Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
PERFIL GENERAL
Descripción del sector
La industria de las bebidas se compone de dos categorías principales y ocho subgrupos.
La categoría de las bebidas sin alcohol comprende: la fabricación de jarabes de bebidas
refrescantes; el embotellado y enlatado de agua y bebidas refrescantes; embotellado,
enlatado y envasado en cajas de zumos de frutas; la industria del café; y la industria del
té. La categoría de las bebidas alcohólicas incluye los licores destilados, el vino y la
cerveza.
Evolución de la industria
Aunque muchas de estas bebidas, incluida la cerveza, el vino y el té, han existido desde
hace miles de años, su industria se ha desarrollado en los últimos siglos.
La industria de las bebidas, considerada desde un punto de vista global, aparece muy
fragmentada, lo que resulta evidente por el gran número de fabricantes, de métodos de
envasado, de procesos de producción y de productos finales. La industria de bebidas
refrescantes constituye la excepción de la regla, pues está bastante concentrada. Aunque
la industria de las bebidas esté fragmentada, sigue un proceso de consolidación desde el
decenio de 1970, de modo que está cambiando la situación.
Desde principios de siglo, las compañías de bebidas han evolucionado desde las
empresas regionales que producían artículos destinados principalmente a los mercados
locales hasta las gigantescas empresas de hoy, que elaboran productos para mercados
internacionales. Este cambio se inició cuando las compañías del sector adoptaron
técnicas de producción en masa que les permitieron expansionarse. Además, durante
este tiempo, se consiguieron avances en el envasado de productos y en los procesos que
incrementaron enormemente el período de validez de los productos. Los envases
herméticos para el té evitan la absorción de humedad, que representa la principal causa
de pérdida del sabor, y la aparición de los aparatos de refrigeración permitió la
elaboración de cerveza en los meses de verano.
Importancia económica
La industria de las bebidas emplea a varios millones de personas en todo el mundo, y
cada tipo de bebida produce unos ingresos del orden de billones de dólares anuales. No
cabe duda de que en algunos pequeños países en desarrollo la producción de café es el
principal soporte de la economía global.
Industria enológica
Como es sabido, en el proceso de elaboración de los vinos la temperatura es un
parámetro claro a controlar cuando se quiere obtener un producto de calidad excelente,
siendo necesario el enfriamiento del mosto en fermentación dentro de unos niveles
térmicos que permitan un desarrollo adecuado de las transformaciones biológicas y
químicas que tienen lugar. El frío permite dirigir a buen término el proceso en mejores
condiciones que las conseguidas con el uso tradicional del anhídrido sulfuroso.
Dependiendo de que se vinifique en blanco o en tinto, las temperaturas de fermentación
son diferentes, pudiéndose recomendar los siguientes valores medios: vinos blancos
(18 ºC), vinos rosados (20 ºC) y vinos tintos (25 ºC). En general, la temperatura ideal de
partida de un mosto puesto a fermentar es la más baja posible que permita la actividad
suficiente de las levaduras.
Las principales ventajas obtenidas con la técnica de fermentación controlada serían las
siguientes: bloqueo de crecimientos bacterianos anómalos que se presentan en
condiciones de altas temperaturas; menor acidez volátil; menor pérdida de volátiles
responsables del aroma; descomposición regular del azúcar y producción constante de
CO2; consecución de vinos más secos, debido a la completa transformación de los
azúcares fermentables; y una mejor clarificación y precipitación del ácido tartárico.
La cantidad de calor necesario a eliminar en el proceso de control de la temperatura de
fermentación de un mosto será suma de los siguientes aspectos: enfriamiento del mosto
desde la temperatura de entrada a la bodega hasta la temperatura de inicio de la
fermentación; calor desarrollado a lo largo del proceso; y calor captado del ambiente a
través del depósito donde fermenta el mosto. Los distintos sistemas y equipos que se
utilizan en dichas aplicaciones son de diversa naturaleza: refrigeración con o sin
movimiento del mosto, con duchas y desfangado, con depósitos de fermentación en
doble camisa, intercambiadores de placas, sistema “Ducellier”, etc.
La fermentación maloláctica se regula también mediante la temperatura. Esta
transformación consiste en la transformación del ácido málico en ácido láctico, por la
acción de diversas especies bacterianas; ello confiere al vino unos mejores atributos de
suavidad y aterciopelamiento. Normalmente, esta fermentación, que depende de muchos
factores (contenido en sulfuroso, acidez fija, pH,…), encuentra su mejor desarrollo a
temperaturas próximas a los 23 ºC.
La estabilización del vino es otra operación en la que se aprovecha la acción favorable
del frío. En efecto, llevando al vino a una temperatura próxima a su punto de
congelación se consigue que se formen núcleos de cristalización y que precipite el
bitartrato potásico así como las sustancias siguientes: materias colorantes, materias
pécticas y proteicas, y levaduras y bacterias. Ello permite cumplir satisfactoriamente la
exigencia comercial por parte del consumidor de vinos estables y sin precipitaciones en
las botellas.