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Sister’sKeeper
Marilyn Lee
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LuckyGirls
Ivi
Loly
Corregido por:
GrizeldaDC
Ivi
Diseñado por:
Nohe48
Sinopsis
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Sobre la autora
A pesar del deseo que se libra entre ellos, Kelly está destrozada por las
necesidades que compiten. Una parte de ella quiere confesar su verdadera
identidad. Una parte más sensual y fuerte, la insta a desechar su
personaje de niña buena y deleitarse con el conocimiento de que el hombre
de sus sueños no puede mantener las manos o los labios lejos de ella.
―Él no es mi problema.
―¿Entonces por qué te encargas de entregar las malas noticias? ¿Por qué
no dejas que Karen haga su trabajo sucio por una vez?
―¿Y?
―Que habiendo estado en los zapatos donde está él ahora, no creo que sea
demasiado tratarlo como habría deseado que me trataran a mí. Creo que
merece que le digan la verdad, y decepcionarlo con cuidado.
―¿Y?
Kelly rió.
Bethnaerió a carcajadas.
1
Florence Nightingale: fue una enfermera, escritora y estadística británica, considerada
pionera de la enfermería moderna y creadora del primer modelo conceptual de enfermería.
De fe anglicana, creía que Dios la había inspirado para ser enfermera. Alcanzó fama
mundial por sus trabajos pioneros de enfermería en la asistencia a los heridos durante la
guerra de Crimea. A partir de ese momento fue conocida como «la dama de la lámpara»,
por su costumbre de realizar rondas nocturnas con una lámpara para atender a sus
pacientes.
Kelly vaciló.
―Es una oferta tentadora. Eres tan buena con la gente… especialmente
con los hombres.
Kelly suspiró.
―No puedo creer que no esté interesado – dijo sobre el jefe de Bethnae.
―Estás segura, Beth? A veces puedo jurar que veo brillar sus ojos cuando
te mira.
―Solo estoy haciendo lo que me hubiera gustado que hicieran los amigos
de Barry conmigo. Además, ha tenido suficiente dolor últimamente. Se
merece un poco de consideración.
Bethnae asintió.
―Es cierto.
Ella asintió.
―Depende de qué tan bien o no, vayan las cosas con él.
Kelly hizo mueca. Las curvas que los hombres encontraban voluptuosas en
Karen, siempre se habían hecho sentir a Kelly como una sedentaria. A
pesar de que no quería ni esperaba ser una huesuda, había decidido que
era el momento de quitarse lo que siempre había considerado como exceso
de peso.
―Entonces será mejor que disfrute todo lo que pueda durante este fin de
semana.
―Bien dicho.
Por qué no se había puesto un vestido que habría halagado sus largas
piernas y resaltar sus pechos, que ella consideraba su mejor activo?
―¿Karen?
Kelly parpadeó. ¿Este hombre sexy y apetecible era Damon Evans? Karen
debe haber estado loca al haberlo llamado viejo. Los cuarenta y nunca
habían lucido tan absolutamente deliciosos en cualquier hombre.
Sin darle tiempo a que encontrara una forma delicada de decirle quien era
y por qué estaba allí, él la empujo entre sus brazos.
―Dios ― gimió, pensando en ello. Ella coló una mano entre sus cuerpos y
acopló su mano sobre su ingle, masajeando y acariciando su pene y bolas
a través de sus pantalones.
―¿Estás bien?
―¿Estás bien?
Tira de las riendas, Kel. Tira de las riendas. Es sólo un hombre. Bueno es
un hombre con una sonrisa asesina, guapo, besos devastadores y una
verga grande y dura. Pero es sólo un hombre. Dale su "Querido Damon" y
emprende el camino. No es el único hombre en la ciudad con una polla
grande y dura.
Su presencia fue todo el estímulo que necesitaba. Aun así, ella aceptó el
vaso y lo colocó sobre la mesa al lado del sofá.
―Gracias.
―¿Karen?
Dile la verdad.
―¿Si?
Ahora era el momento de decirle la verdad. Eso era por lo que había venido
– para darle malas noticias― no para enamorarse. Ella se pasó una mano
por sus cortos rizos negros. Karen usaba su cabello en una larga y negra
nube que enmarcaba su rostro y abrazaba sus hombros.
Ella siempre había encontrado que el pelo largo era más trabajoso de lo
que lo valía. Luego de que Barry la dejara por otra mujer, finalmente había
tomado la decisión y se lo había cortado.
―¿Entonces te gusta?
―Oh sí.
Mientras quemaba el sabor de su boca sobre ella, deslizó sus manos sobre
sus pechos, por su estómago, debajo de la falda y las bragas.
Su palma izquierda dio calor por todas partes que tocó en su piel desnuda.
Un disparo de deseo la sacudió cuando pasó su pulgar contra su clítoris
varias veces.
Ella tembló.
Gimiendo, cerró sus ojos, alzó las caderas, sacudiéndose desesperada por
mantener su clítoris en contacto con su pulgar. Parte de su mente gritaba
que lo dejara.
―Oh.
Ella sonrió.
―¿Quién te detiene?
Ella sonrió.
Sus manos se deslizaron hasta sus piernas a sus gemelos―. Y las piernas
aún más hermosas.
―Me estás haciendo poner muy duro. ― Se inclinó hacia adelante para
plantar un beso en cada muslo.
Su vacilación la sorprendió.
―Oh, sí.
―¿Estás segura?
Ella asintió.
―¿Tu no?
Le tocó la boca con la suya en una serie de fugaces besos tan breves pero
emocionantes, que cada toque enviaba un torrente de deseo a través de
ella.
Ella separó sus labios, invitando a trabar más profundamente sus labios.
―Estás vestida.
–Entonces pruébalos.
―Damon...
Tomándola por la cintura, la bajó hasta el sofá. Se quedó mirándola
fijamente.
―Eres tan hermosa con tus grandes y firmes pechos, tus largas piernas y
tu gran culo marrón. ¿Por qué no me muestras lo que hay bajo esas
bonitas bragas?
Él sonrió.
―Eso hará que todo sea más dulce, sabiendo que soy el primer hombre
para el que lo hagas. Hazlo ahora. Quítatelas lentamente.
―¿Y?
Trabó la mirada con la suya, ella bajó el suave material de seda hasta que
la parte superior de su triángulo cubierto de vello fue visible. Hizo una
pausa, disfrutando del sonido de su respiración acelerada y el hecho de
que su mirada estaba ahora firmemente clavada en su parte inferior del
cuerpo.
Kelly miró con deleite mientras él enterraba su cara en ellos, cerró los ojos,
y pasó varios momentos respirando profundamente.
La visión de él oliendo sus bragas húmedas por ella, envió una nueva
oleada de humedad llenando su coño ahora tembloroso. Nunca se había
sentido tan totalmente femenina antes. La sensación era estimulante.
Ella gimió con impaciencia cuando dirigió su mano hacia su pene. Estaba
duro y caliente al tacto, grande y muy grueso. No necesitó ningún estímulo
para cerrar sus dedos alrededor de él y suavemente comenzar a
bombearlo.
Inhaló bruscamente.
―Amo tu sabor.
―¿Estás seguro?
―Absolutamente.
Respiró profundamente.
―Muéstramelo.
―¿Y qué tal sobre una mujer con un coño dolorido y húmedo?
No había manera en que ella permitiría que él se levantara de ese sofá sin
un rapidito. Ella pasó una mano por sus hombros.
Su duda la sorprendió.
―Estoy seguro de que ardo por ti, pero no estoy seguro si no debería
detenerme ahora, mientras puedo.
―¿Condón?
Él se puso rígido.
―¿Condón?
―Si – ella sabía que Karen no tendría sexo sin protección con él―. Vienen
en unos paquetitos plateados, y nos ayudará a que no nos arrepintamos
mañana.
Kelly cerró los ojos mientras sus cálidos dedos pasaban por sus muslos.
―Muy lindo – respondió con una voz brusca por la pasión. Besó
calientemente uno de sus muslos antes de pasar sus labios y lengua por
su clítoris. Un completo golpe de placer sacudió su cuerpo. Dejándose ir en
frescas oleadas de placer, abrió los ojos y enredó sus dedos en su cabello.
―Cómeme – gimió.
Kelly lo rodeó con sus brazos y piernas y lo recibió de nuevo con todo el
hambre y el entusiasmo de una mujer demasiado tiempo privada de
experimentar las alegrías de una polla verdadera.
Kelly lo abrazó con una mano mientras acariciaba desde su cabello oscuro,
la espalda y sus tensas nalgas.
Sonriendo, ella deslizó le su dedo entre las nalgas para frotarle el agujero
del culo.
―Detén eso a menos que estés preparada para dame un poco más coño.
Ella contuvo el impulso de decirle que podía tener tanto coño como
pudiera manejar.
―¿Lo harás?
―¿Haré qué?
―Si Estoy lista para tener otro asalto como el que acabo de tener.
Él se puso rígido.
―¿Te lastimé?
―Tenía intención de tomar las cosas con calma, pero una vez que estuve
dentro de ti y sentí tu cálido, acariciante y apretado coño masajear mi
polla como un guante de terciopelo, lo perdí. Maldita sea, tu coño es
bueno.ǁ
―Una follada más haría mi día. Mierda, una follada más haría mi semana
completa.
A pesar de la tentación, ella pensó que era hora de tirar de las riendas de
su deseo. Levantó las manos para empujar contra sus hombros.
―Si permito que ataques mi coño ahora, estaré demasiado sensible para
darle la bienvenida a tu polla de nuevo.
―Maldición.
¿Qué debía hacer? ¿Viste e irse? ¿O quedarse y ver qué otras delicias de la
noche podría ofrecerle?
―¿Estás bien?
Se mordió el labio. ¿Cómo saldría de ese lio sin parecer que no tenía moral
ni escrúpulos?
Y se atrevió. Una lista interna de todas las razones por las que necesitaba
para hacer una rápida retirada brilló en su cabeza. Ella los consideró; una
voz interior le advirtió que si se alejaba de él ahora, ella pasaría el resto de
su vida arrepintiéndose.
¿Se atrevería? Ella no había pretendido ser Karen en años. Aun así,
siempre y cuando tuviera cuidado, debía ser capaz de llevarlo a cabo.
Haciendo caso omiso de los últimos vestigios de su cordura, se agachó y
tocó ligeramente su polla ahora flácida. La frotó contra su montículo y
sintió que empezaba a agitarse ante su toque.
―Nada va mal.
―¿Pero? ― preguntó.
―No tengo ningún pero real ― dijo―. Ahora ¿Dónde están tus maletas? ―
Ella le sonrió, rozando las puntas de sus pechos contra su pecho.
Él se encogió de hombros.
―No puedo decirte las muchas ganas que tengo de pasar el fin de semana
contigo.
Ella sonrió.
–¿Estás seguro que quieres asar el fin de semana conmigo y no con mis
pechos? Parece que te gustan.
―¿Oh?
―No particularmente.
―¿Tiene...?
―¿Tiene?
―¿Tiene nombre?
Ella se tensó
Kelly sonrió.
―¿Chantaje?
―Bueno, dile por mí que una vez que se coloque su capa, mi coño caliente
y húmedo estará ansioso por tenerlo a él y su capa de lluvia capa
profundamente adentro.
Kelly sonrió, pasando los dedos por el pelo. Después de que Brian
prácticamente la dejó plantada en el altar, la respuesta de Damon fue
gratificante.
―S¿ólo un doble mierda? Pensé que era por lo menos una triple mierda.
Ella sintió que su pecho se movía antes de su cálida risa le llenara sus
oídos.
―Fue por las nubes ― admitió en una voz llena de sorpresa y asombro.
―Sí. Lo fue. ―Ella movió sus caderas y separó sus piernas sugestivamente.
―Si no nos vamos ahora, no vamos a lograr salir de aquí esta noche.
―Entonces vamos.
―Ok. Vamos a darnos una ducha rápida. Entonces recogeremos tus bolsos
antes de echarnos a la carretera.
Ella se apoyó en él, mirando para arriba en sus hermosos ojos verdes.
Sonriendo, ella permitió que sus brazos cayeran lejos de él. Luego se volvió
y desfilo hacia lo que esperaba que fuera el cuarto de baño.
Pero primero, tenía que darle flores. No. Rosas rojas que complementaran
su cálido tono de piel de chocolate con leche. Entonces él bañaría con su
vino caro y champán, y entonces…
―¿Estas bien?
Maldita sea, muchacho, ¿en qué diablos te has metido y cómo demonios vas
a sacar tu culo de allí?
—¿Quién?
—Tu hermana.
Ella se sonrojó.
—Todo.
—Por favor.
—Sí, la tengo.
Él también se rió.
¡Maldita sea él! Estaba decidido a atraparla. Él debe saber o sospechar que
ella no era Karen. Pero si lo hacía, ¿Por qué no acaba de decirlo
directamente en lugar de realizar este proceso de lenta tortura?
—Sí.
Tragó saliva.
—Tengo que admitir que hay algo sexy como el infierno de atractivo en una
mujer hermosa con el pelo largo y oscuro cayéndole en cascada alrededor
de su cara y sobre sus hombros.
—Por otro lado hay algo igual de sexy en una mujer hermosa con
suficiente confianza en su atracción por el sexo opuesto para llevar el pelo
corto y en un atrevido corte como el tuyo.
Maldita sea, pero él era tan suave como lo era sexy y guapo.
—Gracias, Damon.
—De nada, pero dudo si era sólo el pelo lo que mantiene... volviendo.
—Gracias, Damon.
2
Español original.
—Llámame Dom.
—¿Dom?
—O Nick, si prefieres.
Él se encogió de hombros.
Karen siempre lo había llamado Damon, pero no podía muy bien señalarlo
sin preguntarse por qué su nombre era un problema con ella. —Oh, está
bien. ¿Qué prefieres? ¿Dom o Nick? ¿Y por qué de repente quiere ser
llamado algo más que Damon?
—Elección de las damas, dulzura, pero yo sugiero que uses los dos.
Él se echó a reír.
—Nick, será.
Se aclaró la garganta.
—Así. ¿Cómo es ...? —Ella hizo una pausa, esperando que él llene el
espacio.
No hubo suerte.
—¿Mi hija? Que hi… ¡Oh! Ella. —Él se echó a reír—. Ella está bien.
Lanzó una rápida mirada hacia ella. Ya habría tiempo para toda la
intimidad que tanto deseaba más tarde. Por ahora él se ha concentrado en
conducir y en mantener su libido hiperactiva bajo control. El hecho de
saber que ella estaba probablemente tan excitada como él lo estaba, era
suficiente.
—La casa más cercana está a un kilómetro de la playa. Podemos estar casi
solos aquí. Sólo tú, yo, la luz de la luna, y todo el romance que puedas
manejar, dulzura...
—Así es, dulzura. Pero lo dices que como si no hubieras estado aquí sólo
tres semanas atrás...
Kelly tomó aire y se alejó. Ese es el error número uno, chica. Y es una
mentira. No puedes permitirte más. Un error tan grande no es un buen
augurio para el resto del fin de semana.
—Sólo quise decir… no tenía ni idea de que estar aquí contigo de nuevo
podría ser muy…uh… lindo. —Se mordió el labio. Esa explicación sonaba
débil, incluso a sus propios oídos.
—Dices las cosas más dulces. Pero entonces tú eres muy dulce. ¿No es
así?
—Dom. —Le recordó él antes de que bajara la cabeza hasta que sus labios
estaban tan cerca que podía sentir su calor en la boca—. Oh sí, tu lo
eres...
Ella suspiró y sus besos se volvieron calientes mientras ella se aferra a él,
amando la forma en que su cuerpo se moldeó a su tembloroso cuerpo .Ella
frotó las caderas contra las suyas. Hacer el amor con él esa noche iba a ser
demasiado erótico para decirlos con palabras.
Tragó el por qué que temblaba en sus labios. Así que no estarían haciendo
el amor en la luz de la luna en la playa después de todo. La decepción se
alzó cuando la bilis bloqueó sus cuerdas vocales. ¿Cómo él podría querer
dormir en habitaciones separadas después del sexo caliente que tuvieron?
¿Debería decir lo obvio y decirle que sólo estaba bromeando sobre su
edad?
Cenaron a luz de las velas en el patio. Justo antes de comer, Dom colocó
un florero que contenía una sola rosa.
Se inclinó sobre la mesa para estrechar sus manos entre las suyas.
Ella sonrió.
Él sonrió.
—Oh, sí.
Él rozó suavemente sus labios contra los suyos. Permitiendo que sus
labios se deslizaran sobre su mejilla, le susurró algo al oído. Aunque
inaudible sonaba suave y romántico.
Él sonrió y le dio un rápido beso en los labios antes de soltarla. Sin sus
brazos alrededor de ella, sintió un escalofrío. Tomando su mano en la suya
de nuevo, siguió caminando sin hablar.
Se detuvo varias veces más para besarla y acariciarla. Cada vez que sus
labios tocaron los suyos y sus manos rozaban su culo, se sentía mareada
con anticipación de la noche por venir. Cuando él la tomara, ella iba a
volverse totalmente salvaje y darle a él una jodida follada que quitaría los
pensamientos de Karen completamente de su hermosa cabeza.
Para cuando llegaron de vuelta a la casa, ella estaba mojada y lista. Para
su consternación, una vez dentro, él la dejó en la puerta de su dormitorio
con un beso cálido pero breve.
Ella lo miró fijamente, rogando con los ojos para que la llevara a la cama y
le hiciera el amor.
—No.
¡Maldito sea!
—¿Por ?
Luego, se burló de la idea de que estaba tan cerca y sin embargo fuera de
su alcance, no podía dormir. Después del placer que se habían dado uno
al otro antes, ella había estado tan segura de que la noche iba a
encontrarlos saboreando el placer, juntos de nuevo.
—Pase.
Él sonrió.
Acarició la cama.
Ella se sonrojó.
Su sonrisa se desvaneció.
—¿Existe algo que quieras decirme antes de que hagamos esto otra vez?
—La única cosa que quiero decirte es cuánto te quiero dentro de mí. ¿Es
esa explicación suficiente o tengo que humillarme rogándote para ser
follada?
Él le acarició la mejilla.
El siguió besando y acariciando hasta que ella cayó hacia atrás contra la
cama, respirando con dificultad. En lugar de alejarse de ella, Dom se
acostó apretando su rostro contra su estómago.
Cuando él la besó, el olor de ella en sus labios llenó sus fosas nasales.
—Sí. —Ella deslizó sus brazos alrededor de su cuello—. ¡Oh, sí, por favor!
—Lo sé.
—¿Estás protegida?
—Sí.
—Yo también. Así que sólo por esta vez... —Descansando su peso sobre
sus rodillas y un brazo extendido, él presionó la cabeza de su polla contra
su coño.
—Oh, nena, voy a tomarte justo ahora. —Empujó sus caderas hacia
delante. Su polla empujó lentamente entre sus pliegues húmedos y dentro
de ella.
—¿Estás bien?
—Sí.
—¿Estás segura?
Ella gimió con placer, sintiendo su coño estirándose para dar cabida a su
resbalosa carne caliente. Era una sensación maravillosa. Sus dedos se
cerraron y su espalda se arqueaba mientras le dio la bienvenida a la
invasión insistente en su cuerpo. Esta vez no se detuvo hasta que toda su
polla estuvo enterrada profundamente dentro de ella.
—No.
—¿Estás segura? —Él rozó sus labios contra su cuello—. No necesito estar
todo entero en tu interior para disfrutar de hacer el amor contigo.
—¡Oh, demonios, si! —Movió sus caderas suavemente contra las de ella,
enviando un estremecimiento desde su coño hasta los pies—. Pero no si es
incómodo para ti. Quiero que disfrutes de nuestro hacer el amor tanto
como tengo la intención de hacerlo yo.
Ella tenía su coño lleno de la polla más dulce que había tenido en su
interior. ¿Cómo podía no disfrutarlo? Ella extendió la mano y lo atrajo
hacia ella hasta que su pecho estaba contra sus pechos.
Ella se aferró a él, moviendo sus caderas contra las suyas, haciendo gala
de la pasión ardiente entre ellos. Podía sentir el calor, no sólo en la polla
ahora empujando dentro y fuera de su cuerpo resbaladizo, sino también en
los hambrientos labios devorando su boca de manera exigente. Temblando
al borde de otro clímax, ella se rindió completamente a él, guardándose
nada para sí misma, dándole el acceso total y completo a su coño, sus
labios y su corazón. El roce de sus labios, la emoción de sus manos
acariciándola, los empujes rítmicos de polla dentro y fuera de su coño la
llevaron a un nivel de placer que nunca había sentido o esperado. Perdió la
—Eso fue bueno, pero te necesito de nuevo. —Susurró las palabras contra
su pelo, como si fuera una pregunta.
Ella se sorprendió de lo rápido que estaba dispuesto a follarla otra vez. ¿No
necesitaban los hombres de su edad más tiempo entre folladas? Ella hizo
girar sus caderas.
—¡Oh, sí! ¡Sí, Dom!. Te sientes tan bien dentro de mí. ¡Por favor , por favor¡
Fóllame de nuevo duro y profundo.
—Me encanta cuando una mujer ruega por una follada. —Él la agarró por
las caderas, los mantuvo quieta, chupando uno de sus pechos en su boca,
y le dio una increíble, corta y dura follada que la tuvo gimiendo en
cuestión de minutos. Apuñalando su resbaladizo coño, él explotó,
llenándola con chorros de su semilla.
Él gimió, sosteniéndola con tanta fuerza, que casi con toda seguridad
llevará las marcas de su amor en cuestión de horas. Pero a ella no le
importaba. Esto era maravilloso más allá de toda creencia.
—Ha pasado mucho tiempo desde que me corriera dentro del coño una
mujer. Y tú eres tan malditamente dulce.
Dom se acercó a ella con una bandeja. Se había afeitado y estaba vestido
con un par de pantalones cortos y un jersey.
—¿Exquisita preciosa?
Una ola de calor se disparó a través de ella. Ella permitió que la sábana
caiga de su cuerpo, dejando al descubierto sus pechos.
—¿Quieres chuparlos?
Él sonrió.
Ella le sonrió.
—Me encantan.
—Así como tu ... alto, con el pelo oscuro, guapo, y muy bien armado.
—¿Y tú? —Ella sintió que su zapato la toca suavemente debajo de la mesa.
Ella sonrió.
—Mucho.
—¿Qué?
—Es tan difícil pensar con claridad a tu alrededor, pero venir aquí, cuando
yo sabía que no estaba en control total no era una buena idea. Quiero,
pero no creo que deberíamos complicar las cosas más por dormir juntos
nuevo.
¿Cuál demonios era su problema? ¿Qué le hizo pensar que podía seguir
haciéndome una paja a su alrededor para adaptarme a su estado de
ánimo? Estaba enfadada hasta que un súbito pensamiento la golpeó. Tal
vez él no podría follarla de nuevo tan pronto, pero no quería tener que
admitirlo. ¿Era su deseo sexual esporádica responsable de la pérdida de
interés de Karen en él?
Si ese fuera el caso, pensó que Karen había hecho una mala elección, pero
el pensamiento ayudó a entender su acto frío-caliente. Ella no lo empujaría
ni haría nada que empeorara las cosas para él.
Suspiró.—Adelante. Dímelo.
—Sí. Permití que me hiciera el amor a mí, pensando que yo era Karen.
—¿Dónde está el daño? Beth, es sólo una cuestión de tiempo antes de que
visite el estudio de Karen y se entere de que ha sido estafado. Entonces
¿qué va a pensar de mí?
—Si Eso es tan importante, ¿por qué te acostaste con él, Kel?
—¿No lo hay?
Ella negó con la cabeza. —No puedo seguir pretendiendo ser Karen.
—Sabes lo que dicen de que todo vale en el amor y la guerra, Kel. Karen no
lo quiere y tú lo haces. Por eso digo que se justifica el hacer lo que sea
necesario para mantenerlo.
—¿Qué clase de relación podría esperar sobre la base de una mentira tan
flagrante?
—Sí.
Después de que Bethnae se fue ella se metió a la cama, sólo para pasar en
vela por lo que parecieron horas. A la mañana siguiente, cansada e
incierta, se fue a trabajar. Incapaz de concentrarse, se esforzaba por pasar
—¡Hola!
—¡Hola, Kel!
Kelly levantó una ceja. Le resultaba difícil creer que Mike era mejor
amante que Dom. No es que ella pudiera admitir eso.
—Genial.
—¿Bueno?
—Bueno, ¿qué?
No cuando ella había dejado de pensado muy poco sobre la polla de Dom
desde que lo conoció.
—No. Si dices Mike el mejor amante del mundo, ¿Quién soy yo para
discrepar? ¿Así que es bueno entre ustedes todavía?
Karen se rió.
—Oh Kel. La vida es mejor que bien. ¡Es genial! Estoy tan feliz.
Ella sonrió.
—Lo sé Kel, pero no necesitabas estarlo. Sé que piensas que era una
tontería fugarme con Mike después de una separación de cuatro años,
pero a veces sólo sé que algo está bien. Y cuando lo vi de nuevo, sólo sabía
que estábamos destinados a estar juntos. Ambos lo sabíamos. ¿Lo puedes
entender?
—Bueno, Mike dijo que no era justo que yo te permita que le digas a
Damon acerca de nosotros. Insistió en que le dijera yo misma a Damon
cuando lleguemos allí. —Allí estaba su oportunidad de decirle a Karen que
ella y Damon habían sido amantes y para decirle sobre el fin de semana
que había pasado con él. Pero ella no podía. No por teléfono.
3
Personapertenecientealaclasesocialbaja
—Es hora de que tengas un poco de diversión, Kel. Espero que hayas
disfrutado.
—Lo hice. —Ella rezó en silencio que Karen no le preguntara nada más
que la condujera a otra mentira.
—Bueno, tengo que correr. Yo sólo quería quitarte el peso de encima. ¡Te
amo!
—¡Dom!
—Sí, lo estoy.
Ella peleó contra el pánico. Si él iba al estudio de Karen, él sabría que ella
estaba en su luna de miel.
—¡Oh, no! No... Voy a... Voy a tener que cambiarme primero. Uh, ¿me
recoges en casa a las seis y media?
Cariño. Sostuvo el teléfono contra sus pechos después de que colgó. Si ella
realmente fuera su novia en lugar de Karen.
Llegó esa noche con otra docena de rosas. Después de que ella las puso en
un florero, él la tomó en sus brazos.
—Hola dulzura.
—Hola, Dom.
Ella asintió.
—Me gusta la forma en que dices mi nombre casi sin aliento— le dijo. Él la
atrajo a sus brazos. Deslizando sus manos debajo de su vestido y en sus
bragas, él acarició sus nalgas mientras su boca la tomaba por varios
minutos muy dulces.
—Muéstrame el camino.
Él frunció el ceño.
—¿Entonces entrarás?
—Entonces entra.
—¿Dom?
Ella vaciló. Era casi como si supiera, pero no podía. Había sido demasiado
cuidadosa. Y ella sabía que no había escuchado el mensaje de Karen.
Teniendo en cuenta este hecho, si confesaba y él la rechazaba, ella tendría
que acortar innecesariamente su tiempo juntos.
—No. No hay nada que contar. Me gustó estar contigo esta noche. Y
desearía que no estuviéramos despidiéndonos esta noche.
Ella alcanzó entre sus cuerpos para colocar su mano sobre su polla.
Ella lo miró.
—¿Dom?
—Bueno.
Él le preguntó que como tuviera una elección. Ella forzó una sonrisa.
—Está bien.
—Tú también, — dijo y entró. ¡Oh, maldita sea! ¿Qué tenía que hacer para
volver a llevarlo a la cama?
Una semana más tarde, mientras estaban tomando una copa rápida en el
intermedio de una obra de teatro de Broadway, él le pidió que pasara un
fin de semana largo con él en las montañas de Pocono.
Su insistencia la sorprendió.
—Bien. Sí.
—Bien, Dom.
—Lo Siento, dulzura. Eso salió todo mal. Quiero, tengo que hacerte el
amor de nuevo, pero no quise hacer ninguna suposición que te molestara.
Ella era la única que había sido cruda, siempre pensando en términos de
su polla y coño. ¿Cómo podía culparlo por responder de la misma manera?
Ella suspiró. ¿Cómo puede algo estar bien mientras ella lo estaba
engañando?
—¿Qué si estoy viendo a alguien? ¿Quieres decir alguien que no seas tú?
—No.
—No Sé. Tal vez porque yo ya estoy saliendo con un hombre con el que
me interesa salir. Sólo para que no haya malentendidos. Ese serías tú.
Él sonrió.
—No, ya no.
—¿Oh?
Él se encogió de hombros.
—Tengo que admitir que había alguien hace un par de semanas, pero no
fue nada serio y lo terminé de forma permanente después de nuestro fin de
semana en la costa.
—Así que le eras infiel a Ka…— Ella se contuvo y miró hacia otro lado.
Él recuperó su mano.
—Nunca tuve que mentir acerca de mis enredos románticos. Nunca fue
realmente serio y ahora se terminó.
Ella no era un ejemplo para hablar cuando Karen se había fugado de él.
—¿Pero qué?
Kelly suspiró.
—Quiere decir que no estoy tan segura de que él piensa que eres Karen.
—¿Qué?
Bethnaerió.
—Eso intento hacer.— Al menos hasta que llegó el momento de pagar los
platos rotos.
—Oh, Dom, eso fue más que maravilloso— susurró, aferrándose a él.
—Lo fue. Pero tengo mucha hambre esta noche y quiero y necesito más, mi
deliciosa preciosa.
Ella susurró.
Aspiró a su oído.
—No puedo recordar la última vez que necesité o deseé tanto a una mujer
como a ti. Oh, maldita sea, me haces sentir tan condenadamente bien—.
Tienes el coño más dulce y apretado que tuve el placer de follar en un
tiempo muy largo. No puedo tener suficiente de ti. Tú y tu coño resbaladizo
me encantan. —Las palabras lujuriosas, combinadas con el poderoso
movimiento de su polla, y su asalto suave, pero implacable en su clítoris,
la envió a un clímax demoledor en cuestión de minutos.
Cada vez que miraba en su dirección, ella notó la forma tensa en que
agarraba el volante.
Ella parpadeó.
Él suspiró.
—Mira, sé que está la diferencia de edad, pero sin sonar poco modesto,
creo que tengo mucho que ofrecer para compensar eso.
—Sólo en caso de que no lo fueran, quiero señalar que yo soy muy bueno
en lo que hago. Tú no necesitarías trabajar a menos que lo desees. Puedo
darte lo que quieras dentro de lo razonable y...
―Somos perfectos juntos y los dos estamos solos y saliendo. Los dos
queremos casarnos. ¿Por qué no ahora?
―He recibido una... Kel...carta de “lo siento Jane” una vez y sólo quiero...
necesito de ir poco a poco. ¿Sí?
Ella lo miró. ¿Cómo podía preguntar eso luego de que se había entregado
tan libre y desvergonzadamente a él?
―¿Pero?
―Oh, no, Dom. ― Si sólo pudiera encontrar una manera de salir del
desastre que había creado, se casaría en un minuto. Olvida el
matrimonio. Viviría con él si él quisiera.
Ella se extendió para apretar contra presionar sus labios contra los suyos
en una serie de besos muy íntimos y de boca abierta. Él respondió con
una pasión y deseo que la dejaron temblando de necesidad.
―Eso fue muy bonito, pero fue sólo físico. Quiero y necesito más que deseo
de ti.
―Estoy muy interesada en ti, Dom, y estoy muy segura que no debes
desanimarte. Y créeme, esto no es sólo lujuria.
El suspiró.
¿Diría eso si supiera la verdad? Si tan solo tuviera el coraje de ser honesta
con él. Decidió que esperaría hasta el último minuto. Entonces quizás de
alguna manera... si se alejaba de ella, no dolería tanto. O por lo menos ella
habría pasado cada momento posible con él
Dom camino de un lado al otro por el piso del salón de su primo después
de llevar a Kelly a casa.
―Lo que quieres y lo que necesitas al parecer son dos cosas diferentes.
Le dio por mirar fijamente la cara tan similar a la suya propia, que la gente
pensaba con frecuencia que eran gemelos.
―Tal vez sí, pero por lo menos tuvo la decencia de no aceptar sabiendo que
ella no estaba siendo sincera contigo. Tienes que decirle quien eres.
Claramente Dom., tiene sentimientos por ti. Tú tienes sentimientos por
ella. No continúes haciéndole creer que eres yo.
―¿Y? No la hicieron dejar de verte y dormir contigo. No harán que ela deje
de aceptarte por quien eres. ― Se levantó y colocó una mano sobre su
hombro. ―Eres un consumado y exitoso. Dile la verdad y luego propónselo
otra vez. Hazlo pronto.
―¿Por qué? ǁ
―La amo.
―De lo que Karen me dijo, son tan cercanas como nosotros. Y por lo que
me dijo, ella es muy tímida y reservada. No hay manera que hubiera
Asintió.
―Lo sabes.
La noche antes de que Karen y Mike debieran regresar de Las Vegas, Kelly
le pidió a Dom que la acompañarla en una cena crucero por el río
Delaware.
―Nunca por una que me importara. No puedo esperar para verte esta
noche, dulzura.
Después de que salieron del barco, caminaron a lo largo de la orilla del río
bajo la luz de la luna, de la mano.
―¿No es obvio?
Él lo miró.
―¡Por última vez, no! Me gustan los hombres mayores en general, siempre
me han gustado. Te adoro en particular ― admitió ―. No me importaría si
tuvieras 60.
Estaba emocionada por sus palabras, pero fría por el hecho de que no la
había llamado Karen durante algún tiempo.
Él miró su reloj.
―Eras tan refrescante y tímida, te ruborizabas cada vez que estaba cerca
tuyo, incluso después de que hubiéramos hecho el amor.
Acariciaba su mejilla.
―Gemelas idénticas o no, entiendo que las dos son muy diferentes.
Además, Karen siempre ha llamado ‘abogado’ a Damon, no vaquero. Nunca
te vi con una cámara. Entiendo que ella raramente estaba sin una.
―Desde que supe que no eras Karen, tenías que ser Kelly. ― Sonrió
burlonamente.
―Me has llevado a la orilla y has hecho amor bajo falsos pretextos ― dijo
fríamente.
―¡No lo hice! ― Pero por supuesto que era así cómo debía parecerle a él ―.
No fue así en absoluto.
Suspiró.
―Es el mismo nombre y eres el hombre de la foto que ella tenía como u
protector de pantalla.
Movió la cabeza.
―Fui a decirle que lo suyo y Karen se había terminado! No fui a fingir que
era Karen. ¿Qué hacías tú ahí y él no?
Se encogió de hombros.
Suspiró.
―¿Es demasiado pronto para esperar que te sientas lo mismo por mí?
―¿Dom?
Levantó la cabeza y vio que había lágrimas en sus hermosos ojos verdes.
―Eres realmente muy dulce, ¿no? Eso podría haber sido sólo una cosa
física. La gente tiene sexo todo el tiempo sin estar enamorado o amar.
Ella se ruborizó.
―Puedes tener lo que quieres de mí, vaquero. Todo. Y tienes tanto como
puedes manejar… durante toda la noche.
Le palmeó el trasero.
Fin.
La galardonada autoraMarilynLeevive,
trabajay escribeen la costa estedeEstados
Unidos. Como adicional, disfruta a
fondoescribirnovelaseróticasenvarios
géneros, disfruta delpatinaje sobre ruedas,
pasar tiempo con sugranfamilia, yalentar
atodossusequipos deportivosfavoritosde su
ciudad natal. Susotrosintereses
incluyenconseguir novelas de PulpFiction
deDocSavagede losaños treinta y
cuarentayconseguir delos cómicsde Marveldelosaños setenta y
ochenta(particularmente ThoryLosVengadores.) Susprogramas de
televisión favoritossonlos espectáculosforenses,westerns(“Gunsmoke and
HaveGun” y “WillTravel”son particulareslos viejos favoritos), y de
misterio(las películasde Charlie Chan, en particular). Supelícula de
misteriofavorita de todos los tiemposes,probablemente: “Morir todavía”
http://luckygirls.foroactivo.com/
Sister’s Keeper Marilyn Lee