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Las fiestas de abolición de la esclavitud, eventos impregnados de símbolos y de

precariedad económica

En el suroccidente colombiano la abolición de la esclavitud fue motivo de controversia social


y de fiesta liberal. La abolición de la esclavitud se decretó en 1851. Llegó después de la
decadencia de la institución. El proceso se inició en 1812 con la Constitución del Estado de
Cartagena, que decretó prohibición del comercio o la trata de negros, debido a las presiones
británicas, quienes no obstante habían sido los principales traficantes de esclavos; continuó
en la provincia de Antioquia, gracias a las ideas antiesclavistas de José Félix Retrepo y con
la ley del dictador Juan del Corral, de 20 de abril de 1814, que dio la libertad a los hijos de
los esclavos que nacieran a partir de esa fecha, y culminó después con la liberación de los
esclavos que participaron en la campaña libertadora. En 1821 se promulgó la libertad de
vientres y se reglamentó el trabajo semilibre, para finalmente proclamar la liberación de los
esclavos junto con el paquete de reformas liberales de medio siglo: abolición del estanco
del tabaco, la liquidación de ejidos y resguardos, el cambio hacia un mercado libre y hacia
una fiscalización directa. Representaba el punto central del programa liberal: el intento de
romper con el pasado colonial.

El decreto de la abolición de la esclavitud tuvo oposición sobre todo en el suroccidente del


país, manifestada en levantamientos y desórdenes en toda la región y particularmente en
Cali. La región comprendía las provincias de Barbacoas, Buenaventura, Cauca, Chocó y
Popayán, y tenía el 63% de los esclavos del país en 1851. Hay que resaltar que en ese
momento la provincia de Buenaventura, que comprendía a la ciudad de Cali, estaba
gobernada por Ramón Mercado, uno de los más activos políticos liberales de la región,
miembro fundador de la Sociedad Democrática de Cali, con una amplia popularidad, pero
con un comportamiento político errático: votó por el canditado conservador Gori cuando se
disputaba la presidencia con José Hilario López, pero buscó cercanía con los amigos
personales lopistas cuando ganó el candidato liberal diciéndoles que él había votado por
Gori porque eran amigos íntimos y le debía algunos favores, pero que quedaría muy
contento si ganaba López. Mercado tal vez participó en ese bando debido a que la Cámara
Provincial de Buenaventura y la Asamblea Electoral del cantón de Cali eran de mayoría
conservadora, inclusive en los primeros años del gobierno liberal de 1849.

El gobernador Ramón Mercado describió la situación de ese momento así: «Los atentados
y crímenes en los días de agitación fueron: tumultos que se formaban a los alrededores de
la ciudad en las noches; riñas frecuentes entre grupos de individuos de ambos partidos y
barras de la Sociedad Democrática y amigos del pueblo; vapulaciones recíprocas
apersonas ya del uno o del otro partido, en muchos casos con resentimientos personales;
incendio de dos casas pajizas; incendio y derroche en los terrenos de los ejidos; violencia
ejecutada en dos o tres casas en donde se sospechaba que había reuniones secretas o
que se acopiaban armas; y bandadas de hombres que hacían incursiones por los pueblos
y campos». Las medidas que tomó Mercado en enero del mismo año fue declarar el toque
de queda y vigilancia nocturna en las calles de la ciudad, y en los pequeños pueblos todos
los viajeros tenían que presentarse a la alcaldía.
A pesar de la situación de inestabilidad política, desde enero de 1851 se programó un
evento en la ciudad de Cali para conmemorar la abolición de la esclavitud. Fue una
ceremonia que representó todo el imaginario del pensamiento liberal del momento. El
Programa de celebración de la abolición de la esclavitud del 10 de julio se encuentra
detallado en el Archivo Histórico del Municipio en el tomo 114, de 1851. La solemne
ceremonia fue ordenada por el gobernador, con la participación de todos los miembros del
partido liberal y los militares.

El Programa fue un memorable evento cívico: «Solemnidad del 2 de febrero de 1851 por la
manumisión de 46 esclavos. 1.- Al amanecer del domingo 2 de febrero próximo se verificará
el repique general de campanas en todas las iglesias a la señal de tres descargas de cañón
i toque de diana de las cajas de guerra. De hora en hora se oirá un tiro de cañón. 2.- En
seguida la música reunida por la primera comisión recorrerá las calles de la ciudad para
promover la alegría de los habitantes al anunciarles que ha llegado un acontecimiento
famoso, cual es la manumisión de 46 esclavos: las cajas de guerra presidirán la música
tocando alegre diana. 3.- A las nueve de la mañana se tocará la llamada de la guardia
nacional, que deberá reunirse en la plaza del 7 de Marzo de las diez a las once, procurarán
uniformarse en lo posible. 4.- De las once a las doce y media se reunirán en la sala de la
gobernación todos los empleados públicos, corporaciones, comunidades i demás
convidados que deban concurrir al acto de la manumisión, que tendrá lugar en el local de
la Sociedad Democrática. 5.- El cuadro veterano mandado por el ayudante mayor, a las
once y media en punto, con la solemnidad de ordenanza sacará de la municipalidad la
bandera nacional que se colocará en el batallón en su lugar correspondiente. 6.- El batallón
de la guardia nacional en columnas al frente romperá la marcha para el local expresado;
dicho batallón será seguido por los esclavos que se manumitirán, de los convidados i
empleados; la artillería cerrará la marcha. 7.- Luego que lleguen al expresado local se
colocarán en la parte exterior del circo sin ocupar el corredor de la entrada, i oficiales de las
respectivas compañías ocuparán sus asientos dentro del circo. 8.- Habiendo tomado
respectivos asientos los empleados, corporaciones i demás convidados se abre la siguiente
escena. La banda de música tocará una pieza marcial, i la artillería que quedará en la parte
exterior del edificio anunciará con tres cañones que va a principiar el acto, el que se
ejecutará así: tres individuos que deben manumitirse y que serán designados por el
personero parroquial, poniéndose en las manos un gallardete a cada uno de los tres.
Libertad, Igualdad i Fraternidad, se acercarán a la mesa [y reciirán] sus respectivas cartas
que les serán entregadas por el gobernador. Restituidos estos tres a sus asientos, se
repartirán la designación que hará el mismo empleado por siete veces, cuyo número será
marcado por tres cañonazos i una pieza marcial efectuada por la banda en conmemoración
del glorioso 7 de Marzo de 1849. Durante el intervalo siete señoras liberales pondrán en las
cabezas de los manumisos guirnaldas de flores: después se repetirán estos actos respecto
a los que falten. Concluida la entrega de las cartas, la banda musical tocará una pieza
marcial i la artillería disparará tres cañonazos.

Luego se oirán los discursos de las autoridades i las manifestaciones patrióticas de los
participantes que lo quieran hacer. Terminado así el acto, todo el acompañamiento se
dirigirá a la plaza del 7 de Marzo. Por la tarde la banda de música acompañará a la segunda
compañía que debe ir al otro lado del río a hacer fogueo, (firmado) Ramón Mercado».

A pesar de que sólo fue posible manumitir 33 esclavos de los 46 que se tenían previstos,
porque la Junta de Manumisión de esta provincia no tuvo los fondos de renta suficientes
para pagarlos, según los avalúos que se obtuvieron de los mencionados esclavos, la
ceremonia cumplía con el objetivo inicial que era llevar a cabo un evento netamente civil
cargado con todos los símbolos de la naciente república liberal.

Se inició con los toques de diana, las descargas de cañón para llamar a los ciudadanos a
conglomerarse para el evento, aunque todavía tuvieron que recurrir a algunos símbolos
tradicionales como el repique de las campanas de las iglesias, al cual la gente estaba más
acostumbrada a atender. Tenían todavía algunas dificultades logísticas que la República
en formación no había podido resolver, como era suministrar a todos los miembros de la
guardia nacional el uniforme completo para asistir con todo el rigor y formalidad que exigía
el evento. Surgía la preocupación y era necesaria la advertencia de que hicieran el esfuerzo
de presentarse lo mejor posible. La guardia nacional estaba conformada por la mayoría de
los miembros de las sociedades democráticas. No podía faltar la bandera como el mayor
símbolo de la República, pero todavía no se había compuesto el himno nacional. Es curioso
que la ceremonia haya decidido hacerse en el recinto de las Sociedades Democráticas y
no en plaza, que era el espacio público por excelencia de la nueva República; tal vez la
decisión tuviera razones de seguridad, por posibles ataques de los conservadores; o por
comodidad, pues en aquella época la plaza era un espacio con piso de tierra y barro.

En el evento aparecían repetidas veces los conceptos del pensamiento utópico liberal:
libertad, igualdad y fraternidad. En Cali fueron tomados tan a pecho, que tres de las
parroquias cambiaron temporalmente sus nombres tradicionales Libertad, Igualdad y
Fraternidad. «¿Qué significaban y de donde provenían estos conceptos? por los
de Libertad era un modelo complejo, que abarcaba ideas como la razón, la victoria, la
sensibilidad, la piedad, la caridad; fue siempre representada por una diosa femenina, que
traía consigo muchos conceptos católicos transformados en una imagen secular. Libertad
fue el baluarte más importante de las repúblicas europeas nacientes. Igualdad era un
concepto nacido en las logias masónicas adoptado por las nuevas repúblicas europeas,
especialmente la francesa en su revolución.

Fraternidad fue incluida en la Nueva Granada con el sentido de tolerancia y era por
excelencia un símbolo de asociación, una noción que aludía al sentimiento cristiano y al
sentido de familia, era un legado al mismo tiempo católico y romano, apropiado a la virtud
cívica.

Para completar todo este pensamiento, se sumaban las guirnaldas de flores en las cabezas
de los esclavos, réplica del símbolo de la democracia romana.

Fue, pues, el marco de referencia del programa liberal que fusionaba el pensamiento de
Occidente, especialmente el de la Revolución Francesa. Encontraron en estas ideas la
esencia del proyecto modernizador de mediados del siglo XIX. Fueron los símbolos políticos
y los rituales necesarios para crear un orden moral y para legitimizar el poder. La idea
fundamental era poder tener ciudadanos para lograr una participación amplia en el proceso
político, y por lo tanto en la formación de la unidad nacional. Pero, finalmente, fue sólo un
deseo...

Hubo otras ceremonias para conmemorar la manumisión, como la que relata José Joaquín
García en sus Memorias de Bucaramanga: «Sólo había cincuenta esclavos, los cuales
fueron conducidos a la plaza pública donde, después de darse lectura al acto legislativo,
recibieron la carta que les elevaba a la dignidad de hombres y un gorro frigio, como
emblema de la Libertad. El párroco pronunció un breve y sencillo discurso, que enterneció
a los concurrentes, y enseguida algunas personas notables hicieron uso de la palabra. En
el mismo día, por la tarde, hubo un paseo a las afueras del poblado, acto en el cual reinaron
el mayor regocijo y la más completa cordialidad. Los redimidos lucían vestidos que sus
amos les habían regalado». La celebración de Bucaramanga cumplía con algunos
preceptos de la nueva República, pero con modestia; sólo aparece el forro frigio como
símbolo de libertad, emblema utilizado ya en la época de la independencia. Finalmente era
la Libertad lo que se conmemoraba, y también implicaba la igualdad ciudadana. Fue un
evento conmovedor, donde la participación de la Iglesia no fue excluida y donde los
símbolos y las metáforas liberales no fueron tan enaltecidos. No se puede comparar con la
prosopopeya de la ceremonia en Cali, donde tal vez se hacía necesaria para marcar con
todo el ímpetu posible las diferencias con una oposición que era tan beligerante en la región
en esa época.

La batalla sobre las estatuas confederadas, explicada

Las estatuas confederadas siempre han sido sobre la supremacía blanca. Por eso están
bajando.

El último conflicto de Estados Unidos sobre la raza comenzó con un tiroteo masivo, una
bandera y algunas estatuas.

En Charlottesville, Virginia, los manifestantes de la supremacía blanca descendieron a la


ciudad a principios de agosto para protestar contra el plan de la ciudad de derribar los
monumentos confederados, particularmente la estatua del general confederado Robert E.
Lee. La ciudad respondió a las protestas el miércoles cubriendo los monumentos con
una lona negra .

En Lexington, Kentucky, el alcalde Jim Gray respondió a las protestas de Charlottesville


acelerando los planes de su propia ciudad para derribar los monumentos confederados. En
Durham, Carolina del Norte, los manifestantes en agosto derribaron una estatua dedicada
a los soldados confederados. Baltimore derribó sus monumentos confederados
literalmente de la noche a la mañana también.
¿Por qué Estados Unidos de repente se preocupa tanto por estas viejas piezas de metal y
piedra?

La batalla actual se remonta a un tiroteo masivo en 2015, cuando la autodescrita


supremacista blanca Dylann Roof disparó y mató a nueve personas en una iglesia
predominantemente negra en Charleston, Carolina del Sur. Roof llamó mucho la atención
por posar con la bandera confederada en las imágenes que salieron después del tiroteo, y
eso ayudó a estimular una pelea dentro de Carolina del Sur sobre si debería derribar una
bandera confederada que había volado en el capitolio estatal durante años. El
estado finalmente acordó derribar oficialmente la bandera (después de que el activista
Bree Newsome la retirara de manera no oficial).

Desde entonces, muchas ciudades y estados, particularmente en el sur, han estado


cuestionando sus propios símbolos confederados. El argumento es simple: la
Confederación luchó para mantener la esclavitud y la supremacía blanca en los Estados
Unidos, y eso no es algo que el país deba honrar o conmemorar de ninguna manera.

Sin embargo, los críticos argumentan que estos monumentos son realmente sobre el orgullo
sureño, no conmemoran un movimiento de rebelión pro esclavitud. Argumentan que tratar
de eliminar los símbolos confederados funciona para borrar parte de la historia
estadounidense.

El presidente Donald Trump invocó tal argumento en respuesta a Charlottesville: “Esta


semana, es Robert E. Lee y, esta semana, Stonewall Jackson. ¿Es George Washington el
próximo? Tienes que preguntarte, ¿dónde se detiene? ”. Más tarde reiteró estos
argumentos en Twitter, calificándolo de “ tonto ” para derribar monumentos confederados.

Aquí es donde el debate se complica, suscitando preguntas importantes sobre los Estados
Unidos y su historia: ¿Qué representaba exactamente la Confederación? Y si representaba
la esclavitud, ¿honrarla en efecto conmemora la supremacía blanca?

El registro histórico es en realidad bastante claro: la Confederación siempre fue sobre la


supremacía blanca, y también lo son los monumentos dedicados a ella. Gran parte de
Estados Unidos está llegando a un acuerdo con eso, pero no sin una reacción apasionada,
a veces violenta, de aquellos que argumentan que las estatuas son símbolos necesarios de
la herencia y la cultura blanca.

Ciudades y estados han estado trabajando para derribar sus monumentos confederados

Desde que Carolina del Sur derribó su bandera confederada, varias ciudades y estados de
todo el país han estado considerando movimientos similares, no solo para las banderas,
sino también para las estatuas y otros monumentos en todo el Sur en honor a la
Confederación y sus soldados. Existen muchos de estos monumentos: el estudio del
Southern Poverty Law Center encontró al menos 1,500 "nombres de lugares confederados
y otros símbolos en espacios públicos", y reconoció que su recuento estaba "lejos de ser
exhaustivo".

Antes de Charlottesville, el movimiento más destacado se produjo a principios de este año,


cuando Nueva Orleans terminó de derribar cuatro monumentos confederados. Una de las
estatuas se erigió en 1891 para celebrar una insurgencia mortal en 1874, dirigida por la
supremacía blanca Crescent City White League, contra una fuerza policial integrada y una
milicia estatal. Los otros honraron al general confederado Robert E. Lee, al presidente
confederado Jefferson Davis y al general confederado PGT Beauregard, quienes
traicionaron a los Estados Unidos y lucharon contra el sindicato durante la Guerra Civil para
preservar la esclavitud.

El alcalde de Nueva Orleans, Mitch Landrieu, defendió apasionadamente el movimiento


en un discurso . “No son solo recuerdos inocentes de una historia benigna. Estos
monumentos celebran una Confederación ficticia y desinfectada que ignora la muerte,
ignora la esclavitud, ignora el terror que realmente representaba ”, dijo. "Pueden haber sido
guerreros, pero en esta causa no fueron patriotas".

Esto provocó una gran reacción violenta. El representante estatal de Mississippi, Karl
Oliver, un republicano, escribió en una publicación de Facebook ahora eliminada que
las personas que derriban monumentos confederados "deberían ser LICENCIADAS",
invocando un lenguaje que obviamente está vinculado a la opresión de los estadounidenses
negros:

La destrucción de estos monumentos, erigidos en la memoria amorosa de nuestra familia y


nuestros compañeros de América del Sur, es atroz y horrible. Si el "liderazgo" de Luisiana,
y yo uso este término de manera muy flexible, desea, de manera nazi-ish, quemar libros o
destruir monumentos históricos de NUESTRA HISTORIA, ¡deberían ser LINCHADOS! Que
se sepa, haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que esto suceda en nuestro Estado.

Más tarde, Oliver se disculpó por la horrible elección de las palabras, pero mantuvo su
intención de preservar "todos los monumentos históricos".

Del mismo modo, Charlottesville ha estado trabajando para eliminar dos estatuas
confederadas: una dedicada a Robert E. Lee y otra dedicada a Stonewall Jackson. La
ciudad ya cambió el nombre de los parques donde se encontraban estas estatuas:
Jackson Park ahora es Justice Park y Lee Park ahora es Emancipation Park. Y el consejo
de la ciudad votó para derribar la estatua de Robert E. Lee, aunque esos planes
están actualmente en suspensomientras un tribunal revisa si la ciudad puede hacerlo sin
el permiso del estado.

El plan para derribar la estatua de Robert E. Lee llevó a las protestas de la supremacía
blanca. Su protesta tuvo lugar principalmente en el Parque de la Emancipación, donde se
reunieron alrededor de la estatua durante gran parte de sus manifestaciones. Tal como lo
ven, los intentos de derribar la estatua están borrando la historia blanca; Una de sus
consignas, "no nos reemplazará", tiene la intención de sugerir que los legisladores no
pueden hacer esto y salirse con la suya.

Por supuesto, muchas personas no están de acuerdo en que se trata de borrar la historia
blanca. Argumentan que estos monumentos fueron construidos originalmente para honrar
a la Confederación y el racismo y la supremacía blanca que representaba. Una de las
estatuas en Nueva Orleans, por ejemplo, literalmente celebró una insurgencia supremacista
blanca en la ciudad contra una fuerza policial racialmente integrada y una milicia estatal.

De hecho, la mayoría de estos monumentos confederados se construyeron durante la era


de Jim Crow y en respuesta al movimiento de derechos civiles, una señal de que estaban
destinados a representar explícitamente la supremacía blanca en el sur:

Centro de derecho de la pobreza del sur

Dado que Estados Unidos ahora está tratando de enmendar las políticas racistas de su
pasado, parece natural que los monumentos que celebraron este horrible pasado se
derrumben.

Tampoco es el caso de que esta historia se esté borrando, ya que las estatuas, banderas y
otros monumentos no están necesariamente siendo destruidos. A menudo, como fue el
caso en Carolina del Sur y posiblemente en Nueva Orleans , se trasladan a museos o,
como es el plan en Charlottesville, se venden a otra persona para que se encargue de ellos.

La Confederación era un bastión de la supremacía blanca y la esclavitud.

En el centro de este debate está el tema de la guerra civil. Las personas que defienden
estos monumentos confederados con frecuencia argumentan que realmente se trataba de
los derechos de los estados, mientras que los del otro lado argumentan que la Guerra Civil
fue sobre la esclavitud.

Pero el registro histórico deja muy claro que la Guerra Civil fue sobre la esclavitud. Y en la
medida en que se trataba de los derechos de los estados, se trataba del derecho de un
estado a mantener la esclavitud.

Como Ta-Nehisi Coates señaló en el Atlántico , Carolina del Sur, el primer estado en
separarse de la Unión, dijo en su declaración oficial que consideraba que cualquier intento
de abolir la esclavitud y otorgar derechos a los estadounidenses negros era "hostil al Sur"
y " destructivo de sus creencias y seguridad ":

Se ha trazado una línea geográfica en toda la Unión, y todos los Estados al norte de esa
línea se han unido en la elección de un hombre para el alto cargo de Presidente de los
Estados Unidos, cuyas opiniones y propósitos son hostiles a la esclavitud. Se le debe
confiar la administración del Gobierno común, porque ha declarado que "el Gobierno no
puede soportar permanentemente mitad esclavo, mitad libre", y que la mente pública debe
descansar en la creencia de que la esclavitud está en curso de extinción final. . Esta
combinación seccional para la inmersión de la Constitución, ha sido ayudada en algunos
Estados al elevar a la ciudadanía, personas que, por la ley suprema de la tierra, son
incapaces de convertirse en ciudadanos; y sus votos se han utilizado para inaugurar una
nueva política, hostil al Sur y destructiva de sus creencias y seguridad.

En una carta alentando a Texas a separarse y unirse a los Estados Confederados, el


comisionado de Luisiana, George Williamson, fue aún más explícito. Argumentó que la
Confederación era necesaria "para preservar las bendiciones de la esclavitud africana" y
que los estados confederados "están unidos por la misma necesidad y determinación para
preservar la esclavitud africana".

Muchos otros estados presentaron argumentos similares, señalando constantemente la


esclavitud y la supremacía blanca, en sus casos de secesión.

Estas declaraciones no dejan dudas de que el Sur luchó en la Guerra Civil para proteger
las instituciones de la supremacía blanca y, en particular, la esclavitud.

De hecho, el simbolismo confederado, particularmente la bandera, solo resurgió en la


cultura estadounidense como reacción al surgimiento del movimiento de derechos civiles.

Como el historiador John Coski escribió en La bandera de batalla confederada: el


emblema más asediado de Estados Unidos y Libby Nelson explicaron para Vox , el
uso de la bandera surgió después de que las universidades del sur, los corredores de autos
y los grupos sociales la abrazaron en la década de 1950 como un símbolo del blanco y el
sur cultura.

No fue una coincidencia que esto sucediera cuando el movimiento de derechos civiles
aumentó, y, en particular, después de que el presidente Harry Truman prometió hacer más
para promover los derechos civiles, por ejemplo, integrando al ejército y diciéndole a la
NAACP que los derechos civiles no podían esperar. El Ku Klux Klan, por su parte, creció
en respuesta, y abrazó la bandera confederada como un símbolo potente.

Los sureños tenían claro en ese momento lo que estaban haciendo y lo que representaba
la bandera confederada: "Significa la causa del sur", dijo Roy Harris , el legendario político
de Georgia, en 1951, según Coski. "Se está convirtiendo ... en el símbolo de la raza blanca
y en la causa de los blancos".

Desde entonces, el propósito de la Confederación se ha ofuscado en los intentos de


blanquear un período feo de la historia de los Estados Unidos, enmarcando la bandera y
los monumentos confederados más como símbolos de la herencia blanca y los derechos
de los estados en lugar de símbolos explícitos de racismo. Y la bandera se ha convertido
de alguna manera en un silbato para perros, otro ejemplo del lenguaje furtivo que los
funcionarios públicos usan para guiñar al público sobre el racismo mientras afirman su uso
como un punto de herencia.
Pero el hecho de que los supremacistas blancos, incluidos los neonazis literales ,
marchen hacia ciudades como Charlottesville para defender los monumentos confederados
muestra que esto no es solo una búsqueda inocente para preservar la historia; Hay un claro
interés racista detrás de gran parte de esto también.

Estados Unidos está atravesando una "falla"

Subyacente a la batalla sobre las estatuas confederadas hay realmente un mayor debate
sobre la raza en Estados Unidos. En los últimos años, hemos visto un mayor impulso por la
justicia racial. Eso llevó al rechazo desde el otro lado, lo que algunos comentaristas han
descrito como un "golpe blanco".

Black Lives Matter, en particular, prestó mucha atención a estos problemas. Aunque el
movimiento ganó fama nacional a través de sus esfuerzos por llamar la atención sobre las
disparidades raciales en el uso de la fuerza por parte de la policía (particularmente en
las protestas de Ferguson, Missouri, por el tiroteo policial de Michael Brown ), ha
fomentado una conversación más amplia, especialmente entre el lado izquierdo de el
espectro político, sobre las muchas formas en que los estadounidenses minoritarios están
en desventaja sistémica. A medida que Estados Unidos se vuelva más y más racialmente
diverso, esta discusión probablemente se convertirá en un tema aún mayor.

Mientras tanto, la elección del presidente Donald Trump simboliza la reacción violenta a
gran parte de esta conversación. Trump, quien constantemente desplegó retórica racista,
antiinmigrante y antimusulmana en la campaña electoral, dio voz a los estadounidenses
blancos que durante mucho tiempo sintieron que el aumento de los derechos civiles y la
diversidad los ha dejado atrás.

Arlie Hochschild, sociólogo y autor de Extraños en su propia tierra , proporcionó una


analogía adecuada para el sentimiento de abandono de muchos estadounidenses blancos:
según lo ven, todos están en esta línea hacia una colina con prosperidad en la cima. Pero
en los últimos años, la globalización y el estancamiento de los ingresos han provocado que
la línea deje de moverse. Y desde su perspectiva, otros grupos, estadounidenses negros y
marrones, mujeres, ahora están cortando la línea, porque están obteniendo nuevas (y más
iguales) oportunidades a través de nuevas leyes y políticas antidiscriminatorias como la
acción afirmativa.

Otra forma de entender esto es un concepto sociológico llamado "fragilidad blanca". Robin
DiAngelo, que estudia raza en la Universidad Estatal de Westfield, describió el fenómeno
en un artículo de 2011 :

Los blancos en América del Norte viven en un entorno social que los protege y los aísla del
estrés basado en la raza. Este ambiente aislado de protección racial crea expectativas
blancas para la comodidad racial y al mismo tiempo reduce la capacidad de tolerar el estrés
racial, lo que me lleva a lo que yo llamo Fragilidad Blanca. White Fragility es un estado en
el que incluso una cantidad mínima de estrés racial se vuelve intolerable, lo que
desencadena una serie de movimientos defensivos. Estos movimientos incluyen la
exhibición externa de emociones como la ira, el miedo y la culpa, y comportamientos como
la argumentación, el silencio y el abandono de la situación que induce el estrés. Estos
comportamientos, a su vez, funcionan para restablecer el equilibrio racial blanco.

El artículo de DiAngelo explicó que los estadounidenses blancos tienen una serie de
"factores desencadenantes" que pueden ponerlos a la defensiva sobre la raza, desde
sugerencias de que el punto de vista de una persona es racializado hasta el ascenso de
personas de color a posiciones de liderazgo prominentes. Todos los desencadenantes que
enumeró estuvieron presentes el año pasado: a través de la presidencia de Barack Obama,
la retórica racista de Trump y las protestas de Black Lives Matter contra el dominio del
privilegio blanco.

Considere con qué frecuencia a lo largo de las elecciones de 2016 las personas
responderían incluso a la más mínima sugerencia de racismo, ya sea en los medios de
comunicación o en la vida cotidiana, con vitriolo, desdén o despido inmediatos. DiAngelo
argumentó que esto es un mecanismo de defensa para confrontar preguntas sobre
privilegios. Y hace que sea difícil tener una conversación razonable sobre la raza,
perpetuando efectivamente un status quo favorable para los estadounidenses blancos al
evitar las discusiones sobre cómo cambiar las circunstancias existentes.

DiAngelo ofreció un ejemplo revelador, de una sesión de entrenamiento contra el racismo


que facilitó:

Una de las participantes blancas abandonó la sesión y regresó a su escritorio, molesta al


recibir (lo que parecía ser para el equipo de capacitación) comentarios sensibles y
diplomáticos sobre cómo algunas de sus declaraciones habían impactado a varias personas
de color en la sala. En el descanso, varios otros participantes blancos se acercaron a
nosotros (los entrenadores) e informaron que habían hablado con la mujer en su escritorio,
y estaba muy molesta porque sus declaraciones habían sido cuestionadas. Querían
alertarnos sobre el hecho de que ella literalmente "podría estar teniendo un ataque al
corazón". Al preguntarnos, aclararon que querían decir esto literalmente. Estos compañeros
de trabajo eran sinceros en su temor de que la joven realmente pudiera morir físicamente
como resultado de los comentarios. Por supuesto, cuando la noticia de la condición
potencialmente fatal de la mujer llegó al resto del grupo participante,

Esto ilustra cómo las personas defensivas pueden enfrentarse a las acusaciones de
racismo: no solo la mujer que enfrentó las críticas realmente sentía que estaba teniendo un
ataque al corazón, sino que las personas blancas que la rodeaban creían que era totalmente
posible que lo fuera. Esta es la realidad de tratar de tener una conversación que desafíe el
privilegio de los blancos en Estados Unidos.

Puede aplicar este concepto a lo que vimos en las protestas de Charlottesville. Es probable
que muchas de las personas involucradas hayan llevado vidas con ventajas, solo porque
son hombres blancos en una sociedad que históricamente les ha otorgado más derechos
que todos los demás.

Pero han visto desafiada su seguridad racial. Vieron al primer presidente negro con Barack
Obama. Ven estadísticas demográficas que muestran que los estadounidenses blancos
ya no serán la mayoría en las próximas décadas. Ven toda esta charla sobre Black Lives
Matter y la importancia de la diversidad, incluso a través de políticas como la acción
afirmativa. Ven movimientos recientes para derribar monumentos confederados en el sur. Y
es probable que ellos mismos hayan sido acusados de racismo en algún momento de sus
vidas, haciéndolos ponerse a la defensiva y enojados.

Estas son las fuerzas detrás de la discusión actual sobre los monumentos confederados y
la raza en Estados Unidos. Muchos estadounidenses blancos sienten que han sido
descuidados, y ahora su historia se está borrando a medida que los monumentos
confederados bajan y el país se vuelve más diverso. Así que algunos han tomado medidas
radicales, causando violencia y caos en Charlottesville, Virginia, para protestar contra los
planes de derribar una estatua.

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