Sei sulla pagina 1di 16

La divinidad de Alejandro Magno: un mito académico

Matías Leiva Rodríguez


Universidad Andrés Bello

Resumen: La divinidad de Alejandro Magno ha sido un tema largamente estudiado en


el último siglo. Ese estudio, sin embargo, parece estar guiado por un cierto dogma que
establece de forma casi definitiva el hecho que Alejandro fue, de hecho, deificado en
Cuadernos de vida y adorado como tal. En este artículo se discutirán los hechos cruciales que
parecieran dar forma a este mito académico y, como veremos, se hará un intento por
Historia Cultural demostrar que las aseveraciones de diversos estudiosos del siglo XX carecen de los
fundamentos necesarios para ser consideradas seriamente.

Palabras clave: Alejandro Magno, divinidad, Zeus-Amón, Siwa, proskynesis


Revista de Estudios de
Historia de la Cultura,
The divinity of alexander the great: an academic myth
Mentalidades, Económica
y Social Abstract:The divinity of Alexander the Great has been largely studied in the last
century. However, this study seems to be guided by a certain doctrine that establishes
almost definitively that Alexander was, in fact, deified during his life and worshipped as
such. In this article the key facts that appear to shape this academic myth will be
discussed and, as will be seen, we will prove that many of the statements of the
Nº 4, ISSN 0719-1030, twentieth century scholars lack of the necessary grounds to be taken seriously.
Viña del Mar, 2015
Keywords: Alexander the Great, divinity, Zeus-Ammon, Siwa, proskynesis

* Contacto: matiasleiva@gmail.com Recibido: 07/12/2015


Aceptado: 18/12/2015
10

La divinidad de Alejandro Magno: un mito académico

Matías Leiva Rodríguez


Universidad Andrés Bello

1. El problema1

La vida y campaña de Alejandro Magno ha inspirado a muchos biógrafos e


historiadores a lo largo del tiempo. Sin embargo, en el último siglo ha surgido un especial
interés por uno de los fenómenos más llamativos en torno a esta cautivante figura: su divinidad
y, con ello, los presupuestos teológicos que estructuraban la relación de dioses y hombres hasta
entonces. Desde finales del siglo XIX y hasta finales del XXI se asentó entre los académicos
dedicados al estudio del rey Macedonio una cierta tendencia a aceptar como axioma el hecho
que Alejandro fue divinizado durante su vida y, tomando esto como punto de partida,
interpretaron los datos que las fuentes ofrecen en relación al tema. Sin embargo, basta una
breve mirada a dichos pasajes para percatarse que no hay nada definitivo en ellos que permita
hacer tal afirmación. En el presente escrito me propongo hacer un análisis y contraste de las
fuentes con los textos modernos para mostrar como esta interpretación es, a la vez,
tendenciosa e infundada. Los puntos a revisar serán: a) que Alejandro mostró el deseo de ser
adorado como un dios; b) que tomó acciones para que esto tuviera lugar; y c) revisar si, de
hecho, algunos pueblos o ciudades lo veneraron como dios o, al menos, como héroe. Dada la
gran cantidad de pasajes que arrojan luz sobre el asunto, solo habrán de considerarse algunos
de ellos, a saber, la emulación que Alejandro mostró hacia grandes héroes, especialmente
Aquiles y Heracles; la controversial visita al oráculo de Zeus-Amón en Siwa; y el intento de
introducir la proskynesis como saludo ceremonial en su corte. Ni las medidas tomadas por los

1Este escrito forma parte de un trabajo previo y de mayor extensión. Se encuentra disponible en inglés en
Academia: http://www.academia.edu/4602276/The_divinity_of_Alexander_the_Great

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


11

Diádocos, ni el uso propagandístico que dieron los emperadores romanos a la supuesta


divinidad de Alejandro serán considerados en este trabajo.

2. Alejandro y los mitos

Para entender el fenómeno de la divinización de Alejandro es necesario comenzar


desde el principio mismo, a saber, el linaje del cual descendía y los héroes a los que podía
llamar 'ancestros', así como los mitos que iluminaron su existencia. Alejandro pertenecía la
Casa Real de Molosia a través de su Madre Olimpia, y la Casa Argéada a través de su padre
Filipo. Los Molosos podían rastrear su linaje hasta Aquiles mismo, y los Argéadas hasta
Heracles2. Como es sabido, en la Antigua Grecia la línea que separaba el mito de la realidad era
delgada, y los griegos estaban dispuestos a borrar dicha escisión aceptando estos míticos relatos
familiares como historias verdaderas 3. Estas pretensiones de ancestros heroicos no eran cosa
rara para ellos; gobernantes y tiranos solían usarlas para validar su poder y sus políticas ante sus
súbditos4. Para Alejandro en particular estos ideales proveyeron fuertes modelos de emulación
y sólidas bases para su campaña contra el Imperio Persa. Como veremos más adelante, él tomó
estos modelos muy seriamente, sabiendo que podrían reportarle gran reputación en su nuevo
reino y ser figuras de inspiración para su ejército5.
Desde el comienzo, la vida del joven príncipe estuvo acompañada por fantásticas
historias y divinos portentos. Plutarco, ferviente admirador de Alejandro, relata ciertas historias
que permiten entrever la sobrenaturaleza de su concepción:

2 Cf. Plu. Alex. 2.1, Mor. 334D; D.S. 17.1.5; Just. 7.1; Hyg. Fab. 123; Pind. Nem. 4.51-3. Para estos linajes presentes
en historiadores antiguos ver: Thuc. 2.99; Hdt. 8.138-9. La mayoría de los historiadores modernos concuerdan en
la creencia extendida de dichas ascendencias: Carney, Elizabeth, Olympias. Mother of Alexander the Great, Routledge,
New York and London, 2006, p. 5; Fredricksmeyer, Ernst, "Alexander's religion and divinity", en Roisman, J.
(ed.), Brill's Companion to Alexander the Great, Brill, Boston, 2003, p. 256; Worthington, Ian, Alexander the Great. Man
and God, Pearson, London, 2004, pp. 36 y ss.; Green, Peter, Alexander of Macedon, 356-323 B.C. A Historical
Biography, University of California Press, Los Angeles and London, 1991, p. 40; Wilcken, Ulrich, Alexander the
Great. Trad. Richards, G., WW Norton, New York and London, 1967, p. 56; Hammond, Nicholas, Alexander the
Great. King, Commander and Statesman, Chatto & Windus, London, 1980, pp. 14-15, 17, 35; Badian, Ernst,
"Alexander the Great between two thrones and heaven: variations on and Old theme", en Worthington, I. (ed.)
Alexander the Great. A reader, 1º ed., Routledge, New York, p. 245; Balsdon, J. P. V. D., "The 'Divinity' of
Alexander", en Historia: Zeitschrift für alte Geschichte, Vol. 1, 1950, p. 374.
3 Cf. Plu. Alex. 2.1. Bosworth, A. B., Conquest and Empire. The Reign of Alexander the Great, Cambridge University

Press, Cambridge, 1988, pp. 278, 281; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion…op. cit., p. 254; Stewart, Andrew,
Faces of power. Alexander's image and Hellenistic politics. University of California Press, Los Angeles, 1993, p. 78; Green,
P., Alexander the... op. cit., p. 40.
4 Cf. Green, P., Alexander the...op. cit., pp. 39-40.
5 Cf. Curt. 8.8.14

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


12

Parecióle a la esposa que antes de la noche en que se reunieron en el tálamo nupcial,


habiendo tronado, le cayó un rayo en el vientre, y que de golpe se encendió mucho fuego,
el cual, dividiéndose después en llamas que se esparcieron por todas partes, se disipó.
Filipo, algún tiempo después de celebrado el matrimonio, tuvo un sueño, en el que le
pareció que sellaba el vientre de su mujer, y que el sello tenía grabada la imagen de un león6.

Inmediatamente después, el autor presenta otro relato:

Vióse también una serpiente, que estando dormida Olimpíade se le enredó al cuerpo, de
donde provino, dicen, que se amortiguase el amor y cariño de Filipo, que escaseaba el
reposar con ella; bien fuera por temer que usara de algunos encantamientos y maleficios
contra él, o bien porque tuviera reparo en dormir con una mujer que se había ayuntado con
un ser de naturaleza superior7.

Estos lógoi, como los llama Plutarco, por fantásticos que sean, no dejan de tener un
asidero real: Olimpia estaba, de hecho, iniciada en los misterios báquicos y poseía, por lo tanto,
la habilidad de manejar serpientes8, y Filipo, por su parte, según el reporte de Diodoro, perdió
un ojo durante el asedio a Metone en Mesenia en 355 a.C.9. Sin embargo, son muchos más los
elementos que nos llevan a cuestionar que estos relatos sean fidedigno reflejo de la realidad.
Por una parte, la primera historia presenta convenientemente dos elementos fundamentales:
primero, que fue un rayo –inequívocamente por obra de Zeus- el que embarazó a Olimpia; y
segundo, que luego de quedar embarazada, su vientre quedó sellado con la imagen de un león,
símbolo propio de Heracles y su descendencia. Por otra parte, el segundo relato nos habla de
una Olimpia que yace con Amón bajo la forma de una serpiente «ἐν μορφῇ δράκοντος», siendo
la serpiente el símbolo de Dioniso, hijo de Zeus. De esa forma, Alejandro sería no solo hijo de
Zeus, sino una especie de nuevo Heracles o Dioniso, quien ha llegado para maravillar al
mundo con sus proezas.
De entre los biógrafos e historiadores de Alejandro, solo Plutarco, amante del chisme y
la anécdota, reporta estas historias. Este simple hecho ya nos permite mirarlas con cierto
escepticismo. Además, las similitudes de estos relatos con El Romance de Alejandro son

6 Plu. Alex. 2.2


7 Plu. Alex. 2.4
8 Cf. Plu. Alex. 2.5-6
9 Cf. D.S. 16.34.5

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


13

evidentes, por lo que es posible pensar que, al igual que dichas colecciones de hazañas
legendarias y fantásticas, estos lógoi fueron escritos tardíamente para ensalzar la figura del
difunto rey macedonio10, quizás con fines propagandísticos para beneficio de los emperadores
romanos. Hay un último hecho que nos permite pasar juicio sobre el asunto: Alejandro nunca
hizo referencia, implícita o explícita, a su origen sobrenatural. En ninguna parte las fuentes
atestiguan que el rey macedonio haya utilizado estos cuentos sobre su concepción para
beneficio propio. La visita al oráculo de Siwa era el momento perfecto para hacerlo, pero las
fuentes mantienen absoluto silencio al respecto. De esa forma es posible concluir que las
historias no son verdaderas, y que Alejandro probablemente no las conoció ni las usó como
forma de propaganda y que, por tanto, nada pueden decir sobre su divinidad.
Lo que sí es posible analizar, y que permea las fuentes profundamente, es la sistemática
aspiración de Alejandro a emular a los grandes héroes del pasado, especialmente Aquiles,
Dioniso y Heracles. El simple hecho de que esta aspiración tuviera lugar ha sido suficiente para
muchos historiadores para afirmar, con decidida certeza, que Alejandro aspiraba a conseguir el
mismo honor heroico y, en el caso de Heracles, posteriormente divino, que estas figuras
lograron obtener11.
El primer signo de emulación y reverencia a un héroe específico fue la visita a la ciudad
de Troya, realizada en los albores de su campaña. Es ya conocida la tradición que reporta que
Alejandro poseía una copia de La Ilíada, que guardaba celosamente bajo su almohada cada
noche12. En ella se narraban las grandes proezas de Aquiles, su ancestro, modelo de todo
guerrero y figura idílica de valentía y honor. Arriano nos ofrece el relato más completo al
respecto:

10 Cf. Green, P., Alexander the...op. cit.,, p. 36; Hammond, N., Alexander the…op. cit., p. 35-6; Hamilton, J. R.,
Alexander the Great, Hutchinson University Library, London, 1973, p. 29-30; Stoneman, Richard, Alexander the
Great. 2º ed., Routledge, New York, 2004, p. 16. Arr. An. 4.10.2, reporta a Calístenes culpando a Olimpia de
inventar estos relatos.
11 Cf. Antela, Borja, "Alejandro Magno o la demostración de la divinidad", en Faventia, Vol. 29, Universitat

Autònoma de Barcelona, p. 89-103; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion...op. cit., p. 256; Edmunds, Lowell, "The
religiosity of Alexander the Great", en: Greek, Roman, and Byzantine Studies. Nº 12, 1971, p. 378; Bosworth, A. B.,
Alexander and the East. The tragedy of triumph, Clarendon Press, London, 1996, p. 130; Cartledge, Paul, Alexander the
Great. The Hunt for a new past, Macmillan: London, 2004, p. 226; Lane Fox, Robin, Alexander the Great, Penguin,
London, 2004, pp. 439-440; Hamilton, J., Alexander…op. cit., p. 71; Wilcken, U., Alexander...op. cit., p. 127.
12 Cf. Plu. Alex. 8.2, 26.1

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


14

Alejandro hizo un sacrificio en honor de Príamo en el altar de Zeus del Cercado,


intentando aplacar su ira contra el linaje de Neoptólemo, linaje del que él mismo era un
epígono13.

Dicen unos que Alejandro impuso una corona sobre la tumba de Aquiles, y según otros
que Hefestión hizo lo propio sobre la tumba de Patroclo. Según se cuenta, Alejandro
felicitó a Aquiles por haber tenido en Homero un heraldo que perpetuara eternamente su
recuerdo, y por ello Aquiles podía considerarse en opinión de Alejandro el más afortunado
de los hombres14.

En el primer texto la intención de Arriano es evidente, a saber, reportar un hecho que


deja entrever la actitud de Alejandro sobre su linaje. Siendo él mismo descendiente de Aquiles
a través de su hijo Neoptólemo, supuesto asesino de Príamo15, ruega al difunto rey para que no
lo castigue a él por los pecados de sus antepasados. En este caso, el Rey Macedonio solo hace
gala de su decidida convicción en su ascendencia. El segundo texto nos muestra a Alejandro
ofreciendo sus respetos a su antepasado Aquiles. Resulta curioso que lo que decide resaltar
Arriano sobre este pasaje es el hecho que Alejandro felicitara a Aquiles por tener un poeta que
inmortalizara sus proezas. El rey valora, por sobre todo, el recuerdo y la memoria del héroe,
más que su divino origen y su inigualable capacidad para quitar vidas. Pareciera que Alejandro
quiere mostrarse como un nuevo Aquiles, un griego que viene a castigar a los habitantes de
Oriente por sus ofensas contra las tradiciones y los dioses de su pueblo. Hay que recordar que
Alejandro lidera la ofensiva griega contra los persas, pero lo hace teniendo a sus espaldas una
Liga Panhelénica que no confía en él –especialmente los atenienses-, quienes están en busca de
cualquier excusa para romper relaciones y dejar de reconocerlo como hegemón de las fuerzas
griegas. En este sentido, la analogía que intenta establecer entre él y Aquiles parece ser una
maniobra política para validar su poder más que una medida religiosa para buscar su divinidad.
En relación a Heracles, las fuentes son más explícitas y la emulación resulta más
evidente. Esta emulación tuvo una doble fórmula: primero, mostrar a los demás, especialmente
a sus súbditos griegos, que era capaz de igualar a Heracles, y segundo, que era capaz incluso de
sobrepasarlo. En relación a lo primero las fuentes atestiguan que Alejandro viajó a Siwa, entre

13 Arr. An. 1.11.8


14 Arr. An. 1.12.1
15 Para esta historia ver: Virg. Aen. 2.506-558.

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


15

otras razones, para imitar a Heracles, quien también viajó allí16. Asimismo acrecentó el recinto
sagrado del templo de Artemis en Éfeso, acción que el héroe también habría llevado a cabo17.
En relación a lo segundo, Arriano, Diodoro y Curcio concuerdan en que Alejandro se empeñó
en tomar la ciudad de Aornos especialmente porque se decía que Heracles no pudo llevar a
cabo tal empresa18. Además, una vez en India, cuando sus hombres comenzaron a quejarse por
la interminable campaña, Alejandro los exhortó a seguir avanzando, a seguir descubriendo
regiones desconocidas, a seguir combatiendo tribus indias, ya que, de esa forma, podrían
superar los viajes y hazañas de Heracles19.
A pesar de la evidencia presente en las fuentes, Alejandro nunca solicitó a sus súbditos,
griegos o asiáticos, ser honrado como un héroe; y ninguno de los historiadores y biógrafos
menciona una sola ciudad o pueblo que lo haya elevado a tal categoría durante su vida. Resulta
enigmático, sin embargo, que el rey nunca haya explicitado ni mencionado cual era su
intención u objetivo con esta emulación. Para intentar comprender, debemos recurrir a un
pasaje específico de Arriano donde relata la compaña de Alejandro contra los getas: la
maniobra consistía en cruzar el río Ister durante la noche mediante balsas para sorprender al
enemigo. Durante esta operación Alejandro manifestó un vivo interés20. Sin embargo, el texto
griego explicita la fuerza original de la expresión: «πόθος ἔλαβεν αὐτὸν», es decir, un deseo lo
tomó, se apoderó de él. ¿Qué es este pothos que posee a Alejandro durante empresas difíciles?
Nearco, su amigo personal y almirante de la flota, sostiene que se trata de un perpetuo deseo
por hacer proezas nuevas y extraordinarias. Arriano la utiliza con diversos sentidos: para
explicar el deseo de Alejandro de descubrir regiones desconocidas21, fundar nuevas ciudades22,
visitar lugares míticos23, llevar a cabo empresas que nunca nadie ha realizado 24, y sobrepasar las

16 Cf. Arr. An. 3.3.1-2; Bosworth, A. B., Conquest and...op. cit,, p. 281; Cartledge, P., Alexander...op. cit., p. 221;
Stoneman, R., Alexander… op. cit., p.48.
17 Cf. Strab. 14.1.23; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion…op. cit., p. 263.
18 Arr. An. 4.28.1-2, 5.26.5; D.S. 17.85.1-5; Curt. 8.11.1-25; Just. 12.17.12. Ver también: Heckel, W. & Yardley, J.

C., Alexander the Great. Historical sources in translation, Blackwell, Oxford, 2004, p. 208; Fredricksmeyer, E.,
Alexander's religion…op. cit., p. 264; Edmunds, L., The religiosity of...op. cit., p. 374; Bosworth, A. B., Conquest and…op.
cit., p. 282; Green, P., Alexander the...op. cit., p. 385; Wilcken, U., Alexander.. .op. cit., p. 179; Hamilton, J.,
Alexander…op. cit., p. 110. Para un análisis de esta campaña desde la perspectiva militar ver: Fuller, J. F. C., The
Generalship of Alexander the Great, Wordsworth, London, 1998, p. 248-254.
19 Cf. Curt. 9.2; 9.4.15-21.
20 Arr. An. 1.3.5
21 Cf. Arr. An. 7.1.1
22 Cf. Arr. An. 3.1.5
23 Cf. Arr. An. 5.2.5
24 Cf. Arr. An. 3.29.4

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


16

hazañas de los héroes25. Los académicos sostienen diversas razones por las cuales Alejandro se
habría comportado de esta manera26. La más acertada es, a mi juicio, la de Victor Ehrenberg,
quien sostiene que este comportamiento se debía a “un orgullo y conciencia mítica e histórica
que estaban profundamente enraizadas en el núcleo más interno de la personalidad de
Alejandro”27. Esto resulta coherente, especialmente considerando la educación real que recibió;
educación que apuntaba a la búsqueda del honor y la fama28.
Con todo, la emulación de los héroes aparece como una forma de este pothos más que
como una forma de allanar el camino hacia un posible status divino. En consecuencia, el hecho
que Alejandro haya imitado e intentado sobrepasar a los grandes héroes del pasado, pareciera
tener que ver más con su personalidad, su deseo de adquirir fama y con beneficios políticos
más que con un intento de alcanzar la divinidad.

3. La visita al oráculo de Siwa

Es conocido por todos el viaje que realizó Alejandro al oráculo de Zeus-Amón en


Siwa, Egipto, en 331 a.C. Para algunos académicos, esta visita resultó ser un eje fundamental
para Alejandro en el auto convencimiento de que era un dios29. Todas las fuentes antiguas
relatan el hecho, y todas coinciden en el relato general, a saber, Alejandro viajó a Siwa, recibió
ayuda divina en el camino, consultó el oráculo y retornó a Menfis o a Alejandría30. El reporte
de Arriano es sorpresivamente breve, señala el relato general y solo añade que Alejandro
«ἀκούσας ὅσα αὐτῷ πρὸς θυμοῦ ἦν», 'escuchó todo cuanto deseaba', sin decirnos qué era
aquello anhelaba escuchar ni que sentido tenía para el rey. Por otra parte, Plutarco, Diodoro y
Curcio concuerdan en que Alejandro fue saludado por el dios como su hijo:

25 Cf. Arr. An. 4.28.4


26 Heckel, W. & Yardley, J. C., Alexander...op. cit., p. 208, creen que estas acciones fueron llevadas a cabo por
beneficios políticos. STEWART, A., Faces of...op. cit., p. 85, sugiere una suprema autoconfianza a través de la cual
Alejandro pensaba poder hacer todo cuanto deseara. Worthington, I., Alexander...op. cit., p. 281, arguye
simplemente que Alejandro estaba loco.
27 Ehrenberg, Victor, "Pothos", en Griffith, G. (ed)., Alexander the Great. The Main Problem, Heffer, Cambridge,

1963, p. 77. El texto original es inglés, la traducción al castellano es mía.


28 Cf. Plu. Alex. 8.2.
29 Cf. Bosworth, A. B., Conquest and...op. cit., p. 278-9; Worthington, I., Alexander...op. cit., p. 278; Hogarth, David,

"Alexander in Egypt and some consequences", en The Journal of Egyptian Archaeology, Vol. 2, Nº 2, 1915, p. 57-59.
30 Cf. Arr. An. 3.3-4; Curt. 4.7.1-32; Plu. Alex. 26.6-27.6; D.S. 17.49-51. Para una descripción del oasis y del

templo ver: Curt. 4.7.20-4; D.S. 17.50.

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


17

Cuando Alejandro fue conducido dentro del templo por los sacerdotes [...] aquel que era
considerado el profeta se le acercó y dijo “alégrate hijo «χαῖρε, ὦ παῖ»; y toma este título
también de parte del dios”31.

Luego de esto, Alejandro preguntó si todos los asesinos de su padre Filipo habían sido
castigados, y el sacerdote contestó: Silencio, no hay mortal que pueda dañar a quien te concibió. Los
asesinos de Filipo, por otra parte, han sido todos castigados 32.
En ambos relatos Alejandro es considerado el hijo de Amón. Hay que recordar que
esta figura egipcia era considerada, de manera tradicional, como una forma extranjera de Zeus.
Así, Alejandro quedaría establecido como hijo de Zeus, y sus posibles pretensiones divinas
comenzarían a tomar forma. Sin embargo, hay algunos reparos que nos llevan a pensar que
esto no fue así. Arriano, la más confiable y prolija de las fuentes, no menciona este intercambio
ni lo sucedido en el templo. No es descartable pensar que esos sucesos constituyeron un
invento posterior, ya sea por los diádocos o por los romanos, y por lo tanto, indignos de ser
considerados en lo que el autor considera una narración objetiva. Además, si Alejandro
buscaba el reconocimiento divino, este hecho habría constituido un momento crucial y sus
hubiesen sido repercusiones amplias. Habría sido, probablemente, utilizado como trampolín
para realzar su figura y poder y, al menos, para ser reconocido como hijo de una deidad. Pero
no hay un solo reporte en las fuentes que atestigüe esto.
Alejandro nunca aludió a Zeus como su padre ni mostró pretensiones de que otros
creyeran esto. De esta forma, aquellos que afirmar que en Egipto encontró Alejandro una
excusa para autodeclararse como ser divino, o al menos el ser hijo de uno, no hacen más que
forzar los relatos para sacar conclusiones apresuradas.
Por otra parte, supongamos por un momento que Alejandro sostuvo esta
conversación, que fue de hecho considerado hijo de Zeus-Amón, pero que decidió no hacer
uso público de este título. El mero hecho de ser hijo de un dios no importa ipso facto
convertirse en un inmortal. El caso de Heracles es clarificador: aun siendo hijo de Zeus, tuvo
que someterse a duras pruebas y al juicio de los olímpicos para poder adquirir, sin solicitarlo, la
calidad de deidad en el panteón griego. Por lo tanto, incluso aceptando, contra toda lógica, que
Alejandro fue nombrado y reconocido como hijo de Zeus, eso no significa que haya buscado,
mucho menos recibido, honores divinos.

31 D.S. 17.51.1. Ver también Curt. 4.7.25; Plu. Alex. 27.3-4.


32 D.S. 17.51.2-4.

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


18

4. La proskynesis

En la primavera de 327 a.C., Alejandro intentó introducir dentro de su corte el saludo


ceremonial persa conocido en griego como proskynesis. Muchos autores modernos han usado
este episodio para darle sostén a la idea que Alejandro buscó su propia divinización. 33 Entre
ellos, Ian Worthington es el más explícito: la proskynesis constituyó un lógico vehículo para todos sus
súbditos para reconocer su status divino34.
En las fuentes, dos son los relatos que existen a propósito de este pasaje. Ambos son
narrados por Arriano. El primero tuvo lugar durante un banquete: estando presente Alejandro,
Anaxarco, filósofo y miembro de la corte del rey, tomó la palabra y comenzó a alabar los
logros de Alejandro. Eventualmente señaló que había llegado el tiempo de reconocer la
divinidad de Alejandro a través de la proskynesis. Calístenes, historiador y también miembro de
la corte real, reaccionó contra la propuesta señalando que no hay que confundir los honores
dignos de un hombre con los honores dignos de los dioses. Sus palabras provocaron alivio
entre los macedonios, quienes estaban sorprendidos antes la propuesta de Anaxarco. El rey se
percató de que el intento no tuvo éxito y desistió de él. 35 El segundo intento tuvo lugar en una
fiesta menor. Alejandro hizo pasar una copa de oro, el primero en recibirla bebió de ella, y
luego de postrarse recibió un beso del rey. Llegado el turno de Calístenes, omitió la postración
e intentó besar a Alejandro. En ese momento otro asistente advirtió a Alejandro de la omisión
y este no besó a Calístenes36. El intento nuevamente fue dejado de lado, aunque los súbditos
persas continuaron haciéndolo.
¿Por qué decidió Alejandro, si las historias son ciertas, introducir un saludo persa que
en el mundo griego tenían connotaciones religiosas, en su nueva y multicultural corte? La
primera conclusión es la ya antes nombrada: no se trata sino de otro intento desesperado por
alcanzar la divinidad. Sin embargo, otorguemos el beneficio de la duda al rey macedonio. La
proskynesis, para el mundo helénico tradicional, estaba reservada solo para los dioses, y hacerla

33 Cf. Bosworth, A. B., Conquest and…op. cit., p. 287; Worthington, I., op. cit., p. 280; Stoneman, R., op. cit., p. 73;
Edmunds, L., The religiosity of...op. cit., p. 378.
34 Worthington, I., op. cit., p. 280. El texto original es inglés, la traducción al castellano es mía.
35 Cf. Arr. An. 4.10.5-12.2. Para un completo análisis de esta discusión entre Anaxarco y Calístenes ver: Borza,

Eugene,"Anaxarchus and Callisthenes. Academic intrigue at Alexander's court", en Dell, H. (ed.), Ancient
Macedonian Studies in Honour of Charles F. Edson, Institute for Balkan Studies, Thessaloniki, 1981, p. 73-86; Brown,
T.S.,"Callisthenes and Alexander", en: The American Journal of Philology, Vol. 70, Nº 3, 1949, p. 225-48.
36 Cf. Arr. An. 4.12.3-7.

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


19

frente un mortal era un atentado contra la libertad personal (eleuthería). Sin embargo, en el
mundo asiático no representaba más que un saludo social que todo 'inferior' debía hacer ante
un 'superior'. Considerando esto, Alejandro estaba conciente de que si quería gobernar su vasto
imperio, debía asimilar costumbres y tradiciones asiáticas y tratar de llevarlas al mundo
occidental. El intento por ser reconocido como el legítimo rey de Asia está ampliamente
atestiguado en las fuentes, y ha tomado forma en lo que ha sido llamado como su 'política
orientalizadora'37: permitió a los pueblos conquistados mantener sus gobernadores locales 38,
entrenó e incluyó soldados persas en su ejército39, trató a los vencidos con respeto40, vistió
ropajes medas41, e incluso arregló matrimonios entre macedonios y asiáticas. En consecuencia,
introducir un saludo ceremonial persa en su corte parece ser una medida más de este tipo, más
que un intento por alcanzar la divinidad.
Si bien ambas interpretaciones son válidas, la primera tiene ciertas debilidades. La
proskynesis no importaba un reconocimiento divino en el mundo persa; y aunque así lo fuera, su
mera solicitud no significa su recibimiento. Por otra parte, considerando lo obstinado del rey
macedonio, otros intentos por adquirir honores divinos estarían atestiguados en las fuentes,
pero siendo un hecho aislado pareciera que la interpretación más válida es la que aquí presento.

5. Conclusión

En conclusión, ninguno de los pasajes que han sido usados para sostener que a)
Alejandro mostró el deseo de alcanzar divinidad, b) que tomó acciones para que esto sucediera,
o c) que, de hecho, la obtuvo en vida, son definitivos ni permiten respaldar la argumentación
largamente sostenida sobre el asunto durante el siglo XX y principios del XXI. De esa forma,
la divinidad de Alejandro parece ser nada más que una sistemática y equivocada interpretación
de las fuentes que busca sostenerse a pesar de no estar fundada en los registros históricos. Con
todo, la divinización del rey macedonio durante su vida resulta ser, a fin de cuentas, un mito
académico.

37 Para esta política ver: Hammond, N., op. cit., p. 262.


38 Mithrenes en Sardis (Arr. An. 1.17.4); Calas en Phrygia and Sabictas en Cappadocia (Arr. An. 2.4.2); Abulites en
Susiana (Arr. An. 3.16.9); Oxydates en Media (Arr. An. 3.20.3); Menon en Arachosia (Arr. An. 3.28.1); y Porus en
India (Arr. An. 5.21.5), son algunos ejemplos.
39 Cf. Arr. An. 6.6.1; Plu. Alex. 47.3
40 Cf. Arr. An. 1.17.4, 2.12.3-6; Plu. Alex. 21.1
41 Cf. Arr. An. 4.7.4; Plu. Alex. 45.1

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


20

Es menester, sin embargo, aclarar un punto que resulta clave. Aquí hemos discutido las
fuentes existentes para dos escenarios: el período en que Alejandro aún vivía y la evidencia que
tenemos de lo que sucedió en su entorno. Por ello, debemos ser cautelosos de no cometer el
mismo error que los académicos estudiados y no forzar las fuentes más allá de lo que nos
dicen. Es altamente plausible pensar que Alejandro entretuvo la idea de que no era un simple
mortal, incluso de que merecía ser elevado a la categoría divina. Si bien las fuentes nos
permiten discutir la idea de su divinidad pública, no nos permiten ahondar en sus convicciones
personales, y no es contradictorio pensar que, aun pensándose a sí mismo como un dios, no
tomara medidas para establecerlo oficialmente. Esto, por lo tanto, quedará por siempre
escondido en la obscura y cautivante psicología del rey macedonio.

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


21

Bibliografía

Fuentes

Arrian, Anabasis of Alexander, Vol. I, Trad. Brunt, P., Loeb Classical Library, London, 1976

_____ Anabasis of Alexander and Indica, Vol. II, Trad. Brunt, P., Loeb Classical Library, London,
1983

Diodorus Siculus, Library of History, Vol. VIII, Trad. Bradford, C., Loeb Classical Library,
London, 1963

_____ Library of History, Vol. VII, Trad. Sherman, C., Loeb Classical Library, London, 1980

Herodotus, Histories, Trad. Grene, D., The University of Chicago Press, Chicago and London,
1969

Justin, Epitome of the Philippic History of Pompeius Trogus, Trad. Yardley, J., American Philological
Association: Atlanta, 1994

Plutarch, Alexander's life, Trad. Perrin, B., Loeb Classical Library, London, 1961

_____ On the Fortune or the Virtue of Alexander, Trad. Cole, F., Loeb Classical Library, London,
1972

Quintus Curtius Rufus, The History of Alexander, Trad. Yardley, J., Penguin, London, 2004

Strabo, Geography, Vol. VIII, Trad. Jones, H., Loeb Classical Library, London, 1949

_____ Geography, Vol. VI, Trad. Jones, H., Loeb Classical Library, London, 1960

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


22

Thucydides, History of the Peloponnesian War, Vol. I, Trad. Forster, Ch., Loeb Classical Library,
London, 1956

Virgil, Aeneid, Vol. I, Trad. Rushton, H., Loeb Classical Library, London, 1916

Bibliografía complementaria

Antela, Borja, "Alejandro Magno o la demostración de la divinidad", en Faventia, Vol. 29, 2007

Badian, Ernst, "Alexander the Great between two thrones and heaven: variations on and Old
theme", en Worthington, I. (ed.) Alexander the Great. A reader, Routledge, New York, 2006

Balsdon, J. P. V. D., "The 'Divinity' of Alexander", en Historia: Zeitschrift für alte Geschichte, Vol.
1, 1950

Borza, Eugene, "Anaxarchus and Callisthenes. Academic intrigue at Alexander's court", en


Dell, H. (ed.), Ancient Macedonian Studies in Honour of Charles F. Edson, Institute for Balkan
Studies, Thessaloniki, 1981

Bosworth, A. B., Conquest and Empire. The Reign of Alexander the Great, Cambridge University
Press, Cambridge, 1988

_____ Alexander and the East. The tragedy of triumph, Clarendon Press, London, 1996

Brown, T.S., "Callisthenes and Alexander", en The American Journal of Philology, Vol. 70, Nº 3,
1949

Carney, Elizabeth, Olympias. Mother of Alexander the Great, Routledge, New York and London,
2006

Cartledge, Paul, Alexander the Great. The Hunt for a new past, Macmillan, London, 2004

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


23

Edmunds, Lowell, "The religiosity of Alexander the Great", en Greek, Roman, and Byzantine
Studies, Nº 12, 1971

Ehrenberg, Victor, "Pothos", en Griffith, G. (ed.), Alexander the Great. The Main Problem, Heffer,
Cambridge, 1963

Fredricksmeyer, Ernst, "Alexander's religion and divinity", en Roisman, J., (ed.) Brill's
Companion to Alexander the Great, Brill, Boston, 2003

Fuller, J. F. C., The Generalship of Alexander the Great, Wordsworth, London, 1998

Green, Peter, Alexander of Macedon, 356-323 B.C. A Historical Biography, University of California
Press, Los Angeles and London, 1991

Hamilton, J. R., Alexander the Great, Hutchinson University Library, London, 1973

Hammond, Nicholas, Alexander the Great. King, Commander and Statesman, Chatto & Windus,
London, 1980

Heckel, W. & Yardley, J. C., Alexander the Great. Historical sources in translation, Blackwell, Oxford,
2004

Hogarth, David, "Alexander in Egypt and some consequences", en The Journal of Egyptian
Archaeology, Vol. 2, Nº 2, 1915

Lane Fox, Robin, Alexander the Great, Penguin, London, 2004

Stewart, Andrew, Faces of power. Alexander's image and Hellenistic politics, University of California
Press, Los Angeles, 1993

Stoneman, Richard, Alexander the Great, Routledge, New York, 2004

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015


24

Wilcken, Ulrich, Alexander the Great. Trad. Richards, G., WW Norton, New York and London,
1967

Worthington, Ian, Alexander the Great. Man and God, Pearson, London, 2004

Cuadernos de Historia Cultural, nº 4, ISSN 0719-1030, Viña del Mar, 2015

Potrebbero piacerti anche