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¿IGLESIA O NEGOCIO?

Como identificar a las iglesias y los pastores que han convertido sus
congregaciones en empresas o negocios.
Cuando hablamos de la Iglesia, nos referimos a la asamblea de los
redimidos con la sangre de Cristo que forma una comunidad, cuyo fin
supremo es extender el reino de Dios a toda criatura, para dar
cumplimiento al mandato del divino maestro en Mateo 28:19 en donde
ordenaba; “ir y hacer discípulos <o seguidores de Jesús> a todas
las naciones”.

En esa unidad de redimidos que forman una comunidad llamada “iglesia”


o “asamblea de los santos” se lleva a cabo lo enseñado por Jesús. Si
analizamos la definición de Iglesia veremos que se desprende del verbo
“ek kaleö” que en griego es Ekklesia o asamblea de los ciudadanos y
procede del verbo hebreo “kähäl”.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles aparece el accionar de la iglesia.


En el vemos como distribuían los recursos recibido de los hermanos, y
como los apóstoles no tomaban para sí nada (Hechos 2:44) pues lo
repartían entre los más necesitados dentro de la comunidad.

Es por ello que vemos al apóstol Pedro ir al templo a orar y le dice a un


mendigo paralitico que pedía limosna en la puerta del Templo La
Hermosa, que “no tenía ni oro ni plata” (Hch 4:6), lo que evidenciaba
que no tomó para sí nada de lo traído a la iglesia por parte de los nuevos
conversos.

La característica de la iglesia primitiva era la solidaridad con las


necesidades de la comunidad, por lo cual se tuvo que crear el
diaconado[2], a fin de encargarse de estos menesteres que era suplir
ayuda a las viudas, los huérfanos y los más pobres (Hechos 6:1-7).

El dar para el bien común era el quehacer de los discípulos.

No niego que ayudasen a los apóstoles en algunas ocasiones, pues Pablo


enseño que “¿… los que trabajan en las cosas sagradas, comen del
templo, y que los que sirven al altar, del altar participan?” (1 Cor
9:13) pero también es cierto que muchas veces ellos trabajaron
materialmente para no ser gravoso a los hermanos (1 Cor 4:12, 2 Cor
11:9, Efe 8:28, Hch 18:3), pero jamás se involucraron en negocios
terrenales, y menos aun a la iglesia de Jesucristo.
HACIA LA DEGRADACION DE LOS VALORES BIBLICOS

Hasta el año 313 la Iglesia se mantuvo separada del sistema dominante.


Jamás se involucró en ningún tipo de negocio o mercantilismo secular.
Todo lo que recibía lo repartía según la necesidad de su localidad.

Ellos tenían bien presente el mandato del apóstol que decía; “Ninguno
que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a
aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como
atleta, no es coronado si no lucha legítimamente” 2 Tim 2:4-5.

Concepto que se desprendía de las enseñanzas de Jesús cuando proclamó


que “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro.

No podéis servir a Dios y a las riquezas” Mateo 6:24. Santiago enseña de


forma indubitable en 4:4 “que la amistad con el mundo (sistema
dominante) es enemistad para con Dios” y la iglesia no fue creada
para ser una “empresa”, sino mensajera, un refugio, un arca de salvación.

Cuando Jesús llamó a sus discípulos les obligo abandonar todos los
trabajos seculares para seguirle. Mateo dejo la Mesa donde cobraba los
tributos del estado (Mr 2:14), Pedro y Andrés dejaron las redes (Mt 4:17-
20) y así cada uno de sus discípulos rompieron “con los negocios de este
siglo”. Fue después del año 313 que la iglesia se adaptó al sistema político
existente.

Lentamente las ideas lucrativas impregnaron a las generaciones


siguientes, hasta alcanzar en la Edad Media su nivel más agudo de
corrupción, pues se hacía negocio aun con las osamentas de los santos,
muchos clavos de la crucifixión de Jesús, así como parte de la madera de
la supuesta cruz etc.

Las iglesias que poseían estas reliquias se convertían en un atractivo


turístico y mercantil para los peregrinos que buscaban, por medio del
pago de promesas hechas, milagros, indulgencias y bendiciones.

El estado degradante del mercantilismo religioso en la Edad Media produjo


la voracidad del Papa de Roma, promulgando las bulas papales o “un
perdón comprado”.

Cuanto más pagaba una persona, más grande eran las indulgencias de
los pecados pasados, presentes y futuros. Este descarado negocio
ocasiono la Reforma Luterana, ya que el Fraile Lutero condenó
públicamente dicha técnica, lo que origina una crisis que da inicio al
protestantismo.

El fundamento protestante era la salvación por la fe según Romano 1:16-


17, negando las obras como fórmula de salvación, y oponiéndose a las
ventas de perdones amañados. Esto produjo la excomunión de Martin
Lutero y la traducción y difusión de la Palabra de Dios.

COMO NACE EL MERCANTILISMO EN LA IGLESIA

El poder económico de la Iglesia Romana sirvió para establecer un estado


sumamente rico como es “El Vaticano”, por lo que se traiciono la sencillez
y pureza del evangelio.

Hoy nos enfrentamos, dentro de la iglesia evangélica (protestante), a un


fenómeno parecido, o peor al que reino en la Edad Media, porque al menos
aquellos no tenían la Palabra de Dios revelada, y se guiaban por dogmas
y tradiciones de hombres.

Nosotros, los evangélicos seguidores de los principios de la Reforma


Protestante, estamos permitiendo que se lleve a la Iglesia a una situación
calamitosa, al convertir nuestros templos y ministerios en empresas
mercantiles, y establecer imperios económicos, en donde muchos
pastores se convierten en empresarios, viviendo lustrosamente, y
levantando un imperio económico que en algunos casos deja
empequeñecido al Vaticano, porque al fin y al cabo, las riquezas adquirida
por el Papa, al morir, le pertenecen a la Iglesia y a su sucesor, pero estos
“papas evangélicos” llamado apóstoles, le heredan su riqueza a su familia,
y a veces venden los templos con ovejas y todo al mejor postor, lo que
convierte el evangelio en un negocio vergonzoso.

¿Cuántos pastores convierten su iglesia en una empresa, y camuflado en


el evangelio, montan negocios seculares para evadir impuestos? ¿Los
diezmos, ofrendas o donativos se reinvierten en la ayuda a los
necesitados, o más bien sirven para acentuar el poder económico de estos
líderes? En cierta reunión de pastores de la prosperidad se planteaba un
evangelismo “lucrativo”.

¿Cómo es esto? Pues hay que invertir en evangelizar de forma tal que
obtengamos del trabajo buenos dividendos. Uno afirmaba que había que
levantar una iglesia en un barrio de gente media alta y rica, porque en los
barrios pobres, las posibilidades de tener buenas entradas se hacen
imposible, y no tiene sentido (según ellos) gastar tanto, sin beneficio
inmediato.
Esto refleja como el evangelio se ha mercantilizado. Es por ello que
existen iglesias para los pobres, e Iglesia para los ricos, lo que choca
frontalmente con las enseñanzas de Santiago 2:1-4.

Dentro del movimiento que funde se estableció un fondo llamado


FOMINA para el cual cada iglesias debían aportar el diezmo del diezmo
con el fin de apoyar a los obreros e iglesia rurales y que eran más pobres,
pues la palabra enseña que “…en este tiempo, con igualdad, la
abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la
abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya
igualdad,como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el
que poco, no tuvo menos”(2 Cor 8:14-15), pero ¿Qué ocurrió? Cierto
pastor de una iglesia floreciente se negó a pagarlo y término saliéndose
del movimiento y adoptando una posición de independencia.

Cuando una iglesia busca la independencia de una agrupación, está


rompiendo la unidad y lo peor de todo, el líder de esa iglesia se convierte
en una persona incontrolable en el manejo de los bienes de la obra, lo
que hoy representa un peligro y ha creado un anarquismo eclesial.

EL EVANGELIO: ¿ES INVERSIÓN O ENTREGA?

No hablo por hablar, sino porque tengo pruebas de lo que digo. Una vez
un pastor me comento en cierta ocasión: “para que invertir tanto
dinero y esfuerzo en drogadictos y delincuentes que nada te
pueden dar, lo mejor es montar un complejo educativo que con el
tiempo se financiara, y dejara ingresos para la iglesia”.

Otro pastor, al pedirle ayuda para nuestros programas de rehabilitación


me dijo “a esos mareros y delincuentes lo que hay que hacer es
meterlo presos o matarlos”.

Una vez un líder nuestro comentó: “Si sacamos la congregación de


ese barrio tan malo y peligroso, podremos crecer más y tener
gente que tienen más recursos económicos”.

Esto me llevó a pensar que estamos buscando un evangelismo sin


problema ni sacrifico, en donde lo rentable domina sobre el compromiso,
olvidando que el mensaje de Jesucristo es para los desahuciados sociales,
pues Jesús dijo; “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos.

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Marco


2:17), porque “el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que
se había perdido” (Lc 19:10), y Pablo declaró en su epístola a los
Corintios “..-sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a
los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo
fuerte;y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es,
para deshacer lo que es,a fin de que nadie se jacte en su presencia” (1
Cor 1:27-29).

El mercantilismo evangélico ha sobrepasado las técnicas de la Edad


Media.

Ellos (los de la Edad Media) buscaban milagros y perdón mediante


promesas o dadivas, pero los evangélicos de hoy buscan riqueza y poder
mediante el mensaje de prosperidad, que no es otras cosas que el
desencadenamiento de la codicia, que es idolatría (Col 3:5) y lo cual está
condenado en el décimo mandamiento de la ley de Dios (Éx 20:17) y
ratificado rotundamente por Nuestro Señor Jesucristo (Mt 13:22, Mr
4:19, 1024).

Antes había un Papa en Roma que vivía lujosamente, pero nada de lo que
poseía era suyo, sino de la Iglesia, hoy tenemos muchos papas
evangélicos que están en todo lugar, explotando la fe de los incautos
cristianos, y haciendo fortuna y negocios seculares con los bienes de la
iglesia, y lo peor de todo, no solo venden indulgencias, sino mercadean
con las crisis materiales y físicas de las personas usando técnicas de
chantaje e intimidación.

Si investigamos bien la vida de algunos de estos apóstoles y pastores


modernos veremos que además de manipular a sus congregaciones,
invierten ese dinero en propiedades, bolsa de valores, creando empresas
y desarrollando paralelamente y bajo la cobertura de su iglesia o
ministerio, todo un imperio mercantil que está a su nombre, y para ello
se aprovecha de los ingresos de su congregación.

Es por ello el espíritu actual de tener iglesias independientes. Sus tarjetas


de créditos y sus caprichos son cubiertos con los fondos de la iglesia, y
bajo esta astuta cobertura, evaden los impuestos que las demás
empresas mercantiles tienen que pagar.

A veces son instrumentalizados por poderes corruptos o de


narcotraficantes, para usar la plataforma de la iglesia como fórmula para
el lavado de activos o dinero sucio.

Es evidente que algunos llamamos ministros del evangelio se aprovechan


de sus influencias políticas y populares para recibir prebenda de los
gobiernos de turnos, para su beneficio personal, y a cambio silencian la
denuncia a ciertos pecados sociales.
Es por ello que la credibilidad del Evangelio entra muchas veces en tela
de juicio, debido al mal testimonio de estos falsos obreros, por causa de
los cuales el camino de la verdad es blasfemado (2 Pd 2:2, Rom 2:24),
apareciendo burlones del mensaje de Jesucristo (2 Pd 3:3).

ES LA IGLESIA UN MERCADO HOY DÍA

En un mundo en donde la Iglesia cristiana parece un mercado, cine, teatro


y empresa, se necesita la supervisión del gobierno, para verificar a favor
de quien se manejan los fondos de esta empresa.

Sí sus ministros viven ostentosamente, a costilla de la grey, se les debe


imponer las medidas respectivas en cuanto a la declaración de haciendo
(pago de impuestos), porque no es justo que hermanos humildes diezmen
con sacrificio para que los supuestos apóstoles modernos lo derrochen en
vivir como empresarios y magnates.

Es evidente, por ejemplo, que el fundador de la secta conocida como la


Iglesia Universal o Vida Nueva que tiene la consigna de “pare de sufrir”
el obispo Edir Macedo, cuenta con un palacio en Brasil semejante al de
los jaques árabes de Arabia Saudí y es millonario con grandes empresas,
y todo explotando a su feligresía, y si lo duda
vea http://www.youtube.com/watch?v=3NFgO1k8iS4&feature=related
y ver como del Evangelio hace un negocio.

Si investigáramos en Honduras a los pastores prósperos, descubriríamos


que muchos supuestos apóstoles y pastores millonarios han usado la
Iglesia como “fuente de ganancias”, haciendo de la misma una empresa.

Muchos se han aprovechado de la moda de los conciertos, para obtener


buenos dividendos, incluso, con la técnica de los encuentros del G-
12 muchos líderes se han lucrado, pues estos eventos pagados, con
técnicas de psicodramas y manipulación psicológicas, han convertido el
pastorado en un negocio redondo.

Cuanta sorpresa nos depararía una investigación financiera de estos


pastores prósperos, que en corto tiempo y al frente de una Iglesia, se han
enriquecido escandalosamente, camuflados en el evangelio de la
prosperidad.

Lástima que el Estado no se atreve a investigarlos, y que muchos


cristianos no reparan en esta terrible realidad.
COMO DESCUBRIR A LOS FALSOS MINISTROS

¿Cómo conocer a un explotador de la fe? Es fácil descubrirlos. Lo primero


es preguntarnos ¿en torno a que tema jira su énfasis y mensaje? ¿Cómo
vive y actúa en su vida practica? ¿Presenta las características de un siervo
de Dios en cuanto a la humildad, sencillez, mansedumbre, bondad,
trabajo e integridad? ¿Vive de acuerdo al estándar de vida del medio en
donde predica?

¿Es prejuicioso, altivo, soberbio e inaccesible? ¿Tiene su casa, hijos y


esposa en el orden del Señor? ¿Se ha enriquecido y prosperado
rápidamente? ¿Huele a oveja y se pasea entre ellas?, ¿Conoce a sus
ovejas, y se preocupa por los necesitados de su comunidad?

Si todas estas respuestas con alguna acepción positivas, en realidad


tienen un llamado de siervo, de lo contrario, es un oportunista que ha
tomado el evangelio como una forma de vivir y hacer plata.

Y al respecto el Apóstol Pablo nos dice: “Porque habrá hombres amadores


de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos,sin afecto natural,
implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo
bueno,traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más
que de Dios, que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia
de ella; a éstos evita” 2 Tim 3:2-5 .

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