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1. El problema1
1Este escrito forma parte de un trabajo previo y de mayor extensión. Se encuentra disponible en inglés en
Academia: http://www.academia.edu/4602276/The_divinity_of_Alexander_the_Great
2 Cf. Plu. Alex. 2.1, Mor. 334D; D.S. 17.1.5; Just. 7.1; Hyg. Fab. 123; Pind. Nem. 4.51-3. Para estos linajes presentes
en historiadores antiguos ver: Thuc. 2.99; Hdt. 8.138-9. La mayoría de los historiadores modernos concuerdan en
la creencia extendida de dichas ascendencias: Carney, Elizabeth, Olympias. Mother of Alexander the Great, Routledge,
New York and London, 2006, p. 5; Fredricksmeyer, Ernst, "Alexander's religion and divinity", en Roisman, J.
(ed.), Brill's Companion to Alexander the Great, Brill, Boston, 2003, p. 256; Worthington, Ian, Alexander the Great. Man
and God, Pearson, London, 2004, pp. 36 y ss.; Green, Peter, Alexander of Macedon, 356-323 B.C. A Historical
Biography, University of California Press, Los Angeles and London, 1991, p. 40; Wilcken, Ulrich, Alexander the
Great. Trad. Richards, G., WW Norton, New York and London, 1967, p. 56; Hammond, Nicholas, Alexander the
Great. King, Commander and Statesman, Chatto & Windus, London, 1980, pp. 14-15, 17, 35; Badian, Ernst,
"Alexander the Great between two thrones and heaven: variations on and Old theme", en Worthington, I. (ed.)
Alexander the Great. A reader, 1º ed., Routledge, New York, p. 245; Balsdon, J. P. V. D., "The 'Divinity' of
Alexander", en Historia: Zeitschrift für alte Geschichte, Vol. 1, 1950, p. 374.
3 Cf. Plu. Alex. 2.1. Bosworth, A. B., Conquest and Empire. The Reign of Alexander the Great, Cambridge University
Press, Cambridge, 1988, pp. 278, 281; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion…op. cit., p. 254; Stewart, Andrew,
Faces of power. Alexander's image and Hellenistic politics. University of California Press, Los Angeles, 1993, p. 78; Green,
P., Alexander the... op. cit., p. 40.
4 Cf. Green, P., Alexander the...op. cit., pp. 39-40.
5 Cf. Curt. 8.8.14
Vióse también una serpiente, que estando dormida Olimpíade se le enredó al cuerpo, de
donde provino, dicen, que se amortiguase el amor y cariño de Filipo, que escaseaba el
reposar con ella; bien fuera por temer que usara de algunos encantamientos y maleficios
contra él, o bien porque tuviera reparo en dormir con una mujer que se había ayuntado con
un ser de naturaleza superior7.
Estos lógoi, como los llama Plutarco, por fantásticos que sean, no dejan de tener un
asidero real: Olimpia estaba, de hecho, iniciada en los misterios báquicos y poseía, por lo tanto,
la habilidad de manejar serpientes8, y Filipo, por su parte, según el reporte de Diodoro, perdió
un ojo durante el asedio a Metone en Mesenia en 355 a.C.9. Sin embargo, son muchos más los
elementos que nos llevan a cuestionar que estos relatos sean fidedigno reflejo de la realidad.
Por una parte, la primera historia presenta convenientemente dos elementos fundamentales:
primero, que fue un rayo –inequívocamente por obra de Zeus- el que embarazó a Olimpia; y
segundo, que luego de quedar embarazada, su vientre quedó sellado con la imagen de un león,
símbolo propio de Heracles y su descendencia. Por otra parte, el segundo relato nos habla de
una Olimpia que yace con Amón bajo la forma de una serpiente «ἐν μορφῇ δράκοντος», siendo
la serpiente el símbolo de Dioniso, hijo de Zeus. De esa forma, Alejandro sería no solo hijo de
Zeus, sino una especie de nuevo Heracles o Dioniso, quien ha llegado para maravillar al
mundo con sus proezas.
De entre los biógrafos e historiadores de Alejandro, solo Plutarco, amante del chisme y
la anécdota, reporta estas historias. Este simple hecho ya nos permite mirarlas con cierto
escepticismo. Además, las similitudes de estos relatos con El Romance de Alejandro son
evidentes, por lo que es posible pensar que, al igual que dichas colecciones de hazañas
legendarias y fantásticas, estos lógoi fueron escritos tardíamente para ensalzar la figura del
difunto rey macedonio10, quizás con fines propagandísticos para beneficio de los emperadores
romanos. Hay un último hecho que nos permite pasar juicio sobre el asunto: Alejandro nunca
hizo referencia, implícita o explícita, a su origen sobrenatural. En ninguna parte las fuentes
atestiguan que el rey macedonio haya utilizado estos cuentos sobre su concepción para
beneficio propio. La visita al oráculo de Siwa era el momento perfecto para hacerlo, pero las
fuentes mantienen absoluto silencio al respecto. De esa forma es posible concluir que las
historias no son verdaderas, y que Alejandro probablemente no las conoció ni las usó como
forma de propaganda y que, por tanto, nada pueden decir sobre su divinidad.
Lo que sí es posible analizar, y que permea las fuentes profundamente, es la sistemática
aspiración de Alejandro a emular a los grandes héroes del pasado, especialmente Aquiles,
Dioniso y Heracles. El simple hecho de que esta aspiración tuviera lugar ha sido suficiente para
muchos historiadores para afirmar, con decidida certeza, que Alejandro aspiraba a conseguir el
mismo honor heroico y, en el caso de Heracles, posteriormente divino, que estas figuras
lograron obtener11.
El primer signo de emulación y reverencia a un héroe específico fue la visita a la ciudad
de Troya, realizada en los albores de su campaña. Es ya conocida la tradición que reporta que
Alejandro poseía una copia de La Ilíada, que guardaba celosamente bajo su almohada cada
noche12. En ella se narraban las grandes proezas de Aquiles, su ancestro, modelo de todo
guerrero y figura idílica de valentía y honor. Arriano nos ofrece el relato más completo al
respecto:
10 Cf. Green, P., Alexander the...op. cit.,, p. 36; Hammond, N., Alexander the…op. cit., p. 35-6; Hamilton, J. R.,
Alexander the Great, Hutchinson University Library, London, 1973, p. 29-30; Stoneman, Richard, Alexander the
Great. 2º ed., Routledge, New York, 2004, p. 16. Arr. An. 4.10.2, reporta a Calístenes culpando a Olimpia de
inventar estos relatos.
11 Cf. Antela, Borja, "Alejandro Magno o la demostración de la divinidad", en Faventia, Vol. 29, Universitat
Autònoma de Barcelona, p. 89-103; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion...op. cit., p. 256; Edmunds, Lowell, "The
religiosity of Alexander the Great", en: Greek, Roman, and Byzantine Studies. Nº 12, 1971, p. 378; Bosworth, A. B.,
Alexander and the East. The tragedy of triumph, Clarendon Press, London, 1996, p. 130; Cartledge, Paul, Alexander the
Great. The Hunt for a new past, Macmillan: London, 2004, p. 226; Lane Fox, Robin, Alexander the Great, Penguin,
London, 2004, pp. 439-440; Hamilton, J., Alexander…op. cit., p. 71; Wilcken, U., Alexander...op. cit., p. 127.
12 Cf. Plu. Alex. 8.2, 26.1
Dicen unos que Alejandro impuso una corona sobre la tumba de Aquiles, y según otros
que Hefestión hizo lo propio sobre la tumba de Patroclo. Según se cuenta, Alejandro
felicitó a Aquiles por haber tenido en Homero un heraldo que perpetuara eternamente su
recuerdo, y por ello Aquiles podía considerarse en opinión de Alejandro el más afortunado
de los hombres14.
otras razones, para imitar a Heracles, quien también viajó allí16. Asimismo acrecentó el recinto
sagrado del templo de Artemis en Éfeso, acción que el héroe también habría llevado a cabo17.
En relación a lo segundo, Arriano, Diodoro y Curcio concuerdan en que Alejandro se empeñó
en tomar la ciudad de Aornos especialmente porque se decía que Heracles no pudo llevar a
cabo tal empresa18. Además, una vez en India, cuando sus hombres comenzaron a quejarse por
la interminable campaña, Alejandro los exhortó a seguir avanzando, a seguir descubriendo
regiones desconocidas, a seguir combatiendo tribus indias, ya que, de esa forma, podrían
superar los viajes y hazañas de Heracles19.
A pesar de la evidencia presente en las fuentes, Alejandro nunca solicitó a sus súbditos,
griegos o asiáticos, ser honrado como un héroe; y ninguno de los historiadores y biógrafos
menciona una sola ciudad o pueblo que lo haya elevado a tal categoría durante su vida. Resulta
enigmático, sin embargo, que el rey nunca haya explicitado ni mencionado cual era su
intención u objetivo con esta emulación. Para intentar comprender, debemos recurrir a un
pasaje específico de Arriano donde relata la compaña de Alejandro contra los getas: la
maniobra consistía en cruzar el río Ister durante la noche mediante balsas para sorprender al
enemigo. Durante esta operación Alejandro manifestó un vivo interés20. Sin embargo, el texto
griego explicita la fuerza original de la expresión: «πόθος ἔλαβεν αὐτὸν», es decir, un deseo lo
tomó, se apoderó de él. ¿Qué es este pothos que posee a Alejandro durante empresas difíciles?
Nearco, su amigo personal y almirante de la flota, sostiene que se trata de un perpetuo deseo
por hacer proezas nuevas y extraordinarias. Arriano la utiliza con diversos sentidos: para
explicar el deseo de Alejandro de descubrir regiones desconocidas21, fundar nuevas ciudades22,
visitar lugares míticos23, llevar a cabo empresas que nunca nadie ha realizado 24, y sobrepasar las
16 Cf. Arr. An. 3.3.1-2; Bosworth, A. B., Conquest and...op. cit,, p. 281; Cartledge, P., Alexander...op. cit., p. 221;
Stoneman, R., Alexander… op. cit., p.48.
17 Cf. Strab. 14.1.23; Fredricksmeyer, E., Alexander's religion…op. cit., p. 263.
18 Arr. An. 4.28.1-2, 5.26.5; D.S. 17.85.1-5; Curt. 8.11.1-25; Just. 12.17.12. Ver también: Heckel, W. & Yardley, J.
C., Alexander the Great. Historical sources in translation, Blackwell, Oxford, 2004, p. 208; Fredricksmeyer, E.,
Alexander's religion…op. cit., p. 264; Edmunds, L., The religiosity of...op. cit., p. 374; Bosworth, A. B., Conquest and…op.
cit., p. 282; Green, P., Alexander the...op. cit., p. 385; Wilcken, U., Alexander.. .op. cit., p. 179; Hamilton, J.,
Alexander…op. cit., p. 110. Para un análisis de esta campaña desde la perspectiva militar ver: Fuller, J. F. C., The
Generalship of Alexander the Great, Wordsworth, London, 1998, p. 248-254.
19 Cf. Curt. 9.2; 9.4.15-21.
20 Arr. An. 1.3.5
21 Cf. Arr. An. 7.1.1
22 Cf. Arr. An. 3.1.5
23 Cf. Arr. An. 5.2.5
24 Cf. Arr. An. 3.29.4
hazañas de los héroes25. Los académicos sostienen diversas razones por las cuales Alejandro se
habría comportado de esta manera26. La más acertada es, a mi juicio, la de Victor Ehrenberg,
quien sostiene que este comportamiento se debía a “un orgullo y conciencia mítica e histórica
que estaban profundamente enraizadas en el núcleo más interno de la personalidad de
Alejandro”27. Esto resulta coherente, especialmente considerando la educación real que recibió;
educación que apuntaba a la búsqueda del honor y la fama28.
Con todo, la emulación de los héroes aparece como una forma de este pothos más que
como una forma de allanar el camino hacia un posible status divino. En consecuencia, el hecho
que Alejandro haya imitado e intentado sobrepasar a los grandes héroes del pasado, pareciera
tener que ver más con su personalidad, su deseo de adquirir fama y con beneficios políticos
más que con un intento de alcanzar la divinidad.
"Alexander in Egypt and some consequences", en The Journal of Egyptian Archaeology, Vol. 2, Nº 2, 1915, p. 57-59.
30 Cf. Arr. An. 3.3-4; Curt. 4.7.1-32; Plu. Alex. 26.6-27.6; D.S. 17.49-51. Para una descripción del oasis y del
Cuando Alejandro fue conducido dentro del templo por los sacerdotes [...] aquel que era
considerado el profeta se le acercó y dijo “alégrate hijo «χαῖρε, ὦ παῖ»; y toma este título
también de parte del dios”31.
Luego de esto, Alejandro preguntó si todos los asesinos de su padre Filipo habían sido
castigados, y el sacerdote contestó: Silencio, no hay mortal que pueda dañar a quien te concibió. Los
asesinos de Filipo, por otra parte, han sido todos castigados 32.
En ambos relatos Alejandro es considerado el hijo de Amón. Hay que recordar que
esta figura egipcia era considerada, de manera tradicional, como una forma extranjera de Zeus.
Así, Alejandro quedaría establecido como hijo de Zeus, y sus posibles pretensiones divinas
comenzarían a tomar forma. Sin embargo, hay algunos reparos que nos llevan a pensar que
esto no fue así. Arriano, la más confiable y prolija de las fuentes, no menciona este intercambio
ni lo sucedido en el templo. No es descartable pensar que esos sucesos constituyeron un
invento posterior, ya sea por los diádocos o por los romanos, y por lo tanto, indignos de ser
considerados en lo que el autor considera una narración objetiva. Además, si Alejandro
buscaba el reconocimiento divino, este hecho habría constituido un momento crucial y sus
hubiesen sido repercusiones amplias. Habría sido, probablemente, utilizado como trampolín
para realzar su figura y poder y, al menos, para ser reconocido como hijo de una deidad. Pero
no hay un solo reporte en las fuentes que atestigüe esto.
Alejandro nunca aludió a Zeus como su padre ni mostró pretensiones de que otros
creyeran esto. De esta forma, aquellos que afirmar que en Egipto encontró Alejandro una
excusa para autodeclararse como ser divino, o al menos el ser hijo de uno, no hacen más que
forzar los relatos para sacar conclusiones apresuradas.
Por otra parte, supongamos por un momento que Alejandro sostuvo esta
conversación, que fue de hecho considerado hijo de Zeus-Amón, pero que decidió no hacer
uso público de este título. El mero hecho de ser hijo de un dios no importa ipso facto
convertirse en un inmortal. El caso de Heracles es clarificador: aun siendo hijo de Zeus, tuvo
que someterse a duras pruebas y al juicio de los olímpicos para poder adquirir, sin solicitarlo, la
calidad de deidad en el panteón griego. Por lo tanto, incluso aceptando, contra toda lógica, que
Alejandro fue nombrado y reconocido como hijo de Zeus, eso no significa que haya buscado,
mucho menos recibido, honores divinos.
4. La proskynesis
33 Cf. Bosworth, A. B., Conquest and…op. cit., p. 287; Worthington, I., op. cit., p. 280; Stoneman, R., op. cit., p. 73;
Edmunds, L., The religiosity of...op. cit., p. 378.
34 Worthington, I., op. cit., p. 280. El texto original es inglés, la traducción al castellano es mía.
35 Cf. Arr. An. 4.10.5-12.2. Para un completo análisis de esta discusión entre Anaxarco y Calístenes ver: Borza,
Eugene,"Anaxarchus and Callisthenes. Academic intrigue at Alexander's court", en Dell, H. (ed.), Ancient
Macedonian Studies in Honour of Charles F. Edson, Institute for Balkan Studies, Thessaloniki, 1981, p. 73-86; Brown,
T.S.,"Callisthenes and Alexander", en: The American Journal of Philology, Vol. 70, Nº 3, 1949, p. 225-48.
36 Cf. Arr. An. 4.12.3-7.
frente un mortal era un atentado contra la libertad personal (eleuthería). Sin embargo, en el
mundo asiático no representaba más que un saludo social que todo 'inferior' debía hacer ante
un 'superior'. Considerando esto, Alejandro estaba conciente de que si quería gobernar su vasto
imperio, debía asimilar costumbres y tradiciones asiáticas y tratar de llevarlas al mundo
occidental. El intento por ser reconocido como el legítimo rey de Asia está ampliamente
atestiguado en las fuentes, y ha tomado forma en lo que ha sido llamado como su 'política
orientalizadora'37: permitió a los pueblos conquistados mantener sus gobernadores locales 38,
entrenó e incluyó soldados persas en su ejército39, trató a los vencidos con respeto40, vistió
ropajes medas41, e incluso arregló matrimonios entre macedonios y asiáticas. En consecuencia,
introducir un saludo ceremonial persa en su corte parece ser una medida más de este tipo, más
que un intento por alcanzar la divinidad.
Si bien ambas interpretaciones son válidas, la primera tiene ciertas debilidades. La
proskynesis no importaba un reconocimiento divino en el mundo persa; y aunque así lo fuera, su
mera solicitud no significa su recibimiento. Por otra parte, considerando lo obstinado del rey
macedonio, otros intentos por adquirir honores divinos estarían atestiguados en las fuentes,
pero siendo un hecho aislado pareciera que la interpretación más válida es la que aquí presento.
5. Conclusión
En conclusión, ninguno de los pasajes que han sido usados para sostener que a)
Alejandro mostró el deseo de alcanzar divinidad, b) que tomó acciones para que esto sucediera,
o c) que, de hecho, la obtuvo en vida, son definitivos ni permiten respaldar la argumentación
largamente sostenida sobre el asunto durante el siglo XX y principios del XXI. De esa forma,
la divinidad de Alejandro parece ser nada más que una sistemática y equivocada interpretación
de las fuentes que busca sostenerse a pesar de no estar fundada en los registros históricos. Con
todo, la divinización del rey macedonio durante su vida resulta ser, a fin de cuentas, un mito
académico.
Es menester, sin embargo, aclarar un punto que resulta clave. Aquí hemos discutido las
fuentes existentes para dos escenarios: el período en que Alejandro aún vivía y la evidencia que
tenemos de lo que sucedió en su entorno. Por ello, debemos ser cautelosos de no cometer el
mismo error que los académicos estudiados y no forzar las fuentes más allá de lo que nos
dicen. Es altamente plausible pensar que Alejandro entretuvo la idea de que no era un simple
mortal, incluso de que merecía ser elevado a la categoría divina. Si bien las fuentes nos
permiten discutir la idea de su divinidad pública, no nos permiten ahondar en sus convicciones
personales, y no es contradictorio pensar que, aun pensándose a sí mismo como un dios, no
tomara medidas para establecerlo oficialmente. Esto, por lo tanto, quedará por siempre
escondido en la obscura y cautivante psicología del rey macedonio.
Bibliografía
Fuentes
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Bibliografía complementaria
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Bosworth, A. B., Conquest and Empire. The Reign of Alexander the Great, Cambridge University
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_____ Alexander and the East. The tragedy of triumph, Clarendon Press, London, 1996
Brown, T.S., "Callisthenes and Alexander", en The American Journal of Philology, Vol. 70, Nº 3,
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