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Al iniciar, después del tercer campanazo, iniciaremos con la celebración de la noche buena, del

modo siguiente:
Apagadas todas las luces del templo, se recita con voz potente y entonada el pregón de navidad:
1. Vladimir: Hace muchos siglos, cuando las noches eran interminablemente largas
y la luz del día se resistía aparecer en el horizonte.
Cuando los hombres dejaron de darse la mano
y de ofrecerse, los unos a los otros, como ayuda en el camino.
Hace muchos siglos, cuando las injusticias
se desplegaron como un inmenso paraguas
sobre los más pobres y necesitados.
Cuando miles de hombres miraban hacia el cielo
esperando respuestas que, a pie llano, se les negaba
Hace muchos siglos se comenzó a hablar del Nacimiento de un Niño
Un Niño que, con rostro de humano, sería semblante de Dios
Un Niño que, al venir, cumpliría promesas, deseos y sueños de la humanidad
Un Niño que, cuando vino, convirtió el mundo en un remanso de paz
Un Niño que, cuando apareció, se vio el brillo de la bondad
Un Niño que, cuando nació, vino con un corazón rebosante de paz
Con unas manos llenas de amor
Con miradas y llantos con sabor a Dios.
Hace muchos siglos, en Belén, en el silencio
el amor habló de una forma infinitamente humilde:
¡Dios se hizo hombre!
El cielo se rebajó a nivel de la tierra
La humildad asomó por todos sus costados
El perdón y la paz, alcanzó a toda buena voluntad

Pero, hoy, al igual que entonces


Dios sigue naciendo en el pesebre de cada persona
Dios flota en las aguas del Misterio
Una VIDA NUEVA emerge vigorosa y con sabor a cielo
Una ilusión llama a la puerta de nuestra tristeza de nuestro desencanto
¡ES NAVIDAD!
Y, como aquella primera Navidad de hace 20 siglos,
el cielo regala abundancia de dones
lo celestial nos contagia la alegría que el mundo nos arrebata
la Morada de Dios nos llena, con impulsos de una humanidad nueva.
¡ES NAVIDAD!
No dejéis que corra más el tiempo:
¡Viene el Señor!
Y, cuando viene el Señor, lo hace en silencio y sin ruido
Saldrá de unas entrañas virginales, de Aquella que dijo “SI”
Y, crecerá, al amparo de la sabiduría y entereza de un tal José
¡Viene el Señor! ¡Es Navidad!
Lo grande, no tiene cabida en Belén; ahí triunfa lo pequeño
El Amor, tiene música y partitura propia: Dios nos ama
Lo viejo pasa y comienza lo nuevo; Dios en persona amanece
Un gran regalo se nos ofrece; una vida estremecida y humillada
Es regalo de Dios; ofrenda para todos y cada uno de los hombres
Entre maderas vendrá el Señor
Y, en dos maderos, se irá el Señor
En tablas viene el amor,
Crucificado entre tablas, nos vendrá la Redención
En silencio, nacerá Dios
En silencio, se nos irá el Señor
Pero, mientras tanto, ¡Es Navidad!
Fuente inagotable de lo que nunca se agota en Dios: el AMOR
Gracia que recompensa toda espera: EL AMOR DE DIOS
Fuego que nunca podrá apagarse: EL AMOR DE DIOS
Paz y amor reverberando: EL AMOR DE DIOS
Caricia de Dios al hombre: EL AMOR DE DIOS
Beso de Dios a nuestro barro: EL AMOR DE DIOS
Reparto de fe y de esperanza: EL AMOR DE DIOS
Contagio de fraternidad y alegría: EL AMOR DE DIOS
¡ES NAVIDAD! ¡DIOS BAJA A LA TIERRA!
Al terminar de recitar el pregón, se escucha el llanto de un Bebe, en memoria del llanto que hizo
cambiar al mundo.
Al terminar se escucha una melodía de villancico orquestal, campanas de Navidad, se introducen
unos niños en el templo los cuales empiezan a revolotear por todas partes, sonando pitos y sus
palmas y las panderetas y saludando a los adultos. Al terminar la melodía, los niños regresan a la
parte de atrás de la Iglesia y se proclama la primera lectura de la Misa:
Lectura del libro de Isaías 9, 1-3. 5-6 (Silena)
El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaban tierras de sombras, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo:
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.
Porque la bota que pisa con estrépito y la túnica empapada de sangre
serán combustible, pasto del fuego.
Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:
lleva al hombro el principado, y es su nombre:
Maravilla de Consejero, Dios guerrero,
Padre perpetuo, Príncipe de la paz.
Para dilatar el principado con una paz sin límites,
sobre el trono de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo con la justicia y el derecho,
desde ahora y por siempre.
El celo del Señor lo realizará.
Palabra de Dios.

Después de esta proclamación los niños nuevamente salen por todo el templo con sus pitos y sus
panderetas, mientras nueve de ellos enciende nueve cirios que estarán esparcidos por todo el
templo…. Al terminar de encender los cirios, regresan a la entrada del templo.

Después se entona el villancico ven, ven Señor no tardes tanto.

Ven, ven Señor no tardes;


Ven, ven que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.
El mundo muere de frío,
el alma perdió el calor;
los hombres no son hermanos,
el mundo no tiene amor.

Ven, ven Señor no tardes;


Ven, ven que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.
Envuelto en sombría noche,
el mundo sin paz no ve,
buscando va una esperanza,
buscando, Señor, tu fe.

Ven, ven Señor no tardes;


Ven, ven que te esperamos:
Ven, ven Señor no tardes;
Ven pronto Señor.

Al mundo le falta vida,


al mundo le falta luz,
al mundo le falta el cielo,
al mundo le faltas Tú.

Al termino de este Villancico se proclama la segunda lectura de la Misa:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito 2, 11-14 (Gloria)


Ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres,
enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde
ahora una vida sobria, honrada y religiosa, aguardando la dicha que esperamos: la
aparición gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo.
Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y para prepararse un pueblo
purificado, dedicado a las buenas obras
Palabra de Dios.

Al terminar la segunda lectura, los niños vuelven a entrar repartiendo entre la gente buenas
noticias del inicio de la Navidad. Al terminar vuelven atrás y previamente organizados, introducen
al Niño en el templo acompañados del Gloria de Navidad instrumental, todos se ponen de pie. Los
niños dejan al Niño Jesús sobre la corona de adviento. Al dejarlo en la corona, se entona el aleluya,
se encienden las luces del altar y se proclama el Evangelio.

Homilía.
Después de la Homilía, se desarrolla un acto de Adoración ante la Imagen del Niño Jesús:
Querido Niño Jesús:
Estoy aquí, junto al pesebre, mirándote,
y me siento muy feliz y muy agradecido contigo.
Es muy lindo pensar que tú naciste
para mostrarnos el amor que Dios nos tiene.
Es muy lindo verte ahí, tan pequeño,
y saber que a la vez eres tan grande,
tan importante, porque eres el Hijo de Dios.
Desde aquí, Jesús, quiero decirte que te amo mucho,
y que mi más grande deseo es amarte cada día más.
Amarte y ser bueno como tú nos enseñaste.
Te pido que todos los niños y niñas del mundo
tengan a alguien que les hable de ti,
para que se sientan felices como me siento yo;
y te pido también que todos los grandes, hombres y mujeres,
pensando en ti y mirándote en el pesebre,
aprendan a querer, a respetar y a proteger a todos los niños y niñas.
Querido Niño Jesús,
¡Qué bueno es estar aquí, junto al pesebre!
¡Qué bueno que todos los días fueran Navidad,
y hubiese paz en la tierra,
porque tú estás con nosotros!
Bendice, Señor, nuestras familias para que, ayudados con esta imagen tuya que
durante este tiempo estará en nuestras casas, nos acerque al Misterio de la Navidad y
crezca en nuestros corazones el deseo de abrirlos a tu venida a nuestras vidas.
Ayúdanos a descubrirte en la ternura y en la fragilidad, en la necesidad y en la pobreza,
en el extraño y en el que está lejos, en nuestros seres queridos y en los que viven
alrededor nuestro. Que descubramos a un Dios que está a nuestro lado y que ha venido
para quedarse. Amén.

Al terminar esta oración, el sacerdote entrega el niño Jesús para que lo muestren a la comunidad,
mientras se entona el himno del Gloria (festivo), los niños tratan de presentarlo a toda la
comunidad, después lo acercan al pesebre, se lo entregan al sacerdote y este lo acuesta en el lugar
del pesebre.
Hace la oración al Niño y luego los niños traen los nueve cirios y los dejan a los pies del pesebre.

Se canta el villancico Anton…. Luego inicia la plegaria Eucarística.

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