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hoy en Argentina
En España tengo información de primera mano, y ya se va sabiendo a nivel público, aunque no se hace nada al
respecto, de que es habitual que los representantes de las industrias farmacéuticas ofrezcan viajes y regalos
privadamente a cada médico para que recete sus productos. Cierto familiar que es médico podría tener mucho más
dinero si hubiése sucumbido, como parece ser que hace la mayoría, a esas tentaciones, pero, su conciencia le
obliga a ser honrado y recetar a cada paciente lo que él considere oportuno, y no lo que le inducen a recetar esas
industrias farmacéuticas.
Es también conocido el hecho de que las Multinacionales farmacéuticas compran patentes de medicamentos
baratos que les hacen la competencia, y una vez compradas las patentes de esos medicamentos no producen
esos medicamentos baratos, sino que siguen vendiendo los suyos. Es tremendo que la población no salga a la
calle para denunciar hechos tan graves. Las grandes Multinacionales Farmacéuticas son pues, auténticos
enemigos de la humanidad, y sólo son amigos de sus propios bolsillos. También se ha denunciado en ciertos
documentales, que se venden a los países africanos medicamentos en mal estado o caducados, etc. etc. El doctor
Patarroyo comentó en diversas ocasiones las enormes presiones y amenazas que sufrió por parte de las grandes
Multinacionales Farmacéuticas para que les vendiése la patente de su vacuna contra la malaria, y que él quería
donar gratuítamente a la humanidad. Es terrible el poder que tienen esas Multinacionales sobre los Gobiernos,
presionándoles para hacer leyes en contra de los productos naturales, y en contra de los laboratorios que producen
medicinas alternativas con productos naturales.
“Soy director para América latina del laboratorio Sanofi-Pasteur, uno de los
fabricantes de vacunas más importantes del mundo”, aclaró el infectólogo Roberto
Debbag, miembro de la Sociedad Argentina de Pediatría, de la Sociedad Argentina
de Infectología y del Comité Científico de la Sociedad Internacional de Infectología
(mencionado críticamente por los visitadores médicos). Y afirmó que “la educación
médica en el mundo está apoyada por la industria farmacéutica, de la cual también
reciben aportes las sociedades científicas del mundo”.
El infectólogo Daniel Stamboulian reconoció que la Fundación Centro de Estudios
Infectológicos (Funcei), que preside, ha recibido sumas de laboratorios pero aclaró
que es “por trabajos de educación médica: tomamos medicamentos, como
antibióticos o vacunas, para establecer sus pros y sus contras, con independencia
del laboratorio”; además, como presidente del Funcei no cobro un peso: lo cobra la
fundación, que está controlada por las autoridades”.
La explicación de Pfizer
Por P. L.
Myriam Scarpelli, gerente de relaciones públicas del laboratorio Pfizer, admitió que
“tenemos un convenio con Gobbi-Novag para la comercialización de nuestra línea de
oncología (ver nota principal). Ello se debe a que en 2003 Pfizer Internacional
adquirió la firma Pharmacia, que tenía una línea de oncología. Como Pfizer nunca
había estado en esta área, se decidió que los productos oncológicos fueran
comercializados por una empresa especializada en el área de oncología”.
–¿Es una política global de Pfizer?
–No. Es que en la Argentina, además, Pfizer pasó a producir la línea oncológica que
antes fabricaba el laboratorio Rontag. Por lo demás, en el contrato con Gobbi Novag
hay una cláusula por la cual ellos se comprometen a respetar el código de ética de
Pfizer y el de Caeme (cámara que aglutina a los laboratorios extranjeros).
–¿Gobbi-Novag fabrica productos oncológicos?
–No sabría decirle. Sé que tienen contratos de comercialización con otras compañías
multinacionales.
Página/12 intentó desde el lunes comunicarse con el laboratorio Gobbi-Novag pero
una empleada respondió que “el tema corresponde a la sección Marketing y ellos
están sin teléfono por unos días: nos cortaron los cables y los están empalmando”.
En la semana, el empalme nunca llegó.
Un pedido de intervención
“La negativa constante a nuestros reclamos gremiales, junto con despidos
injustificados, son parte de las represalias de los laboratorios frente a la política de
AAPM por hacer cumplir los preceptos de la OMS, según los cuales la promoción de
medicamentos debe realizarse desde normas éticas, sanitarias y científicas, y no a
través de mecanismos de marketing como si fueran bienes de consumo masivo”,
sostiene la Asociación de Agentes de Propaganda Médica.
“El comportamiento antiético de la industria conspira contra la dignidad de nuestra
profesión, y hace que nuestros compañeros terminan siendo utilizados afirmó José
Charreau, secretario de acción social de la AAPM. Para nosotros es esencial que el
Estado impida este tipo de procedimientos.”
“Los recursos de amparo contra obras sociales, por parte de pacientes que
exigen un medicamento, son motorizados por los laboratorios y forman parte
de las acciones previstas en la promoción del producto”: así lo denuncia la
Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM). Los laboratorios
organizarían fundaciones, supuestamente independientes, para centralizar el
procedimiento: un estudio jurídico vinculado con el laboratorio se haría cargo
de presentar el amparo, a partir de un resumen clínico preparado por un
médico también vinculado con la empresa. Los laboratorios también enviarían
a sus visitadores a asesorar directamente a los pacientes para la presentación
del amparo. En todos los casos se trataría de medicamentos nuevos y
carísimos, no incluidos en el Programa Médico Obligatorio que rige a las obras
sociales y el procedimiento “claramente desfinancia el sistema solidario de
salud”.
“Un grupo de visitadores me pidió que, como delegado del laboratorio donde
trabajaban, pidiera para ellos una remuneración adicional, ya que hacían ‘tareas
especiales de apoyo a los pacientes’ –contó José Charreau, secretario de acción
social de la AAPM: cuando les pregunté en qué consistían esas tareas, me
explicaron con toda naturalidad: ‘Asesoramos a los pacientes para que presenten
recursos de amparo’.”
Según esta denuncia de AAPM –incluida en su presentación ante el Congreso de la
Nación–, “la gran mayoría de los laboratorios generan y financian fundaciones,
integradas por un pequeño grupo de personas que padecen determinada
enfermedad y que generalmente cuentan con números telefónicos gratuitos de
consulta. El médico, a su vez vinculado con el laboratorio, le receta al paciente un
medicamento nuevo, cuyo costo de tratamiento puede ser de 6000 pesos mensuales
durante un período prolongado o de por vida. Cuando la obra social le niega el
producto, que no está incluido en el PMO, el paciente llama a aquel número
telefónico, que le fue suministrado por el médico. Allí le sugieren presentar un
recurso de amparo y le dan los datos del estudio jurídico que lo va a preparar, a partir
de un resumen de historia clínica redactado por el médico. El amparo está
contemplado entre las acciones promocionales que tiene el
laboratorio”, precisó Charreau.
La denuncia de AAPM advierte que “esto claramente desfinancia el sistema solidario
de salud y busca que ese tratamiento sea comprado y cubierto”. Charreau señaló
que “entonces, la estrategia de venta requiere la judicialización a través de los
recursos de amparo, ya que a menudo los jueces, apremiados por las presiones y la
supuesta urgencia, acceden”.