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Antecedentes:

A lo largo de la historia de la humanidad, particularmente hasta el siglo pasado, la


naturaleza se consideraba como perpetua e inquebrantable, que si bien conllevaba
cambios, invariablemente fue siempre autosuficiente para recobrarse sin conflictos,
inclusive de las embestidas del ser humano. Sin embargo, este enfoque se ha
alterado absolutamente con el accionar de los avances tecno-científicos derivados
de la ciencia moderna, y esencialmente durante el siglo XX. Por esta razón, el ser
humano se ha convertido, ostensiblemente, en una amenaza para la prolongación
de la vida en el planeta, debido a que no sólo cambia y manipula la naturaleza, sino
que además atenta contra su propia existencia.
El concepto de desarrollo sostenible se propone reconciliar el crecimiento
económico, los recursos naturales y la sociedad, evitando comprometer las
posibilidades de vida de las generaciones venideras.
Para dar cabida a la preocupación ambiental a escala global, en 1983 la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) crearía la Comisión Mundial sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo (CMMAD), responsable del Informe Brundtland de
1987 e inicialmente denominado Our Common Future (traducido como Nuestro
futuro común).
En este documento se formaliza el concepto de desarrollo sostenible y se define
como aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la
capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades.
Esta definición cuestiona el modelo implantado de producción y consumo y hace un
llamamiento a la transformación del concepto de desarrollo para incluir una triple
vertiente, sumando a la dimensión económica, las dimensiones social y
medioambiental.
Los tres ejes de la cultura de la sostenibilidad en la empresa
Todo ello quedaría materializado en la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente
y el Desarrollo (1992), aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el
Medio Ambiente y el Desarrollo (segunda Cumbre de la Tierra), en Río de Janeiro
(Brasil).
La conocida como Declaración de Río sienta las bases para la protección del
medioambiente como parte integral del proceso de desarrollo e insta a los gobiernos
a desarrollar la legislación necesaria para asegurar la responsabilidad, el cuidado y
la reparación medioambiental.
En ese mismo año el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible
(WBCSD, por sus siglas en inglés) publica el libro Changing Course (traducido como
Cambiando el rumbo), que tuvo un gran impacto en el mundo empresarial.
Esta obra pone énfasis en la actitud e implicación corporativas para alcanzar el
desarrollo sostenible y promovían la introducción de la gestión medioambiental en
la empresa, atendiendo no sólo a criterios económicos cortoplacistas, sino también
a su sostenibilidad a largo plazo.
Asimismo, se definió la responsabilidad ambiental de las empresas como el manejo
responsable y ético de los productos y los procesos con respecto a la salud, la
seguridad y los aspectos ambientales, y que, para ser efectiva, precisa que
empresas e industrias se doten de políticas y procedimientos internos con el fin de
integrar este planeamiento en la toma de decisiones, además de una apertura y un
diálogo con los empleados y el público en general.
La Cumbre de Río de 1992 fue considerada un hito en su momento, estableciendo
lo que se conoce como la Agenda 21, que consiste en un compendio de los asuntos
que deben ser abordados a nivel mundial, nacional y local para alcanzar el
desarrollo sostenible.
Así la protección del medioambiente se sitúa junto a desafíos sociales y económicos
como la lucha contra la pobreza, el fomento de la salud o el empoderamiento de la
mujer
La Agenda 21 sería el germen de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)
fijados por la ONU en el año 2000, con 8 propósitos de desarrollo humano cuya
consecución pasaba a ser prioritaria para los Gobiernos de todo el mundo a través
de la cooperación internacional. Específicamente, el objetivo nº 7 buscaba
garantizar la sostenibilidad del medio ambiente.
Recientemente, en 2015, estos objetivos se revisaron dando lugar a una nueva
agenda mundial con los denominados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible y los negocios
Los ODS instan a los países, así como al resto de actores, incluidas las empresas,
a intensificar sus esfuerzos para poner fin a la pobreza en todas sus formas, reducir
la desigualdad y luchar contra el deterioro ambiental. Como ya hemos tratado, se
componen de 17 objetivos, de los cuales 5 están dedicados específicamente al
medioambiente.
No se puede negar la contradicción que aparentemente existe entre los conceptos
de desarrollo y sostenible. De ahí que en muchas ocasiones se prefiera utilizar el
término de sostenibilidad en el mundo de la empresa y de los negocios.
La sostenibilidad se basa en la capacidad de un sistema para mantener su
diversidad, funcionamiento y equilibrio a lo largo del tiempo, afrontando las
restricciones ecológicas a largo plazo y las presiones socioeconómicas.
Bibliografía.
Cantú-Martínez, P.C. (2013). Razonamiento socioambiental acerca del desarrollo
sustentable. CiENCiAUANL, 16 (64): 32-36.
Meadows, D. L., Meadows, D. H., Randers, J. & Behrens III, W. W. (1972). Los límites del
crecimiento. México: Fondo de Cultura Económica.
Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1988). Nuestro futuro común.
Bogotá. Alianza Editorial Colombiana.
Naciones Unidas (1992). Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo.
Recuperado el 18 de Noviembre de 2019, de
http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/riodeclaration.htm.

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