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Articulado con este discurso, la educación es un proceso a través del cual, se van
adquiriendo elementos del contexto social, que permiten que ocurran cambios
intrínsecos, contribuyentes en la transformación de los entornos vivenciales. En este
sentido, es el instrumento, que apunta a enfrentar situaciones de la vida cotidiana, y a
su vez, embulle al colectivo en la búsqueda de cómo encarar las realidades, que
presentan los diferentes enfoques paradigmáticos.
El entramado social ubica al ser humano como eje del conocimiento, el entorno
en el que se mueven, los grupos sociales, la familia y las personas se rigen por pautas
de comportamiento establecidas y sujetas a la influencia de un enorme número de
factores. De allí que la educación venga hacer uno de los grandes desafíos del siglo
XXI, jugando un papel trascendental e importante para el desarrollo tecnológico y
económico de las sociedades. Esto implica una concienciación cultural y conductual,
donde las nuevas generaciones adquieren modos de ser y sentir, de acuerdo ámbito
donde se desenvuelven.
Los grandiosos gobernantes han resaltado la importancia del estudio para forjar
a un individuo a ser una persona con potencial en la sociedad y para acertar, nos sólo
en la interpretación de la realidad de su entorno, sino en su transformación. La
formación sociopolítica y la educación están estrechamente ligados ya que, para formar
sociopolíticamente a un individuo, éste debe familiarizarse con herramientas
conceptuales y metodológicas que contribuyan a mejorar sus capacidades para
desenvolverse en el ámbito social y político, las cuales se obtendrán solo con una
educación adecuada, tema del presente análisis.
La formación sociopolítica posee propósitos políticos que tienen el fin de
construir ciudadanos críticos, autónomos y autogestionarios que requiere el país para
avanzar hacia su desarrollo, para lograr romper con la constante dinámica de la
formación intelectual de élites que pretenden guiar a los sujetos como borregos hacia
un destino predeterminado. Por lo tanto, la formación, el aprendizaje y la educación,
en términos generales y particulares, constituye una de las condiciones para desarrollar
exitosamente la lucha por la libertad, significando un salto en las conciencias, en la
cualificación del sujeto como protagonista y creador colectivo de su propia evolución.
Según Rincón (2010):
Así, aunque los criterios pedagógicos y las formas de evaluar lo aprendido
sean similares, tienen muchas más ventajas los estudiantes formados
cultural y socialmente en un espacio consecuente con los propósitos de la
política educativa vigente en un momento específico (p. 36).