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Didaché

Baptisterio con una representación de los doce


apóstoles, rodeando una escena inspirada en el
apósto es, odea do u a esce a sp ada e e
bautismo de Cristo en el río Jordán.

La Enseñanza de los doce apóstoles[1] o


Enseñanza del Señor a las naciones por
medio de los doce apóstoles,[2] conocida
comúnmente como Didaché,[3][4] es una
obra de la literatura cristiana primitiva que
pudo ser compuesta en la segunda mitad
del siglo I,[5] acaso antes de la destrucción
del Templo de Jerusalén (70 d. C),[6] por
uno o varios autores, los
«didaquistas»,[7][8] a partir de materiales
literarios judíos y cristianos
preexistentes.[9] Desde que fuera
encontrada en 1873 y publicada en 1883,
la Didaché ha sido fuente inagotable de
estudios y objeto de diversas
controversias.[10] La principal de ellas
atañe a la fecha de su composición. De
ser cierta la datación más temprana que
se ha propuesto, la Didaché podría ser la
regla u ordenanza religiosa utilizada por
algunas comunidades cristianas, más bien
judeocristianas, unas pocas décadas
después de la muerte de Jesús de
Nazaret. Según esta interpretación, la
Didaché proveería[11] el retrato de unos
cristianos primitivos, arcaicos en su
liturgia y su eclesiología, que vivieron un
tiempo de transición donde la forma de
judeocristianismo que ellos profesaban
fue desplazada por el cristianismo gentil o
paganocristianismo iniciado en Antioquía.
Si, por el contrario, esa datación se
retrasase uno o dos siglos, como también
se ha propuesto, la Didaché no sería más
que un fraude tardío, urdido con fines
particularistas[12] para dar una imagen
tendenciosa[13] de la Iglesia primitiva. De
cualquier modo, la posibilidad de que sea
más antigua[14] que algunos libros del
Nuevo Testamento ha hecho de ella un
texto fundamental para comprender la
evolución literaria y teológica del
cristianismo de la primera centuria.

Las cuestiones que suscita la Didaché son


variadas. Además de su datación, se ha
estudiado su relación con otros escritos
cristianos como el Evangelio de Mateo o la
Epístola de Bernabé. También con
oraciones judías como el Kidush, la
Amidá[15] o el manual de disciplina de la
comunidad esenia de Qumrán. El interés
que despierta no es solo literario, sino
también litúrgico, pues la Didaché contiene
las primeras instrucciones conocidas para
la celebración del Bautismo y la Eucaristía,
así como una de las tres redacciones que
han pervivido de la oración del
padrenuestro.[16] Si se consideran las
diversas traducciones de la obra, la
dispersión geográfica de los fragmentos
encontrados[17] y la lista de obras
posteriores que dependen de ella, la
Didaché debió ser muy conocida en los
primeros siglos.[18] Al igual que otras
obras de la literatura cristiana, estuvo
mucho tiempo cerca del canon bíblico,
antes de ser finalmente descartada.[19]
Actualmente se la incluye dentro del
heterogéneo grupo de los llamados
Padres apostólicos,[20] de los cuales
puede ser el escrito más antiguo[21] y, sin
lugar a dudas, el más importante.

Historia de un
descubrimiento
Filoteo Bryennios, retrato de 1885.

Dibujo del edificio de la biblioteca frente al río. Al


fondo, la silueta del Castillo rojo.
Última página de la obra, con la noticia de su
composición.

El Fanar, vista desde el Cuerno de Oro, con el Colegio


ortodoxo al fondo.
Águila bizantina, sita en la entrada del Patriarcado
ortodoxo griego de Constantinopla.

El Seminario Ortodoxo de la Isla de Chalce.


En el año 1875[22] se difundió en
Occidente la noticia de un hallazgo
fortuito. Dos años antes, en 1873,[23] se
había encontrado un códice griego antiguo
con obras del cristianismo primitivo. La
novedad llegaba con retraso, pero
acompañada por la publicación de dos
epístolas muy especiales incluidas en el
códice. La primicia, editada en
Constantinopla, decía:

Las dos epístolas de


nuestro Santo Padre
Clemente, obispo de
Roma, a los corintios,
extraídas de un
manuscrito de la
biblioteca del
monasterio fanariota
del Santísimo Sepulcro
de Constantinopla y
publicadas por primera
vez de forma completa.
Prolegómeno y notas
por Filoteo Bryennios,
metropolitano de Serres
(Macedonia).[24]

Los investigadores de Occidente


recibieron la noticia con sorpresa y
satisfacción.[25] Hasta ese momento, las
epístolas de Clemente de Roma se
conocían únicamente a través del texto
proporcionado por el Codex Alexandrinus
al que, desgraciadamente, le faltaban unas
hojas.[26] El texto publicado por Bryennios
completaba ambos escritos.[27] Era la
segunda vez en pocos años que los
cimientos de la erudición cristiana
moderna se veían sacudidos por un gran
descubrimiento.[28] En la década anterior,
Konstantin von Tischendorf había
encontrado en el monasterio de Santa
Catalina el Codex Sinaiticus, gracias al cual
se había recuperado una versión griega de
la Biblia y la Epístola de Bernabé. El
descubrimiento de Tischendorf estaba
todavía presente en la memoria de los
eruditos. Tanto es así que, en algún
momento, Filoteo Bryennios fue llamado,
por la relevancia de su hallazgo, «el
Tischendorf de la Iglesia griega».[29]

Filoteo Bryennios había nacido en


Constantinopla en 1833 en el seno de una
familia humilde. Apoyado por el
metropolitano de Cízico[30] ingresó en el
seminario patriarcal de la Isla de Chalce.
Al terminar su formación, fue ordenado
diácono y se trasladó a Alemania (1856)
donde asistió a clases de teología y
filosofía en las universidades de Leipzig,
Berlín y Múnich. Allí entró en contacto con
la moderna investigación occidental. En
1861 regresó a Constantinopla como
profesor de historia eclesiástica y
exégesis en la misma escuela donde había
estudiado. Dos años después, fue
ordenado presbítero y honrado con el
título de «Archimandrita del trono
ecuménico de Constantinopla». En 1867,
se hizo cargo de la dirección del
prestigioso Colegio ortodoxo griego,[31]
una institución varias veces centenaria
donde estudiaban tradicionalmente los
hijos de las familias ortodoxas griegas.
Dicho colegio, también llamado «Gran
Escuela de la Nación»,[32] estaba situado
en el Fanar, el sector griego de
Estambul,[33] junto al Cuerno de Oro. Tras
la Caída de Constantinopla en el año 1453,
la mermada población griega y la sede del
Patriarcado ortodoxo griego de
Constantinopla se habían ubicado en ese
barrio a instancias del propio sultán.[34] Un
año después, en 1454, Mateo Kamariotis
había fundado el colegio.[35]

Próximo al colegio, y en descenso hacia el


río, se encontraba el Monasterio del Santo
Sepulcro, llamado también Monasterio de
Jerusalén por depender[36] de dicho
Patriarcado. El monasterio, de carácter
oriental,[37] era en ese momento un
agregado de edificios cuya biblioteca
estaba exenta[38] del conjunto en un
pequeño edificio de piedra,[39] con pinturas
religiosas en la entrada y un interior
luminoso. La biblioteca había sido
examinada décadas antes por varios
expertos que buscaron allí manuscritos
antiguos.[40] En 1873, Bryennios se
interesó[41] por un manuscrito de la
biblioteca. Se trataba de un volumen en
pequeño octavo (6x8 pulgadas),
encuadernado en piel negra, con 120 hojas
de pergamino bien conservado,[42] escritas
a doble cara con letra pequeña y clara
procedente de una misma mano. La última
hoja exhibía una breve noticia[43] sobre su
composición.

Acabado en el mes de
junio, el día 11, día
tercero (martes), en el
año 6564, por la mano
de León, copista y
pecador.

El calendario ortodoxo de Constantinopla


fechaba el nacimiento de Cristo en el año
5508 de la creación del mundo, así que el
año 6564 de dicho calendario
correspondía al 1056 d. C[44] del
calendario juliano.[45] Se trataba, por tanto,
de un manuscrito medieval. Los monjes
del monasterio no supieron[46] informarle
sobre él y el catálogo de la biblioteca
decía únicamente que el volumen
contenía[47] una sinopsis bíblica de escaso
valor, atribuida a Juan Crisóstomo. Sin
embargo, al abrir el códice, Bryennios
encontró completas las dos epístolas de
Clemente de Roma y, gracias a su extensa
formación patrística, se dio cuenta cabal
de la importancia del hallazgo. En
concreto, el códice encontrado contenía
las siguientes obras:

La Sinopsis veteri et novi testamenti,


mencionada en el catálogo. Obra
anónima del siglo IV atribuida[48] a Juan
Crisóstomo. La recensión contenida en
el códice aparecía truncada[49] en el
Libro de Malaquías omitiendo, por tanto,
el Nuevo Testamento (fol. 1-32).
La Epístola de Bernabé. Obra
pseudoepigráfica atribuida sin que se
sepa la razón a Bernabé el Apóstol. Era
conocida en parte por el texto del Codex
Vaticanus[50] y por una versión latina,
también truncada.[51] Desde 1862
estaba disponible la versión griega
completa del Codex Sinaiticus,
encontrada por Konstantin von
Tischendorf en el monasterio de Santa
Catalina. Bryennios utilizó el texto de su
manuscrito para cotejarlo con la edición
que, en 1877, preparaba Adolf
Hilgenfeld en Jena (fol. 33-51).[52]
La Primera epístola de Clemente.
Extensa carta redactada por Clemente
de Roma en torno al año 96 d. C[53] con
motivo de una disputa surgida en la
comunidad cristiana de Corinto. En
tiempos fue una obra muy apreciada.[54]
Actualmente, la relevancia de su autor
ha hecho que se la incluya en el grupo
de los Padres apostólicos. Hasta la
publicación de Bryennios era conocida
por la versión del Codex Alexandrinus
donde faltaba el texto de los capítulos
57,6-64,1[55] los cuales fueron
publicados por primera vez en ese año
(fol. 51-70).
La Segunda epístola de Clemente. Obra
anónima de mediados del siglo II,
considerada hoy como la primera
homilía cristiana.[56] La tradición
atribuyó esta obra a Clemente de Roma,
hecho que fue cuestionado
abiertamente por Eusebio de Cesarea en
el siglo IV y que, en la actualidad, es
negado unánimemente. Es cierto, sin
embargo, que las epístolas de Clemente
aparecen juntas y seguidas en los dos
únicos manuscritos transmisores, lo que
apunta a la existencia de alguna
relación entre ellas. Esta epístola
también estaba truncada en los
capítulos finales y, como la anterior,
quedó completa con la publicación de
Bryennios (fol. 70-76).
La Enseñanza de los doce apóstoles (fol.
76-80).
La recensión larga de las cartas de
Ignacio de Antioquía, que contenía[57] la
versión interpolada de sus siete cartas
auténticas más las cartas espurias y la
carta, también espuria, de María de
Cassobolos a Ignacio (fol. 81-120). Esta
nueva versión de las cartas de Ignacio
no añadía gran cosa a las precedentes
excepto facilitar nuevas lecturas a la
edición de los Padres apostólicos que
estaba preparando[58] Franz Xaver von
Funk.

La importancia de la publicación de las


epístolas clementinas hizo que nadie
reparase en esos momentos en la obra
que ocupaba los folios 76-80 del códice.
La Enseñanza de los doce apóstoles, que
más tarde sería conocida como la
Didaché, pasó completamente
desapercibida. Ni siquiera el propio
Bryennios pareció darle importancia.[59]
Unos años después, el primer editor
americano[60] de la Didaché escribía:
«Ahora nos resulta extraño que el anuncio
de aquel documento atrajese entonces tan
escasa atención».[61] En 1878, acabada la
guerra entre rusos y turcos, Bryennios
examinó el códice con más
detenimiento[62] y se dio cuenta de que
aquella Enseñanza de los doce apóstoles
que, de forma tan precaria,[63] había sido
presentada en 1875, era en realidad la
única copia existente de una obra
antiquísima, perdida hacía siglos y
conocida tan sólo por algunas breves
noticias conservadas en las obras de los
Padres de la Iglesia.[64] Bryennios reanudó
de inmediato su labor crítica, que culminó
cinco años más tarde. En 1883,
sorprendió[65] a los investigadores con un
nuevo anuncio:

La enseñanza de los
doce apóstoles.
Publicada por primera
vez a partir del
manuscrito de
Jerusalén. Prolegómeno
y notas por Filoteo
Bryennios,
metropolitano de
Nicomedia.
Constantinopla, 1883.
Philip Schaff (1885:9)

Esta vez el anuncio encontró la acogida


que merecía. Desde hacía meses,
investigadores de la talla[66] de Adolf von
Harnack disponían de una copia del
escrito[67] sobre la que estaban
trabajando. La primera noticia apareció en
Europa el 25 de enero de 1884 en la
Allgemeine Zeitung de Múnich.[68] Un mes
después, el Durham University Journal hizo
lo propio en Inglaterra.[69] En 1885, Philip
Schaff presentaba así la obra:

La Didaché llena un
vacío entre la era
apostólica y la Iglesia de
la segunda centuria, y
arroja nueva luz sobre
cuestiones de doctrina,
culto y disciplina. En
esto reside su interés y
su significado.
Philip Schaff (1885:v)
Philip Schaff (1885:v)

El propio Schaff comentó sobre


Bryennios:[70]

Es seguramente el
prelado de la Iglesia
ortodoxa con más
preparación. Conoce
bien la patrística,
especialmente la griega,
aunque también la
moderna literatura
alemana. Cita con
soltura los escritos de
Bingham, Schröckh,
Neander, Gieseler,
Hefele, von Drey
Krabbe, Bunsen,
Dressel, Schliemann,
Bickell, Tischendorf,
Hilgenfeld, Lagarde,
Ueltzen, Funk… Ha sido
invitado cordialmente
por los investigadores
de Occidente, tanto
católicos como
evangélicos, a disfrutar
de un sitio de honor en
la república de la
erudición cristiana. La
universidad de
Edimburgo le ha
conferido el grado
honorífico de «Doctor de
doctrina» (Doctor of
Divinity)[71]

Más allá del interés puramente científico


de los eruditos, la Didaché se convirtió en
los Estados Unidos en un fenómeno
social.[72] Si, en Europa, la discusión se
mantuvo dentro de los límites del ámbito
académico, en Estados Unidos, la forma
práctica de entender la teología hizo que
mucha gente se interesase por la obra.
Casi todas las denominaciones cristianas
elaboraron su propia traducción[73] y la
comentaron a su modo, ya que veían en
ella confirmaciones de su propio credo. La
Didaché rompía de manera inesperada el
equilibrio teológico entre los grupos
cristianos de Occidente y daba nuevos
argumentos a trinitarios, unitaristas,
baptistas, episcopalianos, anglicanos,
luteranos y católicos para defender sus
respectivas posturas. Mientras, en Oriente,
Bryennios fue apartado discretamente de
Constantinopla, donde la sede del
Patriarcado había cambiado
recientemente de manos.[74] Poco
después, en 1887, el manuscrito de
Constantinopla abandonó la luminosa
estancia de piedra donde había
permanecido ocho siglos y fue trasladado
a Jerusalén, a la biblioteca de aquel
Patriarcado. Allí fue inscrito en el registro
de entrada con la signatura: Kod. Patr.
54[75] y, desde entonces, es conocido
como Codex Hierosolimitanus 54, Codex
H54[76] o, sin más, manuscrito H. El mérito
de haber preservado completas tres obras
de los Padres apostólicos lo ha convertido
en uno de los códices cristianos más
importantes.
Contexto, autoría,
localización y datación de la
obra

Vitral representando a los Reyes Magos, tradición que,


junto con la estrella de Belén, sólo es recogida por el
evangelista Mateo.
La Didaché es una obra corta, de apenas
552 vocablos griegos, ordenados en cien
versos y distribuidos en dieciséis
capítulos.[77] Está escrito con suma
sencillez, sin arcaísmos ni recursos
retóricos.[78] Por su contenido se trata de
una regla u ordenanza religiosa[79] que,
según se cree, regulaba una o varias
comunidades cristianas primitivas,
estableciendo su ideario moral, sus ritos,
su organización y su esperanza,
entendida[80] en sentido escatológico.
Poco o nada[81] se sabe de las
comunidades donde estuvo vigente la
Didaché. La falta de evidencias internas en
el documento, tales como menciones de
lugares, nombres propios o sucesos,
impide extraer conclusión alguna.[82]

Hoy se cree que la Didaché nació en


Siria,[83] en el seno de una comunidad
cristiana sita entre dos mundos: el suyo
propio, modelado a partir de tradiciones
judías, y un entorno pagano de moral,
creencias y costumbres
antagónicas.[84][85] La afinidad con
tradiciones típicamente mateanas[86] o el
uso de la palabra «cristianos» para
referirse a los fieles (Did 12,4) respaldan
esta opción.[87] Harnack propuso un origen
egipcio alejandrino en razón de la amplia
difusión que tuvo en esa zona.[88] También
se puede considerar un origen palestino
para explicar la ascendencia típicamente
judía de las plegarias eucarísticas.[89]

Su datación es muy variada, con una


horquilla de propuestas que abarca dos
siglos. Examinada por sí misma, sin tener
en cuenta más que su contenido, la
Didaché muestra rasgos primitivos que
sugieren una datación temprana. La
formulación eucarística, ajena al rito
evangélico y paulino, la estructura
jerárquica escasamente consolidada
donde se mencionan apóstoles y doctores
itinerantes, o la ausencia de polémicas de
carácter gnóstico o docetista como las
denunciadas por los escritos joánicos y
por Ignacio de Antioquía,[90] sugieren
situar la obra a mediados del siglo I, por lo
que sería contemporánea de las epístolas
de Pablo de Tarso y algo anterior a los
Evangelios.[91] Otras dataciones surgen
principalmente al examinar la relación de
la Didaché con otros documentos. Así, por
ejemplo, las afinidades con el Evangelio de
Mateo permiten suponer que el didaquista
conocía este evangelio, lo que implicaría
retrasar la redacción de la Didaché a
comienzos del siglo II.[92] Una
dependencia con el El Pastor de Hermas,
que es un documento de datación precisa,
implicaría retrasarla más allá del año
150 d. C. Nunca más allá del año 250 d. C.,
debido a las citas de Clemente de
Alejandría y a la composición, también
conocida, de la Didascalia apostolorum. La
falta de certeza en estas dependencias
hace que la opción más aceptada por los
estudiosos sea la primera: mediados del
siglo I.[93]

Del autor no se puede afirmar mucho. No


sólo se desconoce su identidad, sino
también si hubo uno o varios. Esto se
debe a que la Didaché no fue redactada en
el sentido usual del término, sino
compuesta de manera progresiva[94] a
partir de materiales literarios
preexistentes. Parte de esos materiales
fueron tomados del judaísmo. Otra parte
incorporó tradiciones de su entorno que,
como la oración del padrenuestro,
cristalizaron asimismo en el Evangelio de
Mateo. La diversa procedencia de estos
materiales, unida a la imprecisión de la
datación, ha permitido hablar de uno, dos
o incluso tres autores actuando en
sucesivas épocas, así como de un
interpolador responsable de ciertos
pasajes.

Con el paso de los siglos la Didaché quedó


en desuso, pero la concreción e influencia
de sus regulaciones hace que este
documento sea considerado como un
«primer esbozo de ordenación eclesiástica
y molde para escritos
subsiguientes».[95][96]

Estructura y contenido de la
obra

Copista medieval, provisto con la pluma y el raspador.


Para su estudio,[97] la Didaché se divide en
tres secciones y un epílogo. En primer
lugar, viene la sección moral o catequética
(Did 1-6), donde se describe la preparación
ética que debía alcanzar todo aquel que
solicitaba el ingreso en la comunidad.
Para su composición, el didaquista se
sirvió de un escrito judío conocido como la
Instrucción de los dos caminos, el cual
cristianizó[98] en algunos puntos para
adaptarlo al uso concreto que se le iba a
dar. A continuación de la sección moral se
encuentra la sección litúrgica, ocupando
los capítulos 7-10 de la obra. Se llama así
porque en ella se describen los usos
relacionados con el culto de la comunidad.
Los elementos tratados son el bautismo,
los ayunos, la oración y la eucaristía y,
sobre ellos, el autor ofrece instrucciones
concretas que conservan un aire arcaico y
difieren significativamente de la liturgia
cristiana al uso en Oriente y Occidente. En
esta sección, los estudiosos reconocen
influencias provenientes del judaísmo,
aunque no haya unanimidad en su cuantía
y origen. La tercera parte es la sección
disciplinar, que ocupa los capítulos 11-15.
Aquí, la comunidad abandona la intimidad
de sus ritos y se abre a la llegada de
profetas y doctores a los que es preciso
distinguir de embaucadores y falsos
maestros. También se menciona de
pasada lo que parecen ser los rudimentos
de una jerarquía eclesiástica local, tránsito
según Harnack entre la organización
primitiva asamblearia y la ulterior
organización episcopal. La Didaché
termina con un epílogo escatológico (Did
16) de carácter conclusivo que tiene
elementos típicos del género apocalíptico,
como la salvación, el final de los tiempos,
con sus pruebas y tribulaciones, la
necesaria vigilancia frente al mal y el
retorno final del Señor «sobre las nubes
del cielo» (Did 16,8).

Los dos títulos …

Reproducción de los dos títulos de la Didaché,


exhibidos en el Manuscrito de Jerusalén.

El códice jerosolimitano transmitió la


Didaché bajo dos títulos. En la cuarta línea
del folio 76, empezando a contar desde
abajo,[99] estaba escrito: Enseñanza de los
doce apóstoles (en griego antiguo, Διδαχή
τών δώδεκα αποστόλων). Una línea
después, e integrado en el texto, había un
segundo título que ampliaba el primero:
Enseñanza del Señor a las naciones por
medio de los doce apóstoles (en griego
antiguo, Διδαχή τού κυρίου διά τών
δώδεκα αποστόλων τοΐς έθνεσιν).[100] La
primera palabra de ambos, Διδαχή
(Didaché), es la que prevaleció para
referirse a la obra. Según el primer título, la
obra recogía la enseñanza de los doce
apóstoles de Jesús de Nazaret, la cual, al
provenir del colegio de los doce,
representaría lo más granado de la
doctrina. El segundo título reforzaba esa
idea al precisar que la enseñanza provenía
en última instancia del Señor, expresión
utilizada en la literatura cristiana para
referirse a Jesús de Nazaret. No sería, por
tanto, la enseñanza de los doce apóstoles,
sino la enseñanza del Señor, transmitida a
través de ellos. Dicha enseñanza tendría
por destinatarios a las naciones del
mundo (en griego antiguo, τοΐς έθνεσιν) o
gentiles, es decir, a los pueblos que en
aquella época conformaban el Imperio
romano, tanto de Oriente como de
Occidente.

El marco para interpretar los dos títulos es


un pasaje del Evangelio de Mateo, en
concreto Mt 28,19.[101] Allí se dice que,
estando reunidos los discípulos después
de la pasión y muerte de Jesús de
Nazaret, aparece el Señor resucitado y les
da la encomienda:

Id y enseñad a todas las


naciones, bautizándolas
en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu
Santo (Mt 28, 19).

La encomendación tiene dos partes.


Primero, transmitir la enseñanza del Señor
a las naciones. Después, la formulación
trinitaria del bautismo (Padre, Hijo y
Espíritu Santo) que acompaña esa
enseñanza como un sello. Ambos
elementos son típicamente mateanos y
forman parte de las similitudes entre el
Evangelio de Mateo y la Didaché.[102] A
tenor de los títulos, la Didaché contendría
la enseñanza impartida por los doce
apóstoles poco después de la muerte de
Jesús de Nazaret.[103] Sin embargo, no hay
rastro de ellos en todo el escrito.[104] Los
únicos apóstoles que se mencionan son
referidos de manera genérica en el
capítulo 11 de la obra como maestros
itinerantes. Esta discordancia esencial
entre los títulos y el contenido real de la
obra hizo que durante décadas[105]
prevaleciese la idea de que la Didaché era
una obra pseudoepigráfica, cuyo autor
atribuyó a los doce apóstoles para
beneficiarse de su autoridad.
La sección moral …

Arquería en una antigua sinagoga judía

A continuación del segundo título


comienza la sección moral, que abarca los
seis primeros capítulos de la obra. Esta
sección describe la preparación a la que
debían someterse los gentiles que
deseaban entrar en la comunidad del
didaquista. La perspectiva del escrito es la
de una comunidad judeocristiana[106] que
regula la admisión y socialización de
conversos gentiles.[107] Ingresar en una
comunidad judeocristiana no era sencillo
para un pagano debido a las diferencias
religiosas y morales existentes entre
ambas culturas. El paganismo era un
universo religioso de carácter politeísta,
donde convivían cultos muy dispares. Se
adoraba a los dioses del panteón
grecorromano, a los dioses locales, a los
dioses familiares, a los dioses naturales
(fuentes, montes, etc). Dentro de este
mosaico de credos, el judaísmo y el
cristianismo eran religiones muy
particulares, pues no sólo creían en un
único Dios, sino que se negaban a prestar
culto a otros dioses, en particular a los
emperadores. Otro aspecto diferenciador
era la moral, más relajada en el mundo
grecorromano. El aspirante en ciernes
debía abandonar buena parte de sus
costumbres, con la ruptura social
consiguiente, y adoptar formas de vida
más estrictas. La preparación era larga[108]
y tutelada por maestros[109] que se servían
de esta sección de la Didaché para
enseñar los nuevos compromisos. El
núcleo de dicha enseñanza estaba
formado por la llamada Instrucción de los
dos caminos, un dualismo ético (bien-mal,
vida-muerte, luz-oscuridad) presente
también en varios escritos judíos[110] y
cristianos,[111] que comienza:[112]

Existen dos caminos: el


de la vida y el de la
muerte. Bien diferentes
son (Did 1,1).

La noción de los dos caminos había


arraigado en el judaísmo a través de un
pasaje del Deuteronomio: «Hoy pongo
ante ti la vida con el bien, y la muerte con
el mal» (Deut. 30,15).[113] También con
este pasaje de Jeremías: «Yo pondré ante
ti el camino de la vida y el camino de la
muerte» (Jer. 21,8).[114] Desde la tradición
judía pasó luego a la cristiana de forma
que, a partir de entonces, convivieron
recensiones judías y cristianas de la
misma enseñanza, más o menos
diferentes. La versión del manuscrito H54
contiene, por ejemplo, un bloque (Did 1,3-
2,1) que no figura en algunas versiones
cristianas, como la traducción latina
(Doctrina apostolorum), la arábiga (Vida de
Shenudi),[115] o la adaptación griega
contenida en la Epístola de Bernabé,[116]
aunque sí está en el papiro Oxirrinco
1782.[117] Este bloque se conoce como
sección evangélica porque expone
material próximo al Sermón del Monte de
Mateo[118] que podría proceder[119] quizá
de la Fuente Q, hipotética predecesora de
ambos.
Representación del Sermón del Monte en la iglesia de
San Mateo de Copenhague.

La primera parte describe los valores


éticos positivos de la comunidad –el
camino de la vida– y después se trata su
contraparte negativa –el camino de la
muerte–. Según se indica en la obra, el
camino de la vida tiene por primer
mandamiento amar a Dios sobre todas las
cosas y al prójimo como a uno mismo (Did
1,2), no hacer a los demás lo que no se
desea para uno mismo (Did 1,2), amar a
los enemigos (Did 1,3), evitar las pasiones
carnales (Did 1,4), poner la otra mejilla
(Did 1.5), dar la túnica además del manto
(Did 1,5), dar limosna pero que, antes,
«sude en la mano» (Did 1,6).

El segundo mandamiento consiste en no


matar, no robar, no corromper, no fornicar,
no hacer magia, no abortar (Did 2,2), no
perjurar, no calumniar (Did 2,3), no hablar
mal (Did 2,4), no ser avaro ni soberbio (Did
2,6), no odiar (Did 2,7), no ser irascible o
envidioso porque eso conduce a la disputa
y al homicidio (Did 3,2), no ser voluptuoso
porque eso conduce al adulterio (Did 3,3),
no ser adivino o astrólogo porque eso
conduce a la idolatría (Did 3,4), no ser
embustero o avaro porque eso conduce al
robo (Did 3,5). Ser manso porque los
mansos «heredarán la tierra» (Did 3,7),[120]
paciente, misericordioso (Did 3,8), justo,
humilde (Did 3,9), saber que nada sucede
sin Dios (Did 3,10).
La Didaché insta a tener presente a los que
anuncian al Señor (Did 4,1), acercarse a
los santos (Did 4,2), no provocar cismas
(Did 4,3), corregir a todos sin distingos, no
vacilar (Did 4,4), ser generoso (Did 4,5),
compartir los bienes (Did 4,8), educar a los
hijos en el Temor de Dios (Did 4,9), el amo
no debe ser duro con los esclavos (Did
4,10) y los esclavos deben obedecer a sus
amos «como imagen de Dios». Se debe
odiar la hipocresía (Did 4,12), guardar los
mandamientos (Did 4,13), confesar las
faltas en la asamblea (Did 4,14). Concluye
diciendo:
Este es el camino de la
vida.

A continuación describe el camino de la


muerte, donde el didaquista parece
enumerar las prácticas paganas que
resultaban más abominables para judíos y
cristianos.[121] Según la Didaché, el camino
de la muerte está hecho de asesinatos,
adulterios, fornicaciones, robos, idolatría,
magia (Did 5,1), persecución de los justos,
amor a la mentira, asesinato de niños,
desconocimiento de Dios, injusticia de los
jueces, olvido del necesitado, defensa de
los ricos, crueldad con el pobre (Did 5,2).
Concluye diciendo:

Alejaos de todo esto


(Did 5,2).

Después de la Instrucción de los dos


caminos, el didaquista se dirige al
iniciando, exhortándole a que nadie le
desvíe del camino de la vida (Did 6,1). La
expresión utilizada para describir esta
observancia es «llevar el Yugo del Señor»,
y asegura: «Si puedes llevarlo, serás
perfecto. Si no, haz lo que puedas» (Did
6,2). Esta tolerancia final de la instrucción
sugiere una estrategia más o menos
organizada para acercar la religión
cristiana a los gentiles, muchos de los
cuales se sentían atraídos por la
simplicidad del monoteísmo pero sentían
rechazo hacia ciertas prácticas
propiamente judías como la circuncisión.
La estrategia consistiría en ofrecer el
cristianismo sin las obligaciones
derivadas de una observancia
completa[122] de la Torá judía (el Yugo del
Señor).

La sección litúrgica …
La preparación descrita en la sección
moral puede interpretarse como una
iniciación, en sentido antropológico.
Mircea Eliade entendía la iniciación como
un conjunto de ritos y enseñanzas orales,
cuyo propósito era producir una alteración
decisiva en el estatus social y religioso del
iniciando.[123] En una primera fase, el
individuo era separado de su entorno a
través de una alteración de sus
condiciones espaciales (aislamiento),
temporales (vigilias) o alimentarias
(ayunos). Durante ese tiempo el individuo
se encontraba en un limbo liminal donde
quedaban en suspenso las reglas
anteriores de su vida sin que las nuevas
hubiesen adquirido aún vigencia. Llegado
el tiempo, el individuo era reintroducido en
su ambiente a través de una ceremonia de
reconocimiento, habiéndose producido en
el ínterin una transformación de su
estatus. A veces, el rito de iniciación no
pretendía reintroducir al iniciando en su
medio original, sino consolidar su
extracción y prepararlo para su ingreso en
un medio nuevo. Tal era el caso de la
Didaché. El pagano era extraído de su
medio religioso habitual y, después de un
tiempo de prueba, era presentado a la
comunidad. La preparación culminaba en
la ceremonia del bautismo o
iluminación.[124] Con el bautismo
comenzaba su vida como cristiano.

El bautismo …

Representación del bautismo de Jesús de Nazaret


El bautismo era una práctica central en el
cristianismo primitivo, y su huella puede
encontrarse por toda la literatura cristiana
de la época. Su importancia es destacada
por todos los evangelistas, que relatan el
Bautismo de Jesús de Nazaret en el río
Jordán. Los Hechos de los apóstoles
ofrecen relatos de bautismos, mediante
los cuales gente diversa como Cornelio el
centurión o el Eunuco etíope se convierten
al cristianismo. La práctica del bautismo
está atestiguada también por las cartas de
Pablo de Tarso:
También bauticé a la
casa de Estéfana… (1
Cor 1,16).

La Didaché, sin embargo, es el primer texto


conocido que ofrece instrucciones
concretas para su celebración. En este
sentido es un documento clave[125] para
estudiar los orígenes[126] de la liturgia
cristiana. El bautismo era sólo para
adultos. Antes de la ceremonia, se
prescribía un ayuno de uno o dos días para
el bautizando y el que bautizaba (Did 7,4).
Llegado el día, debía buscarse un lugar
con «agua viva» (Did 7,2)[127] porque el
bautismo se realizaba por inmersión, es
decir, el bautizando sufría una inmersión
total en el agua durante la ceremonia. La
celebración del bautismo debía entrañar
cierta dificultad en las estaciones
invernales por la propia gelidez de las
aguas. De ahí, tal vez, la recomendación
ulterior. «Si no puedes utilizar agua fría,
utiliza agua caliente» (Did 7,3).[128] Sólo
excepcionalmente se permitía la afusión:

Si no tenéis nada de
esto, derramad tres
veces agua sobre la
cabeza… (Did 7,3).

Un siglo después, hacia el año 150,


Justino Mártir se refería al bautismo en
términos parecidos. Había un ayuno
previo, un acto de arrepentimiento, de
perdón y una declaración de compromiso
tras la cual: «... los conducimos a un
paraje con agua donde se regeneran de la
misma forma que nosotros fuimos
regenerados» (Apol I, 61).[129] Sin
embargo, el bautismo de la comunidad
didaquista no hacía hincapié en el
arrepentimiento y el perdón de los
pecados, sino en la purificación[130] por el
agua (Did 7,2-3). Tampoco hay huella de la
concepción paulina que relaciona el
bautismo con la muerte[131] de Jesús de
Nazaret:

... hemos sido


bautizados para
participar en su muerte
(Rom 6,3).

La relación con el Evangelio de Mateo


aparece atestiguada en este pasaje, pues
el didaquista prescribe el uso de la
fórmula trinitaria: «Bautizad en el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo»
(Did 7,1), aunque bien puede ser una
adición tardía, porque en otro lugar se
menciona una fórmula cristológica: «... a
no ser los bautizados en el Nombre del
Señor» (Did 9,5).[132]

Oración y ayuno …

Fragmento griego del padrenuestro


Otro ejemplo de la estrecha relación entre
la Didaché y el Evangelio de Mateo es la
redacción del padrenuestro (Did 8,2).
Existen dos redacciones del padrenuestro,
recogidas por San Mateo (Mt 6, 9-13) y
San Lucas (Lc 11, 1-4) que difieren
significativamente. Orígenes explicaba[133]
estas diferencias suponiendo que Jesús
de Nazaret ofreció dos versiones distintas
de la misma oración en dos ocasiones
diferentes. Actualmente se tiende a
pensar que la versión de Lucas es más
próxima en contenido al original, mientras
que Mateo habría mezclado otros dichos
de Jesús ajenos a esta oración. Esto no
quitaría, pese a todo, interés a la versión
de Mateo porque,[134] estando las dos
fórmulas redactadas en griego, el griego
de Mateo sería más fiel al arameo
empleado originalmente en la oración.[135]
Además de las versiones evangélicas, la
Didaché ofrece una tercera versión, similar
en casi todo a la de Mateo.

Padre Nuestro, que


estás en los cielos
santificado sea tu
nombre
venga tu reino
hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
Danos hoy el pan
nuestro de cada día
y perdona nuestras
deudas,
así como nosotros
perdonamos a nuestros
deudores
y no nos dejes caer en la
tentación
y líbranos del Mal. (Did
8,2)
Después de esto, añade una doxología o
alabanza, ausente en la redacción de
Mateo:

Porque tuyo es el Poder


y la Gloria
por los siglos. (Did 8,2).

y que hace de esta versión la más larga de


todas. El padrenuestro debía rezarse cada
día tres veces (Did 8,3). Estos rezos
debían combinarse con ayunos. En este
punto, la comunidad cristiana buscaba
diferenciarse de los judíos. Si estos
ayunaban «el segundo y el quinto día de la
semana» (lunes y jueves), en la comunidad
del didaquista los ayunos se prescribían
«el cuarto y el día de la preparación»
(miércoles y viernes) (Did 8).[136]

Eucaristía …

Fracción del pan representada en los frescos de una


catacumba
Los capítulos 9 y 10 contienen
instrucciones referentes a una celebración
comunitaria que, por el uso que hace del
vino y del pan, bien puede llamarse, y así lo
hace el didaquista, eucaristía (Did 9,1).[137]
La eucaristía es, al igual que el bautismo,
uno de los sacramentos instituidos por
Jesús de Nazaret. Antes que en ningún
otro escrito, es mencionada por Pablo de
Tarso en la primera carta de Pablo a los
corintios (1 Co 11,23-2).

[23] Porque yo recibí del


Señor lo que también os
he enseñado: Que el
Señor Jesús, la noche
que fue entregado, tomó
pan [24] Y habiendo
dado gracias, lo partió,
y dijo: Tomad, comed:
esto es mi cuerpo que
por vosotros es partido:
haced esto en memoria
de mí. [25] Asimismo
tomó también la copa,
después de haber
cenado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto
en mi sangre: haced esto
todas las veces que
bebiereis, en memoria
de mí. [26] Porque todas
las veces que comiereis
este pan, y bebiereis
esta copa, la muerte del
Señor anunciáis hasta
que venga. (1 Co 11,23-
2)

Además de Pablo, es descrita en términos


parecidos en los evangelios sinópticos:
Marcos (Mc 14,22-25), Lucas (Lc 22,14:20)
y Mateo (Mt 26,26-29). El Evangelio de
Juan relata también la Última Cena (Jn
13), pero omite o desconoce las fórmulas
rituales; sin embargo, se encontraron
ciertos paralelismos entre la celebración
eucarística que se instruye en la Didaché y
el capítulo 17 del Evangelio de Juan, visto
desde una interpretación eucarística.[138]

Un aspecto importante es el orden de las


ofrendas. En los escritos de Pablo, Mateo
y Marcos, la primera parte de la eucaristía
se desarrolla en torno al simbolismo del
pan: «Tomad y comed todos de él, porque
éste es mi cuerpo», y la segunda en torno
al del vino: «Tomad y bebed todos de él
porque ésta es mi sangre».[139] Esta
relación de las preces (el pan y el vino)
con el cuerpo y la sangre de Jesús de
Nazaret se encuentra también en Lucas,
pero en su relato se bendice primero el
vino, luego el pan y nuevamente el vino.

Fuera de la Biblia, la Didaché contiene la


primera mención de la palabra eucaristía
referida al rito cristiano.[140] La eucaristía
que se regula es, sin embargo,
sorprendente.[141] Al igual que el ritual
lucano, se bendice primero el vino, pero no
como sangre de Cristo, sino de esta
manera:

Te damos gracias, Padre


Nuestro, por el vino
santo de David que nos
diste a conocer por
Jesús, tu siervo (Did 9,2).

Después se parte el pan, pero no como


cuerpo de Cristo, sino diciendo:

Te damos gracias, Padre


Nuestro, por la vida y el
conocimiento que nos
diste a conocer por
Jesús, tu siervo (Did 9,3).
En ningún momento se mencionan las
palabras de institución de la última cena, o
el carácter conmemorativo del acto.[142]
Parece tratarse de una cristología de
carácter davídico, que acentúa la relación
entre la figura veterotestamentaria del Rey
David y la figura neotestamentaria de
Jesús de Nazaret, haciendo a este último
heredero, no sólo físico[143] sino también, y
sobre todo, espiritual. Esta cristología
aparece asimismo en (Did 10,6), cuando
dice: «¡Hosanna al Dios de David!».[144] En
tres oportunidades se menciona el
carácter sacrificial (Did 14,1-3) y, en dos, la
pureza (Did 14,1.3) del rito, al que se
describe como «comida y bebida espiritual
y de vida eterna» (Did 10,3).[145] La Didaché
establece que, para participar en esta
liturgia, era necesario haber sido iniciado
en el cristianismo (bautizado) porque:

... acerca de esto dijo el


Señor: «No deis lo santo
a los perros» (Did 9,5).

Coincide esta admonición con la regla que


un siglo después daría Justino el Mártir en
su Primera Apología, de que los no
bautizados tenían estrictamente vedada
su participación en el rito.[146] La frase «No
deis lo santo a los perros», que el
didaquista atribuye «al Señor», coincide
palabra por palabra[147] con el versículo 7,6
del Evangelio de Mateo, lo que añade
relevancia a la cuestión de la posible
dependencia entre ambos escritos, ya de
por sí notable por la similitud en la
redacción del padrenuestro.

El didaquista vuelve sobre el tema en el


capítulo XIV al regular la reunión
dominical. Sin mencionar la eucaristía,
habla de partir el pan «... después de haber
confesado vuestros pecados (...) a fin de
que vuestro sacrificio sea puro» (Did 14,1).
Acompaña la regulación afirmando que la
ofrenda dominical no debe profanarse con
rencillas (Did 14,3), y cita unas palabras de
Malaquías (Mal 1,11) a modo de
cumplimiento: «Pues a éste (sacrificio) se
refiere el Señor: En todo lugar y en todo
tiempo me ofreceréis un sacrificio puro».

Todo esto ha suscitado dudas


interpretativas sobre la naturaleza y el
origen del ritual eucarístico descrito en
estos capítulos. Ambas cuestiones,
naturaleza y origen, se relacionan, pues la
forma de las oraciones y el desarrollo del
ritual recuerdan a las ceremonias judías
relacionadas con la comida y de cuya
evolución pudo formarse el ritual
eucarístico cristiano. En concreto se
establecen paralelismos entre (Did 9) y las
oraciones judías conocidas como
Berakhot y Amidá. Asimismo, entre (Did
10) y Birkat Hamazón.[148] En cuanto a la
naturaleza del ritual, no está claro de si se
trata de un ágape, una eucaristía o alguna
de las posibilidades intermedias.[149]
Sección disciplinar …

Representación de un profeta por Piero della


Francesca

Los capítulos 11-15 de la obra forman la


sección disciplinar. En ella, el didaquista
da una serie de instrucciones relativas a la
organización de la comunidad. Se trata de
una de las partes que ha suscitado más
interés[150] entre los estudiosos porque la
formación de la jerarquía eclesiástica
tripartita (obispos, presbíteros y diáconos)
en las comunidades cristianas primitivas
es un proceso del que no se sabe
demasiado y la comunidad del didaquista
parece estar a medio camino entre la
organización asamblearia y el episcopado
monárquico, por lo que constituye una
suerte de eslabón perdido en la historia de
la Iglesia. Muchas comunidades del siglo I
tenían una estructura asamblearia
consistente en que los miembros se
reunían en la asamblea (ekklesia)[151] y, a
través de esos encuentros, se desarrollaba
la vida comunitaria. Aparte de esto, dichas
comunidades eran visitadas, de manera
ocasional o periódica, por maestros que
impartían enseñanzas, orientaban a la
comunidad y oficiaban celebraciones.
Estas personas eran llamadas apóstoles,
aunque no formasen parte estrictamente
del círculo de los doce. Con el paso del
tiempo, las comunidades se estructuraron
formando órganos de gobierno y
representación que cristalizaron en la
jerarquía tripartita. A comienzos del siglo
II, las cartas de Ignacio de Antioquía
muestran unas Iglesias estructuradas en
torno a sus obispos, los cuales ocupan ya
un lugar monárquico. La comunidad del
didaquista ocupa, por su organización, un
lugar intermedio entre estos extremos. Por
una parte se mencionan apóstoles,
doctores y profetas (Did 11,3), elementos
característicos del tiempo asambleario, de
los que dice:

Recibid a todo apóstol


que llegue a vosotros
como si recibieseis al
Señor (Did 11,4).

Pero, al mismo tiempo, aconseja elegir


obispos y diáconos (Did 15).[152] El
documento parece testigo de una época
de transición dentro del cristianismo
primitivo. Al menos, así lo interpretó Adolf
von Harnack en 1884, cuando publicó su
comentario de la Didaché.[153] El
didaquista detalla a continuación algunas
cautelas que deben guardarse hacia los
apóstoles itinerantes: «Puede estar un día
con vosotros y, si tiene necesidad,
quedarse dos. Si se queda tres, es un falso
profeta» (Did 11,5). Cabe pensar en la
existencia de charlatanes y falsos
predicadores[154] que iban de comunidad
en comunidad aprovechándose de la
gente. Añade luego, de manera taxativa:
«Si pide dinero, es un falso profeta» (Did
11,6).

La frontera entre las atribuciones de la


jerarquía local y los profetas itinerantes es
bastante difusa en la Didaché. Los
profetas pueden celebrar la eucaristía (que
sería, a priori, tarea de los obispos y la
jerarquía local) (Did 10,7). A su vez, los
obispos y diáconos pueden profetizar (Did
15,1). No está claro el papel de los
doctores y los profetas en esta economía
mancomunitaria, pues el didaquista no
necesitaba mencionárselo a sus
destinatarios.[155] En general se atribuye o
supone a los doctores la facultad de
enseñar y a los profetas el hecho de hablar
en espíritu, signifique esto lo que
signifique.[156]

Adolf von Harnack no sólo vio en la


Didaché un testimonio de la transición
entre dos órdenes comunitarios, sino que
postuló un conflicto entre ambos.[157] De
alguna forma, el desarrollo de esas
jerarquías locales pudo, según él, competir
con el orden representado por los
apóstoles, profetas y doctores itinerantes.
Hoy en día las opiniones son parecidas en
lo que respecta a esa transición, pero se
matiza el enfrentamiento, arguyendo que
en realidad no hay huella alguna de él en la
obra.

El epílogo escatológico …
Imagen de la bestia en el Apocalipsis de Bamberg

La última parte de la obra es un pequeño


apocalipsis[158] donde el autor expone lo
que sucederá al final de los tiempos. Su
contenido es escatológico, pero también
soteriológico, ya que alerta a la
comunidad para que mantenga la fe:
... de nada servirá todo
este tiempo en la fe, si
no sois perfectos en el
último momento (Did
16,2).

Los elementos propiamente apocalípticos


son similares a otros escritos del género:
aparición de falsos profetas y corruptores
(Did 16,3), trueque del amor en odio (Did
16,3), acrecentamiento de la maldad (Did
16,4), aparición del «seductor del
mundo»[159] obrando signos espantosos,
ruina de la tierra bajo una impiedad suma
(Did 16,4), condenación de muchos y
salvación de unos pocos, los fieles, en
medio de tamaña tribulación (Did 16,5).
Después de retratar el apogeo del mal,
describe la instauración del reino del bien:
«Entonces, aparecerán los signos de la
verdad» (Did 16,6): uno visible, otro audible
y, el tercero, la «resurrección de los
muertos» (Did 16,6).[160] Después:

... el mundo
contemplará la llegada
del Señor sobre las
nubes del cielo (Did
16,8).
Así, con esta brusquedad,[161] termina la
obra. Faltan temas típicos de la
escatología cristiana como el Juicio Final,
la separación de justos y pecadores o la
Jerusalén celeste. Aunque inconcluso, es
un texto autosuficiente que pudo
elaborarse a partir de un texto judío previo,
también apocalíptico, y posteriormente
cristianizado. Dicho material podría haber
servido para redactar asimismo pasajes
evangélicos como Mc 13, Mt 24,10-31 o 2
Tes 3,12[162] que tienen carácter parecido.

La Didaché en los Padres de


la Iglesia
Hasta su descubrimiento y publicación en
1883, la Didaché se conocía sólo de
manera indirecta, a través de las obras de
los Padres de la Iglesia. En realidad no se
conocía, porque algunos Padres como
Eusebio de Cesarea citaban sólo su
nombre:

... entre los libros


unánimemente
rechazados están los
Hechos de Pablo, el
Pastor de Hermas, el
Apocalipsis de Pedro y
p p y
las llamadas Doctrinas
de los apóstoles (HE III
25,4).[163]

mientras que otros como Clemente de


Alejandría citaban sólo su contenido, y
mencionaban vagamente que provenía de
«la escritura». A pesar de estar presente
en las obras de los Padres de la Iglesia, la
Didaché se encontraba, a todos los
efectos, perdida y no podía deducirse su
contenido a partir del título ni el título a
partir de su contenido. Se sabía que en la
antigüedad había existido una obra
intitulada Enseñanzas o doctrinas de los
apóstoles, citada por Eusebio y otros
Padres, que había sido descartada del
canon bíblico junto con otras obras.[164] Al
publicarse la Didaché, se reconoció su
presencia en diversos lugares, y piezas
que andaban dispersas pudieron
agruparse. La investigación del
documento estimuló, además, la aparición
de otros que, hasta entonces, habían
pasado desapercibidos. Minúsculos
fragmentos de papiro con apenas unas
palabras fueron examinados con lupa. El
resultado fue un afloramiento documental
que alimentó la investigación patrológica
durante décadas.

Los primeros compases de la


investigación sirvieron para poner de
manifiesto la relación con otros
documentos, siendo los principales: la
Epístola de Bernabé, el Pastor de Hermas,
la Didascalia, las Constituciones
apostólicas, algunas obras de Clemente de
Alejandría y la Historia eclesiástica de
Eusebio de Cesarea.[165]

La Epístola de Bernabé …
La Epístola de Bernabé es un escrito con
apariencia de carta que Clemente de
Alejandría atribuye, sin que se sepa la
razón, al apóstol Bernabé.[166] Se ha
especulado que un primer núcleo pudo ser
obra del compañero de Pablo,[167] pero no
hay prueba de ello.[168] La Epístola de
Bernabé es un escrito ajeno a las
inquietudes judeocristianas de la Didaché.
Si la Didaché intenta conciliar la práctica
del cristianismo y el judaísmo, la Epístola
de Bernabé rechaza tajantemente este
último.[169] Son escritos nacidos en
ambientes distintos pero que comparten,
sin embargo, la Instrucción de los dos
caminos. El texto que abre la Didaché y
ocupa los primeros seis capítulos (Did 1-6)
se reproduce con alguna variación en los
capítulos finales de Bernabé (Bern 18-20).
Donde la Didaché empieza diciendo: «Dos
caminos hay en la vida, el de la vida y el de
la muerte» (Did 1,1), Bernabé lo hace de la
siguiente guisa:

Dos caminos hay de


enseñanza y poder, el de
la luz y el de las
tinieblas.
Bern 18,1
Añadiendo una glosa angelológica
ausente en la Didaché:

… en uno están los


ángeles de Dios,
portadores de luz, y, en
el otro, los de Satanás.
Bern 18,1

Esta similitud fue advertida de inmediato


por los investigadores y explicada en
términos de una dependencia, bien mutua,
o bien de un tercer escrito anterior a
ambos.
El Pastor de Hermas …

Dentro de la sección evangélica (Did 1,3)-


(Did 2,1) existe una frase que aparece
asimismo en el Pastor de Hermas.

A todo el Da a
que pide, todos.
dale pues Pues Dios
el Padre quiere que
quiere que se dé a
todos todos de
reciban de sus
sus dones propios
(Did 1,5). dones
(Mand 2,
4).

Aunque no se trata exactamente de la


misma frase, el parecido es suficiente para
que los investigadores hayan postulado
alguna dependencia entre ambos escritos,
lo que afecta indirectamente a la datación
relativa entre ellos. El Pastor de Hermas es
un documento con una datación bastante
precisa y segura (mediados del siglo
II).[170] Si se demostrase que el didaquista
tomó ese contenido del Pastor, la Didaché
se habría redactado, como muy pronto, en
el año 150 d. C y las hipótesis sobre su
antigüedad se vendrían abajo. Si la
dependencia fuese al revés y se
demostrase que el Pastor tomó ese
contenido de la Didaché, entonces la
Didaché habría sido redactada como muy
tarde en el año 150 d. C otras
posibilidades. La primera es que el
didaquista y el Pastor bebiesen de una
fuente común anterior a ambos en cuyo
caso la datación del Pastor no influiría en
la de la Didaché. La segunda es que el
pasaje de la Didaché citado más arriba sea
una interpolación. El pasaje (Did 1,3)-(Did
2,1) que contiene la frase es problemático
porque no aparece en algunas
recensiones de la Didaché.[171] Esta
ausencia ha hecho que los críticos se
pregunten si ese pasaje formaba parte
originalmente de la obra o se trata de un
interpolación posterior. De no formar parte
de la obra, holgaría completamente
suponer dependencia alguna entre la
Didaché y el Pastor de Hermas, pues dicha
dependencia sería aparente y debida tan
sólo al hecho fortuito de que alguien que
no fue el didaquista introdujo, quizá
después de uno o más siglos, ese
fragmento y esa frase.

Didascalia y Constituciones
apostólicas

La Didascalia apostolorum, también


llamada Doctrina católica de los doce
apóstoles y de los santos discípulos de
nuestro Salvador, es un documento del
siglo III perteneciente al género de las
regulaciones eclesiásticas.[172] El texto
original griego se ha perdido excepto por
algunos fragmentos sueltos. Se conservan
sin embargo traducciones, entre ellas una
siríaca publicada por Paul de Lagarde en
1854 a partir del Codex Sangermanensis y
otras en árabe, latín y etiópico.[173] Se han
señalado dependencias con la Didaché[174]
que marcarían un terminus ante quem
bastante seguro para esta última.

Por su parte, las Constituciones


apostólicas es un escrito del siglo IV
donde su autor recopiló algunos tratados
anteriores. Los libros I-VI toman su
contenido de la Didascalia, mientras que la
Didaché se recoge con modificaciones
sustanciales en el libro VII,[175] cosa que
no se pudo saber, por otra parte, hasta que
se descubrió la Didaché.

Clemente de Alejandría …

Clemente de Alejandría tiene varios


pasajes relacionados con la Didaché. Uno
de ellos ocurre en Stromata 1 100 4,
donde parece transcribir un pasaje de la
Didaché (Did 3,5):

Οὗτος Ese tal es


κλέπτης calificado
ὑπὸ τῆς de ladrón
γραφῆς por la
εἴρηται. Escritura.
Φησὶ Se dice
γοῦν· υἱέ, también:
μὴ γίνου Hijo, no
ψεύστης· seas
ὁδηγεῖ mentiroso,
γὰρ τὸ pues la
ψεῦσμα mentira
πρὸς τὴν lleva al
κλοπήν robo.

La única diferencia es que Clemente dice


«hijo» y, la «Didaché», «Hijo mío».[176]
Clemente afirma estar citando la
«escritura», es decir, un libro inspirado al
modo de los evangelios o las cartas de
Pablo. De ser la Didaché, daría una idea de
la estima que tenía este escrito. En otro
punto de su obra, parece aludir a la
doctrina de los dos caminos: «Yo te
conduzco por la vía de la salvación.
Abandona el camino del error. Sigue
entonces, hijo mío, el buen camino que yo
te describiré».[177] Asimismo, en el himno
final de El pedagogo, Clemente menciona
«la santa recompensa de la doctrina de la
vida».[178] Sobre este tema la polémica es
si la cita es de la Didaché y, en caso de que
así sea, si la Didaché no está citando un
texto más antiguo. Existe otra cita en Quis
diver salvetur? (29,4) donde Clemente
habla del «vino de David», expresión usada
en la oración eucarística de la Didaché.[179]

La Didaché en la Patrología
Nada más publicarse la Didaché, comenzó
una investigación que se ha prolongado
hasta el presente, y que ha dado lugar a
fructíferos estudios sobre el cristianismo
primitivo. La consideración de la Didaché
durante el siglo XX ha oscilado como un
péndulo entre dos extremos de
aceptación, siendo el polo actual más
parecido a la posición adoptada por los
eruditos a finales del siglo XIX que a la que
estuvo vigente durante los años 1930,
antes de la Segunda Guerra Mundial. Las
dudas en torno a la Didaché tardaron
treinta años en concretarse y otros treinta
en resolverse, y sólo lo hicieron porque el
descubrimiento en 1948 de los
Manuscritos del Mar Muerto modificó
radicalmente la percepción que se tenía de
la obra. La posición crítica respecto a su
autenticidad, sostenida por Joseph
Armitage Robinson y un grupo de eruditos
anglosajones, fue superada cuando Jean
Paul Audet examinó en profundidad el
material acumulado hasta esos
momentos, lo que sentó a grandes rasgos
las directrices que sigue la investigación
actual. De ser una obra desahuciada por
los críticos, la Didaché ha pasado a
convertirse desde entonces en una obra
clave para entender la evolución del
cristianismo primitivo.

1884: Adolf von Harnack y las


primeras investigaciones

Adolf von Harnack

Adolf von Harnack publicó en febrero de


1884 un extenso trabajo[180] sobre la
Didaché titulado Die Lehre der zwölf
Apostel nebst Untersuchungen zur altesten
Gechuchte der Kirchenverfassung und des
Kirchenrechts (Leipzig, Hinrinchs, 1884).
Además de ofrecer la primera traducción
al alemán del texto griego de Bryennios,
Harnack escribió un extenso prolegómeno
donde trató diversos temas.

1.- La historia de la Didaché en la Iglesia


y su transmisión en el manuscrito de
Constantinopla.[181] Harnack expuso las
conexiones de la obra con los Padres de
la Iglesia.
2.- Los títulos, los destinatarios y la
finalidad del escrito.[182] Una de las
cuestiones primeras y más naturales fue
dilucidar por qué la obra había sido
transmitida con dos títulos y cuál de los
dos era el auténtico.[183] Para Bryennios,
el título primitivo de la obra era el largo
que, con el tiempo, generó el título corto
por un proceso de contracción
coloquial. También Harnack pensó
así.[184] La razón aducida fue que el
título largo estaba embebido en el
primer párrafo de la obra, formando
parte de ella, mientras que el título corto
precedía al texto como una línea
independiente que podía haber sido
añadida posteriormente con más
facilidad.
3.- Disposición y contenido del
escrito.[185] Según Harnack, la Didaché
contenía claves esenciales para
entender la evolución de la Iglesia desde
una estructura apostólica a una
ministerial.[186]
4.- Las fuentes del escrito.[187] Para
Harnack, el didaquista había utilizado en
la composición de su escrito el Antiguo
Testamento, los Evangelios, la Epístola
de Bernabé y el Pastor de Hermas.[188]
Bryennios también opinaba que la
Didaché dependía de Hermas de Roma
pero otros eruditos como Theodor Zahn
y Franz Xaver von Funk dieron
prioridad[189] a la Didaché.
5.- El contexto. Tiempo y lugar de la
composición.[190] Donde Harnack
postuló un origen egipcio[191] para el
documento.

Harnack incluyó como apéndice dos


fragmentos procedentes de un leccionario
de la abadía de Melk (Mellicensis 597) que
parecían contener una traducción latina de
la Didaché, en concreto (Did 1,1-3) y (Did
2,2-6). Dichos fragmentos habían sido
publicados siglo y medio antes por
Bernardo Petz en su obra Thesaurus
anecdotorum novissimus (1721) y,
posteriormente, Oscar von Gebhardt los
había rescatado del olvido.[192] Los
fragmentos pertenecían a un códice de los
siglos X u XI, con una traducción latina
antigua, quizá del siglo III.[193] Estos
fragmentos sugerían cierto uso de la
Didaché durante el medioevo en la Iglesia
de Occidente.

En los años siguientes, se dieron a


conocer cuatro nuevas versiones en otros
tantos idiomas. En 1888, M. Amelinau
publicó un relato de la vida del abad
Schnudi, el fundador del monasterio
Blanco de Atripe.[194][195] Incrustado en
dicho relato se encontraba una traducción
árabe de (Did 1-4) que, a su vez, era una
traducción del copto.[196] En 1900 se
produjo uno de los descubrimientos
clave[197] que, a la postre, decantarían la
balanza en la disputa que, sobre la
Didaché, iba a comenzar pocos años
después. Joseph Schlecht descubrió en la
abadía de Freising[198] (Monacensis
6264)[199] una versión latina de la Didaché
que contenía una traducción de la sección
de los dos caminos (Did 1-6). Un año
después, el mismo Schlecht publicó un
estudio. Esta versión latina se llamó la
Doctrina apostolorum. En 1904, Horner dio
a conocer otra versión bastante libre de la
Didaché, incorporada en la recensión
etíope de los Cánones apostólicos. Dicha
versión contenía[200] los pasajes (Did 11,3)
a (Did 13,7) y (Did 8,1-2).

Esta multiplicidad de versiones sugería


una gran difusión del escrito en la
antigüedad y la Edad Media.[201] La
existencia de los dos fragmentos latinos
conservados en monasterios medievales
era indicio de un cierto uso catequético o
litúrgico de la obra en Occidente. Las
versiones árabe y etiópica implicaban por
su parte una expansión de la obra hacia el
África y Arabia. En 1901, después de 18
años de investigación, el veterano erudito
católico Franz Xaver von Funk afirmaba:

No hay nadie que niegue


que el escrito exhibe la
impronta de una suma
antigüedad.[202]

1912: Joseph Armitage Robinson y


las primeras dudas

Circuncisión del niño Jesús

En 1912, Joseph Armitage Robinson


publicó el primero de su tres trabajos
sobre la Didaché. En aquel primer artículo,
Robinson dejó de lado los problemas que
planteaba la Instrucción de los dos
caminos[203] y se centró en la parte de la
constitución eclesiástica. Robinson
opinaba que el autor de la Didaché tenía al
lado el Nuevo Testamento y que tomó de
él aquello que le pareció bien, disfrazando
sin embargo esos préstamos y las
condiciones de su tiempo.[204] De esta
forma, y en contra de la opinión inicial de
Adolf von Harnack, la Didaché sería una
obra fraudulenta que no reflejaría las
condiciones del ministerio cristiano
primitivo.[205] Según Robinson, el
didaquista pretendía transmitir una
imagen ficticia de la formación de las
Iglesias gentiles y por eso utilizó hasta
donde pudo unos preceptos que pudieran
justificarse usando los escritos de la era
apostólica.[206] Pretendía dar una imagen
primitiva con objeto de abogar en la
Iglesia de su tiempo por un retorno a la
simplicidad inicial del cristianismo.[207]
Aunque su tesis fue expuesta con brillante
elocuencia, y mucha gente consideró la
posibilidad, todo quedó ahí. Algún
profesor contemporáneo comentó que no
sabía qué le impresionaba más, si la
ingenuidad del didaquista o la de
Robinson al intentar desenmascararlo.[208]
En 1920, Armitage Robinson pronunció
unas conferencias en la Universidad de
Dublín (Donnellan Lectures), que serían su
segundo trabajo.[209] En ellas desarrolló la
tesis de que la Epístola de Bernabé era
obra de un único autor,[210] por su unidad
de estilo y contenido, por el uso dado a
otros documentos como la Epístola a los
Efesios. Al ser así, no quedaba más
remedio que concluir que el didaquista
había tomado su doctrina de los dos
caminos de esta Epístola de Bernabé y
también algún material de Hermas de
Roma. Según Robinson, Hermas dependía
de Bernabé y, la Didaché, de ambos.[211]
También puso en duda que Clemente de
Alejandría citase el escrito,[212] aduciendo
que se trataba de un apócrifo.[213] En esta
ocasión, para apoyar su tesis sobre la
impostura de la Didaché, adujo
pruebas[214] de que el material de las dos
vías no podía provenir de unas
instrucciones morales de carácter oral o
escrito establecidas en la era apostólica
sino, a lo sumo, de lo que apóstoles de esa
era podrían haber establecido
supuestamente para la conversión de los
gentiles.[215] Según esto, no existió nunca
una tradición basada en las dos vías sino
que el didaquista se limitó a coger de
manera incongruente[216] materiales
contenidos en la Epístola de Bernabé. En
general, sus tesis no fueron bien recibidas.

En 1922, vieron la luz nuevos fragmentos


griegos procedentes de un papiro de
Oxirrinco, en concreto el n.º 1782. Dicho
papiro contenía (Did 1,3-4) y (Did 2,7 a 3,2),
fragmentos que contienen la sección
evangélica de los dos caminos. La
importancia de este papiro es que
confirmaba que la sección evangélica
formaba parte de la Didaché pues, hasta
su descubrimiento, el H54 era la única
recensión que la contenía y se dudaba de
su autenticidad.[217]

En abril de 1924, G. Horner publicó un


nuevo fragmento, esta vez en copto. El
papiro que contenía el texto (P. London Or.
9271) había llegado un año antes al
Museo Británico procedente de Egipto, de
un lugar cercano a Oxirrinco. Consistía en
una sola hoja de 11,25 pulgadas de ancho
por 1 pie y 5,25 pulgadas de alto. En el
anverso, había escritas dos columnas de
texto con 29 y 32 líneas respectivamente y
una tercera en el dorso, mucho más corta,
de sólo 18 líneas.[218] Estaba escrito con
caligrafía uncial cuadrada[219] gruesa e
irregular, sin unión[220] entre las letras en
un dialecto fayúmico, redactado con cierta
libertad[221] a modo de extracto de la obra.
El fragmento editado empezaba en la
sección litúrgica en la bendición final
eucarística (Did 10,3) y acababa en la
sección disciplinar (Did 12,2). El texto
copto seguía mayormente el original
griego, excepto por una bendición
adicional del crisma (óleo), contenida
asimismo en las Constituciones
apostólicas, pero ausente del manuscrito
de Jerusalén.[222]

Respecto al óleo de la
unción, daréis gracias
de esta manera: Te
damos gracias, Padre
nuestro, por el óleo de
la unción, que tú nos
manifestaste, por
Jesucristo, tu siervo. A ti
sea la gloria por los
siglos.[223]
La aparición de esta nueva versión añadía
una pieza más al puzle de la diversidad de
recensiones de la obra, que no sería la
última. En 1931 se conoció una versión
georgiana de la obra traducida del griego
por un obispo llamado Jeremías de
Edesa.[224] Quedó preservada en un
manuscrito del siglo XIX cuya traducción
fue hecha entre los siglos V al X.[225] Es la
única versión completa además de la
contenida en el manuscrito de Jerusalén y
fue publicada por Grigol Peradse en
1931.[226]
Mientras tanto la investigación tomó otros
derroteros. En 1929, James Muilenburg,
otro erudito del cristianismo, tomó partido
en el asunto defendiendo las posiciones
críticas asumidas por Robinson. Según él,
la datación de la Didaché debía retrasarse
al menos un siglo y se debían revisar
muchas páginas de la historia del
cristianismo.[227] Siguiendo la misma línea
Richard Hugh Connolly publicó en 1932 un
artículo sobre el cap 5, el «camino de la
muerte» de la Didaché.[228] Estos autores
empezaron a dar forma a una corriente
crítica que defendió la completa falsedad
de la obra. Según ellos, la Didaché era obra
de un impostor que la había compuesto a
finales del siglo II o principios del III, con
intención de falsear una enseñanza. Dom
Connolly aventuró que la Didaché era obra
de un montanista.[229] Robinson murió en
1933 mientras preparaba un trabajo
conjunto con Connolly.[230] Dicho trabajo
fue publicado póstumamente en 1934 en
el Journal of Theological Studies, que el
propio Robinson había fundado. En los
siguientes años se mantuvo la discusión
pero, para entonces, la Didaché había
caído en un completo descrédito.
1948: Los rollos de Qumrán. Nueva
luz

Cuevas en Qumrán, a orillas del mar Muerto

En 1948 se descubrieron cerca del Mar


Muerto unos manuscritos, preservados en
forma de rollos, pertenecientes a la
biblioteca espiritual de una comunidad
esenia judía del siglo II. Hoy se conocen
como los Manuscritos del Mar Muerto o
Manuscritos de Qumran. Uno de ellos,
conocido como el Manual de disciplina
esenio o Regla de la comunidad
(1QS),[231][232] resultó contener una
recensión de la Instrucción de los dos
caminos. Eso significaba que todas las
versiones conocidas hasta entonces no
eran más que la cristianización de una
doctrina judía preexistente. A raíz de este
hallazgo, el material reunido hasta
entonces necesitó una profunda revisión.
En 1958 Jean Paul Audet publicó un
extenso estudio sobre la Didaché que, a la
postre, marcaría la nueva tendencia.[233]
Según Audet, la Epístola de Bernabé y la
Didaché eran obras independientes que
habían tomado el material de los dos
caminos de terceras fuentes judías. La
versión latina de la Doctrina apostolorum
dejó de considerarse una traducción latina
de la Didaché para erigirse en recensión
independiente. Al desaparecer la
dependencia con la Epístola de Bernabé, se
deshizo la jerarquía cronológica que había
relegado la Didaché al siglo III y se abrió el
camino para otras dataciones más
tempranas. Audet examinó también la
autenticidad de los títulos. Si hasta
entonces se había tomado como bueno el
título largo, Audet puso en duda la
autenticidad de ambos. Pero si los dos
títulos eran falsos, también lo era que el
didaquista hubiese intentado adscribir su
enseñanza a ninguna autoridad. Según
Audet, el título original de la obra era
sencillamente:

Enseñanza de los
apóstoles.
Y con ello, sólo se quiso significar que se
trataba de una enseñanza dada por esos
maestros, doctores y apóstoles itinerantes
mencionados en la obra y recogidas por el
didaquista para uso de la comunidad. Con
ese título habría sido conocida y citada
por los Padres de la Iglesia: Las
enseñanzas de los apóstoles. Siglos
después, algún copista añadió el numeral:

Enseñanza de los doce


apóstoles.

alterando con ello el sentido original de la


obra.[234] Según Audet, el título largo pudo
ser:

Enseñanza del Señor a


las naciones.

Y más tarde, por un proceso de


amplificación y armonización con el título
corto,[235] convertirse en:

Enseñanza del Señor a


las naciones por medio
de los doce apóstoles.

En su momento, la obra alterada llegó a


las manos de León, «copista y pecador»,
quién lo incorporó al manuscrito de
Jerusalén que, ocho siglos después,
descubriría Bryennios. A la vista de las
nuevas pruebas y teorías, la Didaché se
perfiló como una auténtica regulación
comunitaria del siglo I. Un estudio
posterior de Helmut Köstler cuestionó a su
vez la dependencia con el Evangelio de
Mateo, y explicó las similitudes entre
ambos por el hecho de haberse gestado
en un mismo ambiente.[236] Poco a poco,
quedaron atrás el descrédito y las dudas.
Desde entonces, y ante la posibilidad de
que la Didaché sea anterior a muchos
libros del Nuevo Testamento, esta obra ha
sido objeto de un vivo interés y de muchos
estudios.[237] Actualmente es considerado
el escrito más importante de los Padres
apostólicos y casi el único testigo de una
época, la segunda mitad del siglo I que,
por otra parte y en lo que se refiere al
cristianismo, sigue siendo una gran
desconocida.

Notas
1. En griego Διδαχή τών δώδεκα
ἀποστόλων. Este título también se
traduce en ocasiones como: Doctrina
de los doce apóstoles. Ver, por
ejemplo: Romero Pose, Eugenio
(1998). «La doctrina de los doce
apóstoles» . XX Siglos (Facultad de
Teología San Dámaso) 9 (37): 29-31.
ISSN 1130-3948 .; Piñero, Antonio y
colaboradores (2009). Todos los
evangelios (2ª edición). Madrid: Edaf.
p. 17. ISBN 978-84-414-2116-5.
2. En griego Διδαχή τού κυρίου διά τών
δώδεκα αποστόλων τοΐς ἔθνεσιν.
3. «... comúnmente llamada...» (Ayán,
1992, p. 19.)
4. Del griego διδαχή, que significa
‘enseñanza’ o ‘doctrina’ (VV. AA.
«Diccionario Griego-Español» . CSIC.
Consultado el 10 de agosto de 2018.).
5. «... en la segunda mitad del siglo I...»
(Ayan, 1992, p. 49.)
6. «… first century date…» «… possibly a
date earlier than A.D.70…» (Zucks,
2008, p. 118.)
7. «... didaquista...» (Trevijano, 2004,
p. 8.)
8. El término «didaquista» fue utilizado
por Joseph Armitage Robinson («for
brevity's sake») (Robinson, 1934,
p. 226.) para mencionar al anónimo
autor de la Didaché.
9. «... existían previamente...» (Ayán,
2000, p. 17.)
10. «... intense scholarly research...»
(Khomych, 2007, p. 121.); «... interés y
polémica...» (Ayán, 1992, p. 19.)
11. «... providing insight into the life of an
early Jewish Christian community...»
(Draper, 2006, p. 177.)
12. Connolly sugería intereses
montanistas por parte del autor.
13. «... fraudulent and tendencious...»
(Draper, 2006, p. 178.)
14. «... anterior incluso...» (Ruiz Bueno,
1979, p. 29.)
15. «... tuvieron su caldo de cultivo en la
oración judía.» (Ayán, 1992, p. 41.)
16. Brown, 1961, p. 179.) transcribe las
tres versiones griegas.
17. Fragmentos de ella han sido
encontrados en Egipto, Siria, Etiopía y
Asia menor. (Draper, 1991, p. 347.)
18. «... ejerció tal influencia...» (Ruiz
Bueno, 1979, p. 29.)
19. «... rondando el canon...» (Ruiz Bueno,
1979, p. 30.)
20. «Se llaman Padres Apostólicos los
escritores cristianos del siglo I o
principios del siglo II, cuyas
enseñanzas pueden considerarse
como eco bastante directo de la
predicación de los Apóstoles...»
(Quasten, 2004, p. 50.) El término es
equívoco porque designa
indistintamente a los autores y a sus
obras y, en ocasiones, sólo a las obras,
pues algunas de ellas, como la
Didaché, son anónimas.
21. «... perhaps the earliest text...» (Draper,
2006, p. 177.)
22. «In 1875...» (Hitchcock, 1884, p. iii.)
23. «… it was discovered in 1873...»
(Schaff, 1885, p. 8.)
24. De la traducción inglesa del título
griego. (Schaff, 1885, p. 4.)
25. «… great delight…» (Schaff, 1885, p. 4.)
26. «… Codex Alexandrinus… defective…»
(Schaff, 1885, p. 3.)
27. «The last six chapters… had never
been published before.» (Hitchcock,
1884, p. iii.)
28. «... a period of surprises…» (Stokes,
1891, p. 104.)
29. «… the Tischendorf of the Greek
Church.» (Schaff, 1885, p. 9.)
30. Joachim, que después sería patriarca
de Constantinopla. (Schaff, 1885,
p. 289.)
31. Schaff, 1885, pp. 289-290.
32. «... superior greek gymnasium...»
(Schaff, 1885, p. 290.)
33. ... in the greek quarter of
Constantinople, called Phanar (Schaff,
1885, p. 1.)
34. «... the sultan ordered...» Judith Herrin,
Byzantium, the surprising life of a
medieval empire, página 219, Penguin
Books, ISBN 978-0-141-03102-6
35. «... 1454... Matheos Kamariotis... »
web oficial del colegio
36. «It belongs to the Patriarch of
Jerusalem...» (Schaff, 1885, p. 1.) «…
perteneciente al patriarcado griego de
Jerusalén.» (Ayán, 1992, p. 19.)
37. «... type of the Christian orient...»
(Schaff, 1885, p. 2.)
38. «... detached...» (Schaff, 1885, p. 2.)
39. «... stone chamber...» (Schaff, 1885,
p. 2.)
40. Bethmann en 1845, M. Guigniant en
1856 y H. O. Coxe en 1858 (Schaff,
1885, p. 8.). Durante el siglo XIX, el
interés de las nuevas ciencias por la
literatura antigua motivó batidas por
todos los monasterios y bibliotecas,
tanto públicas como privadas.
41. «... le llamó la atención...» (Ayán, 1992,
p. 19.)
42. «... black leather... small octavo...
parchment... 120 leaves... 8 inches...6
inches» (Schaff, 1885, p. 2.)
43. «... June... 11th... day 3 (Tuesday)...
6564...» (Schaff, 1885, p. 7.)
44. «... 1056 A.C...» (Hitchcock, 1884,
p. iii.)
45. 6564-5508 = 1056 (Schaff, 1885, p. 5.)
46. «… ignorant of its content…» (Schaff,
1885, p. 8.)
47. «… según el catálogo…» (Ayán, 1998,
p. 19.)
48. «... espurio...» (Quasten, 2004b,
p. 525.)
49. «… closes with the prophet Malachi…»
(Schaff, 1885, p. 3.)
50. Dicho códice es el más importante de
una familia de varios códices
dependientes de un único arquetipo.
51. «... del siglo III...» (Quasten, 2004,
p. 99.)
52. «... 1862... Sinaiticus... new
regardings... Hilgenfeld... 1877»
(Schaff, 1885, p. 3.)
53. «… from about 96 A.D.» (Burke, 1970,
p. 501.)
54. «La alta estima de que gozaba
Clemente…» (Quasten, 2004, p. 53.)
55. «… 57,6-64,1…» (Quasten, 2004, p. 60.)
56. «... first Christian Homily... not by
Clement...» (Schaff, 1885, p. 3.)
57. «… Twelve Pseudo-Ignatian Epistles…»
(Schaff, 1885, p. 5)
58. «... Professor Funk...», «... Apostolic
Fathers...» (Schaff, 1885, p. 5.)
59. «Bryennios seems to have paid no
particular atention to the Didaché».
«Nor could any other scholar infer its
importance from the mere title».
(Schaff, 1886, p. 9.)
60. «The first American edition... Roswell
D. Hitchcock» (Schaff, 1885, p. 12.)
61. «It now seems strange to us that the
document thus announced attracted
so little attention.» (Hitchcock, 1884,
p. iv.)
62. «... Russo-Turkish war…», «... more
carefully…» (Schaff, 1885, p. 9.)
63. «... its title, and nothing more,...»
(Schaff, 1885, p. 9.)
64. «... which had entirely disappeared,
with the exceptions of a few referentes
to it among the Greek Fathers.»
(Schaff, 1885, p. 10.)
65. «... has again surprised…» (Hitchcock,
1884, p. iv.)
66. «... great German scholar...» (Draper,
2006, p. 177.)
67. «... advance copy...» (Schaff, 1885,
p. 10)
68. «... Algemeine Zeitung... January 25,
1884...» (Schaff, 1885, p. 10.)
69. «... February 1884...» (Schaff, 1885,
p. 11.)
70. «He is probably...» (Schaff, 1885, p. 8.)
71. Es la traducción que se aporta a una
expresión similar en la obra de
Chesterton sobre Tomás de Aquino.
72. «More extensive even... the interest...
in the United States.» (Schaff, 1885,
p. 12.)
73. «... translated and commented… all
denominations and sects…» (Schaff,
1885, p. 12.)
74. «I learn from a friend in Constantinople
(Feb 16, 1885) that Bryennios is now in
Nicomedia and not allowed to come to
Constantinople...» (Schaff, 1885, p. 9.)
75. «... 1887... Hierosolymitanus 54...»
(Ayán, 1992, p. 20.)
76. «... H 54...»(Trevijano, 2004, p. 7.)
77. «... 552 Greek words... exactly one
hundred verses... sixteen chapters…»
(Zucks, 2008, p. 118.)
78. Daniel Ruiz Bueno, Introducción a la
Didaché, 20. Lengua y Estilo, dentro de
la obra Padres Apostólicos y
Apologistas Griegos del Siglo II, BAC,
Madrid 2002.
79. «... ordenanzas o constituciones
eclesiásticas...» (Trevijano, 2004, p. 7.)
80. «... Christian's hope...» (Schaff, 1885,
p. 17.)
81. «… there is little agreement on the
nature of the community which
produced the Didaché.» (Draper, 2000,
p. 121.)
82. Jerusalén, por ejemplo, fue destruida
por los romanos en el año 70 d. C.
después de una rebelión corta, pero
sangrienta, en la que los judíos
intentaron recobrar su independencia.
Es un hecho bien atestiguado y de
datación segura. Para los judíos
supuso el final del reino y su
dispersión por el mundo conocido.
Para los cristianos, testigos asimismo
de esos hechos, fue la confirmación
de que los judíos habían caído en
desgracia por haber crucificado a
Jesús de Nazaret. Diversos pasajes
evangélicos aluden a esa guerra en
forma de profecías.

... días vendrán


sobre ti (Jerusalén)
en que te rodearán
de trincheras y te
cercarán por todas
partes y no
dejarán en ti
piedra sobre
piedra... (Lc 19,43-
44)

Cuando viereis a
Jerusalén cercada
por los ejércitos,
entended que se
aproxima su
desolación. (Lc
21,20)

Estos comentarios sirven para


establecer un "terminus post quem"
para esos evangelios, es decir, un
límite primero y seguro para el tiempo
de su redacción. En el caso de la
Didaché, la falta de mención a este
hecho trascendental hace posible
pensar que pudo ser compuesta antes
del año 70 d. C.

83. Draper dice «... general area of Siria,...»


(Draper, 2006, p. 178.).
84. «... to remain faithful...» (Draper, 2006,
p. 178.)
85. «... inmersa en un mundo pagano al
que trata de conquistar.» (Ayán, 1992,
p. 68,)
86. El origen sirio del Evangelio de Mateo
es el más aceptado.
87. Daniel Ruiz Bueno, Introducción a la
Didaché, 18. Lugar de composición,
dentro de la obra Padres Apostólicos y
Apologistas Griegos del Siglo II, BAC,
Madrid 2002.
88. «With the exceptions of Harnack, who
holds for Egypt, however, all these
writers agree that the place of origin
was probably Syria.» (Burke, 1970,
p. 502.)
89. «... aconsejarían Palestina» (Ayán,
1992, p. 68.)
90. Daniel Ruiz Bueno, Introducción a la
Didaché, 19. Fecha de composición,
dentro de la obra Padres Apostólicos y
Apologistas Griegos del Siglo II, BAC,
Madrid 2002.
91. «... paralela o ligeramente anterior a
los sinópticos...» (Trevijano, 2004,
p. 8.)
92. «... al comienzo del siglo II.» (Ayán,
2000, p. 38.)
93. «... widely accepted...» (Draper, 2006,
p. 178.)
94. «… evolved literature…» (Draper, 1995,
p. 90.)
95. Cita literal (Ruiz Bueno, 1979, p. 31.).
96. «... prototipo venerable de...
Constituciones...» (Quasten, 2004,
p. 38.)
97. Ver Ayán, 2000, pp. 17-18.
98. «… later Christianized by a number of
aditions.» (Burke, 1970, p. 502.)
99. «… on the fourth line from the bottom
of fol. 76» (Schaff, 1885, p. 4.)
100. «… first line of the text itself»
(Robinson, 1912, p. 340.)
101. «… composed with the last verses of
the St. Mathews Gospel» (Robinson,
1934, p. 225)
102. Did 8, 1 utiliza la fórmula bautismal
mateana.
103. «... the instructions delivered by the
Twelve - that he claimed to record...»
(Robinson, 1912, p. 340.)
104. «... no aparecen para nada.» (Ayán,
1992, p. 27.)
105. «... sesenta años...» (Ayán, 1992,
p. 28.)
106. «… perspective of a Jewish Christian
community…» (Draper, 2000, p. 121.)
107. «… socialization of Gentile converts…»
(Draper, 2000, p. 121.)
108. «… extensive training…» (Draper, 2006,
p. 179.)
109. «… instructors…» (Draper, 2006,
p. 179,)
110. En el manual de disciplina de Qunram
(1 QS 3,13-4,26), el Testamento de
Asher, Derek Erets (Draper, 2006,
p. 179.)
111. Epístola de Bernabé (cap 18-20),
Doctrina apostolorum, Epitome, Vida
de Shenudi (Draper, 2006, p. 179.)
112. «… from its opening words…»
(Robinson, 1912, p. 339.)
113. «... amplio eco...» (Ayán, 1992, p. 33.)
114. «... Jr 21,8...» (Ayán, 1992, p. 33,)
115. «... la arábiga...» (Ruiz Bueno, 1979,
p. 36.)
116. «... Doctrina apostolorum... Bernabé...»
(Ayán, 1992, p. 36.)
117. «Hasta el descubrimiento del
Oxyrrinco...» (Ayán, 2000, p. 23.)
118. «… Mateo… Sermón del Monte…»
(Ayán, 1992, p. 36.)
119. «… from Q material…» (Draper, 2006,
p. 179.)
120. Alusión al Salmo 36,11 (Ayán, 2000,
p. 42.) y zona común con Mateo 5,4.
121. «... el catequista está mirando al
mundo pagano...» (Ruiz Bueno, 1979,
p. 36.)
122. «… not obligated to became perfect
Torah observant…» (Draper, 2006,
p. 178.)
123. «... a decisive alteration in...» (Draper,
2000, p. 122.)
124. De esta forma lo llamaba también el
Pseudo Dionisio.
125. «… of the utmost significance…»
(Draper, 2006, p. 179.)
126. «… earliest picture…» (Draper, 2006,
p. 179.)
127. Ríos, fuentes o la orilla del mar. (Ayán,
2000, p. 23.)
128. «... en algunos lugares o algunas
estaciones...»(Ayán, 2000, p. 23.)
129. «Hacia el año 150, San Justino...»
(Ruiz Bueno, 1979, p. 41.)
130. «... repentance and forgiveness...
purifying...» (Draper, 2006, p. 179.)
131. «... as this is set up in Paul...»(Draper,
2006, p. 179.)
132. «... later redaction...» (Draper, 2006,
p. 179.)
133. «… it was held by Origen…» (Brown,
1961, p. 177.)
134. «... though the shorter version of Luke
is more original than the longer
version in Matthew, the wording of
Matthew is more original than the
wording of Luke.» (Neill, 1993, p. 3.)
135. La traducción inversa del texto de
Mateo sugiere que el original arameo
contendría un título y cinco estrofas
de dos versos. (Brown, 1961, p. 178.)
136. «... Wednesdays and Fridays...»(Draper,
2006, p. 179.)
137. «... shares important characteristics...»
(Van De Sandt, 2002, p. 223.
138. Brown, Raymond E. (1979). El
Evangelio según Juan, Tomo II: XIII-
XXI . Madrid: Ediciones Cristiandad.
pp. 1105-1106. ISBN 84-7057-427-2.
Consultado el 2 de mayo de 2014.
Brown señala que tanto en la Didaché
como en Jn 17 se invoca al «Padre»,
se menciona el tema de «la gloria» y el
«nombre» de Jesús, entre otros puntos
en común. Con todo, la Didaché
menciona explícitamente los términos
«pan» y «vino», lo que no sucede en el
capítulo 17 del Evangelio de Juan.
139. «... since the more usual sequence in
the Christian tradition is bread-cup.»
(Draper, 2000, p. 148.)
140. «... por primera vez en la literatura
cristiana...» (Ruiz Bueno, 1979, p. 42.)
141. «Even more surprising is the
eucharistic liturgy...» (Draper, 2006,
p. 180.)
142. «... it contains no mention...» (Draper,
2006, p. 180.)
143. Los evangelistas Mateo y Lucas
dedican un capítulo de sus escritos a
desgranar la genealogía de Jesús de
Nazaret, a quien hacen descender del
Rey David.
144. «... Davidic Christology...» (Draper,
2006, p. 180.)
145. «... are valued as holy and spiritual.»
(Van De Sandt, 2002, p. 223.)
146. Justino Mártir, Primera Apología, 66.1
147. «... word for word...» (Van De Sandt,
2002, p. 225.)
148. «... Berakoth... Amidah... Birkat Ha-
Mazon» (Riggs, 1984, p. 91.)
149. Se han propuesto hasta seis
escenarios distintos para explicar el
sentido de la misma: un ágape o
comida de acción de gracias, una
eucaristía, una comida sentida como
sacramento por la comunidad, un
ágape seguido de una eucaristía, una
eucaristía seguida de un ágape, una
oración para después de la comida
practicada por un grupo ascético.
(Riggs, 1984, p. 86.)
150. «… interés especialísimo…» (Ayán,
1992, p. 58.)
151. «La palabra ecclesia conserva todavía
en IV,14 su sentido, muy conforme a
sus orígenes, de reunión de los fieles»,
Daniel Ruiz Bueno, Introducción a la
Didaché, 16. Doctrina, dentro de la
obra Padres Apostólicos y Apologistas
Griegos del Siglo II, BAC, Madrid 2002.
152. Literalmente «ἐπισκόπους καὶ
διακόνους».
153. La opinión no murió en el siglo XIX,
sino que se conserva hasta la
actualidad: «La Didaché representa el
momento en que se cumple en una
comunidad el tránsito de su primer
Pentecostés (...) a la vida del manso
fluir por el cauce de la jerarquía
establecida», Daniel Ruiz Bueno,
Introducción a la Didaché, 15.
Jerarquía, dentro de la obra Padres
Apostólicos y Apologistas Griegos del
Siglo II, BAC, Madrid 2002.
154. «... impostores...» (Ayán, 1992, p. 60.)
155. «Es difícil determinar... conocían
perfectamente sus tareas...» (Ayán,
1992, p. 60.)
156. «... su tarea principal era el enseñar...»
«... hablar en espíritu...» «... quizá se
quiera significar...» (Ayán, 1992, p. 60.)
157. «... Harnack... seems to be tensions...»
(Draper, 2006, p. 180.)
158. «... little apocalypse...» (Kloppenborg,
1979, p. 54.)
159. En ningún momento se le menciona
con el término, más paulino o joánico,
de anticristo.
160. «Three true signs...» (Draper, 2006,
p. 181.)
161. «... break off suddenly...» (Draper,
2006, p. 181)
162. «... se mueven en una misma
tradición...» (Ayán, 1992, p. 65.)
163. Cita literal. (Ruiz Bueno, 1979, p. 31.)
164. Ver Eusebio de Cesarea, Historia
eclesiástica, Libro III, capítulo 3,
parágrafo 25, frase 4.
165. Daniel Ruiz Bueno, Introducción a la
Didaché, 2. Testimonios, página 31,
dentro de la obra Padres Apostólicos y
Apologistas Griegos del Siglo II, BAC,
Madrid 2002.
166. «Ya Clemente...» (Ayán, 2000, p. 78.)
167. Hch 13 relata por ejemplo el
apostolado que Pablo y Bernabé
hicieron en Chipre.
168. «... un núcleo originario...» (Ayán, 2000,
p. 79.)
169. «... the Didache is a work with a strong
Jewish-Christian influence...», «...
Barnabas… is strongly anti-Jewish…»
(Draper, 1995, p. 90.)
170. «... a mediados del siglo II...» (Ruiz
Bueno, 1979, p. 890.)
171. Aparece, por ejemplo, en la versión
griega del manuscrito de Jerusalén y
en el papiro 1782 pero no se
encuentra en la versión latina ni
tampoco en la Epístola de Bernabé.
172. «... Doctrina católica... constitución
eclesiástica...» (Quasten, 2004,
p. 453.)
173. «... siríaca... Lagarde... 1854...»
(Quasten, 2004, p. 456.)
174. «... utiliza, además, la Didaché...»
(Quasten, 2004, p. 453.)
175. «... embodied... in the seventh book...»
(Connolly, 1923, p. 147.)
176. «... lead to theft... son... my child...»
(Hictchcock, 1923, p. 397.)
177. «I lead you by the way of salvation.
Abandon the way of error. Follow then,
my child, the good way which I shall
describe you.» (Hicthcock, 1979,
p. 397.)
178. «… the holy rewards of the doctrine of
life…» (Hitchcock, 1923, p. 397.)
179. «... in the Eucharistic prayer...» (Creed,
1938, p. 374.)
180. «... great edition...» (Robinson, 1912,
p. 339.)
181. Die Geschichte der Didache in der
Kirche und ihre Überlieferung in der
constantinopolitanischen Handschrift.
(Harnack, 1884, p. 289.)
182. Der Title, die Adresse und der Zweck
der Schrift. (Harnack, 1884, p. 289.)
183. Precedentes de esta cuestión los
había ya en otros documentos como el
Evangelio de Marcos.
184. «Esta misma postura la mantuvo A.
von Harnack.» (Ayán, 1992, p. 27.)
185. Die Disposition und der Inhalt del
Schrift. (Harnack, 1884, p. 289.)
186. «... charismatic to an institutonal
form...» (Draper, 2006, p. 171.)
187. Die Quellen der Schrift. (Harnack,
1884, p. 290.)
188. (Harnack, 1884, p. 65.)
189. «Zahn, Funk... give the priority to the
Teaching» (Taylor, 1890, p. 297.)
190. Die Gemeinzustande. Zeit und Ort der
DIDAXH. (Harnack, 1884, p. 290.)
191. «... Harnack, who holds for Egypt...»
(Burke, 1970, p. 502.)
192. «... Petz... 1721... fue identificado por
O. Gebhardt» (Ruiz Bueno, 1979, p. 33.)
193. «... debió de hacerse en el siglo III.»
(Quasten, 2004, p. 46.)
194. «… Schnudi…», «… Atripe…» (Ruiz
Bueno, 1979, p. 33.)
195. Monuments pour servir à l‘histoire del
Egypte chrétiene aux IV o V siécles.
Publicado en Mémoires publiées par
les membres de la mission
archéologique au Caire 1888. (Ayan,
1992, p. 26.)
196. «… Did I-IV…» «… copto…» (Ruiz Bueno,
1979, p. 33.)
197. «... key work...» (Draper, 1995, p. 89.)
198. «En 1901, Joseph Schlecht descubre
en la abadía de Freising...» (Ayán,
2000, p. 57.)
199. «... Monacensis 6264... Frisingensis
64...» (Ruiz Bueno, 1979, p. 33.)
200. «... Cánones apostólicos...
Horner...1904» (Ayán, 1992, p. 24.)
201. «Prueba de la primitiva aceptación de
la Didaché son las varias versiones...»
(Ruiz Bueno, 1979, p. 32.)
202. «Scripturam summae antiquitatis
speciem prae se ferre hodie nemo est
qui negat.» (Creed, 1938, p. 370.)
203. Asumió provisionalmente que se
trataba de un documento judío que
había sido cristianizado. «... he
accepted the then prevailing view...»
(Creed, 1938, p. 370.)
204. «... he has used the writings of St Paul,
St Luke, and even St John, though he
has been at great pains to conceal his
obligations.» (Robinson, 1912, p. 340.)
205. «... he contributes almost nothing... to
our knowledge of the early Christian
ministry...» (Creed, 1938, p. 371.)
206. «... to present a picture of the way in
which the Gentile Church were
ordered...» (Bartlet, 1921, p. 239.)
207. «... to recall to the Church of his own
day ... to a greater simplicity...»
(Bartlet, 1921, p. 239.)
208. «... the ingenuity of the author of the
Didache or the ingenuity of the Dean of
Wells in unmasking him.» (Creed,
1938, p. 371.)
209. «Barnabas, Hermas and the Didaché»
(Bartlet, 1921, p. 239.)
210. «... the original creation of one mind...»
(Creed, 1938, p. 371.)
211. «... dependent upon our Epistle», «...
dependent upon both...» (Creed, 1938,
p. 371.)
212. «... and quoted it as Scripture...»
(Creed, 1938, p. 371.)
213. «... a lost apocryphal book...»
(Hitchcock, 1923, p. 397.)
214. «... adduce proofs...» (Bartlet, 1921,
p. 239.)
215. «... the Apostles might reasonably be
supposed to have sanctioned for their
Gentile converts...» (Bartlet, 1921,
p. 239.)
216. «... an incongruos medley...» (Bartlet,
1921, p. 239.)
217. «... contienen lo que ha dado en
llamarse la sección evangélica...», «...
el hierosolimitanus era la única
recensión...» (Ayán, 1992, p. 23.)
218. «... British Museum...» «... 11,25...»«...
8,25...» «... 29... 32... 18...» (Horner,
1924, p. 225.)
219. «... square uncial...» (Horner, 1924,
p. 225.)
220. «... not joined...» (Horner, 1924, p. 225)
221. «... fayúmico...», «... bastante libre.»
(Ayán, 1992, p. 24.)
222. «... bendición del crisma...», «... no se
encuentra...» (Ruiz Bueno, 1979, p. 32.)
223. Traducción de Ruiz Bueno en Padres
Apostólicos.
224. «... Jeremías.» (Ruiz Bueno, 1979,
p. 33.); «... Jeremías de Edesa.» (Ayán,
1992, p. 24.)
225. «... nineteenth-century manuscript...»,
«... from the fifth to the tenth
century...» (Riggs, 1984, p. 85.)
226. «... Peradse en 1931.» (Ayán, 1992,
p. 24.)
227. «... must be shifted, perhaps a
century.» (Creed, 1938, p. 370.)
228. «The Way of Death» (Creed, 1938,
p. 372.)
229. «... Montanist provenance.» (CCreed,
1938, p. 370.)
230. «... jointly by Dom Connolly» (Creed,
1938, p. 372.)
231. «... Manual... Regla...» (Ayán, 1992,
p. 33.)
232. «1 QS 3,13-4,26.» (Draper, 2006,
p. 179.)
233. «... en 1958 un voluminoso...» (Ayán,
1992, p. 29.); La Didaché, Instructions
des apôtres. París 1958. (Ayán, 1992,
p. 29.)
234. «... insertó en el título la alusión a los
doce...» (Ayán, 1992, p. 31.)
235. «... limar el desacuerdo...» (Ayán, 1992,
p. 30.)
236. Esta cuestión sigue abierta de todos
modos. «... has still not been settled...»
(Draper, 2006, p. 178.)
237. «... flurry of attention...» (Draper, 2006,
p. 178.)
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Enlaces externos
Wikisource en griego contiene una
copia de la Didaché.
La Didaché por J.B.Lightfoot
Ante-nicene fathers?
Comentario de J. Quasten
La Didaché en EarlyChristian
Índice de páginas del Codex
Alexandrinus
Páginas del Codex Alexandrinus
El Codex Sinaiticus
Texto francés en el sitio de Philippe
Remacle (1944 - 2011).
Texto griego en el sitio de la
Bibliotheca Augustana (Augsburgo).
Didaché o Doctrina de los doce
apóstoles , traducción al español.
Datos: Q210752
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