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La Palabra de Dios tiene un poder transformador en nuestras vidas (1 Tes. 2:13) y podemos
ver cómo por medio de ella se llevan a cabo los propósitos de Dios.
Es Su Palabra
que produce vida nueva en nosotros (1 Pedro 1: 22-25);
combate el pecado (Salmo 119: 9-11);
produce crecimiento espiritual (1 Pedro 2:2);
revela nuestras verdaderas motivaciones (Hebreos 4:12);
y nos forma a la imagen de Cristo (Santiago 1:22-25).
Por tanto, es importante aprender cómo estudiar La Palabra de Dios. Los principales puntos
para aplicar el método inductivo de estudio bíblico son: Observación, Interpretación,
Correlación y Aplicación.
El Espíritu Santo hace posible que nuestro estudio sea efectivo. Él nos enseña las verdades de
Dios, nos guía a la verdad, nos permite discernir el error, ilumina nuestras mentes dándonos
una visión para entender la verdad, y nos da poder para obedecer.
Al iniciar un estudio de Las Escrituras, existen varias verdades básicas a tener en cuenta.
La Biblia es de origen divino.
Es la revelación sobrenatural y progresiva acerca de quién es Dios y la relación del hombre con
Dios.
La Biblia es una colección única de 66 libros escritos por hombres bajo la dirección e influencia
del Espíritu Santo (2 Pedro 1: 20-21).
La Biblia esta unificada en todas sus partes y nunca generará contradicción con ella
misma(Salmo 119: 160).
Está inspirada y por tanto es inerrante y autoritativa (Salmo 18: 30; 2 Tim. 3:16; John 17:17).