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LA COLONIZACIÓN DEL CUERPO DE LA MUJER: INDUSTRIAS ANTICONCEPTIVAS, BARRERAS

BIOLÓGICAS Y SABERES LEGITIMADOS

El presente artículo, el cual tiene como base fundamental el libro “Cuaderno


Feminista: introducción al Self-help” de Leonor Taboada, busca un acercamiento
histórico-social de las dinámicas de dominación que envuelven al cuerpo de las
mujeres a través de la legitimación del discurso médico/científico, del cual las
Industrias Anticonceptivas han logrado aprovecharse para su consolidación dentro
del mercado.

Fuente: adibs-feminista.org

La colonización del cuerpo de la mujer: Industrias Anticonceptivas, barreras


biológicas y saberes legitimados

La escritora Leonor Taboada, da inicio a su libro “Cuaderno Feminista: introducción


al Self-help” con una frase contundente: Si nuestros hombres se quedaron con
nuestra identidad y sexualidad, el sistema médico se quedó con el resto. (Pg.13)
para la autora, la biología ha sido nuestro fiel verdugo a través de la historia;
el hecho de tener nosotras en nuestro cuerpo, la capacidad de reproducción; nos ha
“convertido en animalitos útiles, productoras de fuerza de trabajo” y es por esto,
que según (Taboada, 1978) nos han secuestrado la sexualidad, “nos convencieron de
que el sexo es una necesidad en los hombres y una piadosa obligación en la mujer, y
que una mujer verdadera nunca propone, y ni siquiera dispone”. Esta última
afirmación es bastante importante con respecto al tema del uso de anticonceptivos;
ya que la utilización de éstos reafirma el derecho de las mujeres a disponer sobre
sus cuerpos; una realidad, que en países como Uganda representa una lucha constante
contra la desinformación, el miedo y hasta inclusive la intromisión religiosa;
donde muchos hombres prohíben a sus esposas el uso de métodos anticonceptivos por
este tipo de aspectos. Para Taboada, nuestro cuerpo está colonizado, y es imposible
liberar nuestras mentes, si tenemos el cuerpo al servicio del poder dominante; así
que debemos recuperar nuestro territorio colonizado, y reivindicar nuestro derecho
al placer.

“El sistema médico es el guardián de la tecnología que controla nuestra posibilidad


de reproducción. (…) La ciencia médica ha sido uno de los instrumentos más
poderosos de la ideología patriarcal en esta cultura, puesto que ha justificado la
discriminación sexual en todos los niveles, basándose en la única cosa que
ostensiblemente diferencia a hombres y mujeres: el cuerpo.” (Taboada, 1978. pg. 13)

Todas esas “responsabilidades” inmersas dentro de un sistema patriarcal, han


implantado en las mujeres distintos roles y estereotipos; los cuales las han
llevado a ser concebidas per se; como heterosexuales, castas, sexualmente pasivas,
madres ejemplares; aquellas que cuidan y siempre están al servicio “del otro”,
relegadas al espacio del hogar y las labores domésticas. Todo esto alimenta el
fetichismo del cuerpo femenino que se ha desarrollado a través de la historia;
donde la distinción biológica entre hombres y mujeres, introducida por la
modernidad a través del desarrollo de la ciencia; ha relegado a las mujeres;
oprimiendo su desarrollo dentro de la sociedad, negándole su autoridad,
confiscándola a una posición de inferioridad, y decidiendo imponentemente sobre su
cuerpo.

Siguiendo el análisis de (Taboada, 1978) la dominación a través de la ciencia, ha


servido como herramienta para el rearme ideológico que sostiene al patriarcado;
donde por medio de la medicina, nos han convencido de que “somos todo ovarios” al
mismo tiempo en que nos han sugestionado a la idea de que somos “nada cerebro”.
Estas barreras biológicas han tratado de manipular cualquier intento de liberación
de las funciones reproductivas impuestas sobre las mujeres; y aquí es donde la
autora menciona el hecho de que “los métodos anticonceptivos aparecen como nuestros
aliados indispensables” (pg.13) pero que tanto el control de éstos como inclusive
el del aborto; es una decisión a tomar entre la mujer y su médico.

“La medicina ha conseguido un poder solamente comparable al poder divino de la


iglesia, moviéndose a caballo entre la biología y la política social. La ciencia ha
hecho interpretaciones de la teoría biológica, y ha conseguido otorgar la
justificación que los hombres estaban buscando, como lo hicieran también con el
racismo y el nazismo.” (Taboada, 1978. Pg.13)

La historia de las mujeres, ha ido cambiando en tanto que se les ha ido


reconociendo más sus derechos en los últimos años; sin embargo, la idea de la
maternidad obligatoria, es una cruz con la que se sigue cargando en la actualidad;
este es un hecho que forma y determina la vida de una mujer, tanto desde la
perspectiva social, como individual. La sociedad decide sobre las mujeres, cada vez
que se les niega el derecho a decidir sobre su cuerpo, su sexualidad y hasta su
propia vida. El proceso de dominación hacia las mujeres, ha sido edificado bajo el
sustento mal infundado de inferioridad; pero el punto de quiebre se establece
cuando se reconstruyen las bases y se forma un nuevo argumento, cuando se libera la
mente y se actúa con conciencia, porque las diferencias sólo son físicas; porque
nada justifica la existencia de limitantes para la igualdad.

El cuerpo y el tiempo de las mujeres son para “los otros”, porque la


heteronormatividad derivada del triunfo de la heterosexualidad masculina, así lo ha
destinado; como sus cuerpos son valiosos para la maternidad y la reproducción, para
dar amor a los demás; la sexualidad de las mujeres ha sido marcada para ese
servicio, y no para su propio placer, sus cuerpos son una construcción social. Es
por esto, que el surgimiento de métodos anticonceptivos, principalmente el de las
pastillas; han marcado grandes cambios y controversias con respecto a la salud y la
sexualidad de las mujeres a lo largo de la historia.

Los inicios de las pastillas anticonceptivas se remontan a la década de 1960,


cuando las farmacéuticas de Estados Unidos comenzaron a comercializarlas provocando
una auténtica revolución entre las mujeres de la época. “Hoy, más de 50 años
después, es consumida por más de 100 millones de mujeres en todo el mundo”.
(Hontoria, 2017). Las pastillas o píldoras, son uno de los métodos anticonceptivos
más comunes utilizados por las mujeres; a pesar de que en el mercado existen gran
variedad de métodos para controlar la natalidad de forma efectiva. Probablemente
sean sus indicaciones para otros asuntos más allá del embarazo; las que han
conseguido darles la popularidad que hoy en día poseen, indicaciones tales como
evitar las menstruaciones dolorosas, mejorar problemas con el acné, adelgazar
inclusive; entre otras cosas.

“La aparición de la píldora anticonceptiva no sólo produjo cambios físicos en la


mujer, sino que transformó una sociedad que, poco a poco, comenzó a internalizar
conceptos como la planificación familiar y el respeto a los derechos
reproductivos.” (Leiva y Soto, 2010)

(Taboada, 1978) plantea el uso de anticonceptivos en las mujeres como


imprescindibles; pese al conocimiento sobre los riesgos, peligros, malestares o
incomodidades que llevan consigo. Esto, “debido a que la penetración del pene en la
vagina parece ser el sinónimo de amor sexual en esta sociedad. (pg. 48) sin
importar que tan “avanzada” esté la sociedad actualmente, esta aseveración sigue
estando vigente dentro de las relaciones sexuales y afectivas; y ya sea por miedo o
por vergüenza, esto es algo de lo que no se habla. En otros términos, para Taboada,
el mito del orgasmo vaginal, es el gran impulsor de la utilización de métodos
anticonceptivos, ya que al creer que no existen más opciones para el disfrute
sexual aparte de la penetración; se genera la necesidad de utilizar todo tipo de
métodos para la anticoncepción, pese a que se conoce que “estadísticamente hay un
porcentaje altísimo de mujeres que no sienten ningún placer mediante la
penetración”. (pg.49) y es aquí donde la autora plantea una pregunta interesante:
¿no será que hay que cuestionar ese viejo estereotipo e intentar que las relaciones
sexuales no tengan, obligatoriamente, que pasar por un solo modelo universal? Esto
es una invitación que a muchas personas les podría parecer absurda e inimaginable;
pero el hecho de que las mujeres no se atrevan a proponerlo, solo aumenta la
enajenación de sus cuerpos y su ser. Y esto sólo las llevará, a sacrificar su
placer por el del otro, a preferir callar para no herir egos, a conformarse con ser
el objeto que da y nunca el sujeto que recibe; a seguir fingiendo orgasmos mientras
se quedan con las ganas.

La colonización del cuerpo de la mujer Industrias Anticonceptivas, barreras


biológicas y saberes legitimados 2
Fuente: broadly.vice.com

Por otro lado, como lo menciona Taboada, las pastillas anticonceptivas fueron ese
milagro científico que vino a liberar a las mujeres del temor del embarazo; en la
plenitud de los años 60´s muchas pudieron respirar aliviadas, “algunas porque por
fin podían decir que sí cuando querían; otras porque tenían que decir que sí con o
sin píldoras, y al menos de este modo se liberaban del embarazo. (pg.56) Ya han
pasado más 50 años desde que se insertó en el mercado la píldora anticonceptiva; y
hoy, es uno de los medicamentos que más profundo ha perforado en el entramado
social.

“Quienes también respiraron fueron los hombres, ya todas tenían que decir que sí
(…) Podría decirse que la píldora significo la revolución sexual de los hombres y
la panacea económica de los laboratorios farmacéuticos, que descubrieron con la
píldora la fuente de ingresos más interesante posible: clientas de un paquetito al
mes durante decenas de años.” (Taboada, 1978.)

En las décadas anteriores, la sexualidad en la vida matrimonial, se reducía casi


exclusivamente a la esfera reproductiva; al menos para la mujer. La vida de las
mujeres transcurría entre embarazos y períodos de lactancia; y así, hasta llegar a
la denominada menopausia, este ciclo repetitivo convertía a la profesión de las
mujeres de la época, en ser madres. La pastilla sea como sea, llega a romper con
este ciclo esclavizante para las mujeres, mientras que por otro lado, se empieza a
formar la consolidación de lo que hoy son las millonarias ganancias de las
industrias anticonceptivas.

Para (Taboada, 1978) es importante no olvidar los efectos secundarios y probables


que están relacionados al consumo de las patillas, como lo es la trombosis, más
allá de los cambios hormonales; sin embargo, no llegar al punto de satanizarla;
simplemente es cuestión de tenerlos pendientes, ya que en esa época, la pastilla
podría considerarse, como un mal necesario. Asimismo, como mencionamos
anteriormente, en toda esta discusión, las mayores beneficiadas, son las industrias
productoras de anticonceptivos, quienes aliadas a las grandes farmacéuticas; sólo
les interesa que las mujeres pasen años tomando medicamentos día a día.

“Todo el cono sur está siendo atacado por las multinacionales para poder ganar
mucho dinero a costa de la salud de nuestras mujeres, con palabras muy bonitas como
salud sexual y reproductiva, (…) pero en realidad ocultan otros intereses. La
entrega abierta de anticonceptivos desde que tenemos 10, 11, 12 años, nos ha hecho
mucho más propensas, no solo a las enfermedades, sino también constituye un abuso y
maltrato hacia nosotras mismas.” (Allen, 2016)

El poder de las empresas transnacionales, como lo es Bayer, ha alcanzado niveles


impresionantes en sus ganancias; controlando la gran mayoría de los sectores
estratégicos de la economía mundial, y como es de esperarse, la salud de los
consumidores de sus productos, no se encuentra dentro de sus prioridades. Como lo
cita (Allen, 2016) “nos dicen que las hormonas no hacen daño, pero la mujer es la
que tiene que tomar 150 miligramos de levonorgestrel todos los meses durante años”
las industrias anticonceptivas buscan maximizar sus beneficios y ganancias; y la
salud, es uno de los costos que entran en juego. Como hemos analizado, la
tecnología médica siempre se ha centrado en el cuerpo de las mujeres para
experimentar sobre el control de la fertilidad; y justo como lo menciona (Allen,
2016) en su análisis, “el estudio de las hormonas masculinas siempre ha estado
dirigido a virilizar y sexualizar a los hombres, mientras que las hormonas
femeninas buscan controlar la sexualidad y la capacidad de reproducción de la
mujeres.” Este es el gran punto clave dentro del análisis; las mujeres no son las
únicas beneficiadas con el uso de anticonceptivos, pero sí, las únicas perjudicadas
a raíz de éstos.

Bibliografía

Leonor Taboada. (1978). Cuaderno Feminista: introducción al Self-help. España:


Fontanella S.A.

Noelia Hontoria. (2017). Beneficios y peligros de las pastillas anticonceptivas.


2017, de ActitudSaludable.net Sitio web: https://actitudsaludable.net/beneficios-y-
peligros-de-las-pastillas-anticonceptivas/

Ninoska Leiva y Loreto Soto. (2010). 50 años de la píldora: Una historia de


controversia y revolución social. 2017, de diarioUchile Sitio web:
http://radio.uchile.cl/2010/04/30/50-anos-de-la-pildora-una-historia-de-
controversia-y-revolucion-social/

Verónica E. Allen. (2016). La industria de los anticonceptivos y un negocio oculto.


2017, de Crimen y Razón Sitio web: http://crimenyrazon.com/19453/la-industria-de-
los-anticonceptivos-y-un-negocio-oculto#.WgkZU2jWzIU

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