Sei sulla pagina 1di 3

Jesús reprende la incredulidad de los judíos

Catholic.net

Causas de la incredulidad

Los judíos no creen la palabra de Jesús y el testimonio interior del Padre porque su
corazón está en las tinieblas del pecado. Por eso "Jesús les dijo de nuevo: Yo me
voy y me buscaréis, y moriréis en vuestro pecado; a donde yo voy vosotros no
podéis venir. Los judíos decían: ¿Es que se va a matar y por eso dice: A donde yo
voy vosotros no podéis venir?". Siempre entendiendo las cosas de arriba con una
visión plana, chata, horizontal. "Y les decía: Vosotros sois de abajo; yo soy de
arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no soy de este mundo. Os he dicho que
moriréis en vuestros pecados, porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros
pecados"(Jn). De nuevo la fe en su divinidad cada vez más clara, Jesús no es de
este mundo. Ha usado el nombre con el que Dios se reveló a Moisés para mostrar
su identidad. “Yo soy el que soy” y, de nuevo, recuerda que la fe en su divinidad
–cada vez más clara- no es de este mundo: es un don de Dios.

Perplejidad

Los judíos se quedan perplejos ante esta escalada de revelaciones y dudan,


"entonces le decían: ¿Tú quién eres?" Eres un hombre como nosotros ¿cómo es
posible que te proclames Dios? "Jesús les respondió: Tengo muchas cosas que
hablar y juzgar de vosotros, pero el que ha enviado es veraz, y yo, lo que le he
oído, eso hablo al mundo. Ellos no entendieron que les hablaba del Padre". De
nuevo la dificultad para entender y creer. "Díjoles, pues, Jesús: Cuando hayáis
levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy, y que nada hago
por mí mismo, sino que como el Padre me enseñó así hablo. Y el que me ha
enviado está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le
agrada"(Jn). Entonces Jesús pone la imagen de la serpiente elevada en el desierto
por Moisés a indicación de Dios, a manera de un anuncio de su muerte salvadora
en la cruz, con una obediencia que agrada al Padre por ser la reparación de la
desobediencia de Adán y de los hombres pecadores. "Al decir estas cosas, muchos
creyeron en Él".

La libertad de los hijos de Dios

"Decía Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi

página 1 / 3
Jesús reprende la incredulidad de los judíos
Catholic.net

palabra, sois en verdad discípulos míos, conoceréis la verdad, y la verdad os hará


libres"(Jn). La libertad de los hijos de Dios, que nace de la verdad conquistada por
la fe, es la libertad del amor verdadero, la vida de Dios en el alma, es una vida
nueva por un don de Dios que podemos llamar gracia divina. "Le respondieron:
Somos linaje de Abrahán y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú:
Os haré libres? Jesús les respondió: En verdad, en verdad os digo: todo el que
comete pecado, esclavo es del pecado. El esclavo no queda en casa para siempre;
mientras que el hijo queda para siempre; pues, si el Hijo os librase, seréis
verdaderamente libres. Yo sé que sois linaje de Abrahán y, sin embargo, buscáis
darme muerte porque mi palabra no tiene cabida en vosotros".

"Yo hablo lo que vi en mi Padre, y vosotros hacéis lo que oísteis a vuestro padre.
Le respondieron: Nuestro padre es Abrahám. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de
Abrahám haríais las obras de Abrahám. Pero ahora queréis matarme, a mí que os
he dicho la verdad que oí de Dios; Abrahám no hizo esto. Vosotros hacéis las obras
de vuestro padre. Le respondieron: Nosotros no hemos nacido de fornicación,
tenemos un solo padre que es Dios. Jesús les dijo: Si Dios fuese vuestro padre, me
amaríais; pues yo he salido de Dios y he venido. Yo no he salido de mí mismo sino
que Él me ha enviado. ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no podéis oír mi
palabra. Vosotros tenéis por padre al diablo y queréis cumplir las apetencias de
vuestro padre; él era homicida desde el principio, y no se mantuvo en la verdad,
porque no hay verdad en él. Cuando habla la mentira, de lo suyo habla, porque es
mentiroso y padre de la mentira. Sin embargo, a mí, que digo la verdad, no me
creéis. ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? Si digo la verdad, ¿por qué no
me creéis? El que es de Dios escucha las palabras de Dios; por eso vosotros no las
escucháis, porque no sois de Dios".

Estalla la violencia

Al oír estas verdades, los judíos se llenaron de furor, y le respondieron con un


insulto: "¿No decimos bien que tú eres samaritano y estás endemoniado? Jesús
respondió: Yo no estoy endemoniado, sino que honro a mi Padre; y vosotros me
deshonráis a mí"(Jn). El enfrentamiento ya es abierto. Jesús aduce su sinceridad:
"Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzga. En verdad, en verdad os digo: si
alguno guarda mi palabra jamás verá la muerte". Afirmación fuerte es la victoria
sobre la muerte. Nadie ha vencido a la muerte, que es fruto del pecado. Cristo va a
traer esta victoria. No le creyeron y le dijeron: "Ahora conocemos que estás
endemoniado. Abrahán murió y también los profetas, y tú dices: Si alguno guarda
mi palabra, jamás gustará la muerte. ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre
Abrahám, que murió? También los profetas murieron. ¿Por quién te tienes tú? Jesús
respondió: Si yo me glorifico a mí mismo, mi gloria nada vale. Mi Padre es el que
me glorifica, el que decís que es vuestro Dios, y no lo conocéis; yo, sin embargo, lo
conozco. Y si dijera que no lo conozco sería mentiroso como vosotros, pero lo
conozco y guardo su palabra. Abrahám vuestro padre se regocijó por ver mi día; lo
vio y se alegró. Los judíos le dijeron: ¿Aún no tienes cincuenta años y has visto a

página 2 / 3
Jesús reprende la incredulidad de los judíos
Catholic.net

Abrahám? Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abrahám
naciese, yo soy"(Jn). Es el momento de una explicación de la filiación divina de
Jesús. Jesús es preexistente a Abraham y tiene alrededor de treinta años. Esta
revelación no puede querer decir más que es Dios mismo. Es Hijo eternamente
engendrado por el Padre. Este Hijo eterno se ha hecho hombre para traer vida
divina a los hombres. Abraham recibió la revelación de esta enorme gracia de Dios
y exultó. Ahora deberían tener una fe como la de Abraham para creer en esta
enormidad: que este hombre que tienen delante de los ojos sea, además de
hombre, Dios verdadero, Hijo consustancial con el Padre Dios. "Entonces tomaron
piedras para tirárselas; pero Jesús se escondió y salió del Templo"(Jn). Es un final
violento. Ha estallado la violencia, han pasado de la polémica al insulto, y del
insulto al intento de lapidación. Ya no se trata sólo de falta de fe, sino de auténtico
odio. Pero Jesús no puede callar, tiene que decir a todos su identidad y el motivo
de su misión salvadora.

página 3 / 3

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

Potrebbero piacerti anche