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INTRODUCCIÓN

La seguridad ciudadana ha sido y es una de las principales demandas de la población


peruana. Ha ocupado un lugar importante en la agenda gubernamental de los
últimos veinte años. A lo largo de este período, ha merecido diversos enfoques y
tratamientos por parte de las autoridades, pero con escaso éxito hasta hoy. Y es que
la seguridad ciudadana es un fenómeno social complejo, multidimensional y
multicausal, que, por ello, debe ser abordado desde diversos ámbitos de forma
simultánea.

A la luz de la experiencia de los últimos años, una primera constatación es que la


seguridad ciudadana no es solo una política de un determinado gobierno, sino,
esencialmente, una política de Estado. No es un problema que merezca solo una
solución policial de corto plazo, sino que supone un proceso de mediano y largo
plazo, con la complejidad que ello supone. Queda claro que, además del diseño e
implementación de una solución bajo un enfoque multidimensional, se requiere el
monitoreo y la evaluación permanentes en un proceso de gestión por resultados.

Mantener un mapa delictual actualizado es fundamental para generar enfoques


adecuados y eficientes. Según el mapa del delito, en la actualidad, la mayor
incidencia, tanto en delitos como en faltas, son contra el patrimonio contra la vida,
el cuerpo y la salud de las personas, contra la libertad y contra la seguridad pública.
Como es de conocimiento público, desde hace una década el Perú se encuentra en
un proceso sostenido de crecimiento económico. Los peruanos se sienten más
inseguros en sus hogares, centros de trabajo y en los principales espacios públicos.

Ahora bien, la mejora constante de los niveles de seguridad es una de las prioridades
del Estado. Solo en un clima de paz se generan las condiciones sociales, económicas
y políticas necesarias para alcanzar el desarrollo y la prosperidad del país. Por el
contrario, la inseguridad ciudadana y la percepción de inseguridad ciudadana
generan ansiedad, y afectan la productividad individual y colectiva, lo que va en
desmedro de la economía de las personas y de su calidad de vida.
CAPITULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

A. REALIDAD PROBLEMATICA

La criminalidad y violencia en el mundo constituyen en la actualidad un problema


político social de primer orden, que exige la necesidad de implementar medidas
Concretas para disminuir la violencia urbana en las principales ciudades del país, en
particular contra la delincuencia común, cuyos efectos los padece transversalmente
toda la población.
Esta violencia obedece a muchos factores causales de índole socioeconómico y
cultural, donde la familia, la escuela, la comunidad y los medios de comunicación
constituyen espacios de socialización muy importantes; sin embargo, éstos
históricamente no han articulado una clara orientación de sus objetivos,
contribuyendo a una débil formación ciudadana.
La criminalidad y la delincuencia urbana es una de las manifestaciones más notorias
de la violencia contemporánea. Las ciudades enfrentan altas tasas de delincuencia
que amenazan los sentimientos de seguridad de la población. Vernos libres de la
delincuencia, gozar de un ambiente de tranquilidad, estar protegido contra la
violencia en el hogar y en la calle, lograr que las ciudades sean más seguras son
ingredientes indispensables para un desarrollo sostenido.

Históricamente las ciudades siempre han sufrido en mayor o menor dimensión los
avatares de la violencia, pero hoy en día, por la incidencia de muchos factores
estructurales como la desocupación, falta de empleo, las migraciones, la pérdida de
valores, etcétera, han elevado sus índices tornándose más agresivas y temerarias.

 ¿Cuáles son las causas de la inseguridad ciudadana en el Perú y cuáles

son sus posibles soluciones?

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