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Frenar el giro neoautoritario

El inicio de esta nueva era que algunos llaman “de internet”, de capitalismo financiero y de
retroacción de los caudales públicos a grandes empresas privadas transnacionales lo podríamos
datar en el 11 de septiembre de 2001 con el ataque torticero a las torres gemelas de Nueva York.
Pocos años después sobrevino la primera gran crisi financiera en 2008 y que arrastramos hasta el
presente. Quizás por primera vez, los Estados llamados democráticos, han dejado de lado el pacto
social post Segunda Guerra Mundial para adentrarse sin fisuras y contundentemente en la seda de
un autoritarismo de nuevo cuño. Este nuevo autoritarismo se caracteriza por abandonar las masas
trabajadoras y pobres y abrazar los principios del todo por la pasta y el poder. La perversión de la
democracia permite justificar todo tipo de atropeyos en su nombre. En Europa, los primeros
capítulos de esta serie de terror podríamos decir que empezaron en los elocuentemente llamados
países cerdos, PIG’S en su acrónimo en inglés, Portugal, Italia, Grecia y España. Estos países, con
sus masas tradicionalmente movilizadas contra los regimenes dictatoriales o pseudodemocráticos,
han querido ser humillados por los nuevos poderes concentratarios de capital especulativo, de
inercia neoextractvista y marcos laborales neoexclavistas.
En Catalunya se está viviendo actualmente un nuevo enfrentamiento. Catalunya, como lo fue en el
primer tercio del siglo XX se encuentra de nuevo en la primera linea de fuego.
Nuevas guerras civiles con pocas o ningunas bajas en los bandos ofensivos aunque con varias en las
resistencias. Estas bajas ya no son solo consecuencia de las armas de fuego, lo son tambien del
deterioro de los sistemas sanitarios, la corrupción de las administraciones públicas, la
delincuescencia de las entidades financieras, la violencia de los regímenes laborales y de las
ejecuciones hipotecarias.
Terrorismos de estado
reproducir el orden basado en la violencia que sustenta el derecho
pisoteo de la justícia y ninguneo los procesos democráticos
la violencia mítica Si la violencia mítica funda el derecho, la divina lo destruye;

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