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Henry Ford
“Es prácticamente imposible vender en este lugar, la gente aquí no tiene dinero
como para gastarlo. Estamos viviendo una época de crisis y no es buen
momento para vender este producto”.
La mayoría de los conflictos que tenemos son a causa de las acciones que
hacemos. Y las acciones que ejecutamos están gobernadas por nuestras
creencias. Es decir. Nosotros sólo hacemos aquello en lo que creemos.
Spencer Johnson en su célebre “¿Quién se ha llevado mi queso?” afirma:
“cuando tú cambias lo que tú crees, tú cambias lo que tú haces”.
A menos que seamos capaces de superar este tipo de Código Mental (término
acuñado por el Dr. Michael Duckett haciendo alusión a cierta programación
mental que, al igual que un virus biológico, “infecta” nuestras intenciones y
sabotea nuestros intentos) será prácticamente imposible avanzar a lo que
deseamos. Por mucho que nos beneficie el cambio, nuestras intenciones no
bastarán y nos encontraremos, al poco tiempo, en el mismo nivel de donde
partimos, eso si, con mayor desgaste y frustración.
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La manera como estructuramos nuestro pensamiento va moldeando nuestro
sistema de creencias a lo largo de nuestra historia personal, éstas a su vez,
van generando nuestras acciones y, al cabo de un tiempo, nuestros hábitos.
Conocer estos Códigos es el primer paso para “quitar el pie del freno” y
avanzar consistentemente hacia lo que deseamos. Las repeticiones de
nuestras acciones en la vida son el resultado del Ciclo del Código Mental, el
cual crea y mantiene nuestros Códigos Mentales; y éstos a su vez, determinan
todo, desde nuestro nivel de felicidad hasta el grado de éxito o fracaso que
obtengamos.
Francis H. Bradley (filósofo inglés precursor del idealismo) decía: “El único
conocimiento que vale la pena tener es el conocimiento de nuestra propia
mente”, ya que como él sostenía, nuestra realidad es producto de nuestras
representaciones mentales y no de nuestros sentidos. En muchas ocasiones “lo
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que vemos” no es un factor determinante en nuestros resultados; sino “la
manera como nos representamos lo que vemos” es lo que genera la gran
diferencia.
Si no somos capaces de ordenar nuestra mente para que pueda alinearse con
lo que deseamos, siempre estaremos a expensas de las circunstancias
externas, “lo que está afuera” y logramos percibir a través de nuestros sentidos.
La información que recogemos a través de nuestros sistemas
representacionales (visual, auditivo y kinestésico) es sólo “una parte de la
realidad” no es “la realidad”.
Cuando cambias la forma de ver las cosas… las cosa que ves cambian de
forma (Wayne W. Dyer; El Poder de la Intención, Grijalbo).
Dhammapada
Hace muchos años en la antigua China, vivía un monje que todos los días se
subía a un árbol a meditar. No importando las inclemencias del clima él se
mantenía firmemente sujeto a las ramas. Por esa razón le llamaban los
aldeanos “Nido de Pájaro”. Como mucha gente que pasaba de pronto le
preguntaba cosas a Nido de Pájaro, sus consejos rápidamente se hicieron
famosos y mucha gente de pueblos de los alrededores acudía a escuchar su
sabiduría.
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Hasta oídos de un gran gobernador de una provincia lejana llegaron los
rumores sobre las enseñanzas de Nido de Pájaro; así que fue hasta donde se
encontraba para recibir consejo.
- ¡Hey, monje! “no hagas cosas malas, solo haz cosas buenas”, ¡eso lo
sabía desde que tenía tres años!
- Si, los niños de tres años lo saben. Pero a un hombre de ochenta años
aún le resulta muy difícil hacerlo.
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Si eres como la mayoría de las personas, seguramente habrás respondido
afirmativamente cuando menos a una de las preguntas anteriores. Lo cual
indica la presencia de un Código Mental persistente que ha encontrado campo
fértil para asentarse y multiplicarse como un auténtico “Virus” infectando todas
tus acciones y decisiones.
El concepto Virus Mental fue introducido por primera vez por Robert Dilts, uno
de los pioneros en el campo de la Programación Neurolingüística y se refiere a
ellos como un pensamiento incoherente e incongruente que se desconecta de
nuestra parte consciente e inconsciente para cobrar “vida propia”. Ajeno a la
lógica o a nuestra voluntad un Virus Mental afecta nuestros resultados
alejándonos del gozo por la vida.
¿Pero cómo nos hicimos de todo este repertorio de Virus que nos acompaña
en cada acción que realicemos?
Los memes son difíciles de quitar porque se han convertido en “lo que tú crees
que eres”, pero la realidad es que te separan de “quién eres realmente”.
• No gastes a lo loco
• El dinero no se da en maceta
• Tienes que trabajar duro si quieres ser alguien en la vida
• Pon atención a las matemáticas, que son las más difíciles.
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Y algunos otros que forman parte de nuestra “sabiduría popular” y que son
perfectas excusas para justificar nuestro fracaso o nuestra falta de iniciativa:
Marco Aurelio
Quizá lo más importante es saber que esos Códigos Mentales no son tan
“inaccesibles” como pensamos. Podemos ingresar al programa original y hacer
los cambios pertinentes para que retomar la vida que deseamos. Si bien tus
memes adquiridos son responsables de tu situación actual (en cualquier área),
éstos no tienen por qué ser responsable de ahora en delante de cómo vivas tu
vida.
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¿“y si si” es posible?
“el infierno que habremos de padecer en el futuro, del que habla la teología, no
es peor que el infierno que nos creamos nosotros mismos en este mundo,
generalmente modelando nuestro carácter de manera equivocada… nosotros
tejemos nuestro destino, bueno o malo…”
James Allen
As a man thinketh
Al abordar el tema de los procesos mentales que nos llevan a tener (o no)
resultados, es inevitable que de alguna forma me detenga a analizar algunas
de las experiencias personales acerca de la manera de cómo mi cableado
mental me ha impulsado o detenido en algunas etapas de mi vida. Y es un
buen momento para pedirte lo mismo:
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• ¿lees todos los libros sobre “Secretos” y nada parece cambiar en tu
vida?
• Mmmm… ¿no tendrás algún “virus”?
No pudo responder…
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distribuir equipo de oficina, fotocopiadoras, o lo que fuera… su virus mental se
activaba y solo prestaba atención a lo que él creía que formaba parte de su
identidad.
Existen Virus Restrictivos, que son aquellas creencias que nos limitan en la
vida incapacitándonos para emprender alguna acción aunque nos reporte
beneficios.
Una cosa es desear algo y, otra muy diferente, es emprender acciones que te
lleven a la realización. Toda acción que realices que no sea congruente con tus
pensamientos dominantes, acaba, invariablemente, en fracaso. ¿Por qué?
Porque en algún momento tu Virus Mental Restrictivo infectará tu pensamiento
emprendiendo acciones inconscientes que te lleven, invariablemente, al
fracaso.
Haces más con el pensamiento que con la acción. Si emprendes algo con los
pensamientos incorrectos, los resultados no te gustarán.
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resultado es que retrocedemos y decimos adiós a posibilidades que pudieran
enriquecer nuestra vida… ¡pero estamos a salvo del peligro!
Haz un ejercicio:
YO DEBERÍA:
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Y anota todos “los deberías” que se te ocurran. Permite que los pensamientos
fluyan libremente. No juzgues, sólo anota (yo debería ganar más dinero… yo
debería hablar con mi pareja… yo debería solicitar una promoción en mi
trabajo… yo debería terminar la escuela… etc…).
Una vez que termine tu lista, lee cada uno de los “deberías” y analiza cómo te
sientes… ¿a dónde te llevan esos pensamientos? ¿qué sientes en tu cuerpo?
Analiza cada una de las líneas. Acabas de identificar tus Virus Restrictivos.
Algunos tienen que ver con creencias acerca del tiempo y el dinero. Otros quizá
tengan que ver con cuestiones de edad, raza o sexo. Quizá otros tengan que
ver con capacidades o aspectos de dignidad personal.
Ahora te invito a que taches con una cruz enorme (si puedes de color rojo) la
frase YO DEBERÍA… y la sustituyas por la frase:
SI YO QUISIERA PODRÍA…
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Y vuelve a leer tu misma lista.
“… Tú sólo “miras”… el mundo cuando “ves” no es como ahora piensas que es.
Es más bien un mundo fugaz que se mueve y cambia…”
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