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Fecha: 03 de FEBRERO 2020

Tema: La Vida Cristiana


Lectura Bíblica: Filipenses 4:8-13
Libro de Meditación: FILIPENSES (Los hermanos de Filipos)

Para vivir bien, como hijos de Dios, hay dos cosas que debemos tomar en cuenta, cómo usamos
nuestras mentes (lo que pensamos), y cómo usamos nuestros cuerpos (lo que hacemos). Pablo
trata estas dos cosas en los v.8-9. En gran medida, nuestros pensamientos determinan cómo
vivimos. Por eso el apóstol afirma que debemos controlar nuestras mentes, dedicando nuestros
pensamientos exclusivamente a lo que es “verdadero…honesto…justo…puro…amable…”
(v.8); en resumen, a “todo lo que es de buen nombre”. ¡Cuán diferente serían nuestras
vidas si pensáramos sólo en estas cosas! Valdría la pena meditar en el uso que hacemos de
nuestras mentes, a la luz de esta lista de virtudes. Debemos disciplinar nuestras mentes para pensar
siempre en cosas dignas de “alabanza” (v.8b), y nunca en cosas vergonzosas.
Además de cuidar nuestras mentes, debemos cuidar nuestro comportamiento. Aquí
Pablo hace algo bastante atrevido, como pastor, se presenta a sí mismo como ejemplo a seguir
(v.9). Pablo usa cuatro verbos para describir su aporte a la iglesia en Filipos: “Lo que
aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mi…”. Aquí tenemos la tarea de todo siervo
de Dios: enseñar, interpretar y modelar la vida cristiana. La tarea de la congregación es
escuchar, recibir y aplicar a su vida la enseñanza del pastor. Si ambos cumplen su
responsabilidad, la Iglesia crece espiritualmente. Si uno falla en su responsabilidad la Iglesia decae.
El v.9 termina con una linda promesa: “el Dios de paz estará con vosotros”. Había
ciertas tensiones internas en la iglesia en Filipos (Filipenses 2:1-4; 4:2). Pablo les hace recordar
que el Dios que habita entre Su pueblo es un Dios de paz. Él es la fuente de paz, y el autor de
la paz. Si Él está en medio de nosotros (como Iglesia), debemos experimentar una tremenda paz,
paz con Dios, y paz entre nosotros.
Al concluir esta carta, Pablo vuelve al tema de la ofrenda que los filipenses le enviaron por
medio de Epafrodito (ver v.18). Esa ofrenda alegró el corazón de Pablo (v.10). Su alegría no se
debía a que estaba padeciendo necesidad (v.11) ¡aunque probablemente lo estaba! Se debía,
más bien, a lo que Pablo llama, “vuestro cuidado de mi” (v.10). El verbo en griego es “froneo”,
que significa, “pensamiento” o “solicitud”. Los creyentes en Filipos pensaban en Pablo; lo
tenían en sus mentes y corazones. Por eso le enviaron la ofrenda económica. Eso fue lo que
alegró el corazón de Pablo, estando en la cárcel.
En los v.11b-12 tenemos una nota biográfica. La vida de Pablo, como apóstol, no era fácil. Dios
no le prometió grandes riquezas, y Pablo no se aprovechó del ministerio (y sus dones espirituales)
para lucrarse. Más bien, aprendió a “contentarse” en cualquier condición de vida (v.11b). A veces
Dios suplía abundantemente sus necesidades; a veces no (v.12). Para Pablo, eso no era de gran
importancia. Su vida no se fundamentaba en tener una solvencia económica, sino en un sustento
espiritual: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (v.13). Teniendo a Cristo, Pablo tenía
todo lo que necesitaba para vivir, y para servir a Dios. ¡Qué lección para nosotros! ¡Qué
desafío para muchos pastores, predicadores, y líderes cristianos en la actualidad!

Reflexión:
A la luz de lo que leemos en v.8-9, evalúa la vida de tu iglesia, y tu propia vida espiritual. Si eres un
pastor o un líder en la iglesia, ¿estás enseñando y viviendo correctamente la vida cristiana? Si eres
un simple creyente, ¿estás prestando la debida atención a la enseñanza de tus líderes, y siguiendo su
buen ejemplo?¿Puedes afirmar lo que Pablo dice en el v.13?¿Estás contento con lo que tienes?

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