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UNIVERSIDAD DEL BÍO-BIO

FACULTAD DE EDUCACIÓN Y HUMANIDADES


DEPARTAMENTO DE CIENCIAS SOCIALES
MAGÍSTER EN HISTORIA DE OCCIDENTE

Texto: Los orígenes de la historiografía entre los griegos.


Autor: W. Schdewaldt
Alumno: Luis Zapata Silva

La facultad de los griegos de ver históricamente y de escribir historia se relaciona


con un profundo rasgo fundamental en la esencia de este pueblo genial, con la
voluntad y la fuerza de dar a todo lo que el hombre es por naturaleza, lo que en cuanto
creatura experimenta y lo que él ejercita prácticamente, una segunda, duradera y
válida consistencia en la esfera del conocimiento. Naturalmente que los pueblos antes
de los griegos y en su ámbito vivieron historia, sufrieron e hicieron historia. Pero no
escribieron historia, pues no entendieron como historia lo que les aconteció y lo que
hicieron.

La historia, tal como la conocemos y la hacemos, sea en cuanto arte o en cuanto


cie3ncia, no tiene que ver con acontecimientos singulares sino con el acontecer en su
totalidad. Ella trata de construir la imagen de una totalidad del acontecer por encima
de los hechos, de las casualidades, de los momentos, y trata de obtener de la cantidad
de hechos legados el sentido interno de su dirección. La historia se esfuerza por
coleccionar, configurar, vertebrar e interpretar. Los griegos fundaron aquella forma
válida de la historiografía que nos posibilita comprender la historia en el sentido
indicado de unidad y amplitud.

La concepción de la primera obra europea de historia presupone un cambio


profundo en la conciencia del hombre, una revolución espiritual de un alcance que tal
vez sólo tiene paralelo con tres o cuatro revoluciones en el decurso de la historia de la
humanidad. Para poder escribir la historia, el hombre debió aprender alguna vez a
mirar y sentir históricamente, y ver históricamente sólo pudo llegar a ser una
necesidad después de que el hombre había madurado para comprender su propia
existencia como existencia histórica.

El padre e inventor de la historiografía, Heródoto, adquiere su lugar tan sólo al final


del proceso. En lo esencial es Tucídides quien lo concluye. El proceso se inicia
visiblemente en el momento en el que en general comienza para nosotros la
“tradición”: en Homero, el abuelo de la historiografía griega.

La primera etapa en el proceso de formación de la conciencia histórica de los


griegos fue la obra de Homero. En la Iliada y la Odisea, reunió una cantidad casi
inmensurable de tradiciones singulares más o menos entrelazadas entre sí y
preformadas en grandes y pequeñas recitaciones de rapsodas, y las coleccionó en
una masa unitaria y profundamente estructurada de de aconteceres. En el “mito”
captamos la protoforma de la historia. En esta forma, puso en orden Homero para los
helenos un primer trozo de su pasado. Su existencia temporal tenía ahora un gran
comienzo. La acción de Homero, tiene también su aspecto interior, espiritual. Bajo la
superficie del mito se dibujan ya los fundamentos en los que descana la historiografía
posterior, real y racional de los griegos. Bajo la cubierta del mito se van deslindando
las formas fundamentales del pensar histórico que más adelante han de convertirse en
los instrumentos intelectuales de la historiografía propiamente tal. Comienza a
despertarse un interés geográfico y etnográfico. La genealogía, la enumeración de la
secuencia de los linajes, ya se encuentra en camino de convertirse en un medio
cronológico de ordenación. Y comienza a moverse un primer y contenido preguntar,
vestido míticamente, por el origen y la causa.

Heródoto llegó a ser el padre de la historiografía. Elevó en cierto modo los rasgos
fundamentales “eternos” del ver histórico, que descansan “subterráneamente” en el
epos, a la luz del logos. La obra de Heródoto abarca en gran síntesis las formas
literarias más diversas de la ciencia natural jónica: geografía, noticias del género y
costumbres de todos los pueblos posibles. Además, la obra quiere exponer las causas
y la culpa de la lucha de los helenos con los barbaros. Él lo narra a la manera realista,
que desnuda de todo lo maravilloso, por encima de todo lo mitico y las excluye del
campo de su historiografía. El instinto del historiador lo hace reducirse al ámbito de la
tradición conocible.

Tucidides fue el primero en crear una crítica histórica real. En su aspiración de una
verdad rigurosa rechazó toda historia del pasado, porque pasa por la subjetividad de
las cabezas humanas, y escribió historia vivida por él.

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