Se define como territorio ocupado, cuando se encuentra de hecho
colocado bajo la autoridad del ejército enemigo. Esta ocupación no se extiende más que a los territorios donde dicha autoridad se halla establecida y con medios para ser ejecutada. (Artículo 42 del Reglamento de la Haya de 1907).
De tal forma un territorio es considerado ocupado cuando se ubica entre
la autoridad de un ejército hostil, esta ocupación es extendida solo al territorio donde la autoridad ha sido establecida y puede ser ejercida.
Al momento que un territorio está bajo autoridad de un ejército hostil, son
aplicables las normas del DIH sobre la ocupación; de esta forma se confiere a la potencia ocupante ciertos derechos y alas vez obligaciones.
En virtud del artículo 2 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949,
éstos se aplican a todos los casos de ocupación de territorios durante conflictos internacionales, así como en situaciones en las que la ocupación del territorio de un Estado no encuentra resistencia armada.
La licitud de la ocupación está regulada por la Carta de las Naciones Unidas y
por el derecho conocido como jus ad bellum. Cuando existe una situación que, en los hechos, equivale a una ocupación, se aplica el derecho de la ocupación, independientemente de que la ocupación se considere lícita o no.
1.2. Protección general
Las partes en un conflicto deben respetar la vida, la dignidad y la integridad
mental y física de estas personas, prestarles asistencia material y tratarlas con humanidad y sin discriminación en todas las circunstancias. Esto significa que:
está prohibido matar o herir enemigos que se rinden o no pueden
defenderse; los heridos y los enfermos deben ser recogidos y asistidos; los civiles no deben ser objeto de ataques deliberados; debe facilitarse el acceso de los civiles a la asistencia humanitaria; y, los prisioneros y los detenidos deben recibir alimentos, refugio y atención médica adecuados poder intercambiar mensajes con sus familiares; deben beneficiarse también de las garantías procesales y judiciales. Los deberes del ejercito ocupante son establecidas principalmente en el Reglamente de la Haya de 1097, en el IV Convenio de Ginebra, asi como en ciertas disposiciones del Protocolo adicional I y del DIH.
Los acuerdos entre las fuerzas ocupantes y las autoridades nacionales no
pueden privar a la población del teriitorio ocupado de la protección otorgada por el DIH; y las personas protegidas no podrán, en ninguna circunstancia renunciar a sus derechos.
Las normas del derecho aplicacble en caso de ocupación establecen lo
siguiente:
El ocupante no adquiere soberanía sobre el territorio
La ocupación es una situación temporal y sus derechos están limitaados a la duración de ese periodo La Potencia ocupante debe respetar las leyes vigentes en el territorio ocupado, salvo que constituyan una amenaza a su seguridad o un obstáculo a la aplicación del derecho internacional de la ocupación. La Potencia ocupante debe tomar las medidas para restablecer y asegurar, en cuanto sea posible, el orden público y la seguridad. En toda la medida de sus medios, la Potencia ocupante tiene el deber de asegurar y mantener niveles suficientes de sanidad y de higiene públicas, así como abastecer en víveres y productos médicos a la población del territorio ocupado. No se podrá obligar a los habitantes de un territorio ocupado a servir en las fuerzas armadas del ocupante. Se prohíben los traslados en masa o individuales de índole forzosa desde el territorio ocupado y dentro de él. Se prohíben los traslados de la población civil de la Potencia ocupante al territorio ocupado, independientemente de que sean de índole forzosa o voluntaria. Se prohíben los castigos colectivos. Se prohíbe tomar rehenes. Se prohíben las represalias contra las personas protegidas o contra sus bienes. Se prohíbe al ocupante confiscar propiedades privadas. Se prohíbe la destrucción o incautación de bienes del enemigo, salvo en caso de necesidad militar imperiosa durante la conducción del conflicto. Se deben respetar los bienes culturales. Las personas acusadas de infracciones penales serán enjuiciadas mediante procesos que respeten las garantías judiciales reconocidas en el plano internacional (por ejemplo, la persona debe ser informada sobre los motivos de su arresto, acusada por una infracción específica, y sometida sin demora a un juicio equitativo). Se debe permitir a los delegados del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja efectuar sus actividades humanitarias. En particular, se debe facilitar al CICR el acceso a todas las personas protegidas, dondequiera que se encuentren y estén o no privadas de libertad
Derechos de la fuerza ocupante
Propiedad privada
El ocupante no podrá confiscar propiedades privadas.
Los víveres y los suministros médicos podrán requisarse exclusivamente
para ser utilizados por las fuerzas de ocupación y su personal de adm inistración (es decir, no se podrán exportar fuera del territorio ocupado ni utilizar en provecho de personas que no sean las fuerzas de ocupación, a menos que ello sea necesario en beneficio de la población sometida a la ocupación) y sólo si se han tenido en cuenta las necesidades de la población civil (IV CG, art. 55).
Propiedad pública
La Potencia ocupante podrá incautar toda propiedad mueble del Estado
que sea útil para las operaciones militares. (Reglamento anexo de La Haya, art. 53).
El ocupante no adquiere la propiedad de los bienes inmuebles públicos
en el territorio ocupado, ya que sólo actúa como administrador temporal. No obstante, con sujeción a restricciones relacionadas con su explotación y su uso, puede utilizar la propiedad pública, incluidos los recursos naturales, pero debe proteger su valor de capital según las reglas del usufructo. (Reglamento anexo de La Haya, art. 55).
1.3. Combate en territorios ocupados
En las dos décadas siguientes a la aprobación de los Convenios de Ginebra, el
mundo presenció un aumento en el número de conflictos armados no internacionales y de guerras de liberación nacional. En respuesta a esta evolución, en 1977 se aprobaron dos Protocolos adicionales a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949. Estos instrumentos refuerzan la protección que se confiere a las víctimas de los conflictos internacionales (Protocolo I) y de los conflictos no internacionales (Protocolo II) y fijan límites a la forma en que se libran las guerras. El Protocolo II es el primer tratado internacional dedicado exclusivamente a las situaciones de conflicto armado no internacional.
1.4. Asistencia humanitaria
En la Declaración de la Reunión de Alto Nivel sobre el Estado de Derecho, los
Estados Miembros destacaron también que para mejorar la situación de las víctimas de los conflictos armados era indispensable lograr un mayor cumplimiento del derecho internacional humanitario, y reafirmaron la obligación de todos los Estados y todas las partes en conflictos armados de respetar y hacer respetar el derecho internacional humanitario en todas las circunstancias.
Los Estados miembros también están comprometidos a garantizar que no se
tolerará la impunidad por genocidio, crímenes de guerra y contra la humanidad o violaciones del derecho internacional humanitario y graves violaciones de los derechos humanos, y con ese propósito alentaron a los Estados a fortalecer sus sistemas judiciales nacionales y sus instituciones.
1.5. La población civil durante la ocupación
Los Convenios de Ginebra que se adoptaron antes de 1949 se referían
sólo a los combatientes, y no a las personas civiles. Los hechos acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial pusieron en evidencia las consecuencias desastrosas que tuvo la ausencia de un convenio que protegiera a los civiles en tiempo de guerra.
IV. Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas
civiles en tiempo de guerra, 1949
12-08-1949 Tratado
Aprobado el 12 de agosto de 1949 por la Conferencia Diplomática para
Elaborar Convenios Internacionales destinados a proteger a las víctimas de la guerra, celebrada en Ginebra del 12 de abril al 12 de agosto de 1949. Entrada en vigor: 21 de octubre de 1950
Este Convenio adoptado en 1949 toma en consideración la experiencia de la
Segunda Guerra Mundial. Consta de 159 artículos. Contiene una breve sección sobre la protección general de la población contra algunas consecuencias de la guerra, sin referirse a la conducción de las hostilidades, las que se tomaron en cuenta más tarde, en los Protocolos adicionales de 1977. La mayoría de las normas de este Convenio se refieren al estatuto y al trato que debe darse a las personas protegidas, y distinguen entre la situación de los extranjeros en el territorio de una de las partes en conflicto y la de los civiles en territorios ocupados. Define las obligaciones de la Potencia ocupante respecto de la población civil y contiene disposiciones precisas acerca de la ayuda humanitaria que tiene derecho a recibir la población civil de territorios ocupados. Además, contiene un régimen específico sobre el trato de los internados civiles. Tiene tres anexos que contienen un modelo de acuerdo sobre las zonas sanitarias y las zonas de seguridad, un proyecto de reglamento sobre los socorros humanitarios y modelos de tarjetas.
1.6. Disposiciones particulares relativas a la ocupación – asuntos