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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN

LA IGLESIA PRESBITERIANA

CONTENIDO
Introducción

I. El Oficio de Diácono en la Iglesia Reformada

A. "Servicio" y la identidad cristiana


B. Definición de "Diaconía" en el Nuevo Testamento
C. La base bíblica para el oficio de diácono
D. Requisitos para los diáconos
E. La función de diácono en la iglesia de hoy

II. El Oficio de Anciano

A. Definición de las palabras "Anciano" y "Obispo" en el Nuevo Testamento


B. El desarrollo del oficio de anciano en el Nuevo Testamento
C. Requisitos para los ancianos
D. La función de anciano en la Iglesia de hoy

III. El Consistorio en la tradición Reformada


A. Los miembros del consistorio
B. La función del consistorio

IV. El Ministerio del Anciano

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Introducción
En este estudio, nosotros quisiéramos considerar los dos oficios que forman la base de la estructura
eclesiástica de la Iglesia Reformada. Estos oficios son el de diácono y el de anciano. Aunque hay
muchos "puestos" y "ministerios" dentro de nuestras iglesias, consideramos que los oficios básicos y
bíblicos son el de anciano y el de diácono. Como veremos en la parte bíblica de este estudio, estos dos
oficios fueron los que Pablo instituyó en sus iglesias y los que administraron el ministerio de dichas
iglesias.
En los primeros quince siglos de la historia de la Iglesia, el significado bíblico de estos oficios se había
perdido totalmente. La Iglesia Romana continuaba usando los términos bíblicos, pero estos términos se
habían divorciado del contexto y del ministerio que los habían producido. Los oficios de anciano y
diácono llegaron a ser dos "botellas" más en la jerarquía Romana. Lutero y Calvino fueron los primeros
en señalar cuán lejos andaba la Iglesia Romana del significado bíblico de estos oficios. Y fueron
también los primeros en corregir tal situación. Calvino, aun más que Lutero, insistió en retornar estos
puestos a sus ministerios bíblicos. Calvino dice de estos oficios,

"La legítima ordenación de un presbítero es para que gobierne la Iglesia; y la de un diácono, para ser
procurador de los pobres," (Institución de la Religión Cristiana, Libro IV, Capítulo V, Sección 4).

Aunque sea un resumen muy breve de estos oficios, es un buen punto para dar inicio a nuestra
investigación.
Escuchando la voz de los primeros reformadores, volveremos al Nuevo Testamento para investigar la
institución y el significado de estos oficios. Veremos que, aunque mucho tiempo ha pasado y muchas
cosas han cambiado, estos ministerios siguen siendo esenciales para la iglesia de hoy. Por medio de
este estudio esperamos animar a las iglesias locales a organizarse según estos principios bíblicos y
reformados. Para una iglesia ser bíblica, su organización y estructura tienen que ser bíblicas. Muchos
dirán que la estructura u organización de una iglesia no importa mucho. Pero nosotros veremos todo lo
contrario. La estructura de la iglesia tiene mucho que ver con su identidad. La Iglesia Romana imitó las
estructuras de los gobiernos de su época y así se alejó de la Biblia. Muchas iglesias hoy en día están
imitando las estructuras y organizaciones que ven en el mundo. ¿Nuestra pregunta es: A dónde las
llevarán estas estructuras?

1. ¿Qué pasó con los oficios de diácono y anciano en los primeros quince siglos de la historia de la
Iglesia?

2. ¿Por qué es importante que la Iglesia sea bíblica aun en su estructura?

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

I. El Oficio de Diácono
Aunque el oficio de diácono es desempeñado por unos pocos dentro de la congregación, la obra de
diaconía es algo compartido por todos. El hecho de tener un oficio que se llama diácono no es tanto
para limitar el número de personas que participan en la diaconía sino para facilitar la participación de
todos.
Nosotros veremos en este estudio que la palabra diácono viene de una palabra griega que quiere decir,
servir. Hablaremos mucho de este servicio, pero, al fin y al cabo, veremos que este servicio es algo
muy sencillo. Y este servicio es un producto natural de la presencia del Espíritu de Cristo dentro del
cristiano. Si no se refleja esta actitud de servicio en la vida cristiana, no se refleja a Cristo.

A. Servicio y la identidad cristiana. Acabamos de decir que la diaconía es algo esencial para
cada cristiano. Es decir, la actitud de servicio es fundamental para la perspectiva cristiana.
Jesucristo nos dio su ejemplo cuando les dijo a sus discípulos,... el Hijo del Hombre no vino para
ser servido, sino para servir (Mat. 20:28). Y estas palabras sirvieron como la base de su ministerio.
Desde su primer milagro en las bodas de Caná (Jn. 2:1-12) hasta el sacrificio total de su vida en
Calvario, Jesús vino a servir. Todavía muchas de nuestras iglesias practican el lavado de los pies
(Jn. 13:1-20), una de las enseñanzas más explícitas de Jesús sobre la identidad cristiana. Y ahora, le
toca al pueblo cristiano continuar con esta muestra del amor divino. Cuando el Nuevo Testamento
nos habla del servicio que rindió Jesucristo para su pueblo, está hablando de cómo este pueblo debe
imitar y poner en práctica este mismo ministerio.

Aunque nosotros dominamos bien el lenguaje del servicio, la vida de servicio no es tan fácil de
dominar. Mientras hablamos como siervos, nuestras vidas demuestran que con frecuencia somos
llevados por las mismas ambiciones que tiene toda la gente de este mundo. O sea, en vez de servir,
muchos de nosotros queremos subir. Seguimos luchando contra nuestro propio orgullo y egoísmo
en todas las áreas de nuestras vidas. La Biblia, repetidamente, condena estas tendencias humanas.
En Proverbios vemos esta actitud como algo aborrecido por el Señor (Prov. 6:17). Nosotros leímos
también que Jesús no aceptó que hubiera competencia entre los discípulos (Mt. 20:26 y Mr. 10:43).
Cada vez que alguno de ellos manifestó el deseo de ser el "primero", Jesús lo corrigió. Pablo
también, en Gálatas 6:3,4 llama la atención a los Gálatas en cuanto a no pensar de sí mismos más
de lo debido. Este mensaje es también para nosotros hoy.

En el oficio del diácono y en el ministerio de la diaconía nosotros encontramos el remedio para


esto. Encontramos una palabra profética de nuestro Señor en cuanto a la identidad cristiana. Cuando
hablamos del sacerdote en el Antiguo Testamento (Oficio de Creyente, p. 15), nosotros vimos que
su vida de dedicación y servicio servía como un ejemplo profético de cómo debía ser la relación
entre Dios y su Pueblo. En el oficio de diácono tenemos algo muy semejante. En este ministerio de
servicio se resumen la actitud y el amor de nuestro Señor. Se demuestra la disposición del cristiano
a someterse (Ef. 5:21) y a servir a su prójimo (Lc. 10:25-37). Esta disposición a servir es el único
remedio para el orgullo humano, y el oficio de diácono debe ser caracterizado por ella.

B. Definición de "Diaconía" en el Nuevo Testamento. Nuestras palabras diaconía y


diácono vienen de un grupo de palabras griegas relacionadas con la idea de servicio. Nosotros
veremos aquí tres de los usos de estas palabras en el NT. Comenzamos con el sentido más

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específico, luego pasaremos a un significado más general y, tercero, veremos la idea del diácono
como uno de los oficios de la iglesia primitiva.

Significado literal: Diakoneín o Diakoneo, el verbo, tiene como significado principal la idea de
servir a la mesa. Encontramos esta palabra con este sentido en muchos lugares en el NT, por
ejemplo Lc. 17:8 y Jn. 12:2. En el mundo griego esta clase de servicio pertenecía solamente a los
siervos y esclavos. No era un trabajo digno de un hombre libre. El que lo hacía ocupaba una
posición muy baja en la sociedad griega. Para los judíos, la idea de servir al otro no era tan
ofensiva, pero tampoco era un trabajo de mucha dignidad. Los discípulos frecuentemente pensaban
y hablaban de quién era el mayor entre ellos y, seguramente, fueron sorprendidos cuando Jesús les
dijo:

¿Porque, cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la
mesa? Más yo estoy entre vosotros como el que sirve. Lucas 22:28

Esta imagen, la de una persona atendiendo a la mesa, debe grabarse en nuestra mente porque esta
imagen debe caracterizar toda nuestra vida.

Significado general. Además de servir a la mesa, la palabra diakoneín llegó a significar un servicio
en general. Los siete hombres elegidos en Hechos 6 tenían como su responsabilidad el servir a las
mesas, pero lo que les tocó a ellos fue más bien la supervisión de dicha distribución. Su servicio era
el de supervisar y organizar esta obra de misericordia de parte de la iglesia primitiva.

Jesucristo llega aun más allá de lo que constituye un trabajo de poca dignidad. Diakoneín no tiene
que ver solamente con lo que uno hace de vez en cuando, sino, con lo que uno es.
Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero
de todos, y el servidor de todos (Mr. 9:35) y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de
todos. Mr. 10:44

En este sentido nuestro servicio llega a incluir todos los aspectos de nuestras vidas. Nosotros
debemos dedicarnos al servicio de nuestro prójimo tanto como Jesús se dedicó al servicio nuestro.
Aunque todos los dones espirituales deben y pueden ser utilizados en el servicio a los demás, los
dones de acción y misericordia están más íntimamente relacionados con la idea de diaconía en el
Nuevo Testamento. Por esto, el oficio de diácono en la iglesia se ha fijado principalmente en las
necesidades físicas de la congregación y la comunidad.

El Oficio de diácono en el NT. En la próxima sección hablaremos más de la base bíblica para el
oficio de diácono en el NT. Estudiaremos cada uno de los pasajes que hablan de dicho oficio.
Ahora, quisiéramos señalar solamente que dentro de los muchos dones y "oficios" que el Señor le
ha dado a su iglesia, el oficio de diácono fue incluido como parte de la permanente organización de
la iglesia desde el principio. Se entendía desde los primeros días de la historia de la iglesia que la
obra de misericordia era parte de su ministerio. El oficio de diácono llegó a ser la respuesta
institucional de la iglesia a la necesidad que la rodeaba.

3. ¿Es la obra de diaconía solamente para los diáconos? ________


Por qué si o no

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4. ¿Cuál es la relación entre servicio (diaconía) y la identidad cristiana?

5. El ministerio de diaconía es el remedio para ______________que encontramos en este mundo y


en nosotros.

Por qué y cómo

6. ¿Cuáles son los tres usos de la idea de diaconía en el NT y qué significan?


1)

2)

3)

C. La base bíblica para el oficio de diácono.


Aunque el grupo de palabras que hemos definido en la parte anterior se encuentra en toda parte
del Nuevo Testamento, la palabra diákonos, con el significado de un oficio en la iglesia, no
aparece con tanta frecuencia. Los pasajes que nos dicen algo de este oficio llegan a ser solamente
cuatro. Sin embargo, son más que suficientes para ayudarnos a ver la importancia que tenía este
oficio en la vida de la iglesia primitiva.

Hechos 6:1-6. Muchos consideran que en este pasaje de Hechos nosotros tenemos la institución
del oficio de diácono. Nuestra iglesia y nuestra tradición reformada siempre han interpretado este
pasaje de esta manera. Pero otros han dicho que este pasaje tiene muy poco que ver con el oficio
de diácono en la iglesia, y que representa solamente la solución de un problema único en la vida
de la iglesia primitiva.
Es cierto que este pasaje no nos dice que los siete hermanos, elegidos por todos los discípulos,
fueron ordenados como "diáconos." También es cierto que los Apóstoles estaban pensando más
en su problema que en la estructura de la iglesia. Nosotros no sabemos si era su intención crear un
oficio nuevo en la estructura de la iglesia. Es probable que todavía en esta fecha no hubieran
pensado mucho en la "estructura" de la iglesia. Tenían un problema, y debían resolverlo.
Sin embargo, es casi imposible negar la relación entre este pasaje y la institución eventual del
oficio de diácono. Afirmamos esto por las siguientes razones:

1. La Naturaleza del Ministerio: Los siete hermanos fueron llamados a administrar y supervisar
la distribución diaria para las viudas de la congregación. Aunque no se llaman diáconos en este
pasaje, vemos que este título se les aplica en ambos sentidos, el literal y el general. Ellos tenían
que servir a las mesas y tenían que servir como administradores de dicha distribución. En este
ministerio, ellos representaban la iglesia entera.

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2. Una división de labor: Es difícil pasar por alto la manera en que la obra de la iglesia fue
compartida en este pasaje. Unos fueron elegidos para ocuparse de la obra de misericordia y otros
quedaron con el ministerio de la palabra. Esta división serviría luego como la base para los
distintos ministerios de los diáconos y los ancianos. Para ambos, la llenura del Espíritu era
necesario (Hch. 6:3 y 20:28), y en ningún caso implicaba esta división que el que ocupaba un
puesto no pudiera ejercer sus dones en la otra área (como los casos de Esteban y Felipe).

3. Una elección, un llamamiento formal y una ordenación de parte de la iglesia. La


formalidad con que la recién formada iglesia resolvió este problema es impresionante. Vemos el
principio (en la iglesia) de principios bíblicos y duraderos como la elección de oficios por los
miembros, el llamamiento de ciertas personas para ocupar ciertos puestos y la ordenación de
dichas personas para sus ministerios. Además del inicio del ministerio de los diáconos en la
iglesia, este pasaje nos enseña mucho sobre cómo la iglesia debe enfrentar los problemas que
siempre aparecen.

Filipenses 1:1.
Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos,
con los obispos y diáconos...

En este pasaje, y más tarde en I Tim. 3, nosotros podemos ver cómo los oficios de diácono y
obispo (o anciano) llegaron a ser los primeros puestos "institucionales" de la iglesia primitiva.
Pablo aquí se dirige a toda la congregación (a todos los santos) pero también quiere mencionar a
los que ocupaban los puestos de liderazgo dentro de la iglesia, los diáconos y los obispos. De la
función de estos diáconos no sabemos mucho. La Biblia no nos da una lista de actividades
diaconales. Sin embargo, tenemos una definición amplia de la idea de diaconía y de esta
definición derivamos lo que era la función diaconal. Este pasaje sirve principalmente para
confirmar que en las iglesias desarrolladas por Pablo existían dos oficios: el de obispo y el de
diácono.

Romanos 16:1-2.
Os recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; que
la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que
necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo.

Una vez más encontramos algo del oficio de diácono en forma casi accidental. Aunque el motivo
de Pablo aquí no es el de darnos una lección sobre la diaconía en la iglesia del NT, aprendemos
algo nuevo. Lo que descubrimos aquí, y también en I Tim. 3, es que además de diáconos había
también diaconisas. En este caso la diaconisa se llamaba Febe y Pablo la recomendó a la iglesia
de Roma. Ella, aparentemente en su capacidad de diaconisa, había ayudado a muchas personas
inclusive a Pablo mismo.

Este pasaje de Romanos y los demás pasajes citados arriba nos hacen creer que la iglesia, a una
edad muy temprana, estableció e instituyó el oficio de diácono. Pero el pasaje más conclusivo en
cuanto a este asunto es el que viene en la próxima sección, I Tim. 3:8-13.

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D. Requisitos para los Diáconos


I Timoteo 3:8-13
Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de
ganancias deshonestas; que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. Y éstos también
sean sometidos a prueba primero, y entonces ejerzan el diaconado, si son irreprensibles. Las
mujeres asimismo sean honestas, no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo. Los diáconos
sean maridos de una sola mujer, y que gobiernen bien sus hijos y sus casas. Porque los que
ejerzan bien el diaconado, ganan para sí un grado honroso, y mucha confianza en la fe que es en
Cristo Jesús. I Tim. 3:8-13

Con este pasaje nosotros podemos concluir que el oficio de diácono jugaba un papel importante
en la vida de la iglesia del NT. Pablo, en esta carta a Timoteo, quería establecer algunas normas
para las personas que ocupaban este puesto. Obviamente, no era algo que todo el mundo podía
hacer. Resumimos estos requisitos personales en la forma siguiente:

1. Honestidad. Tres de las cuatro características mencionadas en el versículo 8 tienen que ver con
la honestidad: honestos, sin doblez y no codiciosos de ganancias deshonestas. En el versículo 11,
hablando de diaconisas (o, posiblemente, las esposas de diáconos), el Apóstol dice que no pueden
ser calumniadoras. Aunque la Biblia no nos dice con claridad cuál era la función del diácono, se
supone que la iglesia entregaba a ellos los recursos necesarios para llevar a cabo su ministerio de
misericordia. Tenían que ser personas de mucha confianza. Por esto, esta característica o cualidad
aparece repetidamente. Dios quiere que todos los miembros participen en el ministerio de
misericordia de la iglesia. Pero si los encargados de dicho ministerio son corruptos, ningún
miembro les dará su ofrenda.

2. Seriedad. Además de ser honestas, estas personas tienen que ser serias. Pablo dice que no
pueden ser dados a mucho vino y que tienen que ser sometidos a prueba primero, las mujeres
tienen que ser sobrias. Siendo un puesto de mucha responsabilidad la iglesia no puede dejar que
sea ocupado por personas que no aprecien esto. La persona que no toma en serio todos los
aspectos de la diaconía de la iglesia no es digna de ocupar este puesto.

3. Integridad. Versículo 9 nos dice que el diácono debe guardar el misterio de la fe con limpia
conciencia. En versículos 10 y 11 vemos las características de ser irreprensible y de ser fiel en
todo. La persona que tiene estas características es una persona con integridad, una persona que no
tiene defectos o grietas en su carácter. Fiel en todo e irreprensible son otras maneras de decir esto.
Pablo quería que la persona que ocupara el puesto de diácono fuera total y completamente
dedicado a su Señor y a su iglesia. Si había flaqueza o variación alguna en alguien, Pablo quería
descartar a tales personas.

4. Madurez. Cuando Pablo dice, Y éstos también sean sometidos a prueba primero, y entonces
ejerzan el diaconado..., está diciendo que no quiere novatos en el puesto. Aunque todo cristiano
tiene el Espíritu Santo, la Biblia nunca descarta la importancia de experiencia y madurez para la
iglesia. De una vez, todo cristiano debe participar en la obra de la iglesia, pero, según Pablo y
otros, los puestos de liderazgo deben ser reservados para gente de experiencia y madurez. Debe
haber un período de prueba para todos, antes de que se les dé el puesto de diácono.

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5. Tener su propia vida en orden. Los diáconos sean maridos de una sola mujer, y que
gobiernen bien sus hijos y sus casas (v. 12). Este último requisito es algo que mencionamos
frecuentemente con los pastores y ancianos, pero también se aplica a los diáconos. El hogar es
donde uno no puede esconder sus fallas o defectos. El carácter del individuo se manifiesta en el
hogar, en toda su extensión, con luz meridiana. Por esto, es una de las mejores pruebas en cuanto
al carácter cristiano. Muchas veces los cristianos están dispuestos a pasar por alto los problemas
familiares de sus líderes, porque líderes buenos son tan difíciles de encontrar. Sin embargo, estas
iglesias pagarán un precio alto por no haber tomado en serio estas exhortaciones. Lo que se ve en
la familia, tarde o temprano, se verá también en la iglesia.

7. ¿Cuáles son las tres razones que utilizamos para afirmar la relación entre Hechos 6:1-6 y el
oficio de diácono?
1)

2)

3)

8. ¿Cuál es la importancia que tiene Filipenses 1:1 para nuestra discusión sobre la diaconía?

9. ¿Quién era Febe y por qué es importante para nosotros?

10. ¿Cuáles son los cinco requisitos para ser diácono según el Apóstol Pablo en I Timoteo 3:8-
13?

1)

2)

3)

4)

5)

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E. La Función del Diácono en la iglesia de hoy.


Si nosotros estudiáramos el orden o las reglas internas de todas las iglesias evangélicas,
encontraríamos que el oficio de diácono se emplea con fines muy distintos. En algunas iglesias el
diácono es el asistente del pastor. Cuando el pastor no puede hacer algo, le toca al diácono. En la
iglesia romana los diáconos existían solamente para servir a los que ocupaban puestos más altos
en la jerarquía romana. Entendieron la idea de servicio, pero sirvieron a los grandes en vez de a
los pobres.
Aquí en esta parte final del estudio sobre diaconía, quisiéramos volver a la base y definición
bíblica de esta palabra. Usaremos la primera parte de este estudio para formular nuestro concepto
de la función del diácono en la iglesia de hoy.

La Educación. A nosotros nos parece que la primera tarea del diaconado es la educación. Los
diáconos, una vez que entiendan la importancia de su ministerio para la salud de la iglesia, tienen
que educar a los miembros. Por medio de charlas, estudios y visitas, los diáconos pueden y deben
enseñar a la congregación en cuanto a sus responsabilidades frente a tantas necesidades físicas.
Muchos cristianos creen que lo único que importa es el alma y, por esto, no aceptan que el
cristiano deba involucrarse en cosas que no sean puramente evangelísticas. Pero la Biblia nos
enseña que Dios siempre se ha preocupado por las condiciones físicas del ser humano. En el
llamamiento a Moisés Dios le habla a él del sufrimiento (principalmente físico) de su pueblo. En
Éxodo 3:7 Dios dice:

Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus
exactores; pues he conocido sus angustias.
Y cuando se estableció el reino de Israel, las leyes y las normas agrarias eran tales que no
permitirían los abusos e injusticias que el mismo pueblo de Israel había sufrido de parte de otras
naciones (Lev. 25).

Al diaconado le toca enseñarle a la congregación la totalidad de la revelación bíblica en cuanto a


nuestra participación en asuntos de misericordia, justicia y otros problemas sociales. La iglesia
evangélica, por tener una doctrina deficiente en cuanto a la obra diaconal de la iglesia, ha pasado
por alto una gran parte de su responsabilidad en este mundo. ¡Que nuestros diáconos nos ayuden a
corregir esta falla en nuestro ministerio!

La Coordinación. Habiendo educado al pueblo de Dios de esta manera, los diáconos deben
coordinar proyectos y programas para que la iglesia pueda poner en práctica todo lo aprendido.
Los diáconos deben trabajar primeramente con las necesidades de la iglesia, y luego deben incluir
la comunidad. Dentro de la iglesia los diáconos pueden coordinar un programa de visitas para las
viudas, enfermos y necesitados, brindándoles el apoyo que se necesite. Deben asegurar también
que la iglesia entera esté cumpliendo con sus deberes financieros y que los recursos de la iglesia
se estén utilizando en una manera efectiva.

En cuanto a la comunidad, los diáconos pueden hacer encuestas e investigaciones para determinar
cuáles son los problemas más difíciles para sus vecinos.
Habiendo identificado ciertos problemas, el diaconado de la iglesia puede coordinar con la junta
de vecinos o con otra iglesia en el barrio un programa para tratar estos problemas. Trabajando así,
fuera de la iglesia, nos da la oportunidad de expresar el amor de Dios con acciones concretas y

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visibles. Los miembros de la comunidad se darán cuenta del valor que esta iglesia tiene para su
comunidad, y también se darán cuenta del amor de Dios en su medio.
Coordinado así, dentro y fuera de la iglesia, los diáconos pueden ofrecer soluciones a mediano o
largo plazo a los problemas que enfrentan nuestras iglesias y comunidades. Pueden lograr que la
comunidad entera sienta y aprecie la presencia de la iglesia.

La Aplicación. Por supuesto, a los diáconos también les toca la aplicación de la misericordia de
Dios a situaciones específicas, no solamente la coordinación y administración de programas.
Sobre todo, en iglesias pequeñas los diáconos tendrán que participar en la obra diaria de la
diaconía. Donde hay pocos recursos, y poca gente, los mismos diáconos tendrán que hacer la
mayoría de las visitas y una buena parte del trabajo. Pero no pueden dejar de capacitar a toda la
iglesia. La obra de misericordia no pertenece solamente al diaconado, sino a cada cristiano.
Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento
de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las
cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? (Santiago 2:14-16)

11. ¿Cómo funciona el diaconado en otras iglesias y tradiciones?

12. ¿Cuáles tres funciones del diácono identificamos y qué significan?

1)

2)

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II. El Oficio de Anciano


El oficio de anciano en el NT es un oficio que puede ser definido con dos palabras: enseñanza y
supervisión. A los ancianos se les entregaron las responsabilidades de gobernar a la iglesia y enseñarle
la pura doctrina de la Biblia. Era un puesto de mucha autoridad dentro de la iglesia y, también, un
puesto de mucho honor (I Tim 5:17).

Nosotros encontramos ancianos (en el sentido oficial) en casi todas las partes del NT. Los encontramos
en la primera iglesia en Jerusalén (Hechos 11:30), y los vemos también en las iglesias que Pablo y
Bernabé levantaron en sus viajes misioneros (Hechos 14:23). Santiago y Pedro mencionan los ancianos
de la iglesia en sus escritos y nosotros tenemos que concluir que este oficio también llegó a ser una
parte permanente de la estructura de la iglesia del NT. Al establecerse los grupos de cristianos, (nuevas
iglesias) el liderazgo de dichos grupos también cambió. En vez de dirigirse por unos dones puramente
carismáticos, se adoptó este sistema de dos oficios (diácono y anciano) para todas las iglesias. En esta
manera el Espíritu y los fundadores de estas iglesias proveyeron para el futuro de la iglesia.

A. Definición de las palabras "anciano" y "obispo" en el Nuevo Testamento: El


Nuevo Testamento utiliza dos palabras para describir a las personas que ocupaban el oficio de
anciano. Estas dos palabras en griego son presbyteros y episkopos.

La palabra presbyteros quiere decir, sencillamente, "anciano" o "viejo". En el NT nosotros


encontramos esta palabra con referencia a dos grupos. Primeramente la palabra puede significar
personas mayores de edad. Pablo da algunas instrucciones en cuanto al trato de los "viejos" o
ancianos de la iglesia en sus cartas. Le dice a Timoteo:

No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a
las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza. (I Tim. 5:1-2)

Aquí, como podemos ver, Pablo explica al joven pastor Timoteo cómo él debe comportarse con
las personas de distintas edades. No se refiere a ningún oficio sino, a una edad avanzada. Con este
significado sencillo la palabra presbyteros se usa con frecuencia en el NT.

Pero el significado que más nos interesa para fines de este estudio, es el significado del oficio de
anciano. En Hechos 14:23 Lucas nos relata en cuanto al trabajo misionero de Pablo y Bernabé:

Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al
Señor en quien habían creído.

Obviamente en este pasaje y en otros (Hch. 20:17,18, por ejemplo), los ancianos eran las personas
locales a quienes los apóstoles entregaron la autoridad y la dirección de la iglesia una vez
establecida. La palabra presbyteros en sí se refiere a la experiencia y madurez de dicha persona, y
a su capacidad de ejercer autoridad en la iglesia. Veremos algo más de la función del anciano
cuando estudiemos los requisitos para dicho oficio.

La segunda palabra que se utiliza para referirse a este oficio es la palabra episkopos.
Episkopos, como título, habla más de la función del oficio que de la persona quien lo ocupa
(como es el caso con la palabra anciano). Episkopos se traduce en castellano como obispo, y no
hay nada de confusión en cuanto a qué se refiere. Se refiere siempre a una persona que vigila,
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cuida, supervisa o dirige a otros. Bíblicamente, la idea o palabra más cercana es la de pastorear.
Las dos ideas se juntan en I Pe. 2:25 donde Pedro habla de nuestro Señor diciendo:

Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al Pastor
y Obispo de vuestras almas.

El oficio de obispo (episkopos) rápidamente llegó a ser un oficio más "alto" en la estructura de la
iglesia primitiva. Pero nosotros podemos ver que en su principio no fue así. Había solamente dos
oficios en este sentido: el de episkopos/presbyteros (anciano) y el de diakonos (Fil. 1:1).

Nosotros afirmamos que en el NT las palabras episkopos y presbyteros se refieran al mismo


puesto en la iglesia por dos razones. Primero, encontramos que la función que se relaciona con
cada uno de estos títulos es la misma. Aunque se usan dos términos distintos para referirse a esta
función, la función o el oficio es el mismo. Segundo, tenemos dos pasajes en el NT donde se
utilizan ambos títulos para hablar del mismo grupo de personas.

En Hechos 20:17 leemos que Pablo hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Los ancianos vinieron
donde Pablo y si seguimos con la lectura vemos que Pablo les dirigió un discurso de despedida.
En versículo 28 del mismo capítulo, Pablo, dirigiéndose a estos mismos ancianos, les dice:

Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por
obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.

Pablo, obviamente, consideraba que los títulos de anciano y obispo referían al mismo oficio.
Además, encontramos otra vez la relación entre obispo y pastor. Para Lucas y Pablo, ser obispo
significaba pastorear.

El segundo pasaje que utiliza ambos términos en referencia a las mismas personas es Tito 1:5-7.
Veamos:

Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos en
cada ciudad, así como yo te mandé; el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga
hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. Por que es necesario que el
obispo sea irreprensible, como administrador de Dios....

Sería muy difícil negar que Pablo tuviera el mismo grupo de personas en mente cuando escribió
estas palabras. Y, por estas razones y estos pasajes, nosotros concluimos que las palabras anciano
y obispo refieren al mismo oficio en la iglesia.

B. El desarrollo del oficio de anciano en el NT. La tradición de ver a los ancianos como
pastores del pueblo de Dios es muy larga en el Antiguo Testamento. Casi desde el principio de la
historia de Israel Dios a tratado con los "ancianos" como representantes de, y pastores para su
pueblo. Fueron los ancianos quienes supervisaron la Pascua en Ex. 12:21, y quienes también
recibieron la revelación de Sinaí en Ex. 19:7. En muchos casos es difícil discernir si es un puesto
formal o una mera descripción. Aunque existe esta confusión con varios pasajes, hay bastante
evidencia para concluir que en Israel y también para los judíos en exilio, los ancianos eran los que
supervisaban la vida espiritual y enseñaban la ley de Moisés (Mr. 7:8).

12
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Al establecerse, era natural que los nuevos grupos cristianos se organizaran en una manera
semejante. Mencionamos arriba que la primera iglesia en Jerusalén tenía ancianos desde una edad
muy temprana. En Hechos 15:2 nosotros vemos los ancianos trabajando al lado de los apóstoles.
Puesto que el "oficio" de apóstol iba desapareciendo con la muerte de los que andaban con Jesús,
era necesario entregar la autoridad de la iglesia a otros.

Vemos que Pablo, en sus viajes misioneros, no abandonaba un sitio hasta que tuviera ancianos
preparados (Hch. 14:23 y 20:32) para continuar con la dirección de estas obras misioneras. En las
cartas pastorales descubrimos que las funciones de predicar y enseñar pertenecían especialmente a
los ancianos.

El apóstol Pedro, por su parte, habla con los ancianos en términos pastorales. Les exhorta a tener
mucha cautela en cuanto al ejercicio de su autoridad (I Pedro 5:3) para que no sean como los
demás gobernantes de este mundo. También vemos en Pedro que el trabajo del anciano está
comparado con el mismo trabajo de nuestro Señor. Pedro anima a los ancianos diciendo:

Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de


gloria.
(I Pedro 5:4)

También bajo el liderazgo de Santiago vemos que la iglesia fue organizada con "ancianos."
Santiago les dice a sus lectores que al caerse enfermos deben llamar a los ancianos de la iglesia
para que oren por ellos. Sigue diciendo que, la oración de fe salvará al enfermo (Santiago 5:14 y
15). En Santiago, y también en Timoteo (I Tim. 4:14), se ve que no se ha pasado de un sistema
dirigido por el Espíritu a un sistema dirigido por hombres. El Espíritu sigue repartiendo sus dones
y sigue guiando la iglesia. Pero dentro de un tiempo, relativamente corto, la iglesia comenzó a
formalizarse bajo ciertas normas. Como dijo Pablo en I Cor. 14:40, pero hágase todo
decentemente y con orden.

En cuanto a la selección de los ancianos, nosotros sabemos que en el principio ellos fueron
escogidos y ordenados por los mismos apóstoles (Hch. 14:23). Sin embargo, vemos también que
en muchos casos la misma iglesia tuvo la oportunidad de elegir a sus propios líderes y oficiales
(Hch. 6:1-6, 13:1-3). Al incluir las listas de requisitos para ancianos en sus cartas, se supone que
Pablo contaba con la participación de la congregación en la selección de los ancianos también.
Aunque no hay un mandato claro, la dirección del NT tiende hacia la participación de todos y, por
esto, las iglesias reformadas siempre han solicitado la participación de todos los miembros en la
selección de los ancianos.

13. Las dos responsabilidades principales del anciano son:

1)

2)

14. Cuáles son los dos significados de la palabra presbyteros?

1)
13
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

2)

15. Qué significa la palabra episkopos y con qué idea se relaciona en el NT?
_____________________________________________________________

16. ¿Por qué afirmamos que las dos palabras se refieren al mismo oficio? (Dos razones y dos
pasajes)

1)

2)

17. ¿Es cierto que con la organización de la iglesia ésta dejó de ser dirigida por el Espíritu?

Por qué sí o no

C. Requisitos de los ancianos. Pablo, en dos ocasiones, nos provee una lista de requisitos para
los que quieren asumir el ministerio del oficio de anciano. La primera lista se encuentra en I Tim.
3, y la segunda en Tito 1. Pedro también menciona algunas cosas con relación a los que ocupan
este oficio en el quinto capítulo de su primera carta.
Para los ancianos una buena parte de esta lista es igual a la lista de requisitos para los diáconos.
Comenzaremos con esta misma lista, y veremos al final algunas otras cosas también.

 Honestidad. El anciano tiene que ser honesto. Lo interesante en cuanto a la honestidad del
anciano y del diácono es que se extiende a todas las partes de la vida. Ser honesto no es algo que
tiene que ver solamente con los hermanos en la iglesia. La honestidad incluye hasta los negocios
personales. Mientras algunos "cristianos" sufren de una codicia por ganancias deshonestas, Pablo
la prohíbe para el anciano en I Tim. 3:3 y Tito 1:7.

 Seriedad. Otra vez, el anciano tiene que llenar los mismos requisitos que los diáconos, pero
con algunas cosas adicionales. En I Tim. 3:2 y Tito 1:8 Pablo dice que los ancianos tienen que ser
prudentes o dueños de sí mismos. En I Tim. 3:3 y Tito 1:7 vemos que el anciano no puede ser
violento o iracundo, tiene que ser estable, amable y apacible.

 Integridad. Es necesario que el anciano sea irreprensible (Tito 1:7). Su vida tiene que dar
testimonio de lo que enseña con su boca. Si la vida y la palabra no son coherentes la una con la
otra, toda la iglesia sufrirá. La integridad está relacionada con la honestidad, pero es más
extensiva. Va más allá de la palabra e incluye todo aspecto de la vida.

 Madurez. I Tim. 3:6 dice: no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación
del diablo. Los puestos de mucha responsabilidad y autoridad no son para recién convertidos, y
14
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Pablo explica el porqué. Sería demasiado fácil para el nuevo líder caer en la mentalidad orgullosa
de la cual él acaba de salir. Para evitar esta tentación y este riesgo, Pablo dice: no un neófito.

 Tener su propia vida en orden. Aquí Pablo utiliza casi las mismas palabras que utilizó
cuando les habló a los diáconos. Que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con
toda honestidad (I Tim. 3:4). En Tito Pablo es aún más exigente en cuanto a la familia del
anciano. Allí dice: marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de
disolución ni de rebeldía (Tito 1:6). Se ve una vez más que la familia de un líder en la iglesia es
una parte integral de su propio testimonio.

Además de estas cinco características, hay dos más que tienen una importancia única para el
anciano. Ellas son: buenas relaciones humanas y la capacidad para enseñar.

 Relaciones Humanas. ¡"No es fácil bregar con gente!" Yo no sé cuántas veces he escuchado
estas palabras salir de la boca de líderes de la iglesia. Y las palabras son ciertas: no es fácil. Sin
embargo, este es el trabajo del anciano. El anciano tiene que estar con su gente, guiando,
supervisando, enseñado y animándola. Por esto, el anciano, además de conocer la Palabra, tiene
que conocer a su gente.
Tiene que saber cómo tratar a estas personas. Y en esta área de las relaciones humanas, Pablo y
Pedro nos brindan unos consejos excelentes.

En I Timoteo Pablo dice lo siguiente: sea sobrio, prudente, decoroso, hospedador.... (3:2) y
luego, en el versículo 3: sino amable, apacible.... En el versículo 7 Pablo habla de su reputación
diciendo: También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera.... En Tito 1:8 se
expresa la misma idea con estas palabras: sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo,
santo, dueño de sí mismo.

A todo esto Pedro añade unas palabras de cautela en cuanto a cómo se debe ejercer la
autoridad del oficio:

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros cuidando de ella, no por fuerza, sino
voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío
sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. (I Pe. 5:2-3)

Pedro sabía que el liderazgo de ejemplo podía lograr mucho más que un liderazgo de palabras
fuertes. Así que Jesús ejerció su autoridad por medio de su vida ejemplar, Pedro recomienda
que hagamos lo mismo.

Tomando en cuenta todas estas cosas, nuestro ministerio puede ser mucho más eficaz. Pero por
no saber como tratar a la gente, los problemas pequeños se empeoran. Aplicando el consejo de
Pablo y Pedro, esperamos resolver los problemas mientras todavía son insignificantes.

 Apto para enseñar. Aunque este es el último requisito en nuestra lista aquí, creemos que es
uno de los más importantes. Todas las demás cosas o apoyan o hacen daño a la capacidad de
uno enseñar. La persona que llene todos estos requisitos y también sea apto para enseñar, será
uno de los mejores maestros en el mundo. Enseñará con boca y con su vida, y tendrá una
autoridad poco común.

15
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Las palabras apto para enseñar vienen de I Timoteo 3:2. En Tito 1:9 Pablo desarrolla esta idea
un poco más:
..., retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con
sana enseñanza y convencer a los que contradicen.

Además de ser mencionada en estas listas de requisitos, la capacidad de enseñar es de suma


importancia para Pablo en sus cartas a Timoteo y a Tito. Ellos, como ancianos y pastores,
tenían que enseñar todo lo que Pablo les enseñaba. Y vemos la misma prioridad para los
ancianos en las iglesias levantadas por Pablo en el libro de los Hechos. Ellos también tenían
que saber enseñar y defenderse con la pura doctrina de la palabra (Hechos 20:28).

D. La función del anciano en la iglesia de hoy. Cuando nosotros comenzamos esta parte del
estudio, dijimos que el oficio de anciano podría ser caracterizado con dos palabras: enseñanza y
supervisión. Ahora, esperamos que usted pueda entender porqué lo definimos así. La iglesia de
hoy, más que nunca, necesita de esta supervisión y de esta enseñanza. Animamos a los lectores de
este estudio a exigir estas cosas a los ancianos de sus iglesias. Veremos a continuación algunas de
las maneras en que los ancianos de hoy pueden jugar un papel bíblico en sus congregaciones.

La Enseñanza. Con la excepción del pastor de la congregación, muy pocos ancianos toman en
serio su llamamiento bíblico a enseñar. Y aun los pastores en algunas iglesias prestan poca
atención a este mandato bíblico. En vez de educar y enseñar, muchos simplemente repiten las
mismas cosas todo el tiempo.

La enseñanza y la educación requieren estudio de parte del anciano. Para ser un educador, el
individuo siempre tiene que estar aprendiendo. Por esto, todos los ancianos y líderes de nuestras
iglesias deben esforzarse para llegar a un conocimiento completo y para poder compartirlo con
otros. Le toca al anciano estimular el crecimiento intelectual de cada miembro.

En muchas iglesias se ha dejado el ministerio de educación a quien se presente como voluntario.


Cuando se hace esto la congregación no se asegura ni de la madurez de quien enseña, ni de la
calidad de la enseñanza. La educación bíblica es demasiado importante para dejársela a cualquier
voluntario.

Dentro de la iglesia cierta educación ocurre en todos los niveles y en todos los programas. Aquí
daremos una idea de cómo el cuerpo de ancianos puede participar y ayudar en esta tarea tan
importante.

a) La Escuela Dominical. Casi todas las iglesias Presbiterianas tienen una escuela dominical.
Pero muchas veces todo lo que sucede en esta escuela dominical depende de lo que puede
hacer un profesor joven, de poca experiencia. Si los ancianos no son suficientes en número,
o no son apropiadamente dotados para participar en la enseñanza a este nivel, ellos deben,
por lo menos, hacer todo lo posible para que los profesores tengan materiales buenos y
apropiados. Deben estar no sólo conscientes de todo lo que se enseña en la iglesia, sino que
también deben estudiar y aprobarlo antes de que se dé.

b) Los Jóvenes. Todas las iglesias deben tener programas de enseñanza por medio de los
cuales la juventud de las mismas pueda llegar a conocer lo que cree su iglesia. Uno de los

16
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

ancianos sería la persona ideal para dar dicho estudio. Dentro de la sociedad de jóvenes, los
ancianos también deben asegurar un consejo bíblico y claro en cuanto a todos los problemas
que enfrenta la juventud de hoy.

c) Los demás sociedades y grupos dentro de la iglesia. Los ancianos tienen que proveer o
enseñanza directa o materiales adecuados para todos los grupos que se reúnen dentro de la
iglesia. Muchas veces pueden confiar en el buen juicio de la persona que dirige la sociedad,
pero siempre deben saber lo que se está enseñando.

 El Púlpito. Los ancianos deben vigilar lo que se predica en la iglesia. Deben tener cuidado con
invitados de afuera, y deben animar a sus pastores a que sigan estudiando. Ellos mismos deben
capacitarse en estudios bíblicos y deben estar dispuestos y preparados siempre para presentar
defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que
hay en vosotros (I Pe. 3:15). En el púlpito o en la calle, le toca al anciano estar listo para enseñar y
educar.

Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti
mismo y a los que te oyeren. (I Tim. 4:16)

 La Supervisión. Ya hemos visto el papel que juega el cuerpo de ancianos en la supervisión del
programa educativo de la iglesia. Deben estar involucrados en todos los niveles de la educación
eclesiástica. Pero la supervisión de los ancianos va mucho más allá que el proveer simplemente un
buen programa de educación. Al anciano no solamente le toca el cuidado de la mente cristiana,
sino el cuidado del alma cristiana también.

Aunque muchos creen que este ministerio de cuidado pastoral corresponde exclusivamente al
pastor de la iglesia, el NT nos muestra que no es así. Los pastores sí tenían y tienen
responsabilidades especiales, pero todos los ancianos son llamados a apacentar la grey de nuestro
Señor (Hch. 20:28 y I Pe. 5:2).

Ofrecemos aquí algunas ideas prácticas en cuanto a cómo los ancianos pueden proveer tal
cuidado.

1. Zonas o grupos pastorales. Para asegurar que las ovejas de la iglesia reciban la supervisión
que necesitan, la iglesia puede ser dividida en zonas o grupos pastorales.
A cada anciano se le asigna un distrito o grupo. El anciano, entonces, es responsable por cada
persona en su grupo. Organizado de esta manera, todo el mundo sabe a quién le corresponde.
Si hay algún problema, enfermedad o crisis en la familia de un miembro, se sabe a quién le
toca tal responsabilidad.

2. Visitas familiares. Es importante que el anciano tenga la oportunidad de estar con las
familias de los miembros de la iglesia en su hogar. Debe haber un sistema de visitas
pastorales para que los ancianos lleguen a conocer el ambiente familiar de los hermanos de
su distrito. Esta visita puede abrir la puerta de la iglesia a miembros de la familia que no la
visitan. La visita también puede servir para que el anciano pueda hacer un "inventario

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

espiritual" del hogar. Conociendo de cerca las necesidades de la familia, el anciano estará
mejor preparado para apacentar a dicha familia.

Será necesario también, visitar las familias de todos los ancianos y la del pastor. Ellas
también necesitan de un cuidado pastoral, y muchas veces son los últimos en recibirlo.

3. Identificación y desarrollo de dones espirituales. En Ef. 4 el Apóstol Pablo habla de cómo


Cristo constituyó varios "oficios" al establecer la iglesia. El propósito de estos oficios,
constituidos por Cristo, era:
a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo
de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:12-13)

Si tomamos en serio el propósito de los oficios de la iglesia y la naturaleza del oficio de


anciano, tenemos que concluir en que el anciano debe trabajar con los nuevos miembros,
ayudándoles a descubrir y a desarrollar los dones y ministerios que el Señor les ha dado. Si
en verdad creemos que el anciano debe capacitar y preparar, es aquí donde nosotros
debemos comenzar.

4. Supervisión de los cultos. Los ancianos son responsables para todo lo que sucede dentro del
culto. Para hacer un buen trabajo, habrá que haber una buena preparación y coordinación de
los elementos del culto. No debemos dar "oportunidad" a todo dentro de nuestros cultos. Hay
que tener cuidado y trabajar decentemente y con orden.

5. Supervisión de los sacramentos. Los sacramentos son señales y sellos de la gracia de


nuestro Señor. Ellos fueron instituidos por el mismo Señor y deben celebrarse con cuidado y
seriedad (I Cor. 11:27,28). Puesto que los ancianos son los responsables por la enseñanza y la
supervisión espiritual de la congregación, es natural que ellos también se encarguen de los
sacramentos.

6. Supervisión de la disciplina. Nosotros dijimos en el estudio El Oficio de Creyente que todos


los problema, o cuando se comete un pecado, la persona que lo observa debe tratarlo con la
persona que lo comete (Mt. 18:15). Al no resolver el problema a este nivel, se lo debe
entregar a los encargados de la vida espiritual de la congregación: se lo debe entregar a los
ancianos. miembros tenían una responsabilidad en la disciplina de los demás. Cuando se
presenta un

18. Además de los mismos requisitos para diáconos, los ancianos tienen que ser buenos en las
_____________ y tienen que ser _______________

19. ¿Cuáles son algunos de los consejos que ofrecen Pablo y Pedro en cuanto a la relación entre el
anciano y los miembros de su iglesia?

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

20. ¿Dónde deben ejercer los ancianos su don de enseñanza?

21. ¿Cómo pueden los ancianos asegurar que haya un buen cuidado pastoral en su iglesia? (6
áreas)
1)

2)

3)

4)

5)

6)

III. El Consistorio
Habiendo estudiado estos dos oficios "permanentes" y establecidos por los apóstoles, concluimos
ahora con algunas palabras sobre el cuerpo gobernante de la iglesia local: el consistorio.

La palabra consistorio significa la asamblea que gobierna la iglesia. En muchas iglesias


evangélicas, hay un comité o una junta directiva. Pero la iglesia reformada siempre ha utilizado la
palabra consistorio para referirse a este grupo gobernante de la iglesia.

A. Los miembros del consistorio


El consistorio en la Iglesia Presbiteriana está compuesto por los ancianos/ Presbíteros (uno de
ellos siendo el pastor). Tradicionalmente se ha limitado la función de gobernar y ejercer autoridad
al cuerpo de ancianos. Pero más y más la iglesia se está dando cuenta de la importancia del
ministerio del diaconado. Y por esta y otras razones, muchos diáconos están funcionando como
miembros en pleno de los consistorios de nuestras iglesias.

B. La función del consistorio


Sencillamente, el consistorio es la asamblea donde se coordinan todos los ministerios que hemos
visto y estudiado en estas páginas, y muchos más. Por razones de tiempo y eficiencia, los dos
cuerpos pueden reunirse aparte. Pero ya que la coordinación de ambos ministerios es tan
importante, no pueden dejar de reunirse juntos regularmente.

19
LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

IV. EL Ministerio del Anciano


VISITANDO A LAS FAMILIAS DE LA CONGREGACIÓN
Hubo una época cuando la mayoría de los consistorios visitaba los hogares de la mayor parte de
los miembros de la iglesia por lo menos una vez al año. Para algunos esas visitas domiciliarias pueden
haber parecido más una intromisión que un ministerio, pero en general la práctica de la visita
domiciliaria ha sido una fuente de bendición en nuestras iglesias. Muchas iglesias todavía conservan
esta práctica que el tiempo ha honrado, y gracias a ello se han enriquecido. La tradición es buena y
tiene raíces antiguas: Pablo visitaba a creyentes de casa en casa (Hechos 20:20).
El consistorio debería efectuar por lo menos una visita domiciliaria anual. ¿Por qué realizarla?
Básicamente la finalidad es estimular, fortalecer y confirmar a los miembros de la familia en su fe
personal (Efesios 3:14-21; 4:11-16).
Se puede conseguir esto si uno centra la conversación en aspectos como la relación de la persona
con el Señor, la certeza de la salvación, la base de la certidumbre, la expresión de la fe en la vida
cotidiana, los hábitos de la fe, las relaciones del amor cristiano, y así sucesivamente.
El anciano llega como representante de quien lo envía, Cristo mismo. Por ello hay que dejar
totalmente de lado cualquier aprensión y temor. El éxito de una visita pastoral no depende de cuánto
sabe uno ni de cuan hábil uno es con las personas. Más bien uno acude pertrecha-do con el evangelio y
con el deseo sincero de ayudar a los miembros de la familia a arraigarse más firmemente en su fe.

Como llevar a cabo una visita


A continuación se ofrecen algunas ideas acerca de cómo realizar una visita domiciliaria con los
padres e hijos presentes. En otros capítulos dedicaremos espacio a la visita a miembros que viven solos,
a enfermos, a los que pasan por agobios, a personas de la tercera edad y a los dolientes.
a. Programa la visita con antelación
Programa tu visita con bastante antelación. Como norma general, programa dos visitas para el
mismo día. Infórmate bien del domicilio, nombres de los miembros de la familia, y algunos
datos referentes a la familia.

b. Antes de tocar la puerta


Antes de llamar a la puerta, ora por la familia y por ti mismo para que Dios bendiga la visita.
Examínate a ti mismo: ¿Tienes la mente ocupada en asuntos personales urgentes? ¿Te sientes
distendido? ¿Tienes una sensación positiva acerca de esta visita? Deposita tus preocupaciones
en las manos de Dios para que no afecten la visita.

c. Prestando atención
Al sentarse, presta mucha atención a los miembros de la familia. Observa el ambiente en el que
ocurre la visita: mobiliario, cuadros, periódicos, revistas, libros. Quizás indiquen algo. ¿Qué
dicen en cuanto a los intereses de esta familia?
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

d. Buscando la interacción
Agradece a la familia por haberte recibido en casa. Pregúntales cómo se sienten. No dudes hacer
preguntas de seguimiento. Asegúrate de conseguir también la participación de los hijos.
Comienza con una oración.
e. La Palabra de Dios
Al preguntarle a la familia como se siente, presta atención a lo que digan de sí mismos, para
luego relacionarlo con el cuidado y la provisión de Dios: ¿Le han dado las gracias por las cosas
positivas que han mencionado? ¿Han orado por las dificultades que han referido? Luego se
puede agregar una palabra de explicación y aliento. También se puede leer un pasaje bíblico
escogido especialmente para esta visita. En este documento se mencionan algunos pasajes
adecuados. Luego haz preguntas acerca del pasaje leído y agrega algunas palabras de
aplicación.
f. La vida con el Señor
El punto neurálgico de la visita es la conversación acerca de la vivencia que la familia tiene con
el Señor. Se pueden formular preguntas como estas:
• ¿Cuanta seguridad de la salvación tienen los miembros de esta familia?
• ¿Cómo han experimentado el perdón de pecados?
• ¿Conversan juntos acerca de sus experiencias religiosas?
• ¿Que pautas siguen para leer la Biblia?
• ¿En qué formas experimentan bendiciones en su vida de oración?
• ¿Qué relación tienen con Cristo como el fundamento de su redención?
• ¿En qué formas concretas sirven al Salvador?

g. Saber escuchar
Uno debe escucharlos con sensibilidad. Hay que hacer todo lo posible por entender las
preocupaciones básicas de la familia. ¿Qué es lo que más les preocupa? ¿Aluden en forma
indirecta a problemas que les resulta difícil compartir con usted? No dudes en sondear con
discreción, pero respetando el derecho que tienen a su privacidad. Si te das cuenta que no se
muestran dispuestos a entrar en detalles, no fuerces la situación. Diles que tienes mucho interés
en volver a visitarlos, si en otra oportunidad quisieran conversar de algún asunto más en detalle.
h. Una conversación bien dirigida
No permitas que la conversación se desvié del propósito de la visita. Guarda el enfoque en la
relación que esta familia tiene con el Señor y en cómo se plasma esto en su vida cotidiana.
i. No te excedas en el tiempo
La visita debería durar alrededor de una hora solamente. Si con tino excluyes los temas
superficiales y haces preguntas relacionadas con la finalidad de la visita, en una hora puedes
avanzar mucho. Una vez más, en caso que surjan problemas difíciles, programa una visita de
seguimiento.

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

j. Oración final
Si no se leyó un pasaje bíblico adecuado al comienzo de la visita, asegúrate de hacerlo al final.
Antes de comenzar las visitas domiciliarias, haz una lista de pasajes pertinentes.
Trata de elegir uno de la lista que armonice con la conversación que tengan. La
mayor parte de las familias estarán agradecidas si haces una oración final. La
oración debería expresar una preocupación cordial por la familia e incluir
elementos de alabanza e intercesión extraídos de la visita.
k. Participación de los niños
¿Deberían los niños participar de la visita? Sí. Al programar la visita, podrías sugerirles a los
padres que los hijos estén presentes. Es muy edificante para los niños escuchar el testimonio
personal de sus padres. Con tacto, incorpora a los niños a la conversación. Pregúntales acerca de
su vida y de su fe. Transmíteles seguridad de que el Señor es fiel a su pacto.

Lecturas recomendadas para visitas pastorales


Salvos por gracia
Romanos 5:5-11 Romanes 7:14-25 Romanos 8:1-8
Efesios 1:3-10 Efesios 2:l-10

Perdón y bendiciones
Salmo 32:l-7 Salmo 51:1-13 Salmo 130
Isaías 40:l-8 Isaías 53:1-9 Lucas 15:11-24

Dios ayuda a su pueblo


Salmo 46 Salmo 91:1-8 Salmo 108 Salmo 121
Salmo 145:8-21 Isaías 40:9-17 Isaías 40:21-26 Mateo 6:25-34
Mateo 7:7-14 Lucas 12:22-31 Efesios 3:14-21

Invitación a una vida piadosa


Isaías 55:l-9 Lucas 14:1-14 Juan 3:11-15
Juan 15:1-17 Romanes 12:1-8 Romanes 12:9-21
2 Corintios 9:6-15 Efesios 6:10-20 Filipenses 2:12-18 Colosenses 3:l-17

La promesa de Dios
Salmo 34:l-10 Salmo 62:5-8 Salmo 63:l-8
Lucas 11:5-13 Juan 14:15-21 2 Pedro 1:3-11 1 Juan 4:7-20

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Seguridad en medio de las dificultades


Salmo 23 Salmo 71:19-24 Salmo 77:1-15
Salmo 116 Salmo 124 Salmo 138
Romanes 8:18-27 Romanes 8:28-39 2 Corintios 4:1-12
Alabanza
Salmo 33:1-11 Salmo 33:12-22 Salmo 47 Salmo 67
Salmo 93 Salmo 96 Salmo 97 Salmo 98
Salmo 99 Salmo 100 Salmo 103:1-8 Salmo 146
Salmo 147:1-11

Deleite en la voluntad de Dios


Salmo 1 Salmo 19:7-14 Romanos 8:12-17 Romanos 12:9-21

El gozo de la vida cristiana


Efesios 3:14-20 Mateo 5:1-11 Juan 15:1-17
1 corintios 13 filipenses 1:3-11 filipenses 4:2-9
Colosenses 1:9-14 2 Pedro 1:3-11 1 Juan 4:7-20

Unidad cristiana
Juan 17:20-26 1 Corintios 1:10-17 1 Corintios 3:1-15
1 Corintios 12:12-31 Efesios 4:l-13 Sanidad en la enfermedad
2 Reyes 5:1-15 Juan 4:46-54 Juan 5:1-19

Consuelo en el dolor
Salmo 23 Isaías 43:l-5 Isaías 49:8-13
Isaías 61:l-3 Juan 14:1-7 Romanos 8:18-39
1 Corintios 15:20-28 1 Corintios 15:50-58 1 Corintios 50-58
2 Corintios 1:1-11 1 Tesalonicenses 4:13-18 2 Tesalonicenses 2:13-17
Hebreos 4:14-16 Apocalipsis 7:9-17 Apocalipsis 21:l-4

He aquí algunas cosas que hay que evitar:


 No te pongas a discutir. En caso de que surja algún desacuerdo, manifiesta serenamente tu
convicción o di algunas palabras de testimonio cristiano sin ponerte a la defensiva. No hables
mucho de ti mismo.
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

 Evita trivialidades. Ciertos puntos superficiales pueden ayudar a romper el hielo, pero hay
que mantenerlos a un mínimo. No te atasques en un tema. Si surge un problema importante,
programa una visita de seguimiento.
 No trates de llenar cada uno de los momentos de silencio que se produzcan después de un
dialogo, incluso si el silencio te resulta incómodo. Una forma de respetar a las personas es
dándoles tiempo para intervenir, hablar o responder.
 Evita las preguntas que se pueden contestar con un «si» o un «no». Como norma general, no
abras la puerta a la crítica de las prácticas o políticas de la iglesia y del pastor. La visita se
centra en la relación de la familia con Dios. Asegúrale a la familia que el consejo siempre está
dispuesto a recibir sus sugerencias y preguntas respecto al programa y practicas ministeriales
de la iglesia. Si las reservas expresadas apuntan con claridad a problemas más hondos,
programa una visita de seguimiento.
 No te atasques en discusiones sobre temas polémicos. De nuevo, hay otros foros para que
miembros y oficiales dialoguen sobre esos temas.
 No eludas conversar acerca de aspectos desagradables siempre que tengan que ver con la
vida de la familia con el Señor. Con todo, debes estar muy consciente de tus propias
limitaciones. Si los problemas de fe resultan demasiado complejos, busca la ayuda de
especialistas.
 No trates de resolver los problemas. La familia tiene el derecho de sobrellevar sus propios
problemas. El objetivo de la visita es reafirmarlos en el Señor y asegurarlos de su cercanía.

Informe al consistorio
Toda visita es básicamente confidencial, a fin de que los miembros puedan hablar con libertad.
Lo que digan durante la visita debería quedar entre ellos y su anciano.
En el caso de que los miembros llamen la atención acerca de alguna tendencia en la vida de la
congregación o expresen alguna preocupación acerca de algún asunto de la iglesia, pregúntales si
desean que tú informes de dicha preocupación al consistorio. Si estuvieran de acuerdo, hay que
asegurarse de informarles después acerca de cuál fue la respuesta del consistorio.
Cuando la visita resulte positiva, informa al consistorio de que estas satisfecho con la forma en
que ocurrió todo y que es un tema de acción de gracias. Si la visita resulta mala, expresa al consistorio
la preocupación que sientes, sin mencionar detalles, como tema de oración de intercesión.
Después de una temporada de visitas domiciliarias y de retroalimentación pertinente, los ancianos
están en mejores condiciones de evaluar la salud espiritual de la congregación y de preparar un
programa de atención pastoral eficaz.

Visitando a los enfermos


Las enfermedades causan muchos trastornos. No solo producen malestar y dolor, sino también problemas en
las esferas de la fe personal, la familia, el matrimonio, el trabajo, el bienestar económico y otras. La enfermedad
y el dolor con frecuencia van acompañados de sentimientos de culpa y fracaso. El enfermo a menudo experimenta
dolor, y el dolor paraliza. Sin embargo, cuando la gente habla de su enfermedad siente alivio de su dolor y recupera la

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

confianza y el valor. Por esto, Santiago aconsejaba a los enfermos que llamaran a los ancianos (Santiago 5:13-16),
porque ellos tienen el deber de sustentar al pueblo de Dios en su dolor y debilidad.

He aquí algunos puntos que deben tenerse presentes en el ministerio a los enfermos:
a. Entendiendo a los enfermos
La salud es el estado en que todo nuestro organismo funciona adecuadamente. La enfermedad ataca la
integridad no solo del cuerpo sino de todo nuestro ser. El enfermo se siente menoscabado y dañado. Por
esto, el ministerio a los enfermos debería ser ante todo uno de confirmación: la persona enferma es un
miembro pleno de la iglesia; es una persona Integra en Cristo; ocupa un lugar valioso en la comunidad de
creyentes.
b. Aprendiendo a escuchar
Al visitar a un enfermo, el anciano no debe pretender ser una autoridad en medicina, sino que debe poner
atención a lo que el paciente decida confiarle. El enfermo te compartirá lo que desea que tú sepas. Cuando
dos personas se encuentran, es natural que hablen de sí mismas. Pero en estos casos, habla de ti mismo lo
menos posible. En general, evita hablar de enfermedades que pueda haber sufrido o de las enfermedades de
otros.
c. Administrando el tiempo
Evita dar la impresión de que tienes prisa por irte, pero tampoco te quedes por mucho tiempo.
Las personas que sufren prefieren visitas cortas.
d. Enfermedades prolongadas
Cuando se trate de una enfermedad prolongada, conviene hacer visitas regulares. Quizá puedas
usar diferentes formas de hacer contacto con el enfermo. Intercala tus visitas con llamadas
telefónicas y tarjetas. Si un enfermo no escucha de ti por mucho tiempo, no esperes ser
importante para su vida.
e. Le enfermedad afecta nuestra visión de la vida
Recuerda que la enfermedad afecta la fe del creyente. El enfermo pondera muchos
interrogantes. ¿Qué propósito tiene esta prueba? ¿Qué papel desempeña la oración en mi
curación? ¿Me merezco esta enfermedad? ¿Hay razones espirituales de mi enfermedad? ¿afecta
esto a las personas en mi vida? Y, lo que es más importante, ¿qué papel representa Dios en mi
enfermedad?
No trates de responder a estas preguntas difíciles. Más bien muestra simpatía y comparte estas
luchas del alma. Escucha con verdadero interés y trata de hablar lo menos que puedas. Evita
las frases y respuestas trilladas, pero no dudes de recalcarle al enfermo que Dios es fiel, que
escucha la oración, y que su compasión y amor no tienen limite. Los siguientes pasajes de los
Salmos proporcionan consuelo: 23:4; 27:1, 13-14; 62:1, 7-8; 71:1-3; 77:10-15; 91:1-6; 116:1-
7; 118:28-29; 121:1-2,7-8. (Véase también la lista de pasajes bíblicos mencionados
anteriormente).
f. Formas de contacto con la congregación
Los enfermos crónicos tienen una gran necesidad de que los ayudes a mantenerse en contacto
con la vida de la comunidad cristiana. Busca maneras de encontrar líneas abiertas de
comunicación. Pregunta si el paciente desearía que otras personas lo visitaran con regularidad.
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

g. La oración
La oración final debe ser breve. Céntrala en el bienestar del paciente sin referirte a detalles médicos.
Hora pidiendo recuperación, cuando sea apropiado, as: como por fortaleza, valor, paciencia y la
cercanía de Dios. También conviene invitar al paciente para que exprese sus propias peticiones

MINISTRANDO A LOS AFLIGIDOS


Consolar a los familiares de un difunto es una tarea muy difícil. El anciano puede ser de
bendición para ellos sin necesidad de ser un consejero especializado en situaciones de perdidas de seres
queridos. Los siguientes comentarios te pueden ayudar:
a. Las etapas del duelo
Al comienzo, los deudos pasan por una fase de aturdimiento. Están en un estado de shock que
les impide aceptar la realidad de la perdida. Quizá por fuera parezcan fuertes y controlados.
En nada contribuye alabar al doliente por su aparente fortaleza y valor. Una vez que pase la
fase de aturdimiento, se agravara su estado emocional. Hay que estar pendiente de las etapas
del luto. Hasta tanto no se produzca la aceptación, el doliente experimentara profundos
sentimientos de negación, impotencia, ira y desesperanza.
Al consolar y ayudar a los deudos, no intentes alterar el proceso del duelo ni trates de que los
deudos salten las etapas por las que tienen que pasar. Por estas razones, sería prudente que no
pretendas buscar soluciones inmediatas a la situación por la que atraviesan los deudos. Uno debe
dar apoyo, pero no es bueno tratar de eliminar el dolor. No importa cuán bien intencionado seas,
no es realista intentar eliminar el proceso del dolor. Es imposible llenar el vacío dejado por la
muerte de un cónyuge, un hijo, un familiar o un amigo. El dolor no es una enfermedad de la que
alguien tenga que sanarse, antes bien, es parte saludable del proceso de sanidad. Una vez ocurrida
la perdida, la vida cambia y es inalterablemente diferente. Sería imprudente que los miembros de
la iglesia esperasen que los dolientes ya hubiesen «superado» el dolor.
Es cierto que las publicaciones acerca de la aflicción señalan que hay formas poco adecuadas de
dolerse. Como con todas las emociones y experiencias, probablemente esto sea verdad. Sin
embargo, si tú crees que tu deber es ayudar a eliminar la aflicción, probablemente empeoraras las
cosas. Muchos dolientes llegan a un estado de paz mediante una serie de desvíos dolorosos. Es
normal que haya avances y retrocesos. Al final, lo que agradecerán es que tú estuviste a su lado.
b. Escuchar empáticamente
Los afligidos necesitan fortaleza para enfrentar la situación y adaptarse a la perdida
irreparable. ¿Puedes, como anciano, ayudar? Solo hasta cierto punto. Haz todo lo posible por
ponerte a disposición. Acompaña a los deudos y escúchalos. Facilita a los dolientes que
cuenten su caso. Al compartir los detalles de cómo sucedió y como duele, el afligido
adquiere fortaleza, poco a poco. El proceso puede tomar algún tiempo, de modo que hay que
«dar tiempo al tiempo».
c. Sé paciente
La aflicción es un valioso ingrediente de la composición espiritual y emocional de tu
congregación. No debes, ni siquiera en un nivel subconsciente, estar ansioso por eliminarla del
escenario de la congregación. La congregación que asume la realidad del sufrimiento de sus
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LA IGLESIA PRESBITERIANA

miembros estará más dispuesta a depender del Señor. Por eso, hay que continuar acompañando
con amor a los miembros dolientes sin preocuparse de si hay «progreso». Esos dolientes
agradecerán tu presencia tranquilizadora.
d. Presta atención al calendario
Toma nota de la fecha de la muerte del ser querido, y de su fecha de nacimiento. Estos son
los días cuando se siente más el dolor por la perdida. Hazle saber al afligido que tienes
presente estas fechas. Ciertas épocas del año, como la Navidad o el Año Nuevo, acentúan la
penosa ausencia de la persona fallecida. Toma nota de que el segundo aniversario de la
perdida puede ser especialmente duro para los que quedan acá. Ahora están plenamente
conscientes de que deben aceptar lo irreversible de la muerte. También es un momento
cuando la gente asume erróneamente que los afligidos han superado el dolor y que deberían
volver a una «vida normal». Agradecerán una breve visita para recordar. Como anciano
nunca te canses de orar por los afligidos

MINISTRANDO A QUIENES ENFRENTAN PROBLEMAS ECONÓMICOS


La vida económica se ha vuelto más impredecible que nunca. Mientras que en algunos sectores
se acumulan fabulosos bienes, en otros se ven personas buenas y capaces repentinamente excluidas del
ciclo económico y obligadas a subsistir con ingresos sumamente disminuidos. Quizá algunas de estas
desafortunadas personas se sienten a tu lado en la iglesia los domingos. Es posible que en los años
venideros su número se incremente.
Estas personas se enfrentan a perdidas, temor, depresión y al dolor de ser rechazadas. No hay
una forma única de atenderlas. Como anciano debes hacerte consciente de tales personas y buscar
formas del ministerio que correspondan con sus necesidades. Sobre todo, no vaciles en tomar la
iniciativa de visitarlas y preguntarles cómo les va. En la mayoría de los casos, los ancianos no pueden
contribuir significativamente en cuanto a brindar soluciones. De hecho, quienes se enfrentan con el do-
lor de la escasez económica, tampoco esperan tal cosa de parte tuya.
Pero, aun así, no te des por vencido de pensar en posibles soluciones. Por ejemplo, pregúntate si
hay personas en la congregación que sean especialistas en gestión financiera. De ser así, debes sugerir
consultarlas. También debes buscar accesoria y posiblemente la ayuda de los diáconos. En términos
más generales, plantea delante de todo el consejo los retos económicos que se han presentado. Si uno
de los miembros de la congregación sufre dificultades económicas, toda la congregación sufre.
Sigue ofreciendo tu ministerio pastoral a dichos miembros. Necesitan ver al anciano en forma
regular. Hay que alentarlos, leer con ellos la Biblia, orar con ellos. Se debe hacer todo lo posible para
impedir que estas personas se sientan aisladas de la congregación.
Una persona puede ser muy trabajadora y responsable, y, a pesar de todo, padecer pobreza. En
el mundo hay suficiente maldad como para producir mucho daño y por lo tanto no toda pobreza viene
por falta de fe. Examinen estas ideas a la luz de Isaías 3:14-15; 5:8; Santiago 2:5-7; 5:1-6.

MINISTRANDO A LOS JÓVENES


La salud espiritual de los niños y adolescentes en tu iglesia reviste gran importancia. Si la nueva
generación no forma parte vital de tu congregación, la vida de la iglesia se verá afectada. A los jóvenes
se les debe dar tanto cuidado pastoral (centrado en la orientación espiritual) como atención

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LA IGLESIA PRESBITERIANA

programática (centrada en actividades grupales estructuradas). Recuerde que todo anciano debe ser un
amigo y un ejemplo para los niños. A los jóvenes se les debe orientar con alegría y claridad.
Para los jóvenes es importantísimo poder determinar cuál es la relación entre la familia cristiana
y la sociedad. La familia cristiana basa sus valores, lenguaje e ideas en las verdades de la Palabra de
Dios. Espera fidelidad y lealtad de parte de sus miembros. La sociedad, por su parte, ofrece valores que
compiten fuertemente con los valores cristianos. Los jóvenes deben resolver este dilema. En algún
momento tendrán que definirse a partir de las expectativas del cristianismo o del mundo secular. Los
jóvenes luchan por entender quiénes son y se preguntan acerca de su despertar y experiencia sexuales.
Buscan un marco de valores en el que puedan encontrar paz y seguridad.
En consecuencia, el gran desafió para la iglesia es promover la formación espiritual de su
juventud ofreciéndole un programa eficaz de enseñanza, promoviendo la comunión y la amistad, y
adoptando programas de servicio. ¿Qué puedes hacer como anciano?
a. Importancia de este ministerio
En las reuniones de consistorio y consejo, enfatiza la importancia del ministerio para los
jóvenes. Es importante asegurar que el compromiso con los niños y adolescentes se refleja en
el presupuesto de la iglesia.
b. Muestra interés genuino
Muestra interés por los programas juveniles de la iglesia. Con regularidad, conversa con los
líderes de los jóvenes. Pasa unos momentos a las reuniones de jóvenes para decir unas breves
palabras de aliento. No permitas que estos gestos de interés sean exclusivos de la persona
responsable por los jóvenes.
c. Conoce a los jóvenes
Familiarízate con los adolescentes de la iglesia. Entérate de sus nombres y lleva un registro de
los acontecimientos que para ellos son importantes. Continúa la comunicación apropiada con
ellos. Ofréceles siempre tu disponibilidad. Una vez que establezcas una relación de confianza,
los adolescentes se sentirán en libertad de hablar de todo tipo de temas contigo. Acuérdate de
que más adelante te recordaran como fuente de bendición. ¿Se te puede ocurrir algún otro
legado mejor?
d. La oración
Jamás descuides la oración por los niños y los jóvenes.
e. Jóvenes activos en la iglesia
Muchos de los jóvenes tienen ganas de trabajar en la iglesia. Si el consistorio los incorpora al
ministerio de la iglesia, descubrirá que los lideres no solo ministran a los jóvenes, sino que
ministran con los jóvenes. Muchas iglesias tienen un anciano a cargo de los jóvenes o tienen
un director de jóvenes que es parte del personal. Estos líderes deberían estar muy cerca de los
jóvenes, pero no deberían absorber las responsabilidades que les corresponden a los jóvenes
mismos. El eje del trabajo de los ancianos debería ser orientar, estimular y permitir a los
jóvenes que asuman responsabilidades.

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LA IGLESIA PRESBITERIANA

MINISTRANDO A PERSONAS DE LA TERCERA EDAD


Trabajaron mucho, hicieron mucho por la iglesia, desarrollaron muchas habilidades, pero ahora
se sienten inútiles y, muchas veces, solos. Son las personas de la tercera edad en tu congregación. Su
cantidad va en aumento.
Al atender a esta clase de miembros, se deben tener presentes los siguientes aspectos:
a. Visitas regulares
Las personas mayores agradecen visitas regulares y breves. Un consistorio diseño un plan
mensual sencillo para visitar a los ancianos según un ciclo de cuatro meses que se repetía
regularmente:
• Primer mes: la visita de un anciano
• Segundo mes: la visita del pastor
• Tercer mes: la visita de un miembro del grupo de visitas de la congregación
• Cuarto mes: la visita de un diacono
b. Inseguridad
Los miembros de la tercera edad enfrentan problemas de fe con la misma frecuencia que los
miembros más jóvenes de la congregación. Se sienten inseguros en cuanto a su redención.
Algunos pueden sentirse agredidos por poderes de las tinieblas. Debes animar a las personas
de edad a que se apeguen a las promesas de Dios. Con delicadeza invita a los miembros
mayores a que compartan contigo sus preocupaciones espirituales.
c. Incorporando a las personas de edad a la vida de la iglesia
Busca maneras de que estas personas con experiencia puedan servir. Asegúrate de que todo
lo que la iglesia publique llegue a sus buzones. Procura buscar el consejo de las personas de
edad acerca de asuntos de la congregación.
d. Una vasta experiencia
Recuerda que las personas de edad tienen mucha experiencia. Han escuchado y analizado muchos
sermones y pueden estar muy bien preparados para cuidarse unos a otros. Quizá baste una palabra
de aliento de tu parte para darles la libertad de ayudarse de esta manera.
e. Respeto
Los líderes de la iglesia deberían tener cuidado de no tratarlos con aires paternalistas, sino más
bien respetarlos y valorarlos. Las personas de la tercera edad también necesitan comprensión: se
enfrentan a un mundo del que muchos de sus contemporáneos ya han desaparecido, un mundo
que está en cambio constante. Es un mito que los mayores no pueden ni quieren cambiar. Desean
ser partícipes dignos en los procesos que producen cambio.

SUPERVISANDO LOS CULTOS DE ADORACIÓN


Los cultos de adoración son los pilares del programa ministerial de la iglesia. Nada contribuye
tanto a la salud y crecimiento de la congregación como la predicación y la adoración. ¿Qué pueden
hacer los ancianos en esta área tan exigente de la vida de la iglesia?

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Es el consistorio el que tiene poder normativo sobre los cultos de adoración. De ser posible, es
recomendable mantener la rica tradición de tener dos cultos el día del Señor, uno en la mañana y otro
en la tarde. Los elementos que se destacan en el culto son la predicación, los sacramentos, la alabanza,
la oración y la ofrenda. En los servicios, los ministros deben explicar y aplicar la Sagrada Escritura.
Últimamente varias denominaciones han reconocido la necesidad de que haya diversidad y
espontaneidad en el culto de adoración. Por ello, los consistorios deben tener cierto grado de
flexibilidad en la programación de los servicios.
En el culto de adoración, los creyentes se reúnen como comunidad delante de Dios, quien está
presente en su Palabra, Espíritu y gracia. Se produce, pues, un dialogo extraordinario: Dios y sus hijos
se hablan mutuamente y se responden. Algunos de los actos de parte de Dios son la predicación, la
lectura de la Palabra, la aseveración de perdón de pecados y las bendiciones que se pronuncian sobre la
congregación. Algunos de los actos de parte de la congregación son la confesión de pecados, la
oración, el canto, la alabanza, la ofrenda, el escuchar y responder a la predicación. En los sacramentos
tanto Dios como la comunidad se comunican e interactúan.
La predicación es un elemento prominente en el culto de adoración. La predicación explica y
proclama la Palabra, anuncia el Reino, proclama la salvación de Cristo e invita a la congregación al
arrepentimiento, a la fe y a la obediencia. La predicación confirma al pueblo de Dios en su caminar
bajo un pacto con Dios y lo dota para servir en el mundo. El culto es un fin en sí mismo y también un
medio para un fin.
Los ancianos deben procurar que los elementos de la liturgia que no contribuyan a este mutuo
compromiso entre Dios y su pueblo no ocupen un lugar prominente en el culto. A continuación alguna
sugerencias:
a. Suficiente preparación
Es fundamental que los ancianos estén convencidos de la importancia capital que tiene
preparar bien los servicios. Muchas iglesias ahora disponen de un «comité de adoración» que
ayuda a preparar los servicios. Los servicios son comunitarios; también los preparativos
merecen que se hagan en forma comunitaria. Hay que esperar que un comité de adoración
recién formado cometa errores y que tendrá mucho por aprender. Pero no hay que molestarse
ni desanimarse cuando se cometan errores, siempre que aprendamos de ellos. El o los
pastores de la iglesia deben formar parte del proceso. Al principio puede consumir tiempo
extra trabajar en grupo, pero a la larga se cosecharan grandes frutos.
Los ancianos deberían animar al pastor para que dedique un tiempo significativo a supervisar
la preparación del culto. De vez en cuando, el consistorio debería pasar revista a los cultos
para hacer sugerencias constructivas. También se debería dejar tiempo para que el consejo y
el comité de adoración estudien los principales que guíen el culto de adoración, la música y
los cantos.
b. Calendario litúrgico
Es importante tomar en cuenta las épocas litúrgicas del año eclesiástico: Viernes Santo,
Resurrección, Pentecostés y Navidad, etc. El carácter y el tono de los servicios se ven
afectados por el enfoque en la salvación en esas fechas. Los ancianos también tienen que
tener en cuenta que las experiencias específicas de la congregación pueden requerir cultos
que vayan desde la celebración hasta el lamento.

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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

c. Criterios para el canto


El canto es un elemento importante en los servicios. por lo general, las denominaciones
reformadas y presbiterianas tienen sus himnarios y cancioneros aprobados para el culto de
adoración. Si se usa otro material, los ancianos, pastores y miembros del comité de liturgia
deberían aguzar sus sentidos espirituales y teológicos para asegurar la excelencia en la
música y canto de la congregación. La música de la iglesia debería ser bíblica, universal,
confesional y pastoral. Nótese, finalmente, que la música de la iglesia debería ser adecuada
para el culto.
d. La oración congregacional
Durante el culto, hay un momento cuando la congregación eleva una oración como
comunidad. Esta oración merece la más cuidadosa preparación. Este es un acontecimiento
muy especial porque toda la congregación se reúne para suplicar e interceder. Las oraciones
deberían ser un reflejo de la predicación, de lo que ocurre en el servicio de adoración, de las
necesidades y retos de la congregación, y de las necesidades y situaciones del mundo. El
elemento de intercesión nunca debería faltar en las oraciones de la congregación.

EL ANCIANO Y SU COMPROMISO CON LA MISIÓN Y LA EVANGELIZACIÓN


Las iglesias reformadas y presbiterianas son iglesias misioneras. La evangelización es el desafió
que la iglesia local, los presbiterios y el sínodo tienen por delante. La iglesia debe responder al mandato
de Cristo: «Hagan discípulos de todas las naciones...»(Mateo 28:19; véase también Marcos 16:15-18;
Lucas 24:45-49; Juan 17:18; 20:21-23; Hechos 1:8; 2 Corintios 5:18-21).
El consistorio tiene la gran responsabilidad de conducir a la congregación a que lleve a cabo el
mandato de la gran comisión. Cada consistorio debe estimular a los miembros de la congregación para
que sean testigos de Cristo en palabra y obra, y para que apoyen el trabajo de las misiones domésticas y
en el extranjero con su interés, oraciones y contribuciones. Los ministros y ancianos deben estar
involucrados en la obra de evangelización. En la ceremonia de ordenación de ancianos y diáconos, se
debería incluir el llamado a que los oficiales compartan las buenas nuevas de salvación.
Para que la práctica de la evangelización sea coherente y productiva, debe surgir del corazón
mismo de la congregación. La gran pregunta básica es si a los ancianos y miembros de la iglesia les ha
cautivado la inmensurable riqueza de la salvación que Cristo ha traído.
La gran comisión es la fuerza motora de la iglesia del Nuevo Testamento. Se debe procurar que
esta fuerza impulse a la iglesia. La evangelización florece cuando la iglesia goza de un clima espiritual
adecuado. Se debe buscar la presencia del Espíritu Santo, quien infunde en sus miembros una honda
preocupación por la salvación de los perdidos.
Por lo general, el consistorio invierte mucho tiempo en asuntos administrativos de la iglesia.
Debe recordar, sin embargo, que jamás se debe perder de vista el cuadro general. Los ancianos tienen
que ser como luces que brillan con intensidad sobre una colina. Deben elaborar una visión amplia,
hablar de ella, pensar en ella, leer acerca de ella, orar por ella. Trabajar y esperar que se haga realidad.
Hay una serie de cosas que los ancianos pueden hacer para convertir en realidad esta visión:
a. Una congregación acogedora
Ve si los miembros traen visitantes a la iglesia y dales la bienvenida; muestra interés por ellos y
expresa tu reconocimiento a los miembros por hacerlo. Si es posible, trata de arreglar una visita
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

de seguimiento. Es importante que todos los oficiales procuren que los servicios de adoración estén
permeados por un espíritu de apertura y cordialidad, donde los visitantes sientan que son
valorados, respetados y comprendidos.
b. Comité de evangelización
La iglesia debe tener un comité de evangelización activo. Los ancianos deben apoyar a dicho
comité y colaborar en algunas de las cosas que haga. El consistorio debe estimular al comité
a que movilice a toda la iglesia y asegurarse que la evangelización este bien representada en
el presupuesto de la iglesia. Como anciano, toma nota de los miembros que demuestran tener
el don espiritual de la evangelización. Quizá solo necesitan que un anciano les dé un pequeño
empujoncito para que se decidan a formar parte del grupo de testigos activos de Cristo.
c. Actividades de concientización
Es importante invitar a oradores que inspiren a la iglesia. Quienes tienen una pasión por la
evangelización y son expertos en dicha área enriquecerán y motivaran mucho a los miembros
de la congregación.
d. Apoyo a los ministros
Los ancianos deben dar apoyo a los pastores que se interesan profundamente por la
evangelización. Este apoyo debe concretarse en ofrecer su ayuda al pastor en el esfuerzo de
evangelización. Algunas congregaciones tienen la capacidad para contratar a un evangelista a
tiempo completo. En estos casos, el consejo debe prestarle todo el apoyo posible. No se debe
permitir que dicha persona se convierta en un evangelista solitario.
e. Diferentes maneras de evangelizar
El consistorio tiene que darse cuenta que hay muchas maneras de llevar a cabo la
evangelización. La formación de grupos de enriquecimiento matrimonial, grupos deportivos,
grupos de estudio bíblico en los hogares, grupos de artes manuales, etc. Se debe ser creativo
para exhortar a la evangelización. Palabra y obra son los dos lados de la moneda de la
evangelización. Se debe colaborar con los diáconos de la iglesia en programas de ayuda y
asistencia que pongan de relieve el mensaje del evangelio.
f. Las misiones mundiales
Lo mismo se debe decir de la evangelización alrededor del mundo. La iglesia debe ser entusiasta
en cuanto a las misiones mundiales. Es importante inspirar el espíritu misionero en los miembros
de la iglesia. Cada congregación debe patrocinar a algún misionero y celebrar regularmente
fiestas misioneras para recoger ofrendas para las misiones.

VISIÓN, PLAN, METAS Y PROGRAMAS DE LA CONGREGACIÓN


La mayoría de los miembros de la iglesia simplemente da por sentado algunas partes del
ministerio de la congregación. Ellos ven que se celebran servicios, se ofrece atención pastoral, se
enseñan clases, las sociedades tienen sus actividades y los diferentes programas se llevan a cabo. Así ha
sido por generaciones, y lo seguirá siendo en los años venideros. Estos elementos básicos son
sumamente estables.
Sin embargo, en los últimos tiempos, las iglesias han empezado a examinar con atención cuáles
son sus características particulares en términos de sus convicciones, dones, necesidades, intereses,
recursos y destrezas. Después se preguntan como todas estas características se adecuan a los desafíos
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

que presentan sus miembros y la comunidad circundante. Las congregaciones de hoy se, preguntan:
¿quiénes somos, porque estamos aquí y cuál es nuestra vocación?
Todo esto ha sido un desarrollo saludable. Las iglesias comenzaron a escudriñar las Escrituras
en busca de respuestas y a examinar sus corazones en busca de obediencia.
La iglesia empezó a usar una terminología nueva. Los líderes empezaron a hablar de la
necesidad de tener una declaración de visión y una declaración de misión. Se empezó a hablar de un
plan maestro, de especificar metas, de fijar prioridades, de hacer estudios de análisis congregacional, de
realizar encuestas, de medir los avances y cambios, etc.
¿Ha realizado tu iglesia una planificación comprehensiva? De ser así, ¿.sigue siendo pertinente
la declaración de visión que tenía antes? ¿Ha hecho su parte el consistorio en cuanto a ejecutar los
planes que acordó la congregación? ¿Han evaluado con cuidado el desarrollo de estos planes? ¿Han
interactuado de manera constructiva con quienes dirigieron el proceso del plan maestro? ¿,Se han
alcanzado algunas metas? ¿Han mantenido informada a la congregación? ¿Se han introducido las
correcciones y ajustes necesarios?
Con el fin de responder a estas preguntas, el consistorio puede apartar todo un día o fin de
semana para consultar con los líderes. Si tu iglesia no ha elaborado una visión y misión, si no ha
realizado un trabajo de planificación, convendría hacerlo. Las ventajas son muchas. Este tipo de cosas
involucra a los miembros en la búsqueda de orientación bíblica referente a la naturaleza y llamamiento
de la iglesia. Invita a los miembros a que descubran sus dones y a que los utilicen en el servicio del
Señor. Este proceso revelara talentos genuinos entre los miembros. A la vez, se darán cuenta de que los
recursos y habilidades que poseen pueden satisfacer un número de necesidades presentes en el sector
donde la iglesia se encuentra. Lo más importante, tu iglesia estará en condición de ganar a personas
para el Señor y proporcionarles una maravillosa iglesia hogar.

APOYANDO AL MINISTRO
El ministerio coloca sobre los ministros unas exigencias de tiempo y energía que probablemente
son más extenuantes de lo que la congregación y el consistorio se imaginan.
A continuación algunas ideas de como los ancianos pueden apoyar a sus ministros:
a. El valor de sentirse respaldado
Los ministros son pastores, no son asalariados. No buscan compasión, pero aprecian la
comprensión y las expresiones de aprecio. Los ministros valoran mucho el hecho de que los
ancianos estén conscientes del peso de sus responsabilidades. El estímulo más grande que un
ministro puede recibir es que la gente valore lo que hace.
b. Honorarios pastorales
Los ancianos y diáconos deberían procurar que los salarios que los ministros reciben estén en
proporción a las exigencias de su cargo. La compensación debería ser tratada anualmente en
un marco de confianza y franqueza.
c. Manteniendo límites
Los ministros desarrollan un trabajo que tiende a no reconocer fronteras. Con mucha
facilidad podrían borrarse los límites que dividen la vida privada de la profesional. Los
ancianos deben velar diligentemente que los ministros mantengan estas dos esferas bien
separadas. Deben alentar al ministro a que viva plenamente cada una de ellas.
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

d. Estudios de perfeccionamiento y actualización


En vista de las exigencias en cuanto a tiempo y energía, los ministros pueden verse tentados a
no leer, estudiar ni reflexionar todo lo que deberían. Los ancianos deberían insistir en que los
ministros soliciten permiso para ausentarse y tomar periodos sabáticos de estudios intensivos
y velar que cada semana dejen tiempo para leer y reabastecerse.
Además, los ministros necesitan que regularmente se les libere de predicar. El tiempo que no
ocupen en preparar sermones, lo deben utilizar para ponerse al día en cuanto a visitas,
administración y preparación de clases.
e. Pastoreando al pastor
Los ancianos deberían conversar con los ministros acerca de la mejor forma de brindarles
atención pastoral. Jamás se debería dar por sentado que el ministro tiene una salud espiritual y
emocional excelentes.

ESTÍMULO Y EVALUACIÓN MUTOS EN LOS ANCIANOS


El trabajo de un oficial de la iglesia es exigente. Tanto la cantidad como la seriedad del trabajo
exige que los oficiales se animen unos a otros. Los ancianos deberían ser consejeros prudentes que
apoyan y fortalecen al pastor. A su vez, el pastor debe apoyar y fortalecer a los oficiales, y así lo
deben hacer todos unos con otros (2 Tesalonicenses 2:13-17). A continuación damos algunas
sugerencias en cuanto a la forma en que se pueden alentar los oficiales unos a otros:
a. Preocuparse unos de otros
Los oficiales deberían mantener una actitud de preocupación de los unos por los otros, tanto
por sus personas como por sus ministerios. Este interés debería manifestarse en palabras
amables y gestos deferentes. Si un oficial sabe que un colega tiene una preocupación o
problema, debe acercársele y hablarle al respecto.
b. Consultarse unos con otros
Los ancianos deberían consultarse entre ellos, sobre todo en los asuntos pastorales difíciles y
no vacilar en buscar la opinión de un colega confiable del consejo.
c. Cultivar las relaciones
Es importante que los ancianos cultiven la relación que tienen unos con otros. Las buenas
relaciones constituyen la base del trabajo constructivo del consistorio. El sentarse juntos a la
mesa para comer y conversar, el tener reuniones de camaradería, el tener una amistad que
vaya más allá de asuntos son pasos que ayudan a cultivar relaciones.
d. La oración
Como anciano debes tener la costumbre de orar en forma concreta por tus colegas del
consistorio. No olvides las oraciones comunitarias.
e. Evaluación periódicas
Los Consistorio regularmente deberían reservar tiempo para evaluar la calidad de su
ministerio y el bienestar de la congregación. ¿Podemos mejorar? ¿Podemos tomar nuevas
iniciativas? Los consistorios también deberían dejar tiempo para dar gracias a Dios por el
privilegio de servir juntos como colegas en un espíritu de amistad y de aprecio mutuo.
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LOS OFICIOS DE DIÁCONO Y DE ANCIANO EN
LA IGLESIA PRESBITERIANA

Los consistorios, pues, deben asumir la mente de Cristo y aceptar la bendición que Pablo
registra en 2 Tesalonicenses 2:16-17: «Que nuestro Señor Jesucristo mismo y Dios nuestro
Padre, que nos amó y por su gracia nos dio consuelo eterno y una buena esperanza, los anime y
les fortalezca el corazón, para que tanto en palabra como en obra hagan todo lo que sea bueno».

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