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Vid el desarrollo completo del tema en LÓPEZ MESA, Marcelo (Director) - ROSALES CUELLO,
R. (Coord.), “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, concordado con los de las Provincias”, Edit.
La Ley, Buenos Aires, 2012, nota al art. 34 in fine, en prensa.
5
Cám. Apels. Trelew, Sala A, 21/09/2011, “Gamez. c/ Hughes”, sist. Eureka y en La Ley online,
voto Dr. López Mesa.
6
C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala 2ª, 11/05/2006, “Pedreira v. Baldini”, Juba sum. B301473.
7
Cfr. Cám. Apels. Trelew, Sala A, 24/2/09, in re “Urbano, Fernando c/ Ministro de Coordinación de
Gabinete S /amparo”; en igual sentido, ídem, 28/4/09, in re “Bottazzi s/ acción de amparo” e ídem,
21/09/2011, “Gamez c/ Hughes”, todos en sist. Eureka y en La Ley online, voto del Dr. López Mesa.
8
Cfr. VON BULOW, Oscar, “La teoría de las excepciones procesales y los presupuestos
procesales”, Buenos Aires, EJEA, 1.964.
9
Cfr. Cám. Apels. Trelew, Sala A, 24/2/09, in re “Urbano c/ Ministro de Coordinación de Gabinete S
/amparo”; en igual sentido, ídem, 28/4/09, in re “Bottazzi s/ acción de amparo” e ídem, 21/09/2011,
“Gamez c/ Hughes”, todos en sist. Eureka y en La Ley online, en ambos voto Dr. López Mesa.
Por caso, lo relativo a la legitimación –tanto activa como pasiva- no es una cuestión que
pueda quedar en manos de las partes ni deferido exclusivamente a las alegaciones que ellas
puedan hacer o no hacer, sino que es el juez quien tiene el deber insoslayable de velar, antes de
pronunciarse sobre el fondo del reclamo, porque la legitimación tanto activa como pasiva se
encuentre debidamente determinada y presente en la litis.
El maestro FAIRÉN GUILLÉN expresa que “Son "presupuestos procesales", los
necesarios que deben concurrir en cada proceso —a través de su concurrencia en cada acto
procesal— para que éste pueda terminar con una resolución que ponga fin al litigio de fondo;
esto es, sin que, por alguna falta o defecto que se produzca o aparezca en el proceso en el
procedimiento, como es natural, corno "forma" que es del proceso— el juez deba detenerse a
subsanarla y mientras ello no ocurra, no pueda entrar a examinar y resolver sobre el litigio de
fondo”10.
Y agrega luego FAIRÉN GUILLÉN que “…los "presupuestos procesales", se refieren a la
"admisibilidad" del proceso, fijándose, naturalmente, en la expresión de la misma a través de sus
actos. En general, se considera que son presupuestos procesales, con respecto al juez o tribunal,
que lo sea que tenga jurisdicción, que tenga competencia; con respecto a las partes, que tengan
capacidad para ser tales; capacidad procesal; si su comparecencia en juicio se produce por
legitimación "derivativa", no originaria sino adquirida de otro, que la tengan; que en sus casos,
comparezcan por medio de procurador y con defensa de letrado; con respecto a las mismas
actuaciones procesales, que se produzcan según "la forma" que prevén las leyes”11.
FAIRÉN GUILLÉN ha sostenido que “En materia civil, la tendencia moderna es la de
entender que corresponde a los jueces y tribunales el velar por la existencia de los presupuestos
procesales, no solamente en beneficio de las partes, sino en el de la economía procesal, que
interesa en todo caso a toda la comunidad social (a la que no interesa un desperdicio de energías,
llevando hasta su final procesos en que falten presupuestos procesales, para, tras tales
esfuerzos.., llegar a la conclusión de que por tal efecto, no se puede poner fin al litigio); lo cual
no tiene nada que ver con ideologías políticas autoritarias (Alcalá-Zamora Castillo); es el
"modelo procesal asimétrico" (Giuliani)”12.
Por ende, la primera función relevante del juez en una causa es indagar si están reunidos
los presupuestos procesales de admisibilidad de la acción, antes de despachar la ejecución o de
dictar la primera providencia en los juicios de conocimiento.
La carencia de legitimación en cualquiera de sus facetas configura técnicamente un caso
de improponibilidad subjetiva de la demanda que, no sólo autoriza sino que obliga al juez al
rechazo de la pretensión13. Similar consecuencia provoca la improponibilidad objetiva de la
pretensión actora o de la reconvención del demandado.
10
FAIRÉN GUILLÉN, Víctor, “Teoría general del derecho procesal”, Edic. de la Universidad
Nacional Autónoma de México, México D.F., 1992, p. 339.
11
FAIRÉN GUILLÉN, Víctor, “Teoría general del derecho procesal”, cit, p. 340.
12
FAIRÉN GUILLÉN, Víctor, “Teoría general del derecho procesal”, cit, p. 141
13
Cfr. Cám. Apels. Trelew, Sala A, 24/2/09, in re “Urbano c/ Ministro de Coordinación de Gabinete S
/amparo” e ídem, 21/09/2011, “Gamez c/ Hughes”, sist. Eureka y La Ley online, voto Dr. López Mesa.
Las formas procesales son el medio o instrumento de que el legislador se vale para hacer
efectiva la garantía constitucional de la defensa en juicio, lo cual constituye el fundamento de los
llamados derechos procesales de las partes; importando la indefensión la máxima nulidad en que
puede incurrirse en un proceso14.
El objetivo de las formas procesales es fundamentalmente asegurar la defensa en juicio de
las personas y de los derechos, es decir, tienden a resguardar esa garantía constitucional. Por ello
la interpretación de las mismas debe hacerse sin menoscabo de ese objetivo15.
Bien se ha declarado que desde el valor justicia se derivan particulares exigencias hacia la
labor de adjudicación judicial, entre las cuales se destaca la del realismo que debe orientar el
razonamiento de los jueces. Este realismo se traduce, por un lado, en la directiva de evitar
conducir los procesos "en términos estrictamente formales" y con desatención hacia los hechos
que exhiben relevancia para la suerte del litigio: como se ha dicho, las normas procesales no se
reducen a una mera técnica de organización de los juicios sino que, en su ámbito específico,
tienen por finalidad ordenar adecuadamente el ejercicio de los derechos en aras de la concreción
del valor justicia en cada caso y de asegurar la garantía de la defensa en juicio, lo cual determina
que la observancia de sus reglas no pueda traducirse en el mero cumplimiento de ritos
caprichosos, ni en la frustración ritual de derechos sustanciales, sino en el prudente desarrollo de
trámites destinados al establecimiento de la verdad jurídica objetiva, que es su norte. Ello así
pues, en definitiva, el sistema de garantías constitucionales del proceso está orientado a proteger
los derechos y no a perjudicarlos, y si bien se ha dicho que "también en las formas se realizan las
esencias", lo más importante es no hacer prevalecer irrazonablemente esas formas sobre el
fondo16.
Los requisitos y objetivos de las diversas formas procesales, como las notificaciones por
ejemplo, son, en general, indisponibles, motivo por el cual el juzgador debe analizar si ellas se
encuentran reunidas en el caso a resolver17.
Salvo que se trate de requisitos carentes de sustancialidad o de formas que han perdido su
original objeto –como la notificación por cédula a quien ya se ha dado por notificado
personalmente, etc- en los casos corrientes las notificaciones deben ser escrupulosamente
escrutadas, a fin de evitar indefensiones y nulidades.
Ello, máxime en supuestos en que las consecuencias que pueden extraerse del acto al que
le falta alguna forma sustancial pueden ser definitivas para el perjudicado. En supuestos como
ese el ojo del juez debe revisar detenidamente si se han cumplido las formas y requisitos del acto
y anularlo en caso de no concurrir ellas.
En cambio, si no existe lesión al derecho de defensa, la inobservancia de las formas
procesales no es, por sí sola, causa de invalidez del fallo 18, porque ellas no son fines en sí
mismas, sino medios para alcanzar un fin.
19
C. Apels. Trelew, Sala A, 15/12/2009, "Bertini c/ Podesta”, La Ley online, voto Dr. López Mesa.
20
C. Nac. Civ., sala F, 19/6/86, "Fernández v. Municipalidad de Buenos Aires", JA 1987-III-297.
21
C. Apels. Trelew, Sala A, 18/09/2008, “S., L. M. c/ L., E. G. s/ Solicita autorización” e ídem,
28/04/2009, A.F. I. s/ Medida de Proteccion (Expte. 268/2008), ambos en Eureka, voto Dr. López Mesa.
22
Corte Sup. Just. Santa Fe, 19/05/2004, “Porta v. Provincia de Santa Fe”, AP online.
sustancia real; máxime cuando no media solo un simple y reprochable "apego de las formas",
sino un indebido uso de ellas23.
Claro que la calificación de un acto jurisdiccional como afectado de exceso ritual o de dar
una fundamentación aparente para privilegiar las formas por sobre la verdad jurídica objetiva,
requiere cautela y prudencia especiales, fino sentido jurídico capaz de detectar el empleo
razonable e irrazonable de las normas de procedimiento24.
La figura del exceso de rigor ritual exige el análisis de caso por caso, ya que no puede
establecerse un límite preciso entre el exceso ritual y el respeto por las formas procesales, entre
el rito (concepto razonable) y el ritualismo (concepto irrazonable), entre el uso y el abuso de las
formas, siendo misión del juzgador intentar compatibilizar todos los intereses en juego. De todas
formas, es posible establecer, reglas básicas para aplicar la teoría del exceso de rigor ritual,
teniendo presente para su admisibilidad se requiere: a) que el exceso ritual sea manifiesto; b) que
no sea invocado por quien incurrió en una inexcusable negligencia. Incurre en un exceso de rigor
ritual la resolución que rechaza una acción de amparo por haber sido deducida fuera de término,
si en el caso, la Administración demandada reconoció en dos oportunidades el derecho cuya
ejecución reclama la actora, sin que el mismo se haya hecho efectivo después de haber vencido
razonables pautas temporales de espera25.
23
Corte Sup. Just. Santa Fe, 29/04/1987, “Tschopp v. Banco Provincial de Santa Fe”, AP online.
24
Corte Sup. Just. Santa Fe, 16/02/2005, “Banco de Santa Fe v. Municipalidad de Rosario”, AP
online.
25
Sup. Corte Just. Mendoza, sala 1ª, 14/11/2007, “Caicedo v. Dirección General de Escuelas s/
amparo”, en AP online.
26
C. Nac. Civ., sala D, 10/4/1980, LL 1980-C-70.
27
C. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 28/2/1995, LLBA 1995-456.
28
C. Civ. y Com. Mar del Plata, sala 2ª, 9/3/2006, LLBA 2006-1229.
29
C. Apels. Trelew, Sala A, 11/09/2009, “Vargas Ojeda c/ Nilotex” e ídem, 25/11/09, “Arancibia c/
Delgado”, ambos en AP online, voto Dr. López Mesa.
El magistrado tiene por misión fundamental "decir el derecho" y hacer justicia en el caso
concreto. Pero, en ocasiones, con eso sólo no basta y el juzgador se encuentra con el deber
imperioso de marcar un desliz o cuestionar una tesitura, para evitar que un error siga
cometiéndose30.
Pero no debe olvidarse que “el Derecho no es un fin en sí mismo y no tiene carácter
natural. Es más bien un instrumento, una invención humana, que deberíamos procurar moldear y
utilizar inteligentemente para alcanzar propósitos que van más allá del Derecho: una cierta paz,
una cierta igualdad, una cierta libertad. El Derecho no es más -ni menos que una técnica -cada
vez más compleja-, pero siempre notablemente deficiente para la resolución -de hecho, no
siempre justa de los conflictos sociales”31.
Es función de todo juez la aplicación del derecho, no solo en consideración de las
circunstancias de persona, tiempo y lugar determinadas por el art. 512 CC. , sino que ello debe
hacerse dentro de la realidad viva que el juzgador no puede ignorar, es decir a la luz de los
elementos que hacen a las condiciones económico-jurídicas del caso32.
El juez no debe explicar los impedimentos con que tropiezan las partes de un litigio, sino
que debe procurar removerlos, si sus pretensiones son lícitas, morales y no afectan
antijurídicamente a terceros33.
El juez no sólo está motivado por el respeto a la ley, sino también lo guía la idea de
justicia, que para poder dar al caso el tratamiento más conforme a su naturaleza y circunstancias,
debe ir a la búsqueda de la equidad, que es la que de alguna manera completa a la justicia34.
30
C. Apels. Trelew, Sala A, 06/08/2009, "M., R. I. y Otra s/ Adopción", AP online, voto Dr. López
Mesa.
31
C. Apels. Trelew, Sala A, 06/08/2009, "M., R. I. y Otra s/ Adopción", AP online, voto Dr. López
Mesa, con cita de Atienza.
32
C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 3ª, 10/06/1994, “Luján”, JA 1996-IV-síntesis.
33
C. Apels. Trelew, Sala A, 06/08/2009, "M., R. I. y Otra s/ Adopción", AP online, voto Dr. López
Mesa.
34
C. Civ. Com. Santa Fe, sala 3ª, 21/12/95, JA 1996-I-36, fallo de 1ª inst ; C. Apels. Trelew, Sala A,
06/08/2009, "M., R. I. y Otra s/ Adopción", AP online, voto Dr. López Mesa.
35
Sup. Corte Bs. As., 20/12/2006, “Edwards v. T.A.F. S.A. y otro”, Juba sum. B51448.
36
Sup. Corte Bs. As., 16/05/2007, “Rodríguez v. Multicanal S.A”, Juba sum. B52007.
37
C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 31/03/1998, “Moreno v. Rolando”, Juba sum. B252983.
El principio "iuria novit curia" permite a los jueces no sólo enmendar el derecho mal
invocado por las partes, sino también suplir el omitido, teniendo como límite la exposición de los
hechos formulada, que no puede ser modificada, y la naturaleza de la acción deducida (doct. art.
163 inc. 6 primer párrafo, CPCC). En síntesis, las deficiencias en orden a la fundamentación
jurídica de la defensa no impiden al juzgador subsumirla en el derecho aplicable para analizar si
es o no procedente38.
Cualquiera sea la denominación que el accionado o el actor le hayan dado a la defensa
opuesta, por aplicación del principio iuria curia novit, el juzgador tiene el deber de encuadrarla
dentro de la calificación legal que corresponda y así examinar la sustancia jurídica del planteo39.
El nomen iuris utilizado por las partes no vincula al juez quien, si los hechos expuestos
por los litigantes están claramente establecidos, puede variar el encuadramiento de tales hechos
efectuado por éstos40.
Nos gustaría poner un ejemplo patente de cómo opera este principio y cuáles son sus
límites. No ignorará el lector que una de las restricciones más firmes, más claras a las facultades
del juez es la imposibilidad de hacer valer de oficio la prescripción (art. 3964 CC).
Ahora bien, que no pueda hacerse valer de oficio la prescripción, no significa que cuando
la parte la ha esgrimido, el juez no pueda reconducir el encuadramiento y la cita legal efectuada
por quien acusa la prescripción, hacia el supuesto y norma correctas.
Alguna vez debimos resolver un planteo así, decidiendo que el juez puede reconducir un
planteo de prescripción enancado en la responsabilidad extracontractual hacia la contractual, en
virtud del principio iura curia novit41.
Dijimos allí que es claro que desde 1967 en adelante, merced a la reforma procesal
introducida por la Ley 17454, se ampliaron los poderes del juez, de modo que hoy sin la menor
duda la reconducción o reencauzamiento de los hechos alegados a otras normas que las alegadas
por las partes forma parte indudable de los poderes del juez. Pero no nos parece dudoso que esa
facultad estaba disponible desde mucho antes, incluso con el ordenamiento procesal anterior,
siendo ella consustancial a la labor de juzgar42.
En un voto suyo, el Dr. Raúl Etcheverry sostuvo que “es el brocárdico (y no brocardo)
iura curia novit el que obliga al juez a atarse al contenido total del escrito, desentrañando el
íntimo interés que guía al demandante y cuál es el resultado esperado por el mismo”43.
Y no se trata de una facultad otorgada a los jueces hace poco tiempo, sino una de la que
disponen desde antiguo.
Tratándose de una disposición legal le cabe al juzgador aplicarla -si ello correspondiere-
sobre la base del principio iura curia novit y en tanto no se modifiquen los supuestos fácticos del
caso, pues la determinación del régimen normativo pertinente para su solución es facultad
judicial.
38
C. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª, 14/03/2000, “Cosamar S.A. v. Parise”, Juba sum. B2001679.
39
C. Civ. y Com. Quilmes, sala 1ª, 09/03/2005, “Banco Sudameris Argentina S.A. v. Benaglia”,
Juba sum. B2901230.
40
C. Apels. Trelew, Sala A, 07/02/2011, “Perez c/ Banco Hipotecario S.A.”, sist. Eureka, voto Dr.
López Mesa.
41
C. Apels. Trelew, Sala A, 26/03/2009, "Campton de Willock c/ Centro de Ojos Y Microcirugía”,
sist. Eureka y en elDial, voto Dr. López Mesa.
42
C. Apels. Trelew, Sala A, 26/03/2009, "Campton de Willock c/ Centro de Ojos Y Microcirugía”,
sist. Eureka y en elDial, voto Dr. López Mesa.
43
Cfr. voto publicado por Alí Joaquín SALGADO, en “Derecho Procesal Civil”, 1ª reimpr., Edit.
Astrea, Bs. As., 1993, p. 88
Establecidos claramente los hechos de la causa, asentada correctamente la base fáctica del
reclamo, el encuadramiento por el actor en una u otra vertiente de la responsabilidad y su
reconducción por el juez a la otra no afecta los derechos del demandado, ni le impide defenderse
adecuadamente.
Claro que el principio iura curia novit no puede ser llevado al extremo inconveniente de
que el juez rehaga completamente la faena de una de las partes, enmendándole la plana al punto
de sustituirla, y dando lugar a un pronunciamiento de un voluntarismo y oficiosidad inauditos,
que introduzca per se planteos de parte o defensas o excepciones no opuestas por los
interesados44.
Este tipo de excesos dan lugar a una demasía jurisdiccional, que se efectúa con grave
afectación del principio de congruencia y del derecho de defensa en juicio, de base constitucional
(art. 18, C.N.) lo que no puede justificarse bajo el rótulo de un mal entendido ejercicio de la
facultad iura novit curia45.
Resulta arbitrario valerse del principio "iura novit curiae" para abordar tópicos no
sometidos a juzgamiento, “pues ello permite al juez a quo apartarse del principio dispositivo que
caracteriza al proceso civil, máxime si se tiene en consideración que se trata de un proceso en
rebeldía en el cual el demandado dejó pasar la oportunidad de defenderse que le brinda la ley. En
este sentido, cabe recordar que una de las consecuencias del principio dispositivo es la
prohibición al juez de considerar excepciones o defensas que no hayan sido propuestas por la
parte demandada”, agregando luego que “si el principio iura novit curiae no se utiliza con
criterio razonable podría ponerse en grave riesgo la garantía de imparcialidad que caracteriza el
ejercicio de la función jurisdiccional” 46.
Pero, el límite infranqueable de la potestad judicial de reconducción lo constituyen los
presupuestos de hecho esenciales emergentes de la traba de la litis, que resultan ajenos a la
discrecionalidad judicial y sometidos a la regla de la congruencia. Es una aplicación
antifuncional del principio iura curia novit aquella que, bajo apariencia de reconducción,
encerrara el cambio oficioso de una articulación por otra distinta, como acontecería de juzgarse
interpuesto un recurso o formulada determinada petición que exige términos expresos (v. gr. un
allanamiento), sin que haya mediado realmente el acto de parte que permita tenerlo por
configurado uno u otra”47.
Es decir que este principio no es un comodín a utilizar por el juez a designio y sin
limitación alguna, sino que el mismo reconoce importantes límites y uno de esos límites
fundamentales lo traza el principio de congruencia, en lo tocante a no alterar las pretensiones de
las partes introducidas en el proceso.
44
C. Apels. Trelew, Sala A, 28/06/2010, “Kurilkowich c/ Frigorífico”, elDial.com voto Dr. Ferrari.
45
C. Apels. Trelew, Sala A, 28/06/2010, “Kurilkowich c/ Frigorífico”, elDial.com, voto Dr. Ferrari.
46
C. Apels. Trelew, Sala A, 28/06/2010, “Kurilkowich c/ Frigorífico”, elDial.com, voto Dr. Ferrari.
47
C. Apels. Trelew, Sala A, 28/06/2010, “Kurilkowich c/ Frigorífico”, elDial.com, voto Dr. Ferrari..
48
C. Civ. y Com. Morón, sala 2ª, 4/7/1995, *Romero v. Di Rico”, Juba sum. B2350165.
Entre las reglas del pensamiento que condicionan la correcta construcción de un acto
sentencial válido se encuentra el debido respeto al principio de razón suficiente, el cual impone
al juzgador la transcripción de la totalidad del itinerario racional requerible para arribar a una
conclusión determinada, actividad ésta que incluye la correcta consideración razonada de la base
fáctica, jurídica, y probatoria, que cuente con trascendencia dirimente para la dilucidación de la
litis 49.
El derecho es lógica y sentido común, vestido de previsibilidad 50; por ende, la sentencia
que lo aplica debe también ser un desiderátum de lógica y sentido común.
Ergo, cuando las soluciones jurídicas adoptadas aparecen como ilógicas o carentes de
sentido común es, sencillamente, porque son incorrectas o el operador juídico ha hecho una
deficiente labor hermenéutica o de integración de textos51.
Las citas legales no agotan el cumplimiento de la obligación de motivar la decisión; es
necesario, además, una completa evaluación de los hechos y una racional comprobación de su
existencia; en consecuencia, fundamentar la sentencia no es tarea que inexorablemente resulte
lograda con la mera cita de un texto legal, sino que ello depende de las circunstancias del caso,
de lo que éste requiera para su adecuada solución, lo que no se cumple cuando el fallo no
proporciona los presupuestos fácticos necesarios y además se sustenta en un solo texto, por ende
la sentencia es nula 52, criterio que compartimos.
El requisito de la motivación de los actos judiciales y administrativos tiene por finalidad
trasladar de manera sucinta al conocimiento del interesado los fundamentos de hecho y derecho
de la decisión estatal para darle la oportunidad de aceptarlos o combatirlos en los recursos
pertinentes53.
La motivación de los actos jurisdiccionales o administrativos tiene como fundamento
proteger al justiciable o al administrado contra el arbitrio de los poderes públicos, aportándole las
razones en que sus decisiones se basan, a fin de que pueda, con conocimiento de causa,
impugnarlas si así lo cree oportuno. Hacer constar los fundamentos en virtud de los que se dicta
un decisorio judicial por el que se deniega una petición formulada por un justiciable, no sólo es
deber de cortesía hacia él, sino el medio que le posibilita criticar las bases en que tal acto se
apoye, permitiendo a los Tribunales de alzada llevar a cabo el control de su legalidad y de su
adecuación a los fines que justifiquen su contenido, que es al que han de ajustarse tales actos54.
La motivación del acto cumple diferentes funciones, ante todo, y desde el punto de vista
interno, viene a asegurar la seriedad en la formación de la voluntad del órgano estatal; pero en el
terreno formal -exteriorización de los fundamentos por cuya virtud se dicta un acto- no es sólo
una cortesía, sino que constituye una garantía para el justiciable, que podrá así impugnar, en su
caso, el decisorio con posibilidad de criticar las bases en que funda; además, y en último término,
la motivación facilita el control jurisdiccional de las instancias superiores55.
La motivación de los actos jurisdiccionales es decir, los motivos de hecho y de derecho
del acto, puede ser sucinta, pero debe ser suficiente, de suerte de explicitar las razones esenciales
49
Trib. Sup. Just. Córdoba, sala Civ. y Com., 6/9/2001, “Socca”, AP Online nro. 1/70023761-1.
50
C. Apels. Trelew, Sala A, 17/04/12, “Llompart c/ Trama Construcciones S.R.L”, en dlDial.com,
voto Dr. López Mesa.
51
C. Apels. Trelew, Sala A, 17/04/12, “Llompart c/ Trama Construcciones S.R.L”, en dlDial.com,
voto Dr. López Mesa.
52
Sup. Corte Bs. As., 23/2/1999, JA 1999-III-696.
53
C. Apels. Trelew, Sala A, 27/07/2010, “Ramos Yusef c/ Advace”, AP online, voto Dr. López Mesa;
Trib. Supremo de España, Sala 4ª, 9/6/83, ponente: Sr. Díaz Eímil, RAJ 1983, 3497.
54
C. Apels. Trelew, Sala A, 27/07/2010, “Ramos Yusef c/ Advace”, AP online, voto Dr. López Mesa;
Trib. Supremo de España, Sala 3ª, Secc. 2ª, 20/4/89, ponente: Sr. Sánchez-Andrade y Sal, La Ley
(España) t. 1989-3, p. 379.
55
C. Apels. Trelew, Sala A, 27/07/2010, “Ramos Yusef c/ Advance”, AP online, voto Dr. López
Mesa; Trib. Supremo de España, Sala 3ª, Secc. 1ª, 18/4/90, ponente: Sr. Delgado Barrio, LA LEY (Esp.),
t. 1990-3, p. 666 (12917-R).
o fundamentales del proceso o iter lógico y jurídico seguido por quien decidiera la cuestión y que
lo llevaran a tomar la determinación que tomara sobre el asunto sub discussio. De todo lo
expuesto se concluye sin dificultad que el verdadero sentido y alcance de la motivación de un
acto, es el de ser expresión formal de los factores determinantes de la decisión adoptada, por lo
que la falta de motivación o su insuficiencia constituye en nuestro ordenamiento jurídico un
defecto que trasciende la órbita de lo formal y afecta la legalidad y validez de fondo del acto56.
60
Corte Constitucional de Colombia, en pleno, 9/8/01, sentencia C-836/01, ponente: Dr. Rodrigo
ESCOBAR GIL.
61
Cfr. C. Apels. Trelew, Sala A, 05/10/09, in re "Abaca c/ Federación de trabajadores y otro”, La Ley
online, voto Dr. López Mesa;
62
Cfr. C. Apels. Trelew, Sala A, 05/10/09, in re "Abaca c/ Federación de trabajadores y otro”, La Ley
online, voto Dr. López Mesa.
63
C. Apel. CyC Neuquén, Sala 1, 13/2/96, "Agostino Ninone s/ Incidente", Juba sum. Q0000175.
64
Cfr. C. Apels. Trelew, Sala A, 05/10/09, in re "Abaca c/ Federación de trabajadores y otro”, La Ley
online, voto Dr. López Mesa.
Bien se ha dicho que a los jueces les está vedado formular interpretaciones extra legem
del ordenamiento jurídico vigente pues ello importaría arrogarse facultades legislativas que
institucionalmente no les corresponde65.
Una sentencia no puede carecer de fundamentos reales en derecho y se mantenerse solo
en base a la subjetividad del juez que quiso hacer justicia, en contra de la ley, lo que es
inadmisible, porque no hay justicia en contra da la ley. Puede haber justicia según la ley –
secundum legem- o praeter legem, es decir en casos no previstos, pero nunca contra legem, pues
en el terreno de la contradicción con la ley no florecen más que malos frutos, uno de los más
señalados se conoce como sentencia arbitraria, que por ser tal es francamente inconstitucional, ya
que condena a alguien a hacer lo que la ley no le manda (art. 19 C.N.) y le priva de su propiedad
sin permitirle defenderse verdaderamente66.
Quien pretende plasmar una intuición de justicia que se encuentra controvertida por
normas expresas vigentes, si no son inconstitucionales, por tanto deben imperativamente
aplicarse, máxime tratándose de una cuestión de orden público como la que involucra a la
constitución de los derechos reales, termina dando nacimiento nada más que a una sentencia
arbitraria, cualquiera sean sus intenciones y aún siendo ellas loables67.
Pues bien, el art. 34 inc. 4) establece la obligación del juez de “Fundar toda sentencia
definitiva o interlocutoria, bajo pena de nulidad, respetando la jerarquía de las normas vigentes
y el principio de congruencia”.
El respeto de la jerarquía de las normas vigentes implica una manifestación tangible de la
sujeción del juez a la ley, pues si el juez, so capa de aplicar una norma que juzga más atinada o
valiosa subvierte el sistema de fuentes del derecho vigente, echando mano a normas de categoría
menor en reemplazo de una prevalente directamente aplicable, en realidad ese juez está acatando
solo formalmente la norma, al realizar una aplicación objetable de ella.
En algunos votos de nuestra autoría hemos elaborado un catálogo de diecisiete reglas que
el juzgador debe respetar en la faena interpretativa de las normas 68. Dijimos en ellos que de la
doctrina de prestigiosos autores nacionales y extranjeros y de multitud de sentencias de la Corte
Suprema y Tribunales Superiores nacionales pueden sistematizarse una serie de reglas en materia
de hermenéutica. Las principales de ellas son:
1. "El juez no puede tener ante la norma la actitud del orientalista que descifra un
pergamino", contentándose con saber apenas qué pensaba el autor de la norma acerca de la
cuestión resuelta, ni rindiendo un ciego acatamiento a sus dictados, cualesquiera sean éstos.
2. El juez no es un historiador, por lo que no puede quedarse en el pasado, contemplando
una norma como un objeto prehistórico. "Las leyes no pueden ser interpretadas sólo
históricamente, porque por naturaleza tienen una visión de futuro, y están predestinadas a
recoger y regir hechos posteriores a su sanción; las leyes disponen para lo futuro, dice el art. 3°
del Cód. Civil, con un significado trascendente que no se agota, por cierto, en la consecuencia
particular que el precepto extrae a continuación".
65
Sup. Corte Bs. As., 02/02/88, “López de Molina v. Empleados de Comercio de Bragado”, Juba
sum. B11295.
66
Cám. Apels. Trelew, Sala A, 21/09/11, “Gamez c/ Hughes”, sist. Eureka y en La Ley online, voto
Dr. López Mesa.
67
Cám. Apels. Trelew, Sala A, 21/09/11, “Gamez c/ Hughes”, sist. Eureka y en La Ley online, voto
Dr. López Mesa.
68
C. Apels. Trelew, Sala A, 17/05/10, “López de Claps c/ ALUAR SAIC” e ídem, 11/9/09, "Vargas
Ojeda c/ Nilotex S.A.”, ambos en sist. Eureka y en La Ley online, voto Dr. López Mesa.
3. Sin embargo, el juez tampoco es un futurólogo que pueda extraer de las normas meras
conjeturas; son meras conjeturas las conclusiones que no surgen razonablemente de los textos
interpretados.
4. El ingente papel que en la elaboración del derecho incumbe a los jueces debe
cumplirse sin arbitrariedad y no llega hasta la facultad de instituir la ley misma (CSJN, Fallos
234:82). En similar sentido, se ha dicho reiteradamente que "al intérprete de la ley no puede
acordársele el poder de variar el contenido mismo del texto legal interpretado, al grado de
prescindir de él” (SCBA, 4/7/89, "Martijena de Zubiani, Nora c/ Dirección de Energía de la
Provincia de Bs.As. s/ Servidumbre de electroducto", LL 1989-E, 130, voto mayoritario
liderado por el Dr. San Martín);
5. "Quien dice codificación, dice la adopción del principio fundamental de que hacer la
ley corresponde exclusivamente al legislador".
6. Sin perjuicio de lo anterior, el juez tiene la obligación de completar el mandato
normativo, aclarar las oscuridades del mismo y llenar los vacíos de normatividad expresa a
través del empleo de las normas abiertas, sin violencia y con razonabilidad, de modo de brindar
una solución jurídica y aceptable a los casos no previstos.
7. "Cuando los términos de la ley son claros no corresponde a los jueces apartarse de sus
propósitos, so pretexto de evitar las deficiencias reales o presuntas que podrían resultar de su
aplicación" (CSJN, Fallos 213:405). En la interpretación de la ley el intérprete no debe
apegarse exclusivamente a los textos, pero tampoco puede prescindir abiertamente de ellos.
8. "Cuando la ley hace una distinción, en términos que no dejan lugar a dudas, a ella hay
que atenerse, se la considere o no bien motivada" (CSJN, 7/5/948, "Frigorífico Armour de La
Plata SA c / Gobierno Nacional", Fallos 210: 989 y L.L. t. 51, p. 676). Por el contrario, cuando
la ley no distingue, el intérprete no debe introducir distinciones que la normativa no contempla.
9. Las restricciones a los derechos, así como los supuestos de caducidad de éstos no
pueden surgir de simples conjeturas, sino que deben emanar de la ley o de los acuerdos lícitos
celebrados por las partes (arts. 19 C.N. y 499 Cód. Civil).
10. No cabe presumir la equivocación, el desacierto o la falta de presuposición del
legislador, ni interpretar los textos legales poniendo en pugna sus disposiciones."La
inconsecuencia o falta de previsión jamás se supone en el legislador y por esto se reconoce
como un principio inconcuso que la interpretación de las leyes debe hacerse siempre evitando
darles aquel sentido que ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras,
y adoptando como verdadero, el que las concilie y deje a todas con valor y efecto" (CSJN,
19/9/1864, in re "Calvete, Benjamín", Fallos 1:300; idem, Fallos 278:62).
11. En la interpretación de la ley, debe darse primacía no a la intención del legislador,
sino a la intención de la ley. "Muchas veces las soluciones de un Código se extraen mediante
planteamientos novedosos que surgen de doctrinas que les han sido ajenas. Los códigos tienen
una vida propia que se desprende en alguna medida del "pensamiento" y "voluntad" de sus
"autores" (Boffi Boggero, Luis M., su discurso en "Homenaje a la memoria del Prof. Alfredo
Colmo", Abeledo-Perrot, Bs. As., 1962, p. 16).
12. El maestro BURDESE pensaba que "la intención del legislador no es una valoración
o complejo de voliciones históricamente determinadas ni captables a través de una actividad
meramente cognitiva; se trata de una voluntad que se incorpora a la ley, asumiendo un
significado autónomo" (BURDESE, Alberto. "Manuale di Diritto Privato Italiano", Unione
Tipográfica- Editrice Torinese, Torino, 1974, pp. 18/19).
13. La búsqueda de la intención objetiva de la ley en reemplazo de la intención subjetiva
del legislador implica que esta pauta no es estática, sino mudable y que evoluciona conforme
vayan evolucionando las necesidades, tendencias y valoraciones sociales de cada época.
SALEILLES dijo una vez que la interpretación evolutiva implica ir más allá del Cód. Civil,
pero por el Código Civil. Y Radbruch apuntó agudamente que "La ley debe ser más inteligente
que el legislador".
14. "La ley es pensamiento y voluntad del presente y no del pasado y ha de adaptarse a
las relaciones nuevas o transformadas, hasta que en su virtud intrínseca de expansión no halle
obstáculo en una voluntad manifiesta y contraria del precepto legislativo. Si este obstáculo no
existe, se facilita -por el contrario- el triunfo de una idea de justicia que constituye en la
actualidad la "aspiración de la conciencia jurídica común" no hay porqué mantener un criterio
que, lejos de propender a ese fin, disminuye sin causa alguna la función reguladora del
derecho" (SCBA, Ac. 34196, 1/2/85, autos "Di Pietro, Vicente Juan c/ Monte Paco S.A.
(quiebra) s/ Escrituración", E.D. 114- 367, J.A. 1985-IV, 173 y L.L. 1985-D- 402).
15. Claro que como, Renard dijo, en criterio que la SCBA receptó, "la materia de la ley
no es un caucho tan elástico, y la técnica puramente interpretativa no es de una flexibilidad tal,
que a fuerza de tirar sobre el texto, se llegue siempre a solucionar el caso. El rendimiento de la
ley no es ilimitado" (SCBA, 13/12/94, "Constructora Lihué S.A.C.C.I.F. c/ Vega, Elías Pedro y
otros s/ Cobro ejecutivo", JA 1995-IV- 417 y AyS 1994-IV-426, voto mayoritario liderado por
el Dr. San Martín).
16. En la interpretación de la ley no cabe atenerse a una consideración meramente teórica
de las fórmulas e intenciones legislativas, sino que además debe analizarse los resultados que
el criterio sustentado por el intérprete provocan en el caso concreto. "Los jueces tienen el deber
de ponderar las consecuencias sociales de su decisión" (HOLMES, Oliver Wendell, "The path
of the law", en "Harvard Law Review", vol. 10, pp. 457 y ss; CSJN, "Saguir y Dib", Fallos
302: 1284, con cita de Fallos 234: 482).
17. Por ello, una de las pautas más sensatas para comprobar el acierto del criterio extraído
de la norma es si el mismo conduce a una solución razonable en el caso, puesto que la
aplicación de una norma nunca puede hacerse de un modo no razonable que conduzca a
resultados injustos. La verificación de los resultados a que conduce la exégesis de una norma y
las circunstancias tomadas en cuenta para sancionar la ley, son presupuestos para llegar a su
correcto entendimiento (CSJN, "Pagano, Héctor Daniel c/ Banco Hipotecario Nacional", Fallos
305: 1254).
El juez, al aplicar estas pautas para arribar a una conceptualización de la norma aplicable
al caso, que plasme una hermenéutica lograda y valiosa, debe tener en cuenta que la potestad
jurisdiccional no se agota en la aplicación mecánica de las normas sino que exige discriminar los
distintos aspectos del litigio, a fin de lograr en cada hipótesis la justicia concreta del caso69.
82
Trib. Trab. Lanús, n. 2, 11/7/2000, LLBA 2001-96.
83
C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 3ª, 04/07/2006, “Camal v. Estado Nacional”, AP online.
Es que, el art. 1198, inc. 1º del Cód. Civil legisla la buena fe con contenido general,
constituyendo una norma-eje de todo el sistema84.
Si se suma a esa norma eje la manda del art. 34 in. 5, d), que convierte en un deber del
juez el de prevenir y sancionar todo acto contrario al deber de lealtad, probidad y buena fe, el
panorama está completo y surge claro de él que el proceso no puede ser utilizado como cancha
de malas artes, como terreno de todo vale.
El proceso debe ser utilizado para los fines loables para los cuales ha sido diseñando, esto
es, para la decisión del conflicto y la vigencia de los valores jurídicos.
Los actos que sólo miran a intereses contrarios a los valores fundantes del proceso, son
desleales con la administración de justicia y con el proceso mismo y deben ser sancionados.
84
Cám. 1ª CC La Plata, Sala II, 28/2/91, “Parras c/ Viviendas Los Angeles”, LL1991-E-452.
85
C. Apels. Trelew, Sala A, 02/10/08, “Diaz c/ Transito S.R.L.”, sist. Eureka, voto Dr. López Mesa.
86
C. Apels. Trelew, Sala A, 02/10/08, “Diaz, Miguel Hugo c/ Transito S.R.L. s/ dif. de hab. e
indem. de ley” (Expte. N° 22.899 - Año 2008), sist. Eureka, voto Dr. López Mesa.
87
C. Apels. Trelew, Sala A, 05/03/09, "Galarza c/ Rojas", sist. Eureka, voto Dr. López Mesa.
88
C. Nac. Com., sala E, 10/03/1987, “Acosta v. Línea 84”, AP online.
También se incluye en ese ámbito la facultad de declarar la nulidad de actos procesales, a
pedido de parte interesada, que es lo más corriente; se incluye también en este anaquel la
facultad del juez de declarar de oficio la nulidad, en aquellos supuestos en que se está ante
nulidades procesales absolutas, que no consientan el mantenimiento en pie de un acto tan
gravemente viciado, como sería cuando un acto ha sido realizado por quien carece de
legitimación suficiente al efecto.
Claro que ese poder de declarar nulidades tiene límites. Por caso, el juez, de oficio, no
puede decretar la nulidad de una resolución interlocutoria que decidió artículo, pues emitida esa
decisión consume la potestad al efecto y no debe reexaminar la cuestión sin petición de parte
procesalmente habilitada, máxime si ese pronunciamiento es irrecurrible. los principios de
preclusión y consunción de la jurisdicción vedan retornar sobre una cuestión resuelta antes
diferentemente; si bien luego de la sentencia, aquel puede de oficio encauzar trámites mal
ordenados, de modo de buscar economía procesal y evitar eventuales nulidades, sin embargo esa
potestad no alcanza para reexaminar y dejar sin efecto formales sentencias aunque se pensase
que fueron erróneas89.
m) El deber de proteger el interés superior del niño y de oír al menor cuando hay
menores involucrados en una litis.
El juez debe, además, en las causas en que haya menores involucrados velar por el interés
superior de éstos90.
En un par de causas que fallamos, dijimos en nuestro voto que el derecho del menor a ser
oído es bastante más que un mero formalismo91.
A tenor del art. 24 de la Ley 26061 queda claro que resulta valioso oír al menor, teniendo
en cuenta su edad, en el proceso judicial que lo afecta personalmente; ello, claro, sin que dicha
opinión se constituya en el fundamento de la sentencia92.
Bien se ha dicho que la voluntad del menor, libremente expresada en entrevistas
desarrolladas sin la presencia de sus progenitores, reviste particular importancia para la decisión
del Tribunal, quien debe garantizarle a aquél, que esté en condiciones de formarse un juicio
propio, el derecho de expresar su opinión libremente en todos los asuntos que lo afecten,
teniéndose debidamente en cuenta sus opiniones en función de su edad y madurez93 .
Claro que el derecho del menor a ser oído no debe llevarse a extremos inconvenientes,
como sería tornar a ese solo elemento en el único factor dirimente de disputas que los involucren.
No se trata de establecer en el proceso de familia una dictadura del menor, ni la supremacía
absoluta de la voluntad de éste. Pero, en aquellas ocasiones en que se aprecia en el menor a un
ser juicioso, bien plantado, cuyo juicio no aparece como manipulado o inducido, debe tenerse en
89
C. Nac. Com., sala E, 26/04/06, “Papresa S.A. v. Gómez”, en AP online.
90
A mayor abundamiento, vid. LÓPEZ MESA, Marcelo (Director) - ROSALES CUELLO, Ramiro
(Coord.), “Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, concordado con los de las Provincias”, Edit.
La Ley, Buenos Aires, 2012, nota al art. 34 in fine, en prensa.
91
C. Apels. Trelew, Sala A, 10/02/10, “S., Elena Beatriz c/ N., Juan de la Cruz s/ custodia y
alimentos” e ídem, 15/12/10, in re "V., Raúl Oscar c/ R., Adela Cristina s/ Tenencia", ambos en Eureka,
voto Dr. López Mesa.
92
C. Apels. Trelew, Sala A, 10/02/10, “S., Elena Beatriz c/ N., Juan de la Cruz s/ custodia y
alimentos” e ídem, 15/12/10, in re "V., Raúl Oscar c/ R., Adela Cristina s/ Tenencia", ambos en Eureka,
voto Dr. López Mesa.
93
C. Nac. Civ., sala K, 29/11/95, “M. de C., S. E. v. S. de S.”, RDF 1998-12-222.
cuenta su preferencia, máxime cuando objetivamente aparece ella como la solución más
conveniente a sus intereses94.
La opinión de los menores adquiere una importancia fundamental cuando ellos cuentan
con un grado de madurez y de opinión crítica que hace que su juicio no sea fácilmente
influenciable95 y cuando se aprecia que se juicio es independiente de presiones o manipulaciones.
Pero, si se llegase al extremo de que los derechos de los padres y el interés superior del
niño estuvieran en conflicto, el interés del niño puede motivar legítimamente la limitación del
ejercicio de los derechos y libertades fundamentales de sus padres96.
94
C. Apels. Trelew, Sala A, 10/02/10, “S., Elena Beatriz c/ N., Juan de la Cruz s/ custodia y
alimentos” e ídem, 15/12/10, in re "V., Raúl Oscar c/ R., Adela Cristina s/ Tenencia", ambos en Eureka,
voto Dr. López Mesa.
95
C. Apels. Trelew, Sala A, 10/02/10, “S., Elena Beatriz c/ N., Juan de la Cruz s/ custodia y
alimentos” e ídem, 15/12/10, in re "V., Raúl Oscar c/ R., Adela Cristina s/ Tenencia", ambos en Eureka,
voto Dr. López Mesa.
96
C. Apels. Trelew, Sala A, 10/02/10, “S., Elena Beatriz c/ N., Juan de la Cruz s/ custodia y
alimentos” e ídem, 15/12/10, in re "V., Raúl Oscar c/ R., Adela Cristina s/ Tenencia", ambos en Eureka,
voto Dr. López Mesa, con cita de COURTIN, Christine, "L'intérêt de l'enfant et les droits et libertés
fondamentaux des parents", en Recueil Dalloz 2001, sec. Jurisprudence, p. 422.