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ISSN: 1138-9796
Vol. XXIII. Núm. 1.250
5 de octubre de 2018
Recibido: 22 de agosto de 2018; Devuelto para revisión: 3 de septiembre de 2018; aceptado: 30 de septiembre de 2018
Palabras clave: movilidad urbana, planificación urbana, derechos humanos, derecho a la ciu-
dad.
Key words: urban mobility, urban planning, human rights, right to the city.
Biblio3W, vol. XIX, nº 1.250, 2018
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LA CIUDAD PARA QUIÉN. DESAFÍOS DE LA MOVILIDAD A LA PLANIFICACIÓN URBANA
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“Entendemos que una ciudad es sostenible cuando ha tomado opciones consistentes no solo
en cuestiones ambientales, como el uso del territorio, de los recursos naturales o de la mo-
vilidad, sino también en cuestiones centrales e interconectadas a su desarrollo como son el
modelo de crecimiento económico, el modelo de inclusión y cohesión social y la garantía de
derechos de ciudadanía”4.
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“Las ciudades deben garantizar a todas las personas el derecho de movilidad y circulación
en la ciudad, de acuerdo a un plan de desplazamiento urbano e interurbano y a través de
un sistema de transportes públicos accesibles, a precio razonable y adecuado a las diferentes
necesidades ambientales y sociales (de género, edad y discapacidad)”11.
La misma Carta plantea que en las ciudades se debe estimular el uso de vehí-
culos no contaminantes y la reserva de partes o momentos de la ciudad para los
peatones en su diversidad. La propuesta en sí atiende a que la movilidad permite
acceder a los lugares donde las personas satisfacen sus necesidades, sin embargo, no
la asocia directamente a variables como la proximidad de estos servicios, a pesar de
que la misma carta define el derecho a bienes y servicios en otro apartado.
6 Foro Social de las Américas de Quito, Julio 2004; Foro Mundial Urbano de Barcelona, octubre
2004; Foro Social Mundial de Porto Alegre, enero 2005 y revisión previa en Barcelona, septiembre
2005.
7 Lefebvre, 1975.
8 Garnier, 2011.
9 Rodrígues, 2007
10 Ver propuestas en Plataforma Global del Derecho a la Ciudad que reúne a más de 100
organizaciones sociales. www.righttothecityplatform.org.br
11 Carta Mundial del Derecho a la Ciudad, 2005.
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12 Ver revisión crítica de los avances de ODS respecto a Objetivos Milenio en Gómez, 2017.
13 Naciones Unidas, 2017.
14 Naciones Unidas, Objetivo 3 meta 3.6, 2015.
15 Naciones Unidas, 2017.
16 Naciones Unidas, Objetivo 3, meta 3.9, 2015.
17 Naciones Unidas, 2017.
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Cada veinte años se reúne la Asamblea General de Naciones Unidas para discutir
sobre los asentamientos humanos y comprometer a los Estados en la solución a los
principales problemas. En octubre del 2016 se realizó en Quito la Tercera Conferen-
cia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Sostenible, Hábitat III, en la que
se aprobó la Nueva Agenda Urbana22. Esta Agenda se compone de una Declaración y
un Plan de acción. El Plan de acción contiene un apartado con la aplicación efectiva,
con numerosas acciones que deben ser implementadas por los Estados firmantes.
Si bien esta Agenda ha sido cuestionada en cuanto a no proponer cambios es-
tructurales al modelo existente23 y que respecto a los ODS no plantea claramente
las metas e indicadores que permitan evaluar los avances de cada país, la agenda
plantea una serie de problemas que aún no han sido resueltos ni asumidos por los
Estados, en especial en los países en vías de desarrollo, y que nos interesa desta-
18 Naciones Unidas, Objetivo 11, meta 11.2, 2015.
19 Naciones Unidas, 2017.
20 Naciones Unidas, Objetivo 11, meta 11.6, 2015.
21 Naciones Unidas, 2017.
22 Naciones Unidas, 2016.
23 Borja, Carrión y Corti, 2016.
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movilidad y transporte se entiende como necesaria para reducir sus efectos negati-
vos en las personas, la ciudad y el medio ambiente.
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Figura 1: Iniciativas de reivindicación del uso del espacio publico frente al coche.
Fuentes: Park(ing) day en Ourense, Comunidadverde.org; Manifestaciones accesibilidad universal, Diario Gallego del 7 noviembre
2017; Furiososciclistas.org en Santiago de Chile y Bicicrítica en Madrid.
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30 CIVITAS, Red de políticos, expertos técnicos y profesionales de más de doscientas ciudades
europeas para el intercambio de experiencias relacionadas con estrategias de Transporte, http://
www.civitas-initiative.eu/
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Emisiones contaminantes
Para la Organización Mundial de la Salud (en inglés World Health Organization,
WHO), la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud. La con-
taminación ambiental es la causa atribuida a la muerte de alrededor de 3 millones
de personas cada año, asociada con las cinco principales causas de muerte en el
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mundo. Solo una persona de cada diez vive en una ciudad que cumple con las pau-
tas de calidad de la WHO32.
La exposición a la contaminación atmosférica se asocia con cardiopatía isqué-
mica, accidente cerebrovascular, obstrucción crónica, enfermedad pulmonar, cán-
cer de pulmón e infecciones respiratorias en niños33.
La figura 4 muestra la cantidad de muertes, en miles de personas, para las dis-
tintas regiones del mundo. Se observa que los países de medianos y bajos ingresos
están muy por encima de los de altos ingresos. Encabeza el Pacífico Oeste (Wpr) con
más de un millón de muertes por año, seguido por el Sudeste Asiático (Sear) con
799 mil muertes. Europa (Eur) ocupa el tercer lugar sumando 479.000 muertes, con
una clara diferencia entre los países de altos ingresos Eur HIC (289 mil) con los de
mediano y bajos ingresos Eur LMC (190 mil).
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Contaminación acústica
El tráfico rodado también genera contaminación acústica, siendo, según la WHO,
una de las principales fuentes de ruido y de vibraciones en las ciudades, por encima
de los límites admisibles, diurno de 65 decibeles y nocturno de 40 decibeles38.
Según la misma fuente, el ruido ambiental causado por el tráfico y las actividades
industriales y recreativas, constituye uno de los principales problemas medioam-
bientales para los ciudadanos en Europa. El ruido de tráfico rodado está en directa
relación con el flujo, velocidad y peso del vehículo. A menor velocidad, menor ruido.
34 Sunyer, Jordi et al 2015 y 2017.
35 Para una información detallada por países, se encuentra online la base datos http://www.who.
int/phe/health_topics/outdoorair/databases/cities/en/ ; sobre las muertes y enfermedades por
causa de la polución del aire, véase http://www.who.int/gho/phe/outdoor_air_pollution/burden/
en/
36 WHO, 2009 (a), p.16.
37 Ídem, p.19.
38 WHO, 1999.
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Es por ello que se han adoptado zonas con velocidad máxima de 30 km/h, en áreas
que requieren bajos decibeles para el correcto descanso o estudios.
En la publicación de la WHO de Guidelines for community noise de 1999 aparece
una importante recopilación de estudios sobre efectos del ruido en la salud de las
personas, las cuales fueron ratificadas y ampliadas por la ONU en 201139, encontran-
do, entre otros problemas, los de audición, hipertensión, tinitus y alteraciones del
sueño. Esta última es muy relevante, ya que el sueño ininterrumpido es un requisito
para el buen funcionamiento mental y sicológico, generándose una serie de disfun-
ciones asociadas a la falta de un sueño continuo y profundo.
También se tiene evidencia de cómo el ruido afecta produciendo enfermedades
cardiovasculares y deterioro cognitivo. Sobre este último, han despertado especial
preocupación los estudios que demuestran la reducción de la capacidad cognitiva
en niños en edad escolar expuestos al ruido.
Los efectos del ruido han sido estudiados especialmente durante la noche; en
ellos se analizan los rangos de ruido y su efecto en nuestro organismo. Según estu-
dios de la WHO40 los ruidos menores de 30 decibeles, aunque dependerá de sensibi-
lidades y circunstancias individuales diferentes, no producen efectos biológicos sus-
tanciales. Entre 30 y 40 decibeles ya se observa un número de efectos: movimientos
del cuerpo, despertares, interrupción del sueño y otras alteraciones. La intensidad
del efecto depende de la naturaleza de la fuente, el número de eventos y vulnera-
bilidad del grupo, por ejemplo, los niños y las personas crónicamente enfermas y
ancianas son más susceptibles. Sin embargo, incluso en los peores casos, los efectos
parecen modestos. De 40 a 55 decibeles se observan efectos adversos para la salud
entre la población expuesta. Muchas personas tienen que adaptar sus vidas para
hacer frente al ruido de la noche. Sobre los 55 dB la situación se considera cada vez
más peligrosa para la salud pública. Los efectos adversos para la salud ocurren con
frecuencia. En este rango se evidencia que el riesgo de enfermedad cardiovascular
aumenta.
Los niveles de ruido proveniente del tráfico rodado en Europa afectan a uno de
cada cuatro habitantes de sus ciudades41. Cerca del 40% de la población en los países
de la UE está expuesta al ruido del tránsito en niveles superiores a 55 decibeles; El
20% está expuesto a niveles que superan los 65 decibeles durante el día; y más del
30% está expuesto a niveles que superan los 55 decibeles por la noche42.
En la figura 5 se observa el número de personas, que, en Europa, están expues-
tas a niveles de ruido por encima de los indicadores establecidos por las Directiva
de Ruido ambiental de la UE (END Environmental Noise Directive) dentro y fuera
de la ciudad, considerando ruidos promedio en distintos momentos del día (Lden:
day-evening-night). La principal fuente de contaminación acústica (medida en tér-
39 ONU, 2011.
40 WHO, 2009 (b).
41 Mapa interactivo de ruido por ciudades y población afectada. En http://noise.eea.europa.
eu/. Consultado 26/02/2018 y Datos por país descargables al 2017 en https://www.eea.europa.eu/
themes/human/noise/sub-sections/noise-fact-sheets
42 WHO, 2011.
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minos de número de personas afectadas), tanto dentro como fuera de las áreas urba-
nas, es el tráfico rodado. El ruido de trenes y aviones tiene menor impacto en térmi-
nos de la exposición general de la población al ruido, pero sigue siendo la principal
fuente de contaminación acústica localizada.
Figura 5. Número de personas expuestas a ruidos sobre el nivel diurno de 55dB para la CE
Fuente: Annual Indicator Report Series (AIRS) Environmental Noise. European Enviroment Agency. 2017.
Accidentabilidad y mortalidad
Un tercer impacto del tráfico motorizado está relacionado con la cantidad de muer-
tes y lesiones como consecuencia de accidentes de tráfico. Según el Informe sobre
la Situación Mundial de la Seguridad Vial de la OMS de 2015, que reunió los datos
y análisis de 178 países, los traumatismos causados por el tránsito son la causa de
muerte de 1,2 millones de personas al año, afectando principalmente a la población
de jóvenes entre 15 y 29 años de edad43, mientras que más de 50 millones de per-
sonas sufren traumatismos no mortales como resultado de las colisiones. Según el
mismo informe, se calcula que los traumatismos causados por el tránsito generan
para los gobiernos costos de aproximadamente el 3% del PIB y hasta del 5% en los
países de ingresos bajos y medianos.
En los últimos veinte años, el número de muertes atribuibles a accidentes de
tránsito vial ha aumentado en un 46%, según la misma fuente. Nueve de cada diez
43 OMS, 2015. Destaca además que el año 2012 los accidentes de tráfico fueron la primera causa
de muerte en el mundo entre los jóvenes de 15 a 29 años.
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muertes ocurren en los países de bajos ingresos. Incluso dentro de los países de altos
ingresos, las personas de menor nivel socioeconómico son los más propensos a estar
involucrados en accidentes de tránsito vial.
En la región de América, los traumatismos causados por el tránsito son una de
las principales causas de mortalidad -una de las 10 primeras el año 2004- alcanzan-
do el primer lugar en niños de 5 a 14 años y el segundo lugar en la población entre
15-29 y 30-44 años. Si bien existen marcadas diferencias entre países, el resultado
de traumatismos y muerte causada por el tránsito cobró en 2014 154.089 personas y
que representa un 12% de las muertes ocasionadas por el tránsito a escala mundial.
La tasa de mortalidad debida al tránsito en toda la Región es de 15,9 por 100.000
habitantes, cifra inferior a la tasa mundial de 17,4. El 39% de las personas que falle-
cen en la región por lesiones causadas por el tránsito son usuarios vulnerables (pea-
tones, ciclistas o motociclistas), mientras que el 47% son ocupantes de vehículos
automotores44.
Otro dato comparativo entre países lo encontramos en el cuadro 1, que muestra
las cifras de mortalidad en accidentes de tránsito por millón de habitantes, de los
países OCDE45 entre el 2002 y el 2014. En ellas Estados Unidos cuenta con la mayor
cantidad de muertes, con 102 muertes por millón de habitantes, seguido por Corea
con 94 y Polonia con 84. No obstante, la mayor parte de los países ha descendido en
sus cifras gracias a políticas públicas específicas. España es uno de los países que ha
bajado ostensiblemente de 129 muertes por millón de personas en el 2002 a 36 al
año 2014.
Las campañas de educación vial y nuevas normas de prevención han surtido
efecto en una marcada reducción de las cifras de muertes. Muchas ciudades de Eu-
ropa utilizan diversas herramientas, como zonas de tráfico limitado, zonas de paci-
ficación46 o restricciones de tráfico.
Por otra parte, el Banco Mundial recoge el impacto del tráfico rodado como va-
riable de desarrollo de las ciudades. De los 21 Indicadores de Desarrollo Urbano del
Banco Mundial, cinco de ellos están relacionados con el impacto del tráfico rodado:
el indicador de mortalidad causada por accidente de tráfico; el indicador de polu-
ción del aire por PM2.5, tanto la media anual como el indicador de población expues-
ta, que ha ido creciendo, con 40.240 microgramos por metro cubico en 2010 y 42.274
microgramos por metro cubico en 2014; y un indicador del porcentaje de exposición
de la población a la contaminación, que para el 2014 era del 91%, menor que el año
1990 que alcanzaba el 95%. Otros dos relacionados con el costo de la movilidad a
través de los indicadores del precio para el usuario de la gasolina por dólares/litro
y precio del Diesel para el usuario dólares/litro47. No obstante, los indicadores del
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Para el Banco Mundial, los altos costes de las muertes producidas por el tránsito
forman parte del análisis económico y de eficacia de las ciudades. Desde el año 2006
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cuenta con un programa, Global Road Safety Facility (GRSF), con la misión de ayudar
a abordar las crecientes cifras de muertes y lesiones causadas por el tránsito en paí-
ses de ingresos bajos y medianos. Según el informe The High Toll of Traffic Injuries:
Unacceptable and Preventable se estima que, en promedio, una reducción del 10% de
las muertes por accidentes de tránsito elevaría un 3,6 % el PIB real per cápita en un
período de 24 años Los beneficios equivalentes del 6 % al 32 % del PBI nacional pue-
den lograrse reduciendo el 50 por ciento de las muertes y lesiones en las carreteras
durante un período de 24 años48. La OECD también entrega datos relativo al costo
del trafico rodado49.
Consumo energético
Más allá de los compromisos de bajar las emisiones por el Cambio Climático, los
análisis sobre la crisis económica en los países europeos han hecho especial énfa-
sis en la eficiencia integral de los sistemas de transporte público y en incentivar el
uso de modos menos contaminantes y más sostenibles. Se entiende así la eficiencia
como una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero y de consu-
mo de energía, mejorando la rentabilidad del transporte de personas y mercancías.
Respecto al cambio de uso de combustibles fósiles a otros renovables, si bien los
vehículos eléctricos podrían disminuir las emisiones contaminantes, no se solucio-
narían los problemas de congestión y accidentabilidad. De igual modo, se debe con-
siderar la mayor demanda que implicaría el uso de otras energías y la sostenibilidad
de su producción para no trasladar el problema a otro lugar del territorio. Por tanto,
en términos de eficiencia del consumo, el transporte público es el modo motorizado
más eficiente.
Por otra parte, sobre los modos no motorizados existe copiosa evidencia sobre
los efectos saludables de la caminata y la bicicleta. Las alarmantes cifras de aumento
de obesidad en jóvenes y niños obligan también a cuestionar los modos de vida que
deprenden de la forma en que nos movemos en la ciudad. Según la OMS, el trans-
porte activo (caminata y bicicleta) también puede ayudar a reducir los 3,2 millones
de muertes anuales ocasionadas por la inactividad física50.
Como hemos visto, en los distintos documentos de la OMS se plantea la nece-
sidad de integrar la salud pública y la seguridad en la evaluación del impacto de las
políticas de movilidad. Para la OMS la solución del tráfico está asociada a cuestiones
de planificación urbana (ciudad compacta, proximidad, accesibilidad) y a la existen-
cia de un sistema eficiente de transporte público. Se plantea que es necesario inver-
tir para mejorar y ampliar los sistemas de transporte público, así como incorporar
medidas de “calma de tráfico” para proteger a los usuarios de los peligros y efectos
del transporte motorizado. Del mismo modo, se deben incorporar redes seguras de
ciclismo y caminata, los cuales también tienen un efecto positivo en sus usuarios. El
transporte público de alta calidad produce menos contaminación del aire y menos
48 World Bank, 2017, p.11.
49 OECD, 2014, 2016 (b).
50 WHO, 2016 (b), p.139.
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ruido que el transporte privado motorizado, al mismo tiempo que se reducen los
accidentes automovilísticos y las lesiones y muertes asociadas.
Estos sistemas, a los que se les denomina “transporte saludable”, cumplen diver-
sos objetivos a la vez: reducen la congestión y el tráfico, hacen que el acceso y la mo-
vilidad sean más equitativos y eviten la necesidad de ampliar y mantener la costosa
infraestructura vial. Estas redes hacen a las ciudades más respetuosas con el medio
ambiente, al mismo tiempo que garantizan que la movilidad de los ciudadanos no
se vea comprometida por los aumentos en los costes de transporte51.
A pesar de los alarmantes datos del impacto del tráfico rodado en la salud y en
la vida de las personas y en el medio ambiente, del avance en las evidencias y de
las orientaciones y la regulación de Naciones Unidas, no se ha logrado cambiar el
rumbo de la creciente motorización, con el consecuente aumento de los impactos.
También llama la atención la dispersión de los datos asociados en la propia Naciones
Unidas, sobre los efectos negativos de manera integral. A ello se suma que estas di-
rectrices llegan a los Estados por cada uno de sus ministerios sectoriales y los que re-
producen las políticas de cada ámbito, no integrales y con esfuerzos desarticulados.
Todo ello hace pensar en los intereses que están detrás de este modelo de consumo
y desarrollo.
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Sabemos, por ejemplo, la relación directa que existe entre el trazado de infraes-
tructura en un área no urbanizada y el posterior desarrollo inmobiliario o el aumen-
to de los precios del suelo, en especial si se trata de áreas próximas a una centralidad.
Las altas plusvalías que generan las inversiones deben estar previstas y reguladas
para un beneficio general, y evitar procesos puramente especulativos.
Por otra parte, el modelo de crecimiento de las ciudades en extensión, si no es-
tán debidamente dotados de infraestructura y servicios públicos, genera una depen-
dencia de las zonas consolidadas para satisfacer sus necesidades básicas. Con ello, la
vida diaria se realiza con mayores distancias, tiempos y número de viajes, con una
incidencia en la calidad de vida de la persona, en el consumo de energía y en las
emisiones relacionadas con el transporte. Situación que se agudiza si el costo en mo-
vilidad no es asumible para las familias o implican un alto impacto en su economía.
Por otra parte, el modelo de tráfico motorizado particular, se basa en la capaci-
dad individual de costear la movilidad desde la residencia hasta el trabajo, el estudio
y demás actividades. El punto de inflexión está marcado por el tiempo, la cantidad
de horas de vida que se ocupan en los traslados y el costo económico, que aumentan
en la medida en que la ciudad y su periferia crecen.
Desde una perspectiva de las políticas públicas, este modelo presenta muchas
más grietas. Una de las críticas estructurales al modelo fordista es que el desarrollo
de infraestructura de transporte ha servido para un desarrollo inmobiliario disperso
y sin contemplar un desarrollo integral de las necesidades urbanas, generando de-
pendencias de estas y un consecuente aumento de los gastos públicos para proveer
debidamente estos crecimientos, cuestión crítica si se piensa en arcas públicas y
capacidades de gestión insuficientes.
Por otra parte, se debe atender también a cómo enfrentar los desarrollos al mar-
gen de la planificación urbana, tanto de los desarrollos espontáneos como de urba-
nizaciones para personas de altas rentas, a fin de evitar la proliferación del desarro-
llo especulativo. Pero, ¿cómo atender a la problemática de ciudades en las que más
de la mitad de su crecimiento consiste en las áreas residenciales sin servicios básicos
y que hallan en la proximidad a la ciudad fuente de trabajo y subsistencia?
Desde la dimensión de la pobreza y de la carencia de políticas públicas adecua-
das que atiendan a ellas, las áreas periféricas y zonas marginales de la ciudad, infra-
dotadas de bienes y servicios debieran ser el centro de actuación. Las personas de
menos ingresos tienen menor capacidad de adquisición; por tanto, los espacios don-
de vivirán no cumplirán con condiciones adecuadas: de seguridad, infraestructura,
acceso a bienes y servicios y fuente de trabajo. De ser posible, las familias buscarán
la menor distancia a las fuentes de trabajo formal e informal o, en otros casos, que-
darán alejados de las fuentes de trabajo y de equipamientos, en donde el transporte
público de pago es un alto costo – a veces inasumible- en los ingresos familiares55.
Por ende, el crecimiento informal de ciudad, no puede atenderse indistinta-
mente cuando se trata de un desarrollo basado en el uso de suelo para activida-
55 Díaz et al, 2008, describe esta situación en ciudades subsaharianas, pero la dinámica es común, en distintos
grados, a la pobreza urbana.
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56 Interesante trabajo crítico de Fernandes (2011), sobre experiencia de políticas públicas en
Latinoamérica en resolver de manera parcial las necesidades de los suburbios, que ha acentuado
y perpetuado los problemas socio urbanos. También Rodriguez-Sugranyes (2005 y 2015) sobre
políticas de vivienda social y segregación socio urbana en Chile.
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Tarificación vial
Para dar solución a la saturación y congestión vehicular se propone el cobro en
las vías de circulación en determinadas áreas de la ciudad. Esta medida, que busca
desincentivar el uso de automóvil privado a determinadas horas o en determinadas
áreas, sólo desincentiva a quien tenga menor capacidad de pago. Es decir, quién más
capacidad económica tenga, más libremente podrá moverse en la ciudad, mientras
que quien menos tenga, más restringido estará en su propia ciudad. Desde el enfo-
que de igualdad de derechos, es un mecanismo discriminatorio socioeconómica-
57 Sobre este modelo Herce, 2013, Cap. 7, 9, 12 y 13, describe la relación entre infraestructura
de transporte y negocio inmobiliario, así como las concesiones, las empresas de combustible y
fabricación de automóviles.
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Aparcamientos de pago
Esta medida también busca disuadir del uso del automóvil o de sustraerlo de deter-
minadas áreas de la ciudad, sea la causa la congestión o la preservación de ciertos
atributos naturales, patrimoniales, residenciales, que se quieren resguardar de la
intromisión de los coches. Del mismo modo que la medida anterior, la tarifa actuará
de manera discriminatoria para las personas de menores ingresos. Para el caso de
los residentes de estas áreas se deberá prever, además, la reserva de aparcamientos
asequibles para residentes o soluciones específicas. De otra manera, sólo por el he-
cho de vivir en estas áreas se encontrarán en desigualdad de uso del espacio público.
Tanto la tarificación vial como el cobro de aparcamientos son iniciativas atrac-
tivas para las administraciones locales para captar ingresos, pero sin una debida
inversión pública en mejorar la movilidad para toda la población, o una redistribu-
ción de estos ingresos, se convierten en incentivos perversos.
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Del mismo modo, toda nueva urbanización debe asegurar una conexión interna
y externa con los sistemas viales y de transporte público existente, así como la debi-
da provisión de equipamientos y servicios públicos. Esto que parece evidente, es im-
portante resaltarlo, antes los problemas planteados por la proliferación de urbaniza-
ciones de tipo condominios cerrados, que muchas veces rompen con la continuidad
vial, actúan como barrera al sistema existente, generando, incluso, situaciones de
riesgo a sus habitantes y quienes le rodean para la evacuación o acceso de servi-
cios en casos de emergencia. Ello implica un marco legal, capacidades, planificación
urbana e inversiones públicas que tengan como objetivo crecimientos integrados,
distribuyendo equitativamente los servicios públicos y privados y a un sistema de
transporte público robusto.
59 Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, 1991.
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Bibliografía
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