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➜Sumario

ISSN: 0185-3716
del Fondo de Cultura Económica

Ciudades
Bogotá, Bruselas, Buenos Aires, Ciudad de México,
Hong Kong, La Habana, Lisboa, Madrid, Palermo, París,
Pompeya, Sevilla, Veracruz

Guillermo Cabrera Infante • Marco Antonio Campos • Jaime García Terrés


Claudia Hernández de Valle-Arizpe • Efraín Huerta • Constantinos Kavafis
Renato Leduc • Julián Meza • R. H. Moreno-Durán
Jorge Arturo Ojeda • José Emilio Pacheco • Alfonso Reyes
León Rozitchner • Laurence Sterne

➜Sumario
SUMARIO
JULIO, 2002
del Fondo de Cultura Económica
EFRAÍN HUERTA: Juárez-Loreto • 3
JAIME GARCÍA TERRÉS: Nuestra ciudad • 4
DIRECTORA
Consuelo Sáizar Guerrero GUILLERMO CABRERA INFANTE: La casa
de las transfiguraciones • 5
EDITOR R. H. MORENO DURÁN: De la Arcadia a la ciudad • 7
Francisco Hinojosa EDUARDO LIZALDE: Ciudades • 12
FERNANDO PESSOA: Lisbon Revisited (1926) • 11
CONSEJO LAURENCE STERNE: Otro viaje sentimental • 13
DE REDACCIÓN JOSÉ EMILIO PACHECO: Cuatro ciudades • 15
Adolfo Castañón, LEÓN ROZITCHNER: Mi Buenos Aires querida • 16
Joaquín Díez-Canedo Flores, RENATO LEDUC: París • 18
Mario Enrique Figueroa, ALFONSO REYES: Urbanismo en general • 19
Daniel Goldin, JULIÁN MEZA: Palermo • 20
Lorena E. Hernández, CONSTANTINOS CAVAFIS: La ciudad • 22
Jorge Ruiz Dueñas
CLAUDIA HERNÁNDEZ DE VALLE-ARIZPE: Bruselas • 23
ARGENTINA: Alejandro Katz
COLOMBIA: Juan Camilo Sierra NICOLÁS GUILLÉN: Habana • 24
ESPAÑA: María Luisa Capella, MARCO ANTONIO CAMPOS: Modigliani en Montmartre
Héctor Subirats y Montparnasse • 25
PERÚ: Germán Carnero EUGENIO D’ORS: Madrid • 26
JORGE ARTURO OJEDA: Hong Kong • 27
REDACCIÓN
Marco Antonio Pulido

DISEÑO, TIPOGRAFÍA
Y PRODUCCIÓN
elδorado
Snark Editores, S. A. de C. V.
IMPRESIÓN
Impresora y Encuadernadora
Progreso, S. A. de C. V.


La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es una publicación
mensual editada por el Fondo de Cultura Económica, con domici-
lio en Carretera Picacho-Ajusco 227, Colonia Bosques del Pedre-
gal, Delegación Tlalpan, Distrito Federal, México. Editor responsable: ‹ ‹ ILUSTRACIONES HISTORIA DE LA ARQUITECTURA
TOMADAS DEL LIBRO
Francisco Hinojosa. Certificado de Licitud de Título número 8635 y de
Licitud de Contenido número 6080, expedidos por la Comisión Califi-
Y EL URBANISMO MEXICANOS, VOLUMEN II (EL PERIODO VIRREINAL),
cadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas el 15 de junio de 1995. TOMO II (EL PROCESO DE CONSOLIDACIÓN DE LA VIDA VIRREINAL),
La Gaceta del Fondo de Cultura Económica es un nombre registrado
FCE-UNAM (FACULTAD DE ARQUITECTURA. DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE
en el Instituto Nacional del Derecho de Autor, con el número 04-2001-
112210102100, de fecha 22 de noviembre de 2001. Registro Postal, POSGRADO), 2001. COORDINADOR: CARLOS CHANFÓN OLMOS › ›
Publicación Periódica: PP09-0206. Distribuida por el propio Fondo de
Cultura Económica.
Correo electrónico: lagacetafce@fce.com.mx

JULIO, 2002
SUMARIO
LA GACETA
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Juárez-Loreto
3 Efraín Huerta
3
La del piernón bruto me rebasó por la derecha: que son Horacio, Homero y, caray (aguas, aguas),
rozóme las regiones sagradas, me vio de arriba Ejército Nacional.
abajo Rozadora, pescadora en el río revuelto
y se detuvo en el aire viciado: cielo sucio de las horas febriles; ladrona de mi mala suerte,
de la Ruta 85, donde los ladrones abyecta cómplice del “dos de bastos”, hembra de
me conocen porque me roban, me pisotean los flancos
y me humillan: seguramente saben como agua endemoniada;
que escribo versos: ¿Pero ella? ¿Por qué cachondísima hasta la parada en seco
me rebasa en esa forma tan desleal? ¿Por qué del autobús de la Muerte.
me faulea, madruga, tumba, habita, bebe? Alabada seas, bandida de mi lerda conmiseración,
Tiene el pelo dorado de la madrugada Escorpiona te llamas, Cancerita, Cangreja,
que empuña su arma y dispara sus violines. amada hasta la terminal, hasta el infinito trasero
Tiene un extraño follaje azul-morado que me despertó imbecilizado en el boulevard
en unos ojos como faroles y aguardiente. ¡Miguel de Cervantes Saavedra y demás clásicos!
Es un jazmín angelical, maligno, Porque luego de tus acuciosos frotamientos
arrancado del zarzal en ruinas. y que cada quien llegó a donde quiso llegar
A los rateros los detesto con todo el corazón, (para eso estamos y vivimos en un país libre)
pero a ella, que debe llamarse Ría, Napoleona, hube de regresar al lugar del crimen
Bárbara o Letra Muerta o Cosa Quemada, (así llamo a mi arruinado departamento de Lope
empiezo a amarla en la diagonal de Euler de Vega),
y en la parada de Petrarca ya soy un horno y pues me vine, sí, me vine lo más pronto posible
pálido de codicia, de sueños de poder, en medio de una estruendosa rechifla celestial.
porque como amante siempre he sido pan comido
migaja llorona (Ay de mí Llorona), y si ayer Adoro tu nalga derecha, tu pantorrilla izquierda
pasadas las diez de la noche tus muslos enteritos, lo adivinable y calientito, tus
fui el vivo retrato de la Novena Maravilla, pechitos pachones
ahora sólo soy la sombra de una séptima colina y tu indigno, antideportivo comportamiento.
desyerbada. Que te asalten, te roben, burlen, violen,
Nariz de Colibrí, Doncella Serpentina,
Alabados sean los ladrones, dice Hans Magnus. Suripantita de Oro, Cabellitos de Elote,
Pues que lo sean: los veo hurtar carteras, relojes, porque te amo y alabo desde lo alto de mi aguda
orejas, marchitez.
y ella, que debe llamarse Escaldada, ni se inmuta.
Vuelve al roce, al foul, al descaro; Hoy debo dormir como un bendito
se alisa la dorada cabellera y despertar clamando en el desierto de la ciudad
(¡Coño, carajo, caballero, qué cabellera de oro!), donde el Juárez-Loreto que algún día compraré
se marea, se hegeliza, se newtoniza, me espera, como un palacio espera, adormilado,
y pasamos por donde Maimónides y Hesiodo a su viejo-príncipe-poeta
¡y pone todavía más cara de estúpida soberbiamente idiota.
cuando Alejandro Dumas, Poe y Molière y los
cines cercanos!
Malditilla, malditita, putilla camionera,
vergüenza seas para las anchas avenidas 22 de octubre de 1970

• Tomado del libro de Efraín Huerta (1914-1982) Poesía completa (FCE, 1988, Letras Mexicanas). Compilación de Martí Soler
y prólogo de David Huerta.

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Nuestra ciudad
3 Jaime García Terrés

 Texto tomado de La feria de po en recuperarnos de aquel desengaño. si se la quiere integral y positiva, exige
los días (1953-1994), tercer tomo Pero ello nos sirvió, en cambio, de estí- un marco propio. A primera vista, la im-
de las Obras de Jaime García mulo a ciertas apremiantes reflexiones. portancia de un jardín, de una unidad
Terrés, compiladas por Rafael La ciudad de México ha crecido. Es- estética en los edificios, resulta casi nula
Vargas y publicadas el año pasado to es evidente. Mas su crecimiento ha si- frente a los inmensos problemas de toda
en coedición con El Colegio do arbitrario. No se ha desenvuelto de comunidad moderna. Pero a poco pen-
Nacional. Próximamente nuestra acuerdo con un plan orgánico, como sar reconoceremos que ese prado, que
casa editorial publicará una cualquiera de las principales capitales esa arboleda, que esa unidad estilística,
Iconografía de García Terrés europeas. Ni ha cuidado nadie de man- constituyen, ellos mismos, problemas
a cargo de Alba C. de Rojo. tener en ella un estilo uniforme, como fundamentales. El rostro de una ciudad
ha sucedido, por ejemplo, dentro de un influye sin duda en el ánimo de quienes
espíritu legítimamente innovador, en la pueblan. Suponiendo idénticos ele-
Nueva York o en Río de Janeiro. No. Lo mentos materiales, parejas capacidades
que hasta hace algunos años era un lugar intrínsecas de acción, no se trabaja de igual
amable, discreto, auténtico, se ha con- manera cuando se sabe que el camino a
os ocurrió el otro día subir vertido en la flor del mal gusto, por obra casa transcurrirá frente a perspectivas

N a una elevada azotea en el


centro de la ciudad, y con-
templar durante breves, si-
lenciosos momentos el paisaje desde allí
visible. Y hemos de confesar que nues-
y gracia de la indiferencia de unos y de
la voracidad constructora de los demás.
Es claro: las ciudades no son estable-
cimientos estáticos. La evolución de las
necesidades de sus habitantes determi-
gratas y sedantes, y cuando éstas, por el
contrario, deparan sólo el desaliño de
un tímido parque ya marchito y siempre
sucio, y una miscelánea de formas in-
congruentes —no ya conservadoras, no
tra reacción inmediata fue de una enor- na, en buena parte, la evolución de su fi- ya modernas, sino simplemente absur-
me desolación. Sólo un espantoso desor- sonomía. En principio, precisa conside- das— en atroz competencia por sofocar
den se presentaba a nuestros ojos: masas rar ante todo el valor eficacia, sobre el la mayor o menor grandeza primitiva.
informes y heterogéneas sombreaban valor belleza, sobre los valores no esen-
apenas las desamparadas calles; las es- ciales. Meditemos un poco, sin embar-
casas notas características parecían des- go, y concluiremos que la belleza es ¿REMEDIOS?
vanecerse en un mar abigarrado, en una también, subsidiariamente, un germen
lóbrega ensalada de grandes y peque- de eficacia. Bien sabemos que los hom- Varias décadas de inmoral desdén mu-
ños monstruos. Tardamos mucho tiem- bres no son máquinas; que su actividad, nicipal han hecho de México, a pesar de
la tradición, a despecho de sus privile-
gios históricos en el continente ameri-
cano, un caso radicalmente irremedia-
ble. No obstante, todavía es tiempo de
poner un dique a las conveniencias yan-
quizantes —malas, desproporcionadas
imitaciones— que lo infestan, al liberti-
naje en la construcción, a la guerra mer-
cenaria contra la armonía; es aún hora
de vitalizar un permanente esquema ur-
bano, de fomentar el sentido de respon-
sabilidad de los arquitectos y de sus
clientes más ambiciosos, y sobre todo,
de corregir el grave olvido en que se han
tenido hasta ahora la conservación de lo
nuestro y la iniciación de nuevas obras
de verdadero embellecimiento.

Noviembre de 1953

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La casa • Marcapasos •
de las transfiguraciones
3 Guillermo Cabrera Infante

 Las páginas siguientes han funciones domésticas: aunque era pleno El Premio Internacional de
sido tomadas de La Habana para un verano, temprano en la mañana había Literatura Octavio Paz fue
infante difunto, incluido en fresco y una corriente venía del interno.
concedido este año a Juan
Infantería (FCE, colección Tierra El tiempo se detuvo ante aquella visión:
Firme, 2000), compilación, selección con mi acceso a la casa marcada Zulueta Goytisolo, para muchos el
e introducción de Nivia Montenegro 408 había dado un paso trascendental más latinoamericano de los
y Enrico Mario Santí. en mi vida: había dejado la niñez para en- escritores españoles. “Es
trar en la adolescencia. Muchas perso-
un hombre de acción y re-
nas hablan de su adolescencia, sueñan
con ella, escriben sobre ella, pero pocos flexión —escribe Javier
pueden señalar el día que comenzó, la Aranda Luna para La Jorna-
niñez extendiéndose mientras la adoles- da—. Va del estudio sobre la
ubí, subimos, la que era para cencia se contrae —o al revés—. Pero yo

S
ambigüedad del lenguaje de
mí entonces suntuosa escale- puedo decir con exactitud que el 25 de
ra. Era la primera vez que su- julio de 1941 comenzó mi adolescencia. San Juan de la Cruz a su tra-
bía una escalera: en el pueblo Por supuesto que seguiría siendo un ni- bajo como ‘reportero sin
había muy pocas casas que tuvieran ño mucho tiempo después, pero esen- fronteras’ en Sarajevo o Pa-
más de un piso y las que lo tenían eran cialmente aquel día, aquella mañana, lestina. Lo mismo rastrea la
inaccesibles. Éste es mi recuerdo inau- aquel momento en que enfrenté el largo
presencia de las palabras y
gural de La Habana: ir subiendo unas corredor de cortinas, contemplando la
escaleras con escalones de mármol. Hay vista interior que luego asustaría hasta a la sintaxis del árabe en
la memoria intermedia de la estación de un veterano de la vida bohemia, el pin- nuestro idioma que los peli-
ómnibus y el mercado del frente, la Pla- tor primitivo Chema Bue, que visitó la gros acechantes sobre la
za del Vapor, arcadas ambas, colmadas casa mucho tiempo después y se negó
plaza de Marrakech, cuya
de columnas, pero en el pueblo también de plano a quedarse en ella un momen-
había portales. Están, además, un jardín to siquiera, espantado por la arquitectu- protección por la UNESCO lo-
elaborado y una casa de rocalla, al pasar, ra de colmena depravada que tenía el gró hace un año.”
que luego se revelarían como otra esta- edificio, aquel a cuya formidable entra-

;
ción, la estación de policía, lugar de cui- da había un anuncio arriba que decía:
dado, por lo que tiendo a olvidarlo. Así, “Se Alquilan Habitaciones-Algunas con
mi verdadero primer recuerdo habane- Días Gratis”, ese día preciso terminó mi
ro es esta escalera lujosa que se hace os- niñez. No sólo era mi acceso a esa insti-
cura en el primer piso (tanto que no re- tución de La Habana pobre, el solar (pa-
gistro el primer piso, sólo la escalera labra que oí ahí por primera vez, que A fines de mayo, la Universi-
que tuerce una vez más después del aprendería como tendría que aprender
dad de Salamanca otorgó el
descanso) para abrirse, luego de una vo- tantas otras: la ciudad hablaba otra len-
luta barroca, al segundo piso, a una luz gua, la pobreza tenía otro lenguaje y grado de doctor honoris
diferente, filtrada, casi malva, y a un es- bien podía haber entrado a otro país: causa a dos de nuestros au-
pectáculo inusitado. Enfrento (para este tiempo después, cuando llegaron las eti- tores: Carlos Fuentes y
momento mi familia había desaparecido mologías, aprendí que solar era una me-
George Steiner. Las investi-
ante mi asombro) un pasillo largo, un tú- ra degradación de casa solariega, la pa-
nel estrecho, un corredor como no había labra cortada, el edificio transformado duras, aprobadas por el
visto nunca antes, al que se abrían mu- en falansterio), sino que supe que había Consejo de Rectores de esa
chas puertas, perennemente abiertas, comenzado lo que sería para mí una universidad, fueron conce-
pero no se veían los cuartos, el interior educación.
didas por ser “los mejores
oculto por unas cortinas que dejaban un Avanzamos todos juntos ahora, inti-
espacio, largo, arriba, y otro tramo, cor- midados, por el largo pasillo hasta la representantes de lo univer-
to, abajo. El aire movía los telones de única puerta cerrada, que enfrentaba
distintos colores que no dejaban ver las otro pasillo más largo (el interior del

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de pocas bujías en cada esquina que


apenas alumbraba el área alrededor del
poste, haciendo más espesa la oscuridad
de esquina a esquina. Pero en La Haba-
na había luces dondequiera, no sólo úti-
les sino de adorno, sobre todo en el Pa-
seo del Prado y a lo largo del Malecón,
el extendido paseo por el litoral, cruza-
do por raudos autos que iluminaban ve-
loces la pista haciendo brillar el asfalto,
mientras las luces de las aceras cruza-
ban la calle para bañar el muro, marea
luminosa que contrastaban las olas invi-
sibles al otro lado: luces dondequiera,
en las calles y en las aceras, sobre los te-
chos, dando un brillo satinado, una pá-
tina luminosa a las cosas más nimias,
haciéndolas relevantes, concediéndoles
una importancia teatral o destacando un
palacio que por el día se revelaría como
edificio estaba diseñado como una alta tranvías (yo estaba fascinado por los un edificio feo y vulgar. De día las an-
T con un rasgo al final y a la izquierda tranvías, vehículo para el que no cono- chas avenidas ofrecían una perspectiva
una suerte de serife donde luego encon- cía igual, con su paso rígido por sobre ilimitada, el sol menos intenso que en el
traríamos los baños y los inodoros colec- raíles cromados por el tránsito continuo, pueblo: allá rebotaba su luz contra la ar-
tivos, nociva novedad), esa puerta era la su aspecto de vagón de ferrocarril aban- cilla blanca de las calles, haciéndolas
nuestra —por un tiempo—. Mi madre donado a su suerte, sus largas antenas implacables, aquí estaba el asfalto, el pa-
había logrado que una familia del pue- dobles que al contacto con los cables vimento negro para absorber el mismo
blo que regresaba por el verano nos pres- arriba, paralelos a las vías, producían sol, el resplandor atenuado además por
tara el cuarto por un mes. Mi padre (aun- chispas como breves bengalas) por el la sombra de los altos edificios y el aire
que debía haber sido mi madre quien lo día y por la noche la iluminación azul y que soplaba del mar, producido por la
hiciera) abrió la puerta y nos asaltó un rojo intermitente que originaba el letre- cercana corriente del Golfo, refrescaba
olor que siempre asociamos con aquel ro luminoso colgado afuera, ahí mismo el verano tropical y luego crearía una
cuarto, con aquella familia, que nunca junto a nuestro balcón, que decía alter- ilusión de invierno imposible en el pue-
habíamos sentido cuando visitábamos nativamente “Droguería Sarrá-La Ma- blo: ese paisaje habanero libre solamen-
su gran casa en el pueblo, en reuniones yor”, ese Sarrá que anunciaba en colores te compensaba la estrechez de vivir en un
comunistas. Mi madre descubrió que era luminosos su ascenso de modesto boti- cuarto, cuando en el pueblo, aun en los
producido por unos polvos misteriosos cario a tendero al por mayor, superdro- tiempos más pobres, vivimos siempre
que usaban, aunque nunca supimos pa- guista y casateniente poderoso, dueño en una casa. Esa puerta siempre cerrada
ra qué. Ese olor, como el perfume que también del falansterio iniciático, entre (mi madre no había aprendido todavía
llevaba la primera prostituta con quien muchos otros solares habaneros. Ese le- el arte de utilizar la cortina como parti-
me acosté, era típicamente habanero, y trero en dos tonos y continuo coloreaba ción) me, nos forzaba hacia el balcón, la
aunque el perfume de la puta tenía el mis sueños, poblados de tranvías alter- única abertura libre, aunque sirvió tam-
aroma de lo prohibido, resultaba tentador nativamente azules y rojos —pero ésa bién de sitio de terror, pues mi madre
y grato, este otro olor memorable que sa- era la infravida de medianoche—. La había continuado su costumbre, tan vie-
lía del cuarto podía ser llamado ofensi- gran aventura comenzada sucedía más ja como yo podía recordar, de lograr el
vo, malvado, un hedor —el tufo del re- temprano, en La Habana de noche, con clímax de una discusión doméstica cual-
chazo—. Ambos olores son el olor de la sus cafés al aire libre, novedosos, y sus quiera (el que mi hermano hubiera tiz-
iniciación, el incienso de la adolescen- inusitadas orquestas de mujeres (no sé nado accidentalmente sus pantalones
cia, una etapa de mi vida que no desea- por qué las orquestas que amenizaban blancos, por ejemplo) con la amenaza de
ría volver a vivir —y sin embargo hay los cafés del Paseo del Prado, al doblar del suicidarse, esta vez concretada en una
tanto que recordar de ella—. edificio, eran todas femeninas, pero ver acción: “¡Me tiro por el balcón y acabo
Nos instalamos con nuestro equipaje una mujer soplando un saxofón me pro- ya de una vez!” Pero no es de la vida ne-
(en realidad cajas de cartón amarradas ducía una inquietante hilaridad) y la gativa que quiero escribir (aunque in-
con sogas) en el cuarto caótico domina- profusa iluminación: focos, faros, bom- troducirá su metafísica en mi felicidad
do por el vaho exótico, y mi madre, con billas, reflectores, letreros luminosos: lu- más de una vez) sino de la poca vida po-
su obsesión por la limpieza, comenzó a ces haciendo de la vida un día continuo. sitiva que contuvieron esos años de mi
poner el caos en orden. Recuerdo la vi- Yo venía de un pueblo pobre y aunque adolescencia, comenzada con el ascenso
da de entonces, del mes que vivimos la casa de mis abuelos quedaba en la Ca- de una escalera de mármol impoluto, de
allí, como una interminable sucesión de lle Real no había más que un bombillo arquitectura en voluta y baranda barroca.

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De la Arcadia a la ciudad sal para lograr la recupera-


ción de la cultura y el recha-
3 R. H. Moreno-Durán zo del olvido para todos”.
De Fuentes hemos publica-
do este año Machado de La
Mancha (Tezontle), y de Geor-
ge Steiner acaba de salir a
 El siguiente texto es parte de da, ya sancionada por varios siglos de librerías Sobre la dificultad
un capítulo del libro De la barbarie a convivencia y orden político. En la Edad y otros ensayos (Breviarios).
la imaginación. La experiencia leída, Media europea, tal como nos recuerda
publicado este año por el FCE en la José Luis Romero en su libro Latinoamé-

7
colección Tierra Firme. rica: las ciudades y las ideas, “la ciudad fue
no sólo la forma de vida adoptada por
las nuevas sociedades que se consti-
tuían, sino que demostró ser el más activo
instrumento de cambio del sistema de
Enhorabuena también para
LOS MITOS DE LA OLIGARQUÍA relaciones económicas y sociales”.
No fue por ello casual que España Eduardo Lizalde por haber

¿ ero qué es lo que deno- se empeñara en prolongar las fronte- sido merecedor del Premio

P minamos Arcadia? La
Arcadia no es más que
el desaliñado espíritu
conservador, monolítico y exclusivista
que la retardataria oligarquía latinoa-
ras de su Imperio merced a una densa
red de ciudades y que en la mayoría de
los casos la fundación estuviera signada
por un rito: el conquistador se inclinaba
y arrancaba un puñado de hierba, luego
Iberoamericano de Poesía
Ramón López Velarde que
otorga el Instituto Zacateca-
no de Cultura en el marco de
mericana ha hecho subsistir, e impone daba con su espada tres golpes sobre el las Jornadas Lopezvelardea-
aún como memoria sobre los centros ur- suelo y, por último, retaba a duelo a nas 2002. De Lizalde, también
banos en los que se atrinchera: la Arcadia quien osara oponerse al acto de funda-
cobra sentido con su visión hacia el pasado ción. Y tras el acto, el acta: la ceremonia,
Premio Nacional 1988, hemos
y con su profunda convicción feudal. La registrada por el escribano, ante la espa- publicado en Letras Mexica-
Arcadia, en casi todos los países latinoa- da del fundador y la cruz del monje, nas su obra poética de 1949
mericanos, no es más que una particular quedaba así concluida. Tal fue la histo- a 1991, bajo el título de Nue-
hipocresía elevada a rango de fasto por ria de la ciudad en América, y lo que
va memoria del tigre, así co-
los que se benefician con los instrumentos vino luego no fue más que la periodi-
y prerrogativas del Poder, a cuyo ampa- zación de sus formas: la ciudad-fuerte, mo los dos tomos de Table-
ro, y mediante este tipo de artificios, la ciudad-frontera, la ciudad-avanza- ro de divagaciones, que
manipula impunemente la conciencia da, la ciudad-emporio. Como recuerda reúne su obra ensayística y
social a nombre de una historia carnava- Romero, el fundador se arrogaba los
periodística.
lesca que, tal vez por ironía de la mis- privilegios del demiurgo: “Fundaba
ma historia, revierte en la aceptación sobre la nada. Sobre una naturaleza

9
de la falacia como si la gran mentira que se desconocía, sobre una socie-
nacional se convirtiera en verdad in- dad que se aniquilaba, sobre una cul-
cuestionable aun para aquellos que for- tura que se daba por inexistente. La ciu-
jaron la farsa. Y sólo porque la Arcadia dad era un reducto europeo en medio
es pasado nos remitimos retrospectiva- de la nada”.
mente a la época colonial, génesis del or- El Imperio se extendió, pues, desde Cuatro mil millones de pe-
gullo burgués latinoamericano. Sin em- el norte de América hasta la Patagonia, sos serán destinados a po-
bargo, la historia de esta pretensión es y el castellano devino red parlante, ve- ner en marcha el programa
mucho más remota y compleja y puede hículo eficaz de diligencias administra-
Hacia un País de Lectores.
advertirse en los dos polos de la con- tivas, fervor evangelizador y, sobre to-
ciencia urbana de América, desde el do, patente de precursoras vanidades. El plan incluye un donativo
fuerte Navidad y la Isabela hasta Brasi- Las Arcadias —Romero las llama “Ciu- de 30 millones por parte de
lia misma. La ciudad como ideología se dades Hidalgas de Indias”— comienzan Bill Gates para equipar 1 200
impuso incluso desde antes del Descu- a cobrar forma, y todo un sistema de va-
bibliotecas con computado-
brimiento, y los primeros europeos que lores, reales o ficticios, se impone. La
pusieron sus pies en el Nuevo Mundo ciudad ya es un innegable centro de po-
instalaron en él una cartografía defini- der administrativo y político y al ampa-

LA GACETA ➜Sumario
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➜Sumario

y estilística —Misteriosa Buenos Aires, de


Manuel Mujica Láinez— ilustra gráfica-
mente cada uno de esos periodos y enri-
quece, cuando no sustenta, las ideas de
los historiadores. Sin embargo, vale
mencionar antes que el libro de Mujica
Láinez otro de Miguel Ángel Asturias,
en el que la ciudad ocupa un lugar pri-
mordial sobre todo a la luz de la urbe
precolombina y las primeras instalacio-
nes hispanas.

UNIVERSÓPOLIS

La utopía urbana a la que apunta La ra-


za cósmica, de Vasconcelos, se llama
“Universópolis”. Dicha utopía está pre-
sente, de alguna forma, en la unidad ar-
quitectónica que recrea buena parte de
ro de sus claustros o tertulias las ideas la que fijó la norma de la ciudad ba- Leyendas de Guatemala, de Asturias, y
se afianzan, tímidamente se refutan o se rroca, constituyeron la parte mate- donde la ciudad última no es más que la
difunden con la bendición del nihil obs- rial, visible y sensible, del orden co- memoria de una larga estirpe de ciuda-
tat. La crónica cede poco a poco su terre- lonizador, dentro de las cuales se des: la cartografía deviene cronología de
no a la épica y la primera literatura ame- encuadraba la vida de la comuni- una misma obsesión: la ciudad en cuyo
ricana se regocija, entre la divinidad y la dad. Pero dentro de ellas siempre origen alterna la leyenda con la reali-
sátira, con el fasto barroco. La Arcadia hubo otra ciudad, no menos amura- dad. Primero está la ciudad construida
se barroquiza con boato al punto de llada sino más agresiva y redento- sobre una pirámide de ciudades ente-
crear una “subsociedad” que asume dis- rista, que la rigió y la condujo. Es lo rradas junto a la Rosca de San Blas, y
tancias ante los otros sectores de la urbe, que creo debemos llamar la ciudad después, sucediéndose en la geografía
menestrales, pobres, aborígenes. Esa letrada, porque su acción se cum- del tiempo y del trópico, Palenque y los
“subsociedad” es lo que Rama denomi- plió en el prioritario orden de los tres días de juego de las princesas sobre
na “ciudad letrada”: un ente invisible signos y porque su implícita cali- las terrazas del sol; a continuación, Co-
dentro de la ciudad empírica o, en los dad sacerdotal contribuyó a dotar- pán, donde el rey enamorado pasea sus
términos de Rodó, una minoría arielista los de un aspecto sagrado, liberán- venados de piel de plata por los jardines
ante la ciudad total. Según afirma Rama dolos de cualquier servidumbre con de Palacio, aquejado de la enfermedad
en su libro La ciudad letrada, las jóvenes las circunstancias. del sol; viene luego Quiriguá, cuya fas-
ciudades latinoamericanas en sus es- tuosa arquitectura es testigo de eleva-
tratos cultos están caracterizadas por Esta larga cita de La ciudad letrada es dos ritos y donde al amparo del sopor
“la articulación letrada que rodea al Po- inevitable y comprensiblemente com- del trópico los lagartos duermen sobre
der, manejando los lenguajes simbólicos plementaria de las ideas de Romero, o si las hembras vírgenes; lugar especial me-
en directa subordinación con las metró- no, basta comprobar la fidelidad de su rece Tikal, ciudad deshabitada, abando-
polis”. esquema, evidente en el primer párrafo, nada por 300 guerreros que con los suyos
¿No es esto una magnificación de con la diversa gama de ciudades que el se alejaron cantando: ciudades todas, en
los roles iniciales, individuales, ya deli- investigador argentino rotula, así como fin, recorridas por una logia de maes-
neados en La tempestad, de Shakespea- las ideas que ambos esgrimen y que se tros-magos de quienes aprenden con sin
re, entronizados por Rodó como ejes debaten desde la Colonia hasta la Inde- par dedicación la fabricación de los teji-
esenciales de la cultura latinoamerica- pendencia, amén del caudillismo y su dos y el valor del Cero. La leyenda pro-
na? ¿Acaso una “ciudad letrada” no es injerencia en la urbe —el conocido te- tege también a las ciudades ancestrales
una magnificación del papel de Ariel, en mor de Sarmiento y los positivistas—, —Xibalbá, Tulán, Ixmiche, Utatlán y
“subordinación” con las metrópolis, va- sin olvidar el escenario de las primeras Atitlán— antes de ceder su paso a la his-
le decir, los inevitables Prósperos? tentativas bursátiles y de la revolución toria en la que la urbe hispana cobra sus
Siempre hubo una doble dimensión de universitaria, e incluso el esquema urba- primeros créditos: calles en las que re-
la ciudad: nístico del barón de Haussmann, aplica- suenan las voces de clérigos mascullan-
do a las ciudades americanas. De cual- do avemarías y latines y capitanes que
La ciudad bastión, la ciudad puerto, quier forma, la periodización de Romero disputan poniendo a Dios por testigo,
la ciudad pionera de las fronteras no sólo es inevitable sino lógica: basta así como ruido de espuelas castellanas y
civilizadoras, pero sobre todo la recordar cómo un libro poco citado pero de algún reloj alerta. En Antigua, la se-
ciudad sede administrativa que fue extraordinario en su calidad anecdótica gunda ciudad de los conquistadores, es

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tan profusa la sucesión de iglesias “que que tanta carrera hicieron durante el lar-
se siente la necesidad de pecar”. Astu- go periodo colonial, ni los crímenes pa-
ras e internet, un nuevo edi-
rias, en otro libro suyo, El espejo de Lida sionales, tan devotamente recogidos por
Sal, a la vez que hace el homenaje a una autores como Juan Rodríguez Freyle en ficio para la Biblioteca Méxi-
ciudad como Tikal, joya de los mayas, El carnero, y así se advierte en cuentos co y la creación de salas de
fustiga a la ciudad de los conquistado- como “Los pelícanos de plata” y “El es- lectura, librerías y bibliote-
res: “Pobre España. Se llevó el vacío pejo desordenado”. En el primero, el cas municipales y escola-
convertido en oro y dejó una tradición adulterio de una dama precipita la
de sangre, saber y sentir que floreció en muerte del marido y la huida con su
res, entre otras acciones.
cruces y espadones sobre ciudades tan amante, y en el segundo, otro adulterio Esperamos que este esfuer-
antiguas como ésta de Antigua Guate- es revelado gracias a un espejo mágico, zo ayude a revertir las tris-
mala, cacofónica y medrosa”. Y como si variante de lo que en El carnero refleja el tes estadísticas que sitúan
tuviera que recordar que la heráldica no agua de la bruja Juana García: el espejo,
a nuestro país entre los me-
es exclusiva del vencedor, Asturias evo- el agua, son instancias de una verdad
ca la etimología de Guatemala, la ciu- que pone sobre aviso al cónyuge enga- nos lectores del mundo.
dad que le dio nombre al país: Quacte- ñado. No faltan tampoco los héroes

:
mallan: el águila cautiva que el guerrero locales, como el protagonista de “Cre-
de la región exhibe en sus armas, el sím- púsculo”, que no sólo ha vencido a los
bolo de su escudo y de su causa. indios calchaquíes, sino que también ha
Y es ya la ciudad hispana la que en el buscado la Ciudad Perdida de los Césa-
otro extremo del continente, asediada res y añora ahora, en el “crepúsculo” de
por los nativos y el hambre, recoge Mu- su vida, sus conquistas eróticas. ¿No es Recibimos los dos últimos
jica Láinez en Misteriosa Buenos Aires. éste un magnífico prolegómeno de lo libros de nuestro amigo
Una treintena de relatos, que temporal- que años después hará Antonio di Bene-
mente se inician en 1536 y culminan en detto con don Diego de Zama, protago-
Juan Manuel Roca: Las pla-
1904, hacen de la ciudad del Plata el tea- nista de la novela homónima? gas secretas y otros cuen-
tro de un discurso ficticio en el que na- Las modas, las nuevas tendencias tos y Ciudadano de la no-
da falta: el cerco de los indios, la prime- sociales, los tics y las poses, todo esto che. El primero, editado por
ra fundación de la rústica ciudad y ese aflora lentamente en el libro de Mujica
la Universidad de Antioquia,
orgullo que sustenta el falso pedigrí de Láinez, con una fidelidad próxima al
los fundadores, como lo pone de mani- documento y que, sin embargo, no fue merecedor del Premio
fiesto Baitos en el primer cuento, “El despoja al texto de su intención ficti- Nacional de Cuento, y el se-
hambre”: “España no envió a las Indias cia. La esclavitud, la peste, las injus- gundo es una reedición del
armada con tanta hidalguía como la que ticias de la administración, todo apun-
poemario de 1989, publica-
fondeó en el Río de la Plata. Todos se las ta a épocas menos sumisas, apoyadas
daban de duques...” A continuación se su- en las ideas de la Ilustración. Tras la In- do por Estoraques en Bogo-
ceden algunas anécdotas representativas, dependencia, la figura del dictador Ro- tá. Al final de este último
como la que recrea “La enamorada del sas —la gran obsesión política de Sar- Óscar Collazos dice que la
pequeño dragón”: tras la segunda fun- miento y los emigrados— aparece como de Roca es “una poesía que
dación de Buenos Aires, los ataques de fondo de “El vagamundo”. Con “El sa-
los charrúas se suceden, y un inglés, so- lón dorado” —en plena Belle Époque—
ha establecido un vínculo
brino de Drake, busca refugio en la ciu- culmina esta peculiar visión de Buenos cada vez mayor con sus lec-
dad. El tío de su novia lo apresa y lo en- Aires, iniciada en los días tempranos de tores en un país donde la
trega al Tribunal del Santo Oficio, en la urbe, entre conquistadores e indios, y poesía es ceremonia de ini-
una anécdota que nos remite a la nove- que se extiende hasta la última imagen
ciados y ‘aroma espiritual’
la La novia del hereje, en la que el narra- de falsa hidalguía que agoniza entre ar-
dor y ensayista argentino Vicente Fidel tesanos y sastres, la historia gráfica de para quienes —otra parado-
López reconstruye la Lima virreinal y el una ciudad que en muchos aspectos es ja— ya nada entienden del
orbe cerrado de la sociedad de ese tiempo. paradigma de las otras urbes del conti- espíritu. He visto sorprendi-
Como en la novela de López, la criolla nente. El proceso que va de la ciudad hi-
do a jóvenes que llevan en
de Mujica Láinez es la novia del hereje y dalga a la ciudad criolla y la ciudad pa-
la Inquisición su máxima amenaza. En tricia, termina en Mujica Láinez en la las manos un libro de Roca.
“El libro” se plantea el cruel panorama ciudad burguesa. La urbe contemporá- He leído citas de sus poe-
de la cultura y la difícil difusión de nea riñe un poco con su estética y así se mas en los muros públicos.
ideas durante la Colonia: cómo el pro- advierte en la novela De milagros y de He asistido por fortuna a
pio Quijote es materia de peligroso con- melancolías, donde se “funda” de nuevo
trabando en las Indias y cómo se violan la historia patria en un texto cronológi-
esa rara comunión creada
esas prohibiciones. No faltan los mila- camente gemelo a Misteriosa Buenos Ai- entre el poeta y su público”.
gros ni las historias extraordinarias, res, apoyado también en un cuadro de

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Agujas y alfileres infinitos;


una puente que no hay quien la
repare;
un vulgo necio, un Góngora discreto;

Un san Pablo entre muchos


sambenitos:
esto en Córdoba hallé; quien más
hallare,
póngaselo por cola a este soneto.

El poeta santafereño Hernando Do-


mínguez Camargo, fiel a Góngora has-
ta en el sueño, encontró en Guatavita
motivo de regocijo, y en el soneto de ri-
gor parece complementar lo que afila-
ban los de Rosas de Oquendo y el de
periodizaciones. Sin embargo, la mirada una visión muy particular sobre la Li- Villamediana:
lúcida de Henríquez Ureña nos ha pues- ma de finales del siglo XVI y deja casi
to sobre aviso del riesgo de esquemas sin oficio la reconstrucción de los in- Una iglesia con talle de mezquita,
que nada tienen que ver con nuestra his- vestigadores: lagarto fabricado de terrones,
toria, habida cuenta que periodos clási- un linaje fecundo de Garzones
cos como Edad Media, Renacimiento e Un visorrey con treinta alabarderos; que al mundo, al diablo y a la carne
incluso Época Moderna son consustan- por fanegas medidos los letrados; ahíta.
ciales al proceso europeo pero inexisten- clérigos ordenantes y ordenados;
tes en nuestra experiencia. A tenor de lo vagamundos, pelones caballeros. Un mentir a lo pulpo, sin pepita,
que afirma en sus Corrientes literarias en un médico que cura sabañones,
la América hispánica, ni siquiera es posi- Jugadores sin número y coimeros; un capitán jurista y sin calzones;
ble hablar de “literatura colonial” sino mercaderes del aire levantados; una trapaza convertida en dita.
de un extenso periodo que, a falta de alguaciles, ladrones muy cursados;
Medievo y Renacimiento, cubre el lapso las esquinas tomadas de pulperos. El Argel de ganados forasteros,
comprendido entre 1492 y 1600, esto es, fustes lampiños, botas en verano;
entre el Descubrimiento y el afianza- Poetas mil de escaso entendimiento; de un ¿cómo estáis?, menudos
miento del aparato administrativo de la cortesanas de honra a lo borrado; aguaceros.
Colonia. Por otra parte, las característi- de cucos y cuquillos más de un
cas intelectuales de la Colonia america- cuento. Nuevas corriendo, embustes de
na impiden incluir tal periodo en el de Zambrano,
la modernidad, de la que cronológica- De rábanos y coles lleno el bato, gente zurda de espuelas y de
mente es contemporánea. Tras ese pri- el sol turbado, pardo el nacimiento; guantes,
mer periodo, Henríquez Ureña traza aquesta es Lima y su ordinario trato. aquesto es Guatavita, caminantes.
otros cuatro: a) los dos siglos de la socie-
dad colonial propiamente dicha; b) la ¿Cómo no captar en este soneto la La burla es total y además premoni-
época del estallido independentista; c) misma preocupación satírica que se ad- toria: Guatavita no sólo es una aldea
el periodo de la consolidación republi- vierte en un soneto atribuido al conde chibcha signada por la leyenda misma
cana; y d) el que, tras el modernismo, se de Villamediana y que tiene a Córdoba de El Dorado, sino también, como lo re-
extiende hasta el presente. como objeto de sus ataques, no menos fleja el poema, una urbe plenamente his-
Arcadia, Ciudad Hidalga o Ciudad cáusticos y divertidos? pánica durante la Colonia. Esa Guatavita
Letrada, la urbe colonial es ya un esce- ya no existe: como en la leyenda chib-
nario con todas sus fuerzas en tensión, Gran plaza, angostas calles, muchos cha, fue sacrificada a las aguas de la la-
un tablero vivo que registra los movi- callos; guna donde tantos tesoros reposan. En
mientos de las piezas, el ajedrez huma- obispo rico, pobres mercaderes; su lugar, los restauradores —esa plaga
no y social que la imaginación y la in- buenos caballos para ser mujeres, contra la que se levantaba Henríquez
teligencia de sus fundadores gestaron buenas mujeres para ser caballos. Ureña— erigieron uno de los más bo-
durante la larga noche en que América chornosos monumentos al kitsch: el cal-
fue la más preciada de sus utopías. El Casas sin talla, hombres como tallos; co de un pueblo colonial que más de 300
panorama que bulle en el marco urba- aposentos colgados de alfileres; años después le da sentido a la burla del
no queda patente en un soneto del Baco descolorido, flaca Ceres; poeta.
poeta andaluz Mateo Rosas de Oquen- muchos Judas y Pedros, pocos En todos los poemas citados, sean los
do, citado por Romero, y que ofrece gallos. de la urbe metropolitana o los de Lima y

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Guatavita, aparece no sólo la disposi-


ción arquitectónica sino también el apa-
rato político administrativo, la jerarquía Ciudades
eclesiástica, prebendados, hidalgos, ha-
raganes de la fama, cortesanas y mujer-
zuelas, capitanes que pleitean. El comer- 3 Eduardo Lizalde
cio y el tráfico de ideas, la vida social
agitada, uno que otro escándalo filtrado
en los tres sonetos rubrican ese clima
que, precisamente, es lo que le da valor
a la prosa irreverente de El carnero, me-
moria de una urbe colonial que muy po-
cos autores consiguieron plasmar para
goce de la posteridad, y rabia y descré-
dito de sus contemporáneos.
Pero, a pesar de todo lo dicho, ¿qué Qué extraños somos.
es entonces lo que ha mantenido viva Siempre ciudades defendidas.
durante tanto tiempo la nostalgia de la Bien defendidas siempre.
Colonia? Mariátegui, cuyo sentido crí- Ciudades extranjeras
tico ha viviseccionado en reiteradas de habitantes nativos.
ocasiones la devoción colonial de la lite- Heridas por el cólera antiguo,
ratura peruana, abordó el problema a
las pestes venideras.
través del reconocimiento del feudalis-
mo local, tal como lo advierte en sus Sie-
Al asalto perpetuo preparados
te ensayos de interpretación de la realidad
con el aceite hirviendo en las murallas
peruana: “La autoridad de la casta feudal
o las escalas puestas para el abordaje.
reposaba en parte sobre el prestigio
del virreinato. Los mediocres literatos de
Ciudades desterradas hacia su corazón.
una república que se sentía heredera
Ciudades con la ciudad por cárcel.
de la Conquista no podían hacer otra co-
sa que trabajar por el lustre y brillo de los
blasones virreinales...” Y a pesar del Las torres enemigas, las almenas mordientes.
cambio histórico del continente, la nos- Páramos de carne.
talgia arcádica revistió visos supérstites, Ciudades solas,
difíciles de erradicar, tal como lo confir- no conquistadas nunca.
man la clase en el Poder y sus intelec-
tuales afines:

Sabemos que en el Perú la aristo-


cracia colonial se transformó en
• Este poema ha sido tomado de Nueva memoria del tigre (poesía
burguesía republicana. El antiguo
1949-1991), FCE, 2000, Letras Mexicanas.
“encomendero” remplazó formal-
mente sus principios feudales y

6
aristocráticos por los principios de-
moburgueses de la revolución li-
bertadora. Este sencillo cambio le
permitió conservar sus privilegios
de “encomendero” y latifundista.
Por esta metamorfosis, así como no
tuvimos bajo el Virreinato una au-
téntica aristocracia, no tuvimos
tampoco bajo la República una au-
téntica burguesía.

¿No es esto lo que, ya en el marco de


la ciudad criolla, pone de presente la
conformación de un nuevo tipo social, el
adalid de la causa local contra los exce-
sos del orden metropolitano?

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Lisbon Revisited (1926)


3 Fernando Pessoa
Traducción de Francisco Cervantes

Nada me une a nada. y aquí volvió a regresar, a regresar?


Quiero cincuenta cosas al mismo tiempo. ¿Y aquí de nuevo volvió a regresar?
Con la angustia de quien tiene hambre de carne ansío ¿O somos, todos los Yo que aquí estuvieron y
no sé bien qué: estamos,
definidamente por lo indefinido… una serie de cuentas-seres ensartadas en un hilo
Duermo inquieto, y vivo soñando inquieto de la memoria,
de quien duerme inquieto, soñando a medias. una serie de sueños míos por alguien que se
encuentra fuera de mí?
Me cerraron todas las puertas abstractas y necesarias.
Corrieron las cortinas de todas las hipótesis que Otra vez te vuelvo a ver,
podría ver en la calle. con el corazón más lejano, y el alma menos mía.
En el callejón que encontré no existe el número que
me dieron, Otra vez te vuelvo a ver —Lisboa, Tajo y todo—,
transeúnte inútil de ti y de mí,
desperté en la misma vida en la que me había tan extranjero aquí como en todas partes,
dormido. tan casual en la vida como en el alma,
Hasta mis ejércitos soñados fueron derrotados. fantasma errante por los salones del recuerdo,
Hasta mis sueños se sintieron falsos al ser soñados. con los ruidos de las ratas y de las maderas que
Hasta la vida sólo deseada me fastidia, aun esa vida… rechinan
en el maldito castillo del tener que vivir…
Comprendo en intervalos no conectados; Otra vez te vuelvo a ver,
escribo en lapsos de cansancio; sombra que pasas a través de sombras, y brillas
y es el tedio aun del tedio lo que me arroja a la playa. un momento ante una luz fúnebre desconocida,
y entras en la noche como estela de barco que se
No sé cuál destino o futuro corresponde a mi angustia pierde
sin timón; en el agua que dejamos de oír…
no sé cuáles islas del Sur me esperan náufrago;
o qué palmas de literatura me darán un verso al Otra vez te vuelvo a ver,
menos. pero, ¡ay, a mí mismo no vuelvo a verme!
Se rompió el espejo mágico en el que volvía a verme
No, no sé esto, ni otra cosa, ni cosa alguna… igual,
Y, en el fondo del espíritu, donde estoy soñando lo y en cada fatídico fragmento sólo veo un fragmento
que soñé, de mí,
en los últimos campos del alma, donde recuerdo sin ¡un fragmento de ti y de mí!...
razón
(y el pasado es una niebla natural de lágrimas falsas),
en los caminos y recodos de las selvas distantes
donde supuse mi ser,
huyen desmantelados, los últimos restos
de la ilusión final,
mis ejércitos soñados, derrotados sin haber existido,
mis cohortes aún por existir, deshechas por Dios.

Otra vez te vuelvo a ver,


ciudad de mi infancia, angustiosamente perdida…
Ciudad alegre y triste, otra vez te sueño aquí…
¿Yo? Pero, ¿soy yo el mismo que aquí vivió, y aquí • Poema tomado de Drama en gente, selección, traducción y pró-
regresó, logo de Francisco Cervantes (FCE, 2000, colección Tierra Firme).

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Otro viaje sentimental


3 Laurence Sterne

 Las páginas que ofrecemos a gación, casi insuperable, de procurarse obligándole a buscar siempre corredo-
continuación pertenecen al libro el sustento y de aguantar los reveses de res más equitativos para la pobre con-
Viaje sentimental por Francia e Italia la fortuna dentro de su patria. Sólo allí versación de que dispone —ya se com-
(traducción de Alfonso Reyes), proporciona la naturaleza al hombre prenderá, sin ser adivino, las molestias
reeditado recientemente por aquellos objetos acomodados a compar- que le procura—.
nuestra casa editorial en su tir su felicidad o a ayudarle con el peso Esto me lleva a mi asunto principal,
Colección Popular. de esa desgracia que, en todos los tiem- y me invita naturalmente a escribir (si es
pos y lugares, ha parecido excesiva para que el balanceo de la Désobligeante me lo
un par de brazos. Verdad es que tam- permite) sobre las causas eficientes y las
bién estamos dotados de cierta facultad causas finales del viajar.
restringida que nos permite expandir Toda esa gente ociosa que abandona
nuestra felicidad más allá de sus límites. su país natal por el extranjero tiene su
uando un hombre está dis- Pero el desconocimiento de las lenguas, razón o razones, las cuales derivan de

C gustado de sí mismo, tiene,


por lo menos, una ventaja, y
es el encontrarse en exce-
lente disposición para hacer una buena
compra. Ahora bien; como no es posible
la falta de relaciones y dependencias, la
diversidad de la educación, hábitos y
costumbres, a tal punto nos impiden co-
municar nuestras sensaciones fuera de
nuestro mundo habitual, que a veces
una de estas causas generales:
enfermedad del cuerpo,
imbecilidad de la mente, o
necesidad inevitable.
Las dos primeras clases comprenden
viajar por Francia e Italia sin un coche, y aquel don queda reducido a la más com- a todos los que viajan por mar y tierra,
la naturaleza nos acerca generalmente a pleta impotencia. sea por orgullo, curiosidad, vanidad o
lo que nos conviene, salí al patio para De aquí que, invariablemente, la melancolía, subdivididos y combinados
comprar o arrendar alguno de los que balanza del comercio sentimental sea in infinitum.
por allí había. Al primer vistazo, me lla- contraria al aventurero expatriado: La tercera clase comprende al nume-
mó la atención una vieja Désobligeante,1 tiene éste que comprar lo que no le ha- roso ejército de los mártires peregrinos,
que estaba arrinconada en el patio. Ins- ce mucha falta al precio que le impo- y más especialmente a los que viajan
taléme en ella, y, encontrándola en una to- nen; pocas veces se aceptará su con- prevalidos de su condición clerical; a los
lerable armonía con mi estado de ánimo, versación a cambio de la de los demás, delincuentes, que viajan bajo la direc-
dije al criado que llamara a monsieur Des- sin un descuento considerable; lo cual, ción de las autoridades, por exhorto del
sein, el hostelero. Pero monsieur Dessein
se había ido a las vísperas, y yo, por evi-
tar la mirada del franciscano que estaba
al otro lado del patio en conferencia con
una dama recién llegada, bajé la cortini-
lla de tafetán y, dispuesto a redactar mi
diario de viaje, saqué pluma y tinta, y
escribí dentro de la Désobligeante este
prefacio.

PREFACIO
EN LA “DÉSOBLIGEANTE”

Más de un filósofo peripatético podrá


haber advertido que la naturaleza es-
tablece, de su propia e indiscutible
autoridad, ciertos límites y vallados pa-
ra circunscribir el disgusto humano, y
ha ejecutado su plan de la manera más
sencilla, imponiendo al hombre la obli-

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magistrado, y a los jóvenes trasladados estas horas, algún tinte o semejanza que aun los que no pagan pueden dis-
por la crueldad de sus padres o tutores, de lo que durante sus viajes adquirie- frutarla. Pero no hay nación bajo el cielo
que viajan bajo la dirección de algún ra o manifestara. —y Dios me es testigo, ante cuyo tribu-
ayo recomendado por las Universida- El hombre que trasplantó la primera nal habré de comparecer un día para
des de Oxford, Aberdeen o Glasgow. cepa de Borgoña al Cabo de Buena Es- dar cuenta de esta obra, y lo digo sin os-
Todavía hay una cuarta clase, pero peranza (y nótese que era holandés) tentación—; pero no hay nación bajo el
es tan corta que apenas merecería men- nunca pensó en beber en el Cabo el mis- cielo donde más abunden las erudicio-
ción aparte, si la naturaleza de esta obra mo vino que la misma cepa produjera nes variadas; donde con más aptitud se
no exigiera la mayor exactitud y la ma- en las colinas de Francia: ¡oh!, era de- siga la carrera de las ciencias o se con-
yor claridad para evitar toda confusión masiado flemático para eso. Pero no ca- quisten más seguramente sus frutos,
entre los diversos caracteres. Me refiero be la menor duda que esperaba poder que aquí; donde las artes son más prote-
a los que cruzan el mar y se establecen paladear algún licor vinoso; si malo o gidas y ofrecen mejor porvenir; donde
en tierra extraña, con el fin de ahorrar bueno, si indiferente, él conocía ya el la naturaleza, en conjunto, deja tan poco
dinero, por varias razones y bajo pretex- mundo lo bastante para comprender que desear; y, en suma, donde hay ma-
tos cualesquiera. Pero como podrían que eso no dependía de su voluntad, y que yor ingenio y variedad de caracteres con
ahorrarse y ahorrar a los demás muchas sólo lo que llamamos el azar decidiría que apacentar el espíritu... ¿Adónde
molestias inútiles ahorrando su dinero el resultado. En todo caso, esperaba lo vais, pues, amados compatriotas?
sin salir de casa, y como sus razones pa- mejor; y, animado de esta esperanza y —Nada más estábamos viendo el co-
ra viajar son menos complejas que las de de una presuntuosa confianza en la soli- che —me contestaron.
las otras especies de emigrantes, a éstos dez de su cabeza y en la infabilidad de —Servidor de ustedes —les dije, sal-
les designaré con este nombre: su prudencia, Mynheer pudo haber aho- tando fuera y descubriéndome.
Simples viajeros. gado ambas cosas en los deleites de su fla- —Nos preguntábamos —dijo uno de
De modo que el ciclo completo que- mante viñedo y, descubriendo sus desnu- ellos, que era, sin duda, un tipo de via-
da reducido a estas secciones: deces, convertirse en risa del pueblo. jero curioso— a qué obedecería el movi-
Viajeros ociosos, Otro tanto puede acontecer al pobre miento del coche.
Viajeros curiosos, viajero que navega o corre las postas a —Era —contesté yo con mucha fle-
Viajeros embusteros, través de los reinos más civilizados del ma— la agitación del hombre que escri-
Viajeros vanidosos, mundo en busca de conocimientos y be un prefacio.
Viajeros melancólicos. provechos. —En mi vida había oído decir —ob-
A continuación vienen los viajeros Claro está que una y otra cosa pue- servó entonces otro, que era un simple
de necesidad: den adquirirse navegando o corriendo viajero— que se escribieran prefacios en
Viajeros felones y delincuentes, tierras; pero que los conocimientos re- una Désobligeante.
Viajeros inocentes e infortunados, sulten útiles y reales los provechos es ya —Sí; habría resultado mejor en un
Simples viajeros. una suerte de lotería. Y aun cuando vis-à-vis —dije yo.
Y, finalmente, con vuestro permiso: nuestro aventurero tenga éxito, hará Y como un inglés no viaja para ver
El viajero sentimental bien en usar de sus ganancias con toda ingleses, me retiré a mi aposento.
(o sea yo), de quien ahora voy a daros sobriedad y cautela para sacar verdade-
cuenta y razón, y que ha viajado por im- ro partido. Pero como abundan las pro-
perio de la necesidad y por el besoin de babilidades contrarias, tanto en punto a Traducción de Alfonso Reyes
voyager en igual grado que cualquiera la adquisición como en cuanto a la apli-
de los incluidos en esta categoría. cación, yo opino que obrará muy sabia-
Comprendo muy bien, por otra par- mente el que pueda dispensarse de co- NOTA
te —puesto que tanto mis viajes como nocimientos extranjeros y extranjeros
mis observaciones serán completamente provechos; y más si vive en un país don- 1. Coche así llamado en Francia porque
distintos de los de mis predecesores—, de ni una ni otra cosa faltan en absoluto. sólo tiene asiento para una persona. [N.
que bien pude haber exigido una cate- Que en verdad me causa mucha pena y del A.]
goría para mí solo. Pero empeñarme en mucho tiempo me cuesta el considerar
llamar la atención sobre mi interesante todos los pasos inútiles que da el viajero
persona, no teniendo para ello mayores curioso para adquirir puntos de vista y
títulos que la novedad de mi vehículo, hacer descubrimiento que, como Sancho
sería incurrir en la categoría de los viaje- Panza le decía muy bien a Don Quijote,
ros vanidosos. Al lector le bastará —si, lo mismo pudiera haber logrado con es-
como supongo, también ha sido viaje- tarse quieto en su casa.
ro— el poder, mediante un poco de es- Vivimos en siglo de tantas luces, que
tudio y reflexión, determinar el lugar apenas habrá rincón de Europa cuyos
que le conviene en el anterior catálo- rayos no se entrecrucen o cambien con
go, lo cual, en todo caso, será un gra- los demás. El saber, en casi todos sus ra-
do más en el camino del propio cono- mos, y en muchos negocios, viene a ser
cimiento, si es que todavía conserva, a como la música en las calles de Italia,

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Cuatro ciudades
3 José Emilio Pacheco

POMPEYA

La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto


de la fornicación.
No fuimos muertos por el río de lava.
Nos ahogaron los gases. La ceniza
se convirtió en sudario. Nuestros cuerpos
continuaron unidos en la piedra:
petrificado espasmo interminable.

BOGOTÁ

Dura ciudad entre las dos montañas.


La niebla
hace más real lo que sucede aquí abajo.

SEVILLA

Cómo se ha morenado la bellísima


bajo el verano que zozobra amarillo
en el río verde, lento bosque de agua.
Qué hermosura su piel sombría de sol.
La muchacha color de arena
se irá muy pronto a brillar
en el jardín de los mares.
La joven única
hoy está aquí.
En el inmenso mañana
se perderá para siempre.

VERACRUZ

Desde su orilla me está mirando el mar.


Cuentas claras
rinden las olas que al nacer agonizan.

Y el sol vive de ahogarse en su violencia.

• Poemas tomados de Tarde o temprano (poemas 1958-2000), FCE, 2000, Letras Mexicanas.

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Mi Buenos Aires querida


3 León Rozitchner

 Texto tomado de Mi Buenos to del arquitecto aquí no interesa. Sólo para la plebe y otra para la nobleza. La
Aires querida, recientemente se hace visible cuando la vivimos. Parti- nuestra ya no necesita tantas distincio-
publicado por nuestra filial en mos del llano donde los habitantes re- nes: cada uno sabe caminar la suya.
Argentina dentro de la Colección siden, desde que nacemos hasta que
Popular. El volumen incluye morimos: “la ciudad en que vivo, pero
también Tres propuestas para el en la que no nací y en la que no quiero PENSEMOS
próximo milenio (y cinco morir”, como escribía Martínez Estrada.
dificultades), de Ricardo Piglia. Presupuesto negativo para poder hablar A nuestra ciudad la pensamos como
de ella. Amor contrariado el del ciudada- una figura humana, antropomórfica, pe-
no que querría amarla y se ve defrauda- ro eso no es cierto. La ciudad no es como

¿ eorizar la ciudad, nos do: amores que matan los de algunas el cuerpo del Estado que tiene el monar-

T piden? Al pensar la ciu-


dad el círculo del cono-
cimiento distanciado se
cierra: si queremos comprenderla, debe-
mos volver a meternos en ella. Porque la
ciudades. Vive sin haber nacido en ella,
quiere morir fuera de ella: ¿por qué ha-
bitamos entonces en este lugar que no
está en nuestro origen ni lo queremos
para nuestro término? Paradoja y enigma
ca, ese que figura en la portada del Le-
viatán de Hobbes; allí aparece, dibujado
a pluma, un cuerpo de rey con la Ley y
la Espada, pero un cuerpo hecho de mi-
llones de hombres diminutos que llenan
ciudad es un objeto cuyo contenido in- de la ciudad —elegida y repudiada— saciando su forma vacía. La ciudad está
cluye, en su ser objeto, a todos los suje- como residencia. También nosotros nos hecha de una materia diferente a la del
tos que la constituyen. Lo particular y fuimos a Europa buscando el origen cuerpo humano, y sin embargo es antro-
lo universal se confunden en nosotros fuera de la propia, pero volvimos cuan- pomorfa de otra manera. Artefacto ex-
mismos. do descubrimos que nuestro origen está traño de relojería que funciona a la hora
Tenemos que partir de la propia ex- en una cualquiera: también en esta Bue- ritmando los actos como un corazón ex-
periencia —lo más subjetivo en lo más nos Aires a la cual mis abuelos y mis pa- terno que regula el que cada uno lleva
objetivo— para entender algo de lo que dres vinieron, huyendo de Rusia y de dentro de su pecho.
llaman “su esencia”: nosotros somos los cosacos, buscando refugio. Ciudad La ciudad es un invento extraño: es-
aquello sin lo cual la ciudad no sería. Lo de inmigrantes. tá llena también de hombres, más bien
general y la descripción externa es sólo Un sistema de producción económi- de uno mismo. Cuerpos sobre cuerpos
un punto de partida: más pobre y más co y político, como se decía antes, es un que se deshacen y que se suplantan: en
breve, por insignificante. La expresión sistema productor de ciudades, pero la Reina del Plata sólo quedan restos
más simple y más abarcativa sería, mi- también de sujetos, es decir, de hombres mustios de la gran Aldea, signos ilegi-
rando de afuera, considerar a la ciudad en quienes quedará incorporado el con- bles. Cuerpo expandido que, para re-
como la unidad de lo múltiple o lo múl- tenido más rico, denso y complejo, que producirse, consume y devora al cuerpo
tiple en lo uno. Pero lo más abstracto la abstracción política y racional exclu- que lo había engendrado. Pero su cuer-
nos dice muy poco. Depende de quién yen. Nuestros “revolucionarios”, para po está hecho de casas, palacios, calles y
vea a la ciudad para poder mostrarla. hacer política, deberían abandonar la plazas que los arquitectos levantan tra-
Sólo al vivirla dibujando su cara, sus polis antigua que les presta ideas fijas so- yendo los planos de órganos construi-
rasgos, añadiendo otros signos en la li- bre su modo de gobierno para transfor- dos e inventados en otras regiones y que
sura de la ciudad-objeto que la arquitec- mar la palabra griega en ciudad porte- nos transplantan. Y cuando hay dinero
tura dibuja, podremos animarla. Ciu- ña. La izquierda, de la que decíamos la hacen más esbelta.
dad indiferente la ciudad teórica: por las antes que no tenía sujeto, podría tam- La ciudad es una máquina que con-
historias se torna habitable. Hay que bién decirse que no tenía ciudad (co- traría al campo verde y se le contrapo-
despertar los fantasmas que duermen mo se dice de alguien que “no tiene ca- ne: es una prótesis contranatura que
en sus calles. lle”). En la ciudad se pone al desnudo el ya hemos adoptado como cuerpo pro-
poder activo o vencido de sus habitan- pio. La materia múltiple y variada con
tes. La lucha de clases es lucha de ba- que se la construye inventa y encierra
APROXIMACIONES rrios y casas. espacios nuevos que se independizan
Leonardo da Vinci ya lo sabía. En su del cielo estrellado o soleado. Son moles
No vamos a hablar de la arquitectura plano-proyecto para Florencia dibujaba enormes que aplastan al hombre como
que construye edificios o plazas: el obje- a la ciudad con veredas distintas: una habitantes de una caverna que ellos no

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hicieron: un poder sobrehumano se yer- cuerpo la primera casa. (“La casa de mi la allanen. La casa está en orden si sus
gue y se impone. En verdad todos, como madre, la obra de su industria, cuyos habitantes obedecen al orden. Ser un de-
Martí decía de los yanquis, residimos en adobes y tapias pudieran computarse en saparecido no es una fantasía loca, total
las entrañas del monstruo. Y no nos da- varas de lienzo que su mano tejía”, nos ni nos vemos: vivimos en ella como si
mos cuenta, aunque nos devore. dice Sarmiento en Recuerdos de provincia. nadie se diera cuenta de que existimos
Pero el cuerpo más extenso y más Lo aprendí en la escuela, lo sé de memo- juntos. La ciudad disuelve al individuo
mersa de nuestra urbe está hecho de ca- ria, no me lo olvidé nunca.) en sus multitudes: el anonimato res-
sas levantadas por los constructores y Si es ciudad natal pasa entonces co- guarda. Eso nos consuela.
maestros de obra, ingenieri italianos: las mo con la madre: cada uno tiene la ciu- Pero la ciudad espía, nos sigue los
casas “chorizo” de un país ganadero. O dad que no se merece. Cuando es bue- pasos. Toda ciudad vive en estado de si-
los pobres remedos de las villas de lata y na, porque nos excede, cuando es mala, tio. La ciudad sigue llena de tanques de
cartones. Los arquitectos son los traduc- porque nos frustra y limita. Ciudad ma- guerra y de Fords Falcon que como fan-
tores o más bien quienes transplantan la y ciudad buena, como los pechos le- tasmas circulan por las mismas calles
un mismo discurso de piedra y argama- chosos y esquivos que Melanie Klein aunque estén ahora ausentes: de profun-
sa creados en los centros de la cultura describía. La ciudad como horizonte de dis sabemos que pueden volver a circu-
ajena, y a los que dan vida en tierras ex- la vida más secreta. Pero aparece ino- lar cuando a ellos les plazca. La ciudad
trañas (como las iglesias medievales que cente como lo más visible y no puesto en está curada de espanto. Por eso no tiene
los norteamericanos se llevan piedra a duda: todo está a la vista, cantante y so- gracia, aunque la embellezcan toda.
piedra para darse el lujo de comprarlo nante, y al mismo tiempo es invisible y ¿Quién puede acercarse al río de La Pla-
todo: hasta el pasado que pertenece a muda. Decimos “la ciudad” sabiendo ta sin recordar oscuramente, aunque no
otros). La ciudad recrea una historia cu- que es una cosa, pero como toda obra lo sepamos con clara conciencia, que allí
ya última entrega se piensa como eter- humana las marcas del hombre la han fueron arrojados con vida cuerpos de
na, cuando en realidad lleva el germen convertido en signo. Pero es mucho más los desaparecidos? (Una amiga mía si-
mortífero de su destrucción futura. que signo. El signo nos distancia y nos gue coloreando con su cabellera el color
dice: soy índice de algo que no soy yo león del río, y con el verde de sus ojos la
mismo, sino de aquello hacia lo cual reserva ecológica de la Costanera.) Ya
SU CUERPO Y EL NUESTRO apunto. Aquí la ciudad, la cosa misma, han desaparecido las imágenes pintadas
habla de sí misma y de nosotros: es el de los soldados que apuntaban con sus
Si cambia el cuerpo objetivo de la ciu- lugar de un sacrificio humano que de- armas a los caminantes o a los autos pa-
dad visible cambia el cuerpo de nuestra jó en cada uno sus marcas. Somos per- ra que no se detuvieran frente a los
subjetividad, que se extiende sobre ella sonas, pero nos confundimos con la cuarteles. Los sigo viendo todavía y
formando una unidad que nada desata. cosa como si fuéramos ella: es dura y dan miedo. La ciudad del campo de
Cómo repercute la ciudad en el ser más es blanda. concentración Olimpo donde fui a que
propio que cambia y se transmuta con el municipio me certificara la propie-
ella: la imagen del cuerpo la construyen la dad del auto: sus paredes exudaban un
ciudad y el barrio. Nos interpenetramos, EL RETORNO AL HOGAR pavor burocrático.
no nos subsumimos. No nos damos cuen-
ta pero al mismo tiempo ella nos engen- Hay lugares íntimos que parecen seguros:
dra: es como si fuese un organismo vi- el hogar lo llaman. Por fin estamos so-
vo que nos alberga pero también nos los, los demás no existen, ya nadie nos
ataca. La ciudad paranoica nos persi- mira, hacemos el amor o nos hacen la
gue, nos transfigura, nos aniquila día a cama. Hacemos lo que nos da la real ga-
día, nos enloquece, nos aprisiona en sus na. Comemos, dormimos, vamos al ba-
tentáculos: no podemos zafarnos de su ño donde nadie espía. Contamos secre-
abrazo, convertido en mortal cuando tos que otros no sospechan. Vivimos lo
quiere. Y podemos quererla sólo porque íntimo, lo más escondido, lo más ver-
nos deja estar vivos y, por momentos, li- gonzoso. El hombre aislado puede por
bres. La ciudad se nos enrosca como una fin decirse la verdad a sí mismo. Esta-
boa constrictora y sólo pocas veces nos mos en casa.
protege con una gasa muy fina. Pero la casa puede ser violada en
Es lo más objetivo en lo más subjeti- cualquier momento: las violaciones de
vo: hay tantas ciudades como hombres, domicilio y los secuestros de la dicta-
o más bien la ciudad es la verdadera cu- dura son un destino que siempre ame-
na del recién nacido que hemos sido to- naza. Hay una intemperie en los inte-
dos. Ciudad natal, le dicen. Ciudad ma- riores donde la represión se ha filtrado
dre como lo es para el hijo: sangre de su abriendo las puertas de nuestras pro-
sangre y huesos de sus huesos, ladrillos pias casas. Cada uno al llegar a la suya
de sus muros. Hay tantas ciudades co- hace un raconto interno de sus infraccio-
mo madres que engendran desde su nes ciudadanas: si puede temer o no que

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París
3 Renato Leduc

Los que una vez sufrimos devastador incendio


—ay, adorable amiga refrigerada a cero—
y apagamos las flamas por módico estipendio
como un suntuoso y servicial bombero.

Los que desde el sedeño regazo de la suave


patria, vivimos en París o en Estambul
y enderezamos hacia allá la nave
de un ensueño bizarro, pero azul...

Y por las viejas calles de este París de Francia


una sombra buscamos semejante a la tuya,
mientras van las mujeres escurriendo elegancia
tal, que Manuel Gutiérrez les gritara: Aleluya...

Los que en el dilatado mundo no encontramos


sino casas y gente
y, cerrando los ojos, retornamos
a “un corazón guadalupano” ausente.

Los que sabemos todos los lugares comunes:


Don Quijote, ideal; materia, Sancho Panza;
y aún no quedamos al encanto inmunes,
del vals vienés y la cubana danza.

Los que indagamos cosas que todo el mundo ignora


y viendo al sol rojizo sumergirse en el mar,
sabemos a qué hora
la hebilla de tu cinto hará reverberar.

Los que doblado el cabo de la Buena Esperanza,


ya no esperamos nada
y no obstante la turbia lontananza,
hacemos del crepúsculo, alborada.

Estas ciudades negras —decimos—, esta lluvia,


estas mujeres gruesas... Esto nunca fue mío.
La carne que yo amaba no era esta carne rubia,
el sol que me alumbraba, no era este sol tan frío.

• Tomado de Obra literaria, FCE, 2000, Letras Mexicanas. Prólogo de Carlos Monsiváis; compilación e intro-
ducción de Edith Negrín.

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Urbanismo en general
3 Alfonso Reyes

 Reproducimos aquí un cruce de Corrientes y la diagonal Roque bre estas playas. Con la última gran cri-
fragmento del tomo I de Misión Sáenz Peña, formando una espaciosa sis tal situación llegó a ser extrema. El
diplomática, coeditado el año plaza, se alza ahora el gran obelisco en actual gobierno ha procedido, bajo la
pasado por el FCE y la Secretaría memoria de los héroes de la Indepen- denominación de expropiaciones por
de Relaciones Exteriores en la dencia, obelisco que, por no ser monolí- utilidad pública, a una serie de compras
colección Tezontle. Compilación tico como los clásicos, sino hecho de ce- de los suntuosos palacios que tales fa-
y prólogo de Víctor Díaz Arciniega. mento armado a la manera de hoy, ha milias poseían, para aplicarlos a la insta-
merecido algunas censuras y ha desata- lación de sus servicios e institutos, cada
I do toda una literatura epigramática se- vez más multiplicados. El Palacio Un-
mejante a la que, en nuestro país y en zué pronto se convertirá en residencia
a ciudad de Buenos Aires, otro siglo, provocaran el traslado y la presidencial, echándose abajo la tradicio-

L que tiene un trazado de rigu-


rosa cuadrícula, comenzaba a
ofrecer dos inconvenientes:
uno estético, por la monotonía misma
del trazado que, en ciertos momentos,
inauguración de la estatua de Carlos IV
o, más recientemente, los Caballos de
Querol. Con todo, no puede negarse que
esta región céntrica ha alcanzado ahora
un aire majestuoso. Siguiendo los mis-
nal Casa Rosada donde se aposentaron
tantos años la Presidencia, el Ministerio
de Guerra, el de Relaciones Exteriores y
otras dependencias, de suerte que la
Avenida de Mayo, cerrada por un lado
producía al recién llegado la impresión mos planes urbanos, se procede actual- por la plaza del Congreso, por el otro
de que todas las calles céntricas eran la mente y casi con cruel rapidez a la aper- acabará en explanada sobre la llamada
misma calle; otro, porque siendo gene- tura de otra diagonal espaciosísima (120 “barranca” o bajo el puerto. El Palacio
ralmente estrechas estas calles céntricas, metros de ancho), la avenida 9 de Julio, Anchorena, ahora llamado Palacio San
el problema del tráfico, dada la activi- que recorrerá la ciudad de norte a sur. Martín, y que hospedó la reciente Con-
dad febril de la ciudad, parecía realmen- La Intendencia adelanta sus trabajos con ferencia Interamericana de la Paz, aloja-
te insoluble. La Avenida de Mayo, espa- extraordinaria rapidez, como si hubiera rá al Ministerio de Relaciones, a dos pa-
ciosa para su tiempo, ya era insuficiente; prisa por acabarlos antes de dejar el go- sos de esta embajada de México. El Palacio
y sólo excepcionalmente aparecían arte- bierno que anda en sus postrimerías, en- Errázuriz, comprado por unos dos mi-
rias anchas, como la calle de Córdoba, tre las quejas de los propietarios expro- llones y medio, con todas las riquezas
en esta zona céntrica de la ciudad. En- piados, los comercios clausurados y los extraordinarias que contiene, servirá
tonces se resolvió aplicar un doble pro- vecinos puestos de repente en mitad del para la Comisión Nacional de Cultura,
cedimiento: por una parte, el ensancha- arroyo. El aire tradicional de la ciudad la Academia de Bellas Artes, la Acade-
miento de ciertas calles, como la de Santa pronto habrá desaparecido, con lo cual mia Argentina de Letras y sus bibliote-
Fe, ya del todo realizado; por otra, la se perderá poca cosa. cas. La casa de los hermanos Noel (uno
apertura de nuevas arterias diagonales, de ellos presidente hasta ahora de la Cá-
como la espléndida avenida Roque mara de Diputados) también ha sido ad-
Sáenz Peña, que también se encuentra II quirida en calidad de Museo Colonial.
ya acabada. En estos últimos años, los No faltan mal pensados que vean con
gobiernos se han preocupado activa- Los herederos de las viejas familias adi- extrañeza esta fiebre de demoliciones y
mente de continuar esta política urbana, neradas no siempre han resultado capa- reconstrucciones y este empeño por gas-
sobre todo bajo la administración del ac- ces de conservar el patrimonio recibido, tar a toda prisa los remanentes de un
tual intendente de Buenos Aires, doctor de modo que muchas de estas familias, gobierno que está acabando. Algunos
Mariano de Vedia y Mitre. Así, la anti- en la Argentina, venían arrastrando hasta llegan a insistir en la circunstancia
gua calle Corrientes, calle estrecha y cierta pobreza dorada, por obra y gra- de que todas estas familias llamadas
pintoresca, popularizada en los tangos, cia, entre otras cosas, de los préstamos “expropiadas”, a quienes el Estado está
y que corresponde a lo que era, en el del Banco de la Nación que, con un sen- comprando sus palacios (en que ya no
viejo Madrid, la calle de Jacometrezo, tido de conservación nacional bastante se podría hacer vida privada, según el
que cayó bajo los derrumbes de la Gran característico, parecía empeñado en sal- ritmo actual de nuestras existencias ur-
Vía, ha sido ensanchada y rehecha en var a la crema núcleo de la sociedad banas, y que eran verdaderos elefantes
breve tiempo, en términos tales que porteña, entre los embates continuos blancos), pertenecen todas a la clientela
puede decirse que ha renovado del todo que para ella significan las olas de inmi- del abogado don Carlos Saavedra La-
el aspecto céntrico de la ciudad. En el gración internacional que revientan so- mas, ministro de Relaciones.

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Palermo
3 Julián Meza

nas huérfanas de semáforos. Nunca vi a ber la ubicación de algún sitio no sólo


un conductor que llevara puesto el cin- recibe indicaciones precisas. Varias veces
turón de seguridad. Los palermitanos fuimos acompañados hasta la puerta de
no fingen someterse a las reglas que un restaurante por el cual preguntamos,
otros sólo aparentan acatar, o acatan a o el lugar indicado para la restauración
regañadientes al adornar su pecho con nos fue sugerido con indiscutible acierto.
un cinturón de seguridad que no abro- No podría decir que el siciliano es
chan. Ignoro las estadísticas de los acci- muy risueño. No anda por la vida repar-
dentes de tránsito palermitanos, pero tiendo carcajadas, pero tampoco es ce-
con toda facilidad podrían ascender a ñudo. Ríe francamente con los suyos y
un par de dígitos cada día. Sin embargo, esboza una cordial sonrisa al visitante,
puedo equivocarme porque, pese a to- aun cuando se trate de un insoportable
do, es indiscutible la pericia de los con- turista provisto de cámaras fotográficas,
ductores y la habilidad de los osados videos y otras prótesis innecesarias.
transeúntes que arriesgan su piel a cada Esta ciudad, tan limpia y tan sucia
milímetro. como cualquier otra urbe del Mediterrá-
Fuera de la circulación vehicular la neo, o de Europa, fue fundada por los
vida en la ciudad es otra, y sorprende fenicios en el siglo III antes que iniciase
gratamente. Yo estaba dispuesto a acep- su reinado la pontificia Roma. La lim-
esde el avión, al aproximar- tar aullidos humanos como una prolon- pieza y la suciedad dependen de los ba-

D se al aeropuerto de Palermo,
Falcone Borsellino (antes lla-
mado Punta Raisi), que está
situado en la base del monte Pellegrino,
se pueden apreciar las oscilaciones en el
gación del rugido de los motores. Me
equivoqué. Las voces de los palermita-
nos están hechas de sonidos graves de
gente que no grita, sino que habla y, por
lo tanto, escucha, hasta donde me di
rrios, al igual que en todo el mundo. La
pulcritud prevalece en las grandes ave-
nidas, casi todas arboladas. En algunas
esquinas, próximas a mercados como el
della Vucciria, se dan cita estrafalarios
color del agua, que va del cobalto a un cuenta. En establecimientos y calles se marginados y basura, pero no más que
azul próximo al del mar Egeo o, vecino comunican con discreción gustos, nece- en Roma, en Madrid o en Londres. Bien
distante, al del mar Caribe. sidades, deseos, ofrecimientos, recla- visto, hasta se podría pensar que lo su-
Ya en tierra el primer contacto con la mos, cortesías. Los palermitanos son de cio es el resultado de una estudiada negli-
isla es al pie de un enorme risco, de una una enorme civilidad. En el restaurante gencia. La ciudad, llamada Ziz por los fe-
acerada montaña que de tan desafiante La Casa del Brodo, que parece decorado nicios y más tarde Panormos por los
parece esculpida por perfectas manos para personas solitarias y parejas que de griegos, vive bajo el signo de una bella
griegas de remotas edades. tan antiguas resultan ultramodernas, un indolencia a la que no escapa su museo
Tras el paraíso marítimo está el in- hombre gordo y sudoroso conversa con arqueológico cuyas piezas dan la im-
fierno urbano, presidido por la festiva envidiable mesura (no gesticula ni voci- presión de languidecer en los patios,
barbarie de los conductores de coches, fera) con otro, sentado dos mesas más o de haber sido abandonadas en los co-
de autobuses, de motocicletas. Palermo allá, mientras un joven que contempla rredores y en las salas. Prevalece, sin
es un pandemonium vial que, sin pre- carente de asombro su ensalada habla embargo, el cuidado en monumentos
tenderlo, sólo halla su equivalente en el por el móvil sin que se entienda lo que extraordinarios como la estupenda fa-
caos vehicular de Nápoles, y es supera- dice, y no porque lo haga en siciliano, si- chada de la catedral, la iglesia de San
do, sin mediar discusión alguna, por el no porque su voz es apenas un susurro. Domenico, el Palazzo Abatellis, donde
de la ciudad de México. Ahí siempre se El patrón y su mujer dan órdenes a los está vivo ese espectacular fresco del si-
puede girar a la izquierda cuando está camareros casi en silencio, y éstos res- glo XV que es El triunfo de la muerte, el
prohibido; circular en sentido contrario; ponden de la misma manera. oratorio del Rosario di Santa Zita, el Pa-
es casi una norma no escrita adelantar El habitante de la isla es amable, lazzo dei Normanni y, sobre todo, la Ca-
por la derecha o ensordecer al viandan- educado, hecho de maneras hoy casi pella Palatina, que pudimos ver debido
te con la bocina. El peatón es una extra- inexistentes en otras latitudes. Tanto en a que Filareti, con cara de angustia, pi-
vagancia que expone su imaginaria Palermo como en cualquier otra ciudad dió permiso para entrar en los lavabos,
existencia a cada ilusorio paso en esqui- de Sicilia cuando el extranjero quiere sa- desde donde, casi a ras del suelo, nos

LA GACETA ➜Sumario
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➜Sumario

te al infinito: está en casi todas las igle-


sias y monasterios, en los edificios pú-
blicos, en fuentes y monumentos, en
los colegios, en las residencias señoria-
les y, por qué no, en la masa cerebral
de los poderosos y de sus modernos la-
cayos, los cuales circulan muy orondos
por sus alamedas.
Ajeno al omnipresente barroco, el
mercado della Vucciria sobrevive en ese
centro de Palermo, que todavía está co-
mo lo dejaron los bombardeos de los
aliados, quienes en 1943 destruyeron un
tercio de sus palazzi. El pintor comunista
Renato Guttuso captó en algunas de sus
obras la esencia de este lugar, donde se
dan cita zeppole y panella, catedrales de
platerescas berenjenas y astilleros de al-
cachofas, parroquianos e intrusos. Su-
puestamente convertido al catolicismo
en los últimos momentos de su vida,
Guttuso fue un hombre de poder, un ti-
po sediento de dinero, al que siempre
justificaba su amigo Moravia. Para
aquél la ideología era menos importante
pudimos deslizar al recinto, ya cerra- gusto, hizo edificar Ruggero II en 1132. que el poder, cuya expresión más acaba-
do al público, gracias a la cortesía de En su interior destaca el riquísimo arte- da es el dinero, pero nada de esto le im-
un hombre que, puesto al tanto de que sonado de madera de factura árabe, pe- pidió ser un artista que sin razón heredó
estábamos por primera vez en su ciu- ro el esplendor no se agota ahí. Además al clero su fortuna. Guttuso fue una es-
dad, no nos dejó ir sin ver esa joya. La de albergar un estilizado candelabro ro- pecie de Siqueiros, aunque no se le cono-
habríamos visto al final del viaje, pero mánico de mármol hay una insuperable cen fallidos intentos de asesinato como el
su pasión por lo suyo le ganó e impi- presencia de la escuela bizantina en los protagonizado por el pintor mexicano
dió que, tal vez, nos fuéramos sin ver muros, la cúpula, los nichos, los arcos, el cuando, por órdenes de Stalin, intentó
el museo arqueológico y, ¡qué horror!, ábside y el crucero. Todo el arte bizanti- asesinar a Trotski en Coyoacán.
la pietra nera. no que ya no existe en Santa Sofía ni en Como París, como Praga, Palermo
La catedral es una arbitraria y exito- todo Istambul (no Estambul, insisto, se- bien vale una misa. Más que en el caso
sa amalgama de estilos que condensan ñores académicos), debido a la fanática del desdibujado Nápoles, se le puede
la secular disputa de los poderes ecle- acción depredadora de los musulmanes ver y después morir, pero fuera de Pa-
siásticos por imponer los símbolos de (hoy convertida en estereotipo del mun- lermo aguardan otras Sicilias, no menos
sus creencias y, sobre todo, de sus dog- do árabe por los talibán), parece haber sorprendentes y entregadas a escuchar
mas. En sus orígenes fue, como muchas hallado refugio aquí, como tal vez lo ha- con singular placer a Verdi y a Bellini,
otras, una basílica paleocristiana (con lló Goethe cerca del museo de las mario- aunque antes es necesario remitirse a al-
toda seguridad levantada sobre algún netas (que no alberga a Pinocchio ni a gunas formas del ruido capaces de anu-
monumento precristiano, tal vez etrus- Stromboli, sino a un envarado Carlo- lar el sentido del oído.
co, o sículo). Más tarde se convirtió en magno y a sus paladines), o, no lejos de
mezquita. Lo mejor de ella es el exterior ahí, Raymond Roussel en el Grand Hotel
de los ábsides que se conservan de la es- et des Palmes, donde en 1933 se suicidó • Texto del libro inédito La piedra negra.
tructura normanda del siglo XII y su pór- tras haber permanecido encerrado du-
tico gótico catalán. Lo menos atractivo rante 45 días en la habitación 224, que
es la cúpula barroca que se añadió a fi- era quizá la misma donde Renoir pintó
nales del siglo XVIII, y no porque sea fea, a Wagner cuando éste trabajaba en Par-
sino porque reitera de manera aplastan- sifal, y donde tal vez también se hospedó

3
te el peso de la lápida inquisitorial cin- Lucky Luciano tras haber sido libera-
celada por la contrarreforma y sellada do por los norteamericanos para ayu-
con el ostentoso escudo del Vaticano. darlos en su empresa mafiosa en Sicilia.
Por oposición a la amalgama cate- No conforme con vestir por comple-
dralicia está la síntesis del arte árabe- to la iglesia de San Domenico y el orato-
normando representado por la Capella rio del Rosario di Santa Zita, al igual
Palatina que, en un arranque de buen que en sus metáforas el barroco se repi-

LA GACETA ➜Sumario
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La ciudad
3 Constantinos Kavafis
Traducción de Selma Ancira y Francisco Segovia

Dijiste: “Iré a otra tierra, iré a otro mar.


Una ciudad habrá mejor que ésta,
donde el fracaso es siempre mi condena
y está enterrada —como un muerto— mi alma.
Mi espíritu ¿hasta cuándo irá sin esperanza?
Donde vuelvo los ojos, donde poso la vista
sólo veo las negras rüinas de mi vida,
la que por tantos años sólo supe arruinar”.

No hallarás nuevos sitios, no hallarás otro mares.


Irá contigo siempre la ciudad. En los mismos
barrios y por los mismos rincones vagarás.
En ellos te harás viejo. A la misma ciudad
siempre habrás de llegar. No hay barco ni camino
para ti, ni esperanza de llegar a otra tierra.
La vida que arruinaste aquí, en estas aceras,
en todo el mundo la arruinaste.

LA GACETA ➜Sumario
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➜Sumario

Bruselas
3 Claudia Hernández de Valle-Arizpe

iteraria, musical, pictórica, his- escritora belga dispuestos en un círculo San Miguel es una joya. Se comenzó

L tórica, gastronómica, Bruselas


puede ser recorrida de muchas
maneras y vista, seguramente,
como algo más que la capital administra-
tiva de Europa.
y, otros más, como tirados en el piso. Pa-
recen recortes de periódico que alguien
olvidó sobre el cemento. Estilo inglés, si-
lencioso aunque ubicado en pleno cora-
zón de la ciudad, en el parque hay, tam-
a construir en 1220 sobre los vestigios de
un templo romano fundado en 1047, pe-
ro no fue terminada sino hasta en tiem-
pos de Carlos V de Gante. Los largos
años de construcción permiten la convi-
A pesar de su mala fama de no res- bién, una estatua del Príncipe de Ligne, vencia de varios góticos: el deambulato-
petar el patrimonio urbano a la manera, de quien con frecuencia y siempre con rio, el primario y el flamígero. Por fuera
digamos, parisina (un error garrafal fue, emoción ha hablado Álvaro Mutis, y por dentro es bella y está rodeada de
por ejemplo, la demolición en los años cuando recuerda sus años de infancia en edificios, en su mayoría modernos. De
sesenta de La Casa del Pueblo, un edifi- Bruselas. los portones se desciende, por una esca-
cio soberbio construido por Víctor Hor- Noble y erudito, el Príncipe de Ligne lera bastante alta, a un pequeño jardín.
ta en 1899), ha logrado mantener con be- (1735-1814) fue un escritor notable por su Para algunos no ortodoxos, el entorno
lleza muchos lugares llenos de historia y sentido del humor, su refinamiento e no la afea, no le impide ni le niega nada
numerosos paisajes donde el tiempo pa- ironía. Su obra está reunida en 34 volú- y hasta exalta su belleza. John Dos Pas-
rece haberse detenido. menes que recogen libros autobiográfi- sos decía que el nombre Saints-Michel y
Después de Washington es la segun- cos, notas de viaje, tratados militares, Gudule evocaba el sonido de una cam-
da ciudad del mundo con mayor núme- novelas y textos sobre teatro. Cosmopo- pana y Victor Hugo, durante sus años
ro de metros cuadrados de áreas verdes lita y escéptico de su tiempo, las Conver- de exilio, solía ir con frecuencia a con-
por habitante. La cruzan bosques y lle- saciones con Jean-Jacques Rousseau son templar sus vitrales.
nan parques, poco concurridos en in- realmente geniales. En sus Escritos íntimos anotó que “los
vierno (a menos que nieve) y disfruta- Bruselas viene de bruocsella, una pa- vitrales de Sainte-Gudule fueron hechos
dos al máximo durante el verano y los labra franca que designaba un lugar si- de una manera casi desconocida en
meses de plenitud casi diabólica del tuado entre pantanos. Su fundación, co- Francia; verdaderas pinturas, auténticos
otoño. mo las de Amsterdam, Brujas o Gante, cuadros sobre vidrio, con figuras como
Un vistazo al parque Forest, en el su- está vinculada al esfuerzo descomunal de Tiziano y arquitecturas como del Ve-
reste de la ciudad, equivale a plantarse de quienes decidieron construir a con- ronese”.
frente a un paisaje de fondo de Brueghel tracorriente. La dureza del clima, esa Bruselas es, como todas las ciudades
el viejo, nacido y muerto en Bruselas y agua de más y esa tierra por ganar, los belgas importantes, un lugar de patri-
cuya tumba está en la iglesia de La Cha- aluviones y la erosión, no impidieron monio histórico; de plazas y de grandes
pelle, comenzada en el siglo XII y sobre las urbanizaciones más extraordinarias. museos, de palacios y avenidas arbola-
cuyo patrimonio artístico de marcado De Bruselas como ciudad organiza- das, pero también un almacén de sutile-
acento español escribieron con especial da en torno a tres polos de poder: el eco- zas. Y más allá de los lugares comunes
admiración, Rodin y Baudelaire. nómico en el mercado, el político en el con los que se le relaciona: Jacques Brel,
Toda Bélgica es sus pintores. Sus cie- castillo de Coudenberg y el religioso en Tin tin, el Atomium, el Manneken Pis, la
los del verano evocan a Magritte y esos la catedral de San Miguel y Gudula, hay cerveza y los chocolates —sin incluir a
parques de altos castaños y grandes ex- menciones que se remontan a finales del la Plaza Mayor, que merece páginas
tensiones de pasto con una línea atrás siglo X. aparte—, Bruselas tiene su mejor luz en
de casas que se suceden, estrechas, en Una visita a la catedral quizá resuma las tardes, está llena de gaviotas en in-
pasos de pichón y chimeneas, parece ha- el concepto arquitectónico de “bruxeli- vierno y de loros y golondrinas el resto
ber variado muy poco de un paisaje del zación”. Se trata de un término peyora- del año y hay que caminar sus barrios
siglo XVI visto por Brueghel, Jordens o tivo que explica el “vandalismo” de en abril cuando florean los cerezos has-
Patinir. quienes construyeron o permitieron la ta el despropósito o sentarse frente a los
Entre esos espacios está el parque construcción, sobre todo a partir de los estanques de Ixell, el lugar favorito del
Egmont, bautizado después con el nom- cincuenta, de edificios que fueron mo- poeta alemán Gottfried Benn, cuando
bre de Marguerite Yourcenar. El ingreso dernos, ubicándolos sin ton ni son, igual trabajaba como médico en un hospital
al parque parece estar disimulado y es al lado de una casa art nouveau del céle- cercano. En ese barrio nació una de las
fácil llegar más bien por casualidad. En bre arquitecto Horta que enfrente de actrices más bellas de todos los tiempos:
la primera explanada hay versos de la una iglesia del mejor gótico flamígero. Audrey Hepburn, y es el lugar en el que

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o la del museo Van Buren que, sin anun-


cio y casi escondido tras una barda, tie-
ne el piano de Eric Satie, algunas de las
Habana más bellas pinturas de Van de Woes-
tyne, una de las dos versiones de La caí-
da de Ícaro que pintó Brueghel, retratos y
3 Nicolás Guillén naturalezas muertas de James Ensor,
muebles, esculturas y ventanales que
dan a un jardín que parece de Cuerna-
vaca. Es también la del barrio de Santa
Mar con ambición de palmas Catarina, con sus carruseles de figuras
y espuma de rumba y son. surrealistas en diciembre y su pista para
Ventanas de donde cuelgan patinar en hielo, su venta de pescado
anchas sonrisas de negras. fresco todo el año, su retahíla de restau-
El cielo azul, rojo sol. rantes de mariscos no turísticos y sus
tiendas de extravagante moda flamenca;
Sol espeso. En panes de oro, un barrio donde la Torre negra, de ori-
se puede cortar el sol. gen romano, está literalmente incrusta-
Sobre el sol patina el aire da en un edificio moderno a espaldas de
con un patín volador. la iglesia. En Bruselas puede uno, un sá-
Tierra de ojos entreabiertos, bado cualquiera y sin buscarlo, encon-
vena de sangre y sudor: trar una galería con un número increíble
en boca de sed de coco de dibujos y acuarelas de Henry Mi-
saliva de marañón. chaux, entrar a una Feria del libro raro y
hecho a mano, con auténticas joyas traí-
¡Noches blancas en el puerto das de Francia, Alemania, Inglaterra,
sobre los mástiles negros! Holanda y el resto de Bélgica, ir a una
Mulatas y marineros exposición sobre la fabricación de la vio-
la de gamba, entrar a una iglesia para
viajando en una canción.
presenciar cómo bautizan a los animales
Aguardiente de los bares,
(perros, gatos, pericos, gallos, cabras,
espinazo de fox-trot,
etc.), escuchar a uno de los mejores jaz-
navaja de lengua muda
zistas del mundo: Philippe Catherine,
y puñal de filo en flor.
en un club de jazz casi secreto, o ir al Ac-
tors Studio —un lugar de cinco salas de
cine donde el tiempo definitivamente se
detuvo— y ver, por ejemplo, Amores pe-
rros, que desde hace un año y medio se
• Tomado de Donde nacen las aguas. Antología, FCE, 2002, Tierra Firme.
estrenó pero que sigue en cartelera por
la sencilla razón de que es buena.
Como toda ciudad ideal, Bruselas
viven muchos escritores, poetas, escul- lense habría que subrayar que de cada tiene problemas. Los perros defecan en
tores y pintores. Amélie Nothomb tiene 10 personas que transitan por sus calles, donde sea ante la mirada enamorada de
su casa allí y de manera directa o velada cuatro no son de origen belga. La pre- sus amos y el transeúnte tiene que andar
ha descrito este entorno en algunas de sencia de lo africano también es más a las vivas evitando la fatídica pisada.
sus novelas. Este barrio, que obliga a re- palpable que en otras capitales euro- Hay una obsesión por arreglar y se
gresar a él una y otra vez, tiene algo de peas. Actualmente hay más belgas de abren agujeros por todas partes en repa-
Nueva York, otro tanto de París y mu- origen congolés que belgas en el Congo raciones que se prolongan hasta la eter-
cho de Bruselas. Se inicia con la abadía y están aquí con su comida bien sazona- nidad; la necesidad de demostrar que se
de La Cambre y termina donde comien- da y sus salsas más picantes que el ha- trabaja, aunque sea a ritmo de tortuga.
za el barrio portugués. En Bruselas vi- banero, su música extraordinaria y su Es una ciudad de tintes surrealistas.
ven 27 000 portugueses y 25 000 españo- arte. Hay senegaleses y cameruneses y ¿Cómo no va a serlo —me pregunto— si
les, y aunque las colonias más numero- representantes de todos los países afri- es la capital de Flandes, está rodeada
sas sean la francesa y la marroquí, a los canos viviendo en Bruselas con sus fa- por ciudades también flamencas y, sin
españoles y a los portugueses se les milias, por ser la sede del grupo ACP, embargo, 85 por ciento de sus habitantes
siente. Organizan fiestas y ferias, abren que reúne a 78 naciones de África, el Ca- habla francés, en centenaria rivalidad
restaurantes y cantinas; tiendas chicas ribe y el Pacífico. con un flamenco “amenazante” que ga-
y grandes en las que venden de todo. La Bruselas mágica es la de la casa de na terreno, en buena medida, por el po-
Para definir el cosmopolitismo bruse- Erasmo, con su acervo de manuscritos, derío económico de quienes lo hablan?

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Modigliani en Montmartre y Montparnasse


3 Marco Antonio Campos

 Las páginas que ofrecemos a de sus mujeres, el poeta André Salmon,


continuación pertenecen al libro Las el pintor Moïse Kisling y el marchand
ciudades de los desdichados, de Léopold Zborowski.
próxima publicación en nuestra casa “Era suave, tímida, callada y frágil,
editorial dentro de la un poco depresiva”, decía al precisarla
colección Letras Mexicanas. en la memoria Charles-Albert Cingria.
Pelirroja, de cabello abundante, de color
de piel blanca casi hasta la palidez, era
delgada y baja de estatura. Modigliani
la pintó y dibujó 25 veces con trazos cur-
vos elegantes y elementos quietos. Qui-
zá, me digo, lo hacía para subrayar el ca-
a Juan Gelman rácter silencioso de la muchacha. Los es-
casos dibujos y óleos que nos quedan de
1 Jeanne, sobre todo un autorretrato y un
patio de estudio, dejan ver su claro ta-
oy estuve en el cementerio lento y la promesa que se calló. dinero como pudo, a pesar de las gran-

H de Père-Lachaise para en-


terrar, o mejor dicho, para
volver a enterrar a Jeanne
Hébuterne Tellier. Ayer el cuerpo se
trasladó a la tumba misma del pintor,
Ahora puede leerse en italiano en la
doble tumba:

Amedeo Modigliani
pintor
des limitaciones pecuniarias, Modiglia-
ni no imaginó al llegar a París que los 14
años que le quedaban de vida, salvo un
par de breves estancias en Liorna, sólo
los viviría en Francia. Un telegrama
dibujante y escultor italiano Amedeo nació en Liorna el 12 de julio de 1884 funesto cerraría el círculo el 24 de ene-
Clemente Modigliani Barsin, hijo de los muerto en París el 24 de enero de 1920 ro de 1920. La madre, al evocarlo des-
judíos sefaradíes Flaminio Modigliani, la muerte lo tomó pués de muerto, solía decir de entrada:
nacido en Liorna, Toscana, quien fuera cuando “Mi pobre hijo”.
comerciante en carbón y madera y luego alcanzaba la gloria. Al primero que buscó Modigliani en
agente corredor, y de Eugenia Barsin, Jeanne Hébuterne París, por recomendación del amigo, el
nacida en Marsella, mujer inteligente, nacida en París el 6 de abril de 1898 pintor español-chileno-italiano-francés
librepensadora para la época y el lu- muerta en París el 25 de enero de 1920 Manuel Ortiz de Zárate, a quien conoció
gar, que tuvo con los años que opo- compañera devota hasta en Venecia, fue al pintor y escultor Gra-
nerse al cerrado conservadurismo de el último sacrificio. bowski. Modigliani, que entonces anhe-
los Modigliani, para trabajar y apoyar laba ser escultor y construir estatuas co-
a sus hijos que seguían profesiones li- losales, se dio a entender con éste, quien
berales. 2 apenas sabía francés. Con la misma ti-
Gracias a la mediación de Emanuele, midez con la que llegó Modigliani se
hermano de Amedeo, quien convenció a Paseé por los rumbos de la plaza de la fue, dijo Grabowski. No sabemos si vol-
los padres de Jeanne, se realizó el trasla- Madeleine, donde Modigliani se quedó vieron a verse.
do. “Por fin duermen juntos”, dijo Ema- en un hotel la primera ocasión que llegó Por recomendación viva de Picasso,
nuele, activo militante socialista. a París en el invierno helado de 1906, quien vivía en el Bateau-Lavoir, conjun-
Hace cinco años, el 27 de enero de cerca de la Rue Laffitte, punto nodal de to de estudios para artistas emplazado
1920, Jeanne fue enterrada dos días des- la aventura vanguardista. Entonces ha- en una antigua manufacturería de pia-
pués de Amedeo, en el pequeño y aban- bía en la calle galerías, local de una re- nos en la Rue Ravignan 13, Modigliani
donado cementerio de Bagneux. Se ha- vista, comerciantes de arte, especialistas se mudó pronto a las alturas de Mont-
bía suicidado la madrugada del día 26. en artes. Hijo de francesa del sur culti- martre, donde moraban, trabajaban y
Recuerdo que la familia se sentía a la vada y sensible, quien siempre tuvo una bebían hasta romper el alba los artistas
vez desconsolada y aterrorizada, y que- relación de inteligencia con él, que le en- de vanguardia, sin excluir a una cáfila de
ría terminar el asunto de manera peren- señó el francés como su propia lengua, y esnobs y de farsantes, no sólo parisien-
toria. Asistían también, acompañados lo protegió hasta donde pudo y le envió ses. Su estudio se hallaba a un costado

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cha forma en el cuadro, quien tenía su


estudio en la Rue Tourlaque, ni Gino Se-
Madrid verini, que se aparecía casi con timidez
para proponer y defender el despropó-
sito de los proyectos futuristas, ni An-
3 Eugenio d’Ors dré Warnod, que venía para invitar a los
artistas a los viernes literarios y poéticos
en su casa, ni Kees van Dongen, pintor
fauvista. Salmon precisó que él y Modi-
gliani tuvieron cada quien aquí un estu-
Una noche, mejor diré, una madrugada, pasába- dio en 1908.
mos por la Puerta del Sol, desierta. De pronto, de- —Lo que me encanta de este edificio
jándome asombrado —como que de momento desatinado —añadió Salmon— es la
creí soñar o encontrarme fuera de mi juicio—, to- parte que da a la Rue Orchampt.
da su extensión entre el cabo de la calle de Are- Tenía esa parte algo que llevaba a
nal y el principio de la calle de Alcalá se pobló de asociar a la residencia, con su juego de
rebaños. Profundos, interminables, pasaban dul- ventanas, con un barco de vidrio, y en
cemente dejando la impresión de habitualidad... una lejanísima alusión, con una lavande-
Pregunté qué significaba aquello. Dijéronme que ría. En el interior, el juego de escaleras y
nada de particular, y que esto se hacía siempre, de corredores estrechos acentuaban su
a todas horas, pues tal camino era camino de ca- parecido a un barco. Un barco-lavande-
ñada, paso de Mesta; es decir tránsito reglamen- ría: tan incoherente el nombre como la
tado y tradicional de las reses que atravesaban representación final de la construcción.
Madrid, yendo de Extremadura a Aragón, por —-Dicen que Max Jacob lo bautizó
ejemplo. de esa manera. Fuimos los dos. No re-
Entonces, viendo el magnífico espectáculo, cuerdo si Max dijo que parecía un barco
meditando acerca de él vinieron a hacérseme pa- y yo señalé que parecía más una lavan-
tentes muchas cosas que antes ignoraba o que dería, o viceversa.
no valoraba bien. Comprendí en realidad a Espa- Y yo me le quedaba viendo con una
ña, por vez primera. Comprendí el sentido de Es- mirada escéptica, porque muchas cosas
paña y de la capital de España... España debe de que Salmon inventaba o modificaba,
ser esencialmente una Monarquía ganadera. Ma- con esa manera suya de contar sabrosa y
drid —y esto lo repito, da luz sobre muchas rea- convincente, se daban luego por ciertas,
lidades—, Madrid es la capital de un formidable y uno no sabía después en qué resquicio
imperio pecuario. histórico encontrar la verdad. Su buen
corazón no excluía cierto pleito con la
verdad histórica, una afición a hacer de
• Tomado de Mis ciudades, Tres de Cuatro Soles, la anécdota y el relato un revoltillo de anéc-
Madrid, 1990. dotas y de relatos y una mala leche ex-
cesiva contra los que le producían
aversión.
Subimos de nuevo. Pasamos por la
del pétreo maquis, en la Rue Caulain- de la colina súbitas y hondas perspecti- Place Jean-Baptiste Clémente, donde
court, cerca del Moulin de la Galette. vas. Nos detuvimos en el Bateau-Lavoir. Modigliani vivió en el número 7 en una
Eran los años de bello claroscuro de Poco parecía haber cambiado en cinco casa de ladrillo y madera, y tomamos
la triste Belle-Époque. años desde la muerte de Modigliani. Era luego la Rue Norvins a la derecha.
el mismo dédalo de madera, con sus es- Qué triste se veía Montmartre, qué
caleras repentinas y sus corredores an- triste se veía la Place du Tertre, qué tris-
3 gostos como de interior de navío. Ahora te sin los amigos de los años difíciles y
sólo parecían cruzar sombras fantásti- grandes.
Quedé de verme con el poeta André Sal- cas: ya no estaban Picasso ni su amante, A lo lejos se escuchaban las campa-
mon, cronista por excelencia de los años la pintora Fernanda Olivier, ni Juan nas de las iglesias de Saint Jean-Baptiste
de oro de Montmartre y Montparnasse, Gris, que literalmente acampó hasta y de Notre-Dame-des-Briques.
en la Place du Tertre. La plaza, situada 1922, ni Max Jacob, Grandeparolier, ni

3
al lado de la iglesia de Saint Pierre y al Pierre Reverdy, que causó en 1918, con
pie de la iglesia del Sacré-Coeur, fue el una campaña llena de rencor envilecido,
alma social y artística de Montmartre. que a Diego Rivera se le viera en el me-
Caminamos por las callejuelas estrechas dio como un apestado. Ya no visitaban
pero encantadoras, que nos descubrían el sitio André Derain, la inteligencia he-

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Hong Kong
3 Jorge Arturo Ojeda

 Texto tomado de Ciudades de por la mañana el desayuno continental, Desde el ferry, barco de transporte
América, Europa y Oriente, que consiste en jugo de fruta, café y pan urbano, se ve impresionante el grupo
reeditado recientemente por el danés exquisito. Me dicen que el hotel masivo de edificios altísimos, de los que
FCE en la colección Vida y Península es el mejor (al que ni siquiera sobresale el Central Plaza, con 78 pisos.
Pensamiento de México. visité para mirar) y está al lado de un En bancos y oficinas no hay nadie du-
planetario. rante la noche pero todas las luces per-
La Tienda de Mao se llama así por- manecen encendidas.
que todo lo que se vende procede de la Dan servicio varios ferries de ida y
China comunista, como su dueño. Ca- vuelta a la isla Victoria. Todos los auto-
mino frente a colmillos labrados, relojes, buses por tierra son de dos pisos. Sobre
estatuillas de porcelana; unas lámparas las avenidas hay largos pasillos sosteni-
singulares tienen de base un recipiente dos por columnas para que caminen los
como olla y la pantalla arriba alrededor peatones, quienes miran desde arriba el
espués de la primera guerra de una luz. paso de autobuses y coches.

D del opio, en 1841, Hong


Kong fue concedido a los
británicos, que partían. En
1997 pasa a formar parte de la China ro-
ja con la promesa de que debe permane-
El nombre verdadero de esta tienda
es Chung Kiu, que no significa nada y ni
siquiera es apellido.
Muchos pañuelos se extienden junto
a un traje tradicional bordado, abundan
Me instalo en un restorán popular.
En un plato hondo me ponen fideos o
espagueti (los que Marco Polo llevó a
Italia) en caldo con bolas de pasta blan-
ca rellenas de algún vegetal. Seis frascos
cer un sistema democrático y capitalista las camisas “estilo Mao” (las mismas de condimentos están en la mesita, entre
que la misma China comunista debe que estaban de moda y que yo usé de los que selecciono una salsa picante.
respetar. muy joven en los años sesenta, como Con vehemencia me llevo las cuchara-
Hong Kong abarca la isla de su nom- muchos otros por la Zona Rosa de la das a la boca, acicateado por el picor,
bre y la pequeña península de Kowloon; ciudad de México). Corbatas occidenta- que me excita hasta las lágrimas. La ca-
ambas suman 42 kilómetros cuadrados. les, cinturones, aparatos eléctricos de jera me ve y me da servilletas para el
La capital es el puerto Victoria, que es la sonido, gafas. Ante todo capturan mi flujo nasal. Pago, salgo a la calle y toda-
misma isla Victoria que es Hong Kong, admiración los grandes cuadros de flo- vía me sueno la nariz una vez con mi
a la que se añaden nuevos territorios de res y pájaros hechos de esmalte para ser- pañuelo. Más tarde volví al mismo res-
450 kilómetros y luego está la China co- vir como ornamento primoroso. torán a repetir la deliciosa experiencia.
munista. Salgo a la calle y camino hasta llegar Los ingresos económicos provienen
En total hay seis millones de habitan- a una avenida ancha. Una mujer tiene en primer lugar de los textiles (ropa
tes, de los que el 98 por ciento habla chi- un pequeño tinaco, del que sale vapor, hecha o telas), después los aparatos
no cantonés. sobre unos escalones. Vende envoltorios eléctricos y en tercer lugar el turismo,
Diariamente van y vienen trenes de de hojas verdes que contienen arroz con 600 000 visitantes al año. El petróleo
Cantón a la estación Kowloon. En las blanco con un poco de carne. Aunque la y la licencia para manejar son caros pe-
Pascuas, viajan a China comunista dos lengua oficial es el inglés, esta mujer no ro los coches son baratos. A los chinos
millones. Estas vacaciones, que duran entiende ni los números; le hago señas no les gusta trabajar de policías, que ge-
ocho días, se deben a la tradición cristia- con los dedos y le pago con dos mone- neralmente son hindúes. El salario míni-
na inglesa. Por esta causa nos retrasa- das. Por antojo lo he comprado y lo mo es de 5 000 dólares locales, que son
mos un día ocioso, que es un tiempo ex- pruebo caminando: tiene un cierto sabor alrededor de 700 dólares de los Estados
cesivo dedicado a este lugar. a soya, que debe ser el condimento. Unidos al mes. En México el salario mí-
Entro yo en otra dimensión del mun- La tienda Rio Pearl vende manojos nimo debe de estar alrededor de 150 dó-
do y recuerdo con simpatía que en cada de perlas ensartadas que se exponen ba- lares al mes, 450 pesos por lo pronto. Y
aduana y por los pasillos de los aero- jo el cristal. Todas son perlas cultivadas éstas son las mentiras totales, pues yo
puertos de San Francisco y de aquí, procedentes de Japón. En una pared mi- no sé cuánto paga de renta en Hong
nuestro guía sacudía una banderita me- ro las valvas de las conchas tras un vi- Kong un técnico electricista o cuánto
xicana. drio. Son belleza maciza estos gruesos gasta en comida.
En el hotel Hyatt, que es considerado collares azules, negros y blancos de mu- Aunque está prohibido a ciertos eje-
de lujo por sus cuatro estrellas, se ofrece chos hilos y con un broche grande. cutivos y políticos jugar a la lotería, se

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asegura que el hongkongués es el mejor los que lo hicieron me dijeron que no yerías y con tres esposas, que viven en
apostador del mundo en caballos y el valía la pena. Hay gente aquí que vive esa casa. Me parece un ascenso inútil,
más arriesgado en los casinos. de lo que pesca: el pescado es muy bien pues no puedo contemplar nada. Dicen
Un chino que habla español, pues pagado. La carne roja no es apreciada. que la cima se parece a Londres por la
tiene un tío en Buenos Aires que posee También se come pollo. Después, en la neblina. Pero yo me sospecho que la ne-
una lavandería (más típico no se puede), distancia, me nació el deseo de haber co- blina se produce a causa de los 100 000
hace singulares declaraciones, a saber: nocido a los residentes del lugar, pero ingleses que allí residen.
Wan Chai es un mundo de cabarets, atribuyo mi negativa a que no traía yo el En una avenida importante está el
y para tener una idea más clara, es el dinero menudo en el bolsillo y tengo Kowloon Mosque and Islamic Center.
mundo extraño de Suzie Wong (¿y eso por costumbre el nunca pedir prestado Me quito los zapatos para entrar, subo
qué es?). Ya que en Hong Kong hay más aunque vaya a pagarlo horas después. las escaleras, tres jóvenes conversan,
hombres que mujeres, éstas son muy La pobreza tiene distinta medida según uno de ellos apoyado en el palo de un
costosas (para la vida nocturna). Con ri- cada región del mundo. Comienzo a mechudo de limpieza. Recorro las es-
sa altiva declara que las criadas vienen imaginar cómo eran esos pobres... tancias muy iluminadas por techos con
de Filipinas (de allá proceden 150 000 En el Club Marina Aberdeen más de grandes tragaluces. El diseño es moder-
personas, pero yo me pregunto: ¿serán 20 personas estamos sentadas alrededor no aunque no lo sé realmente, pues nun-
todas criadas?). Muchos solteros van a de una gran mesa. Una ensalada de en- ca he estado en mezquitas. Hay alfom-
China a casarse, pues “la mujer es como trada se complementa con pimiento mo- bras. Un mueble de madera, no sé para
la vaca” (mi informante debe padecer rrón verde, rojo y amarillo. El pescado qué sea y no lo pregunto, pero es lo úni-
misoginia). Aquel que ya se ha casado exquisito es elogiado por una señora co que ocupa lugar.
debe esperar que dejen salir a la novia. mayor que sabe de alta cocina: Abandono Hong Kong que tanto ha-
Su última frase es totalmente enigmáti- —Está tan bien preparado que ni sa- bía visto en documentales.
ca: “A veces sale un día”, y suelta la risa be a pescado. Como los sueños que se repiten, co-
haciendo con el dedo índice el número El postre tiene una mermelada de mo los discos rayados de acetato, como
uno. fresa en el vaso del que se toma con cu- las imágenes proyectadas desde un aro
En una joyería detiene mi atención chara y siento que algo más por el aro- giratorio que dio origen al cine: Kow-
un zafiro de azul profundo, una agua- ma... loon Mosque and Islamic Center está en
marina, una amatista guinda; al fin una —Sí, y un licor... —afirma la señora, una avenida importante. Una persona
piedra amarilla, verdosa, cetrina junto a y luego sugiere—: algún ron quizá... reverencia mi interés diciendo gracias,
otra cambiante y ambas son ópalos. Pido más pan pero sólo del que tiene gracias varias veces, me indica quitarme
A la orilla de la playa hay kioskos trigo integral; sonríen los meseros por la los zapatos y luego señala la escalera
con esculturas de Buda, de cabras, de precisión. Pido más café y el joven se re- por donde debo subir. El recinto princi-
elefantes, caballos, leones, escaleras tira hacia atrás un metro de la mesa, lle- pal tiene una alfombra azul. La cons-
que forman puentes sobre cuyos muros na la taza y luego se acerca (lo ha hecho trucción es moderna. En el extremo está
se levanta una sucesión de budas pe- para no gotear). Todos hemos sonreí- un mueble y no sé para qué sirve, ¿aca-
queños. Un restaurante con arquitectura do unos a otros: el negociante con su so para poner el Corán? Tragaluces,
de pagoda ofrece a los ojos de los clien- hija, la doctora en filosofía, la esposa a ventanales. Un hombre se apoya en un
tes todo este paisaje con árboles. Cuatro la que el marido le regaló un viaje pa- cepillo de limpieza y conversa con otros
viajeros me piden que les tome una foto- ra que lo hiciera sola, el viejo retirado dos.
grafía, pero como están de pie sobre es- de la lucha libre, el matrimonio dicha- Me vuelvo a poner los zapatos, salgo
calones, su distinta estatura los hace rachero y gordito, la química farmaco- a la avenida, me despido de Hong
desnivelados para que pueda aparecer bióloga que tiene casa de descanso en Kong.
detrás de ellos un monumento; me es- Cuernavaca, el hombre y el joven que
fuerzo entonces buscando el ángulo, me hacen pareja y viven con amplitud de
agacho, me agacho más, casi me tiendo las colegiaturas que da la mecanografía, Marzo de 1994-26 de mayo de 1995
sobre el suelo cuando aprieto el botón, el ganadero que organiza rodeos y pe-
suena clic, y todos están sonrientes pues leas de gallos en palenques... Al despe-
han visto mi sucesivo esfuerzo para ha- dirse, la señora mayor que sabe de al-
cer su imagen duradera. Luego me de- ta cocina regala billetes a las personas
tengo a contemplar esculturas con cuer- de servicio, pues ha estado encantada
po de hombre y cabeza de cuadrúpedo con la comida.
salvaje, que parece jabalí. Siento alegría Las residencias que están a la mitad
quizá por el amarillo y el rosa, por el ro- de la montaña en el ascenso de la isla
jo y el azul chillones que consiguen que Victoria son muy caras y pertenecen a
éste sea un lugar de recreo. ingleses en el estilo de su patria de ori-
Aberdeen es un pueblo de pescado- gen, pero hay una de típico estilo chino
res de 50 000 habitantes. No quise pagar tradicional, el que siempre me recuerda
el paseo en barca para ver pobres. El re- a una pagoda, que pertenece a Choi Tai
corrido duró unos cuantos minutos y Fuk, el hombre más rico, dueño de 50 jo-

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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


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LA GACETA ➜Sumario
29
➜Sumario

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA


• SUGERENCIAS •

• JESÚS SILVA HERZOG • JESÚS SILVA HERZOG


Breve historia de la Revolución mexicana, I Breve historia de la Revolución mexicana, II
LOS ANTECEDENTES Y LA ETAPA MADERISTA LA ETAPA CONSTITUCIONALISTA Y LA LUCHA
DE FACCIONES

El gran maestro de México expone en estos dos tomos


los momentos decisivos de la Revolución mexicana. El El segundo tomo de la historia de la Revolución mexica-
primer tomo analiza los antecedentes del movimiento na cubre de la etapa constitucionalista de 1913 hasta la
armado y cubre hasta la etapa maderista. El autor ha- conocida como lucha de facciones de 1914 a 1917, lap-
ce hincapié en el trasfondo económico que determinó so que finalizará con la proclamación de nuestra Consti-
el radical cambio de la sociedad mexicana. tución. Este tomo incluye una cronología de los presiden-
tes de México de 1917 a 1972.

• MANUEL MIÑO GRIJALVA • NATHAN WACHTEL


El mundo novohispano. El regreso de los antepasados
Población, ciudades y economía, Los indios urus de Bolivia. Del siglo XX al XVI
siglos XVII y XVIII

Manuel Miño se propone en esta obra hacer una sín- A partir de una perspectiva original que relaciona la et-
tesis sobre la extensa historiografía en torno a la con- nología con la historia, esta coedición con El Colegio de
formación de la sociedad colonial mexicana a partir de México nos muestra la vida, las costumbres y las creen-
un enfoque que centra la observación en el desarro- cias de los chiyapas, pueblo indígena perteneciente a
llo de los pueblos y centros urbanos, los cuales, no la familia de los urus, ubicados en la zona andina de
obstante las grandes diferencias y especificidades Bolivia. Esta obra abre nuevas vías para abordar el es-
en las distintas zonas del territorio, fueron los ejes tudio antropológico, basándose en la minuciosa obser-
articuladores de las regiones tanto política como vación de los mecanismos que emplea un grupo hu-
económicamente. mano para seguir el paso del tiempo, sin perder su sin-
gularidad frente a los demás.

• LOURDES DE ITA RUBIO • JOSÉ BLANCO (COORDINADOR)


Viajeros isabelinos en la Nueva España La UNAM.
SU ESTRUCTURA, SUS APORTES, SU CRISIS,
SU FUTURO

Este libro es, como la UNAM, plural y diverso. Una


Este libro nos presenta, apoyado en fuentes inglesas,
muestra de variados universos, preocupaciones y en-
a los diversos protagonistas británicos en la Nueva
foques distintos. Unos junto a otros se enriquecen mu-
España durante el primer siglo de colonización. Fuen-
tuamente; sobre todo al pensar en la reforma univer-
te fundamental de este análisis fueron las crónicas
sitaria. Los lectores, especialmente los universitarios,
del geógrafo inglés Richard Hakluyt, quien durante el
hallarán en estas páginas un rico material de reflexión,
periodo isabelino recogió y difundió gran cantidad de
eventualmente útil para hallar modos de aproximación
testimonios viajeros, particularmente ingleses, fomen-
mutua que permitan procesar una transformación ins-
tando las empresas de exploración ultramarina sobre
titucional y académica a la altura de los reclamos de la
tierras remotas, desconocidas y extrañas, como aque-
sociedad mexicana del siglo XXI.
llas de la Nueva España.

LA GACETA ➜Sumario
30
➜Sumario

LIBRERÍAS DEL FCE


(Visite nuestra página en internet: www.fce.com.mx)

• Librería Alfonso Reyes • Librería Octavio Paz • Librería en el IPN


Carretera Picacho-Ajusco 227, Miguel Ángel de Quevedo 115, Av. Politécnico, esquina Wilfrido
Col. Bosques del Pedregal, Col. Chimalistac, Massieu,
México, D. F. México, D. F. Col. Zacatenco,
Tels.: 5227 4681 y 82 Tels.: 5480 1801 al 04 México, D. F.
Tels.: 5119 1192 y 2829

• Librería Daniel Cosío Villegas • Librería Un paseo • Librería Juan José Arreola
Avenida Universidad 985, por los libros Venustiano Carranza
Col. Del Valle, Pasaje Zócalo-Pino Suárez y Eje Central,
México, D. F. del Metro, Centro Histórico
Tel.: 5524 8933 Centro Histórico, México, D. F.
México, D. F.
Tels.: 5522 3016 y 78

• Ventas por teléfono: 5534 9141 • Ventas al mayoreo: 5527 4656 y 57


• Ventas por internet: ventas@fce.com.mx

HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO MEXICANOS


• FCE-UNAM •

• Coordinador: Carlos Chanfón • Volumen II: El periodo virreinal,


Olmos, Facultad de tomo II: El proceso de consoli-
Arquitectura, División de dación de la vida virreinal.
Estudios de Posgrado, UNAM.
hasta el presente, así como su
En el tema del urbanismo escu- habitabilidad que, desde el siglo
driñamos los orígenes de la traza XV hasta el presente, niegan tan-
hispanoamericana, anclada a ra- to la historiografía europea como
zones culturales, climáticas y ce- la angloamericana.
remonialistas, que dejaron impre- Por otro lado, están aquí las
sionantes vestigios arqueológi- verdaderas razones de las carac-
cos desde un milenio antes de la terísticas del urbanismo llamado
invasión, como lo muestra Teoti- hispanoamericano. En el logro
huacan, cuyo esquema, a la lle- del sentido mestizo de nuestras
gada de los españoles, se en- ciudades están, como sólido fon-
contraba en plena vigencia. do, las características de escala,
En el presente tomo analiza- jerarquía, apertura y red vial,
mos el periodo que estimamos con sus espacios comunitarios
significó el lapso en el que se abiertos, que dan estructura es-
consolidó el modo de vida virrei- pacial a las aportaciones arqui-
nal alrededor de la personalidad del criollo. En él ha sido de tectónicas europeas. Si los esquemas de trazas de tendencia

4
gran atractivo el descubrir las modalidades de la evolución his- ortogonal, con grandes plazas y jerarquía de espacios se han
tórica de la arquitectura y el urbanismo —en distintos rincones mantenido a través de los siglos, no es porque así lo hubiera
de nuestro territorio— y captar los diversos enfoques y conte- ordenado el rey de España, sino porque son expresión de la
nidos del concepto de espacio abierto que se han conservado cultura local...

LA GACETA ➜Sumario
31
➜Sumario

Programa nacional
Hacia un País de Lectores
El gobierno de la República pone en marcha el programa nacional Hacia un País de Lectores, con el propósito
de incorporar la lectura en la vida de los mexicanos, a partir de un esfuerzo colectivo sin precedentes, con la
unión y la colaboración de todas las esferas de la sociedad.

Principales Acciones
• Aumento del presupuesto de 150 a 600 millo- • Incremento de la adquisición de libros a la
nes de pesos anuales, para la adquisición de acer- industria editorial, pasando de 20 a 50 millones de
vos destinados a la creación de 100 000 bibliotecas y ejemplares anuales y ampliación de la colección
750 000 bibliotecas de aula en escuelas. “Libros del Rincón” de 500 a 1 000 títulos publicados.

• Construcción del nuevo edificio de la Bi- • 1 100 nuevas bibliotecas públicas munici-
blioteca de México José Vasconcelos, que in- pales y rehabilitación y ampliación de 2 000
corporará los más avanzados desarrollos biblioteca- bibliotecas existentes; creación de 12 000 salas
rios, tecnológicos y arquitectónicos, y servirá de eje de de lectura y apertura de 50 librerías CONACULTA.
integración y enlace con las bibliotecas públicas del
país. • Capacitación y actualización anual de
50 000 maestros, bibliotecarios y asesores
• Aportación de 300 millones de pesos por la técnicos como promotores de la lectura.
Fundación Bill y Melinda Gates, para dotar a
1 200 bibliotecas públicas de nuevas tecnologías de la • Fortalecimiento de las bibliotecas y los
información y las telecomunicaciones. centros de información universitarios con tec-
nología de punta.
• Donación de hasta 100 millones de pesos
de la empresa Microsoft de México en progra- • Participación de las empresas de comuni-
mas de software educativo para los módulos de cóm- cación públicas y privadas en la difusión y estí-
puto a 1 200 bibliotecas públicas en todo el país. mulo a la lectura.

4 000 millones de pesos para el fomento a la lectura


la CULTURA en tus manos

• NUESTRA DELEGACIÓN EN GUADALAJARA: Librería • NUESTRA DELEGACIÓN EN MONTERREY: Librería


José Luis Martínez, Avenida Chapultepec Sur 198, Colonia Fray Servando Teresa de Mier, Avenida San Pedro 222,
Americana, Guadalajara, Jalisco, Tels.: (013) 615-12-14, Colonia Miravalle, Monterrey, Nuevo León, Tels.: (018) 335-
con 10 líneas • 03-71 y 335-03-19 •

; ORDEN DE SUSCRIPCIÓN
Señores: sírvanse registrarme como suscriptor de La Gaceta por un año,
a partir del mes de: _____________________________________________
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Nombre:
Domicilio:
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Ciudad: C.P.:
Estado: País:

• SUSCRIPCIONES NACIONALES: Remitir cheque a favor del Fondo de Cultura Económica por cos-
tos de envío por la cantidad de $150.00. O, en su caso, ficha de depósito al fax (55) 5449-1827.
Este depósito deberá hacerse a la cuenta No. 51908074799 del Banco Santander Mexicano,
sucursal 07, plaza 001.
• SUSCRIPCIONES AL EXTRANJERO: Adjuntar giro postal o cheque por la cantidad de $45 dólares.

(Llene esta forma, recórtela y envíela a LA GACETA


la dirección de la casa matriz del FCE: Carretera Picacho- ➜Sumario
Ajusco 227, Colonia Bosques del Pedregal, Delegación
32 Tlalpan, C. P. 14200, México, D. F.)

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