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durante el siglo XIX. Los caudillos eran líderes carismáticos cabecillas o líderes
políticos, militares o ideológicos que manejaban sectores populares dirigiendo
una coalición de fuerzas de élite y solían acceder al poder por procedimientos
informales, gracias a la influencia que tenían sobre las grandes masas populares.
La gente veía al caudillo como un hombre fuera de lo común, capaz de representar
y defender los intereses del conjunto de la comunidad.
Política caudillista
Caudillismo en México
No todos los historiadores están de acuerdo con esa denominación. Más consenso
encuentran personajes como Antonio López de Santa Anna o Venustiano Carranza.
A pesar de que no todos los expertos comparten que puedan ser considerados
caudillos según la definición clásica, se suele calificar así a héroes de la
independencia como Miguel Hidalgo o Vicente Guerrero.
Entre 1920 y 1938, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles, establecieron gobiernos
muy personalistas, con muchas medidas autoritarias. Su legitimidad estaba basada
en su propia personalidad y en las alianzas o enfrentamientos con los líderes del
ejército y con los dirigentes sindicales.
Caudillismo en Perú
Estamento militar
Uno de los caudillos más importantes de esa primera época tras la independencia
peruana fue Agustín Gamarra. Lideró el ejército que derrocó a Sucré en 1828,
tomando la Paz con más de 5000 hombres. Murió durante su intento de invadir
Bolivia.
A Gamarra se enfrentó Luis José de Orbegoso. Presidente del país, luchó contra
Gamarra en 1834, siendo derrocado por Felipe Salaverry, otro de los caudillos de
esa etapa.
Caudillos posteriores
Otros caudillos surgidos tras la era marcada por Gamarra fueron, por ejemplo, Juan
Francisco Vidal, quien tomó el poder por las armas. A su vez, fue depuesto con los
mismos métodos por Manuel Ignacio de Vivanco.
Por otra parte, Ramón Castilla está considerado como el primer presidente
reformista del país. A pesar de que depuso por las armas a Vivanco, después fue
elegido mediante votación en dos ocasiones.
Otros nombres destacados dentro de esta lista son el de Nicolás de Piérola, Andrés
Avelino Cáceres, Manuel Iglesias y Lizardo Montero Flores.
Caudillismo en Argentina
Los caudillos provinciales tenían su propio ejército y contaban con apoyo popular
en sus territorios.
El primero fue José Gervasio Artigas, nacido en la actual Uruguay. Está considerado
como el primero de los caudillos y era llamado “el heraldo del federalismo
rioplatense”.
Otros caudillos importantes fueron los salteños Miguel De Güemes y Félix Heredia,
así como De Güemes y Fëlix Heredia, ambos naturales de Entrerríos.
Colombia, tras la independencia, vio como aparecían dos fenómenos similares pero
con aspectos que los diferenciaban: el caudillismo y el gamonalismo. Ambos fueron
causados por el vacío de poder tras la derrota española y por la división regional
que acompañó la caída del Virreinato.
Caudillos y gamonales
Por su parte, los gamonales actuaban más como caciques políticos. Eran de origen
más popular y solo tenían poder local.
Algunos caudillos
Por último, otro de los caudillos importantes, pero muy breves, fue Juan José Nieto,
Presidente del estado de Bolívar en 1860. Cuando Tomás Cipriano Mosquera inició
su revolución federalista, Nieto asumió el poder ejecutivo de los Estados Unidos de
Colombia. Solo estuvo en ese cargo durante seis meses, hasta que el propio
Mosquera lo reemplazó.
Caudillismo en Venezuela
Principales caudillos
Consecuencias
El orden impuesto por la fuerza dentro del caudillismo ha quedado como herencia. Además,
ciertas características “caudillistas” prosiguen hasta la actualidad. El caudillo, que buscaba
gloria y poder, intentaba con sus obras ganarse la simpatía de la población y desprestigiar
al máximo al anterior gobernante; así, reorganizaba el gobierno a su antojo y consideraba
como malo todo lo que el gobernante anterior hubiese hecho. Hoy en día, muchos
gobernantes desprestigian aquello gestado por sus antecesores y lo abandonan, buscando
el propio beneficio, o tal vez como una estrategia para su obligada participación en las
siguientes elecciones.
Por otro lado, es importante resaltar que, al hablar de caudillismos se habla también de
consolidación de fuertes regionalismos, que mermaron el casi inexistente estado-nación.
Así, hoy en día aún existen algunos de esos fuertes regionalismos, especialmente en el
sur andino, que, a pesar de no ser una consecuencia directa del caudillismo, ayudó a que
se solidificaran algunos de ellos. Por esta razón, algunas veces planes unificadores resultan
insostenibles.