NOTAS DEL SERMÓN
De En Contacto con el Dr. Charles Stanley
Cómo experimentar paz interior
PASAJE CLAVE: Colosenses 3.15 | LECTURAS DE APOYO: Salmo 103.19 | Mateo 11.28 | Juan 14.27
Romanos 8.28 | 1 Corintios 12.4-11 | Efesios 2.10 | Filipenses 4.7, 19
INTRODUCCIÓN
¿De qué manera describiría la paz? Quizás una
pregunta más importante sea: ¿Tiene paz en su
corazón?
En Colosenses 3.15 el apóstol Pablo le dice a los creyentes:
“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la
que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed
agradecidos”. La paz es más que una palabra, idea o sen-
timiento. Es un maravilloso regalo que Dios da a los que,
por medio de la fe en Jesucristo, le pertenecen y andan en
obediencia en sus caminos.
DESARROLLO DEL SERMÓN
Dios ha provisto su paz a todos los creyentes en Cristo. Si
no está presente en nuestras vidas, es porque no la hemos
dejado reinar en nuestros corazones. En otras palabras, no
hemos puesto en práctica la verdad de su paz en nuestra
vida, de tal manera que gobierne nuestros corazones sin
importar la situación que enfrentemos.
Si creemos y practicamos las siguientes verdades,
disfrutaremos de la maravillosa paz de Dios:
1. Depositar nuestra confianza en Jesucristo como
nuestro Señor y Salvador. No podemos disfrutar la paz
de Dios, ni tener la seguridad de la vida eterna hasta que
alcancemos la paz con Dios, por medio de la fe en el sa-
crificio que Cristo hizo en la cruz por nuestros pecados.
Todos moriremos y tendremos que enfrentar el juicio de
Dios, pero solo los cristianos pueden tener la absoluta
certeza de que vivirán para siempre con el Señor en el
cielo. Esta seguridad de la vida eterna está disponible
para todos los que se arrepientan de sus pecados, con-
fíen en el sacrificio que Cristo hizo por ellos y rindan su
vida al reconocerlo como Señor y Salvador.
2. Creer que Dios tiene el control soberano sobre todo
lo que existe, incluyendo nuestra vida. Depender de
esta verdad nos libera de cualquier temor y ansiedad.
El Salmo 103.19 dice: “Jehová estableció en los cielos su
trono, y su reino domina sobre todos”. Si no lo creemos
pasaremos por esta vida intentando en vano controlar
cada situación, o creyendo que somos controlados por
otras personas. Reconocer que nuestra vida se encuentra
bajo la autoridad del Señor debe traernos una gran paz
y seguridad, pues Él ha prometido que todas las cosas
obran para el bien de aquellos que lo aman y que han
sido llamados de acuerdo con su propósito (Ro 8.28).
3. Confiar en que el Señor suple todas nuestras necesi-
dades. Creer en esa verdad elimina nuestras preocupa-
ciones diarias en cuanto a no tener lo suficiente. Pablo
nos habla de esa seguridad al decir: “Mi Dios, pues,
suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en
gloria en Cristo Jesús” (Fil 4.19). En otros pasajes de las
Sagradas Escrituras el Señor nos hace promesas simi-
lares relacionadas con la provisión a sus hijos que lo
obedecen. Por eso afirmamos que su paz está disponible
para todos los que estén dispuestos a creer en su verdad.
Sin embargo, si dudamos de su fidelidad, el temor y la
ansiedad se apoderarán de nosotros. Viviremos llenos de
incertidumbres, nos olvidaremos de sus promesas y tra-
taremos de llevar las cargas por nuestra cuenta. En lugar
de eso, debemos llevar nuestras preocupaciones ante el
Señor en oración, para que su paz, que sobrepasa todo
entendimiento, guarde nuestro corazón y pensamientos
en Jesucristo (Fil 4.7).
NOTAS DEL SERMÓN | SSN171217
4. Mantener una conciencia limpia. Esto escuda y pro-
tege nuestra paz. Jesucristo le dijo a sus discípulos: “La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mun-
do la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo”
(Jn 14.27). Sin embargo, si le hemos dado lugar al pecado
en nuestras vidas, nuestra conciencia roerá esa paz,
como consecuencia de nuestra desobediencia a Dios.
Si intentamos encontrar alivio buscando una serenidad
sustituta en el mundo, esta será pasajera, pues la única
manera de tener una paz genuina consiste en regresar a
Cristo arrepentido y recibir su perdón y purificación.
5. Aceptar como Dios nos creó. Esto nos protege de que
tratemos de cambiar algo que está fuera de nuestro con-
trol. El Señor nos ha creado de una manera especial, con
personalidades y destrezas únicas. Si ya hemos confiado
en Jesucristo como nuestro Salvador personal, también
hemos recibido dones espirituales del Espíritu Santo
quien mora en nosotros (1 Co 12.4-11). Es por medio de
esos dones que nos capacita para servir a otros; pero en
ocasiones no estamos contentos con la manera en la que
Dios nos ha creado. Debemos aprender a confiar en su
sabiduría y estar satisfechos con lo que ha escogido para
nosotros, pues solo así podremos disfrutar su paz.
6. Sentir el propósito de Dios en nuestras vidas nos pro-
tege de la plaga del vacío. Muchas personas en nuestros
días se sienten vacíos; pero Pablo enseña lo que Dios
dice acerca de los cristianos: “Porque somos hechura
suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cua-
les Dios preparó de antemano para que anduviésemos
en ellas” (Ef 2.10). Su propósito para nosotros incluye
vivir en santidad al seguirlo y obedecerlo, y al caminar
en sus caminos.. Aunque muchos tratan de llenar ese
vacío con lo que el mundo ofrece, lo único que puede
llenar y satisfacer un corazón vacío es una relación con
Dios, por medio de su Hijo Jesucristo. Mientras más nos
acercamos a Dios por medio de la oración, de la Biblia,
de la obediencia y del servicio con nuestros dones espiri-
tuales, más disfrutaremos de su paz.
Para adquirir una copia de este mensaje en CD o DVD, visite encontacto.org/libreria o llame al 1-800-303-0033.
Para descargar más Notas del Sermón, visite encontacto.org/notas.
NOTAS DEL SERMÓN | SSN171217
encontacto.org
Copyright © 2019 por In Touch Ministries, Inc. Todos los derechos reservados. En Contacto concede permiso para imprimir este material solo para uso personal.
7. Sentirnos competentes en esta vida por el poder de
Cristo. Reconocer que Dios nos ha capacitado para
cumplir su llamado nos protege de fracasos causados
por el sentimiento abrumador de incompetencia. Hemos
recibido dones espirituales para servir al Señor de acuer-
do con su voluntad. Es, al depender y reconocer que el
Señor es más que suficiente, que disfrutamos de su paz y
damos testimonio de que Dios obra en la vida de los que
viven rendidos a Él.
8. Tener sentido de pertenencia. Esto nos protege del do-
loroso sentimiento del rechazo. El Señor Jesucristo hizo
la siguiente invitación: “Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt 11.28).
Cuando venimos a Cristo tenemos paz al saber que nada
puede separarnos de Él. Sin embargo, eso no significa
que estemos exentos de ser rechazados por otros. Eso es
parte de la vida en este mundo; pero Jesucristo murió
para que fuésemos suyos y ha prometido no rechazarnos
jamás.
Disfrutamos de la paz de Dios cuando nos humillamos
ante Él, reconociendo nuestros pecados y arrepintiéndo-
nos de ellos, creyendo en Cristo para perdón y salvación,
aceptándolo como nuestro Señor.
REFLEXIÓN
¿Ha intentado encontrar paz alejado de Cristo? ¿De qué
manera?
¿Tiene una paz fluctuante o constante? ¿Qué situaciones
tienden a robarle la paz de Dios? ¿Cuáles de las verdades
mencionadas le ayudarán a volver a tener una perspecti-
va adecuada?