 son una larga digresión sobre la actuación de Melantio en esta refriega. La descripción
topográfica de vv. 126-130 es necesaria para el sentido del pasaje; pero v. 134 es una repetición innecesaria
de v. 78. Nos preguntaremos cómo Melantio sabe cómo y quiénes escondieron las armas en el tálamo (vv.
140-141) y cómo tiene tanta fuerza para acarrear doce armaduras completas, cada una de ellas con escudo,
lanza y casco (vv. 144-145) y por qué dejó solo un casco y un viejo escudo oxidado para su segundo viaje
(vv. 184-185), una incursión que no sirve más que para que Melantio caiga en manos de Eumeo.
37
Esta escena alrededor de la pequeña puerta lateral (la abertura de v. 126), custodiada por Eumeo,
reproduce, en menor escala y con cierta vis cómica, la escena en la puerta del mégaron, custodiada por
Odiseo.
38
Agelao insiste en pedir ayuda afuera (como Eurímaco en v. 77 quiso convocar a la gente de la ciudad).
Los pretendientes no saben que, aunque ese pasaje está abierto –Eumeo pasa a través de él y ahora lo
custodia–, la puerta del patio había sido cerrada por Filetio (véase 21, 391).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Podría ser ahora la última vez que ese hombre manejara el arco39».
Y le respondió Melantio, el pastor de cabras40: 135
«No es posible, Agelao de linaje divino; está demasiado cerca
de la hermosa puerta del patio41 y es estrecha la boca de ese pasaje;
un solo varón nos podría detener a todos, con solo ser valiente.
Pero ¡vamos!, traeré armas para que estén bien armados,
de la cámara, pues creo que ahí y no en otro sitio, 140
colocaron las armas Odiseo y su ilustre hijo».
Después de decir así subió Melantio, el pastor de cabras,
hasta la cámara de Odiseo, arriba, por una tronera42 del mégaron,
de ahí tomó doce escudos, otras tantas lanzas
e igual número de cascos de bronce con un penacho de crin de caballo. 145
Se desplazó rápido y muy pronto las entregó a los pretendientes.
Entonces sí flaquearon las rodillas y el corazón de Odiseo43,
en cuanto los vio acomodarse las armas y con sus manos las lanzas
largas blandir. Le pareció de pronto demasiado grande la empresa.

DESCUBRIMIENTO Y CASTIGO DE LA TRAICIÓN DE MELANTIO (150-202)

Al punto se dirigió a Telémaco con palabras aladas44: 150


«Telémaco, alguna de las mujeres en el palacio,
nos prepara una batalla funesta; ¡a menos que sea Melantio!».
Y Telémaco a su vez le contestó inspirado:
«Padre, de ese descuido yo mismo –y ningún otro–
he sido culpable. De la cámara, la puerta de hoja bien ajustada 155
y muy bella dejé sin cerrojo45. El espía46 de ellos fue más listo.

39
El hexámetro repite v. 78. Después de la muerte de los dos cabecillas, Eurímaco y Anfínomo, Agelao se
pone el mando hasta que encuentre la muerte en vv. 292-293.
40
El hexámetro repite 17, 247. Melantio, el cabrero hijo de Dolio, entra de nuevo en escena. Es la
contrafigura del fiel Eumeo, del mismo modo que su hermana Melanto es lo opuesto a Euriclea. Había
traído las cabras para el banquete de los pretendientes en 20, 173-175, y lo habíamos dejado en 21, 175-183
calentando una bola de sebo para untar la cuerda del arco y que los pretendientes pudieran tensarlo. Ahora
asume nuevamente el rol de siervo vil y astuto.
41
Se refiere al patio interior o aulé que está dentro el mégaron; véanse notas a 1, 365 y 2, 139.
42
«Tronera» traduce el hápax rox (en el texto, en acusativo plural), término que en A Homeric Dictionary
de Georg Autenrieth se define como un agujero o ventanuco en la pared trasera del mégaron para iluminar
la escalera. Cualquiera sea el significado exacto, se entiende que no es un hueco muy grande, por eso
resulta inexplicable que Melantio pueda transportar tanta cantidad de armas a través de él. Podría pensarse
también en una balaustrada o galería sostenida por las columnas que rodean el hogar en el centro del
mégaron y que por ella se accediera a un altillo donde estuvieran las armas.
43
Odiseo no de percata de que alguien de su caso la ha traicionado hasta que no ve a los pretendientes
investidos con sus propias armas. Aún así, la fórmula (que repite 5, 297 y 406) no es del todo apropiada
para el héroe que enfrenta estas circunstancias, suponemos que tiene el fin de crear suspenso y emoción.
44
Homero dedica 52 hexámetros al episodio de la traición de Melantio, que se estructura del siguiente
modo: 1.- sospechas sobre la identidad del traidor (vv. 150-162a); 2.- confirmación de que se trata de
Melantio (vv. 162b-169); 3.- órdenes de Odiseo sobre el modo en que se debe llevar a cabo el castigo (vv.
170-177); 4.- ejecución de las órdenes por Eumeo y Filetio (vv. 178-202).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Pero ¡anda, divino Eumeo!, cierra la puerta de la cámara,


y mira si alguna de las mujeres es la que trama estas cosas,
o es Melantio, el hijo de Dolio, como yo creo».
De ese modo hablaban entre sí con tales palabras. 160
Mientras tanto iba de nuevo hacia la cámara Melantio, el pastor de cabras,
para traer las hermosas armas. Se dio cuenta el divino porquerizo,
enseguida, y le dijo a Odiseo, que estaba a su lado:
«Laertíada, de linaje divino, Odiseo, pleno de inventiva,
aquel individuo destructivo, de quien sospechábamos 165
va hacia la cámara. Hazme saber con toda claridad
si lo mato, en caso de que logre someterlo,
o si te lo traigo acá, para que pague por los atropellos,
por los muchos que ha maquinado en tu casa».
Y le respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 170
«Bien, yo y Telémaco, a los pretendientes ilustres,
mantendremos dentro del mégaron, por muy embravecidos que estén.
Ustedes dos47, doblándole pies y manos a la espalda,
arrójenlo en la cámara, y aten las puertas por dentro48
echándole una soga retorcida, átenlo por los extremos, 175
cuélguenlo en lo alto de una columna, cerca de las vigas,
para que quede con vida largo tiempo y sufra fuertes dolores».
Así dijo, y ellos lo escucharon bien y obedecieron.
Fueron hasta la cámara, quedaban ocultos para el que ya estaba dentro.
El otro estaba en el fondo del aposento buscando armas. 180
Ellos se pararon de uno y otro lado de las columnas.
Y cuando iba a traspasar el umbral Melantio, el pastor de cabras,
–llevando en una mano un hermoso yelmo
y en la otra un ancho escudo envejecido, cubierto de moho49,
del héroe Laertes, que lo había usado cuando era joven, 185
y ahora yacía allí tirado y con las correas de cuero rotas–

45
No obstante, en 24, 165-166 Anfimedonte en su camino al Hades dirá que Odiseo y Telémaco llevaron
las armas a la cámara y luego Odiseo «echó los cerrojos». Para cerrar, Telémaco sin duda habría necesitado
una llave muy pesada, como la que usa Penélope en 21, 6 y por tanto difícil de manipular si iba tan cargado
con las armas que deseaba esconder.
46
«Espía» traduce skopós, término que se aplica a Euriclea en v. 396 y que traduciremos «guardiana»; en 4,
524 designa al «centinela» apostado por orden de Egisto y en 16, 365 a los «vigías» de los pretendientes.
No se entiende el sentido de la frase, ¿Melantio fue más listo que Eumeo?, encontrar la puerta de la cámara
sin cerrojo fue más fruto de la suerte que de la astucia.
47
Eumeo es quien descubrió a Melantio robando las armas en la cámara, pero para asegurar el cometido del
castigo, Odiseo ordena a Filetio que colabore con el porquerizo.
48
Odiseo ordena que el cruel castigo se lleve dentro de la cámara donde estaban las armas. Pero entonces
¿qué es lo que Eumeo designa irónicamente como «blanda cama», en v. 196? Cfr. «Three Odyssean
Problems» de Frederick M. COMBELLACK (1973).
49
El narrador recuerda una vez más la existencia de Laertes –posiblemente prepara su aparición en el canto
24–, pero en el excurso aparecen otra vez las señales de la decrepitud y el abandono. Como el perro Argos,
en 17, 296-300, cubierto de garrapatas y tirado sobre la pila de estiércol, el escudo y su anciano dueño
ilustran el descuido en que había caído la casa de Odiseo durante su ausencia.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

se echaron los dos sobre él y lo agarraron para arrastrarlo dentro


por los pelos. Lo tumbaron al suelo, aterrado en su corazón,
pies y manos se las sujetaron con una dolorosa atadura,
bien y mucho retorcieron el nudo atrás, como había ordenado 190
el hijo de Laertes, el muy sufridor, el divino Odiseo.
Le echaron una soga retorcida y la ataron por los extremos,
Lo colgaron en lo alto de una columna, cerca de las vigas.
Burlándote le dijiste, porquerizo Eumeo50:
«Ahora sí que muy mucho, Melantio, velarás en la noche 195
acostado en esta blanda cama, como te mereces51.
La que nace de la mañana, junto a las corrientes de Océano,
no llegará sin que te des cuenta, la de trono de oro, como cuando sueles traer
las cabras a los pretendientes, a la casa, para preparar el almuerzo52».
Así quedó al momento, colgado de su mortal atadura. 200
Ellos dos tomaron las armas, cerraron la puerta resplandeciente,
y se fueron junto al prudente Odiseo pleno de astucias53.

INTERVENCIÓN DE ATENEA (203-240)

Allí, respirando coraje se quedaron parados y en el umbral


eran cuatro54, y los de dentro de la casa, muchos y valientes55.
Y a ellos bien cerca se les unió Atenea, la hija de Zeus56, 205

50
Llama notablemente la atención que el narrador se dirija en segunda persona a un personaje en plena
acción. Esta circunstancia que en Ilíada se produce varias veces, en Odisea sucede solamente con Eumeo.
51
Compárese esta burla de Eumeo hacia su oponente vencido con la que Odiseo hace a Iro, en 18, 100-107.
No sabemos si la referencia a una «blanda cama» se debe a que ataron a Filetio a alguna tabla o
simplemente alude a su muy incómoda posición en las vigas del techo. Recordemos que el término en
griego para «cámara» es thálamos (véase nota a v. 109) y pudo haber sido esta una habitación en la que
alguien dormía, de manera circunstancial utilizada ahora para ocultar las armas.
52
Preparar el banquete con las cabras de Odiseo para sus enemigos es la primera traición y el principal
motivo del castigo de Melantio. Soportará otros sufrimientos hasta morir en vv. 474-477.
53
La última parte del hexámetro es igual a la del v. 115. Eumeo y Filetio van a volver al mégaron por el
pasaje mencionado en v. 128.
54
Odiseo, Telémaco, Eumeo y Filetio. La cuestión numérica sigue beneficiando a los oponentes: son solo
cuatro contra muchos, aumenta la tensión del relato.
55
Los especialistas dudan del número de pretendientes (cfr. la opinión de Joseph RUSSO en A Commentary
on Homer's Odyssey: Books XVII-XXIV de RUSSO, FERNÁNDEZ-GALIANO & HEUBECK (1992: 263).
Prescindiendo de la cantidad absurda que se menciona 16, 247-251 (véase nota a 16, 246), pues no cabrían
en el mégaron del palacio de Odiseo, entendemos que de todos modos era un número amplio, que luego se
redujo en la matanza a la que asistimos v. 118. El poeta en realidad se concentra en este canto en la muerte
de las más importantes. Antinoo, hijo de Eupites ha muerto en v. 16; Eurímaco, hijo de Pólibo en el v. 82 y
Anfínomo, hijo de Niso en v. 93.
56
Atenea ha protegido a Odiseo a cada paso desde su llegada a Itaca: con la figura de un pastor (13, 221
ss.) o de una mujer (16, 157 ss. y 20, 30 ss.); disfrazó al héroe para que parezca un viejo mendigo (16, 173
ss. y 457 ss.), lo ayudó contra Iro (18, 69 ss.) e iluminó su camino en la extraña escena de la lámpara (19,
33 ss.). También inspiró a Penélope sobre cómo mostrarse ante los pretendientes (18, 158 ss.), la distrajo
cuando Euriclea descubrió la identidad de Odiseo (19, 479), la hizo dormir (19, 604 y 21, 358); le sugirió
la prueba del arco (21, 1-4 ). Atenea permitió que los pretendientes continuaran con su escarnio a Odiseo
(18, 346-348 y 20, 284-286), les infundió una risa mórbida y les trastornó la razón (20, 345-347).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

semejante a Méntor en el aspecto y en la voz57.


Odiseo se alegró cuando la vio y le dijo estas palabras:
«Méntor, defiéndenos del ataque; recuerda a tu querido compañero,
que solía hacerte favores. Tú eres de mi edad58».
Así dijo, aunque suponía que era Atenea, la que congrega pueblos59. 210
Los pretendientes, desde el otro lado, vociferaban en el mégaron.
Y el primero en hablar fue Agelao Damastórida:
«Méntor, que no te convenza con sus palabras Odiseo
para luchar contra los pretendientes y ayudarlo a él.
De este modo se va a cumplir nuestro plan: 215
una vez que hayamos matado a estos, al padre y al hijo,
aquí dentro con ellos tú serás aniquilado, por lo que intentas
hacer en estas salas. Pagarás con tu cabeza.
Y cuando la violencia de ustedes cercenemos con el bronce,
cuantos bienes tengas, tanto acá dentro como puertas afuera 220
los juntaremos con los de Odiseo. Que tus hijos varones
vivan en palacio no permitiremos, ni tampoco tus hijas
ni que tu fiel esposa transite por la ciudad de Ítaca».
Así habló, Atenea se irritó en su corazón mucho más,
y lo increpó a Odiseo con exasperadas palabras: 225
«Ya no tienes, Odiseo, firme tu fortaleza y tu coraje,
como cuando por Helena de blancos brazos60 y de ilustre padre
durante nueve años contra los troyanos luchaste siempre y sin descanso,
a numerosos varones mataste en la renombrada guerra,
y por tu consejo se conquistó Troya, la ciudad de anchas calles. 230
¿Cómo ahora, cuando has llegado a tu casa y a tu heredad
contra los pretendientes me pides sentirte valiente?
Ven aquí, camarada, mantente firme junto a mí y mira mi obra,
para que veas cómo frente a tus enemigos
Méntor Alcímida paga los favores que debe». 235
Dijo, pero no le iba a dar del todo la todavía dudosa victoria
antes de poner a prueba la fuerza y el coraje
tanto de Odiseo como de su afamado hijo.
Ella hacia el techo de la sala oscurecida por el humo
voló y se sentó sobre una viga, semejante a una golondrina61. 240

57
Atenea ya había tomado antes la figura de Méntor (véase nota a 2, 401); bajo esta forma se apareció a
Telémaco a partir de 2, 267 y como su guía, lo protegió durante el resto de cantos 2 y 3. A ella se dirige
ahora Odiseo, el único que percibe que se trata de la diosa con apariencia mortal (v. 210); Atenea no
responde de inmediato (vv. 226-235) sino luego de las amenazas de Agelao, el pretendiente hijo de
Damástor (vv. 213-223), su partida en forma de pájaro adquiere contornos sobrenaturales (vv. 239-240).
58
El Méntor real había sido en efecto coetáneo de Odiseo y a él le había dejado confiada la casa cuando
partió hacia Troya, defiende a Telémaco en la asamblea (véase 2, 224-256 y nota a 2, 225). Se vuelve a
mencionar en 4, 653-656 y en 17, 68.
59
«La que congrega pueblos» traduce laossóon, un epíteto raro, que en Ilíada se aplica a cuatro divinidades
diferentes: a Atenea (13, 128), a Ares (17, 398), a Eris (20 48) y a Apolo (20, 79). En Odisea 15, 244, se
aplica a Anfiarao.
60
«De blancos brazos» es un epíteto que aplicado a Helena proviene de Ilíada (veáse 3, 121).
61
Atenea se transformó en pájaro en 1, 320 y 3, 372. Véase nota a 21, 411.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

LA CONTIENDA FINAL (241-296)

Alentaban a los pretendientes62 Agelao Damastórida


Eurínoomo, Anfimedonte, Demoptólemo,
Pisandro Polictórida y el prudente Pólibo63,
pues entre los pretendientes eran por su grandeza los más nobles
de cuantos todavía vivían y luchaban por sus vidas. 245
A los demás los había vencido ya el arco y las reiteradas flechas64.
A ellos se dirigió Agelao, a todos, con estas palabras65:
«Amigos, ahora contendrá este hombre sus invencibles manos,
pues Méntor se ha marchado tras decir bravatas vacías
y han quedado solos en las puertas del frente. 250
Así que ahora no arrojen todos a la vez las largas lanzas;
sino que ¡vamos! disparen primero los seis66, por si Zeus
nos permite que Odiseo sea el blanco y consigamos renombre.
Por los demás no hay cuidado una vez que él haya sucumbido».
Así dijo, y todos dispararon las jabalinas, como se les ordenó, 255
certeros, pero Atenea hizo infructuosos todos los disparos.
De ellos, uno la columna del bien construido mégaron
alcanzó, y otro la puerta de hoja bien ajustada.

62
Entramos en la batalla final con ambos bandos ahora armados y dispuestos a luchar hasta morir. La
contienda se estructura del siguiente modo: 1.- catálogo de los principales pretendientes que quedan con
vida (vv. 241-246); 2.- arenga de Agelao (vv. 248-254); 3.- ataque fallido de los pretendientes (sin
mencionar sus nombres); 4.- arenga de Odiseo (vv. 263-265); 5.- exterminio con nombres propios de
atacantes y atacados (vv. 265-296).
63
El catálogo es un recurso frecuente en las escenas previas a la batalla (véase Ilíada 11,57-60; 13, 790-792
y 17, 216-218). Eurínomo ha sido mencionado como uno de los hijos de Egiptio en 2, 22, curiosamente no
se menciona su muerte de manera individual; Anfimedonte es el que va a herir a Telémaco en vv. 277-278
y va a ser asesinado por él en v. 284; jugará un papel importante en la segunda nékya (véase 24, 102-190);
Demoptólemo será muerto en v. 266; Pisandro, uno de los pretendientes que le obsequiaban regalos a
Penélope en 18,299, será asesinado en v. 268); Pólibo encontrará su fin en v. 284.
64
La mnesterophonía ha presentado no pocas dificultades respecto de su verosimilitud ¿cómo es posible
que cuatro hombres hayan podido con más de cien oponentes? Es verdad que el destino del héroe estaba
escrito, pero hay circunstancias coadyuvantes: Odiseo ha matado primero a los dos cabecillas; ha tomado la
precaución de hacer quitar las armas del mégaron; cuenta con la ayuda de una divinidad, Atenea, quien
mucho antes ya había comprometido su colaboración (13, 393-396 y 20, 48-51); pero sobre todo ayuda a la
verosimilitud mencionar la mayoría de los asesinatos bajo la forma de resúmenes (vv. 116-118) o de un
símil (vv. 302-308).
65
Agelao debe asumir el liderazgo puesto que Antinoo, Eurímaco y Anfínomo han sucumbido. Ninguno de
los pretendientes se pregunta cómo es que Méntor ha desaparecido en el aire después de su encendido
discurso de vv. 226-235.
66
Agelao lidera la lucha como un estratega: sabe que Odiseo es la amenaza más seria y como percibe la
imposibilidad de un ataque simultáneo, divide sus fuerzas en dos: un primer grupo de seis guerreros
(Demoptólemo, Pisandro, Eurfades, Elato, Eurínomo y Liodes) van a arrojan sus lanzas contra el héroe
pero van a fallar debido a la intervención de Atenea. Los seis pretendientes restantes (Agelao, Pólibo,
Euridamante, Leócrito, Anfimedonte y Ctésipo) van a arrojar sus lanzas contra Telémaco, Eumeo y Filetio
(v. 272): tres de ellas fallan, de una cuarta no se sabe y la quinta y la sexta causan heridas leves a Telémaco
y a Eumeo (vv. 273-280). A partir de v. 281, los pretendientes estarán desarmados por completo.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

De otro, contra el muro se estrelló la lanza pesada por el bronce,


Y una vez que habían evitado las lanzas de los pretendientes, 260
comenzó a hablar entre ellos el sufridor, el divino Odiseo:
«Amigos, también yo ahora puedo decir que nosotros
contra la horda de los pretendientes debemos disparar, porque ansían
darnos muerte, además de las anteriores ofensas».
Así dijo, y todos dispararon sus afiladas jabalinas 265
apuntando al frente. A Demoptólemo lo mató Odiseo;
a Euríades, Telémaco; a Elato el porquerizo67
y a Pisandro el boyero, el que estaba al cuidado de las vacas68.
Así que luego, todos a un tiempo, mordieron el inefable suelo
y los otros pretendientes se retiraron hacia el fondo del mégaron. 270
Ellos se agacharon y recogieron sus venablos de los cadáveres69.
Los pretendientes, de nuevo, las agudas lanzas como jabalinas
arrojaron. Pero todas las hizo inútiles Atenea.
Uno de ellos, la columna del bien construido mégaron,
alcanzó; otro, la puerta firmemente ensamblada, 275
y de otro, se estrelló contra el muro, la lanza pesada por el bronce.
Anfimedonte hirió a Telémaco en la mano, por encima de la muñeca,
como un picotazo, el bronce le hirió la superficie de la piel;
Ctesipo a Eumeo por sobre la gruesa ropa con la larga lanza
le rozó los hombros. El arma lo sobrevoló y cayó a tierra. 280
Mas los que rodeaban al prudente y de astuto pensamiento Odiseo
dispararon sus afiladas lanzas sobre la hordas de los pretendientes
Y esta vez alcanzó a Euridamante, Odiseo, destructor de ciudades,
a Anfimedonte, Telémaco, y a Pólibo, el porquerizo,
y a Ctesipo después70, el hombre que cuidaba el ganado71 285
alcanzó en el pecho72; jactándose le dijo:
«Hijo de Politerses, amigo de los insultos, nunca más en absoluto
vas a vociferar, estimulado por tu insensatez, antes bien a los dioses
cederás tu palabra, puesto son en verdad poderosos en mucho.
Este será para ti el don de hospitalidad por la patada que diste 290

67
Euríades y Elato no han sido mencionados por sus nombres hasta este momento.
68
Ha habido coherencia entre la jerarquía del personaje y el número de muertes que le atribuye Homero:
seis a manos de Odiseo (, cuatro de Telémaco y dos por cada uno de los siervos Eumeo y Filetio.
69
Los pretendientes ahora están de pie con la espalda contra la pared y Odiseo y sus hombres tienen la
posibilidad de recuperar sus lanzas de los cuerpos de sus víctimas, a diferencia de Telémaco en vv. 95-98.
70
Véase en el canto 20 el episodio del ataque del pretendiente Ctesipo a Odiseo (20, 287-344; esp. Nota a
v. 288).
71
El boyero Filetio. Los hexámetros de discurso directo que profiere a continuación (vv. 287-291) han sido
tachados de espurios, posiblemente porque se considera un lenguaje inadecuado para un siervo. Pero Filetio
ya había sido designado con el epíteto «capataz de varones» (véase nota a 20, 185). En el canto 20 tiene
tres intervenciones en discurso directo (vv. 191-196; 199-225 y 236-237) y en todas ellas, como en esta,
demuestra su inalterable fidelidad al amo.
72
Hay coherencia entre la jerarquía del personaje y el número de muertos que le atribuye Homero: seis a
manos de Odiseo (Antinoo, Eurímaco, Demoptólemo, Euridamante, Agelao, Liodes), cuatro de Telémaco
(Anfínomo, Anfimedonte, Leócrito, Euríades) y dos por cada uno de los siervos: Eumeo (Pólibo, Elato) y
Filetio (Pisandro, Ctesipo).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

al divino Odiseo, cuando mendigaba en su propia casa».


Dijo así el pastor de toros de cuernos redondeados. Luego Odiseo
al hijo de Damástor hirió de cerca con su larga lanza.
Y Telémaco a Leócrito Evenórida73 ensartó
con su lanza entre la cadera y las costillas y el bronce lo atravesó. 295
Cayó de bruces e impactó el suelo con toda su frente.

INTERVENCIÓN DE ATENEA (297-329)

Entonces Atenea, levantó la égida destructora de mortales74,


desde lo alto del techo, y se sintieron destruidos en su corazón75.
Unos huían por el mégaron como vacas de un rebaño76
a las que un incesante tábano persigue acosándolas 300
en la época de primavera, cuando los días son más largos.
Los otros, como buitres de curvadas garras y arqueado pico
que llegados de los montes se precipitan sobre pájaros,
y estos, en la llanura, van entre nubes, asustados
y ellos los siguen y los matan; no hay protección alguna 305
ni fuga, y los hombres se divierten como con un juego,
así perseguían a los pretendientes por la casa
y los golpeaban con vehemencia. Y un quejido de muerte se elevaba
de los cráneos machacados, y todo el suelo humeaba de sangre.
Liodes ante Odiseo postró y le asió de las rodillas77 310
Y suplicándole, le decía estas palabras aladas:
«Ruego ante tus rodillas, Odiseo. Respétame y apiádate de mí.

73
En estas escenas, más que en cualquier otro lugar de Odisea, el patronímico acompaña el nombre de los
pretendientes (véase vv. 241, 243, 287), una manifestación más de los matices heroicos –iliádicos– de este
canto. Recordemos que el infijo id significa en griego «hijo de» (véase nota a 1, 30), en este caso,
Everónida es «hijo de Evenor»; en el v. 287 tradujimos Politersíada por «hijo de Politerses».
74
La égida es uno de las armas defensivas que forma parte de la investidura prodigiosa de Zeus, aunque
también es utilizada por Atenea, como en este caso (véase nota a 3, 42). Las artes plásticas la conciben de
distintos modos, pero siempre es semejante a un escudo. Las apariciones de la égida están destinadas a
inspirar valentía (véase Ilíada 2, 446-452) y, sobre todo, miedo a los enemigos (véase Ilíada 4, 167; 5, 738-
742; 15, 311; 17, 593-596); Aquí rompe la última resistencia de los pretendientes, que entran en pánico y
comienzan a huir a través del mégaron. El epíteto «destructora de mortales» anticipa la masacre que va a
tener lugar de inmediato (vv. 307-309).
75
El hecho de que Atenea tome forma humana (véase 2, 382-387; 3, 12 ss.; 7, 20; 8, 194; 13, 216 ss.;
16.155-177) culmina muchas veces en una epifanía, es decir, en la manifestación directa de la divinidad,
como en este caso.
76
Los vv. 299-308 componen el único ejemplo de dos símiles sucesivos en Odisea. Cfr. Similes in the
Homeric Poems de Carroll MOULTON (1977: 118). La combinación de los dos símiles determina la
importancia del momento de la venganza y al mismo tiempo oficia como un resumen que evita la
descripción de un extenso número de asesinatos. La belleza de los símiles de algún modo ayuda a soslayar
el problema de verosimilitud que implica que cuatro hombres acaben con un centenar.
77
La última fase de la contienda incluye una serie de tres súplicas: de Liodes (vv. 310-329); de Femio (vv.
344-353) y de Medonte (vv. 367-370). Las escenas de súplicas se encuentran generalmente en el contexto
de una batalla (véase Ilíada 11, 122-147; 20, 463-472; 21, 64-119). Cfr. el artículo «Supplication in the
Iliad and the Odyssey» de Victoria PEDRICK (1982).
.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Te aseguro que nunca a ninguna de las mujeres en el palacio


dije o hice algo violento. Por el contrario a los demás
pretendientes trataba de disuadir, a cualquiera que lo pretendía. 315
Pero no los persuadí de alejar sus manos de la maldad.
Por eso, sí, por sus excesos, sufrieron un infame destino78.
Y yo, por ser su arúspice, sin haber hecho nada, con ellos
sucumbiré, ¿es que no hay agradecimiento por mis buenas acciones?79»
Con una torva mirada les dijo el muy astuto Odiseo: 320
«Si te jactas de ser el arúspice al servicio de estos,
seguro que muchas veces habrás suplicado en el palacio
que en un lejano país llegara el fin de mi dulce regreso,
para que te siguiera mi querida esposa y te pariera hijos.
Por eso no vas a poder escapar a la muerte de largos lamentos». 325
Después de hablar así, tomó con su ancha mano una espada
yacente, la que Agelao había dejado caer a tierra
cuando murió. Con ella le traspasó el cuello por el centro
y mientras el otro todavía gritaba, su cabeza rodó por el polvo80.

TELÉMACO INTERCEDE POR FEMIO Y MEDONTE (330-380)

También el aedo Terpíada81 trataba de huir de la negra Ker, 330


Femio, el que cantaba entre los pretendientes por la fuerza82.
Estaba de pie con la sonora lira entre sus manos
junto a la abertura, y dudaba en su mente entre dos cosas:
o salir desapercibido del mégaron, hasta junto el altar del gran Zeus
del Hogar y sentarse, allí donde muchas veces 335
Laertes y Odiseo habían quemado muslos de bueyes,
o después de abrazar las rodillas de Odiseo, suplicarle.
Y mientras así reflexionaba, le pareció más ventajoso
abrazar las rodillas de Odiseo Laertíada.
Así que la cóncava lira dejó en el suelo, 340
entre la crátera83 y una silla con clavos de plata,
y se después de inclinarse, tomó las rodillas de Odiseo.
Empezó a suplicarle, diciéndole con aladas palabras:
«Ante tus rodillas, te suplico, Odiseo. Respétame y compadécete.

78
El hexámetro se va a repetir en v. 416.
79
El principal argumento de la súplica de Liodes es no haber molestado incesantemente a las mujeres de la
casa, como lo hacían otros pretendientes (véase nota a 16, 109). Véase nota a 21, 144 para el carácter de
Liodes y sus facultades como arúspice.
80
La muerte de Liodes está pintada con tintas naturalistas al extremo de retratar su cabeza con un grito en
la boca mientras rueda por el piso.
81
Hijo de Terpis. Es la primera vez que se da un dato sobre la procedencia de Femio, de quien solo
sabemos que es el aedo cantaba en los banquetes para los pretendientes (véase 1, 153-155 y 17, 358-359).
82
El episodio en que Femio salva la vida está en agudo contraste con la cruel muerte de Liodes que le
antecede y el ridículo papel de Medonte que le sigue.
83
La crátera estaba en el rincón más oculto del mégaron (véase 21, 145-146), pero evidentemente cerca de
la abertura (véase nota a v. 126) por la cual había querido huir Femio (v. 333).
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Porque en el futuro serás un desventurado si a este aedo 345


asesinas, que a los dioses y a los hombres ofrezco mi canto.
Soy autodidacta en esto, pero un dios en mi mente84
toda clase de cantos inspiró. Creo que puedo cantar junto a ti
como ante a un dios. Así que no trates de cortarme el cuello.
También Telémaco, tu querido hijo, podría decirte 350
que yo no venía a tu casa ni por voluntad ni porque necesitara
cantar para los pretendientes en sus banquetes;
mas ellos, por ser más numerosos y más fuertes, me traían a la fuerza».
Así dijo, y la sagrada fuerza de Telémaco lo escuchó;
al punto se dirigió a su padre que estaba cerca85: 355
«Espera, no hieras con el bronce a este inocente.
Salvemos también al heraldo Medonte86, que siempre por mí
en nuestra casa, me cuidaba mientras yo era un niño87,
si es que no lo han matado ya Filetio o el porquerizo,
o se ha enfrentado contigo cuando andabas por la casa». 360
Así habló, y lo escuchó Medonte, conocedor de la discreción.
Estaba echado debajo de un sillón, cubierto por una piel
de buey recién desollado, tratando de evitar la negra muerte88.
Enseguida saltó de abajo del sillón, se despojó del cuero
y sobre Telémaco precipitándose luego lo asió de las rodillas, 365
y le suplicaba dirigiéndole aladas palabras89:
«Amigo, este soy yo; detente y dile a tu padre,
poderoso como es, que no me aniquile con el agudo bronce,
furioso contra los pretendientes quienes le devoraban
su hacienda en el palacio y no te respetaban a ti, ¡insensatos!». 370
Y sonriendo le dijo en contestación el muy astuto Odiseo90:
«Ten confianza, ya que este te ha defendido y salvado,
para que lo sepas en tu corazón –y se lo digas a cualquier otro–
que una buena acción a una acción malvada es preferible.
Así que salgan del mégaron y vayan afuera, 375

84
Femio defiende su vida invocando su talento en un doble sentido: 1.- es «autodidacta»; posiblemente
quiere significar que el arte del aedo también podía ser aprendido y enseñado, pero no es este su caso; 2.-
está inspirado por un dios, del mismo modo que la Musa u otro dios inspiraba a Demódoco (8, 481 y 488).
85
Telémaco ya ha intercedido por Femio, pero ante Penélope (1, 346-355). Cantaba para los pretendientes
contra su voluntad (v. 331; véase 1, 154 y nota).
86
Femio y Medonte volverán a entrar en escena en 23, 143-145 y 24, 439-449.
87
Es la primera vez que escuchamos que Medonte ha cuidado de Telémaco cuando niño. El heraldo en
verdad ha jugado un doble papel en la historia: por un lado, advirtió a Penélope sobre las intenciones de los
pretendientes de matar a Telémaco (véase nota a 4, 677 y 16, 412); por otro lado, es amigo de los
pretendientes (16, 252 y 17, 172-173).
88
La comicidad de la escena que describen vv. 362-363 distiende la atmósfera trágica que viene soportando
el receptor de la historia.
89
Los vv. 365-366 repiten vv. 342-343, excepto la primera parte de v. 365.
90
El hexámetro repite Ilíada 10, 400. Nos encontramos con la primera sonrisa de Odiseo desde que está en
su casa después de la «sonrisa amarga» de 20, 301-302 (compárese con las sonrisas de Menelao en 4, 609;
Calipso en 5, 180; Atenea en 13, 287 y Telémaco en 16, 476.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

lejos de la matanza, tú y el muy famoso aedo,


mientras que yo ando por la casa y termino lo que debo hacer.
Así dijo, y ellos dos salieron del mégaron
y fueron a sentarse ambos junto al altar del gran Zeus,
hacia todos lados oteando, temiendo siempre la muerte. 380

EURICLEA ENTRA DE NUEVO EN ESCENA (381-429)

Inspeccionó Odiseo su palacio por si todavía alguno de los hombres


estaba escondido con vida, tratando de evitar la negra muerte.
Pero los vio a todos entre el polvo y la sangre
derribados, tan numerosos como los peces a los que los pescadores91,
en la cóncava ribera a la orilla del canoso mar 385
arrastran en la red de muchas mallas, y todos
añorando las olas del mar, quedan tendidos en la arena
mientras el sol resplandeciente les arrebata la vida.
Así los pretendientes se amontonaban unos sobre otros.
Entonces se dirigió a Telémaco el muy astuto Odiseo: 390
«Telémaco, vamos, llámame a la nodriza Euriclea
para que le diga la palabra que tengo en el fondo de mi corazón».
Así dijo; y Telémaco obedeció a su querido padre
y yendo hacia la puerta92, dijo a la nodriza Euriclea:
«Ven acá, anciana llena de años, de las mujeres 395
esclavas tú eres la guardiana93 en nuestro palacio;
acércate, te convoca mi padre para decirte algo».
Así dijo en voz alta, y para ella no fue una palabra con alas;
abrió las puertas del mégaron, agradable para habitar,
y se puso en camino, y la condujo Telémaco yendo delante. 400
Encontró de pronto a Odiseo entre los cuerpos asesinados
entre la sangre y el lodo, como un león ensimismado94
que acaba de devorarse un toro salvaje.
y todo el pecho y también ambas fauces
lleva ensangrentados y es terrible cuando uno lo ve de frente. 405

91
El final de la contienda está señalado por un símil con peces (vv. 383-389). Encontramos comparaciones
con peces en 10, 124 y 12, 251-255; y en Ilíada, en 16, 406-410; 21, 22-26; 23, 692-695; 24, 80-82. El
símil es oportuno pues pone en evidencia la impotencia y falta de heroicidad de los pretendientes –no se
trata de animales valientes como un león o jabalí–, quienes ahora yacen en montón como los pescados en
una red.
92
Esta puerta es la que conduce a la estancia de las mujeres, que Euriclea había cerrado antes de la
matanza, en 21, 387.
93
«Guardiana» traduce skopós que tradujimos como «espía» en v. 156
94
La comparación de Odiseo con un león es frecuente (véase nota a 4, 335). Menelao había anunciado en 4,
335-340 que Odiseo iba a volver y daría muerte a los pretendientes como un león montaraz a unos
cervatillos. Y se ha cumplido. El símil aquí sirve para describir la escena desde el punto de vista de
Euriclea. Véase 23, 45-48, donde se describe la situación desde la perspectiva de Penélope y se compara
también a Odiseo con un león.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Así Odiseo llevaba ensangrentados pies y manos de arriba abajo.


Cuando [Euriclea] vio los cadáveres y la sangre esparcida,
iba a empezar a gritar, pues había visto una gran hazaña,
pero Odiseo la contuvo y refrenó, por más que estaba ansioso,
y dirigiéndose a ella le dijo estas aladas palabras: 410
«En tu corazón, alégrate, vieja; pero cállate y no vociferes95.
No es piadoso, entre hombres que están muertos, dar gritos de triunfo.
A estos los sojuzgó la Moira de los dioses y sus propias crueles acciones.
Pues no tenían respeto por ninguno de los hombres de esta tierra,
ni por los viles ni por los nobles, que se toparan con ellos. 415
Por eso, sí, por sus excesos, sufrieron un infame destino96
Pero ¡vamos! cuéntame acerca de las mujeres en palacio,
quienes me deshonran y quiénes son inocentes97».
Y de inmediato le contestó la nodriza Euriclea:
«Desde luego, hijo, te voy a decir la verdad. 420
Tienes en el palacio cincuenta mujeres,
a tu servicio, a quienes hemos enseñado a realizar labores,
a cardar lana y a soportar ser una esclava.
Doce de ellas se han cubierto de desvergüenza
y no me respetan ni a mí ni a la misma Penélope. 425
Telémaco ha madurado hace poco y su madre
no le permitía dar órdenes a las siervas.
Pero voy a subir al piso de arriba, resplandeciente,
Y se lo diré a tu esposa, a quien un dios insufló un sueño».

MUERTE DE LAS ESCLAVAS INFIELES (430-473)

Y respondiéndole dijo el muy astuto Odiseo: 430


«No la despiertes todavía98. Diles a las mujeres que aquí
se acerquen, a las que han tramado acciones vergonzosas99».

95
Se ha puesto en duda la autenticidad del discurso humanizado y compasivo de Odiseo en vv. 411-416, de
un tono que contrasta con la ferocidad arcaica del resto del canto y con la alegría victoriosa que expresó en
otras ocasiones después de haber castigado a un oponente, como en el caso del cíclope Polifemo, por poner
solo un caso. No obstante, debemos recordar muchos pasajes en que Homero condena la hýbris y advierte
sobre sus consecuencias: véase 2, 168-169, donde por boca de Haliterses llama a la moderación a los
pretendientes; en 9, 269-271, Odiseo invoca la protección de Zeus para los suplicantes y en 18, 141-142,
pide que ningún hombre sea injusto, sino que sepa guardar los dones que los dioses le otorguen. Cfr. «The
Philosophy of the Odyssey» de Richard B. RUTHERFORD (1986).
96
Hemos visto que en el curso de la venganza, el castigo a todos los crímenes (o, mejor dicho, las
disrupciones del orden social) de los pretendientes, se ha visto justificado: 1.- devoraban los bienes de
Odiseo (v. 36; véase 1, 106-112). 2.- dormían con sus esclavas (v. 37, véase 18, 325; 20, 6-8); 3.-
cortejaban a su esposa sin tener la certeza de que él había muerto (v. 38, véase 1, 249-251); 4.- trataron de
matar a Telémaco (v. 53, véase 4, 658-474). Cfr. Hybris de Nick R.E. FISHER (1992: 162-175).
97
Odiseo había rechazado en 19, 495-502, el ofrecimiento de Euriclea de darle el nombre de las esclavas
infieles. El v. 417 es similar a 19, 497, mientras que v. 418 es casi idéntico a 16, 317 (véase nota) y 19, 498.
98
Odiseo quiere evitar la espantosa visión de la matanza a Penélope, quien va a permanecer dormida hasta
23, 5. En v. 491 Odiseo también rechaza otra sugerencia de Euriclea, la de cambiarse de ropa, en beneficio
de limpiar con azufre y fuego el mégaron.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

Así dijo, y la anciana echó a andar a través del mégaron100


para comunicárselo a las mujeres y ordenarles que volvieran.
Entonces Odiseo, a Telémaco, al boyero y al porquerizo, 435
ante sí convocó y les dirigió aladas palabras101:
«Comiencen ahora a llevar los cadáveres y ordenen a las mujeres
que luego los hermosos sillones y las mesas,
con agua y agujereadas esponjas, refrieguen102.
Cuando hayan puesto en orden todo la casa, 440
a las esclavas saquen afuera del sólido mégaron
y entre la rotonda103 y la hermosa empalizada del patio,
golpéenlas con las espadas de anchas hojas, hasta que a todas
la vida les sea arrancada, para que se olviden de Afrodita104,
la que estaba con ellas bajo los pretendientes con los que se unían en secreto». 445
Así dijo. Las mujeres acudieron en montón,
se lamentaban a los gritos y derramaban copioso llanto.
Primero, se llevaban los cadáveres de los muertos,
y los dejaban bajo el pórtico del bien cercado patio,
amontonaban unos sobre otros. Así lo había ordenado Odiseo 450
que las apremiaba en persona. Los llevaban fuera por obligación.
Luego los muy bellos sillones y las mesas
fregaban con agua y agujereadas esponjas.
Entretanto, Telémaco, el boyero y el porquerizo,
con espátulas, el piso de la bien construida mansión 455
raspaban105. Y las esclavas se llevaban los restos y los ponían afuera.
Cuando habían puesto en orden toda la sala principal,

99
Las esclavas infieles deben ser traídas de las habitaciones adonde habían sido confinadas (véase nota a
21, 236) y van a limpiar el mégaron de los despojos de la contienda como parte de su castigo, (441 = 458);
las espadas con las que van a ser ultimadas (v. 443) son probablemente las de los pretendientes. Euriclea,
quien ha salido del mégaron (433) abre la cámara de mujeres con su llave, deja salir a las esclavas infieles,
que son doce (v. 424) y las conduce de regreso a la sala (v. 446), el resto de las mujeres seguirán
encerradas. Los doce siervas infieles harán la limpieza (vv. 448-457). Odiseo está impaciente y las apurará
en su tarea (v. 451) y terminada esta las hará salir del mégaron (v. 458). Las confinarán en un rincón (v.
460) y como Telémaco juzgará que la muerte a golpes de espada no es suficiente castigo, decidirá colgarlas
(vv. 461-464), para lo cual tomará una soga (v. 465 véase nota a 21, 390) que atará a una columna (vv. 466-
467).
100
Los vv. 433-434 repiten 18, 185-186 y a la vez el v. 433 es igual a 19, 503.
101
Odiseo va a dar las instrucciones a Telémaco, Eumeo y Filetio en el lapso entre que Euriclea va en busca
de las siervas (vv. 433-434) y su regreso (vv. 446-447); se trata de un recurso para informar al público
receptor de la inminente ejecución de las criadas después de la limpieza, lo cual da un significado
especialmente cruel a la escena de vv. 448-456.
102
Los vv. 438-439 se van a repetir en vv. 452-453, cuando la orden se lleve a cabo.
103
«Rotonda» traduce thólos, se trata en términos generales de una construcción de forma circular. Es raro
encontrarlo en este lugar en un palacio micénico. En esta época la tumba de thólos, tumba de cámara es un
edificio funerario. Eran tumbas subterráneas cubiertas por una falsa cúpula cónica.Más adelante, en la
época clásica, el término thólos designó un templo de planta circular rodeado de una columnata; el más
conocido es el thólos de Delfos.
104
Como para el caso de los pretendientes (véase vv. 35-41), Odiseo da las razones que lo llevan a ejecutar
a las criadas por su incorrecto accionar.
105
Telémaco se ha incorporado a las tareas serviles –junto con Eumeo y Filetio– en vista de la urgencia que
exige la situación.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

a las esclavas sacaron del sólido mégaron


y entre la rotonda y el excelente cercado del patio,
las confinaron en un recoveco, de donde no había escapatoria. 460
Y a ellos les dijo el muy prudente Telémaco:
«Con una muerte limpia no quisiera quitar el corazón
a estas, que sobre mi cabeza han vertido tanta iniquidad106,
y sobre la de mi madre, cuando dormían con los pretendientes».
Así dijo, y la soga de una nave de azulada proa 465
ató a una larga columna y rodeó con ella la rotonda107
y hacia arriba la estiró, de modo que ninguna llegara al suelo con los pies108.
Como cuando los tordos de anchas alas, o las palomas109,
se abalanzan contra una urdimbre que está oculta en un matorral
cuando se dirigen al nido –y quedan aprisionados en un odioso lecho–, 470
así las esclavas tenían sus cabezas en fila, y en torno de todos
sus cuellos había lazos, para que murieran del modo más impiadoso.
Agitaron sus pies un momento, no mucho tiempo.

EL FIN DE MELANTIO (474-501)

Y a Melantio lo sacaron a través del pórtico y el patio.


La nariz y las orejas con el agudo bronce 475
le cortaron y le arrancaron las bolas para que se las comieran los perros110,
y le amputaron cortaron manos y pies con ánimo furioso111.
Después de que se hubieron lavado las manos y los pies,
al palacio de Odiseo retornaron, pues estaba completa la tarea
Entonces dijo este112 a su querida nodriza Euriclea: 480

106
Telémaco rechaza la propuesta de su padre de v. 443. Suponemos que la expresión «muerte limpia» se
refiere a que por la espada sería una muerte más honorable una vergonzante muerte por la cuerda. No hay
constancia de que Odiseo acepta sin objeción el cambio de plan.
107
La soga debió ser lo suficientemente larga para rodear la rotonda y colgar doce mujeres al mismo
tiempo, sin mencionar que es una tarea ímproba para que la realice un hombre solo.
108
Según The Cambridge Companion to Homer de Robert FOWLER (2004: 214) el colgamiento masivo de
las esclavas y en especial el símil que lo ilustra es la parte más cuestionable de la venganza de Odiseo.
109
El símil de los tordos o palomas (vv. 468-472) con las cuerdas alrededor del cuello está en consonancia
con otras imágenes de pájaros presentes en los episodios de la venganza, especialmente los dos augurios
que refieren a palomas dominadas por aves rapaces (véase 15, 525-528 y 20, 242-243). Compárese con el
símil de los peces atrapados en una red, utilizado en ocasión de la muerte de los pretendientes (vv. 383-
389).
110
En vv. 167-169 Eumeo había sugerido que Melantio merecía la muerte. En ese momento, Odiseo solo
pensó en atarlo, colgarlo y hacerlo sufrir largamente. Ahora Telémaco y los dos siervos piensan que ha
llegado el momento de ultimarlo y le dan el trato cruel con que Antinoo había amenazado en ocasión del
banquete a Iro y al mendigo (véase 18, 86-87). Cfr. la nota «Odyssey 22. 474-7: murder or mutilation?» de
Malcolm DAVIES (1994). Los vv. 474-477 podrían ser una interpolación tardía. No es Odiseo el que da la
orden para el cruel castigo a Melantio, ni se sabe en verdad quién lo lleva a cabo, como tampoco el exacto
momento de la muerte. La penalidad de cortar la nariz y las orejas se menciona 21, 300-301 en el ejemplo
de Antinoo sobre lo sucedido al centauro Euritión.
111
No hay un sujeto individualizado que realice la horrible mutilación; suponemos que el plural implica a
Telémaco, Eumeo y Filetio, que se mencionaron por última vez en v. 454.
Odisea de Homero. Traducción y notas de Marta Alesso
Canto 22

«Tráeme azufre, anciana, remedio contra el mal, y trae fuego,


para que rocíe con azufre el mégaron; y luego a Penélope
dile que venga aquí en compañía de sus mujeres113.
A todas las esclavas de la casa diles que vengan».
Y a su vez le respondió la querida su nodriza Euriclea: 485
«Sí, hijo mío114, todo lo has dicho como corresponde.
¡Vamos!, voy a traerte ropa, una túnica y un manto;
no sigas envolviendo con harapos tus anchos hombros,
de pie en el mégaron. Sería indecoroso115».
Y en respuesta le dijo el muy astuto Odiseo: 490
«Fuego es ahora lo primero que debo tener en las salas».
Así dijo, y su querida nodriza Euriclea no desobedeció.
Llevó azufre y fuego116. Y Odiseo
roció por completo el mégaron, la sala y el patio.
Entonces la anciana atravesó la hermosa mansión de Odiseo 495
para comunicárselo a las mujeres y ordenarles que volvieran117.
Ellas salieron de la estancia con una antorcha en las manos118,
se pusieron alrededor y saludaban a Odiseo,
y sin pudor le besaban la cabeza y los hombros119,
y le acariciaban las manos. A él un dulce deseo lo sobrecogía 500
de llorar y gemir, reconocía a todas en su corazón.

112
Odiseo había vuelto a entrar al mégaron en un momento no especificado entre la matanza de las esclavas
y la muerte de Filetio.
113
Odiseo da una orden a su esposa por interpósita persona: Euriclea no puede dar una orden a Penélope.
En 17, 569, Odiseo de modo similar aconseja a Penélope por intermedio de Eumeo.
114
La expresión «hijo mío» en la anciana Euriclea (véase en 19, 492 también a Odiseo y en 23, 70 a
Penélope) incorpora un matiz familiar muy agradable es esta ocasión. En la mayoría de las ocasiones está
reservada para padres que se dirigen a sus hijos: Zeus a Atenea en 1, 64; 5, 22 y 24, 478; Anticlea a Odiseo
en 11, 216; Penélope a Telémaco en 23, 105; con excepción hecha del venerable Tiresias que se dirige a
Odiseo de ese modo en 11, 155.
115
Odiseo se rehúsa a quitarse los harapos y por ello retarda la anagnórisis de Penélope. Cfr. Studien zur
Odyssee de Herbert EISENBERGER (1973: 307).
116
Recordemos que Yahvé hizo llover azufre y fuego sobre Sodoma y Gomorra (Gn 19, 24). El azufre se
usa para fumigar y purificar; como en Ilíada 16, 228 cuando Aquiles purifica la copa en que va a hacer la
libación a Zeus.
117
El hexámetro repite v. 434.
118
El hexámetro es una fórmula tomada de Ilíada 24, 647 y repetida en 4, 300; 7, 339 y 23, 294. En el
último caso está levemente modificada y referida a Eurínome que guía a la pareja de Odiseo y Penélope al
lecho nupcial. Traducimos mégaron por «estancia» porque indudablemente se refiere a la habitación de las
mujeres y no a la sala principal (véase nota a 21, 236). La antorcha indica que aún no es de día.
119
El verbo besar –kynáo– se usa tres veces en Ilíada: en 6, 474, Héctor besa a su pequeño hijo; en 8, 371,
Tetis besa las mejillas de Zeus; en 24, 478, Príamo besa las manos de su enemigo Aquiles. En Odisea el
hecho de besar es mucho más frecuente; véanse ejemplos en nota a 21, 224; en 16, 21 Eumeo besa a
Telémaco; en 16, 190 Odiseo besa a Telémaco; en 19, 417 Anfitea besa a Odiseo; en 23, 208 Penélope besa
a Odisea; en 24, 236 y 320 Odisea besa a Laertes.

Potrebbero piacerti anche