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I.- RESUMEN
La noción de inquietud de sí mismo a la que hace referencia la filosofía de la antigua Grecia
(Sócrates) , que se manifiesta en el sujeto que habita el mundo actual al observar los continuos
cambios que se están produciendo: políticos, sociales, familiares, religiosos, entre otros, los cuales
han puesto en crisis a muchos sectores de la sociedad. En este contexto, el papa Francisco nos
habla de la crisis que vive la humanidad hoy. El tema de esta investigación es la incidencia
política del papa Francisco en la Iglesia y el mundo. Los cambios que están ocurriendo en el
mundo no pueden pasar desapercibidos. Podríamos hablar de una cultura advenida, a la cual
debemos hacer frente y cuyos fenómenos influyen también en la Iglesia. Al papa Francisco le ha
tocado abrir las puertas para dar apertura a una nueva visión del quehacer de la Iglesia en la
actualidad.
II.- INTRODUCCIÓN
Tomando como referencia el enfoque filosófico de Michael Foucault (1982) sobre la hermenéutica
del sujeto, donde el autor presenta un estudio en torno al «cuidado de sí» como concepto
organizador del quehacer filosófico, tratando de mostrar según qué técnicas, procedimientos y
finalidades históricas un sujeto ético se constituye en una determinada relación hacia sí. Foucault
pretende mostrar a las claras la precariedad del modo de subjetivación moderno. Todo su trabajo
consiste en hacernos más extraños a nosotros mismos, mostrando la historicidad de lo que podría
parecer lo más ahistórico: la manera en la que, en cuanto sujetos, nos relacionamos con nosotros
mismos. Este pasaje a los antiguos permite, asimismo, una reformulación del problema político: ¿y
si hoy las luchas no sólo fueran luchas contra el dominio político ni sólo luchas contra la
explotación económica, sino luchas contra las servidumbres identitarias? Releyendo a Platón y
Marco Aurelio, a Epicuro y a Séneca, Foucault no busca en qué superar, sino cómo repensar la
política.
Desde esta perspectiva del sujeto actual, el trabajo que se presenta quiere ser un ensayo
hermenéutico de la carta encíclica “Laudato si” (“Alabado seas, mi Señor”) del papa Francisco.
Está referido al cuidado de la casa común: es un llamado a ocuparnos del planeta donde todos
somos responsables de este bien dado por Dios a la humanidad. Se nos invita a que asumamos
nuestra responsabilidad en atender nuestra casa común.
III.- DESARROLLO
3.1.- Caracterización de los referentes filosóficos de contexto sobre la hermenéutica del
sujeto de Michael Foucault (1982)
Está interesado en las relaciones entre subjetividad y verdad
“Inquietud de sí mismo”: El hecho de ocuparse de sí mismo, preocuparse por sí mismo
La cuestión del sujeto se propuso originalmente en un contexto y un precepto muy distintos: la
famosa prescripción délfica del “conócete a ti mismo” (apareció en el pensamiento filosófico
en la figura de Sócrates)
Apología de Sócrates: Incitar a los otros a ocuparse de sí mismos, a cuidar de sí mismo y no
ignorarse.
“Ocúpense de ustedes mismos”. “Es preciso que se ocupen de sí mismos”. La misión de
Sócrates. El hombre de la “inquietud en sí”. Inquietud de sí, el momento del primer despertar
Inquietud de sí: Principio fundamental para caracterizar la actitud filosófica a lo largo de casi
toda la cultura griega, helenística y romana.
Esta noción no fue solo fundamental entre los filósofos, sino que este principio (de inquietud
de sí) llego a ser, de manera general, el principio de toda conducta racional.
Encontramos esta noción en el cristianismo e incluso en lo que constituyo hasta cierto punto su
entorno y preparación, la espiritualidad alejandrina.
Esta noción se dejó lado principalmente debido a la influencia del “momento cartesiano”.
Espiritualidad: La búsqueda, la práctica, la experiencia por las cuales el sujeto efectúa en sí
mismo las transformaciones necesarias para tener acceso a la verdad.
No puede haber verdad sin una conversión o una transformación del sujeto.
La inquietud de sí, designa precisamente el conjunto de las condiciones de espiritualidad, el
conjunto de las transformaciones de sí mismo que son la condición necesaria para que se pueda
tener acceso a la verdad.
Momento cartesiano: A partir de allí, lo que permite tener acceso a la verdad o a lo verdadero
es el conocimiento mismo, y solo el conocimiento.
El sujeto es capaz de verdad, pero esta no es capaz de salvarlo.
Conflicto entre la espiritualidad y la teología.
Inquietud de sí: Vinculado a un privilegio: político, económico y social.
El ejercicio del poder (pasar del privilegio estatuario a una acción política definida /proyecto
político)
A la insuficiencia de la educación de Alcibíades (déficit pedagógico)
A una actividad, una necesidad de los jóvenes, en una relación entre ellos y su maestro.
A la naturaleza del objeto del que tiene que ocuparse (¿Cuál es ese yo por el que hay que
preocuparse cuando se dice que hay que preocuparse por sí mismo?)
Entre privilegio y acción política, el punto de emergencia de la noción inquietud de si
No se puede gobernar a los otros, no se los puede gobernar bien, si uno no se ha preocupado
por sí mismo.
¿Cuál es ese mismo del que debo ocuparme para poder ocuparme como es debido de los otros,
a quienes tengo que gobernar?
Una actitud general: con respecto a si mismo, con respecto a otros, con respecto al mundo:
UNA ACTITUD
Una manera determinada de atención, de mirada: hay que trasladar la mirada desde el
exterior, los otros, el mundo, hacia “uno mismo”. Prestar atención a lo que se piensa y lo
que sucede en el pensamiento: FORMAS DE REFLEXIÓN
Serie de acciones: acciones que uno ejerce sobre sí mismo, acciones por las cuales se hace
cargo de sí mismo, se modifica, se purifica y se transforma y transfigura: SERIE DE
PRACTICAS
La inquietud de si es una noción central en la historia de las prácticas de la subjetividad
El papa Francisco retoma el fundamento bíblico en el que se argumenta la conexión del hombre
con la tierra (Gn 2,7); desde la Hermenéutica de la continuidad, muestra las numerosas citas de la
Sagrada Escritura y se apoya en la tradición y el magisterio encarnado en la misión de los padres
de la Iglesia, nos hace revivir los mensajes de sus predecesores: el Santo papa Juan XXIII, quien,
en tiempos de crisis, nos exhorta a vivir y encarnar el principio de la paz con su Encíclica “pacem
in terris” dirigida a todo el mundo católico para animarnos a vivir su compromiso a favor de la
paz; el papa Pablo VI habla al mundo de la problemática de la tierra refiriéndose a la “Ecología”;
señala el deterioro del planeta “debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, el ser
humano corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación” (LS, 4).
En esta línea ecológica, el papa san Juan Pablo II nos había mencionado ya antes este tema,
señalando al hombre como actor primordial de la destrucción de la tierra e invitándole a
salvaguardarla; y el papa Benedicto XVI hizo alusión a esta temática en su Encíclica Lumen Fidei,
la cual fue recordada por el papa Francisco en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”: “El
papa Benedito nos propuso reconocer que el ambiente natural está lleno de heridas producidas
por nuestro comportamiento irresponsable. También el ambiente social tiene sus heridas” (LS, 6).
En la Encíclica en estudio, el papa Francisco nos refiere también el llamado de un Jerarca de otra
Iglesia sobre la necesidad de que todos los habitantes del planeta hagamos un esfuerzo para revisar
y tomar conciencia de nuestra participación en la destrucción de la tierra, invitándonos “a
reconocer los pecados contra la creación y cómo los seres humanos destruyen la diversidad
biológica en la creación divina…” (Discurso en Santa Bárbara, California 8 nov. 1997citado por el
papa). (Cfr. LS, 8).
Nos alerta el papa Francisco sobre nuestra conciencia cauterizada que no nos permite percatarnos
de los más desprotegidos de la humanidad; hace incluso un llamado a los encargados de prestar
algún servicio social a la humanidad, ya que muchos de los profesionales viven de espalda a los
que están sufriendo en el mundo de hoy. Ante el fenómeno de los desclasados, los organismos
responsables no atacan al problema sino al desprotegido, ofreciéndole medios que lo inutilizan
como persona: “En lugar de resolver los problemas de los pobres y de pensar en un mundo
diferente, algunos atinan solo a proponer una reducción de la natalidad… Algunos países
desarrollado condicionan ayudas económicas a ciertas políticas de salud reproductiva”. (LS, 50).
Ante la indolencia de la humanidad, el fenómeno social sufrido por tantos provoca el quejido de la
“hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos
reclama otro rumbo” (LS, 53). Ante esta realidad, la humanidad caída necesita dar un vuelco y
cambiar la dirección de la vida que venimos llevando en nuestra casa común. En nuestra saber, no
“disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir
liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales
incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras (LS, 53).
La realidad que nos presenta el papa Francisco debe mover a una conversión desde Cristo; una
conversión que lleva a la persona a un compromiso serio con la sociedad y con el mundo; una
conversión integral de la persona, la cual “implica reconocer los propios errores, pecados, vicios o
negligencias, y arrepentirse de corazón, cambiar desde adentro” (cfr. LS, 218). La gracia es la
respuesta para la construcción de la casa común; es el aporte desde la luz de la fe para echar
adelante la recuperación del espacio común del que todos disfrutamos: “Dios, que nos convoca a la
entrega generosa y a darlo todo, nos ofrece las fuerzas y la luz que necesitamos para salir adelante.
En el corazón de este mundo sigue presente el Señor de la vida que nos ama tanto. Él no nos
abandona, no nos deja solos, porque se ha unido definitivamente a nuestra tierra, y su amor
siempre nos lleva a encontrar nuevos caminos (LS, 245).
Esto fue lo que practicó el Cardenal Jorge Mario Bergoglio en el gran Buenos Aires, en tiempos de
su trabajo apostólico en las Villas miseria, periferias interpelantes de esta gran metrópolis. El papa
Francisco no cesa de decirnos “necesitamos salir al encuentro de las familias, las comunidades y
los pueblos para comunicarles, y compartir el don del encuentro con Cristo, que ha llenado
nuestras vidas de sentido, de verdad y amor, de alegría y de esperanza…” (Lecour, pág. 26). Si
hoy el pueblo de América quiere seguir el anuncio evangelizador del papa Francisco y
acompañarlo de cerca, no puede quedarse con los brazos cruzados; tiene que salir al encuentro de
las personas, por todos los barrios y urbanizaciones; que cada espacio por donde vayamos sea un
lugar para encontrarnos con el otro, anunciando la Buena Noticia del Evangelio, de la
dignificación del hombre/mujer; este sería el mejor aporte y la respuesta definitiva al llamado de “
Evangelizar” y cuidar con cariño de la casa común, que es nuestra tierra.
IV.- A MANERA DE CONCLUSIONES
El papa Francisco está poniendo en práctica, en su pontificado, lo que asimiló en su formación
como Jesuita y en su vida pastoral en el gran Buenos Aires. Nuestra invitación hoy debe ser seguir
a Cristo desde una efectividad encarnada en una realidad del mundo contemporáneo.
La primera carta Encíclica del papa Francisco nos llama al cuidado de la casa común “tierra” el
tema ha sido un llamado de los anteriores papas de la Iglesia. Se ha señalado como los mismos
habitantes del planeta hemos contribuido al deterioro de la misma humanidad, el salir de esta
situación en la cual está inmersa la humanidad no se sale sino se asume a Cristo como fundamento
de la vida o realidad plena que da la liberación integral esta liberación se presenta como un desafío
para los pueblos de América Latina.
Si hoy el pueblo de América quiere seguir el anuncio evangelizador del papa Francisco y
acompañarlo de cerca no puede quedarse con los brazos cruzados tiene que salir al encuentro de
las personas, por todos los barrios, urbanizaciones que cada espacio por donde vayamos sea un
espacio para encontrarnos con el otro, anunciando las buena noticia del evangelio. De la
dignificación del hombre/mujer, este sería el mejor aporte a la respuesta al llamado de la
Evangelización y al cuidado de la casa común que es la tierra.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Papa Francisco. Carta Encíclica “Laudato Si” – “Alabado seas, mi Señor”. Ediciones Trípode.
Venezuela, 2015.
2. AAvv. Francisco la alegría que brota del pueblo. Una reflexión compartida de Evangelii
Gaudium. Editorial Santa María. Ciudad de Buenos Aires – Argentina, 2015
3. Documento de Aparecida. V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano del Caribe.
Ediciones. Trípode. Caracas – Venezuela, 2007
4. Michel Foucault: La Hermenéutica del Sujeto. Curso en el Collège de France (1981-1982)
5. Monseñor Reig Pla. Publica una carta pastoral presentando la encíclica del Papa Francisco
“Laudato Si”.