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1 Corintios 3:1-9 (Heb.

5:12-14)
Dejando de ser niños

En este mañana seguimos con nuestra serie de sermones en 1


de Corintios, cuyo nombre es creciendo en madurez.
El texto de esta mañana es clave para esta epístola porque
remarca el problema central de aquellos creyentes, de aquella
iglesia, lo que resultaba en todos los problemas que tienen que
ser tratados y corregidos.
Los creyentes en corintos deberían ser adultos, maduros en la
fe, pero estaban viviendo como niños, actuando de manera
inmadura. La metáfora usada por Pablo busca transmitir
claramente el problema que afectaba sus vidas y generaba todo
comportamiento pecaminoso en el seno de la iglesia.
La palabra usada en el v. 1 niños en griego es la palabra para
bebes, aquellos que todavía carecen de cuidados básicos y
atención porque no están capacitados para actuar como
adultos. Pero es usado de manera negativa, es decir como una
manera de llamarles la atención para que se despierten y actúen
en conformidad con lo que podrían hacer.
Un bebe que actúa como bebe es hermoso, transmite alegría,
pero un adulto que actúa como un niño es una tragedia, es
motivo de mucha tristeza.
El problema de la iglesia de corinto es que los creyentes que
deberían ser maduros espiritualmente estaban actuando como
inmaduros, teniendo una actitud que era contrario a lo que se
esperaba de ellos.
Este no fue un problema exclusivo de corinto, ni de este periodo
de la historia. los problemas espirituales en la vida de muchos
creyentes y los problemas en muchas iglesias tienen que ver
que los creyentes no actúan en conformidad con las verdades
de la palabra de Dios que han aprendido, y rehúsan profundizar
y ser conformados por ella.
Las consecuencias de la inmadurez afecta no solo su entorno
más remoto, sino que abarca los círculos mayores, testimonio
en el mundo y vida en la iglesia.
Personas discapacitadas mentalmente deben ser tratadas con la
paciencia y la compasión merecida pues en muchos de los casos
no son conscientes de sus limitaciones.
Pero cuando hablamos de un retraso en la madurez espiritual,
cuando se tiene todos los recursos para avanzar debemos
tratarlo de otra manera. Es esto lo que vemos aquí, una
confrontación a un grupo de creyentes que deberían ser
maduros, pero están se portando de una manera contraria.
La madurez biológica es un proceso natural en la vida del ser
humano, por eso cuando se detecta algún problema, sobre todo
en la niñez los padres se ocupan en sus posibilidades de proveer
lo necesario para que nada afecte el desarrollo de su hijo.
En cuanto a la madurez espiritual debemos entender que ella
necesariamente no viene por los años que uno lleva en la iglesia
sino por la relación que tiene con Dios. De cómo Su palabra
afecta su manera de vivir, su compromiso con Dios.
Antes de avanzar debemos hacernos unas preguntas:
¿Soy un creyente maduro o inmaduro?
¿Estoy progresando en la madurez?
¿Cuándo miro hacia el pasado veo un progreso en el
entendimiento de la palabra de Dios y un creciente deseo de
conocer más a Dios y vivir en conformidad con aquello que lleva
gloria a Su nombre?
¿Qué señales de madurez espiritual puedo reconocer en mi
vida?
¿Qué señales de inmadurez tengo que tratar con la palabra de
Dios?
Transición:
La madurez es una meta en la vida cristiana, el capítulo 2:16
terminó diciendo que el creyente tiene la mente de Cristo, y su
objetivo de vida es como dice Ef. 4:13-14, dejar de ser niño y
llegar a ser un hombre maduro, a la plenitud de Cristo. O como
dice en Colosenses 1:28, que el fin de toda enseñanza y
amonestación es que todos lleguen a la madurez en Cristo.
Por eso como un buen pastor el apóstol Pablo escribe esta
exhortación para despertar aquellos hermanos a que
abandonen la inmadurez y los comportamientos que proceden
de ella, y se dediquen aquello que conduce a la madurez.
Veamos 3 enseñanzas que nos ayudarán a reconocer por donde
entra la inmadurez, las consecuencias desastrosas que traen y
el camino que debemos seguir para madurar espiritualmente.
1- La puerta de entrada de la inmadurez – 1-3a
El texto es la continuación de todo lo que viene hablando el
apóstol en los vs. anteriores sobre el mensaje de la cruz que
conduce a la sabiduría espiritual, a la madurez, contra a la
sabiduría humana que conduce a la vanagloria, que se
desvanece y que es necedad ante Dios 3:19.
Por eso comienza con así que, o de manera que…
Estos creyentes deberían abandonar la manera de pensar
mundana que tenían, los comportamientos mundanos que
tenían, pues ahora son creyentes, son santos que están siendo
santificados. Ellos habían nacido de Cristo, 4:15, cuando Pablo
pasó por Corinto y dedicó 18 meses entre ellos, y más tarde
Apolos fue un gran maestro entre ellos. Ahora alrededor de 5
años más tarde ya deberían estar viviendo, pensando y
actuando como personas que crecen hacia la madurez, pero no
fue lo que estaba pasando.
Primero que debemos recordar que Pablo escribe a creyentes,
ya hizo varias afirmaciones en cuanto a eso, y aquí recuerda
que cuando estuvo a principio y los condujo a Cristo, les habló
en conformidad con la condición de ellos, eran carnales
(sarkinois), hechos de carne, haciendo referencia a la limitación
de ellos, por eso les habló a principio como a niños en Cristo.
En aquel entonces les dio a beber leche, una enseñanza en
conformidad a la condición de ellos que estaban empezando en
la vida cristiana.
Pero ahora deberían ser creyentes experimentados en la
palabra y estar profundizando en las verdades que conducen a
una vida coherente con las verdades de la palabra de Dios.
Pero no era lo que estaba pasando, sino que la actitud de ellos
era inmadura, carnal (sarkikoi), o sea, un comportamiento
semejante aquellos que no son creyentes, que parecen no estar
capacitados a recibir enseñanza más profunda, porque
demuestran infantilidad en la vida cristiana.
No está enseñando que hay dos categorías de creyentes, un
espiritual y otro carnal, todo creyente es espiritual porque ha
nacido del Espíritu, no hay vida espiritual si uno no es nacido
del Espíritu, pero si hay creyentes maduros e inmaduros,
creyentes que reflejan la nueva vida en Cristo, y creyentes que
al no someterse a la guía del Espíritu manifiestan las obras de
la carne o las actitudes pecaminosas que un día dominaban su
vida, para las cuales han muerto.
Cuando somos salvos, la carne o la inclinación antigua no es
eliminada de nosotros, ella permanece ahí, su dominio o su
poder es eliminado (Rom. 6:6…, 8:12… Gal. 5:24), y debe ser
mortificada cada día. Haced morir…
Aunque eran creyentes estaban cometiendo pecados terribles e
inexcusables… el pecado del creyente es tan feo, tan terrible
cuanto del incrédulo. Cuando un creyente peca se está poniendo
a un mismo nivel del incrédulo.
La exhortación es a un cambio de actitud que se da por un
mayor compromiso con la palabra de Dios.
Habían sido evangelizado e instruido por Pablo, por Apolos, pero
vivían como ignorantes en lugar de maduros…
La niñez aquí no tiene que ver que eran recién convertidos, sino
que es un sinónimo de carnalidad o inmadurez. No les faltaba
inteligencia, no les faltaba enseñanza, el problema estaba con
la disposición espiritual en vivir y aplicar los principios de la
palabra de Dios a su vivir diario. Oidores olvidadizos, Stg. 1:25
Las verdades espirituales que ignoramos y descuidamos,
tienden a caer en el olvido, y es la causa de la inmadurez y la
falta de progreso en la vida espiritual. Ciclo de Jueces
Nada nos lleva a ignorar y a olvidarnos de las verdades de Dios
que cuando dejamos de vivirlas.
Por eso el cristiano en pecado se siente molesto a la luz de Dios,
y la quiere evitar, y como un tonto en lugar de arrepentirse y
refugiarse en Dios, se entrega a las practicas pecaminosas
sufriendo las consecuencias mortíferas del pecado.
Muchos cristianos en nuestros días se asemejan a los corintios,
no quieren más que la leche. No les gusta ser confrontados a
tener una actitud madura, les molesta cuando son confrontados
en sus pecados y se sienten amenazados porque rehúsan
abandonar sus hábitos pecaminosos.
Solo cuando desechamos “toda malicia, todo engaño,
hipocresía, envidias, y todas las detracciones” —es decir, lo
carnal— somos capaces de desear “la leche espiritual no
adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pe.
2:1-3).
Después de cinco años, no habían progresado en la fe. Pablo les
dio leche a beber a principio de su conversión, pero al escribirles
revela la condición que dominaba la mayoría de ellos. Todavía
no eran capaces de digerir alimento sólido.
Debemos entender que la dieta espiritual no es diferente en
cuanto a su fundamento (Cristo) sino en cuanto a su
profundidad y compromiso. La palabra de Dios es leche y
alimento sólido. Calvino decía Cristo es leche para los bebes y
vianda para los adultos.
John Macarthur: “Que un predicador o maestro cristiano esté
dando solo leche semana tras semana, año tras año, es un
crimen en contra de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo.”
Hay que estimular el apetito, el deseo para profundizar en una
relación más profunda y de mayor compromiso con El Señor.
La responsabilidad del crecimiento en madurez no depende
exclusivamente que tengamos buenos maestros, pastores, pues
tenemos la biblia, y El Espíritu Santo que nos guía a toda la
verdad.
La razón por la cual no crecemos o crecemos poco está
relacionado a cuanto lugar le damos a los deseos pecaminosos
que permanecen en nosotros y cuanto lugar le damos a la
palabra de Dios en nuestras vidas.
La puerta por la cual entra la inmadurez es la negligencia a una
vida más profunda con la palabra de Dios y con su aplicación a
la vida diaria.

2- La inmadurez es desastrosa para la iglesia de Dios 3b-4-


Los vs. 3 y 4 revelan las consecuencias de la inmadurez en la
vida de la iglesia. Lo que se ve en la iglesia, ya ha afectado el
hogar y la sociedad. (cuando explota aquí…)
Nadie nace con genes espirituales deficientes o con defectos
espirituales, las consecuencias proceden de un comportamiento
contrario a la nueva condición que hemos sido llamados,
santos…
Por eso lo más desastroso que puede pasar a una iglesia es que
ella este llena de adultos con comportamientos de niños.
Cuando los creyentes viven como niños y quieren ser tratados
como niños las consecuencias serán desastrosas.
La inmadurez, carnalidad es un mal general que tiene muchas
manifestaciones. Corromperá la moral, debilitará las relaciones
personales, producirá dudas acerca de Dios y de su Palabra,
destruirá la vida de oración y proveerá de terreno fértil para la
herejía.
Lo que se menciona aquí como consecuencia del
comportamiento inmaduro son celos, contiendas, la exaltación
de los hombres en lugar de la exaltación a Dios.
Las consecuencias es que les faltaba amor y abundaba la
rivalidad y disputas.
Cristianos que no crecen, que no maduran buscan la satisfacción
de sus apetitos carnales. El comportamiento egoísta se
manifiesta celos, contiendas, divisiones…
Los deseos pecaminosos son como el cáncer; tienen muchas
formas y efectos, pero al final todos son muy destructivos.
La expresión andáis como hombres significa andar como
aquellos que no tienen a Dios.
Los celos son una forma grave de egoísmo, envidiando algo que
alguien tiene y que quisiéramos tener nosotros. Y el egoísmo es
una de las características más evidentes de conducta infantil.
La división es una de las consecuencias claras que proceden de
la caída, mientras que la unidad es una de las manifestaciones
claras de una vida transformada por la gracia de Dios.
Las culturas humanistas alimentan este comportamiento,
teniendo un solo hijo, con la premisa que hay que darle lo
mejor, inflando el ego de la criatura que se vuelve insoportable.
En Cristo no somos hijos únicos, no hay lugar para el egoísmo,
para celos y contiendas o para exaltación del hombre.
Aquí estaban causando divisiones, yo soy de…
Las personas carnales e inmaduras cooperan solo con aquellos
líderes y hermanos con los que están de acuerdo, que les
agrandan personalmente o que los adulan. Por eso las exaltan.
Cuando la lealtad a los hombres precede la lealtad a Dios en la
iglesia es una señal clara de inmadurez y la manifestación de
diferentes pecados será la consecuencia de este
comportamiento.
Una de las causas que impide que esta iglesia sirva mejor al
Señor, crezca en Su conocimiento y en compromiso es que
algunos quieren vivir como niños, ser tratados como niños.
Mientras no abandonen este comportamiento carnal, la salud
espiritual de ellos y de la iglesia está comprometida.

3- El camino hacia la madurez - 5-9


Es dejar las actitudes de niños y crecer hacia ser hombre
perfecto. Es dejar los celos, las contiendas, la exaltación de los
hombres y profundizar en un alimento más sustancial de la
palabra de Dios.
Los vs. 5 a 9, revela verdades de una mente madura.
Las preguntas en v. 5, aclaran que todos los creyentes son
servidores de Dios, no hay lugar para caudillos en la iglesia. La
iglesia no es de los hombres, la iglesia es de Dios, los hombres
son servidores de Dios, por eso no pueden ser exaltados.
Los siervos de Dios son instrumentos de los cuales Dios se sirve
para cumplir Sus propósitos, ellos no son la fuente de la
salvación, sino que han sido objetos de la gracia de Dios como
todos los demás. Como Pablo les había recordado antes, él no
había muerto por ellos, ni habían sido bautizados en su nombre
(1:13).
Todos los cristianos, incluyendo aquellos que el Señor usó de
forma tan poderosa, son sus servidores (diakonoi) o ministros.
La palabra diakonoi se usaba a menudo de uno que servía la
mesa o lo que llamaríamos hoy un mesero. Cuando una va a un
banquete, no le honra al mesero que sirve la mesa, sino al
anfitrión que lo recibe.
Pablo dice, Apolos y yo somos solo meseros o sirvientes que el
Señor usa como servidores para llevarles alimentos a ustedes.
Ustedes no nos complacen insistiendo en honrarnos. Su honor
y su gloria están mal dirigidos. Están actuando como personas
del mundo, como meros hombres.
Vs. 6-7- Como servidores cada uno será usado en diferentes
tareas conforme El Señor concede, uno planta, otro riega, otro
cosecha, sin embargo hay una conjunción adversativa, un pero
que marca toda la diferencia en el servicio que se rinde a Dios.
Es Dios quien concede el crecimiento. Ni el que planta, ni el que
riega es algo, sino que los siervos apuntan para Aquel que
merece toda la gloria. Su trabajo no termina…
Porque Dios y el hombre nunca son iguales en la proclamación
del evangelio, porque el hombre no es más que un instrumento
en las manos de Dios, el hombre trabaja para Dios, en la obra
de Dios, pero no trabaja como Dios, y no produce lo que solo
Dios puede producir. La gloria es de Dios…
El mundo honra y trata de inmortalizar a grandes hombres
porque esos hombres son lo más elevado que ellos conocen. El
mundo no puede ver más allá de sí mismo. Pero los cristianos
conocen a Dios: El Creador, El sustentador, El Salvador, El
Señor soberano del universo. Por eso la gloria se la damos solo
a Dios, a aquel que provee el alimento espiritual que nos es
servido.
La cura para las divisiones es apartar nuestros ojos del yo, de
los hombres y fijarlos en el Dios a quien debemos la gloria.
Cuando nuestra atención se centra en nuestro Señor, como
debería ser siempre, ya no habrá tiempo ni ocasión para celos,
divisiones o idolatría. Cuando nuestra atención está fija en Él no
puede estar centrada en nosotros, en dirigentes humanos o en
facciones humanas.
Pablo usa una metáfora de la agricultura y reconoce que él
plantó y Apolos regó. Ellos han cumplido bien y fielmente con
su tarea. Pero la obra auténtica la hizo el Señor. Dios es el que
da el crecimiento. El v. 8 dice que Dios recompensará Sus
siervos según el trabajo de cada uno, no según el éxito o los
resultados, porque estos dependen de Él.
En el v. 9 nos dice que al mismo tiempo que somos alcanzados
por la obra de Dios somos injertados en la obra de Dios. Somos
meseros, somos siervos que trabajan en la unidad del cuerpo,
en las diferentes áreas, para que Dios se sirva de nosotros para
la edificación de Su iglesia. No somos rivales, no competimos
unos contra otros, somos cooperadores de Dios.
Una vida dedicada a la palabra de Dios y al servicio de Dios
conducirá a la madurez espiritual. Personas inmaduras son
conocidas por la negligencia a estos principios.

Conclusión:
¿Cuál es tu dieta? ¿De que te estás alimentando?
Las consecuencias de la inmadurez son desastrosas.
Pero Dios nos ha provisto un camino para madurar…

Cena.
Próximos sermoes
(10.-17, 18-23)

https://www.desiringgod.org/scripture/1-corinthians/3/messages

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https://resources.thegospelcoalition.org/library/building-with-care-part-two

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multimedia/chapter-1-corinthians/-1

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