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Definición[editar]
Existen diversos tipos de relaciones semánticas como la hiponimia, hiperonimia,
la meronimia, etc. Dado un conjunto de conceptos, elementos semánticos o términos
relacionados semánticamente mediante alguna relación semántica, una red semántica
representa estas relaciones en forma de grafo. Explícitamente, dado un conjunto de
términos {t1, t2,..., tn} y cierta relación semántica simétrica entre ellos se construye un
grafo G = (V,A) cumpliendo las siguientes condiciones:
Historia[editar]
Los responsables de los primeros esquemas de representación formalizados fueron
Quillian (1968) y Shapiro & Woddmansee (1971). Los esquemas de redes semánticas
tienen una fundamentación psicológica muy sólida, por lo que se han realizado numerosos
esfuerzos por llevar a cabo implementaciones importantes basadas en ellas.
Red Semántica del Método Científico.
Estructuras de datos en nodos, que representan conceptos, unidas por arcos que
representan las relaciones entre los conceptos.
Un conjunto de procedimientos de inferencia que operan sobre las estructuras de
datos.
Básicamente, podemos distinguir tres categorías de redes semánticas:
Redes IS-A, en las que los enlaces entre nodos están etiquetados.
Gráficos conceptuales: en los que existen dos tipos de nodos: de conceptos y de
relaciones
Redes de marcos: en los que los puntos de unión de los enlaces son parte de la
etiqueta del nodo.
Los modelos de redes semánticas se pueden probar empíricamente al hacer preguntas a
los sujetos acerca de la relación entre dos conceptos, entre más cerca sea la distancia
semántica dentro de la red jerárquica, menor será el tiempo de reacción para contestar.
Los primeros modelos de redes semánticas eran de naturaleza jerárquica con conceptos
superordinados y subordinados. La información se almacena como atributos de cada nodo,
que también comparten los nodos subordinados.
Luego es conveniente crear un inventario semántico del texto. A este respecto los
dos pasos principales son:
• Consideración de los lexemas en sí, de modo que sea posible determinar el núcleo
no variable de significado de cada uno de los lexemas.
Una vez realizados esos dos pasos hay que reunir en grupos, o líneas de
significado, los lexemas que recorren el texto con mayor frecuencia junto con
aquellos que les son afines.
A continuación conviene resaltar los lexemas opuestos (si los hay), ya sean
explícitos o implícitos.
Para una ampliación del tema, véase A. Piñero-J. Peláez, “El Nuevo Testamento.
Introducción al estudio de los primero escritos cristianos", el Almendro, Córdoba,
1995.
Como se ve por esta descripción abstracta del tema, no es un asunto trivial, y creo
que escapa del alcance de la mayoría del público no especializado. En concreto,
para este público, el método se reduciría a –una vez que se tiene bien claro el texto
a estudiar- hacer un elenco de los vocablos importantes que aparecen en ese texto
y ver qué significan exactamente.
Lo primero, será intentar ver que la traducción, o traducciones, que tengo ante mis
ojos en castellano, es buena. Para ello, voy a un comentario bueno de Marcos.
Escojo el de Joel Marcus (Mark 8-16 [The Amchor Yale Bible, vol. 27ª. Yale
University Press, New Havwen 2009], cuya traducción estoy preparando para
“Sígueme” y que, espero, saldrá a lo largo del 2011).
• 8, 22. Betsaida. Sobre este lugar, cf. nota a “hacia Betsaida” en 6, 45. En 8,
23.26 Marcos la llama kōmē, aldea, aunque en otros lugares del Nuevo Testamento
(Lc 9, 10; Jn 1, 44) y en Josefo (Guerra 3, 515) se menciona como polis, o ciudad.
Pero designar a Betsaida como kōmē no es necesariamente un error o signo del
trabajo redaccional de Marcos. En otro lugar (Contra Apión 1, 197) Josefo mismo
cita sin objeción alguna el comentario de Hecateo de Abdera: “Los judíos tienen
muchas fortalezas y pueblos en diferentes zonas del país, pero sólo una ciudad
fortificada”, es decir, Jerusalén.
8, 23. Escupió en sus ojos [griego: ptysas eis ta ommata], lit. “habiendo
escupido”. En la antigüedad se creía firmemente en el uso curativo de la saliva.
y le impuso las manos [griego: epitheis tas cheiras autō], lit. “habiendo puesto
sus manos sobre él”. Del contexto (8, 25) se deduce claramente que esto significa
poner las manos sobre sus ojos. El sintagma “imponer las manos” aparece también
en contextos de curación en Mc 5, 23; 6, 5; 7, 32; 8, 25; y en otros lugares del
Nuevo Testamento.
Nótese que el libro de Tobías 11, 11 (S) describe una combinación de acciones
mágicas para la curación de un ciego similares a las de nuestra historia: Tobías
sopla primero sobre los ojos de su padre, acción similar a escupir sobre ellos. Unta
entonces una pócima sobre ellos, presumiblemente con sus dedos, que es una
acción similar a la imposición de manos.
Esta tarea es una labor de muchos años, pero por suerte los comentarios al Nuevo
Testamento, que son muchos, se llevan realizando desde siempre, desde el siglo
IV, y ahora son en verdad muy completos y maravillosos.