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- Escuchen, no se lo tomen a mal pero una vez dentro sería bueno que no suelten la lengua

libremente. Los enanos aquí no son muy fanáticos de los extraños, especialmente si son elfos…-

Sin sacarse el puro de los labios, Burlok Hammerlock dejo escapar una bocanada de humo
mientras le hablaba a sus compañeros. La gruesa capucha de cuero curtido que cubría su casi calva
cabeza le oscurecia la mirada, dejando a la vista solo su larga barba negra, cuidadosamente
trenzada y adornada con abalorios de oro. Sus ojos permanecían fijos en dirección de aquellos
enormes portones de hierro engarzados en la montaña.

- Pues no sería la primera vez que nos toca un poco de esa calidad hospitalidad enana…- murmuro
una voz a su espalda. No era una vos grave y rasposa como la del cazador enano, sino todo lo
contrario, delicada, suave y femenina, pero a la ves desafiante y decidida. Y era sino, pues la
propietaria de aquella voz no era más que una representante de una de las razas más antiguas de
Azeroth, una descendiente de los Kaldorei, más conocidos como Elfos Nocturnos.

- Como dije, Alyana- gruño Burlok, volteándose levemente para cruzar miradas con la elfa- Aquí no
les gustan los desconocidos, menos los que hablan demasiado. Déjenmelo a mí y no tendremos
problemas… espero.

- Si así lo quieres está bien por mí. Pero no esperes que no responda si ofenden la honra de nuestra
dama. – Una tercera voz se unió a la conversación, esta vez profunda, fuerte e inquietante. La
silueta de un gran hombre ataviado en armadura completa emergió de entre las sombras. Un
pesado yelmo completo cubría sus facciones y un enorme espadón colgaba a su espalda, tan largo
y amenazador como su dueño. Era evidente que el hombre debía tener una fuerza y habilidad
marcial prodigiosas para lograr blandir tal arma con soltura.

- Johan, cuantas veces debo decirte que no me trates como si fuese princesa- replico Alyana- Tu
mejor que nadie sabe que puedo defenderme sola.

- Lo sé, mi señora. Y no es mi intención ofender vuestras habilidades pero, aun así, le prometí a
vuestro padre que la protegería hasta la última gota de mi sangre, y así pienso hacerlo.-

La voz decidida del guerrero delataba la seriedad con la que se tomaba su misión. No era solo un
hablador con aires de heroísmo. Para Johan Wildstrike, el honor estaba por encima de todo,
incluyendo su propia vida. Burlok compartia y comprendia bien esa forma de pensar, por tanto
solo se limito a sonreir y a voltear nuevamente hacia la gigantesca Ironforge, capital de Khaz
Modan, que les aguardaba paciente y estoica.

- No hay caso contigo, Johan.- Suspiro Alyana, resignada- De todos modos, Burlok, no creas que mi
paciencia es infinita. Si me buscan me encontraran.

- Tu tranquila, Arwen, no pasara nada.- respondió el enano, aunque en realidad no podía dar
seguridad de sus propias palabras.

Sin nada más que decir, los tres compañeros dispusieron sus pasos hacia la entrada de la ciudad,
mientras las ultimas luces del crepúsculo se escondían tras las montañas para dar paso al velo de
la noche.
Mpff… mas elfos apestosos…

Que dijiste..?¡

No. Camina.

Llegamos a tiempo. Que les parece si vamso a tomar algo? Conzoco una buena taberna pro aquí
cerca. La cerveza es fría y no hacen preguntas.

No creo que una taberna enana sea un lugar apropiado para una doncella…

Pues es lo que hay. Es Ironforge, Johan, hay mas tabernas que casas.

Vamos, Johan, no seas aburrido, y además estoy harta de beber solo agua. Guianos, Burlok!

Ya oiste a tu dama. A por esas cervezas, pues!

Miren que tenemos aquí! Visitas! Y unas mas que distinguidas además!

Me pregunto que trae a una noble princesa elfa y a su sequito a este humilde pueblo perdido en
la montaña…

Eso no es asunto tuyo.

Oh? En serio?.... Porque no me invitas una cerveza y lo discutimos? Entre los enanos se considera
un gesto de cortesía invitar un trago… especialmente si estas de visita

Bueno… yo no soy enano, como ves.

Eso es… evidente…, pero sabes que? De todas formas me dare el gusto… Salud!

Sabes… ahora que estamos en confianza… ¿es cierto eso que dicen… sobre las doncellas elfas?…

A si? Que dicen?

… He oído que no le hacen ascos a nada y que se dejan secuestrar por orcos solo por que ellos las
satisfacen mejor que los elfos…

Ya es suficiente!

Johan, no!

Oh? Si? Que tal si vamos afuera? Creo que podría enseñarte una cosa o dos sobre “cortesía
enana”…

Veo que sigues siendo el mismo cerdo borracho de siempre, Snorri…


Vaya, vaya!, Pero si noes nuestro querido aventuro Burlok Burkilson? ¿Qué cuentas, amigo mio?
Veo que siguies juntándote con mugrosos vagabundos…

Quizas, pero al menos estos vagabundos no dejan a sus compañeros heridos en la cueva de un oso
negro…

Vas a salir con eso otra vez?! Te he dicho mil veces que pense que estaban muertos!

Pues hay uno que no lo estaría si no hubieses huido como un condenado cobarde, Snorri!

Basta!, Si crees que puedes venir aquí a insultarme frente a todos mas vale que recuerdes como
usar un cuchillo!

¿Porque no lo comprobamos? Ya he cortado bastantes cuellos orcos, creo que uno diferente no
estaría de mas para variar.

Ba. No perderé mi tiempo con basura como tu.

Claro que no, nunca has tenido el valor para hacerlo.

Que fue eso?

Nada. Asuntos de enanos. Sientante, Johan, me pones nervioso.

¿Por qué no nos cuentas?…

Maldita seas Arwen, sabes que no puedo resisitrime a contar una buena historia… especialmente
si es una mia.

Una cerveza para soltar la negua entonces?

Siempre, amiga mia. Siempre.

Fue hace mucho. Cuando solo era un joven cadete en el ejercetio. Aquel dia nos habían enviado a
un eercicio de isntruccion en la montaña. Nada difícil, solo un dia de marcha por la nieve. Nos
atrapo una tormenta y tuvimos que uscar refugio. Encontramos una cueva y decidimos quedarnos
ahí. No sabíamos que ra la guarida de un oso negro y nos ataco. Luchamos contra el pero esas
bestias son muy fuertes. Nos acabo rapidamnete, que podims hacer, solo teníamos pequeñas
hachas de mano y rodeas de madera para protegernos, nisiqueira llevamamos cota de malla.

En algún punto, herido, cai jutno a mis compañeros y mi hermano. Snorri tenia un rifle,
seguramente con eso hubiésemos podido ahuyentar a l oso, pero no, en algún momento Snorri
desaparecio y nos dejo. Ni siquiera tuvo la decendia de dejar el rifle alli. Simplemtne tomo sus
cosas y se largo. No se como consiguió llegar solo a la ciudad. Logre calvarle un puñal en el
pescuezo, pero mihermano estaa muy malherido. Murio en mis brazos. Al otro dia apareció una
patrulla a buscar lo que quedaba de nosotros. Apenas y podía mantener los ojos abiertos cuando
llegaron. Por supuesto que Snorri estba alli, al muy miserable lo premiaron y felicitaron por su
valentía a la hora de cruzar la tormenta en busca de ayuda, según lo que habiadicho, aunque
después supe que habia encontrado un tronco hueco que habia usado como refugio par apasar la
tormenta y solo al otro dia llego a la ciudad. El bastardo les dijo que hbia estado caminando toda la
noche sin saber en que dirección caminaba a causa de la tormenta.

En fin, cuento corto, Snorri lo promovieron y a mi me dieron las cenizas de mi hermano en una
urna. Luego de eso deje el ejercito y me largue, No soportaba al tarado de Snorri lenandose la
boca de mentiras. Por eso se lo saco en cara cada vez que puedo. El obviamente no soporta que le
diga la verdad, pero tampoco es que mucha gente me crea. Al final, para muchos el es un héroe y
yo solo un resentido que solo bsuca culpar a alguien por la perdida de su hermano. Tampoco es
que me importe, no necesito que la gente crea que lo que digo, me basta con hacer que Snorri no
pueda dormir tranquilo.

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