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TEOLOGIA DELCULTO
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DATOS GENERALES DEL CURSO

1. ASIGNATURA: Teología del Culto


2. OBJETIVO GENERAL
Capacitar al ministro-estudiante bajo un marco bíblico-teológico e histórico sobre el
origen y desarrollo del culto cristiano, a fin de que delinee una adoración y servicio que sea
del agrado de Dios.
3. OBJETIVOS ESPECÍFICOS
3.1. Mostrar al ministro-estudiante la importancia de la Teología del Culto en el ámbito
ministerial y eclesial.
3.2. Advertirle los peligros que se ocasiona a la iglesia del Señor, cuando Ignoramos la
normatividad de las Escrituras con relación al contenido, estructura y estilo del
culto que ofrecemos a Dios.
3.3. Demostrar la significación y los beneficios que brindan el culto personal y familiar
en la adoración colectiva.
3.4. Proveerle un modelo litúrgico con el objeto de que realice, satisfactoriamente, los
cultos especiales.

4. OBJETIVOS TERMINALES
Al terminar el curso el ministro-estudiante estará capacitado para:
4.1. Analizar y debatir los puntos más importantes de la Teología del Culto.
4.2. Plantear, a partir de las Escrituras, propuestas concretas para un culto renovado.
4.3. Contribuir, con la iglesia del Señor, con nuevos aportes para la profundizar del
tema.

5. METODOLOGÍA
El curso se desarrollará mediante la técnica expositiva de acuerdo al orden establecido
l a s unidades de estudio. Los estudiantes tendrán una participación activa en clase, -
mediante preguntas, comentarios, exposiciones. En estas participaciones se reflejará una
costura reflexiva y crítica.

6. EVALUACIÓN
^ara la aprobación del curso, el estudiante cumplirá las siguientes exigencias:
6.1. Asistencia regular y puntual a clase. 50%
6.2. Participación en la dinámica de grupos. 10%
6.3. Entregar con puntualidad las tareas asignadas. 10%
6.4. Trabajo de investigación. 10%
6.5. Exámenes conforme al programa académico. 20%
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INDICE
UNIDAD I EL CULTO ........................................................................................... 4
UNIDAD II RELACIÓN ENTRE EL CULTO, LA RELIGIÓN Y LA TEOLOGÍA ......... 7
UNIDAD III DESARROLLO DEL CULTO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA ......... 9
2. EL CULTO DURANTE LOS CUATRO PRIMEROS SIGLOS............................ 10
3. EL CULTO EN EL PERIODO MEDIOEVAL................................................... 12
UNIDAD IV EL CULTO CRISTIANO ..................................................................... 20
RESUMEN ............................................................................................................ 25
ACTIVIDADES SUGERIDAS ................................................................................. 25
UNIDAD V EL CULTO PERSONAL ..................................................................... 25
2. LAS PRERROGATIVAS DEL SACERDOCIO CRISTIANO .............................. 26
3. PARTES ESENCIALES EN LA DEVOCIONAL ............................................... 27
UNIDAD VI EL CULTO FAMILIAR ................................................................ 27
1. FUNDAMENTO ESCRITURAL ..................................................................... 28
2. ORIENTACIONES BÁSICAS PARA EL CULTO FAMILIAR ............................. 28
UNIDAD VII CARACTERÍSTICAS DEL CULTO .................................................... 28
1. UNIDAD ...................................................................................................... 28
3. AMOR ......................................................................................................... 29
4. COMUNIÓN Y SANTIDAD ........................................................................... 29
5. GOZO Y PARTICIPACIÓN COMUNITARIA .................................................... 29
UNIDAD VIII CULTOS ESPECIALES................................................................... 30
RESUMEN ............................................................................................................ 34
UNIDAD IX MODELO BÍBLICO PARA EL CULTO DE HOY ................................ 34
2. LO QUE SI ES UN CULTO CRISTIANO ........................................................ 35
UNIDAD X CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA LITURGIA CONTEMPORÁNEA 36
NOTAS ................................................................................................................. 39
BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................... 42
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UNIDAD I
EL CULTO

El culto es una actividad muy importante en la Iglesia, ya sea a nivel individual o


corporativo. Por su gran significación, es fundamental recurrir a las Escrituras para elaborar
una Teología del Culto, que sea consecuente con los principios bíblicos.

1. SIGNIFICADO
En la Biblia Reina-Valera 1960, aparece el término "culto" por la traducción de los
vocablos griegos latreia (Xaxpsía), y threskeia (Bprimcsía). Sin embargo, para nuestros
fines es conveniente analizar dos citas de las epístolas de Pablo (Col. 2:23 y Ro. 12:1).
En el primer pasaje, Pablo utiliza la voz griega ethelothreskeia (¿0EAo0pr|üKda). Es el
único pasaje en todo el Nuevo Testamento, donde aparace ethelothreskeia. Cuyo
significado es "piedad o religiosidad impuestas por uno mismo"1. En este sentido, la Biblia
RV-1960 traduce el término como "culto voluntario".

Pablo usa ethelothreskeia para mostrar que los herejes de Colosas, habían establecido
una devoción generada por voluntad humana, y no por revelación de Dios2.

Muy distinto es el matiz teológico que se encuentra en Ro. 12:1 en donde Pablo grafica
los principales rasgos que deben distinguir el culto cristiano. Para este fin emplea la
expresión logiken latreian (ta)yiKf|t> Xorcpeíau), que la RV-1960 traduce como "culto
racional". Como los dos términos tienen diferentes connotaciones, es posible traducir como
"culto espiritual"3.
El vocablo latreia significa "servicio, culto; en plural, ritos o actos cultuales (Heb. 9:1, 6)
Mayormente hace referencia al servicio cúltico.
A la luz de Ro. 12:1, 2, Pablo usa la frase logiken latreian para resaltar la significación
y las principales singularidades del culto novotestamentario. Lo primero que queda claro, es
que el culto es una actividad que debe ser realizada de acuerdo a lo establecido por Dios (v.
1) . Segundo, es fundamental presentar nuestro cuerpo en "sacrificio vivo, santo", para que
sea del agrado de Dios (v. 1). Y tercero, podemos discernir y probar la voluntad de Dios, si
permitimos que el Espíritu Santo nos transforme internamente y nos alejemos del sistema
mundanal actual (v. 2).
Con todo esto, podemos afirmar que el culto puede ser descrito como una actitud
racional de adoración y servicio, que la iglesia ofrece (individual y corporativamente) a Dios.
2. SIGNIFICADO DEL CULTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
El culto en el Antiguo Testamento, es un tema amplio. Por cuestiones metodológicas
quedamos exentos de hacerlo. Sin embargo, nos limitaremos a mencionar los distintos
elementos, del culto veterotestamentario, que han tenido influencia en el culto de la iglesia
cristiana.
Un estudio minucioso del Antiguo Testamento, nos hará observar dos cosas importantes.
En primer lugar, es un culto teocéntrico. Es decir, es un culto que se centra en Jehová, el
Dios de Israel. Y segundo, no existe un solo pasaje que nos muestre el desarrollo del culto
en forma detallada.
A pesar de esta limitación, de no contar con la descripción completa de las escenas de un
culto. Podemos obtener lecciones significativas, si estudiamos brevemente, la liturgia de los
Salmos. Así también, ver como fue el culto en el Tabernáculo, en el Templo y en la
Sinagoga.
2.1. La liturgia de los Salmos. A partir del año de 1926, fecha en que fue publicado
el comentario de H. Gunkel, hubo una aceptación general sobre la clasificación de las
distintas clases de salmos. Con esta nueva manera de ver los salmos, estos no sólo pueden
ser considerados como composiciones literarias que proceden de diferentes situaciones de la
historia de Israel. Sino que varios salmos pueden ser reconocidos como composiciones
litúrgicas utilizadas en circunstancias especiales5.
En la liturgia de los salmos encontramos temas afines y un concepto muy elevado de
Dios. En repetidas ocasiones reconocen su obra creadora. Así, como su obra redentora al
libertar a Israel de la esclavitud egipcia y el cumplimiento de la promesa de Dios cuando se
establecieron en la Tierra Prometida.
Los salmistas son concientes de las tensiones existentes entre Israel, como pueblo de
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Dios y los enemigos de Dios. Asimismo, el conflicto entre justicia e injusticia, por eso cuando
oran piden que la justicia sea reivindicada en el presente. Esto es comprensible porque en
ese tiempo el salmista no tenía un concepto del juicio en sentido escatologico.

Por otro lado, declaran que Jehová es el Dios Soberano que tiene control de la historia.
Es Rey, legislador y defensor de todos los oprimidos. Quien por su fidelidad y misericordia,
regularmente, le daba la victoria al reino de Judá.

Estas verdades bíblicas que sobresalen en la liturgia del salterio, han tenido gran
influencia sobre el culto de la iglesia cristiana de todos los tiempos5.
2.2. El culto en el Tabernáculo. Se llama el Tabernáculo al santuario portátil en el
que habitaba Jehová en medio del pueblo. Fue construido por Moisés de acuerdo al modelo
que Jehová le dio en el monte Sinai (Ex. 25:9, 40; 26:30; 27:8). El Tabernáculo permaneció
con los israelitas desde que fue edificado hasta la construcción del Templo de Salomón.
El Tabernáculo tiene dos propósitos. Primero, simbolizar la presencia de Dios en medio
de su pueblo (Ex. 25:8). Y segundo, servir como medio para que Israel mantenga comunión
permanente con Dios (Ex. 25:22; 29:42-46). El último objetivo, fue viable gracias a lo
establecido por Dios en cuanto a sacrificios y al sistema sacerdotal.
No hay mucha información que nos permita graficar la forma en que se desenvolvía el
culto en el santuario portátil. Sin embargo, algunos elementos cúlticos encontramos cuando
el israelita presentaba las primicias de la tierra, a Dios, en el Tabernáculo (Dt. 26:1-19; cf.
Ex. 23:16-19).
- El israelita expresaba, persistentemente, gratitud a Dios por haber heredado Canaán
(v. 3).
- Al poner el sacerdote las primicias delante del altar de Dios, el ofrendante reconocía a
Jehová como el Señor y dador de los frutos del campo (v. 4).
- Apela al pasado, para confesar lo que era antes que Jehová lo librará del yugo egipcio
(vv. 5-6).
- Rememora la obra redentora de Dios en el éxodo (vv. 7, 8).
- Reconoce las grandes bendiciones que Dios le ha dado al morar en la Tierra
Prometida (v. 9).
- Adora a Dios (v. 10b). La descripción ya no se centra en el ritual de la ofrenda de las
primicias, sino en la acción de adorar a Dios (muv distinto al v. 4).
- Alegría, gozo por las bendiciones recibidas (v. 11).
- Compartía las bendiciones recibidas con el levita, el extranjero, el huérfano y la viuda
(v. 12). ,
- Reconocía que su continua prosperidad dependía de su obediencia a todo lo prescrito
por Dios sobre los diezmos (vv. 13-14; cf. 14:22ss.).
- Pide la bendición de Dios (v. 15).
- Ratificación del pacto entre Israel y Dios (vv. 16-19).
2.3. El culto en el Templo. A partir del reinado de Salomón, Israel tiene un templo
fijo, estable. El Templo fue construido por el rey Salomón en el año 957 A.C. Permaneció en
pie hasta el año 587 A.C., en que fue destruido por Nabucodonosor (2 R. 25:8-17).
En el año 537 A.C., Zorobabel construyó un nuevo Templo (Esd. 3:2, 8; 6:14ss.).
Aunque conservaba los rasgos elementales del Templo de Salomón, no tenía el mismo
esplendor (Esd. 3:13). Por el año 19 A.C., Herodes el Grande reconstruye y embellece el
Templo anterior. Los trabajos fueron terminados por el año 62 D.C. Su existencia fue corta,
ya que el año 70 D.C., el ejército del general Tito lo destruyó totalmente.

Los hebreos le dan otra connotación al término templo. Ellos identifican el edificio como
casa de Dios. Sin que esto signifique que Jehová more en ese lugar (1 R. 8:27). Por el
contrario, eran conscientes que la nube que permanecía en el Tabernáculo y en el Templo de
Salomón, simbolizaban la presencia de la gloria de Dios8 (Ex. 40: 34, 35; 1 R. 8:10, 11).

En esta ocasión, también nos vemos limitados para detallar la manera en que se
desarrollaba el culto en el Templo. No hay material suficiente para realizar tal tarea. No
obstante ello, podemos tener algunos elementos de algunas fuentes.

Como por ejemplo, el Salmo 24, uno de los más solemnes del Salterio. La ocasión ha
sido relacionada, entre otras, con la dedicación del Templo y la entrada del arca en
Jerusalén9. Este salmo describe una marcha ordenada de adoradores que se dirigen al
Templo ubicado en el monte Sion. En su contenido podemos identificar varias voces:

- La procesión al unísono reconoce la soberanía de Dios (vv. 1, 2).


- Uno de ellos exclama: "¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su
lugar santo?" (v. 3).
- Enseguida, otro sacerdote pronuncia los requisitos o las exigencias morales para
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adorar a Dios (vv. 4, 5; cf. Sal. 15).


- El que dirige la procesión de fieles testifica de la trasparencia de los adoradores (v.
&)• f
- Al ingresar al santuario se ofrecía los sacrificios.
- Lectura de la ley y confesión de fe, basado en Dt. 6:4-9; 11:13-21; Nm. 15:37-41.
- Se quemaba el incienso en el altar de oro (Ex. 30:1-10).
- Durante el tiempo en que se consumía el animal sacrificado en el altar de los
holocaustos, los vocalistas cantaban unos salmos.
- Simultáneamente el pueblo cantaba los coros (por ejemplo Sal. 136).
- Había manifestación espontánea de júbilo (Sal. 66:1; 95:1).
- Al finalizar el culto, se daba la bendición sacerdotal (Nm. 6:24-26).
2.4. El culto en la Sinagoga. Sinagoga, es un término de origen griego (auuaycúyn).
Generalmente, el vocablo significa "asamblea, reunión" (para adorar)10.

El origen de la sinagoga es incierto, no hay información ni en la Biblia, ni en las fuentes


extrabíblicas. Muchos eruditos piensan que su origen se encuentra "en Babilonia durante el
exilio"11. Las sinagogas tomaron auge y permanencia después de la cautividad.

La sinagoga era un edificio utilizado para la lectura y enseñanza de la ley. Así también
para el culto y para la dirección de los asuntos civiles y religiosos12.

Hay una marcada distinción entre el culto del Templo y el de la sinagoga. En el primeo se
ofrecían sacrificios. En la sinagoga no era así, su culto se jasaba en "la lectura y el estudio de
las Escrituras y en la oración"13.

El culto en la sinagoga se realizaba, oficialmente, todos los sábados (Hch. 15:21).


Aunqué él segundo y quinto día de cada semana, los judíos asistían para escuchar la lectura
de una parte de la ley14.

El culto en las sinagogas se desarrollaba de la siguiente manera:


- Se hacía una invocación: "Invoquemos al Señor nuestro Dios, el Dios de los ejércitos,
al que habita por encima de los querubines".
- Recitación del credo: Comprendían una lectura enlazada de Deuteronomio 6:4-9;
11:13-21 y Números 15:37-41.
- Oración expresada en dieciocho bendiciones, que abarcaba gran parte del culto.
- Durante la oración, los asistentes permanecían en pie (Mt. 6:5).
- La oración comprendía: alabanza, peticiones, súplicas y acciones de gracias.
- Lectura de las Escrituras (Le. 4:16). Se tomaba una sección del Pentateuco, y luego
una de los Profetas.
- Exposición de uno de los pasajes leídos (Mr. 1:21; Le. 6:6). Estaba a cargo de una
persona capacitada (Hch. 13:15ss.).
- El culto concluía con la bendición sacerdotal (Nm. 6:24-26). Inmediatamente, la
congregación respondía ¡Amén!.

En las sinagogas sobresalen dos hechos importantes. En primer lugar, el conocimiento de


las Escrituras estaba a disposición de toda la comunidad judía (Dt. 6:5-9). Y segundo, la
liturgia no dependía del sistema sacerdotal, sino de personas capacitadas de la misma
congregación.

3. SIGNIFICADO DEL CULTO EN EL NUEVO TESTAMENTO


Al principio de la era cristiana, todavía continuaba el culto en el Templo y en las
sinagogas (Mt. 21:14; 24:1; Le. 4:16; 6:6). Jesús y sus discípulos participaban, en muchas
ocasiones, en estos dos lugares de reunión (Mr. 6:2; Le. 22:53). Los evangelios hacen
referencia que, en el Templo y en las sinagogas, Nuestro Señor enseñaba al pueblo y sanaba
a los enfermos (Mt. 21:14; Mr. 1:21; 3:1; 12:35).

En los primeros años, la iglesia primitiva también participó del culto en el Templo y de los
servicios en la sinagoga (Le. 24:51-53; Hch. 3:1). Más adelante, hay una ruptura entre el
judaismo y la comunidad cristiana, cumpliéndose así lo predicho por Nuestro Señor (Le.
21:12; Jn. 16:2). Lo que contribuyó a que la naciente iglesia se desligue del día de reposo,
del Templo y del ritual judaico.

En su etapa inicial, los creyentes (diariamente) se reunían en las casas (Hch. 2:46;
5:42). Un lugar predilecto para orar, era la casa de María, la madre de Marcos, conocido
como "el aposento alto" (Hch. 1:14; 4:23; 12:12). Posiblemente, el día central de adoración
era el primer día de la semana, el día del Señor (Hch. 20:7).

Existen dos rasgos bien marcados en el culto cristiano: la representación simbólica y las
Escrituras. El sacrificio para la expiación del pecado es un simbolismo legado del culto en el
Templo. Del culto en la sinagoga, se adopta la centralidad de las Escrituras, tanto en la
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lectura como de su exposición.

El culto cristiano se caracterizaba por su simplicidad. No hubo lugar para la ostentación.


Consistían en su mayor parte en:

- Alabanza (Ef. 5:19; Col. 3:16).


- Lectura Bíblica (Col. 4:16).
- Enseñanza (Hch. 2:4; Ro. 6:17; 1 Tim. 2:7).
- Oraciones (Hch. 2:42; 12:5).
- Cánticos (Ef. 5:19; Col. 3:16).
- Ayuno (Hch. 13:3; 14:23).
- La santa cena15 (1 Co. 11:18-34).
- Manifestación de los dones espirituales (1 Co. 12:1-14:40).
La fuerza del culto cristiano no recaía en los elementos cúlticos que eran comunes, sino
en la libre manifestación del Espíritu Santo y en el entrañable amor de los fieles (Jn. 13:35;
2 Co. 3:17).
4. OBJETIVO CENTRAL DEL CULTO
En el relato de la tentación, Jesús dejó establecido que solamente a Dios se le ofrece
adoración y servicio. "Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirá" (Mt. 4:10; Le. 4:8).
Con estas palabras, queda sentado una verdad: Dios es el centro del culto. Es decir, todos
los elementos cúlticos (alabanza, adoración, servicio, cánticos, ofrendas, etc.) son para16
Dios.
Dentro de esta perspectiva, los adorantes deben asistir al culto con la invariable
disposición de dar todo a Dios. En este sentido, vamos al culto para adorar y alabar a Dios.
Para reconocer que es Creador y Señor (Hch. 4:24ss.). Para alabarle a través de los himnos
y coros (Sal. 146:1; Ef. 5:17-20). Para adorarle con mis diezmos y ofrendas (2 Co. 9:6, 7).
Si el creyente ha logrado realizar todo esto, entonces habrá cumplido con el objetivo central
del culto.
Para alcanzar el objetivo del culto dentro de la perspectiva bíblica, es fundamental rendir
adoración a Dios "como a él le agrada, con temor reverente, porque nuestro Dios es fuego
consumidor"17 (Heb. 12:28, 29).

5. RELACIÓN ENTRE RITO, CULTO Y LITURGIA


En la Teología del Culto es esencial disponer de algunos términos que expresen
sumariamente, lo que se dice y se hace en una reunión de adoración.
En el culto cristiano, los creyentes ofrecen adoración, alabanza y servicio a Dios,
mediante palabras y acciones. Por tal motivo, en el ámbito evangélico, se utilizan los
términos "liturgia" y "rito" respectivamente. El primero es usado para señalar lo "que se dice
en el culto público"1. Por ejemplo, la oración expresada por el que dirige el culto o la
congregación en general.
El segundo vocablo hace referencia a lo "que se hace en el culto público" 19. Lo vemos
cuando el pastor se dirige al púlpito para exponer las Escrituras. O el momento cuando el
pan y el vino son distribuidos para celebrar la Santa Cena. Puede ser también cuando los
creyentes se arrodillan para orar.
Por lo expuesto, es obvio que en el culto cristiano está involucrado lo ritual y lo litúrgico.
No se puede prescindir de las formas rituales. Tampoco se puede excluir lo que corresponde
a la liturgia. Porque este término de origen griego20, es usado en el N.T. para hacer
"referencia al servicio religioso" (Le. 1:23; 2 Co. 9:12; Fil. 2:17).
Es fundamental para nuestra temática tener lo presente lo siguiente: a) El vocablo
liturgia (Asvtoupyía), se usa en la Septuaginta para referirse a los servicios de los sacerdotes
en el templo de Jerusalén. El Nuevo Testamento lo aplica de la misma manera (Le. 1:23; Fil.
2:17; Heb. 8 : 6 ) . b) El verbo leitourgeo (AeiTOupyéo), servir, ministrar), es utilizado en
el canon neotestamentario para referirse al servicio de todos los creyentes. Esto es correcto
porque el apóstol Juan subraya que todos los cristianos son hechos "sacerdotes para Dios"
(Ap. 1:6).

UNIDAD II
RELACIÓN ENTRE EL CULTO, LA RELIGIÓN Y LA TEOLOGÍA
Con actitud reflexiva, abordamos esta unidad con la finalidad de determinar si hay
correspondencia entre culto, religión y teología. Y si realmente existe una conexión, es
8

necesario precisar de qué manera la hay.


Esta reflexión, nos ayudará a comprender porque es necesaria la Teología del Culto en la
comunidad cristiana.
1. CULTO Y TEOLOGÍA
Teología es todo aquello que se dice con relación a Dios. Cuando hablamos acerca de
Dios y su relación con el hombre, estamos haciendo teología. En este sentido, la teología
está presente en el culto cristiano.
Al respecto, la Biblia nos demanda dos cosas importantes. En primer lugar, ofrecer culto
a Dios "como a él le agrada" (Heb. 12:28 NVI). En segundo lugar, interpretar correctamente
las Sagradas Escrituras (2 Tim. 2:15).
En consecuencia, para que nuestro culto sea del agrado de Dios, debemos realizar esta
actividad de acuerdo a lo estipulado por él, en su Palabra. Para alcanzar este objetivo, es
fundamental elaborar una Teología del Culto.
Una Teología del Culto que surja de las Escrituras. Con la finalidad central de auxiliar y
orientar a la Iglesia del Señor. Y que presente los principios bíblicos que justifiquen el
servicio cúltico.
Teología del Culto es un estudio diligente que analiza los hechos de la revelación
escriturar, específicamente las experiencias cúlticas vividas por el pueblo de Dios, tanto del
Antiguo como del Nuevo Testamento.
2. CULTO Y RELIGIÓN
Por la complejidad del término, no es posible definir lo que es religión. Existen muchas
definiciones, en el campo especializado, que se distinguen por ser contradictorios.
Estas definiciones, son útiles en las diferentes disciplinas de las cuales proceden
(sociología, sicología y filosofía). Pero no son de mucho provecho para la disciplina teológica.
Por razones didácticas y teológicas manejaremos la siguiente definición23. Religión es la
relación del hombre con Dios, basado en una revelación especial. En cuya revelación se ve
adoración, reverencia, dependencia y obediencia a los preceptos establecidos.
Esta definición nos da pie para señalar que la religión está relacionada con el culto.
Además, no hay ninguna religión en el mundo donde no se ofrezca culto. Lo que nos lleva a
firmar que culto y religión son dos realidades que no se contraponen.
La religión cristiana no se circunscribe en lo teórico, ni en lo especulativo acerca de Dios.
Es una relación experiencial que implica comunión y vida (Jn. 6:35, 40; 15:5). La fe cristiana
se sustenta en la revelación de Dios mediante su Hijo Jesucristo y en su Palabra (Jn. 3:16-
18; 2 Tim. 3:16-17). Por este motivo, el culto cristiano es un culto cristocéntrico.
En este servicio cultual, Jesucristo es el centro de nuestra alabanza y adoración. En ella,
debe primar el verdadero servicio religioso. Lo que hace es ilustrarnos lo que es el verdadero
servicio religioso. Según Santiago, el auténtico servicio religioso consiste en "visitar a los
huérfanos y a la viuda..., y guardarse sin mancha del mundo" (Stg. 1:27).
El texto no intenta definir lo que es religión, ni lo que es el culto religioso. Lo que hace es
ilustrarnos lo que es el verdadero servicio religioso. Pero, lo hace desde la perspectiva de
Dios (1:27).
El v. 26, habla del creyente que piensa o cree ser religioso (piadoso), porque observa las
formas externas del culto. Si este hombre religioso no puede controlar su lengua, se verá
muy afectado. En primer lugar, se engaña a sí mismo. Y en segundo lugar, su religión (su
relación con Dios) será nula, vacía, hueca.
La religión para que sea genuina, tiene que darse tanto en lo externo como en lo interno
(piedad). Así lo confirma el apóstol Juan cuando declara que la verdadera piedad se
exterioriza con el amor fraternal (1 Jn. 4:12, 16, 20-21).
Como Iglesia del Señor, tenemos la responsabilidad, ineludible, de rendir culto a Dios
basado en los principios escritúrales, para que nuestra alabanza y adoración sea de su
agrado (Ro. 12:1, 2; Heb. 12:28 NVI). Este objetivo lo lograremos cuando tengamos como
referente una Teología del Culto sustentada por la revelación escritural.
Aún más, en nuestro culto debe haber un servicio religioso veraz, transparente. Y esto
sólo se alcanza cuando somos consecuentes a los mandatos del Señor (Stg. 1:22, 26-27; 1
Jn. 4:20-21).
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UNIDAD III
DESARROLLO DEL CULTO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA
La historia de la Iglesia comprende dos mil años de existencia. Durante este tiempo, los
creyentes, han rendido adoración a Dios de distintas maneras. Además, la historia revela
que estos cultos de han distanciado, en forma progresiva, del culto ofrecido por los primeros
cristianos.
Para poder mostrar el desarrollo del culto en la historia eclesiástica, hemos dividido la
historia en varios periodos. Que serán tratados escuetamente. Sin dejar de mencionar los
hechos más sobresalientes de cada uno de ellos.

1. EL CULTO EN EL PERIODO APOSTÓLICO


El Nuevo Testamento no nos da suficiente información para diseñar el culto cristiano
durante el periodo cristiano. El libro de los Hechos nos enseña que el culto, en esta época,
gozaba de cuatro aspectos sobresalientes: la enseñanza de los apóstoles, la comunión
fraternal, el partimiento del pan y las oraciones (2:42).
Estos aspectos, constituían la estructura cúltica sobre el cual los demás elementos eran
insertados.
1.1. La enseñanza de los apóstoles. La enseñanza25 ocupaba un lugar importante
en el ministerio apostólico y en el culto cristiano. Para los apóstoles era una constante, la
enorme tarea de instruir a las miles de personas que recibían una nueva vida en Jesucristo.

Los primeros discípulos dedicaron mucho tiempo a enseñar la Palabra de Dios. En la


iglesia de Antioquia, el apóstol Pablo junto con Bernabé permanecieron durante un año para
enseñar las Escrituras (Hch. 11:26). A los creyentes de Corinto y Efeso, Pablo les dedicó un
largo periodo de tiempo para instruirlos (Hch. 18:11; 19:10; 20:20).
La enseñanza ocupaba un lugar especial en el culto apostólico. Porque los apóstoles
reconocían que tenían la responsabilidad ineludible, de transmitir las verdades contenidas en
las Sagradas Escrituras. Esta tarea tenía, por lo menos, tres propósitos. Primero, que los
santos crezcan en el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo (2 P. 3:18). Segundo,
prepara a los creyentes"para la obra del ministerio", logrando de esta manera la "edificación
del de Cristo" (Ef. 4:12). Y tercero, ofrecer a los judíos gentiles la oportunidad de alcanzar la
salvación (1 Tim. 2:7; 2 Tim. 1:11).
1.2. La comunión fraternal. La palabra comunión26 (koinonía) en el Nuevo
Testamento tiene muchas acepciones. Pablo lo emplea con sentido espiritual. Los creyentes
sin llamados a "la comunión (participación) de su Hijo Jesucristo nuestro Señor" (1 Co. 1:9).
En base a esta comunión tenemos comunión con todos los santos y con Dios el Padre (1 Jn.
1:3). Esta comunión se encuentra, principalmente, cuando los cristianos participan de la
Santa Cena (1 Co. 10:16).
Los creyentes del periodo apostólico se regocijaban en sus servicios cúlticos de la
comunión en Cristo Jesús. Porque no había diferencias raciales ni nacionales, ni diferencias
de clases sociales, ni tampoco diferencias de sexo (Gá. 3:28).
El término comunión también es utilizado en lo material, para hacer referencia a la
colecta enviada a los santos indigentes de la iglesia de Jerusalén (Ro. 15:26). Los cristianos
de la iglesia de Jerusalén manifestaban su comunión compartiendo los bienes materiales ( 2
Co. 8:4; 9:13; Heb. 13:16). La comunidad de bienes era una forma de expresar la comunión
que se menciona en Hch. 2:42 este espíritu comunitario fue un distintivo de la Iglesia
Primitiva, que persistió en los cultos comprendidos durante el periodo apostólico (Hch. 4:34-
37).
Este tipo de comunión no es generada por móviles horizontales. Su efectividad y
notoriedad se debe a la "comunión (koinonía) del Espíritu" (Fil. 2:1), que se refleja en su
amor fraternal. Un amor entrañable, sincero, real, en donde las acciones hablan más fuerte
que las simples palabras (Jn. 15:17; Ro. 12:10; 1 Jn. 3:18).

1.3. El partimiento del pan. Otro aspecto del servicio cúltico en el periodo apostólico
era el partimiento del pan. El libro de los Hechos pone en evidencia que la práctica de "partir
el pan", era habitual en la comunidad de los cristianos del primer siglo (Hch. 2:42, 46; 20:7,
11).
Muchos eruditos concuerdan que el partimiento del pan está relacionado con la Cena del
Señor27. Este sacramento fue instituido por Jesucristo mismo, a partir de se momento formó
10

parte de la vida de la Iglesia (Mt. 26:26-29; Mr. 14:22-25; Le. 22:14-20; 1 Co. 11:23-26).

La iglesia primitiva celebraba la Cena del Señor con el fin de conmemorar la muerte
expiatoria de Jesucristo. Esta fiesta ritual está establecida hasta que el Señor retorne por
segunda vez (Mt. 26:29; 1 Co. 10:26).
Antes de celebrar la Cena del Señor, los primeros cristianos participaban de una cena
fraterna, denominada ágape. En la iglesia de Corinto hubo abusos de embriaguez y
glotonería, que fueron corregidos, rápidamente por el apóstol Pablo (1 Co. 11:20-22). J_a
enmienda de Pablo tiene como objetivo que los creyentes participen de la Mesa del Señor
con solemnidad y dignidad (1 Co. 11:27-34).
1.4. Las oraciones. Las oraciones constituyen un rasgo fundamental en el culto de la
iglesia primitiva. El libro de los Hechos y las epístolas paulinas ponen en evidencia que la
iglesia, del primer siglo, estaba inmersa en la práctica de la oracion.
Se observa en la iglesia, una gran disposición para perseverar en la oración (Hch.
1:14, 24; 2:42; 4:31; etc.). Aun en los momentos más difíciles, la iglesia se acercaba a Dios,
a través de la oración (4:23ss.; 12:5, 12). Una hecho importante en los cultos de este
periodo es aue se ve dos cosas, que son ejemplo para la iglesia contemporánea. Primero, ios
líderes ae la iglesia eran personas que oraban constantemente (9:40; 10:9; 16:25; 28:8).
Segundo, en su condición de líderes motivaban a todos los miembros a orar con ellos (20:28,
36; 21:5).
Otro factor sobresaliente de este periodo, es que las plegarias eran libres y espontáneas,
no eran oraciones de tipo litúrgicas. Eran oraciones sencillas, voluntarias, llenas de
efervescencia espiritual, porque los corazones de estos creyentes estaban llenos del Espíritu
Santo (Hch. 2:4; 4:31; Ef. 5:18).
Para ser más exacto, el canon novotestamentario nos muestra dos clases de oraciones.
Encontramos las oraciones libre?, espontáneas. Por ejemplo, cuando Pablo exhorta a
Timoteo para que en la iglesia de Éfeso, hombres y mujeres oren, intercedan libremente por
las autoridades gubernamentales para que puedan llevar una vida tranquila y pacífica (1
Tim. 2:1-2; 8-9).
Asimismo, el Nuevo Testamento presenta otro tipo de oración. Lo descubrimos porque
tenemos conocimiento que las epístolas circulaban por las iglesias del primer siglo. Estas
epístolas eran leídas delante de toda la congregación. En el contenido de sus epístolas había
oraciones, que al ser leídas la iglesia se identificaba con el apóstol mediante la oración
colectiva.
Además, las oraciones del apóstol servían como paradigma y fuente de expresión que
enriquecía el vocabulario litúrgico de la iglesia30. Un ejemplo de las oraciones del apóstol, lo
observamos en Efesios 1:15-23 y 3:14-21.
1.5. Equilibrio cúltico olvidado. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo
Testamento, hay una pluralidad de formas de rendir culto a Dios. Puede haber variación en el
orden; sin embargo, los elementos comunes en el servicio cultual están presentes (lectura de
las Escrituras, cánticos, oraciones, alabanzas, confesión, adoración, etc.).
En la iglesia primitiva el culto cristiano se desarrollaba sobre cuatro puntos importantes:
doctrina de los apóstoles, la comunión fraternal, el partimiento del pan y las oraciones (Hch.
2:42). Sobre esta estructura los elementos secundarios eran introducidos.
La iglesia del siglo I conservó un culto dinámico, atractivo, impactante, con una gran
fuerza espiritual, porque el Espíritu Santo desbordaba los corazones de los primeros
cristianos. Los líderes de las iglesias manejaban, con mucha sabiduría, un orden equilibrado
en lo cúltico. Simultáneamente había formalidad (oraciones, salmos, himnos, lectura bíblica,
santa cena), y espontaneidad cultual. Lo último se daba cuando los creyentes participaban
con cánticos espirituales u oraciones libres. Así también, cuando había una libre
manifestación de los dones espirituales (1 Co. 14:12, 21-32; Ef. 5:19-20; 1 Ts. 5:17-19) .
Estas dos modalidades estaban presentes en la iglesia primitiva. Había equilibrio cúltico.
En ningún momento, Pablo intentó suprimir el formalismo litúrgico, ni tampoco quiso reducir
parcial o totalmente, la manifestación espontánea del Espíritu
2. EL CULTO DURANTE LOS CUATRO PRIMEROS SIGLOS
Durante los cuatro primeros siglos, el culto evolucionó notablemente. Se pierde el
equilibrio cúltico manejado en el periodo apostólico. Prevaleciendo el culto fijo, formal, que
anula progresivamente la expresión libre del Espíritu Santo.
La Didaché (La Enseñanza de los Doce Apóstoles), documento que circuló, ampliamente,
en las comunidades cristianas, para el año 120 D.C., nos da la información que por esa
época, los creyentes se reunían el primer día de la semana, para rendir culto a Dios. Estaba
establecido que sólo los cristianos bautizados podían participar de la santa cena. En este
documento se recomienda un modelo fijo de oración para la Eucaristía33.
11

En el siglo II, se mantiene los cuatro aspectos del culto apostólico: la enseñanza de los
apóstoles, la comunión fraternal, el partimiento del pan y las oraciones. Esto queda
demostrado porque en las reuniones se leía las memorias de los apóstoles (así también los
escritos de los profetas). Había preocupación fraternal por los miembros ausentes y los
débiles. Tal es así, que a los primeros se les enviaba su parte de la santa cena, con los
diáconos. Asimismo, las oraciones persistían en los cultos de esta época.
Otro aspecto que sobresale en el segundo siglo, es la ayuda social. Había ofrendas que
eran administradas por el que presidía las reuniones. El se encargaba de dar asistencia a
todos los que tenían necesidades. Como los huérfanos, las viudas, ios enfermos, los pobres,
los presos y los extranjeros.
A partir del siglo II, se nota una desviación progresiva en cuanto a la teología y al culto
libre que delinea el canon novotestamentario.

En ei siglo tercero, encontramos que la estructuración del culto está previsto con
anticipación. Los diferentes elementos cúlticos y las oraciones han sido determinados con
antelación. Del mismo modo observamos un modelo de oración eucarística o anáfora.
También notamos que no hay una fórmula de consagración para los elementos de la santa
cena. Con el paso de los años, las oraciones formuladas aumentarán.

Llegamos al sigo IV, donde el contexto histórico es distinto, Teodosio el Grande declara el
380 D.C., que el Cristianismo es la religión oficial del Estado. Con este decreto, la Iglesia se
ve obligada a abrir sus puertas a una multitudinaria membresía, superficial, que se congrega
en grandes basílicas.
En este periodo, la estructura del culto es igual a la dei siglo II, pero con varias
innovaciones. Tenemos así que los servicios cúlticos ya no se realizan en las casas privadas,
sino en impresionantes edificios. Se sobredimensiona el significado de la eucaristía. La santa
cena ya no es un recordatorio del sacrificio de Cristo, sino una repetición. Además, el
sacramento de la eucaristía, conceptuado como una repetición del sacrificio de Cristo, asume
un lugar trascendental en el culto, desplazando progresivamente al ministerio de la Palabra.
Al no haber confrontación entre el hombre y las Sagradas Escrituras, los fieles quedaron
sin ninguna opción de salir de su estado de confesión nominal. Por otro lado, la iglesia oficial
en su preocupación por conservar a los nuevos asistentes, introdujo al culto prácticas
paganas, como cuito a la Virgen, veneración de los mártires y de los santos, de las
imágenes, procesiones, uso de los cirios.
A partir del siglo cuarto, el sacerdote se convierte en el personaje central del culto
cristiano, pues es él quien ministra la repetición del sacrificio de Cristo. Para diferenciarse de
los laicos, comienzan a usar atavíos especiales, de distintos colores, que ponen en evidencia
su jerarquía. En la parte posterior de la cabeza, el sacerdote lleva una coronilla al igual que
los sacerdotes egipcios del dios Anubis (hijo de Osiris).

Durante el cuarto siglo, la misa se realiza a diario. En las iglesias de Occidente se


pronuncian en latín, mientras que en las de Oriente se usa el idioma griego. La misa con una
estructura fina e impregnada por una tradición, desplaza o anula la espontaneidad del culto
de la iglesia primitiva. En este tiempo, los creyentes caen en una pasividad extrema. Son
simples espectadores, ya no participan de los cantos, las oraciones y los ritos son en otro
idioma, no gozan de la exposición de la Palabra.

A inicios del siglo XVI, el movimiento socio-reliqioso iniciado por Martín Lutero, logró
reconstruir la Iglesia en conformidad con la norma bíblica. Gracias a la reforma de Lutero, la
iglesia realiza los cultos en su propio idioma. Los creyentes participan de los cantos. En
todas las congregaciones locales hay exposición de las Sagradas Escrituras.
2.1. ¿Por qué se perdió la espontaneidad del culto del siglo I?. La expresión
libre, espontánea en el culto cristiano, que inspiraba la presencia del Espíritu Santo, se fue
perdiendo a partir del segundo siglo. A fines del siglo cuarto, encontramos una liturgia fija,
formulada, que determinaba la forma del culto y de todo lo que se debía de decir y hacer.

Incuestionablemente, hay muchas causas, pero son dos las que tienen mayor
importancia.
2.1.1. Desviaciones teológicas. Después del siglo segundo, hay
interpretaciones incorrectas de las Escrituras. Aparecen interpretaciones de los sacramentos,
que se apartan de la línea ortodoxa. En cuanto al bautismo, se piensa que mediante este
sacramento, el participante alcanza la nueva regeneración.

Con relación a la santa cena, también hay cambios en cuanto a su significación. Los
elementos de la santa cena son interpretados en un sentido literal (Mt. 26:26-29; 1 Co.
12

11:23-26). Es decir, el pan y el vino en la eucaristía se transforman, literalmente, en el


cuerpo y la sangre de Cristo. Por consiguiente, la mesa del Señor ya no es una
conmemoración del sacrificio de Jesucristo, sino que en cada eucaristía se repite su sacrificio.
Al existir sacrificio era necesario que haya sacerdote. Ya que solamente un sacerdote
puede ofrecer un sacrificio. Con esto el sacerdocio de la iglesia oficial queda justificado.

Por este tiempo, se buscó que el servicio cultual sea válido. Para ello quedó establecido
que en todo lugar se use un mismo formulario litúrgico. Esta formulación cúltica debería
estar elaborada correctamente, para que las oraciones puedan ser eficaces, especialmente,
en el momento en que los elementos son transformados en cuerpo y sangre de Cristo35

Para que haya uniformidad cúltica en todo lugar, quedó determinado que la fórmula sea
vertida en un mismo idioma. En Oriente, se utilizó como idioma sagrado el griego. Y en las
iglesias de Occidente, el latín. Se sobreentiende que gran parte del auditorio no tenía
comprensión del desarrollo cúltico.

2.1.2. El cristianismo como religión oficial. En el siglo cuarto, acontece un


gran suceso que contribuye a la uniformidad cúltica. Este acontecimiento tiene trascendencia
histórico-religioso. El año 380 D.C., Teodosio el Grande convierte al cristianismo en la
religión oficial del imperio. Con este decreto, la Iglesia tiene un problema de carácter
soteriológico. Multitudes de personas, se "convierten" al cristianismo, sólo para evitar
cualquier contrariedad con la cúpula imperial.

Los grandes edificios estaban llenos de cristianos nominales, que asistían al culto sólo
porque existía un imperativo imperial y porque habían pasado por el sacramento del
bautismo.

Este nominalismo provocó una crisis de ética. Los fieles superficiales asistían al culto sin
preocuparse de llevar una conducta recta, consecuente con los principios cristianos. Además,
muchos de los miembros todavía rendían devoción al dios Sol y al templo de Apolo.
2.2. Perfil cúltico durante los primeros cuatro siglos. Durante los cuatro primeros
siglos, el culto cristiano sufrió una gran variación, generando el siguiente perfil.

 Emerge una liturgia fija que establece la forma del culto, señalando
secuencialmente todo lo que se va a decir y hacer. De este modo, las oraciones
espontáneas quedan anuladas tanto para los creyentes, como para el que preside
el culto.
 Uniformidad cúltica en todo sentido, el mismo idioma, orden de los ritos, las
mismas oraciones.
 El sacramento de la eucaristía por su "carácter sacrificial" llega a ser el elemento
central del culto. Desplazando, de esta manera, a la exposición de las Escrituras y
a la oración congregacional.
 Los laicos son desplazados por el clero. Hay un marcado clericalismo. Son los
clérigos los encargados de dirigir o realizar el culto. Aún ellos están encargados de
los cantos (grupo de cantores).
 La Iglesia está conformada por una mayoría de creyentes nominales, que asisten
por obligación y no por convicción.
 Pasividad congregacional que se mantendrá por varios siglos. La participación de
los miembros es reducida. En ciertos momentos del culto, los fieles expresan un
simple ¡Amén! o ¡Aleluya!.

3. EL CULTO EN EL PERIODO MEDIOEVAL


En la Edad Media36, se mantiene los cambios originados durante los cuatro primeros
siglos. En esta época predomina el culto fríamente elaborado, que se celebraba de un mismo
modo. Era un culto esplendoroso, sacerdotal y ceremonial, que adolecía de esa efervescencia
espiritual y gozo, característico de las iglesias del Nuevo Testamento.

Por muchos años hubo pequeñas diferencias sobre la manera de celebrar el culto, hasta
que se impuso progresivamente el rito romano. Por el año 794, emerge una discusión de
carácter litúrgico, el clero no se ponía de acuerdo sobre el idioma que debería utilizarse en la
liturgia. Unos sostenían que la misa debería celebrarse en la lengua vernacular. Mientras,
otros argumentaban que Dios había establecido solamente tres idiomas, para que su pueblo
le rinda acción de gracias (hebreo, griego y latín).
En el año 800 D.C., el rey de los francos y emperador de Occidente, Carlomagno 37
dispone dar uniformidad a la liturgia de la misa e impone el rito romano en todos sus
dominios.
La imposición de Carlomagno contribuyó a que la misa romana sea admitida en la
mayoría de los territorios europeos, hasta la reforma de Martín Lutero. Sin embargo,
durante los siete siglos que transcurrirán, la celebración de la misa recepcionará ciertas
13

innovaciones, que afectaron fuertemente la teología cristiana.


- En el siglo IV, la Iglesia permite el culto a las imágenes39 con el fin de conservar a los
fieles nominales.
- El Concilio de Éfeso (431 D.C.), acepta poner el epíteto de Madre de Dios a María, por
el hecho de engendrar al Verbo según la carne.
- La doctrina del purgatorio comienza a evolucionar a partir de los siglos V y VI. Por el
año 998, forma parte de la liturgia pública. Se hacen oraciones por los muertos y se
ofrece dinero a favor de ellos. La doctrina40 quedó totalmente definida en el Concilio
de Trento (1563 D.C.).
- La doctrina de la Transubstanciación quedó definida en el Concilio de Letrán (1215
D.C.). Consiste en el cambio de toda la sustancia del pan y del vino en el cuerpo y
sangre de Cristo, quedando sólo los accidentes o apariencias41 de los elementos.
El Concilio de Lambeth (1281), establece que solamente el clero podrá participar de
la copa. Los laicos asistían a la misa, pero en raras ocasiones participaban de la
comunión.
- El sacrificio repetitivo de Cristo durante la celebración de la misa generó grandes
expectativas en la Iglesia. Se realizaban misas con el fin de obtener beneficios,
protección, prosperidad, sanidad, buen tiempo; especialmente la liberación de las
almas del purgatorio.
Las desviaciones teológicas iniciadas en los cuatro primeros siglos provocan un terrible
sacramentalismo durante Ta Edad Media. Los fieles estaban convencidos por el clero que la
salvación estaba asegurada por medio del sacramento. Hay un gran vacío entre la
perspectiva escritural y el sacramentalismo de la Edad Media. Según la Biblia, sin
predicación de la Palabra no hay conversión (Ro. 10:8-17). De acuerdo a la teología
medioeval el sacramento es el medio de gracia mediante el cual se garantiza la salvación.
Cada vez que el sacramentalismo medieval crecía, la exposición de la Palabra decrecía
progresivamente. En la historia de la salvación hay marcados altibajos. Entre los años 350 y
450 D.C., destacaron sobresalientes teólogos y pensadores que conjugaban con elocuencia,
como Agustín (354-430).

Cuando se habla de predicadores, no se puede dejar de hablar de Juan Crisóstomo. Uno


de los más notables expositores de su época. Era tan grande su poder persuasivo que se le
puso el apelativo de "boca de oro".
También destacaron eminentes teólogos como Alberto Magno, Tomás de Aquino y S.
Buenaventura. Asimismo, los conocidos místicos Eckhart, Enrique Suso y Juan Tauler.

El momento histórico más crítico de la historia de la predicación lo encontramos desde el


siglo VII hasta el XI. Los encargados de la predicación no tenían formación bíblico-teológica.
Por esta razón, sus sermones no tenían contenido escritural; en consecuencia, no eran de
buena calidad.
El predicador ocultaba su pobre conocimiento bíblico repitiendo leyendas sobre los
santos, sobredimensionando a María, hablando sobre acontecimientos locales y haciendo
especulaciones teológicas en cuanto a los dogmas de la Iglesia y la Santísima Trinidad.
3.1. Perfil cúltico durante la Edad Media. Durante la edad media se mantiene el
preocupante clericalismo de los cuatro primeros siglos. El culto está a cargo de los clérigos.
El desarrollo del culto, depende, exclusivamente, del accionar de ellos. La pasividad de los
fieles es una constante cada vez mayor. En este periodo, los creyentes se convierten en
simples espectadores.
La celebración del culto en el periodo medioeval no armoniza con el marco escritural.
Observamos una pésima teología del culto. Esto se debe a que los líderes de la Iglesia se
apartaron de los linderos de la sana doctrina (2 Ts. 2:15; Tito 2:1).

Las oraciones escritas han hecho mucho daño en la celebración cúltica. Quebró la
espontaneidad. Cesó la independencia del Espíritu Santo en los instantes en que la Iglesia
ora individual y colectivamente. Además, las oraciones formuladas impidieron el ejercicio de
los dones espirituales relacionados con la liturgia (1 Co. 12:28; 14:39-14).
Los responsables de la Iglesia medioeval se distanciaron de la normatividad bíblica. Esta
fue la razón principal para que se distorsionara la liturgia cristiana. Se dejó de adorar a Dios
en "espíritu y verdad . Durante esta época se cayó en el paganismo, la idolatría (el culto a la
Virgen, los santos, a las imágenes).

Con la distorsión del culto cristiano, se anuló completamente la relación recíproca, que
existe en el verdadero culto, entre Dios y el hombre. De acuerdo a la Biblia, en el culto hay
una doble orientación Dios al hombre. En el periodo medioeval se redujo el accionar de Dios
en el culto. Asimismo, la participación del hombre fue mínima, convirtiéndole en un simple
espectador.
14

Tal es así que el asistente, en un sentido correcto, no participa del culto. No tiene parte
en los cantos, porque existía un coro. No participa en la oración, porque el que oficia lo hace
por él. En cambio, la Iglesia le permite ser partícipe de ciertos ritos (como hacer la señal de
la cruz, procesiones, confesión, penitencia, buenas obras, etc.).

En resumen, en toda la Edad Media la Palabra de Dios como fuente normativa fue
ignorada. Y la Santa Cena fue distorsionada de su sentido original, como consecuencia del
primero.
4. EL CULTO EN EL PERIODO DE LA REFORMA PROTESTANTE
La reforma protestante fue iniciada, en el siglo XVI, por el monje agustino alemán, Martín
Lutero (1483-1546). La reforma surge en un contexto donde la Iglesia se encontraba en una
decadencia conductual del clero. Es el momento histórico más oscuro y corrupto de la
Iglesia.
En realidad, la causa principal que originó la reforma protestante fue la venta de
indulgencias, decretada por ei Papa León X. Este decreto (anti bíblico), no buscaba el
bienestar espiritual de los rieles, sino los intereses personales y económicos del Papa, quien
estaba afanado en construir la Basílica de San Pedro.

Frente a la decadencia moral y espiritual de la Iglesia, Lutero clava sus 95 tesis en la


puerta de la iglesia de Wittemberg, el 31 de octubre de 1517 en un primer momento, su
deseo fue censurar los excesos de la Iglesia. Sin embargo, los hechos que se le presentaron
lo impulsaron a reformar la Iglesia, y por ende, el culto.
La reforma del culto, por parte de Martín Lutero, consistió en anular de la Iglesia todo lo
que fuera antagónico a la normatividad de la Biblia. Es conveniente señalar que no fue
radical en su reforma cúltica. Porque conservó ceremonias y símbolos que podrían ser útiles,
aunque carecieran de asidero bíblico.
En cambio, Juan Calvino (1509-1564), tuvo una visión distinta a la de Martín Lutero. Para
él, la única manera de reformar la Iglesia era restaurándola a partir del modelo de la Iglesia
primitiva, fundamentado en los principios escritúrales.
4.1. El culto en la iglesia luterana. Ya lo hemos dicho, anteriormente, Lutero retuvo
algunas ceremonias y simbolismos del culto romano. Conservó algunos elementos de la misa
romana, como por ejemplo, el modo de cantar la epístola v el Evangelio. Como también los
cirios, el bautismo infantil y los trajes talares, entre otros43.
La misa de Lutero44 tenía la siguiente estructura:
- Un salmo cantado.
- El kyrie eleison (los fieles responden: "Señor ten piedad").
- La colecta.
- La epístola cantada.
- Cánticos en el idioma alemán.
- El Evangelio cantado.
- El Credo cantado.
- La exposición de las Escrituras.
- Paráfrasis del Padrenuestro.
- La Santa Cena (a veces después de la misa).
- Exhortación y consagración del pan (texto ae la institución cantado).
- Distribución del pan.
- Consagración de la copa (cantado).
- Distribución de la copa.
- Un cántico.
- Oración de acción de gracias.
- Bendición de Aarón.

En su reforma del culto, Lutero no eliminó el crucifijo. Pero, si excluyó el canto llano (sin
altibajos) y los altares. Por el año 1523, la misa la celebraba en latín, a excepción de los
himnos, la lectura bíblica y la predicación de la Palabra. Posteriormente, anuló el ofertorio.
Lo más sobresaliente es que Lutero permitió que el pueblo en general participara de los dos
elementos de la mesa del Señor (el pan y el vino).

Lutero no impuso a las demás iglesias el culto celebrado en la iglesia de Wittemberg.


4.2. El culto en la iglesia reformada. La perspectiva reformista de Calvino es
diferente a la de Martín Lutero. Para el primer reformador, restaurar la iglesia significaba
básicamente, hacerlo a partir del modelo de la iglesia del siglo I, pero de acuerdo a los
principios escritúrales.

En la concepción de Calvino, el culto cristiano debe girar alrededor de tres puntos


15

importantes. En cuestión de orden, están las oraciones (habladas o cantadas). Luego, la


lectura de las Escrituras y el sermón. Al final, los sacramentos del bautismo y la santa cena.

Mantuvo el bautismo infantil. Con relación a la Cena del Señor, enseñaba que durante la
celebración Cristo estaba presente espiritualmente. Propuso con tenacidad, que sea
celebrado semanalmente. Su propuesta no prosperó. Los magistrados de Ginebra,
determinaron que los creyentes podían participar cuatro veces por ano46.
Calvino no implantó un modelo cúltico para las demás congregaciones. Al respecto, fue
muy equilibrado, puso una serie de orientaciones elementales que deberían ser
contextualizadas, de acuerdo a la realidad de cada congregación local. En el año de 1542,
elaboró un orden cúltico que posteriormente lo corrigió. Este fue establecido como
fundamento principal de la liturgia reformada en Suiza, Alemania, Escocia y los Países Bajos.
El culto reformado tiene los siguientes elementos:
Liturgia de la Palabra47 (primer culto).
- Lectura bíblica, Sal. 124:8.
- Confesión de los pecados y oración para obtener el perdón.
- Salmo en verso.
- Oración de iluminación.
- Sermón.
Liturgia del Aposento Alto48 (segundo culto).
- Colecta (oración).
- Intercesiones.
- Padre Nuestro (parafraseado).
- Símbolo de los apóstoles.
- Palabras de institución.
- Exhortación.
- Oración de consagración.
- Comunión (con el canto de salmos o lecturas bíblicas).
- Oración.
- Bendición de Aarón.
El orden del culto presentado por Calvino, tuvo carácter orientativo. En sus planes no
hubo la intención de implantar una liturgia fija. Su modelo estaba sujeto a cambio, según el
contexto en que era aplicado.
4.3. El culto reformado de Ulrico Zwinglio. El reformador suizo Ulrico Zwinglio
(1484-1531), mantuvo una lucha constante contra las enseñanzas de la Iglesia Romana. Lo
hizo presentando sus sesenta y siete artículos de fe en donde resalta la autoridad de las
Escrituras, la salvación es por fe y la prerrogativa del creyente de ser sacerdote. Censuró la
intercesión de los santos, los sacramentos, el celibato, la doctrina del purgatorio, la
veneración de imágenes y reliquias. Asimismo, la observancia de la misa.
Zwinglio suprimió progresivamente, las tradiciones y ceremonias de origen católico.
Además, de todo aquello que no tenía fundamento bíblico.
El culto celebrado por la mañana (Liturgia de la Palabra) comprendía lecturas bíblicas
(epístolas y Evangelios), predicación de la Palabra y una oración prolongada49
En la primera liturgia germánica de 1525, la música no estaba incluida. Los Salmos y los
cánticos eran recitados antifonalmente. La celebración de la mesa del Señor, se daba en
cuatro ocasiones al año. Estaba comprendida por una exhortación, la preparación de la
mesa, el Padrenuestro, oración, palabras de la institución, comunión general (pastor y
fieles), un Salmo, colecta y despedida.
Hay diferencias bien marcadas entre la reforma de Suiza y la de Alemania. Zwinglio
eliminó por completo todo lo que pertenecía a la liturgia católica romana (ceremonias,
símbolos, doctrinas antibíblicas, pinturas, campanas, etc.), a diferencia de Zwinglio, Lutero
conservó varios rasgos propios del catolicismo romano.

Acerca de la Cena del Señor, tenían opiniones totalmente opuestas. Lutero defendía la
doctrina de la consubstanciación. Utilizaba este término teológico para manifestar la
presencia real de Cristo en la Eucaristía. Lo que significa que el pan y el vino conservan su
propia substancia y no una nueva apariencia. En cambio, Zwinglio sustentaba que el pan y el
vino, eran símbolos del cuerpo y la sangre de Jesucristo.
4.4. El culto en la reforma anglicana. El culto de la iglesia anglicana puede ser
ubicado entre el culto reformado de Calvino y el de la Iglesia Romana. La perspectiva de la
Iglesia de Inglaterra coincide con la de Martín Lutero, pues sólo busca sesgar aquello que
está en contraposición con las Sagradas Escrituras. En este sentido, el anglicanismo conserva
algunos de las formas externas de la liturgia católica romana.
16

El culto dominical de la iglesia anglicana, por la mañana (misa de los catecúmenos) 51, se
desarrolla de la siguiente manera:
- El Padrenuestro.
- Oración.
- El decálogo.
- Kyrie Eleison (en inglés, el pueblo responde: "Señor ten piedad").
- Oración por el rey.
- Epístola.
- Evangelio (los fieles, puestos en pie, escuchan la lectura).
- Símbolo de Nicea.
- Predicación.
La segunda parte52, comprende lo siguiente:
- Ofrendas.
- Oración de intercesión por la Iglesia.
- Exhortación a participar dignamente de la Cena.
- Confesión, absolución y promesas de gracia.
- Sursum Corda53, Vere dignum et justum est, Prefacio54, Sanctus55.
- Oración de humilde acceso.
- Relato de la institución y consagración de los elementos.
- Comunión.
- Oración dominical.
- Oración de acción de gracias por la comunión.
- Gloria in excelsis.
- Bendición.
4.5. Perfil cúltico durante la reforma protestante. La reforma protestante del siglo
dieciséis trajo importantes innovaciones al culto público. Una de ellas, fue dar lugar central a
la Palabra de Dios (en sus dos modalidades). Ya sea mediante la Lectura Bíblica o la
exposición de la misma.
Para los reformadores era fundamental que Dios hablase a su pueblo, a partir de su
Palabra. En este sentido, la lectura de la Biblia fue y debe ser un elemento importante en el
culto congregacional. Se hizo habitual, en cada culto, dar lecturas a partes del Antiguo y
Nuevo Testamento, en forma consecutiva.
Para que los fieles tengan una mejor comprensión de las verdades bíblicas y puedan
aplicarlas, correctamente, a sus propias vidas, se restauró la exposición de las Escrituras. El
sermón fue el vehículo que Dios usó en el culto público, para que los hombres sean
confrontados con la Palabra de Dios. Y por consiguiente, respondan al llamado de Dios.

Calvino y los líderes reformados que le siguieron creyeron conveniente que los
sacramentos estén ligados al sermón. Estos sacramentos podían, únicamente, ser
administrados en el culto público. Por lo general, el bautismo era administrado en el Día del
Señor. En cuanto a la cena del Señor, cada iglesia local decidía con qué frecuencia se iba a
celebrar.
Otra innovación de los reformadores, fue el hecho de restaurar la música en el culto, con
el propósito de que la congregación participara libremente. Esta novedad cúltica tuvo un
impacto tremendo en su época, porque en el periodo medioeval los cultos estaban bajo la
responsabilidad del coro. Trayendo como consecuencia la no participación de los fieles.
En otra parte, Lutero y Calvino contribuyeron mucho para que el canto sea una parte
relevante de la liturgia. Fue muy difundido la decisión de Lutero de cantar salmos e himnos
en su congregación. Por su lado, Calvino no rechazó el uso de himnos, pero a su juicio los
salmos eran apropiados para rendir alabanza al Altísimo.

En resumen, la reforma protestante enfatizó que la adoración a Dios es espiritual (Jn.


4:24). Para que esto sea sí, el Espíritu Santo debe capacitar al creyente. El hombre natural
no puede hacerlo en este nivel. La adoración será del agrado del Señor cuando el creyente
ponga su fe en el único mediador entre Dios y el hombre (1 Tim. 2:5).

En este sentido Lutero y los demás reformadores enfrentaron un gran conflicto


soteriológico. La Iglesia Protestante recepcionaba multitudes de personas sin que hayan
pasado por la Cruz de Cristo. Muchos se convertían en protestantes, de tal forma, que las
congregaciones se llenaban de fieles nominales.

5. EL CULTO EN EL PERIODO CONTEMPORÁNEO


El culto contemporáneo está circunscrito, principalmente, en tres grandes iglesias que se
expanden, notoriamente, en diferentes países del mundo. Muy en especial, en el contexto
latinoamericano.
17

5.1. Las Iglesias Pentecostales. El pentecostalismo debe su origen a dos


movimientos ocurridos en Norteamérica. El primero, acontecido el 01 de enero de 1901, en
la Escuela Bíblica Bethel en Topeka, Kansas. Cuyos protagonistas principales son el pastor
Carlos Fox Parham y su alumno Agnes N. Ozman.
Posteriormente, el segundo avivamiento ocurre el 09 de abril de 1906. la experiencia
pentecostal sucedió durante las reuniones en la Calle Azuza 312, Los Angeles, California.
Estas reuniones estaban presididas por el predicador bautista de color William J. Seymour
(alumno de Parham).

El origen y desarrollo de las Asambleas de Dios se debe al avivamiento espiritual de la


calle Azuza. Esta denominación fue establecida, oficialmente, en 1914 en Hot Springs,
Arkansas.

Las iglesias pentecostales se caracterizan porque enfatizan, con mucho entusiasmo, el


bautismo del Espíritu Santo y la glosolalia. Esta experiencia espiritual centrada alrededor de
la vivencia del poder del Espíritu Santo, ha llevado a los pentecostales a dos planos
importantes. En el plano eclesial, un asombros crecimiento. Y en el plano cúltico, un estilo
de adoración atractivo, dinámico, donde todos pueden participar libremente.
Respecto al modo de rendir adoración, no es posible hacer una descripción de un culto
pentecostal en donde encajen las diferentes variantes del pentecostalismo.
Sin embargo, podemos señalar que el culto pentecostal es un culto cristocéntrico. En
donde se da lugar a la manifestación libre del Espíritu Santo. Frecuentemente, el culto se
mueve entre lo espontáneo y lo estructurado. Por este motivo, hay testimonios, cánticos,
lenguas, profecías, etc.
Se observa una marcada efervescencia espiritual en las reuniones. Ya sea a través de la
alabanza y la adoración. En ella juega un papel importante la oración individual y corporativa
de los creyentes. Con mucha frecuencia se ora en voz alta. Como hay libertad para ejercer
los dones espirituales, en ciertas ocasiones alguien ora en lenguas. Entonces los asistentes
con mucha reverencia esperan la interpretación. Si no la hay, el que preside dirige a la
congregación con un cántico de adoración.

Los pentecostales ponen mucho énfasis en la oración. De tal manera que durante la
semana tiene programado un día específicamente para la oración. Del mismo modo,
determinan días de ayuno y vigilias. La frecuencia con que lo realizan depende de cada
iglesia local.
La Palabra de Dios tiene un lugar especial en el culto pentecostal. La lectura de la Biblia
se hace en forma correlativa o antifonal. El sermón es la parte central de la liturgia. Es la
parte del culto, en donde se interpreta, contextualiza y exhorta a que el asistente responda
al llamado de Dios.
Es lamentable que en muchas iglesias pentecostales se considera a la exposición de la
Palabra como, la parte del culto, de mayor importancia. Se comete un gran error, pues así
se sobredimensiona al expositor.

Con relación a la Cena del Señor, por lo general, el pastor de la iglesia local ministra este
sacramento. Cuando se cree conveniente, se invita a otro ministro reconocido para que
exponga la Palabra y ministre el sacramento. Antes de la celebración, el ministro hace un
llamado a no participar indignamente de la mesa del Señor. Luego todos los participantes en
un momento de contemplación y gratitud entonan un cántico de adoración.
La frecuencia con la que celebran la mesa del Señor es relativo. Algunas congregaciones
lo realizan semanalmente. Otro cada mes. En cambio, hay algunas que lo hacen cada dos
meses. Los dos primeros casos son los más conocidos y practicados. En lo que sí concuerdan
los pentecostales es que el día fijado para celebrar la mesa del Señor, ese día guardan
ayuno.
Otra peculiaridad del culto pentecostal es el desbordante entusiasmo que ponen para la
música. Para ello, es muy importante la alabanza congregacional. Por esta causa, en sus
reuniones se observa un ambiente de recogimiento y mucha entrega. Expresado con llanto,
gozo, gratitud, batir de manos, hablar en lenguas, gestos, etc. Asimismo, hay exclamaciones
espontáneas de un "¡Amén!", "¡Gloria a Dios!", "¡Aleluya!".
En la actualidad, las iglesias pentecostales han dado apertura al uso de una serie de
instrumentos musicales. Tales como guitarras, panderetas, armónicas, quenas, zampoñas,
charangos, etc. Lo hacen con el único propósito de ofrecer lo mejor para Dios.
Es singular del culto pentecostal la oración por los enfermos. Hay campañas de sanidad y
milagros. Que pueden ser realizados dentro o fuera de la iglesia local. Estas actividades
conllevan a que muchas personas den testimonio público de lo que Dios ha hecho en sus
18

vidas (milagros, sanidades, bautismo del Espíritu Santo, liberaciones).


5.2. Las Iglesias Carismáticas. El movimiento carismático o neo pentecostalismo
surge en el año de 1960, en Van Nuys, California. Gracias a la difusión de sus convicciones
pentecostales del pastor de la Iglesia Episcopal, Dennis Bennett.
Durante la década de los sesenta, se expandió rápidamente, el movimiento carismático.
En la opinión de muchos especialistas, su expansión está ligada a las publicaciones hechas
por las revistas Time y Newsweek.
El movimiento carismático se manifiesta en las iglesias históricas como la Episcopal,
luterana, Católica Romana (en 1966). Así también entre las Iglesias metodistas, bautistas,
independientes, aliancistas, entre otras.
Con el movimiento carismático se presenta un nuevo matiz en la alabanza y la adoración
que producen cambios significativos en el servicio cultual. Se enfatiza mucho la alabanza,
hay un espacio prolongado para los cánticos nuevos, en ciertos momentos se hace un
interludio para que todos oren en voz alta. Para luego seguir cantando diferentes coros.
Es peculiar en los cultos carismáticos repetir muchas veces los coros, hasta encontrar un
gran momento de gran solemnidad. En donde los congregantes esperan la libre y poderosa
manifestación de Dios a través del Espíritu Santo. Que se expresa con el accionar de los
dones espirituales (don de lenguas, interpretación de lenguas, profecía, revelación,
sanidades, etc.).
Para poder prolongar la alabanza congregacional, los carismáticos limitan el tiempo
dedicado para la exposición de la Palabra de Dios. Aquí hay un punto que necesita ser
observado, que no puede ser pasado por alto. Reconocemos que la Biblia no especifica
cuando tiempo requiere una exposición bíblica. Lo más equilibrado y sabio es darle el tiempo
necesario por la importancia que tiene el sermón en el culto. No olvidemos que la lectura
bíblica, los cánticos y las oraciones sirven para preparar a los asistentes a que tengan
corazones dispuestos a recepcionar y responder a la Palabra de Dios.
El culto en las iglesias carismáticas es muy variado. Eso nos impide presentar un modelo
que encaje con todos ellos. Sin embargo, podemos señalar que generalmente, el culto es
presidido por un pastor o anciano. Desde el inicio se percibe reverencia y sujeción al Espíritu
Santo. Hay una entrega total a la alabanza y adoración. La congregación entona cánticos (en
su mayoría nuevos), guiado por creyentes calificados.
Hay un marco musical impresionante. Los instrumentos son variados y modernos
(sintetizador, guitarras eléctricas, batería, panderetas, etc.)- lo que da un tono actualizado al
canto congregacional y un ambiente acogedor y contagiante. Los cánticos se repiten uno tras
otro, hay pausas en las que un miembro expresa oraciones espontáneas. Luego continúan
cantando. Los asistentes también participan dando golpes con las palmas de las manos,
otros levantando las manos, acompañados con gestos de gozo y contemplación.
Durante el culto se ora por los enfermos, por los problemas y necesidades de los
asistentes. En ciertas ocasiones hay imposición cíe manos. La exposición de las Escrituras
está bajo la responsabilidad del pastor principal u otro dirigente de la iglesia. No es extraño
la participación de un predicador foráneo.

La ofrenda tiene un lugar especial en el culto carismático. Ellos participan con un espíritu
abierto y con una disposición reverencial de adoración. La santa cena es presidida por uno
délos dirigentes principales de la congregación.
5.3. Las Iglesias Neo carismáticas. La década de los ochenta, marca un nuevo hito
en la historia de la Iglesia Cristiana. En estos años, se hace visible un refrescante despertar
espiritual que afecta, tremendamente, a miles de creyentes. Que no permiten ser calificados
como pentecostales o carismáticos. Aunque pueden ser confundidos como uno de ellos. Ya
que su estilo de alabar a Dios y su práctica de los dones carismáticos los hace semejantes a
la vivencia pentecostal o carismática.
El avivamiento de los ochenta, es conocido como la "Tercera Ola" del Espíritu Santo57.
Tiene que ver con creyentes que no fueron tocados por el avivamiento pentecostal ni por el
movimiento carismático. Son cristianos que han tenido una experiencia carismática, pero
cuya vivencia espiritual lo practican en su propio contexto denominacional.
Las iglesias de la "tercera ola" han generado nuevas modalidades de culto. Que se
caracterizan por ser más vivaces, alegres y bulliciosas. Se introduce en los círculos
evangélicos un nuevo estilo de alabanza y adoración. El culto se inicia con un tiempo
prolongado de alabanza, en donde los asistentes encuentran el momento propicio para
exaltar la presencia del Señor.
En esta parte, los himnos tradicionales quedan desplazados por un conjunto de nuevas
canciones, que son entonados con mayor emotividad y vivacidad. La continuidad de los
19

cánticos es extensivo a diferencia de los cultos tradicionales. Se observa una participación


espontánea de los congregantes, quienes alaban libremente, levantando las manos, con el
batir de las manos y la danza.
Luego viene un tiempo de adoración, en el cual las canciones mantienen su ritmo
pausado, cuyo fin es propiciar momentos en que la congregación entra en oración. En un
acercamiento a Dios (individual-corporativo) que la iglesia hace para reconocer la gloria,
santidad y el señorío de Jesucristo.
Esta nueva forma de alabar y rendir adoración a Dios, tiene su origen a mediados de la
década de los ochenta. Por ese tiempo, Marcos Witt y otros líderes se reunieron en México,
con el firme compromiso de difundir una nueva manera de alabar y adorar. Años después
este proyecto tuvo resultados sorprendentes en la liturgia cristiana. Este estilo de alabar y
adorar, ha sido adoptado por iglesias que no pertenecen a círculos pentecostales ni
carismáticos.
Las iglesias neo carismáticas han influenciado mucho los círculos evangélicos
contemporáneos, tanto en el plano litúrgico, como en lo doctrinal. Es cierto, que tiene un
programa de discipulado permanente para sus miembros y que reconocen la vigencia de los
dones espirituales. Sin embargo, han inundado los círculos evangélicos con doctrinas
novedosas. Tales como guerra espiritual, espíritus territoriales, ministerios de liberación,
visualización, teología de 7a prosperidad, las caídas, el ministerio profético y apostólico.
La predicación de la Palabra está a cargo del pastor principal o uno de los pastores de la
iglesia local. Aunque es muy frecuente invitar expositores extranjeros (mexicanos,
guatemaltecos, coreanos, argentinos, americanos, entre otros). Lo que llama la atención es
que en estos últimos años, la congregación se siente muy cautivada por lo que el predicador
va a hacer y no tanto por lo que va a decir.
Por su contenido el mensaje que se presenta es de carácter testimonial y no tanto
bíblico-teológico. Cuando esto sucede, se está poniendo en evidencia que la Biblia no es
importante en la predicación, ni en la vida del predicador.
Observamos un nuevo estilo de predicar, que consiste en levantar la voz,
constantemente, cuando no es necesario. Moverse agitadamente, sin propósito alguno, por
todo el estrado. Motivando a los miembros a repetir frases esterotipicadas, tales como:
"cuantos dicen ¡Amén!", "dile a tu hermano: te amo", "dile al de tu derecha: El Señor viene
pronto", "diga conmigo: estamos sentados en lugares celestiales".
Aquí tenemos que ser claros y firmes, el expositor se pone frente al auditorio con el único
fin de presentar el mensaje escritural. Su misión es ser instrumento de Dios para confrontar
a su pueblo con el texto bíblico. No sale para entretener, sino para edificar a los asistentes
con la Palabra. Finalmente, toda expresión verbal del auditorio es libre, espontáneo, como el
¡Amén! (Neh. 8:6).
5.4. Perfil cúltico del periodo contemporáneo. Las iglesias de corte pentecostal-
carismático han cambiado, sin lugar a dudas, la faceta de la liturgia cristiana. El culto
contemporáneo puede ser calificado como culto libre. Pues hay libertad para los creyentes en
participar en la alabanza y la práctica de los dones espirituales. En dichos cultos, se pone de
manifiesto dicha libertad en el hablar en lenguas, interpretación de lenguas, profecías,
milagros, participación personal en los cantos, testimonios, etc.
Lamentablemente, mantener la continuidad sobre la alabanza y los dones ha provocado
que el ministerio de la Palabra sea desplazado. No ha sido anulado, pero si debilitado. Se ha
recortado el tiempo para la exposición, en beneficio de una prolongada temporalidad para la
alabanza. Este hecho es preocupante, porque hay un desequilibrio entre los elementos
bíblicos del culto. Hoy nos urge hacer un estudio diligente sobre el culto a la luz de la Palabra
de Dios. Con el objetivo de volver al marco cúltico de la iglesia primitiva. Y de esta manera,
ofrecer un culto agradable a los ojos de Dios.
Los nuevos énfasis en la alabanza y la adoración de los últimos decenios, nos ha llevado
a una regresión cúltica. Nos referimos al esfuerzo de la reforma del siglo XVI, que logró
anular el predominio del culto sacramental de la Iglesia Católica Romana y la Iglesia
Ortodoxa. Los reformadores devolvieron el lugar que le corresponde en el culto, al ministerio
de la Palabra. A partir del siglo XVI, las distintas denominaciones adoptaron este principio
bíblico.
Por otro lado, la música cristiana que predomina en nuestras congregaciones, tiene
mucha similitud con la música contemporánea no sacra. Esta secularización de la música ha
originado malestar en muchos sectores dé la comunidad evangélica.
20

UNIDAD IV
EL CULTO CRISTIANO
Hablar sobre el culto cristiano, no obliga a hacer una regresión histórica, para ver como
ofrecieron adoración los creyentes del primer siglo.
No sin antes estudiar el trasfondo histórico del culto cristiano. En otras palabras, sacar a
la luz los elementos que el culto cristiano retoma del culto en el Templo y del culto en la
sinagoga.
Para luego considerar desde una perspectiva bíblica los principales elementos del culto
cristiano. Finalmente, en el mismo nivel analizar la administración de los sacramentos en el
ámbito cúltico.
1. TRANSFONDO HISTÓRICO DEL CULTO CRISTIANO
Los primeros discípulos expresaron sus convicciones en el momento histórico, en el cual
estaban vigentes el Templo y las sinagogas.
AI igual que Jesús y sus discípulos, los primeros cristianos de origen judío, participaron
del culto en el Templo y de las reuniones en las sinagogas (Le. 24:51-53; Hch. 3:1; 5:25).
Aun encontramos al apóstol Pablo viajando a Jerusalén para asistir a la fiesta de
Pentecostés. En ese lugar, asiste al Templo para costear la ceremonia de purificación de los
nazareos (Hch. 20:16; 21:33ss.).
Mientras estaba en pie el Templo, éste continuaba siendo el lugar establecido por Dios
para rendirle adoración. Tanto para los creyentes/ que se sujetaban al orden
veterotestamentario, como de los cristianos de origen judío (Hch. 21:17-20).
A mediados del siglo I, los cristianos tuvieron una buena correspondencia con la
sinagoga. Es decir, había una buena relación entre los primeros cristianos y los judíos de
Jerusalén (Hch. 2:47). Esto se debía a que todavía no habían renunciado a las costumbres
religiosas de los judíos. Además, es posible que muchos judíos de las sinagogas se habían
convertido al Señor. Si es así, quedaría claro porque los primeros cristianos podían predicar y
enseñar, libremente, en las sinagogas (Hch. 6:7).
Posteriormente, hay una ruptura entre los primeros cristianos y la sinagoga, de acuerdo a
lo profetizado por el Señor (Jn. 16:2; Le. 21:12). Asimismo, quedan desligados del Templo,
cuando este edificio es destruido el año 70 D.c. Cuando el general Tito y su ejército asoló la
ciudad de Jerusalén. En ese entonces, los soldados romanos incendiaron el Templo y lo
profanaron a I ofrecer sacrificios a sus estandartes (Mt. 24:1-2, 15; Mr. 13:lss.; 14ss.) con
la desaparición del Templo, desapareció el sistema sacerdotal (Heb. 8:13).
La asistencia al Templo y a las sinagogas debe entenderse como algo transitorio. Pues,
los creyentes del siglo I, asistían, paralelamente, a las "iglesias domésticas" (Hch. 2:46').
Cuando se reunían para orar, lo hacían en la casa de María, la madre de Marcos, conocida
como "Aposento alto" (Hch. 1:14; 12: 12). Acudían a diario al Templo y también cada día
celebraban la cena del Señor en las casas (Hch. 2:46; 5:42). Esto se mantuvo hasta que se
produjo la división entre judíos y cristianos. Tal como lo hizo en Tesalónica Y corinto Pablo
apartó a los discípulos de la sinagoga, para formar una iglesia separada en la casa de Tirano
(Hch. 19:9ss.).

Pues bien. El culto cristiano del primer siglo, heredó algunos elementos y simbolismos del
Antiguo Testamento. El altar para ofrecer sacrificios (Ex. 20:24-26), en el Nuevo
Testamento, en sentido figurado es el lugar donde el creyente expresa, públicamente, su
total consagración a Dios (Ro. 12:1; Heb. 13:15-16; 1 P. 2:5). El altar del incienso
representa las oraciones de los santos (Ex. 30:1; Ap. 5:8; 8:3).

Además, el Tabernáculo en sí representaba la morada de Dios en medio de su pueblo Ex.


25:8). Este símbolo está relacionado en la encarnación del Verbo que "habitó" (fijó
tabernáculo) entre nosotros (Jn. 1:14).

Del culto en el Templo, la Iglesia Primitiva toma la simbolización del sacrificio para la
expiación del pecado. Además cíe la disposición y el compromiso, ejemplar, hacia Dios de
ofrendar y diezmar con un espíritu de gratitud.
De las reuniones en las sinagogas, la Iglesia adopta la centralidad de las Escrituras. En
sus dos modalidades, la lectura y la exposición de la misma. Con esto, a la Palabra de Dios
se le dio un lugar esencial en el culto cristiano.
También es importante reconocer que la liturgia de los salmos tiene un contenido
doctrinal muy rico, que ha influenciado, fuertemente, en los cultos de los distintos periodos
21

del cristianismo.
Las oraciones en el culto cristiano, es una constante en el pueblo de Dios, lo encontramos
en la sinagoga, en el Templo y en al Tabernáculo. Es una práctica y una necesidad (común)
en la vida de los creyentes, que podemos encontrarlo en la devocional personal de los
grandes hombres de la antigüedad (Ex. 32:llss.; 1 S. 1:26-28; 1 R. 17:20- 24; Sal. 51;
etc.).

2. ELEMENTOS FUNDAMENTALES DEL CULTO


Antes de desarrollar esta parte, debemos considerar lo siguiente. En primer lugar, cuando
la iglesia se reúne para rendir adoración a Dios, la Biblia enseña que nuestro Señor está
presente entre nosotros (Mt. 18:20; 1 Co. 14:25). En segundo lugar, si el objeto del culto es
Dios, entonces somos conscientes que al Señor debemos ofrecerle lo mejor, lo que se
merece (Dt. 6:13; Le. 4:2; Sal. 29:2).
Y tercero, la enseñanza que nos provee la Biblia, nos da el juicio necesario para
considerar cuál de los elementos del culto son apropiados para glorificar a Dios.
2.1. La presencia dinámica del Espíritu Santo. En todo servicio cúltico, hay un
elemento personal entre Dios y su pueblo. Este privilegio que tiene la iglesia para acerarse al
trono celestial, se lo debemos al ministerio de intercesión de Jesucristo (Heb. 7:25). Dentro
de esta perspectiva es imprescindible ofrecer adoración a Dios correctamente, para que sea
de su agrado (Heb. 12:28 NVI).
En este sentido, la Biblia enseña que la adoración no surge del hombre, sino viene de
Dios. El orienta, enseña, ordena, normatiza nuestras vidas en todas las áreas, a través de su
Palabra y de su Espíritu (2 Tim. 3:16-17; Jn. 16:7, 13-14). Reiteramos, la adoración parte
de Dios. Es el Espíritu Santo, quien obra en el interior del ser humano, para que tenga la
disposición de rendir culto al Señor (Fil. 2:13). De esta manera, la adoración, la reverencia y
la sumisión a Dios será más libre, dinámica y espontánea (Ro. 2:28-29; 7:6; 2 Co. 3:3, 6-8,
14-18).
Una de las cosas más importantes en el culto cristiano, es dejar que el Espíritu Santo se
mueva libremente, entre los creyentes. Que exista una manifestación abierta de los dones
carismáticos, sin caer en extremismos. Por ello, es necesario tener presente la
recomendación del apóstol Pablo, que todo se haga "decentemente y con orden" (1 Co.
14:40).
Tomemos el ejemplo de la iglesia primitiva que manejaron simultáneamente una liturgia
fija (himnos, salmos, lectura bíblica, santa cena) y una expresión espontánea (dones
carismáticos, oraciones libres, cánticos espirituales). Todo esto con la finalidad de lograr la
edificación de la Iglesia como Cuerpo de Cristo (1 Co. 12:12-27; Ef. 4:4, 11-16).

Insistimos, la libertad en el obrar del Espíritu Santo en nuestras vidas y en el servicio


cúltico es trascendental, por las siguientes razones:

- El Espíritu Santo nos auxilia e intercede por nosotros cuando roamos. Él perfecciona
nuestros ruegos y lo hace conforme a la voluntad de Dios (Ro. 8:26-27).
- La predicación debe estar a cargo de hombres llenos del Espíritu Santo (1 P. 1:12).
- Porque el Espíritu Santo es quien reparte los dones "como él quiere" (1 Co. 12:11).
- Las señales, milagros y acciones sobrenaturales son realizadas por el poder del
Espíritu Santo (Heb. 2:4).
- La permanencia del Espíritu Santo en nosotros tiene como objetivo perfeccionar el
carácter del cristiano (1 Co. 3:16; Gá. 5:22-26; 1 Ts. 1:6).

2.2. La adoración. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, la adoración


está relacionada con la acción de postrarse ante Dios (Gn. 2:26ss.; Ex. 33:9-34:8; 1 Co.
14:25; Ap. 7:11). En este sentido, adorar significa reconocer la grandeza, santidad y
majestuosidad de Dios, postrándose ante su presencia (Ap. 4:10; 5:14).
La adoración externa, sea personal o corporativa, debe ser consecuencia de una
disposición interna58; es decir, de un amor limpio y sincero a Dios (Is. 29:13). Esta verdad
bíblica, busca que la adoración de su pueblo sea de la aceptación de Dios (Sal. 50:7-23; Is.
1:11-20; Jn. 4:23-24). Para que esto sea así, la adoración del creyente debe tener las
siguientes condiciones:
- Acercarse a Dios, con fe y santidad (Is. 6:5-57; Heb. 10:22).
- Venir con acción de gracias y con la disposición de ofrecerle todo: ministerio, dones,
tiempo, ofrendas y diezmos (Dt. 16:16-17; Ro. 12:1; Mal. 3:10; 1 Co. 16:1).
- Mantener una vida de obediencia y de servicio a Dios (1 S. 15:22-23; Stg. 1:27).
- Practicar la justicia (Sal. 15:1-5; Am. 5:21-26).
- Estar en paz y comunión con todos los hermanos (Mt. 5:23-24; Heb. 12:14).
- Presentarse ante Dios con una postura de humildad y pesar por haberle ofendido con
22

nuestras transgresiones (Sal. 51:16-19).


2.3. La lectura bíblica. La lectura de las Escrituras ocupa un lugar importante en el
culto congregacional. Es el único momento en que los congregantes son confrontados con la
revelación escrita. Su trascendencia radica en que mediante la lectura Dios habla a su
pueblo.

Por su significación, se recomienda lo siguiente:


- Informar con anticipación a la persona indicada, para que se prepare debidamente.
- Su preparación consiste en buscar la dirección de Dios (oración).
- Realizar la lectura de la Biblia, en la versión que la congregación está acostumbrada a
usar.
- Leer la porción escritural correctamente59. Esto significa que no puede haber defectos
en la pronunciación, en la entonación, en los énfasis o en las pausas.

2.4. La predicación de la Palabra. Por su naturaleza y alcance, la predicación de las


Escrituras es un elemento vital en el culto, que la Iglesia no puede prescindir. El propósito
de la predicación es poner al oyente contemporáneo frente a Dios para que responda a su
llamado. Alcanzar este fin demanda que la predicación esté respaldada por la presencia y la
acción del Espíritu Santo (Hch. 10:9, 44).
La eficacia de la predicación descansa, por lo menos, en tres puntos importantes:
Primero, en la poderosa obra del Espíritu Santo (1 Co. 2:4; 1 Ts. 1:5). Segundo, el mensaje
debe ser cristo céntrico. La predicación se centra en la promesa de Cristo y no en las
experiencias del predicador (2 Co. 4:5). Y tercero, el predicador debe ser consecuente con lo
que predica (Hch. 1:1). No es posible exponer una verdad bíblica si antes no la aplicamos a
nuestras vidas (1 Co. 11:1).
2.5. La oración. Practicado a nivel personal o congregacional, tiene un lugar especial
en el culto cristiano (Hch. 16:25; 20:36). Es el tiempo sublime en el cual el creyente o la
asamblea en general nabla con el Señor.
El culto congregacional se verá enriquecido con un ambiente espiritual y muy acogedor,
si previamente el pastor y la congregación se preparan mediante el culto personal. No
podemos asistir y participar en el culto, sin estar preparados espiritualmente (1 Co. 14:23-
25). Por esta razón, es fundamental practicar la devocional personal para estar en
permanente comunión con Dios. Y sólo de esta manera, el culto en comunidad tendrá una
significación espiritual mayor de lo que esperamos.
Es oportuno que las oraciones sean dirigidas por el pastor u otra persona idónea. Las
oraciones deben brotar de una corazón sincero, expresadas con naturalidad y mucha
reverencia. Su contenido estará basado en la santidad de Dios, sus obras, sus promesas, su
fidelidad, su misericordia, su justicia, en la persona y obra redentora de Cristo, etc.

2.6. La alabanza. La alabanza se centra en la persona de Dios, con el propósito de


exaltarle y bendecirle con música, danza y manifestaciones externas de gozo (2 Crón. 7:6;
Sal. 28:7; 30:11-12; 103:20-22). La alabanza es un distintivo propio de la Iglesia del Señor
(1 P. 2:9; Ef. 1:13-14; Fil. 1:11). El hombre natural no está preparado para hacerlo (Ro.
1:21; Ap. 16:9). En cambio, el creyente sí. Sin embargo, la Biblia enseña que la alabanza no
nace en el nombre, para luego dirigirla hacia Dios. No es así, es Dios quien con su Espíritu
Santo nos capacita para que cada uno de nosotros pueda alabarle con alegría (Ro. 2:29).

La alabanza es una función que el pueblo de Dios lo ejercerá para siempre (Sal. 30:12;
79:13). No olvidemos que la alabanza que ofrece el pueblo de Dios es un reflejo de la
alabanza celestial (Sal. 24:1-10; 136:lss.; Ap. 4:11; 5:9-14).

La iglesia alaba al Señor por lo que es él (Sal. 104:1; Is. 6:3). Lo expresa con cánticos,
himnos, salmos como lo hacía la iglesia del primer siglo (Col. 3:16; Fil. 2:6-11). La iglesia
puede utilizar una diversidad de instrumentos musicales, de acuerdo al contexto cultural en
que se encuentra (Sal. 150:3-5).
2.7. La acción de gracias. Es el sentimiento de gratitud que expresa la Iglesia a Dios,
por los favores recibidos. Puede ser practicada en el plano personal o comunal (1 Crón.
33:30; Neh. 12:16; Dn. 6:10).

A la luz del Nuevo Testamento, Dios ha establecido que sus hijos manifiesten sus
agradecimiento por todo, en el nombre del Señor Jesucristo (Ef. 5:4, 20; 1 Ts. 5:18). En
consecuencia, la acción de gracias es un elemento importante en el culto cristiano que no
puede ser omitido. Hacerlo, significaría caer en la negligencia y en el pecado (Le. 17:16; Ro.
1:21; Stg. 4:17).
Por lo tanto, la Iglesia tiene el deber de presentar acción de gracias a Dios,
23

permanentemente (1 Co. 1:4; 4:2). No interesa las circunstancias en que se encuentra, lo


hará en el nombre ae Jesucristo (Fil. 4:6; Col. 3:17).
La gratitud a Dios, está orientada por varias razones, por ejemplo:
- La provisión de alimentos (Jn. 6:11, 23; Ro. 14:6).
- La respuesta de Dios a la oración (Jn. 11:41).
- La participación en la Santa Cena (1 Co. 11:24).
- Por los dones recibidos (1 Co. 14:18).
- Porque la fe cristiana se propaga en todo lugar (Ro. 1:8; 1 Ts. 1:2-10).
- Por la generosidad en las ofrendas (2 Co. 9:llss.).
- Por sanidad divina (Le. 17:15-16).
- Porque el Señor nos libra de los peligros (Hch. 27:23-25, 35: 28:15).
2.8. La música. La presencia y continuidad de la música en la cultura hebrea es
sobresaliente. En los libros veterostestamentarios encontramos muchas referencias que
indican la importancia que le daba Israel a la música y a los instrumentos musicales. La
música siempre está presente en los diferentes aspectos socio-religiosos del pueblo hebreo.
Israel cantó con panderos y danzas, después de cruzar el Mar Rojo (Ex. 15:20). En los
servicios religiosos (Lv. 33:24; 1 Crón. 33:5). En las victorias militares (2 Crón. 20:27-28).
En la fiesta ae la vendimia fls. 16:10). En la celebración matrimonial (Jr. 7:34). Los reyes
tenían músicos calificados (2 Crón. 35:25). La música ayudaba al ministerio profético a
alcanzar el éxtasis (1 S. 10:5-10).
Según la Biblia, el origen de la música es remoto (Gn. 4:21). En el texto sagrado
encontramos muchas evidencias que demuestran el lugar importante que ocupaba la música
en la vida social y religiosa de Israel. Por lo general, tiene que ver con la actividad cultica en
el Tabernáculo, en el Templo, en las sinagogas y en la iglesia del primer siglo.

En el Nuevo Testamento, también existen algunas referencias a la música. Como el


conocido cántico de María (Le. 1:46-55). El cántico del sacerdote Zacarías (Le. 1:67-79). El
canto de los ángeles (Le. 2:13, 14). Y finalmente, el cántico de Simeón (Le. 2:29-32).
Posiblemente, estos cuatro himnos fueron introducidos en la liturgia de la iglesia primitiva.
También hay otros pasajes, que están relacionados con la música, himnos y cánticos.
- Mt. 9:23: Por la muerte de la hija de un principal, en el patio exterior se encontraban
unos flautistas que entonaban alabanzas por la persona muerta. Tal vez había
plañideras profesionales (J. 9:17).
- Ef. 5:19; Col. 3:16: La iglesia alababa al Señor con Salmos (composiciones poéticas
del Antiguo Testamento), con himnos (compuestos por los cristianos). Y cánticos
espirituales (cánticos movidos por el Espíritu Santo y por el sentimiento y gozo del
adorador), es interesante que en los dos pasajes se enfatiza que la verdadera
alabanza y adoración surge del corazón.
- Stg. 5:13: El autor recomienda que el creyente que se encuentra en un estado de
alegría, gozo debe cantar alabanzas (puede hacerlo con o sin acompañamiento
instrumental).

La historia señala que la música ha permanecido siempre en las iglesias cristianas. En


todas las generaciones, hasta ei presente, la música ha sido el elemento vehicular para
expresar su amor, adoración y gozo al Altísimo.
En nuestros días, prevalecen los cultos de corte pentecostal-carismático. Donde se hace
uso de diversos instrumentos musicales modernos como guitarras eléctricas, baterías,
sintetizadores, etc. En algunas de ellas, la música altisonante ha opacado o disminuido la
importancia de la exposición de las Escrituras. Aquí debemos ser prudentes y sabios,
estamos en un contexto globalizado y postmoderno que nos empuja a nacer cambios. Pero,
no podemos hacer cambios a la ligera, sin hacer una seria reflexión desde una perspectiva
bíblica. No se puede sobredimensionar un elemento cúltico en perjuicio de otro (u otros).
Recordemos las enseñanzas del apóstol Pablo, que son aplicables para nuestro tiempo. El
apóstol enseña que debemos usar la alabanza que llega al intelecto y no solamente mueva
jas emociones (1 Co. 14:15). Es decir, que cantemos entendiendo lo que se canta. Sólo así
podemos ser vigilantes sobre cánticos o himnos cuyo contenido, teológicamente, podrían ser
cuestionados.
Anteriormente, hemos visto que la iglesia apostólica mantuvo un culto equilibrado (entre
lo formal y espontáneo). Es conveniente, aplicar el principio del equilibrio en la música
cristiana. Primeramente, no debe prevalecer un solo estilo de alabar. En segundo lugar,
monopolizar ciertos instrumentos musicales en la liturgia cristiana. Según Salmo 150:3-5,
podemos alabar a Dios con cualquier instrumento musical, sea vernacular o moderno. Frente
a estos hechos, podemos combinar (sin caer en excesos), himnos tradicionales y cánticos
contemporáneos).
24

2.9. Dones y ministerios especiales. Dios ha provisto su Iglesia con cinco


ministerios y una diversidad de dones espirituales (Ro. 12:6-8; 1 Co. 12:1-30; 14:lss.; Ef.
4:11-12). Los dones son repartidos, por el Espíritu Santo, soberanamente (1 Co. 12:4, 11).
Estos dones y ministerios son dados para ser ejercitados dentro del Cuerpo de Cristo, con el
propósito de edificar y servir a los santos (Ef. 4:11).
En un sentido amplio, los dones y ministerios que el Señor ha dispuesto están presentes
en la vida de la Iglesia. En consecuencia, también lo están en el servicio cúltico. Afirmamos
esto desde la perspectiva bíblica que enseña que todos estamos llamados a adorar, alabar y
servirá Dios (Jn. 4:24; Ro. 12:1-2; Ef. 5:19).
Al igual que en la iglesia de Corinto, en muchas iglesias contemporáneas existe una
manifestación libre de dones espirituales. Los más frecuentes son profecía50, lenguas e
interpretación de lenguas, sanidades, discernimiento de espíritus. Probablemente en algunas
congregaciones exista una manifestación más amplia de los carismas. Si es así, no
olvidemos las recomendaciones del apóstol Pablo que todo sea hecho "decentemente y con
orden" (1 Co. 14:31).
En las últimas décadas han surgido muchas corrientes teológicas, generando ciertos
cambios en la manera de alabar y adorar a Dios. Por este motivo, la mayoría de las iglesias
carismáticas y pentecostales han reagrupado creyentes calificados en el canto y la música. A
ellos se les identifica como pertenecientes al "ministerio de alabanza".

Su participación en los servicios cúlticos es impactante. Su estilo de alabar ya dorar


motiva un ambiente espiritual muy fuerte. Cuya característica principal es el gozo y la
emotividad desbordante. Que conduce inevitablemente a la grandiosa contemplación de
Dios.
2.10. Bendición. El vocablo bendición/bendecir, tiene dos aplicaciones diferentes. Que
se proyectan en dos dimensiones. Cuando el Señor bendice a su Iglesia, y el momento en
que la Iglesia bendice a su Señor (Ef. 1:3).

En el Antiguo Testamento, Aarón v sus hijos eran los encargados de bendecir al pueblo
en el nombre de Dios (Nm. 6:22-27). Un pasaje paralelo en el Nuevo Testamento es la
bendición apostólica de 2 Co. 13:14).

Pues bien, el culto cristiano termina cuando el ministro pronuncia la bendición de Dios
sobre la congregación. La bendición tiene un significado más profundo que una simple
despedida. Implica confianza y seguridad que al retirarnos del templo, Dios nos acompañará
y protegerá en todo instante.

3. LOS SACRAMENTOS EN LA DIMENSIÓN CÚLTICA


El Señor Jesucristo instituyó dos sacramentos, el bautismo y la santa cena.
3.1. El rito bautismal. Después de su resurrección, el Señor Jesús estableció el
bautismo cristiano con carácter obligatorio para todos sus discípulos de todas las
generaciones siguientes (Mt. 28:19). Al margen de cualquier controversia sobre el sujeto del
bautismo, el Nuevo Testamento no ofrece ningún fundamento escrituras para sustentar el
bautismo infantil. Por lo tanto, la Biblia favorece la postura de admitir, solamente, a los
adultos que muestren evidencia de haber experimentado el nuevo nacimiento (Jn. 3:3).
Además el texto sagrado subraya que la enseñanza bíblica y la profesión de fe anteceden, en
todos los casos, al bautismo (Mt. 28:19; Hch. 10:47; 16:32-34; 18:8).
Jesucristo instituyó a los apóstoles, para que bautizaran "en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo" (Mt. 28:19). En nuestro tiempo, el bautismo debe ser
administrado por un ministro reconocido. El bautismo, por ser una ordenanza de la iglesia,
debe ser administrado en un cuito público. Esto implica que el rito bautismal ha de ser
administrado en el contexto de la predicación de la Palabra (Hch. 2:37-41; 8:12, 30-39).
El simbolismo del bautismo con agua, implica que somos uno con Cristo, que hemos
pasado por la muerte, sepultura y la resurrección, señalando así la salida a una nueva vida
(Ro. 6:3-11; Col. 2:12; 3:3). Después de la conversión y de ser bautizados, los discípulos
son añadidos a la iglesia local (Hch. 2:41-47).

3.2. El rito de la santa cena. La Cena del Señor fue instituida por Jesucristo, la
víspera de su pasión, con el propósito de que su Iglesia lo celebre perpetuamente (Mt.
26:26-29; 1 Co. 11:23-29). Este sacramento puntualiza una esperanza escatológica (Mr.
14:25; 1 Co. 11:26). Asimismo es un acto conmemorativo de la muerte de Cristo, que nos
permite tener comunión con él, de manera individual y comunitaria (1 Co. 11:25).
Este sacramento está constituido por dos elementos: el pan y el vino. El pan es símbolo
de su cuerpo partido y el vino de su sangre derramada (Mt. 26:26-28).
25

Será celebrado el primer día de la semana (Hch. 20:7). Participarán todos los miembros
bautizados de la iglesia local. Que mantienen una vida de obediencia y comunión (1 Co.
11:27-29). Cada participante debe auto examinarse para no cometer abusos en la cena del
Señor (1 Co. 11:18-22, 28-29).
La celebración de la santa cena debe ser hecha dentro de un contexto escritural. En
donde el ministro bajo la guianza del Espíritu Santo expondrá la significación de las
Escrituras y lo aplicará a la situación presente de los congregantes (1 Co. 11:23-29).

RESUMEN
1. El culto es una actividad muy importante en la vida eclesiástica.
2. La Biblia enseña que el culto que ofrecemos, debe ser del agrado de Dios (Ro. 12:1-2;
Heb. 12:28 NVI). Para que sea así, es menester que la Iglesia lo haga de acuerdo a lo
establecido por Dios.
3. La Teología del Culto es un referente de mucho valor para la Iglesia, siempre y cuando
esté fundamentado en la Palabra de Dios. Y de esta manera oriente a la Iglesia, desde la
perspectiva bíblica a ofrecer un culto agradable a Dios.
4. La Biblia no ofrece una descripción detallada del culto ofrecido a Dios por parte de Israel
ni por la iglesia primitiva.
5. Desde el surgimiento de la Iglesia hasta nuestros días, la historia registra una pluralidad
cúltica muy marcada. Lo preocupante es que a partir del siglo II, los cultos se distancian
(progresivamente) del culto ofrecido por la iglesia primitiva.
6. La estructura cúltica del periodo apostólico comprende cuatro aspectos: la enseñanza de
los apóstoles, la comunión fraternal, el partimiento del pan y las oraciones (Hch. 2:42).
7. La reforma protestante hizo dos innovaciones importantes en el culto cristiano. Primero,
centralizar la Palabra de Dios. Y segundo, restaurar la música, con el propósito de que los
congregantes alaben con toda libertad.
8. La Iglesia Cristiana ha heredado elementos y símbolos del Tabernáculo, del Templo y de
las sinagogas (por ejemplo: el altar, el sacrificio para la expiación del pecado, la lectura y
exposición de las Escrituras, etc.).
9. La predicación de la Palabra tiene como objetivo confrontar al hombre con Dios, a fin de
que responda a su mensaje.
10. La Iglesia Cristiana, a la luz de las Escrituras, reconoce (solamente) dos sacramentos: el
bautismo y la santa cena.
PREGUNTAS REFLEXIVAS
1. En Romanos 12:1-2, Pablo presenta los principales distintivos del culto cristiano. Haga un
breve comentario sobre ello.
2. ¿En qué descansa la fuerza del verdadero culto cristiano?
3. ¿Cuáles son los aportes de Martín Lutero y Juan Calvino en la reforma del culto.
Explíquelo correctamente.
4. ¿El hombre está capacitado para alabar a Dios?. Responda a la luz de Romanos 2:29.

ACTIVIDADES SUGERIDAS
Formar cinco grupos de estudiantes, estableciendo que cada grupo exponga,
brevemente, cómo se desarrolló el culto en cada periodo de la Historia de la Iglesia. Luego,
considerar de qué manera se distancian del culto celebrado por la iglesia primitiva.

Al final hacer un resumen de todo el desarrollo cúltico en la historia de la Iglesia. Con el


fin de gozar de un marco histórico, corto, pero sistematizado de todo lo que se ha expuesto.

UNIDAD V
EL CULTO PERSONAL
La práctica habitual del culto personal trae muchas bendiciones en la vida cristiana.
Mejora nuestra comunión con Dios. Fortalece nuestra fe y nos ayuda a enfrentar
adversidades y tentaciones.

Además, engrandece el culto congregacional, dándoles mayor riqueza espiritual,


vivacidad y gozo.
26

1. BASES BÍBLICAS E HISTÓRICAS


Existen muchas referencias bíblicas o históricas que sustentan la práctica del culto
personal. Por toda la Biblia encontramos el testimonio de los grandes personajes bíblicos,
que nos muestran la forma en que adoraron y alabaron a Dios. Consideraremos algunos de
ellos:

1.1. Abel
- Caín y Abel ofrecieron sacrificios a Jehová ÍGn. 4:3-5).
- Solamente la ofrenda de Abel fue del agrado de Dios (v. 4).
- La ofrenda de Caín fue rechazada porque sus obras eran malas, mientras que las
de Abel eran justas (1 Jn. 3:12; cf. Ro. 15:8).
- Jehová aprobó el sacrificio presentado por Abel, porque fue ofrecido "por la fe"
(Heb. 11:4, 6).
El testimonio de Abel enfatiza que fe y ética son importantes para rendir el culto a
Dios.

1.2. Isaías
El profeta vio al Señor sentado en su trono (Is. 6:1).
- Escuchó a los serafines, publicar, solemnemente, la santidad de Jehová (v. 3).
Reconoce su condición pecaminosa y lo confiesa (v. 5; 1 Jn. 1:9).
Es perdonado (w. 6 y 7).
- Escucha y acepta el llamado al servicio (v. 8).
- Luego, recibe instrucciones para la misión (vv. 9 y 10).
- Isaías nos enseña que sin santidad no se puede servir a Dios.

1.3. Job
- A pesar de las adversidades, lo primero que hizo Job fue adorar a Jehová (Job
1:20-21).
- Satanás lanzó una acusación contra Job: "¿Acaso teme Job a Dios de balde?"
(1:9).
- Job enseña que Dios es digno de ser adorado, aunque no nos bendiga (1:10, 20).
- Job reconoce el derecho soberano de Dios de dar o quitar (1:21; 2:10).
- Aprendemos que las circunstancias adversas no son impedimento alguno para
continuar adorando a Dios.

1.4. Jesús
- Para Jesús el culto personal es de suma importancia (Mr. 1:35).
- En todo momento oraba al Padre (Mr. 6:46).
- Antes de elegir a sus apóstoles, oró (Le. 6:12).
Para Jesús rendir culto al Padre significaba tener comunicación íntima, personal
con él (Mt. 6:6).

Contenido de las oraciones del Señor:


* Alabanza y acciones de gracias (Mt. 26:27).
* Peticiones (Le. 6:12).
* Intercesión Jn. 17:6-19, 20-26).
* Intercede por Pedro (Le. 22:32).

Por lo visto, la práctica del culto personal está fundamentada en el testimonio de los
grandes personajes de la Biblia. Pero también es apoyada por la Escritura misma. Por las
declaraciones de Jesucristo aprendemos que adorar y servir a Dios es un imperativo (Dt.
6:13; Mt. 4:10).
Por otro lado, rendimos culto a Dios como consecuencia de nuestra profesión de fe. El
mismo pensamiento está presente en la vida de los tesalonicenses, quienes se convirtieron
para adorar y "servir al Dios vivo y verdadero" (1 Ts. 1:9).
Adoramos a Dios por lo que él es. Nuestro Dios es amor, santo, justo, misericordioso,
todopoderoso, él es Señor y Creador de todo lo que existe, merece que nos postremos ante
él, para adorarle y servirle con temor y reverencia (Sal. 96:4; 145:3).

Además, Dios ha creado al hombre con el propósito de que le rinda adoración. El salmista
declara, puntualmente, que en lo más profundo del ser humano hay una necesidad
irresistible de acercarse a Dios (Sal. 42:l-2ss.; 73:25-28). En este acercamiento hay
reciprocidad de parte de Dios. Aquí, también, se produce la doble orientación Dios hombre.
Cuando los santos se acercan para adorar y alabar a Dios, el Señor tiene satisfacción y
"contentamiento en su pueblo" (Sal. 149:3-4; cf. Is. 62:4-5).

2. LAS PRERROGATIVAS DEL SACERDOCIO CRISTIANO


La doctrina del sacerdocio universal está definida, claramente, en el texto Novo
testamentario. No hay un solo pasaje en donde se califica a unos creyentes o ministro de la
iglesia como sacerdote. En sentido corporativo, si se reconoce el sacerdocio de la Iglesia (1
27

P. 2:9).
En este sentido, todos los creyentes somos sacerdotes de Dios (Ap. 1:6; 5:10). Significa
que cada creyente es sacerdote para Dios. En otras palabras, tiene libre acceso para
comunicarse con el Altísimo. Esta posición sacerdotal delante de Dios, debe ser
correctamente practicada para la edificación de cada miembro y de toda la Iglesia en
general.
El privilegio de ser sacerdote para Dios nos permite rendir adoración, alabanza y servicio
a Dios en cualquier tiempo. Teniendo presente que hemos de ejercer esta posición en
santidad y ofreciendo "sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo" (Ro.
12:1; Heb. 13:15-16; 1 P. 2:5, 9).

3. PARTES ESENCIALES EN LA DEVOCIONAL


Consideraremos los siguientes elementos no como un "orden de culto" sino con carácter
orientativo.
3.1. Lectura y meditación escritura!. Con el despertar de un nuevo día, es
recomendable antes de realizar cualquier actividad (deportes, laboral, estudios, etc.),
acercarse a Dios en oración, para confesar nuestros pecados y obtener su perdón (1 Jn.
1:9). Enseguida leer las Sagradas Escrituras. Considerando dos cosas importantes. Primero,
es un deber leer y estudiar la Biblia (Mt. 22:29; 2 Tim. 3:16, 17). Y segundo, Dios nos habla
a través de las Escrituras. Para ello, es de mucho beneficio tener un programa de lectura,
que nos permita leer todo el Antiguo y Nuevo Testamento.
Después de leer la porción escritural hacer una breve reflexión con el propósito de
aplicarlo a nuestra vida personal. Para luego, apropiarnos de las promesas encontradas.
3.2. La intercesión y súplica. Nuestra posición de sacerdotes nos motiva a hacer
intercesiones y súplicas. Podemos interceder por muchas personas: nuestra familia, pastor y
dirigentes de la iglesia local, hermanos en la fe (Ef. 1:15-23; 3:1-2). Asimismo, podemos
nacerlo por las personas que conocemos y que viven alejados de Dios.
De la misma manera, debemos hacer ruegos y peticiones con persistencia (súplicas).
Contemplando el ejemplo de la viuda, quien encontró respuesta, gracias a su firmeza y
constancia (Le. 18:lss.).
3.3. La alabanza y adoración. Alabamos a Dios por lo que es él (Sal. 104:lss.; Is.
6:3). En esta parte nos centramos en los atributos y la obra de Dios (santidad, amor,
bondad, justicia, creación, salvación, etc.), la alabanza, en el culto personal, puede ser
expresada de muchas maneras. Exaltando su naturaleza y sus obras mediante Isa lectura de
un salmo. Cantando un cántico o himno, ya sea haciendo uso o no de instrumentos
musicales, en voz alta o "en nuestros corazones" (Sal. 104:33; 105:3-5; Col. 3:16).

La alabanza nos conlleva a la adoración. La adoración es una actitud interna que el alma
dirige a Dios. Y lo hace manifestándolo (externamente), con las siguientes acciones:
arrodillándose (1 R. 8:54), levantando las manos (1 Tim. 2:8), inclinando con reverencia la
cabeza (Ex. 34:8), postrándose (Gn. 17:3; Ap. 1:17).
También podemos adorar permaneciendo en silencio, en un estado de contemplación (de
mucha meditación).

3.4. La acción de gracias. La vida cristiana es una vida de permanente gratitud a


Dios. Así lo indica la doctrina paulina (1 Co. 1:4; Ef. 5:4; Fil. 4:6; Col. 2:7; 4:2). Aún más, el
apóstol Pablo ordena que el creyente debe dar gracias a Dios por todas las cosas (Ef. 5:20).
Lo que significa que damos gracias por la vida, por la salud, por gozar de la presencia y el
cariño de nuestros seres queridos, trabajo, sustento, salvación, etc.

UNIDAD VI
EL CULTO FAMILIAR
Muchos hogares cristianos no practican el culto familiar. Posiblemente por negligencia o
por ignorancia. O tal vez, porque han sido arrastrados por la corriente secular de este mundo
contemporáneo.

No valoran los grandes beneficios que ofrece el culto familiar (conocimiento de las
Escrituras, los cánticos se aprenden de memoria, memorización de versículos bíblicos y
fortalecimiento de los vínculos familiares).
28

1. FUNDAMENTO ESCRITURAL
Existen suficientes evidencias bíblicas para fundamentar y restaurar el culto familiar en
nuestros hogares. Su práctica y sus beneficios están registrados desde la antigüedad. En la
época de los patriarcas, el padre era el responsable de organizar el culto familiar. En este
sentido, el jefe de familia tenía una función sacerdotal, ofrecía holocaustos... todos los días"
(Job. 1:5).
Otra faceta del padre en el culto familiar era la de pedagogo. Tenía la responsabilidad de
instruir a los hijos (Dt. 32:7; Pr. 23:22). Estaba obligado a enseñar y explicar los
mandamientos de Dios (Dt. 6:4-9:20). Asimismo, hacer inteligible el significado de la Pascua
y el hecho histórico de la liberación de Egipto (Ex. 12:26; 13:14).

En el Nuevo Testamento, el padre continúa siendo el responsable de la formación


espiritual de los hijos (1 Ts. 2:11; Ef. 6:1, 4). Bajo esta perspectiva urge restaurar el culto
familiar en nuestros nogares. Con el propósito de que nuestros seres queridos estén
fortalecidos espiritualmente y permanezcan en constante comunión con Dios.

2. ORIENTACIONES BÁSICAS PARA EL CULTO FAMILIAR


2.1. Regularidad y receptividad. La regularidad del culto es muy importante en el
ámbito familiar. Sin embargo, no podemos ser rígidos, inflexibles. Se puede suspender el
culto por algo urgente, sin caer en excesos que posteriormente va a perjudicar la vida
espiritual de los miembros.

Los que conforman el círculo familiar deben recibir el culto en un ambiente de amor y
buenas relaciones. Si hay tensiones o problemas entre algunos miembros es mejor
suspender el culto. Hasta que las relacione sean restauradas (Mt. 5:23, 24). Para ello es
necesario tener el tiempo suficiente para examinar nuestros corazones delante de Dios (Sal.
26:2; 2 Co. 13:5).
2.2. Dinámica participativa de los miembros. Todos los miembros que se
encuentran en la capacidad de hacerlo, puede participar directamente en el culto familiar.
Los hijos pueden tener parte en las alabanzas, en las oraciones. Si alguno de ellos lee
correctamente se le puede solicitar para la lectura bíblica.

Si hay jóvenes o adultos, se puede pedir que participen en la enseñanza o meditación de


la Palabra. Para después hacer preguntas. En el momento oportuno es saludable compartir
experiencias, testimonios. Todos deben participar en las peticiones, ruegos e intercesiones.
2.3. Contenido y temporalidad del culto. En cuanto al contenido podemos incluir
los elementos más importantes del culto congregacional: lectura y exposición de las
Escrituras, alabanzas, testimonio, acción de gracias, confesión de pecados, oraciones, etc.
Esto no significa que en todos los cultos, estos elementos estén presentes. Podemos
alternarlos para que el culto familiar sea atractivo y variado.
Respecto a la temporalidad del culto, no hay una norma fija. Algunos sugieren que debe
durar entre 15 y 20 minutos. Es mejor tener cultos breves y regulares y no cultos
prolongados y aburridos. Pues, bien ¿en qué momento realizar el culto familiar?. Existen dos
posibilidades. Por la mañana, antes de que se retiren. O después de cenar, cuando todos o la
mayoría están presentes.

UNIDAD VII
CARACTERÍSTICAS DEL CULTO
Desde una perspectiva neo testamentaria, el culto cristiano tiene ciertos rasgos que lo
distinguen. No pueden ser obviados porque son importantes para el desarrollo del culto y
para la edificación de los adorantes.
1. UNIDAD
Esta característica estaba presente en la iglesia primitiva (Hch. 1:14; 2:46; 4:2; etc.), en
repetidas ocasiones lo encontramos en el servicio cúltico. En Hechos 4:24, vemos a los
discípulos que "alzaron unánimes la voz a Dios". Nótese que no dice "voces", no está en
plural sino en singular. La palabra griega que se usa para unánimes es homothumadon,
que también significa "de común acuerdo", juntos"

Quiere decir que los discípulos alzaron la voz porque tenían una misma mente y espíritu.
Estaban unidos para pedir a Dios que los ayude a continuar predicando y enseñando su
Palabra.
29

La unanimidad es una constante en la teología paulina. Pablo demanda a sus lectores que
sean unánimes para glorificar a Dios (Ro. 16:6; cf. 12:16; Fil. 2:2; 4:2).

2. FE
La fe es un signo esencial de la vida cristiana (Col. 1:23; 1 P. 1:7). Dentro de la realidad
cúltica también es fundamental. Por lo tanto, acerquémonos a Dios con fe, para que nuestra
alabanza y adoración sean del agrado del Señor (Heb. 10:22; 11:6). El libro de los Hebreos,
presenta ejemplos de los hombres que adoraron y sirvieron a Dios con fe, podemos
mencionar a Abel, Abraham, Moisés (Heb. 11:4, 8-10, 17-19, 24-25).

3. AMOR
El amor genuino, constante profesado por los creyentes es la característica distintiva de
la Iglesia Cristiana (Jn. 13:34-35; 14:1b). Es la respuesta inmediata y permanente al
mandato del Señor de amarnos "unos a otros" (Jn. 14:15; 14:17; Ro. 12:10; 1 Jn. 3:23-
24). El amor recíproco debe estar presente en todas las actividades de la Iglesia, y por ende
en el servicio cúltico.

Al final de su epístola, Pablo le dice a los corintios lo siguiente: "Todas nuestras cosas
sean hechas con amor" (1 Co. 16:14). Significa que la alabanza, adoración y servicio
ofrecidos a Dios, deben estar impregnados, impulsados por el amor. No es con el amor
natural, sino con "el amor de Dios que ha sido derramado en vuestros corazones" (Ro. 5:5).

4. COMUNIÓN Y SANTIDAD
Estos dos rasgos deben estar presentes en el culto cristiano. Por nuestra condición de ser
hombres regenerados somos llamados a tener comunión con Dios Padre y su Hijo; y en
consecuencia, con todos los miembros del Cuerpo de Cristo (1 Jn. 1:3).

El hecho de tener comunión ("compañerismo", "relación estrecha"), con Dios, involucra


caminar en la luz de Dios (w. 3, 5). En este aspecto, comunión y santidad van juntos.
Entonces, es imprescindible andar en la luz (santidad) con Dios, para que haya comunión
unos con otros.
Reiteramos, la horizontalidad de la comunión entre los santos no será posible, si primero
no mantenemos la verticalidad con Dios mediante Jesucristo (Mt. 5:24; 1 Jn. 3:23, 24).
5. GOZO Y PARTICIPACIÓN COMUNITARIA
Nos encontramos nuevamente con dos distintivos propios del culto cristiano. En cuanto al
primero, es el don prometido por Jesús, en su último discurso a sus discípulos (Jn. 16:24).
Es obvio que el hombre lo obtiene cuando encuentra a Dios. Y lo conserva en la medida en
que crece en el conocimiento de Dios. Este gozo, Jesús lo comunica a sus discípulos y luego
se manifiesta por la permanente e íntima relación entre él y su Iglesia (Jn. 15:11; 16:22).
Este gozo es constante en la vida cristiana, se manifiesta bajo cualquier circunstancia. No
importa si son adversas, como el caso de Pablo y Silas, quienes después de ser azotados,
alababan a Dios en la prisión de Filipos (Hch. 16:25; cf. Jn. 16:20).

La iglesia primitiva se caracterizaba por su espíritu comunitario. He aquí una de las


formas de expresarse la comunión fraternal. Los cristianos del siglo I { entendieron muy bien
el significado profundo de comunión (koinonía y koinonéo). Que no solo tiene la connotación
de estar juntos (Hch. 2:46). Sino que debe ser manifestado con acciones como contribuir,
participar, ayudar, tener parte.
Esta participación en la comunidad cristiana, se ha ido perdiendo a través de los años. La
ayuda social es una actividad de menor dimensión que la evangelización, pero que no debe
ser olvidada. Sigamos el ejemplo de la iglesia primitiva, ellos atendían las necesidades de los
hermanos (Hcn. 4:32, 34-36). La iglesia de Macedonia y Acaya enviaron una ayuda
económica para la iglesia de Jerusalén (Ro. 15:26).

La participación comunitaria también tiene que ver con los miembros que reciben
instrucción. Dichos miembros son animados a contribuir, dar una parte (material) en
reconocimiento del esfuerzo que hace el maestro al enseñarle (Gá. 6:6). Por lo visto, la
acción social y el reconocimiento ministerial son dos facetas, en las cuales la comunidad
cristiana debe tomar parte. Porque esta participación está acompañada por el amor cristiano
(1 Co. 16:14). Además, la dimensión social y la ayuda mutua son del agrado de Dios (Heb.
13:16).

6. ORDEN Y REVERENCIA
La adoración a Dios debe ser elevada con reverencia, decoro y orden (Hab. 2:20). Pablo
recomienda que la actividad cultica tiene que ser realizada "decentemente y con orden" (1
Co. 14:40). Decentemente, que no vaya en contra del decoro. Es decir, que se celebre el
culto con agrado; que sea atractivo, de tal modo que produzca una buena impresión.
Debe rendirse culto con el debido orden. En forma disciplinada, que las cosas se cumplan
30

como correspondan en el momento oportuno. La conducta responsable en el servicio cúltico


es de suma importancia (1 Tim. 3:15). Tal es así, que ni siquiera se puede mencionar temas
inapropiados (Ef. 5:3). Asimismo, debemos tener cuidado de no excedernos del tiempo en
cuanto a la exposición de la Palabra (Hch. 20:7-11).

7. INMANENCIA Y TRASCENDENCIA
Estas dos verdades deben ser enseñadas y compartidas en la Iglesia del Señor. Para que
los creyentes contemplen, con entendimiento y reverencia que la gloria trascendente de Dios
y su bendita presencia son compatibles (Is. 57:15).

La inmanencia de Dios se refleja cuando el Señor está presente en la actividad cúltica


(Mt. 18:20; 28:20). Y porque Dios habita, mora dentro del creyente (1 Co. 3:16; 6:19). A su
vez, Dios es trascendente porque él está por encima del universo. Es decir, su gloria está
más allá de todo lo que está relacionado con el hombre y con el tiempo (Is. 40:12-26).

UNIDAD VIII
CULTOS ESPECIALES
En la vida eclesiástica existe una diversidad de servicios religiosos que están relacionados
con ocasiones específicas. Estas formas litúrgicas han sido denominadas como cultos
especiales. Dentro de esta categoría está la ceremonia matrimonial, la dedicación de un niño
en la iglesia, dedicación del templo, aniversario de la iglesia, etc.

Ante esta pluralidad cúltica es necesario ofrecer modelos litúrgicos que sirvan de guía.
1. CEREMONIA MATRIMONIAL
Los novios estarán de pie frente al ministro, el hombre a la derecha de la mujer, y los
respectivos testigos.

Dirigiéndose a la congregación, el ministro dirá: "Buenas tardes, la Iglesia


Evangélica ........................... les da la bienvenida a esta solemnización del acto
matrimonial. Acompañemos a (nombre de los contrayentes) para que delante de Dios y de
los hombres declaren su pacto matrimonial.

- Oración
- Lectura de las Escrituras: Gn. 2:21-24; Ef. 5:21-25, 28.
- Himno congregacional.
- Exposición de la Palabra.
- Himno congregacional.
- Ministro: (nombres de los contrayentes) Dios mismo estableció esta unión
permanente como base para la sociedad y lo hizo con unas palabras que no dejan lugar a
duda: "dejará el orden a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán una sola
carne". Este momento que estáis viviendo es un momento de gozo y felicidad, cuando dos
corazones se unen, cuando dos voluntades asumen el compromiso de vivir una vida juntos.
Vais a consumar el pacto matrimonial, el paso es solemne, se unirán el uno al otro para bien
y para mal, en gozo y en tristeza, en salud y enfermedad, en todo lo que la vida os dé u os
quite os comprometéis a ser fieles cónyuges hasta que la muerte os separe.
Dirigiéndose ai novio: (nombre) ¿Prometes tener siempre presente el pacto matrimonial
ya confirmado antes las leyes y solemnizado hoy mediante esta ceremonia, aceptas a esta
mujer como tu legítima esposa en el santo estado del matrimonio, la amarás, la cuidarás, la
honrarás, guardándote siempre para ella?.

El novio responderá: "Sí, lo prometo".


Dirigiéndose a la novia: (nombre) ¿Prometes tener siempre presente el pacto
matrimonial ya confirmado ante las leyes y solemnizado hoy mediante esta ceremonia,
aceptas a este hombre como tu legítimo esposo en el santo estado del matrimonio, lo
amarás, lo cuidarás, lo honrarás, guardándote siempre para él?
La novia responderá: Sí, lo prometo".
Entrega de los anillos. El anillo sella, recuerda y confirma el pacto matrimonial. El círculo
es símbolo del amor eterno que no tiene fin, el aro simboliza lo noble y auténtico del
matrimonio. El amor verdadero nunca deja de ser.
Dirigiéndose al novio: (nombre), ahora tú pondrás este anillo en la mano de (nombre de
la novia), como símbolo y sello de las promesas que has dicho.

Dirigiéndose a la novia: (nombre), ahora tú pondrás este anillo en la mano de (nombre


31

del novio), como símbolo y sello de las promesas que has dicho.

El pronunciamiento: En base a vuestras promesas y compromiso delante de Dios y de su


iglesia, yo os declaro marido y mujer. Lo que Dios juntó no lo separe el hombre.
El ministro pronunciará la siguiente bendición: El Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y
Espíritu Santo os bendiga, conserve y guarde. El Señor por su misericordia vuelva a vosotros
los ojos de su favor y os colme de tal manera de su gracia y bendiciones espirituales que
viváis en este mundo en su santo temor y gocéis en el otro de la vida celestial. Amen.

2. CELEBRACIONES ESPECIALES
2.1. Culto de confraternidad. Este culto tiene el propósito de fortalecer los lazos
espirituales y denominacionales, y hacer más fluida la koinonía.
Este evento, por lo general, congrega a las iglesias afines y más cercanas a la iglesia
anfitriona. Haciéndose extensiva la invitación a las denominaciones más reconocidas.

La estructura del programa no sigue un patrón fijo, pero si conserva el marco cúltico
general (oración de apertura, himnos o cánticos congregacionales. Lectura bíblica, sermón,
etc).
El culto de confraternidad se caracteriza por tener las siguientes singularidades. Primero,
hay un ambiente fraternal y espiritual, que brota con trasparencia y amor desbordante.
Segundo, muestra a la sociedad, de manera tangible, un testimonio de unidad cristiana.

Tercero, expresan la alabanza y gratitud a Dios por una visión mancomunada para
extender el Reino de Dios. Cuarto, para agradecer al Señor por las bendiciones y logros
obtenidos en forma conjunta en los diferentes proyectos eclesiásticos.

Generalmente, el culto finaliza con un agasajo o recepción a los presentes, por parte de
la iglesia organizadora.
2.2. Dedicación del templo. En esta ceremonia, debe invitarse, por lo menos, a un
miembro del Presbiterio. El orden del culto se elaborará incluyendo: oración de apertura,
himnos congregacionales, lectura bíblica, cánticos especiales. Es conveniente hacer anuncios
relacionados con la obra de construcción y los donativos que se hicieron.

En el momento oportuno se presentará al constructor del edificio. La parte central de la


ceremonia es el sermón, que estará a cargo de una autoridad competente u otra persona.
Se puede utilizar los siguientes pasajes escritúrales: 1 Crón. 29:10-18; Sal. 24:1-10;
122:1-9).
Después del mensaje se realiza la ceremonia de dedicación. El pastor o la persona
designada dirá: Este templo lo consagramos a la predicación del evangelio para la conversión
de pecadores y para la edificación de los cristianos en el conocimiento espiritual de la
verdad, en todas las esferas de la actividad cristiana.
Rogamos al altísimo que ninguna nota de disputa o contienda se oiga en este lugar
sagrado; que ningún espíritu de orgullo o mundanalidad encuentre albergue dentro de estas
paredes.
En el nombre de Dios, declaró esta casa apartada a perpetuidad de todo uso profano y
consagrado a la adoración y al servicio de Dios Todopoderoso; a quien sea la gloria y
majestad, el dominio y el poder por los siglos de los siglos. Amén.
El ministro motivará a adorar a Dios mediante la contribución de ofrendas personales.
Luego se pronuncia la bendición final.
2.3. Dedicación de niños. Es un culto público donde los padres presentan y dedican
sus hijos a Dios. Previamente, el pastor hablará con los padres para que tengan conciencia
del significado del culto, y recalcarles sus responsabilidades como padres.
Por otro lado, la iglesia se compromete a proveer u ambiente de amor con la finalidad de
cuidar, orientar, instruir a los niños juntamente con sus padres.
El culto comienza con una oración de acción de gracias, luego los asistentes entonan un
cántico o himno apropiado. Mientras se canta los padres traen al niño y se ubicarán frente al
altar.
El ministro procederá a leer 1 S. 1:26-28; Le. 2:21-22.
Luego el ministro dirá a la congregación: Dios ordenó la familia como una institución
divina desde los inicios de la humanidad. Los hijos son la herencia que el Señor ha
encomendado al cuidado de sus padres. De aquí la obligación que ellos tiene ante Dios y la
sociedad de velar por sus hijos. Confesamos que sobre nuestras vidas y la vida de nuestros
32

hijos, Cristo es Rey y Señor. Nos comprometemos en cuanto nos sea posible, a instruir a
este niño en su Ley y en su Santa voluntad.
Los padres de este niño (niña) reconocen su responsabilidad de nutrir, enseñar y
amonestar a esta criatura en el temor y obediencia de la Palabra de Dios desde su temprana
edad.
Traemos a Dios a los niños que él nos ha confiado, los dedicamos a él, y suplicamos para
ellos la bendición de Dios.
El ministro dirigiéndose a los padres dirá: Ante la presencia de Dios, y de estos testigos,
¿prometen ustedes criar esta criatura en el temor del Señor?
Los padres: Sí, lo haremos.
Ministro: ¿Prometen, además guiarle en todo el conocimiento del camino del Señor
diariamente?
Los padres: Sí, lo haremos.
Ministro: ¿Prometen ustedes instruirle para que conozca a Cristo como su Salvador
personal?
Los padres: Sí. Lo haremos.
Ministro: ¿Presentan ustedes este niño (niña) en solemne y sincera dedicación?
Los padres: Sí.
Ministro: ¿Prometen criar a este niño en la práctica diaria de la oración y ayudarle a
formar el carácter cristiano, y hacer todo lo que esté de su alcance para generar un
ambiente hogareño como ejemplo de devoción?
Los padres: Sí, lo haremos.
Ministro: Por cuanto ustedes han prometido delante de Dios, y de estos testigos y de esta
congregación dedicar a este niño (niña) a Dios, y ustedes mismos lo han afirmado con
sus mismas palabras, les aconsejo que se dediquen a su sagrada obligación con
sabiduría, perseverancia y santa devoción.
El ministro tomará al niño en sus brazos y alzándolo ligeramente dirá: (nombre del niño)
te dedicamos a Dios, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. El Señor te fortalezca todos los días
de tu vida.

Devolverá el niño a sus padres y orará así: Ahora Padre bendito, Creador del cielo y de la
tierra, te ha placido ordenar la vida de esta manera, porque lo viste bueno y benéfico para
las criaturas que tú hiciste; te ruego por el bienestar futuro de este niño (niña). Líbrale de
las corrientes de pecado, y de las enfermedades que hacen estrago entre la infancia. Que a
medida, crezca en edad y en estatura, crezca también en la gracia y en el conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo. Dales gracia, sabiduría a sus padres para que lo formen en el
camino cristiano. Lo dedico a tu honra y servicio, en el nombre del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo. Amén.
Acto seguido se cantará un himno. Y luego, el ministro dará la bendición final.
2.4. Santa Cena. El culto de santa cena tiene mucha trascendencia en la vida
eclesiástica. Sin embargo, su celebración no es tan frecuente en nuestras congregaciones.
Mayormente, se celebran una vez por mes, en la conclusión del primer domingo.

El ministro hace extensiva la invitación a participar en la Cena, a todos los que son
miembros en plena comunión de alguna iglesia evangélica.
Por ser un acto profundamente solemne y santo, los miembros deben entender que a la
mesa del Señor deben venir con corazones limpios y sin pecado. Leer 1 Corintios 11:27-32.

El ministro se colocará frente a la mesa, ya preparada con anticipación. Pedirá a sus


diáconos que se ubiquen a su lado. Luego elevará una oración a Dios pidiendo su bendición
sobre los elementos.

El ministro leerá 1 Corintios 11:23-32, sobre la institución de la cena del Señor. Habrá
momentos de meditación y de reflexión personal, cada miembros examinando su corazón
delante del Señor.
El ministro tomará el pan y lo partirá, y dirá: "Porque yo recibí del Señor lo que también
os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo
dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad y comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es
partido; haced esto en memoria de mí" (1 Co. 11:23-24).
Y dirá: "Comed todos el pan"...
Luego leerá: "Asimismo tomó también la copa, después de haber orado, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis en
memoria de mí" (1 Co. 11:25).
33

Y dirá: "Bebed todos el vino".


El ministro concluye diciendo: "Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y
bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga" (1 Co. 11:26).

Se puede cantar un himno de gratitud.


2.5. Día de la madre (y del padre). Son dos celebraciones de mucha significación
para los hogares cristianos. En este servicio religioso están incluidos los principales
elementos del culto cristiano. Lo importante y ventajoso de estos días especiales es que la
iglesia tiene la oportunidad de subrayar las verdades bíblicas sobre la obediencia y respeto a
los padres (Ef. 6:1-3).

De la misma manera, es oportuno el tiempo para enseñar sobre los deberes que tienen
los padres de criar a los hijos en disciplina y amonestación del Señor" (Ef. 6:4).

Para lograr estos objetivos es recomendable preparar, con anticipación, todo lo


relacionado cono estos días especiales.

3. FUNERALES
El servicio fúnebre es una ocasión que permite la posibilidad de presentar el mensaje de
esperanza y salvación a través de Jesucristo. Hay dos momentos para el culto fúnebre: en la
casa y en el cementerio.

En cuanto al orden del culto en la casa, el ministro iniciará diciendo: Buenos noches,
hermanos y amigos, les damos la bienvenida a este servicio fúnebre. Nos reunimos con la
finalidad de honrar la memoria y dar el último adiós a (nombre del difunto). Hoy, nos
embarga el dolor y la tristeza por haber perdido un ser querido. A su vez nos une la fe y la
esperanza, en Jesucristo, que un día nos encontraremos disfrutando de la vida eterna (leer
Juan 11:25).

Oración: Señor y Dios damos gracias por la vida eterna. Tú conoces que nuestros
corazones están afligidos por la muerte de tu hijo(a) (nombre del fallecido). Te rogamos que
tú pongas paz y consuelo en los corazones de su familia, hermanos y amigos de (nombre
del fallecido). Danos las fuerzas necesarias para perseverar en este mundo con fuerza y
esperanza, hasta que gocemos de tu presencia eternamente. Amén.

Himno congregacional.

Lectura bíblica. El pasaje preferido es Salmos 23:1-6 también puede leerse Salmos
90:1-6, 10-12; 1 Co. 15:20-23, 35-38. 42-44, 52-57, Jn. 14:1-6, 27).
Sermón. Será breve, sencillo cuyo fin es consolar y motivar un momento de meditación
sobre un encuentro con Dios. El ministro puede hablar de las virtudes del difunto, sin caer en
exageraciones.

Oración. El ministro enfatizará nuestra esperanza de gloria, dará gracias a Dios por la
vida del difunto y por su testimonio cristiano. Pedirá al altísimo que consuele a los deudos
por los momentos de tristeza y dolor.

Bendición final. Leer Judas 24, 25.


En el cementerio
Es habitual y oportuno que el ministro acompañe a los familiares al cementerio. La llegar
al camposanto, el ministro irá delante de los que llevan el ataúd, y detrás á e él irán los
deudos y amigos. Antes que el féretro sea introducido al nicho, realizará el siguiente
servicio:

El ministro orará así: Por cuanto le plació al Señor Todopoderoso, en su soberana


decisión, llamar a nuestro hermano(a) (nombre del difunto). Nosotros aceptamos con mucha
tristeza su perfecta voluntad. Por tanto, ahora encomendamos su cuerpo a la tierra, polvo al
polvo, ceniza a la ceniza, hasta el retorno glorioso de nuestro Señor, cuando los muertos con
Cristo resucitarán. Amén.

Mientras introducen el féretro al nicho, el ministro dirá: "Bienaventurados de aquí en


adelante los muertos que mueren en el Señor. Si, dice el Espíritu, descansarán de sus
trabajo" (Ap. 14:13).

Bendición final: "La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén" (2 Co. 13:14).
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RESUMEN
1. La persistencia en el culto personal trae grandes beneficios. Fortalece la fe y hace más
estable la relación con el Señor. Además le da firmeza para enfrentar y superar cualquier
situación adversa.
2. Como sacerdotes de Dios tenemos el privilegio de acercarnos a él, en forma directa, para
ofrecerle adoración y alabanza, en cualquier momento y en cualquier lugar (Ap. 1:6;
5:10).
3. El culto familiar favorece, notablemente, los hogares cristianos. Los hijos crecen en el
conocimiento de la Palabra. Además los lazos familiares se consolidan.
4. La relación vertical con Dios nos permite gozar de una buena relación horizontal con los
hermanos.
5. Si no vivimos en santidad "no tenemos comunión unos con otros" (1 Jn. 1:5-7).
6. El gozo cristiano es un don de Dios, que permanece en nosotros y que aflora libremente,
aun en situaciones contrarias (Hch. 16:25).
7. El culto cristiano debe caracterizarse por la reverencia, decoro y orden (Hab. 2:20; 1 Co.
14:40).

PREGUNTAS REFLEXIVAS
1. ¿De qué modo, podemos usar nuestra posición sacerdotal en el campo de la oración?
2. ¿Cuáles son los beneficios que nos ofrece la práctica, regular, del culto familiar?
3. Si existe alguna desavenencia entre los miembros del culto familiar, ¿Qué actitud pastoral
debe asumir el jefe de familia, antes de iniciar el culto familiar?

ACTIVIDADES SUGERIDAS
Establecer tres grupos de estudiantes, para que expongan, escuetamente, acerca de las
características del culto cristiano. Los dos primeros grupos tomarán dos particularidades
cada uno para disertar. Mientras que el tercer, se ocupará de los tres restantes.

Cada grupo, en la parte reflexiva, buscará que dar nuevos aportes para enriquecer el
tema expuesto. Antes cíe concluir la actividad, hacer un resumen de lo tratado.

UNIDAD IX
MODELO BÍBLICO PARA EL CULTO DE HOY
En esta unidad presentamos un modelo, a partir de la Biblia, que puede servir como guía
de lo que es un culto cristiano en nuestro tiempo. Usamos la contraposición entre lo que no
es y lo que sí es un culto cristiano, a fin de que a partir de la reflexión podamos delinear, con
la Biblia, la naturaleza del culto.
1. LO QUE NO ES UN CULTO CRISTIANO
1.1. No es una reunión social, ni filantrópica. Para hacer la distinción, necesitamos
tener presente que por su naturaleza y sus fines el culto cristiano es de carácter,
estrictamente, espiritual.
La iglesia re reúne para una adoración colectiva. En donde los creyentes tienen un
encuentro personal con Dios. Hay una interacción íntima entre la iglesia y Dios. Este es el
privilegio de la iglesia de gozar de un sacerdocio universal, que le permite entrar en
cualquier momento en la presencia gloriosa de Dios (1 P. 2:9; Ap. 5:10). Por lo tanto, el
culto cristiano no es una reunión social, porque en este tipo de reuniones las relaciones son
solamente horizontales (Dios no tiene lugar allí).
En el culto cristiano tampoco se expresan las actitudes filantrópicas. No es que el
creyente esté excluido de realizar acciones de amor, ayuda y solidaridad con sus semejantes.
Sabemos que esto es parte del deber social, que se dirige a los de afuera como dentro de la
iglesia (Gá. 6:10). Sin embargo, durante el culto no tiene lugar, por no ser oportuno.
1.2. No es una reunión antropocéntrica. Absolutamente no lo es. Reiteramos Dios
es el centro de la adoración. Es abominación ante los ojos de Dios que el hombre intente
ocupar el lugar que le corresponde, exclusivamente, a Dios. La Biblia, no lo permite, Dios es
el objeto de adoración y servicio (Mt. 4:10). Lamentablemente, algunos creyentes van al
culto con anhelos de exhibición o entretenimiento. Lo hacen para buscar el aplauso y la
35

admiración de los hombres y no la aprobación de Dios.


De este modo, se distorsiona la significación y el objeto de la adoración. El culto es para
dar honor y alabanza a Dios. Todo el culto está orientado para dar gloria a Dios (1 Co.
10:31; 1 P. 4:11).
Los creyentes se reúnen para tener comunión con Dios y gozar de la koinonía de los
santos. Asimismo, para ser edificados en la fe y en el amor. Sin embargo, estos beneficios
que recibe el Cuerpo de Cristo están en segundo orden. El objetivo central del culto es dar
honra y gloria al Dios Todopoderoso.

Concluimos, en el culto cristiano debe excluirse toda motivación antropocéntrica (Gá.


2:20). No hay lugar para ambiciones personalistas, donde el creyente o ministro intenten
sobresalir para ganarse el aplauso y la admiración del auditorio. El culto congregacional es
para glorificar al Señor de la Iglesia, y no, al instrumento del Señor.

1.3. No es una reunión para fines políticos y populares. Aquí no discutimos si el


cristiano puede participar o no en la política. Sabemos que hay dos posiciones, los que están
a favor y los que están en contra. El núcleo de nuestra reflexión es el culto cristiano no
puede ser usado para fines políticos. No debe ser aprovechado para promocionar la
candidatura de un creyente o ministro al Congreso, a la alcaldía u otro puesto
gubernamental. La naturaleza del culto cristiano no lo permite.
Tampoco hay lugar para las actividades populares (polladas, parrilladas, picaronadas,
etc.). La iglesia está siendo secularizada con la promoción de estas actividades. Que por
cierto traen grandes consecuencias para la vida eclesial. Tal es así, que el ministro pierde
cada vez más la visión de la obra del Señor. Y se olvida de cuál es la tarea central de la
iglesia.
Estas actividades populares existen, por lo menos, por dos razones. En primer lugar,
porque el creyente no cumple, con fidelidad, su mayordomía. Y segundo, porque no se
quiere poner en práctica la generosidad (bondad) cristiana (Gá. 5:22). Lo que más sorprende
es que muchos líderes justifican, con renuencia, estas actividades, sabiendo que no tienen
fundamento.

Entonces, ¿qué hacer, cuando hay necesidades materiales o económicas?. La Biblia


enseña otra cosa muy distinta. Moisés invitó a las personas generosas de Israel para que
ofrendaran (voluntariamente), con materiales para la construcción del Tabernáculo (Ex.
35:4-9). La respuesta del pueblo fue inmediata, hombres y mujeres trajeron la ofrenda
requerida por Jehová (35:20-29). Lo más impactante es que las ofrendas excedieron a la
necesidad. Eran tan abundantes las ofrendas que Moisés tuvo que impedir que el pueblo
siguiera trayendo más (36:3-7).

Finalmente, la iglesia no debe olvidar la tarea santa, grandiosa de ganar a los pecadores
para Cristo (2 Co. 5:18-20). Tarea sublime que no puede ser opacada, ni socavada por
actividades políticas y populares. Mirando en una dimensión mayor, estas actividades
tampoco pueden hacer sombra a la función de la iglesia de adorar y servir a Dios (Mt. 4:10).
1.4. No es una reunión para el emocionalismo y espiritualismo. En esta parte
están comprometidos los predicadores (no todos), y la congregación misma. El problema
radica en que los primeros hacen gestos inoportunos que no corresponden con lo que está
predicando. Tenemos así que algunos golpean, violentamente, el púlpito, tiran la Biblia,
levantan el puño amenazadoramente. Estos hábitos impropios deben ser corregidos, porque
tienen efectos contrarios a la edificación de los santos. Otro defecto del orador, cuestionable,
por cierto, es referente a la dicción. Ciertos ministros piensan que levantar la voz es
sinónimo de poder de Dios.

Este emocionalismo y espiritualismo, lo encontramos también cuando el ministro insiste,


constantemente, para que los asistentes expresen un ¡Amén!, o un ¡Gloria a Dios! O que den
aplausos a Dios, en ciertos momentos que crea oportuno el predicador. ¿Qué dice la Biblia?
La Biblia no prohíbe que los cristianos pronuncien un ¡Amén! Pero, si enseña que el pueblo
de Dios responde al mensaje de Dios con un ¡Amén!, en forma espontánea, voluntaria (Neh.
8:5, 6). Asimismo, podemos aplaudir y dar gracias a Dios como expresión de regocijo; pero
sin caer en exageraciones. Porque si no se perdería su significación, se rompería la
continuidad del mensaje (Sal. 47:1).

2. LO QUE SI ES UN CULTO CRISTIANO


2.1. Es una reunión con dimensión espiritual. El diálogo de Jesús con la mujer
samaritana nos da mucha luz al respecto. La mujer pregunta al Señor, dónde era el lugar
indicado para adorar, públicamente, a Dios. El monte de Sion, lugar santo del pueblo judío; o
el monte santo de Gerizim, lugar de los samaritanos. Jesús responde, enfatizando, que el
lugar donde se adore a Dios es secundario. Lo importante es adorarle "en espíritu y en
36

verdad", porque Dios es Espíritu (Jn. 4:23, 24).

Es una adoración interna subjetiva dirigida al Dios verdadero donde todo nuestro ser es
consagrado a él (Ro. 12:1). Es una adoración espiritual de acuerdo a lo que Dios ha
establecido en su Palabra (Jn. 4:24). En otras palabras la verdadera adoración es la
adoración espiritual.

2.2. Es una reunión cristo céntrica. En varias ocasiones el testo novotestamentario


nos dice que Cristo es la Cabeza de la Iglesia y que la Iglesia es su cuerpo. Esta relación
espiritual entre Cristo y su Iglesia es un misterio muy grande (Ef. 5:23, 32). Tiene un
significado muy profundo. Significa que por ser la cabeza de la iglesia, él dirige, gobierna
sobre ella. También significa que la Iglesia no puede vivir separada de Cristo (Jn. 15:4-6).

Quiere decir que aparte de Cristo la iglesia no tiene existencia. Por la unión espiritual
entre Cristo y su Iglesia, podemos crecer en todo, hasta que todos los miembros sean
varones perfectos (Ef. 4:13, 15). En consecuencia, el culto debe centrarse en Cristo porque
él es Señor, Rey y Dios, Salvador y Cabeza de la Iglesia (Mt. 4:10; 28:17; Jn. 1:1, 14; Ro.
9:5).
Por su naturaleza divina, por ser el Dios manifestado en carne él es digno de toda
adoración y servicio (Jn. 1:14; Ro. 9:5).

2.3. Es una reunión cuyo fin es exaltar y glorificar a Dios. La iglesia adora a Dios
según como él lo ha establecido en su Palabra. En ese sentido, Dios ha prescrito que su
iglesia lo exalte en todo momento. La iglesia tiene el imperativo de glorificar a Dios bajo
cualquier circunstancia (1 P. 4:16).

Nos reunimos en el culto con el objetivo central de magnificar el nombre de Dios,


mediante Jesucristo (1 P. 4:11). La adoración congregacional es genuina, correcta, cuando
está orientada para enaltecer y glorificar a Dios. En el culto no hay espacio para la gloria del
pastor, del predicador, del cantante. En resumen, no hay lugar para el hombre. La adoración
corporativa brinda el momento propicio para glorificar a Dios directamente. Gracias a la
relación íntima que hay entre la iglesia y Dios.

Sin embargo, debemos precisar que glorificar a Dios no está circunscrito en lo verbal, en
expresiones altisonantes. Exaltar a Dios tiene un significado muy profundo y amplio. Pablo le
dice a la iglesia de Corinto que el creyente ha sido redimido, comprado por la sangre de
Cristo (Ef. 1:7; 1 P. 1:18-19). Por lo tanto, nuestro cuerpo, es templo (morada) de Dios; en
consecuencia, le pertenece a Dios. Por lo cual debemos glorificar a Dios con nuestros
cuerpos. La forma más significativa de glorificar a Dios es manteniendo una vida de santidad,
libre de toda impureza sexual (1 Co. 6:20; Heb. 12:14).
2.4. Es una reunión que expresa lo místico y racional de nuestra fe. En el culto
a Dios, por su naturaleza, la iglesia manifiesta su relación íntima, subjetiva con su Señor. Es
un tiempo solmene, donde el creyente adora en su hombre interior. En ese encuentro
personal con Dios, hay una relación subjetiva, espiritual, donde el cristiano, por la gracia de
Dios, medita, reflexiona interiormente por todo lo que Dios es y hace por su iglesia.
Es una expresión mística, y a su vez, racional (lógica) de nuestra fe. Es racional porque
nuestros cuerpos han sido comprados con la sangre de Cristo; con la consecuencia lógica
que sean ofrecidos libremente y en santidad para el servicio a Dios (Hch. 20:28; Ro. 6:6,
19, 22; 1 Co. 6:20).
Nuestro culto es racional, lógico en el sentido que hemos sido justificados y santificados
mediante la fe en Jesucristo, con le fin de vivir para Aquel que murió y resucitó por nosotros
(Ro. 2:16; 2 Co. 5:14, 15). Esto involucra una vida consecuente con los principios cristianos,
en santidad, en total apartamiento del pecado. Esta pureza conductual debe conservarse en
el hogar, en la sociedad y en el círculo eclesial.
El sacrificio de nuestros cuerpos a Dios será racional y agradable a él, en la medida que
vivamos todos los días de la semana en justicia y santidad. Si no es así, nuestro culto pierde
significación y deja de ser agradable a los ojos de Dios.

UNIDAD X
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA LA LITURGIA CONTEMPORÁNEA
En esta unidad, aportamos algunas orientaciones, sencillas; pero que serán de mucha
utilidad para la Iglesia del Señor. Están relacionados con la mayordomía y el servicio cultual.
Muchos no han considerado la relación que existe entre ser fieles mayordomos y verdaderos
adoradores de Dios. Si conjugamos estos dos aspectos, a la luz de las Escrituras, tendremos
37

grandes bendiciones en los círculos congregacionales.

1. RECOMENDACIONES SOBRE LA MAYORDOMÍA


Existe una relación estrecha entre culto y mayordomía cristiana. Dios quiere que su
pueblo esté conformado por verdaderos adoradores, así como de buenos y fíeles
administradores (Jn. 4:23; 1 Co. 4:12).
Para lograr estos fines el ministro debe estar abocado a no mantener un culto fijo e
invariable que afectará la edificación de la iglesia. El culto cristiano no es estático, es vivo y
dinámico; por lo tanto, necesita renovarse de acuerdo a la Biblia y al contexto histórico de
nuestro tiempo. Por otro lado debe haber una campaña permanente sobre mayordomía,
donde los miembros aprenderán, con las Escrituras, a dar generosamente para la obra de
Dios.
Aprendamos a depender totalmente, de Dios. Cumplamos con nuestra mayordomía, sin
temer a quedarnos sin nada. Confiemos en el poder multiplicador de Dios. Por nuestra
fidelidad la ventana de los cielos se abrirán y Jehová derramará abundantes bendiciones
sobre su pueblo (Mal. 3:10).
En esta parte, solamente enfocamos algunos aspectos de la mayordomía, pero lo
hacemos a la luz de tres principios importantes:
1) Dios es el creador de todo lo que existe; por consiguiente, el único y verdadero Dueño
(Sal. 24:1, 2).
2) En este sentido, el nombre es un mayordomo (administrador), responsable en todas
las áreas de su vida (religioso, psicológico, social, ecológico, económico, familiar, etc.)
3) Un día rendirá cuenta de su buena o mala mayordomía (Mt. 25;23, 26; Ro. 14:7,

Considerando que tanto el diezmo, las ofrendas y las primicias deben ser ofrecidas a Dios
con un espíritu de gratitud y adoración.
1.1 Diezmo. La práctica de dar los diezmos se remonta a tiempos muy antiguos. Su
costumbre no es exclusiva de Israel. Tiene que ver con la décima parte de las entradas o
ganancias ofrecidas a Dios, como expresión de gratitud y adoración. Según la legislación
mosaica, Dios demanda a Israel el diezmo de todo (Lv. 27:30-33; Dt. 14:22). Los diezmos
comprendían el producto de la tierra y los animales ael campo (Lv. 27:33).
Los diezmos eran entregados a los levitas, como reconocimiento de su ministerio
sacerdotal y porque no tenían ingresos propios, ni herencia alguna (Nm. 18:21, 24). A su
vez, ellos también cumplían con la demanda de Jehová, entregando "el diezmo de los
diezmos" a los sacerdotes (Nm. 18:26-28).

El Nuevo Testamento hace algunas referencias sobre el diezmo. Ninguno de ellos excluye
la práctica del diezmo. Jesús no acusó a los fariseos y escribas por cumplir con el diezmo,
sino por su excesivo legalismo (Mt. 23:23). Fue porque lo ubicaron por encima de la justicia
y el amor a Dios.

En conclusión, seamos responsables y fieles administradores por amor y gratitud a Dios.


Recordando que el diezmo se entrega a la iglesia local (Mal. 3:10). Algunos envían sus
diezmos a programas radiales o televisivos, a otras iglesias o instituciones cristianas.
Aparentemente, parece loable; pero, no lo es. No es correcto. El diezmo no puede ser
distribuido como uno quiere. El diezmo es del Señor y debe ser entregado a la iglesia local.

1.2. Ofrendas. La práctica de ofrendar también es antigua (Ex. 36:3). Tiene ciertas
características que sobresalen tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. En la
perspectiva Novo testamentaria; Dios demanda del creyente que sea un acto realizado con
humildad, adoración y acción de gracias.

La ofrenda de la viuda, nos ilustra lo que Jesús quiere enseñar. En el Templo, el Señor
contemplaba como los ricos daban mucho, pero de lo que les sobraba (Mr. 12:41-44). En
cambio, la viuda dio poco; pero era todo lo que tenía. Era su sustento. Entre los ricos y la
viuda, hay dos cuadros distintos y actitudes diferentes para ofrendar. Por su disposición
interna, los ricos no estaban ofrendando a Dios, sino estaban contribuyendo, colaborando
con el Templo.

En el pueblo judío, la ofrenda ocupaba un lugar importante en el culto. Era un acto


solemne, de mucha trascendencia, donde la persona se presentaba a Dios con acción de
gracias y con un espíritu de adoración por todo cuanto él le ha dado.

El momento de ofrendar debe tener un lugar especial en el culto cristiano. Por esta razón,
el ministro tiene la responsabilidad de instruir a los creyentes a realizar este acto libremente,
pero con reverencia y humildad. Enfatizando el gozo que se siente cuando participamos en el
38

culto de adoración con nuestras ofrendas.

Veamos algunos principios de la ofrenda cristiana:


1} Es un acto libre y voluntario (Ex. 36:3).
2) Se participa en forma personal (Dt. 16:17).
3) El espíritu de ofrendar es importante. No podemos ofrendar a Dios, si estamos
enemistados con algún hermano (Mt. 5:23, 24).
4} Ofrendar con generosidad (2 Co. 9:6).
5) Ofrendar con alegría (v. 7).
6) Ofrendar con desprendimiento (2 Co. 8:3).
7. La ofrenda no se valora por la cantidad que se da, sino por la disposición con que se
da (Le. 21:4).

1.3. Ofrendas especiales. Dentro de esta categoría, se encuentran las ofrendas que
son solicitadas a la iglesia con fines específicos. Como la compra de materiales para la
construcción del templo. Solventar los gastos que demandan el programa educativo de la
iglesia. Para apoyar la obra misionera o para aliviar los gastos que demandan los nuevos
anexos, programas radiales y televisivos, etc., etc.

Las actividades de la iglesia son variadas, por su amplitud demandan gastos que la
iglesia con gozo y humildad debe asumir. Mateo 22:19, 20 no nos dice cómo se va a
financiar la obra misionera. Está implícito que la mayordomía y la misión van juntos. El
dinero y la obra misionera son inseparables. Jesús y Pablo necesitaban dinero para cumplir
con su ministerio (Jn. 4:8; Fil. 4:10-20).

Por lo cual, el creyente debe participar en esta categoría de ofrendas, con modestia,
gratitud y adoración. Como verdaderos adoradores y fieles mayordomos. En este tipo de
ofrendas, no se puede perder de vista su significación y trascendencia porque se está
ofrendando a Dios y para su Obra.

1.4. Primicias. Su práctica también es antigua (Gn. 4:3ss.). la legislación mosaica


establece que Israel debería ofrecer a Dios los primogénitos del ganado y los primeros frutos
del campo (Ex. 23:16-19). Las primicias incluían productos elaborados como vino, aceite,
miel, y pan (Ex. 34:18-, 22; Lv. 23:16-20; 2 Crón. 31:5).
Al ofrendar las primicias, de acuerdo a la ley de Moisés, se reconocía que la tierra y todos
sus frutos eran un don de Dios. Después de consagrar las primicias a Jehová, el israelita
podía disfrutar en paz y gratitud el resto de sus productos. La observancia de la ofrenda de
las primicias, posiblemente, fue olvidada después del reinado de Salomón, pero fue
restaurada por Ezequías y Nehemías (2 Crón. 31:15; Neh. 10:35, 37; 12:44).

El Nuevo Testamento no dice nada respecto a su observancia. El término es usado en


diferentes contextos, pero en sentido figurado. Al guardar silencio queda claro que no lo
prohíbe. En consecuencia, en nuestro tiempo puede ser practicado, sin olvidar que al
ofrendar debemos reconocer y agradecer que los animales y productos del campo es una
bendición del Altísimo. Existen muchos testimonios de que muchos hogares cristianos han
prosperado a través del gozo de ofrendar las primicias (Prov. 3:9, 10).

2. ALGUNAS REFLEXIONES PARA EL CULTO CONTEMPORÁNEO


Muchos se preguntan ¿Cómo rendir culto a Dios hoy? Es una buena pregunta, teniendo
en cuenta que históricamente estamos inmersos en la post modernidad. Unos proponen que
podemos orientarnos por dos fuentes: Biblia e historia. Las Escrituras revelan como Dios
quiere que el hombre le rinda adoración (Ro. 12:1, 2; Heb. 12:22). Por la revelación especial
conocemos como realizar nuestros cultos para que sean del agrado de él. En cambio, la
historia muestra como el hombre, muchas veces, ha torcido, distorsionado lo prescrito por
Dios para su adoración; estrictamente a partir del siglo tercero.
La iglesia contemporánea es consciente de la trascendencia de la adoración, alabanza y
servicio a Dios. Hoy, se reconoce la importancia de adorar a Dios "como a él le agrada, con
temor reverente" (Heb. 12:22 NVI). Por esta razón, acuden a las Escrituras con el anhelo de
encontrar suficientes elementos para rendir sus cultos. Lamentablemente, no encontrarán un
modelo único de culto cristiano. No hay, no existe. Lo que encontramos es una diversidad de
formas de rendir adoración a Dios.
¿Qué es lo que debe renovar del culto contemporáneo?. Por principio el contenido y la
estructura del culto no están sujetos a cambios. Estos dos elementos, a la luz de la Biblia,
permanecen invariables. Lo que sí cambia es nuestra forma peculiar de celebrar el cuito
(estilo).
Actualmente existen dos modos de adorar a Dios. Por un lado, están las iglesias
históricas con su liturgia elaborada, fija. Por el otro, están las iglesias libres, mayormente los
pentecostales y carismáticos que se distinguen por mantener un culto libre, espontáneo,
39

dinámico.
Estas dos modalidades de culto están presentes en el periodo apostólico. Las dos formas
fueron manejadas en las iglesias Novo testamentarias. Se combinaron dentro de un marcado
equilibrio, que buscaba dos cosas: Primero, glorificar a Dios (1 Co. 10:31; 1 P. 4:11). Y
segundo, edificar a los que adoran (1 Co. 10:23; 14:3ss., 12, 17, 26).

A la luz de las Escrituras, el contenido del culto es trinitario. Con un marcado énfasis
cristológico y escatológico. Se centra en la Obra redentora de Jesucristo y en el retorno
glorioso al final de los tiempos. La estructura comprende los cuatro aspectos establecidos en
Hechos 2:42 (enseñanza, comunión fraternal, partimiento del pan y oraciones).

La renovación del culto toma su iniciativa en Dios (Fil. 2:13). Aun cuando el hombre
participa, es el Espíritu Santo quien inicia la acción en el interior del creyente. Motivándonos
a alabar, adorar y servir a Dios con todo nuestro ser (cuerpo y alma). Entonces los cánticos
serán entonados con mayor vivacidad, amor y gozo. Habrá un ambiente acogedor, lleno de
alegría. Será un culto centrado en Dios y en la obra redentora de Jesucristo, bajo la dirección
del Espíritu Santo. A pesar de la diversidad habrá unidad, comunión, santidad, orden y
reverencia. Será un culto donde la iglesia es consciente de la inmanencia y trascendencia de
Dios.
Renovemos nuestros cultos a partir de lo que enseñan las Sagradas Escrituras. Sin
alterar la estructura cúltica de Hechos 2:42. así como tampoco puede sufrir cambios el
contenido cristológico y escatológico del culto cristiano. Lo que si puede cambiarse es el
estilo o manera de ofrecer culto a Dios. Ya que el culto está condicionado por las
costumbres, tradiciones e idiosincrasias de cada pueblo.
Finalmente, renovemos el culto sin crear conflictos en la iglesia. Nuestro esfuerzo debe
acercarnos cada vez más al culto practicado por la iglesia primitiva, y no distanciarnos. Que
sean cambios que nos lleven a glorificar a Dios y que al Altísimo le agrade ¡Amén!

RESUMEN

1. Dios es el centro de la adoración. Todo el culto está orientado para dar gloria a Dios.
2. El culto cristiano no es una reunión social, porque en este tipo de reuniones las relaciones
son solamente horizontales.
3. En el culto cristiano debe excluirse toda motivación antropocéntrica.
4. El ¡Amén! Es una expresión individual y corporativa, de carácter estrictamente
espontáneo.
5. El culto es una adoración interna subjetiva dirigida al Dios verdadero, donde todo nuestro
ser es consagrado a él (Ro. 12:1).
6. Nos congregamos con el propósito central de exaltar a Dios a través de Jesucristo (1 P.
4:11).
7. La mayordomía y el servido cultual están íntimamente relacionados.
8. El diezmo es del Señor y debe ser entregado a la iglesia local.
9. Renovemos el culto desde una perspectiva escritural.

PREGUNTAS REFLEXIVAS
1. ¿Cuáles son las razones para excluir la motivación antropocéntrica en el culto?
2. ¿Por qué persisten las actividades populares en la iglesia local?
3. Cuando hay necesidades materiales o económicas en la iglesia. ¿Qué deben hacer los
miembros? ¿Cómo deben solucionarlo? ¿Con actividades populares u ofrendas
voluntarias?

NOTAS

1. Kurt Aland. The Greek New Testament (Germany: Biblia-Druk, D-Stuttgart, 1994),
p. 52.

2. Harold S. Songer. Colosenses: ¡Cristo la plenitud! (Perú: Casa Bautista de Publicaciones,


1973), p. 85.
40

3. Francisco Lacueva. Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español (Terrasa, Barcelona:


CLIE, 1984), p. 641.

4. Kurt Aland, Op. cit.. p. 106.

5. Rodolfo G. Turnbull. Diccionario de la Teología Práctica: Culto (Grand Rapids, Michigan:


TELL, 1977), p. 18.

6. Ibid.. p. 21.

7. Wilton M. Nelson. Diccionario Ilustrado de la Biblia. (Miami: Editorial Caribe, 1974), p.


638.

8. Everett F. Harrison. Diccionario de Teología (2da ed. Michigan: TELL, 1987), p. 512.

9. Charles F. Pfeiffer. Comentario Bíblico Moody. Antiguo Testamento (Michigan: Editorial


Portavoz, 1993), p. 497.

10. Kurt Aland, Op. cit.. p. 170.

11. H.E. Dana. El mundo del Nuevo Testamento (Perú: Casa Bautista de Publicaciones,
1977), p. 107.

12. J.D. Douglas. Nuevo Diccionario Bíblico (Buenos Aires: Ediciones Certeza, 1982) p. 1303.

13. Wilton M. Nelson, OP. cit.. p. 623.

14. Samuel Vila & Santiago Escuain. Nuevo Diccionario bíblico Ilustrado (Barcelona: CLIE,
1985), P. 1093.

15. Junto con la cena del Señor se celebraba el ágape. Que era una cena fraternal celebrada
por los cristianos del siglo I. Véase Wilton M. Nelson, Qp. cit.. p. 13.

16. Para, es una preposición que indica la dirección que lleva el término a que se encamina
una persona o cosa.

17. Esta cita ha sido tomada de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. 1999.

18. Rodolfo G. Turnbull, Op. cit.. p. 3.

19. Loe. Cit.


20. Liturgia, deriva del griego AeiTOupyia (servicio, ministerio, cuito; ofrenda, sacrificio),
AeiToupyéco es un verbo que significa servir; ministrar. Estos dos términos tienen un
transfondo de ministerio o servicio a Dios.

21. Everett F. Harrison, Qp. cit.. p. 319.

22. Ibid.. p. 453.

23. Reconocemos que nuestra definición no es satisfactoria, incompleta. Ninguna de ellas


tampoco lo son. Han sido elaboradas para un propósito específico. El nuestro también lo
tiene.

24. Las formas externas del culto, comprende asistencia a la iglesia, dar limosna, oración y
ayuno (Mt. 6:1-18).
25. Enseñanza deriva del griego 5i5axn, cuyo significado es interesante. Hace referencia al
contenido de la enseñanza, como a la acción de enseñar.

26. KoiucoDÍa, puede ser traducida por comunión, relación estrecha, confraternidad;
participación, compartimiento; unión; contribución, ayuda.

27. W.T. Purkiser et alii, OP. cit.. p. 609.


28. Oraciones de tipo litúrgico, son aquellas que estaban formuladas por escrito y que eran
pronunciadas de memoria. Posiblemente fueran practicadas en los cultos efectuados en
el templo y en las sinagogas.

29. Alfred Küen. El culto en la Biblia v en la Historia (Terrasa, Barcelona: Editorial CLIE,
1994, Vol. 5), p. 176.
41

30. Loe. Cit.

31. Ibid.. p. 189.

32. Loe. Cit.


33. La Didaché recomendaba dar gracias, en primer lugar, por la copa: "Te damos gracias
Padre nuestro, por la santa viña de David tu siervo que nos ha hecho conocer por medio
de Jesús tu siervo. ¡Gloria a ti por los siglos!". Por el pan partido: "Te damos gracias, oh
Padre nuestro...".

34. Es una oración formulada relacionada con la santa cena, que debía ser repetida.
35. Esta interpretación contradice el sentido escritural. Los sacrificios del Antiguo
Testamento debían repetirse, porque eran imperfectos. Mientras que el sacrificio de
Cristo es perfecto, completo, definitivo e irrepetible (Heb. 9:23-28).

36. La Edad Media comprende desde la caída de Imperio Romano de Occidente en el año 476
hasta la toma de Constantinopla por los turcos en 1453.

37. Carlomagno impulsó el ritual romano en todo su territorio, como muestra de gratitud al
Papa León XII, por reconocer su imperio.

38. Alfred Küen, OP. cit.. p. 213.


39. El culto a las imágenes quedó establecido como un artículo de fe a partir del Concilio de
Trento.

40. La enseñanza del purgatorio está basada en 2 Macabeos 12:43-46; 1 Co. 3:12-15).
41. Accidentes o apariencias son las propiedades que son percibidas a través de los sentidos,
como tamaño, figura, color, sabor, etc.
42. Las indulgencias son una gracia espiritual que la Iglesia Católica otorga para librar del
castigo temporal externo, por causa del pecado. En el Concilio de Trento (1562) quedó,
terminantemente, prohibido el pago de dinero por indulgencias.

43. Robert A. Baker. Compendio de la Historia Cristiana (Perú: Casa Bautista de


Publicaciones, 1974), p. 189.

44. Alfred Küen, OP. cit.. pp. 239-240.


45. El ofertorio constituye la preposición al sacrificio. Comienza por una antífona, es decir,
por versículos de Salmos cantados, después viene la ofrenda del pan y una oración, la
ofrenda del vino al cual se añade una gota de agua, la ofrenda de la copa, la invocación
del Espíritu Santo, la bendición del incienso, la acción de incensar los elementos, el altar,
el crucifijo, los oficiantes y los fieles; el celebrante se lava las manos mientras recita los
versículos 6 al 12 del Salmo 25 (Lavabo), Salmo 26 en las Biblias protestantes, Alfred
Küen, OP. cit.. p. 216.

46. Alfred Küen, OP. cit.. p. 248.


47. Ibid.. p. 249.

48. Loe. Cit.

49. Ibid.. p. 252.

50. Loe. Cit.

51. Ibid.. p. 253.

52. Ibid.. pp. 253, 254.


53. El Sursum Corda se presenta en forma de diálogo entre el que preside el culto y el
auditorio.
"¡Elevad vuestros corazones!
- Los elevamos al Señor
¡Demos gracias al Señor!
- Es justo y conveniente hacerlo".

54. El Prefac¡o es una parte de la misa que consiste en presentar algunos versículos de
42

introducción. Nuevamente se repite el saludo. El que preside dice: "El Señor esté con
vosotros". Y los fieles responden: "Y con tu espíritu. Sigue el Sursum corda. Y luego, la
oración de acción de gracias.

55. El Sanctus es una parte de la misa, donde el sacerdote repite tres veces esta palabra
(tomada de Is. 6:3; Ap. 4:8).
56. Martín Lutero es autor del himno "Castillo fuerte es nuestro Dios". Himno muy conocido
y de gran contenido. Que ha sido de mucha bendición para la Iglesia del Señor, a través
de muchas generaciones.

57. Pablo A. Deiros & Carlos Mraida. Latinoamérica en llamas (Miami: Editorial Caribe,
1994), p. 136.
58. Esta enseñanza debemos ponerla en práctica cuando adoramos a Dios, en el momento
de entregar nuestras ofrendas y diezmos.

59. Para alcanzar este objetivo, el lector bíblico debe familiarizarse con el pasaje bíblico,
previamente. Esto quiere decir, que debe leer varias veces, antes del día central, dicho
pasaje (hasta eliminar cualquier defecto).
60. Dios nos habla, a través de las profecías. Pero debemos actuar con sabiduría y mucho
discernimiento. Teniendo en cuenta, siempre, que la profecía está subordinada a la
autoridad y normatividad de las Escrituras (1 Co. 14:29; 1 Ts. 5:20, 21).
No hay un solo ejemplo en todo el Nuevo Testamento que nos diga que debemos buscar
la dirección de un profeta. En el Antiguo Testamento las personas buscaban un vidente o
un profeta para conocer la disposición de Dios. En la época neotestamentaria no es así.
Hoy, Dios guía, dirige a su pueblo mediante su Palabra y su Espíritu (Jn. 16:13; Ro.
8:14; 2Tim. 3:16, 17).
En Cesarea, el profeta Agabo le revela a Pablo, por acción del Espíritu Santo, que a su
llegada a Jerusalén lo iban encarcelar (Hch. 21:10-14). Los que estaban en ese lugar
intentaron disuadir a Pablo de ir a Jerusalén (v. 12). Sin embargo, el apóstol viajo a
Jerusalén con la firme disposición de morir por Jesucristo (v. 13).

61. La postmodernidad es el desencanto de todos los proyectos de la modernidad.

BIBLIOGRAFÍA
ALAND, Kurt. The Greek New Testament. Germany: Biblia-Druk, d-Stuttgart. 1994.
918 p.
BAKER, Robert A. Compendio de la Historia Cristiana. Perú: Casa Bautista de
Publicaciones. 1974. 372 p.
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1977. 288 p.
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1994. 387 p.
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1479 p.
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KÜEN, Alfred. El culto en la Biblia v en la historia. Terrasa, Barcelona: Editorial CLIE.
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LACUEVA, Francisco. Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español. Terrasa, Barcelona:
CLIE. 1984. 1027 p.

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