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La Iglesia en la Historia Medieval Universidad Iberoamericana

DIÁLOGO ENTRE CRISTIANISMO Y EL ISLAM


Luis Enrique Ramírez Gutiérrez 28 de enero de 2019
J.J. Tamayo Acosta, Diálogo entre cristianismo e Islam: algunos hitos históricos, Trotta, Madrid

1. ¿Cómo describe, de manera breve, el diálogo entre el filósofo, el judío y el cristiano


Abelardo y a qué desafíos responde?
Los personajes transitan por tres senderos diversos, pero con un marco de referencia común, la
razón; y una meta común, la búsqueda de Dios como Sumo Bien en sí mismo y para el ser
humano. El filósofo convoca, su actividad se centra en la filosofía moral como meta de todas las
disciplinas.
⎯ Judío y Filósofo, el cual plantea tres temas: 1. la ética como disciplina con dos niveles
de normatividad: el de la ley natural (filósofo) y el de la ley religiosa (judío); 2. ley
religiosa, en sus diferencias entre su observancia conforme a una convicción fundada
en la razón y la observancia conforme a la costumbre y cultura, asumidas sin sentido
crítico; 3. el doble peligro que entraña la observancia acrítica de la ley religiosa: la
intolerancia hacia quien no profese esa fe y su reducción a fórmulas vacías. El filósofo
defiende la superioridad de la ley natural sobre la ley de Moisés, y considera a ésta
superflua en lo concerniente a la consecución del bien espiritual. El judío reconoce
haber heredado culturalmente el judaísmo, pero lo ha asumido con asentimiento
racional. Lo que ciertamente no puede rebatir es la no universalidad del judaísmo.
⎯ Filósofo y Cristiano. Se considera la moral neotestamentaria más perfecta que la
veterotestamentaria. El cristiano muestra su acuerdo en profundizar y discutir la fe
con el filósofo con "argumentaciones racionales", apela así a la razón más que a sus
autoridades religiosas. Cuando recurre a ellas, lo hace no para situarse por encima del
filósofo, sino para mostrar que van en la misma dirección de la filosofía. Y desde ahí
diseña una religión específica con pretensiones de universalidad como síntesis de las
dos posiciones anteriores.
Cuatro eran los principales desafíos a los que intentaba responder Abelardo: la convivencia,
amenazada por los enfrentamientos basados en los motivos religiosos; la unidad en la diversidad,
la razón que no renuncia a la verdad y la armonía entre la exégesis bíblica y la filosofía. Es una
propuesta innovadora ya que, en no pocos lugares de la cristiandad, se creía que el judaísmo y el
islam constituían un atentado contra la unidad del cristianismo, y, en consecuencia, contra la
cohesión social.

2. ¿Por qué la propuesta adopcionista tuvo importancia en el acercamiento y la


convivencia pacífica entre cristianos y musulmanes en la península ibérica del siglo
VII?
Con el adopcionismo (Cristo era solo hijo adoptivo de Dios, cuyo primer desarrollo tuvo lugar
en el siglo II en Oriente) se superaba una diferencia doctrinal importante, pues el Corán considera
a Jesús como enviado de Dios, pero no reconocía su divinidad; además, el contexto: Toledo era
una ciudad musulmana y Urgell era frontera con el islam peninsular. En ambos lugares las
relaciones entre cristianos y musulmanes eran muy estrechas. Se hacía necesario, por tanto,
tender puentes de comunicación en el terreno doctrinal y la solución adopcionista se creía que
podía contribuir al acercamiento y a la convivencia pacífica de las dos comunidades. Félix,
obispo de Urgell y promotor del adopcionismo, tenía un profundo conocimiento de la
consideración del Corán sobre Jesús como hijo de María y enviado de Dios, pero no Dios ni hijo
de Dios.
3. ¿Cuáles fueron los intentos de Francisco de Asís para lograr la paz y el diálogo entre
musulmanes y cristianos en el contexto de las "Cruzadas"?
Francisco no era partidario de las cruzadas sino del diálogo con los musulmanes y de su
conversión sin recurrir a las armas. Francisco consideraba inadecuadas las Cruzadas apoyándose
en dos argumentos: eran contra la voluntad de Dios y que el Evangelio mandaba amar a los
enemigos y no hacerles la guerra. En el asedio a Damieta intentó convencer a los cruzados que
renunciaran a combatir, pero no le hicieron caso. Francisco, con su ejemplo, asombraba por la
humildad, la generosa acogida que le prestaban a él y a sus hermanos y cómo les proveían de lo
necesario. Francisco creía posible resolver el problema de los Santos Lugares a través del diálogo
y la conversión del sultán Kamil Al-Malik. Así, llegando con él, éste quedó admirado ante el
porverello de Asís, le trató cordialmente y ambos pudieron dialogar en clima pacífico. Al-Malik
era una persona de mente abierta, sensible a los problemas del espíritu y enemigo de los
cristianos, ciertamente, pero no en el terreno religioso sino en lo político. Según las crónicas, él
y Francisco reflexionaron y oraron juntos. Francisco, pese a que no logró la conversión del sultán
y a su corte, cierto es que quedó conmovido por la forma de dirigirse los musulmanes a Dios (en
su Carta a la orden se ve la inspiración en la forma de orar en el Islam; él mismo tomo del Islam
la expresión "Altísimo" para dirigirse a Dios; a su vuelta a Italia, no cesó de predicar el amor a
los hermanos musulmanes). En plena época de legitimación religiosa de la guerra justa, dentro
del franciscanismo se desarrolló una teología de la paz y de la no violencia, que buscaba el
anuncio del Evangelio por vía pacífica entre los judíos, los tártaros, los herejes, los paganos y
las personas tenidas por idólatras. Algunos se mostraban contrarios a la violencia contra los
infieles y consideraban la argumentación racional y la filosofía los únicos caminos para llevarlos
a la verdad de la religión cristiana, ya que son los caminos que ellos siguen.

4. En Toledo, cuya Escuela de Traductores emprendió un esfuerzo de diálogo


interdisciplinar, interlingüístico, intercultural e interreligioso entre diferentes, e
incluso enfrentadas, cosmovisiones, culturas y religiones, ¿cuál fue la obra que
emprendieron Pedro el Venerable, abad de Cluny, y don Raimundo, arzobispo de
Toledo, y con qué fin se llevó a cabo?
Suele reconocerse al arzobispo de Toledo don Raimundo (1126-1152) la iniciativa en el fomento
de la traducción de las obras árabes al latín. La idea parece surgir a partir del viaje del abad de
Cluny Pedro el Venerable a España para visitar los monasterios cluniacenses y entrar en contacto
con expertos en lengua árabe que le facilitaran el acceso al texto original del Corán y a las obras
sobre Muhammad. Con la ayuda de Raimundo y otros expertos, logró reunir un "Corpus
mahometicum", que incluía el Corán. Dicho corpus fue traducido al latín por un grupo de
colaboradores. El objetivo último de este trabajo de recopilación y traducción era llevar a cabo
una refutación más rigurosa y certera de los principios del Islam. Dicha refutación fue encargada
a Bernardo de Claraval, quien no aceptó.

5. ¿Cuál fue la nueva estrategia para confrontar la religión islámica en lugar de las
armas, la cual también uso Ramón Llul, "cristiano arábigo"?
A partir del siglo XII, el cambio de estrategia consistió dentro del género literario apologético
del cristianismo y de rechazo del Islam: llegar a un mejor conocimiento del Islam para mejor
refutarlo; evangelizar y convertir a los sarracenos al cristianismo, en vez de combatirlos con la
espada. Así aparecen las primeras traducciones del Corán al latín, cuya intención no era tanto
valorar sus aspectos positivos, cuanto demostrar su falsedad y defender la verdad del cristianismo
y así, terminar con el Islam. Así, importante fue la contribución que prestó Llul al diálogo
intercultural a través de la fundación de la escuela de Miramar para el estudio de las lenguas
orientales en Mallorca. Defendía la existencia de un solo mundo, y no de tres mundos. Para él,
la razón constituye el instrumento natural del conocimiento que posibilita descubrir la existencia
de un único Dios, principio y fundamento del género humano. Su tarea intelectual estuvo
centrada en fundamentar de manera racional la unión de las tres religiones monoteístas, pero
también de los griegos, los nestorianos y los demás grupos separados de la Iglesia de Roma.
Tenía un profundo conocimiento de la cultura musulmana y mantuvo una relación muy estrecha
con la población musulmana tanto en Mallorca como en el norte de África. Una de sus obras
importantes es el "Libro del Gentil y los tres sabios".

6. ¿Cuál es la obra emblemática de Nicolás de Cusa donde expresa su deseo de


conseguir la paz a través del diálogo y del respeto mutuo interreligioso, sin recurrir
a métodos violentos aún todavía presentes en su tiempo?
La paz de la fe, escrita en septiembre de 1453, meses después de la toma de Constantinopla. El
escenario es una reunión en el "cielo de la razón" presidida por el Verbo y los apóstoles Pedro y
Pablo, a la que son invitados los hombres más eminentes del mundo en representación de las
diferentes naciones y coinciden en que la causa de la mayoría de las guerras y violencias que se
producen en el mundo es la religión. Proponen pues, el diálogo como la vía más conforme con
el espíritu del cristianismo y el método más adecuado para terminar con los conflictos causados
por la religión. La solución es la paz de la fe, que consiste en la existencia de una sola fe basada
en la creencia común en un solo Dios, dentro del reconocimiento y del respeto a las diferencias
en los ritos: "a partir de Nicolás de Cusa, la inteligencia de la fe, más que la fe misma, tiende a
convertirse en el principio de la paz y de la organización religiosa de la tierra" (E. Gilson).
Nicolás de Cusa reconoce, en una carta enviada a Juan de Segovia (1454), las afinidades entre
el Corán y la fe cristiana. Su lectura del Corán es todo un ejemplo de apertura cristiana (en
algunos puntos como lo es Cristo y el Paraíso).

7. ¿Cuáles son los pasos que propone Juan de Segovia para llegar a una convivencia
pacífica interreligiosa?
Son tres:
⎯ Mantener, dentro de lo posible, una paz duradera con los países musulmanes.
⎯ Intensificar las relaciones entre las comunidades cristianas y las musulmanas,
preferentemente en el plano sociocultural en un clima de comprensión que permita
suavizar los fanatismos de ambas partes y liberar los prejuicios.
⎯ Llevar a cabo un debate pacífico entre las doctrinas fundamentales en cada religión,
en una actitud tolerante, reconociendo los valores positivos del Islam, pero sin
claudicar en la fe.
Juan de Segovia creía que el debate doctrinal entre cristianos y musulmanes debía llevarse a cabo
“siempre con los alfaquíes y en presencia de los gobernantes musulmanes”

8. ¿Cuál fue la importancia de la obra del politólogo Bodonio titulada Coloquium


Heptaplomeres en el año 1593?
Es una obra donde analiza el fenómeno de la diversidad cultural que estaba desangrando a Europa
con las guerras y las persecuciones por motivos religiosos y aporta una respuesta a partir de la
idea de tolerancia. El género literario de esta obra es el diálogo entre los interlocutores, sin
vencedores ni vencidos y sin conclusiones finales. Los siete interlocutores son: judaísmo,
luteranismo, calvinismo, catolicismo, islamismo, escepticismo y la religión natural. Los siete
vivían con moderación, inocencia e integridad. Coincidían en la valoración y la práctica de
ciertas virtudes: la recta intención, la modestia, la caridad, la sinceridad, la confianza y la
amistad. Lo que a todos les guiaba era el deseo de aprender, más que el afán de discutir o el
ánimo de imponerse a los otros. Cada sesión terminaba con un canto común. ¿Qué se propone
como solución ante todo el pluralismo? Cada uno da su aportación. Esta obra anticipa algunas
de las ideas ilustradas como la fraternidad, la solidaridad con la razón y el rechazo de la
superstición. A la razón le corresponde la tarea de unificar las religiones y hacer prevalecer el
principio de tolerancia en una “Europa inundada de sangre, alborotada de disputas confesionales,
castigada de odios y persecuciones” (Dilthey).

9. ¿Cuáles son los principios en los que Lessing basa su idea de tolerancia
interreligiosa y cuál debe ser la actitud para evitar los conflictos entre las religiones?
Son dos los principios:
a) Hay que anteponer el ser hombres al ser creyentes: “¿el cristiano y el judío son judíos
y cristianos antes que hombres?”… La común humanidad de todos los seres humanos
está en la base de la tolerancia.
b) Hay que reconocer el valor universal de la razón, común a todos los seres humanos,
patrimonio de la humanidad, dentro del respeto a la pluralidad cultural y religiosa de
racionalidades.
En el actual pluriverso religioso no cabe preguntar qué religión o religiones son verdaderas y
cuáles falsas. La actitud ha de ser, más bien, ir en busca de los destellos de verdad que hay en
todas las religiones, en busca de las manifestaciones de autenticidad en la vida de los creyentes.
Pero también en busca de las manifestaciones del error en cada religión, incluida la propia, y de
la inautenticidad en cada uno de los creyentes.

10. Para el autor, ¿cuáles son los obstáculos y las posibilidades para el diálogo entre
cristianismo e islam?
Las dificultades: el desconocimiento mutuo entre ambas religiones y las descalificaciones
mutuas. A la hora de valorar a las otras religiones, no se suele partir de una información objetiva
al respecto. Frecuentemente se opera con estereotipos que terminan por deformar el sentido
profundo de la religión.
Por eso, es necesario conocer todas las religiones y operar con criterios objetivos a la hora de
valorarlas. Lo que no implica la renuncia a la propia identidad religiosa, aunque sí a flexibilizar
las propias posiciones doctrinales y morales. El diálogo (crítico y autocrítico) solo es posible
entre identidades abiertas, mutuamente fecundantes, no entre personas o colectivos dogmáticos.
Así se toma conciencia del peligro que acecha a las religiones de convertir las mediaciones en
metas y de encerrar la religión en los estrechos límites de las instituciones. Por lo que existe una
oportunidad para descubrir la necesidad que tienen las religiones de renovarse, para comunicar
los mensajes del pasado con “savia nueva”, con lenguaje renovado y de realizar los ideales
religiosos en nuevas praxis históricas como respuesta a los desafíos de cada época, como “acto
creador que consiste en encender el antiguo fuego prendiéndolo en nuevas antorchas, de hacer
odres nuevos para el vino nuevo sin perder viejos aromas” (R. Panikkar). Toda religión debe
estar dispuesta a escuchar y aceptar las críticas procedentes de fuera, y no tomar como simples
malentendidos o interpretaciones equivocadas lo que la mayoría de las veces son constatación
sincera y objetiva de los propios límites.
COMENTARIO RESPECTO AL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Algo que me parece oportuno es lo que menciona Andrés Torres Queiruga en su obra Diálogo
entre las religiones y autocomprensión cristiana: “cerrar los ojos ante esta semejanza
fenomenológica o negarse a reconocer su eficacia real en la vida de las personas significaría
tener «un corazón como el de Jonás y poco entendimiento para la historia de las religiones». Hay
que estudiarlas [las religiones] con cuidado, tratando incluso de interpretarlas a la luz de su
misma autocomprensión. Interpretar al otro de modo que él pueda reconocerse en nuestra
interpretación: «también la teología de las religiones está bajo el mandamiento de no pronunciar
ningún falso testimonio contra el prójimo» (P. Schmidt-Leukel)”.

Por eso, en primer lugar, estamos invitados a profundizar en nuestras propias creencias y
convicciones religiosas, ver como está nuestra propia experiencia cristiana, desde la propia casa
(así entiendo el ecumenismo), para saber expresar, ante los demás, lo auténticamente cristiano
desde nuestra particularidad (claro, sin agotarlo), de tal manera que, quienes nos están rodeando,
observando y esperando un testimonio y experiencia, puedan percibir nuestra fe vivencial y que,
nosotros, despejados de toda sospecha, duda o escrúpulo, podamos conocer sus experiencias de
fe en su respectiva religión. Estoy de acuerdo en que el encuentro con las religiones se inserta en
esa dinámica interna, enmarcada en un régimen de don y gratuidad, dentro del cual la
concurrencia o el intento de dominio queda desenmascarado como soberbia y pecado. El
absoluto corresponde solo a Dios. Lo que le toca al hombre es la tarea inacabable de ir asimilando
su presencia, tanto en la gloria y la humildad del servicio, ofreciendo a los demás lo que ha
descubierto, como en el duro y gozoso aprendizaje de lo que otros le ofrecen y que él reconoce
como perteneciente también a su mismo Dios, que es de todos (A. Torres Queiruga).

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