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1 Población
Según los datos del XI Censo Nacional de Población y VI de Habitación realizado en el 2003, la
población guatemalteca en el año 2002, alcanzó la cifra de 11 237 196 habitantes (INE, 2003).
La densidad poblacional media es de 103 habitantes por km2
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y del Censo de Población de 1994, se estima
que la población económica activa (a partir de 10 años) para el área urbana esta alrededor de
cuatro millones de habitantes y para el área rural en un millón de personas.
Estimaciones realizadas desde 1986, con varias encuestas de medición sobre aspectos
económicos y en las que se ha incluido la Población Económicamente Activa e Inactiva (PEI),
permiten observar un deterioro de las condiciones de ocupación de la población guatemalteca,
tal y como se observa en la figura 1.
A lo alargo de los años 90, la población en edad de trabajar creció 2.6 por ciento anualmente y
simultáneamente, tanto la población económicamente activa, como la población ocupada creció
al 3.2 por ciento al año (PNUD, 2001).
El análisis de la población ocupada en las diferentes ramas de actividad productiva; muestra que
la agricultura, sigue siendo la rama de actividad económica, donde se encuentra el mayor
porcentaje de población (figura 2), esto explica la relación de la población con los recursos
naturales y de alguna manera, la incidencia de las actividades de aprovechamiento con la
condición de los mismos.
El análisis de los cambios en la estructura por edades de los últimos 50 años pone de manifiesto
la ocurrencia de una lenta disminución del peso relativo de los más jóvenes y un aumento
relativo de los mayores de 65 años. Tales cambios plantean en el corto y mediano plazo, una
disminución de la proporción dependiente (menores de 15 años) respecto de aquella en edad
productiva, que potencialmente podría favorecer un despegue en la acumulación económica,
pero evidentemente tal posibilidad depende de las condiciones sociales y laborales existentes.
Según el Banco de Guatemala -BANGUAT-, el Producto Interno Bruto (PIB) generado por la
actividad productiva de Guatemala en el año 2001, fue de 20 176 millones de dólares; de los
cuales el sector agropecuario en el cual se contabilizan las actividades derivadas de la
silvicultura, aportó el 22,6 por ciento (4 560 millones de dólares). El subsector forestal y sus
actividades conexas aporta al PIB aproximadamente el 2.5 por ciento y representa el 6.6 por
ciento del total agropecuario.
La Contribución del sector forestal al PIB nacional en términos reales es mucho mayor que el que
se registra en las cuentas nacionales; esto debido a que no se contabilizan muchos de los
aportes del sector, por ejemplo al sector energético (leña), ni tampoco se contabilizan los
servicios ambientales que las masas boscosas prestan a la sociedad guatemalteca, debido a que
el Sistema de Cuentas Nacionales no está actualizado y se sigue un patrón de cálculo
desarrollado desde 1958 que no permite visualizar en toda su magnitud los aportes del sector
forestal al PIB nacional.
PIB percápita
El PIB real promedio por habitante luego de la caída de 18 por ciento que tuvo entre 1980 y
1985 había registrado incrementos continuos hasta 1999 y en el 2002 el PIB real descendió a
niveles de 1999 (figura 3), lo que significa que la producción nacional por habitante ha
permanecido estancada. (ASIES 2003). La reducción del PIB real promedio por habitante a
generado un aumento de la incidencia de la pobreza, en virtud que menor producción se traduce
en deterioro de las condiciones de empleo e ingresos de la población.
Figura 3 Variación anual de Producto Interno Bruto real por habitante, período 97-
2002
2.1.6 Inflación
En Guatemala la inflación se ha mantenido durante los últimos 20 años, entre el ocho y 16 por
ciento, aunque ha tenido algunos años en los que esta ha sido mayor. La mayor variación en la
inflación se presentó en el quinquenio 85-90, con su máxima expresión en 1990.
La SIECA (SIECA, 2002) advierte que es evidente que en Guatemala existen prácticas abusivas
en materia comercial de bienes y servicios, derivadas, en parte, de abusos de posición
dominante en el mercado y de la falta de regulaciones para prevenirlas o sancionarlas;
recomienda aprobar la normativa de competencia, que corrija tales prácticas y brinde mayor
protección al consumidor. Asimismo y para enfrentar los desafíos internos y que el país no quede
marginado del proceso de globalización, habrá que continuar los esfuerzos para mejorar las
condiciones de acceso a terceros mercados.
En los últimos años las tasas de interés han mantenido una moderada tendencia a la baja; no
obstante persiste el amplio diferencial entre las tasas activas y las pasivas. Por otra parte, pese
a la tendencia decreciente de las tasas de interés, la inversión productiva en los últimos años ha
mostrado un comportamiento también hacia la baja, lo cual confirma que las tasas de interés no
son el único determinante de las decisiones de inversión (ASIES, 2003).
Las tasas de interés anual promedio ponderada, para los años 2000, 2001 y 2002 fue de 20.1,
17.9 y 16.2, respectivamente. Para el caso de las tasas de interés pasiva, para los mismos años
fue de 11.0, 8.5 y 6.9 (BANGUAT, 2002).
La sociedad guatemalteca presenta una economía impulsada por factores, que se caracterizan
por poseer fuerza de trabajo abundante y bajos niveles de calificación, recursos naturales
abundantes y bajos niveles de procesamiento y de especialización, como se observa en la
distribución de la ocupación de la población, donde casi el 40 por ciento se ubica en actividades
agrícolas. Por tanto, basa sus procesos productivos en la explotación de sus recursos primarios y
de los llamados factores patrimoniales, el capital natural.
Guatemala enfrenta una situación caracterizada por ciertas debilidades macroeconómicas, siendo
las más importantes: a) la existencia de un persistente déficit fiscal; b) la resistencia política a
implementar un ajuste fiscal profundo que incluya los necesarios ajustes en tasas impositivas,
incluyendo la tasa del IVA, c) tasas de interés que a pesar de ser decrecientes, aún son elevadas
(Edwards, 2000).
Según estudios realizados por Naciones Unidas PNUD (PNUD, 2003), no basta con un tipo de
cambio competitivo, con estabilidad macroeconómica y acceso a mercados externos para
promover el crecimiento con equidad; es necesario impulsar nuevos motores de crecimiento,
también se requiere acompañar las políticas macroeconómicas y de comercio exterior con
políticas sectoriales y territoriales para el fomento productivo y empresarial, partiendo de una
concentración de actores públicos y privados, con el fin de fortalecer la articulación y capacidad
competitiva de los diferentes sistemas productivos locales.