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La Misa explicada

La Misa guarda una íntima relación con la última Cena, porque ésta fue la primera
Misa celebrada por Cristo, las que siguen después son el cumplimiento de las palabras
que entonces pronunció "Haced esto en memoria mía".

A la luz de la Revelación en la Escritura, y en el desarrollo de la Tradición, vemos y


entendemos que el Señor tiene una intención clara en la última Cena, donde también
queda instituido el sacramento del Orden (en virtud del requerimiento del mandato).
Deja un mandamiento claro "haced esto en memoria mía", para que su presencia y su
salvación lleguen a todos los hombres y en todas las épocas, para que podamos tener
vida eterna, al comer su carne y beber su sangre.

El carácter de "memorial" que tiene la Misa, por definición, exige de los cristianos la
actitud de introducirnos al misterio pascual tal y como es; no como recuerdo de algo
que sucedió, sino asociándonos a una acción que sigue verificándose hoy. Por ello
cuando celebramos la Sta. Misa, nos trasladamos, nos hacemos presentes en la Cena
del Señor y estamos con María al pie de la Cruz. Estamos alimentándonos del Cuerpo
y Sangre del Señor, estamos siendo salvados en virtud de su sacrificio. Estaremos
participando de la unidad en comunión con el Señor y por ello podemos unir nuestros
sacrificios y sufrimientos a los de Cristo. Sólo "por El, con El y en El" tienen un
profundo sentido y acceden a la dimensión redentora.

Asimismo, la Misa tiene un valor de impetración, es decir, nos consigue de Dios tales
gracias que sólo el desconocimiento de lo que se puede alcanzar con la Misa explica el
poco empeño que tantos católicos ponemos en no asistir a ella. En cuanto alabanza y
acción de gracias tiene un valor infinito, pues tiene a Dios como referencia y ahí no
hay límite para la acción de Cristo.

Puesto que en todo pecado hay culpa que merece una pena, la Misa, en lo que tiene
de sacrificio que satisface por el pecado, afecta en su aplicación a la culpa y a la
pena, a saber, expiando la culpa y satisfaciendo por la pena, pero no absolutamente,
sino en la medida que lo permite la capacidad de recepción que existe. Su efecto
depende de la disposición que tenga el fiel.

Cuando participamos de la Eucaristía experimentamos la espiritualización edificante


del Espíritu Santo, que no sólo nos conforta con Cristo, sino que nos cristifica por
entero, asociándonos a la plenitud de Cristo.

Mientras que el Sacramento Eucarístico sólo aprovecha a quien lo recibe, pues un


alimento (y la Eucaristía lo es para el alma) sólo aprovecha a quien lo toma, la Misa
es un sacrificio, una víctima que se ofrece a Dios, y que puede ofrecerse por otros
para beneficio de otros.

Por último, la Misa no es un acto puramente personal del sacerdote o de cada fiel,
sino eminentemente comunitario, pues es la Iglesia quien lo ofrece, y la Iglesia es un
Cuerpo en el que todos sus miembros son solidarios, el cristiano que se beneficia de
la Santa Misa no se debe beneficiar sólo para él, sino también para otros.
RITOS INICIALES
Son ritos introductorios a la celebración y nos preparan para escuchar la palabra y
celebrar la eucaristía.
Comprende:
Entrada - Señal de la cruz - Saludo - Acto penitencial - Gloria - Oración colecta.
Procesión de entrada
Llegamos al templo y nos disponemos para celebrar el misterio más grande de
nuestra fe. Acompañamos la procesión de entrada cantando con alegría.
Saludo inicial
Después de besar el altar y hacer la señal de la cruz, el sacerdote saluda a la
asamblea.
Acto penitencial
Pedimos humildemente perdón al Señor por todas nuestras faltas.
Gloria
Alabamos a Dios, reconociendo su santidad, al mismo tiempo que nuestra necesidad
de Él.
Oración / Colecta
Es la oración que el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, hace al Padre. En ella
recoge todas las intenciones de la comunidad.
LITURGIA DE LA PALABRA
Escuchamos a Dios, que se nos da como alimento en su Palabra, y respondemos
cantando, meditando y rezando.
Comprende
Primera Lectura - Salmo Responsorial - Segunda Lectura - Aleluya - Evangelio -
Homilía - Credo - Oración universal.
Primera lectura
En el Antiguo Testamento, Dios nos habla a través de la historia del pueblo de Israel
y de sus profetas.
Salmo
Meditamos rezando o cantando un salmo.
Segunda lectura
En el Nuevo Testamento, Dios nos habla a través de los apóstoles.
Evangelio
El canto del Aleluya nos dispone a escuchar la proclamación del misterio de Cristo. Al
finalizar aclamamos diciendo: "Gloria a ti, Señor Jesús".
Homilía
El celebrante nos explica la Palabra de Dios.
Credo
Después de escuchar la Palabra de Dios, confesamos nuestra fe.
Oración de los fieles
Rezamos unos por otros pidiendo por las necesidades de todos.
LITURGIA DE LA EUCARISTÍA
Tiene tres partes: Rito de las ofrendas, Gran Plegaria Eucarística (es el núcleo de toda
la celebración, es una plegaria de acción de gracias en la que actualizamos la muerte
y resurrección de Jesús) y Rito de comunión.
Presentación de dones
Presentamos el pan y el vino que se transformarán en el cuerpo y la sangre de Cristo.
Realizamos la colecta en favor de toda la Iglesia. Oramos sobre las ofrendas.
Prefacio
Es una oración de acción de gracias y alabanza a Dios, al tres veces santo.
Epíclesis
El celebrante extiende sus manos sobre el pan y el vino e invoca al Espíritu Santo,
para que por su acción los transforme en el cuerpo y la sangre de Jesús.
Consagración
El sacerdote hace "memoria" de la última cena, pronunciando las mismas palabras de
Jesús. El pan y el vino se transforman en el cuerpo y en la sangre de Jesús.
Aclamación
Aclamamos el misterio central de nuestra fe.
Intercesión
Ofrecemos este sacrificio de Jesús en comunión con toda la Iglesia. Pedimos por el
Papa, por los obispos, por todos los difuntos y por todos nosotros.
Doxología
El sacerdote ofrece al Padre el cuerpo y la sangre de Jesús, por Cristo, con él y en él,
en la unidad del Espíritu Santo. Todos respondemos: "Amén".
Padre nuestro
Preparándonos para comulgar, rezamos al Padre como Jesús nos enseñó.
Comunión
Llenos de alegría nos acercamos a recibir a Jesús, pan de vida. Antes de comulgar
hacemos un acto de humildad y de fe.
Oración
Damos gracias a Jesús por haberlo recibido, y le pedimos que nos ayude a vivir en
comunión.
RITOS DE DESPEDIDA
Son ritos que concluyen la celebración.
Bendición
Recibimos la bendición del sacerdote.
Despedida y envío
Alimentados con el pan de la Palabra y de la Eucaristía, volvemos a nuestras
actividades, a vivir lo que celebramos, llevando a Jesús en nuestros corazones.

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