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Señoras y Señores Amigas y Amigos:

En primer lugar quiero expresar mi gratitud a los organizadores de las terceras


jornadas de las universidades públicas madrileñas por la invitación que me han cursado
y la oportunidad de estar presente en este magno evento. Asimismo mi satisfacción
por la presencia en este seminario de tan distinguidos expertos, catedráticos e i
nvestigadores cuya participación como ponentes es y ha sido esencial no solo para
dar a conocer aspectos relevantes de la cuestión del Sahara Occidental, sino también
para poner de manifiesto la importancia de los vínculos estrechos que unen al pue
blo saharaui con los demás pueblos hispanohablantes por medio del idioma, ese inco
mparable puente de unión y de aproximación entre las naciones.
Este encuentro se realiza en un momento crucial en la historia del conflicto sah
araui-marroquí. Considero que vivimos unos momentos especialmente decisivos que re
quieren de todos unir energías y voces a favor del relanzamiento de los esfuerzos
de paz y sobre todo evitar la vuelta a los enfrentamientos armados y las tension
es en la zona. No es una exageración decir aquí públicamente que la situación es extrema
damente grave y que en sí encierra riesgos potenciales para la estabilidad y la pa
z en el noroeste africano. Tampoco es una exageración advertir que los principales
perjudicados, en ese hipotético escenario, serían no sólo los saharauis. Sin duda ten
drá también repercusiones en toda la región mediterránea. Pues, el incremento de la tens
ión y la inestabilidad en la región traerá como consecuencia inevitable el aumento de
desplazamientos y migraciones ilegales, extremismos y otros fenómenos indeseables.
Creemos que un arreglo rápido y justo de la cuestión del Sahara Occidental, basado e
n el respeto del derecho internacional, es la única vía que puede conjurar estos pel
igros y crear las condiciones donde los esfuerzos, energías y potencialidades de n
uestros pueblos, en lugar de lidiar con tensiones y crisis, se pueden concentrar
en el logro de mayores niveles de bienestar, desarrollo democrático, social y eco
nómico y en construir una convivencia pacifica entre los pueblos de la región.
Creo oportuno recordar, aunque sea tan solo a modo de síntesis, etapas importantes
por las que ha travesado el conflicto saharaui-marroquí. No ignoro que esa evoluc
ión es bien conocida por académicos e investigadores interesados, pero considero que
recordarla es clave para todo enfoque o análisis objetivo del momento presente.
El Frente POLISARIO, como sabéis, en tanto que movimiento de liberación nacional, se
constituyó el 10 de mayo de 1973 para reivindicar la creación y la independencia de
l Estado saharaui soberano. Tenia y sigue teniendo claro que este Estado debía man
tener unas relaciones de cooperación estrechas, basadas en el respeto reciproco, c
on todo su entorno regional, con los países vecinos y también con la antigua metrópoli
o potencia colonial española. Tras dos años de lucha y en el momento que España se pr
eparaba para retirarse, cuando ésta además atravesaba una compleja transición interna,
las circunstancias fueron aprovechadas por Marruecos y Mauritania para emprende
r una invasión con el fin de apropiarse y repartirse nuestra tierra. El pueblo sah
araui no tuvo más alternativa que recurrir a la lucha armada en un choque a todas
luces asimétrico.
La heroica resistencia saharaui puso socavó los pilares del régimen mauritano de la ép
oca, a pesar de que contó en todo momento con la asistencia militar directa e indi
recta de Francia (aún tenemos muy vivo el triste recuerdo de la intervención de los
Jaguar, aviones de guerra franceses) en los combates. Mauritania finalmente se r
etiró del conflicto, suscribiendo un acuerdo de paz con los saharauis en 1979 y re
conociendo posteriormente a la República Saharaui. Desde entonces la guerra se lib
ró sólo con Marruecos.
Las preocupaciones de la guerra no impidieron sin embargo a los saharauis ocupar
se de otras tareas importantes como la preparación de una sociedad en toda regla y
la creación de instituciones políticas capaces de responder a las exigencias del de
sarrollo social y económico de nuestro pueblo. Paralelamente realizamos un gran de
spliegue diplomático con el fin de recabar apoyo para nuestra causa y obtener el r
econocimiento internacional de la República Saharaui, proclamada por el Frente POL
ISARIO al día siguiente de la retirada española, el 27 de febrero de 1976.
La capacidad operativa del ejército saharaui y la envergadura" y alcance de sus ac
ciones militares, tanto en el Sahara Occidental como en el propio sur de Marruec
os, superaron todos los cálculos y previsiones del régimen marroquí. Esta situación en 1
981 llevó al entonces monarca marroquí, Hassan II, a reconocer la necesidad de busca
r una salida pacifica a través de la organización de un referéndum de autodeterminación
para los saharauis, lográndose en 1988 un primer acuerdo sobre un plan de paz glob
al que mas tarde daría lugar a la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sah
ara Occidental (MINURSO) y a la proclamación de un cese el fuego en 1991.
Todos creímos que con el cese de la guerra se había inaugurado una etapa nueva y pro
metedora. La ONU habría asumido el compromiso de no escatimar esfuerzos para alcan
zar la paz a través de un referéndum de autodeterminación que, de acuerdo al plan susc
rito, debía celebrarse en un periodo no superior a un año. Se pactó incluso un cronogr
ama que culminaba con la celebración de la consulta y que, entre otros detalles, c
omprendía: el acantonamiento de las fuerzas militares de las dos partes en puntos
concretos bajo supervisión de la ONU; el intercambio de prisioneros de guerra; ide
ntificación del cuerpo electoral, retorno de los refugiados saharauis; inicio de l
a campaña electoral, votación, escrutinio y finalmente proclamación de los resultados.
La realidad, en cambio, ha sido muy distinta. Desde el primer momento, Marruecos
se marcó como objetivo entorpecer el proceso de paz y la ONU, en una actitud de i
mpotencia jamás conocida, se limitó a posponer una y otra vez la celebración del proye
ctado referéndum.

Amigas y amigos,
Ya son 18 años, 18 largos años de espera que venimos arrastrando como una losa. Una
espera que se ha hecho cada vez más pesada y menos soportable.
Entre los grandes obstáculos erigidos por Marruecos en el camino del referéndum quie
ro referirme a uno especialmente significativo. Cuando la ONU empezó las tareas de
identificación de los electores, oleadas de civiles marroquíes, alentados y organiz
ados por el régimen marroquí, invadieron el territorio saharaui. Miles de ellos fuer
on presentados ante la Comisión de Identificación de la ONU alegando un supuesto ori
gen saharaui irreal y reivindicando el derecho a votar. En el año 2000, tras largo
s y arduos trabajos, la Comisión de Identificación logró cerrar la lista definitiva de
electores, dejando fuera de ella a la inmensa mayoría de los falsos votantes. Ese
hecho demostró a Marruecos que el cuerpo electoral, como era lógico, estaba compues
to esencialmente por gente originaria del territorio y que, por consiguiente, es
taba condenado a perder la batalla del referéndum si éste llegaba a celebrarse. A pa
rtir de entonces comenzó otra etapa en la obstrucción al proceso de paz, esta vez co
incidiendo con el fallecimiento del rey Hassan II y la entronización del príncipe he
redero. Poco tiempo después de asumir el poder, el nuevo monarca renunció a todos lo
s compromisos anteriores del Estado marroquí, incluyendo el relativo al referéndum,
y se dedicó a forzar otro tipo de enfoques bajo el nombre de "tercera vía" o solución
a la medida marroquí.
La frustración generada por la falta de perspectivas de un arreglo pacífico y la parál
isis del proceso de paz, hicieron que la resistencia pacifica en las zonas ocupa
das experimentara un salto cualitativo. Una vez puestos en libertad por parte sa
haraui los prisioneros de guerra marroquíes, las autoridades marroquíes, por presion
es internacionales, se vieron obligadas a liberar a numerosos presos políticos y a
ctivistas de derechos humanos saharauis, si bien, al propio tiempo, crecía el dete
rioro déla situación de los derechos humanos en las zonas ocupadas. La nueva situación
propició el desencadenamiento de la sublevación pacífica o "intifada", como expresión d
el rechazo unánime de los saharauis en las zonas ocupadas a la invasión extranjera y
de su apego a la libertad y a la independencia nacional. Con ello se ha puesto
de manifiesto una nueva realidad corroborada repetidamente por las grandes agenc
ias e instancias defensoras de los derechos humanos en informes en los que, ince
santemente, se denuncian las violaciones de derechos humanos y las prácticas inhum
anas por parte de las autoridades marroquíes.
La" intifada" ha constituido pues, la respuesta idónea y la acción que hizo fracasar
todas las iniciativas colonialistas, especialmente el invento llamado "propuest
a autonómica" y uno de sus principales instrumentos o "CORCAS", cuya finalidad no
era más que la de simular una representatividad de los saharauis fuera del Frente
POLISARIO. La intifada en las zonas ocupadas ha pulverizado toda esta política col
onial a la que Marruecos respondió con una represión sin precedente. El testimonio d
e numerosas organizaciones humanitarias constituye la mejor prueba.

Amigas y amigos,
El movimiento solidario ha estado presente en cada una de las etapas evolutivas
de la lucha del pueblo saharaui. Con su acción desinteresada no ha dejado de soste
ner a la causa saharaui y contribuir a su difusión en todos los espacios. Infinida
d de seminarios, foros y manifestaciones de toda índole se han desarrollado tanto
en el extranjero como en los campamentos de refugiados y en las zonas liberadas.
De estos destacan por su impacto internacional el seminario conjunto de las uni
versidades públicas españolas y las instituciones saharauis, el festival de Cine del
Sahara, Sahara Maratón y otras iniciativas no menos importantes para el impulso d
e proyectos de desarrollo, reconstrucción y repoblación de las zonas liberadas, zona
s donde una enorme población civil saharaui hace vida normal, aunque el régimen marr
oquí trate de ignorar esta realidad, calificando esos amplios espacios de nuestra
geografía de "zona tampón" o área desmilitarizada.

Señoras y señores Amigas y amigos


Pese a la reanudación del dialogo entre las dos partes y la celebración ya de cuatro
rondas de conversaciones en Manhaset (Estados Unidos) en el 2007 y 2008, la sit
uación sigue estancada a causa de la intransigente actitud de Marruecos, su oposic
ión a la idea del referéndum y su permanente recurso a técnicas y a tácticas dilatorias.
La gravedad de la posición marroquí no sólo consiste en haber rechazado el referéndum d
e autodeterminación, sino en su pretensión de desvirtuar el propio principio del Der
echo Internacional de la libre determinación, deformándolo unilateralmente para forz
ar la legitimación de un hecho consumado colonial. Este es el propósito de su famosa
teoría de lo que considera realismo político. Con ella quiere sencillamente pervert
ir la legalidad internacional que constituye la referencia exclusiva de toda sol
ución justa.
Aquí nos preguntamos ¿qué valor pueden tener el sistema de Naciones Unidas y las demás i
nstancias internacionales a las que les corresponde el deber de velar por la leg
alidad internacional? ¿Cómo se puede explicar que en vez de hacer prevalecer la razón
y la justicia se limiten a una actitud de impotencia frente a la sinrazón de la fu
erza? Lo peor es que tan absurdos planteamientos sean secundados por potencias c
omo Francia que hoy en día no cesan de alentar al régimen marroquí en su actitud intra
nsigente y su desprecio por la legalidad internacional.
Cuando todo el mundo decía que el plan Baker era la solución óptima, Francia se opuso
y lo entorpeció. Incluso recientemente, cuando el Consejo de Seguridad de la ONU d
eliberaba para aprobar su última resolución 1871 sobre la necesidad de preocuparse p
or la dimensión humana del conflicto del Sahara Occidental, se habría logrado, con c
erteza, la inclusión de mecanismos de supervisión de derechos humanos en las zonas o
cupadas, de no haberse producido la radical intervención francesa en contra. A Fra
ncia se le atribuye también el mérito de haber logrado para Marruecos el estatuto de
socio privilegiado de la Unión Europea, en el mismo momento en que dicha monarquía
torpedeaba las resoluciones de Naciones Unidas y violaba flagrantemente los dere
chos humanos: y finalmente a España, el país que por excelencia tiene responsabilida
des morales e históricas en el conflicto y en los interminables sufrimientos del p
ueblo Saharaui, que tampoco ha tenido una actitud firme y clara para la defensa
del Derecho, tal y como no cesa de reclamarle a diario la ciudadanía española. No ol
videmos que para la ONU, como lo ha sentenciado su asesor jurídico, Hans Corell, E
spaña sigue siendo legalmente la potencia administradora del territorio mientras q
ue Marruecos no es más que la fuerza ocupante.
La credibilidad de las Naciones Unidas, hoy en día, está seriamente dañada, como no po
dría ser de otra manera. Son 18 años de impotencia para aplicar sus propias resoluci
ones y, por si fuera poco, su misión en el Sahara Occidental es la única en el mundo
que no se preocupa por la situación de los derechos humanos.

Amigas y amigos
Quisiera aprovechar la ocasión que me brinda este encuentro de carácter académico para
referirme a ciertas alegaciones que recurrentemente se evocan en ciertos medios
políticos y mediáticos en relación con el problema del Sahara Occidental.
Por ejemplo, se dice que la ocupación del Sahara Occidental es clave para garantiz
ar la seguridad y estabilidad interna de Marruecos. Esta es una aseveración errónea
y disparatada, en primer lugar porque la estabilidad de Marruecos hoy en día es mu
y relativa. De acuerdo con los parámetros de desarrollo humano Marruecos ocupa el
puesto 123, uno de los más bajos a escala mundial. Numerosos estudios estratégicos c
oinciden en que los recursos financieros derrochados por el régimen marroquí para co
nservar la ocupación del Sahara Occidental son más que suficientes para resolver tod
os los problemas económicos y sociales de ese país y que se habrían preservado mejor s
u estabilidad y seguridad si se hubiesen invertido en planes de desarrollo. Desd
e el comienzo de la guerra Marruecos ha gastado no menos de 120 mil millones de
dólares en equipos militares y otros costes de la ocupación.
.En este periodo, además, han emergido y crecido movimientos y organizaciones extr
emistas, dirigidos y integrados por marroquíes, que protagonizaron acciones terror
istas tanto en el interior como en Europa o Irak. Aumentó alarmantemente el paro,
especialmente entre los jóvenes marroquíes de donde proceden muchos de los que abord
an las pateras de la muerte o que terminan engrosando la emigración ilegal.
La agresión marroquí al Sahara Occidental ha significado más tensiones y conflictos en
la región, bloqueando hasta ahora el proyecto de unión del magreb árabe y todos sus p
lanes de desarrollo y de cohesión política y económica.
Por tanto, alentar a Marruecos en su ocupación del Sahara Occidental no es la mane
ra más inteligente de contribuir a su estabilidad y desde luego no ayuda a resolve
r los problemas de la emigración ilegal o a alejar el espectro del terrorismo. Por
lo demás, se trata de un planteamiento inmoral e injusto: pretender sacrificar lo
s derechos nacionales de los saharauis para arreglar los problemas internos del
régimen marroquí es una posición tan condenable como inaceptable.
Sólo una solución justa, que respete la legalidad internacional permitirá que se den l
as condiciones para fortalecer la seguridad y la estabilidad permanentes. Es lo
que además promoverá la democracia y los derechos humanos en la región, máxime si se tie
ne en cuenta que la parte saharaui ha ofrecido repetidamente todas las garantías e
conómicas, políticas y de seguridad, en caso de que el proyectado referéndum arroje un
resultado favorable a un estado Saharaui independiente.
También hay quienes alegan que los saharauis no poseen los factores de viabilidad
para un Estado y que, de establecerse, será un bastión para el terrorismo, el extrem
ismo y la violencia. Nada más lejos de la realidad; los saharauis cuentan con todo
s los elementos de viabilidad como Estado. Incluso si esa viabilidad se mide por
el factor demográfico, los saharauis son mucho más numerosos que muchos estados hoy
miembros de las Naciones Unidas.
Por otro lado los recursos económicos del país: fosfatos, hierro y otros minerales más
los amplios recursos pesqueros existentes son fundamentos económicos más que sufici
entes para garantizar la independencia y la soberanía del Sahara Occidental.
En cuanto a la sociedad Saharaui, es bien sabido y fácilmente constatable, que es
una de las más tolerantes, con mayor sentido del civismo y más respetuosa con las li
bertades individuales y colectivas. Es un ejemplo de igualdad en derechos entre
el hombre y la mujer y donde ésta goza de una posición respetable.
En el contexto del proceso dirigido por el Frente POLISARIO los saharauis han ac
umulado una experiencia democrática notable, dotándose de instituciones e instancias
tanto del poder ejecutivo como del legislativo y judicial que han consolidado e
l sistema democrático.
Por otro lado es conocido por todos que los saharauis nunca se han involucrado e
n acciones terroristas en ninguna parte del mundo, pese a los intentos de Marrue
cos por implicar a saharauis en este tipo de conductas. Los grupos extremistas y
violentos sólo crecen en ambientes de injusticia y de opresión, donde brillan por s
u ausencia las libertades y la democracia real tal y como sucede en Marruecos. N
o en sociedades como la saharaui donde impera la justicia social y la tolerancia
y se respetan las libertades individuales.

Amigas y amigos:
La solución del conflicto del Sahara Occidental debe basarse en principios sólidos d
e legalidad, que tengan en cuenta la esencia, la naturaleza del problema en sí, y
la cuestión planteada aquí es un problema de soberanía, de descolonización, desde todos
los puntos de vista. Dado que la cuestión de la soberanía, la potestad de decidir sólo
le corresponde al pueblo, pues éste es el que posee la capacidad para tomar la de
cisión final, si bien ello no implica dejar al margen consideraciones políticas e in
tereses dé todas las partes.
La propuesta marroquí llamada "autonomía" es inadmisible porque pretende vaciar de c
ontenido el principio de autodeterminación y escamotear el elemento esencial de so
beranía; por consiguiente no es, ni de lejos, una solución intermedia o de compromis
o, porque la parte marroquí se asegura de antemano una carta triunfante en este ju
ego que propone, mientras que a los saharauis los condena a ser la parte perdedo
ra. No es ni puede ser la base para una solución democrática.
El Consejo de Seguridad afirmó en su momento que el plan Baker era la mejor solución
, pero, como se dijo anteriormente, Francia obstruyó su aplicación. Al aceptar dicho
plan el FPOLISARIO tuvo que hacer concesiones importantes y dolorosas para dar
una oportunidad a la paz. Ya no quedaba más por conceder, aparte de los cinco años d
e espera en el llamado periodo transitorio bajo la supervisión marroquí. El FPOLISAR
IO ofreció garantías significativas a la parte Marroquí en caso de triunfar la opción sa
haraui en el referéndum y entre éstas destaca por su relevancia la concesión de nacion
alidad a los colonos marroquíes.
La solución democrática, la que se ajusta a la legalidad internacional y respeta la
voluntad de los saharauis, es la única vía aceptable y el único camino para crear un c
lima dé confianza, de cooperación y de paz duradera.
Hoy urge encontrar un mecanismo para la protección de los derechos humanos de los
civiles saharauis en las zonas ocupadas. Creemos que la continua violación de los
derechos humanos, en circunstancias donde no hay progresos hacia la solución justa
y pacífica, deja abiertas las puertas para la confrontación, aumenta la incertidumb
re, puede llevar a un fracaso de los esfuerzos desplegados y, por consiguiente,
podría generar una nueva situación de tensiones y violencia en la región.
Nosotros desde aquí queremos reclamar un cambio de posición urgente por parte de Fra
ncia en relación a la situación de los derechos humanos en las zonas ocupadas. También
pedimos al gobierno de España que tenga una posición más resuelta asumiendo la respon
sabilidad histórica que le corresponde en este conflicto.

Señoras y señores
El Frente POLISARIO ofreció su pleno apoyo al nuevo representante personal del Sec
retario General de la ONU, Cristopher Ross, en sus esfuerzos por lograr una solu
ción pacífica que garantice al pueblo Saharaui el ejercicio de sus derechos. No obst
ante la posición marroquí no invita al optimismo. Si persiste en esta actitud y no s
e mueve de las posiciones conocidas, el fracaso será el resultado inevitable de es
ta nueva mediación.
Como sabéis, amigos y amigas, el decimosegundo congreso del Frente POLISARIO celeb
rado a finales del 2007 confió a la presión política actual la misión de reexaminar de m
anera global la situación y de modo especial el proceso de negociaciones con Marru
ecos. De no producirse avances sustanciales esta dirección, está llamada a tomar las
medidas apropiadas incluidos los preparativos de cara a una posible opción bélica.
En consecuencia el liderazgo saharaui se siente responsable y emplazado a dejar
clara una posición ante los congresistas, asumiendo las decisiones pertinentes ant
e un congreso del cual apenas nos separa año y medio. Ello quiere decir que o bien
el proceso avanza con seriedad hacia la solución pacífica o se hace inevitable el g
iro hacia la vía militar. No deben perder de vista que al pueblo y, de modo muy es
pecial a la gente joven, se sienten frustrados, se le va agotando la paciencia,
no deja de presionar para que se aclare la posición, que son más radicales que la pr
esión y no ocultan su entusiasmo frente a la acción bélica en caso de fracasar las neg
ociaciones y mediaciones pacíficas.
Por ello queremos llamar la atención a la Comunidad Internacional para que asuma p
lenamente su responsabilidad, ejerciendo presiones sobre Marruecos a fin de cesa
r su actitud de burla y de obstrucción a la legalidad internacional. Son 18 años de
espera y la solución pacífica no termina por llegar, ya es más que suficiente; Marruec
os tuvo oportunidades que no supo aprovechar. El periodo transitorio en el plan
Baker conlleva garantías suficientes. Marruecos puede apostar por cualquier cosa m
enos hacer capitular a los saharauis o pretender forzarles a renunciar a sus der
echos y aceptar el hecho consumado. 33 años de combate por parte de los saharauis,
su tenaz resistencia y su continuo rechazo a la ocupación, son hechos contundente
s de los que Marruecos debería de sacar conclusiones apropiadas.
Fuente: Discurso en las III Jornadas de las Universidades Públicas Madrileñas sobre
el Sáhara Occidental, celebradas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid los días 26 a
29 de mayo de 2009.

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