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La literatura gauchesca constituye una tra- rara una exPresión üteraria Gompafablc r h
de Ia
dicion liteiáriá esf'éciátísiiiia de'Iós páí-sés- liieratura gaüchescar-Puestoque qn érlt p9,--s-o19,
cuénéá-plaiense-q.te no tiene similares ni ante- se encuentran autores de temas' poPular$ y
cedentesen las letras hispanoamericanai, habien- obras utilizando el dialecto -regional, til: " "o-
áo fracasado asimismo él intento de asemejarla repertorio de asuntos y de formas lingüísticar
particulares que se desarrollan en un proceso
a las formas literarias costumbristas del regio-
nalismo español. "Fuera de la Arg-entina y del lvolutivo qná t" prolonga hasta cerca de,un
Uruguay nunca hubo nada equivalente a la li- sislo. constituvéndose al fin en un arte arrtÓno'
*1,'"o" histo'ria y tradición PloPill'--Su
t".ailra gauchesca" titulaba largamente.Carlos -indis-
vitalidad áurante el --sjglo-XIX, el real-
Alberto L",rm.t tt un capítulo de su libro y ",rtiUl"
raznnaba esta originalidad de nuestras culturas alcance poprrlar de las pioduiciones.literarias
literarias estableciendo un cotejo con la equi de esta corriente, muy superior a todo lo- quc
valente zona llanera venezolana. "Lo enunciado consieuió la paralela Iiteratura culta y urbana
á;l;;i'*; 3po"u y la alta calidad ariística de.
en este título -decía Leumann- resulta de la 'sus
mavor importancia si se piensa que en Vene' mejores *utt".rtot, le conceden-un relieva
r,r"ia el cámpetino vivió a veces libre y rebelde i"r¿lito" dentro de la iotalidad de la --c-reación
como los gauchos, en grandés llanuras que tam- artística del período en la región platense' Si a
'eso
bién suelen llamarse pampasr como aslmrsmo se el rcnaz desvío con- que fue con-
"gt"gá fines:del siglo XIX por parte de
siderada"haita
sirvió admirablemente en las guerras contra Ia
dominacién española, y domaba potros salvajes la erítica oficial más presiigiosa, se puede afir-
que allá dicen eerreios, y sabía salir parado si mar que la literatura gauchesca es el más cu'
il animal se volteaba, y era cantor y en reunio- rioso i'caso" de nuestrá cultirra, el testimonio
nes de fiesta sostenía tompetencias poéticas de imprevisible y desconcertante sin'cuya conside=
cierto modo parecidas a las payadas de contra' ,rÉiór, no po'dría entenderse Cabalmenté la his-
punto. Sin ernbargo, nuRca tomó consistencia l..it a" niestia v!da.c!ü!-zad4.
en Venezr¡ela una tentativa de hacer literatura Esta situación insólita obligaba ya en 1917 a
nacional sobre la base de imitar, sistemática' Ricardo Rojas, uno dg los plimeros en revalo-
rhente, lenguaje y estilo de los antigtlos llane- rizar su importancia, a conceder a la literatura
ros" (1)" gauchescaüno de los cuatro seeioreso perspecti' li
Leumann hubiera podido extenderse al ce ,rts que estructunba la historia entera de las li:''
letras"r, aigentinas, definiéndola en esa ocasión co'
teio con las regiones nortearnericana, mexicana ii
y
-colombiana
áonde se dieron paralelas,formas rno (') %l tn*úo de nuestra formación nariva, lil¡
del habitat y 1ár eostumbres isin que ello gene- bajo'él nombre genérico de Lo Gauchescos"' lrlr
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f\¡U ME R q E /OCTLJE¡ RE I96?
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En cierto sentido no hacía sino reconocer la ses ideolégicos ajenos y más elaborados y con
importancia "cuantitativa" que las obras de ese urla preocupaciónartística culta, lo que conlleva
rurnbo habian loerado va que sólo el Martín el concepto de manejo de los materialesorigina-
Irierro había tenido rnás'lectoresen arnbasrnár- lus desprendiéndolosde sus valores específicos"
g'enesdel Piata que la obra reunida de Echeve- Lo o,ueen Ascasubielogia un crítico como Julio
"rr'ía,Andrade, Berro, Acuña de tr'igueroa,Zo- l-laillet Bois es ese uso Duramente instrume¡rtal
rriila de San Martín v Carlos Guido Soano. de lengua y ritmos qué más tarde conduciría
Pero además hacía también un reconccimierrto al producto almibara<io de Estanislaodel Cam-
estético siguiendo aquel singuiar juicio cie h4e- po. Dice Caillet Bois: "Cuando desaparecióHi-
néndez y Pelayo que estimaba que "se habían dalgo en vísperasde concluirseel período de las
ploduciclo las obras más originales de la litera- luchas por la independencia,las composiciones
tura sudamericana" en la descendenciade Bar- <<gauchi-poéticas>> que le habían dadó nombre
tolomé Hidalgo, juicio que compiernentaría y {ama no habían pasado de formas artísticas
décadas después Flenríquez Lrreña, al afirmar vulgares e indienas, como chocarrería rústica
¡, que "su modesto esfuerzo fue, probablemente. qr.¡eremedaba un poeta de educación urbana,
cl más revolucionariode tocios" l3 r. y esa poesíadebía considerarseal marsen de la
La sola existenciade esta línea creadoraori- , única legítima entonces,que se componía sobre
ginal pretextaría varias interroeacionessobre ia modeios europeos. La una estaría frente a la
naturaleza de la. sociedadrioplatenseen el XIX, otl'a en la situación del romance español frente
pcr lo mismo sobre las fuentes de alg^unoscon- a la canción lírica o al poema didáctico en el
flictos socialesy cuitúral:s del pii:serfe, y tam- siulo XV. y así como el romance fue ennoble-
b rin sobre las sernejanzasy rlifercncias de anr- ciéncioseirasta h:.cer olvidar su origen popular, ,
bas riberas del mismo río. Alralece en el lleríodo la poeeía gauci:escafue ganando el favor del
de la independencia,ao*o .,.ru consecuenciad.el público más exigente. Ascasubi consiguió que
proceso de radicalización clt:l movimiento revo- la crítica culta se voiviera a esosversosmenos-
lucionario, que puede seguirseen detalle en la preciados de sus .qauchos,los considerara con
ob¡:a de Bartolomé Hidalgo cotejando el estilo benevolenciav admitiera si¡ legitimidad artísti-
neoclásico de su atribuida "Marcha al Salto" ca" (4). Si admitimos csta interpretaciónsegún
con los "cielitos'! del sitio montevideano en üue la cual se "ennoblecen" chocarrerías rústicas
incorpora el lenguaje nativr¡ v sustituye los rit- estariamos ante un esfuerzo por incorpora.r el
mns ma.rcialesde ias otlas a la rc¡manaeon los mundo gaucl'roa las normas urbanas, inducién-
peculiaresdel cante y baile popular. La volun- dolo hábilmente a la adopción de las nuevas
tariedad política de esta poesía ha sido subra- coordenadasde la sociedad cosmopolila riopla-
yada en más de una ocasión,pero en ese rubro tense, lo que dará dos forr¡as dispares pero vin'
no es distinta de la que mueve la pluma de los culables: en Ascasubi el mito a-histórico de su
neoclásicasde la época, ios Florencio y Juan Santoe Vega donde ei universo gaucho deviene
Cruz Varela y los Acuña de l"igueroa, en uno canto, y en Del Campo la imagen jocos3 del
u gtro bando ele la revolucién, siendo en cambio Fausto donde el uqiverso gaucho deviene diver-
original, y literariamente revolucionario, el des- sión mundana.
eenso& los medios expresivosdel paisanaje que El tercer y más importante período de ia
f,ugazrnentese rozara en Ia erónica rimada de triteratura gauchescacorrespondea un proceso
Rivarola pero que ahora cobra carta de ciuda- histórico, capital en nuestros paises:l¿ incorBo-
danía artística. Su segundoperíodo corresponde ración del liberalismo a partir de la presidencia
ir la época rosista y tiene su eentro en un autor, de Mitre. Su momento culminante, de un prlnto
Hilario Ascasubi, y en un libro, Faulino f-ucern, de vista artfgfiqo, es la década del sefenta, con
c913.q,ue conviene precisar para establecer el la obra de José Hernández, Antoni<r Lussieh,
obligado deslinde entre esta sabrosa época asca- Eduardo Gutiérrez y su proloqgacié4 en !a dé-
subiana y la más retórica en que tratará de cada de! ochenta generando las forrnas d¡3rr¡áti-
gistematizar en forrna culta ia poesía qauchesca cas priginales del circo eriollo y del drarna po-
-Vega" *La
@n la aomposición detr Sanros inten- licial, eon autore eomo Orosrná4 |,{o¡atg¡¡g,
cionalidad política de Ascasubi en el período ,dbdén Aré¡teguy 1' demás adaptadoreg de !ris-
r-osistae! má.s marcada y lo es también- ia uti- toriag {e 'ogauchosrnalos'!,
Iizaeién razonada del diáiecto vernáculo v los Aquí la produccién es nutridísima, gon v.a-
regímener estréficos conservadosen la tradicién riados niveles de caiidad y sus proFégitos muy
T"l. Dg algún rrodo la esponraneidad,tipica explícitos. La literatura asurne Eu plena fun-
de una invencién prirnera y óriginal, va dejando ción de explicacién del hombre y su mundo;
poso e la gistenratizaci6¡ racional de sus recur- de un instrumento de conocimiento y dq 1g,,,,,,,,,,,,,,.cha
s6q last¡ümentadomde conforreiidad eon ínter.e- eonma la¡
'dificultades reales; de análisis de las
FA'e,.:qE 6{JAI9ERNES PET MARGT.{A
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eau¡as d,e ur¡a situacién; de consuetro.Sintomá' cionarles la literatura desde el mornento que ní
Eieoes que no ávizore,o lo haga escasamente'e! la escuela ni ie religión les lleg:r.n o sol'! capace'q
futuro. Esta literatura pasa a constrtulrsc en cle reubicarl"r, v tólo parcialmente ia polítit:;r-
el rnaterial formativo, en el alimento espiritual cumple con tal fin.
de millares de hombres que son en su inrnensa I.¿ literatura que al iniciarse el ter-cer ptrio'
n¡avoría analfabetos, viven en ios campos :/ pue- dc gauciresco, ut nq,ra -
cornienza testintonial'd'r
nlos de ambos paísesapartados de los^grandes las g"ranclesderrotas ( I-c-rstres gatlchos orienfales,
eentrosintelectualesque son casi exclusivamente Martín Fierro) todavía es eepaz de entrever re-
las capitales,y a quiines no les llegarr, por las vanchas y' pertrechar intelectualmente a sus lcc-
.:nm.r1-e al cli;oles
vías dé difusión cuftural urbanas, el libro, el pe- tores ( y t iá, .ot , ) .¡:ara ltri-
riódico, la escuela.Pero son ademáshonbres qrie turas luchas, irá abandonaniio proei'esi",árni'i-i'e
padecen de una particular circunstancia históri- la concepción heroica y actual para asurnir ei
son v se sienien derrotados' Las condiciones tono elegiaco. Concluye cantandc' pero ya en
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de vic{a a que se habían habituado y Que para forma culta, a El últirno gaucho, y se pone a re-
ellos habían terrninado por ser princinios inalte' rnemora.r. 1, a. ii.l,-'a.liz--i, ios tiernpos parados dc r'-n
rables de convivenciase ven bruscamenteconn"c- modo rneiancólicc. A lo larco cle ese periodo i:r
vidas. tln cambio econórnico-social se genera im- nociórl del c:.rnbro se abre paso con tlabajo' Pr'
poniéndolesexisenciasmuy clifícilesde acepiar; d¡:ia rastrearsc la asuncil¡n conceptuai de i:r re-
Lo"o, ,. adaptá al cambio y aun .l sí no io ha- cesidad de carnbio, de la utilidad de la exJle'
cen de buena gana; los más son m.arginados"\¡en riencia para reorientarse en 1¿rvitla en var'os
rotas sus estructuras sociales,desliechassus cos- textos; pero también la simultálea irnp'osibili"
tumbres, y concluyen abandonando campos pa- cl:.d de salir de los carriies tradicicnales corno
ra refugierseen una huraña anirnadl'ersióndes- se revela en el re¡;crtorio rnetafóricc y en eI
de los suburbios de las caPitales' r,.':giuren métrico y estró{ico a que siguc-,afii:a-
El alto núrnero de produccionesgauchescas d i i a p o e r í a s o . t c h e s c ^ ( t ) 'Y n sobre el iin del
que se escalonanentre il 1870 y el i890 eri el siglo se ha corr:prc,'nadobien que:
Éío d" la Plata bajo la lorma de folletos-ho.irs
sueltas,pliegos de cordel, tribrospobrernente.in- El vendaval del Cestino
presos,ie.tistitas, asi como los numerososclafos con sus rudas s¿rcudidas
que poseernosacerca de la importancia de la deja ruinas esparcidas
tiasmisión oral de todo esie abigarrado y con- de la vida en el camino,
fuso material, mediante lecturas cc-'lectiva's. el como alevoso asecino
aprendizaje mnemotécnico, las canciones,sin'e ia suerte a veces nos h.ieie.
aL aoble indice: por una Parte apunta a un pti-
blico muy' abundante qrré lo reclama y que si Pero en la imposibilidad -real, no mera'
bien es dificil estimar numéricamente, parece mente hija de r¡na trrca resistencia espontánea,
rnás euantioso que el que utiliza la literatura voluntarista- de adapiarse al nuevo sistenra <Ie
eulta de la época, y puede fácilmente equipa- relaciones y irabajo, la literetu::a que comenzó
rarse con la-mayoría de la población de los por cantar "opinando", es decir, terciando en
paísesdel Piata, mayoría desdeluego analfabeta los asuntos contemPoíáneos v trasfundienclo el
que sizue viviendo dentro de los lineamiento-"de personaje literario el el hombre real' flasa
ier una literatura elegíaca, asume una filosofía ^
.rnu .iltntu igualmente analfabeta, de tradición
oral; por otti pa.te el grado intenso de adhe' idealista y se concentra en la creacién de gran-
sión que estas óbras promueven -y que se in' des figuras románticas. Es la serie de los "gaü'
dica ianto en la honda penetración de ciertos chos malos" que se han "desgraciado", los Juan
Doemas.corno el Martín Fierro, como en la cons- Moreira, Juan Cuello, Hormiaa Negra, que
iante participación de los esPeet?dores,en las Eduardo Gutiérrez escribe infatigablemente pa'
funciones teJtrales cirsenses- testifica la impe' ra sus lectores de "La Patria Argentina", "El
n'La Crónica" y "Ei Or'
riosa necesidad de nuevas imágenes culturales Pueblo Argentino",
que experirnenta ese público, Y, Por lo mismo, clen", en especial en el período irltimo cle su
ló gravL de la crisis espiritual que padece. Ha' vida, desde 1878 a 1889 cuando, abandonando
biendo visto desarraigados los valores estables la vida militar, se eonsagf,a de modo exelusivo
sobre los cuales esos hombres habían edifieado a la tarea periodistica" Reviven en estos folleti-
nrs vidas, han sido arrojados a una situación nes los prototipos románticos: fuertes caracteres
de deramparo espiritual -reflejo del desampa- en pugna con su ¡r¡edio s<¡cial y a 1.r¡ que desdc
-primeras
ro económico-social en que 5e €ncuentran- don' na¡ líneas se entreve destinados a la
de son urgente, las cxplicscioncr y tra roánser destruceién, ar¡reolados de un signo fatal, tan
fa*crnante órno mérbido. Vieariament€ €0nGllo6
eión en cl-¡nundo mctal qnc sdlo pmedc proPor"

F.¡L,S¡r.Bdt ar'o€TUBF|B !ee? Páo" Ú

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yüvs el leetor et arrojo, el altivo quebrantarnien- comenzado a hacerse lejano y vago pero que to.
o de las leyes, la persecución policial y, como davía tenía mucho que ver con las criaturas que
real, !a que es en él una muerte interior, la de se apeñuscaban en torno a su arena para cele
tur valores étieos y sociales. brar el "verismo" de Podestá y su compañía
El éxito de estos folletines estaba revelando La forma dramática, que concede fuerza, inme-
c¡ progresivo asentamiento urbano del paisano diatez, corporeidad y contemporaneidad, a la vi-
relegado, contribuyencio a la arnpliaeión perifé- vencia histérica, es simultáneamenteel afinado
t'ersatz" que
rica de ias eiudades con esos lindes en que co- testimonia su inexistencia real y
.noenzabael pnocesode asimilación a las iormre concreta. El intento de hacer de ella el inme-
eivilizadoras que estas ciudades, en pieno Broce- jorable instrumento de una requisitoria social
so de educación masiva, {Avellaneda, José Pe- tornando pie en las nuevas realidadesen que se
dro Varela), venían gumpliendo. Mejcr írdice movía el antiguo gaucho (la acusación políti-
que el éxito de estos diarios puede encontrarse ca que genera el Juan Soldao de O. Morato-
en la sustituciór¡ de las formas poéticas, muy rio) habrá de ser desplazadopor Ia serie de evo-
gnarcadas por el cencionero tradicic¡nal de rai- cacionesrománticas y trágicas (Juan Moreiran
gambre española, por las formas namativas he- Juan Cuello) por la retrospectiva patriética
redera¡ de un confuso abanicr¡ de influencias (Julián Giménez) o por el divertimento lisero
modernas, que van de los folletines franceses (Los gauchitos).
a los cuentos de Edgard Allan Foe y que por La pérdida del contacto verdadero con la
lo tanto, responden más explicitamente a la in- reaiidad se ha consumado en esta última d&
tervención de la letra irnpresaen la cultura (6), cada del siglo, y es comprensible que se sa-
Si bien la prosa de ficcién no desplazaráa \a tisfaga con ei ilusionismo teatral que remeda
poesía, sobre todo por la función cantada que épocas heroicas y le concede al espectador el
ésta eonservará durante muehos años, su in- desmedrado consuelo de ser proyectado bajo las
corporaeión señala un nuevo hito de la derrota luces de escenapara verse una y otra vez trai-
de la mayoría de la poblaeión nacionatr.En cier cionado, vendido, vilipendiado y por último ase-
tá medida cabe consignar aqui !a esencia desi- sinado. A esta altura la concepciónsubjetivista
trusionante que para Goldmann corresponcle ai del liberalismo también ha dominado este arte
género novela dentro de las estnrcturas forma- popular y lo que nos mostrará, toda vez que se
tresde las artes literarias, haciendo de él eficaz encare eon el presente o el inmediato pasado,
vehíeillo de una concepción bursuesa dei uni- será el héroe solitario, desarraigado,perdido. S&
?erso. Aunque la novelá que hacJ suya este pú- 1o podrá recuperar una cierta comunidad colec-
blico ávido lleve a la exasperaciónel esouema- iiva si se retrotrae al pasado lejano, y no es
'de esa de las menoresvirtudes que subvacenal arte
tismo romántico, no deja consignar, por r,,
uso de Ia erónica policial o de la histo'ria inme- superior de Acevedo Diaz.
diatamente pasada, o por su manejo de tra infor- Ese héroe es hijo de la conflictualidad del
r¡laeiér¡ realista, una progresiva aceptaeión de hombre con su medio, cuando ha renunciado a
las nuevas eoordenadas de vida. transformarse él en el agente del cambio am-
biental y es solamente.piciente de fuerzas que
Del realismo ingenuo en que io real y au- no puede comprender. De una manera suntuo-
téntieo se transfonna en poesía (Martín Fierro)
sa, teatral hasta lo operístico,asume su propia
se pasa a una disoeiaeión, donde el exceso idea-
elestrucción y a ella se consagra, complaciéndo-
Xista de la eoncepción del personaje y su accién
se mórbidamente en la única capacidad volun"
tr¡arrativa se eontrapone el manejo de la prosa,
taria que le queda, la de inmolarse trágicamen-
del dato histérico burdamente elaborado,en una
te. A la décima de su hermano Ricardo Gutié-
situaeién inestable y contradictoria (Juan Mo- rrez con que Eduardo Gutiérrez abre el Juan
reira" Loc montoneroe). Todavía eabrá una ter-
Moreira: "Como fiera perseguida f piso una
eera transfor¡nación de fo¡mas.
senda de abrojos / sin sueño para mis ojos / ni
La pantornima eircense de trtig4 y su conver- venda para mi herida, I sin descansoni guari-
gión er¡ teatro hablado v a la vez rnimado en da / ni esperanzani piedad i y en fúnebre sole'
1886, (?) gengre una nueva forma teatral ya dad / a mi dolor amarrado / voy a la muerte
que no el teatro en el Río de la Plata -para arrastrado / por mi propia tempestad" eomes-
obviar !a larga polémica sobre el punto- dan- ponde estrictamentela despedidadel personaje
do lugar a la aparieión del drama policiai. En luego de la lucha con la partida: o'Yo no tengo
Chivilcoy o en Montevideo (en la calle Yagua- nada en el mundo, mi hacienda se Ia habrán
r6n y San José) la carpa circense erea el árn- repartido, mi mujer y mi hijo ya no los volveré
bito adecuado para volver a otorgar realidad a ver más, no tengo otro cainino que pelear con
l{re-presentas) ura nnodo de vida que ya lrabía Ias partidas hasta que me maten, que será para

Fá6. ga €UAPERIS€S EE MAHEF{A


¡:Fr

diante la acción y garantías del Estado, a'lcntrr


mi un día de placer, Porque habré co¡cluido
la formación de ónipresas extranjeras" (8) ' Lal
de penar".
hstamos a mitad de la última década' Bajo consecuencias de esta política económica, y
desde lueso su valoración, ha abierto larga pc
la lona circense han de nacer las sociedadesfol'
i¿*i"u .rr" los años últimos por obra de los llar
Li¿ri"u, v "recreativas" del tipo de "La Criolla"
*" tgé6 la meritoria revisia "El Fogén"' Bl n'rados revisionistas. Si hay algo indiscutible es
"ái.lo ," ha cerrado y la institucionalizacióndel la objetiva comprobación del sistemático exter'
recuerdo del "gaucho" marca su total extinción" minio de la indápendencia provinciana y la bru'
talidad de los procedimientoscon que-se.lueron
Su mismo artJ ya no podrá sobrevivir' Lo*que
imponiendo loi nuevos sistemas económicos en
viene después,y"es obrá estimablecomo los Ver
deirimento de la poblacién rural, utilizándola
sitoe crioilos ¿é Blías Regules o Paja Brava de
al servicio de losi intereses capitalinos' Jorge
Alonso y Trelles, es otra historia que no tiene
mucho qt" rr"" con la que estamoscontando' Lu- Abelardo Ramos ha subrayado la inserción pa
títica inmediata de la obra de .fosé Hernánclez
sones rÉedificará el mito gaucho en base a un
Zadáver analizado estéticamente y Reyles y Gui- en este profundo conflicto económico y social,
estableciÉndola radical oposición Sarmiento'
raldes ofrecerán imágenesfantasmales,espectros
amorosamente pintados. El agotamiento de la Hernández: "Bueno es advertir que el más gran'
de artista de nuestra historia eombatirá junto
creatividad popular se evidenciará porque: la
a L6pez Jordán, con la pluma y la lanza, en
línea de i.tvénóión espontaneano hará sino rei-
los combátes que libra él pueblo entrerriano
terar las formas literarias del pasado, incapaz de
contra los invaiores porteños-.Todo ese mundo
descubrir nuevas.como correspondea un orga-
nismo vivo con alimentación propia; la línea de declinante del paisaná en armas va fijáldose en
el alma del páeta con caracteresindelebles;la
invención elaborada adoptará las forrnas de la
literatura eulta, desde la prosecución infatiga' derrota se le ápare-cecomo un signo fatal' Fren'
ble del cuento o poema románticos a los apun- te a las lanzas coronadas frecuentemente coR
te¡ naturalistaE, una tiiera o un cuchillo -las cargas triunfaler
de la óabalteríano podían aprovecharsepor fal'
ta de fusiles y artillería- aparecen los remrng
tons que la opulenta Buenos Aires adquiere en
el extianjero para matar gaueho-s. En ese duelo
Los orígenes de este largo proceso cultural (e)"
técnico sé *"áíatt dos épocas"
son variados y han sido buscados, ante todo, en
El equivalente uruguayo está -representado
las infraestructuras económicas y sociales. Es en
oor Ia Révolución de lai Lanzas, así llamada por
primer término la incor.poración de los países
del Plata a la érbita de la economía liberal que
iraber sido justamente la última patriada en el
si bien viene haciéndose desde la independen-
viejo estilo de luch¿ gaucha, y donde también
por prlmera ,r", ,. ttr.ó.poran los fusiles réming'
cia, sólo se intensifica y perfecciona como un
sistema coherente al producirse la expansión de
io.rr. Etu derrota qn" .tt forma de crónica fue
contada por Abdórr Arézteguy, que abastecióde
los imperios europeos y establecer una base de
én el Plata" En un ob;e" e*perienóiasal joven Acevedo Diaz para sus fu-
acción'política
"fíru tuias novelashiitóricas, nos entrega el poema de
tivo estudio lo apunta Ferns: "Lo cierto es que
la presidencia del general Mitre fue la señal de
l,ussich Los tres gauchos orientales.
uná fundamental decisión política de toda la Es .cierto, como aiguna vez apunté,Nfaría
sociedad argentina. TJna vez tomada la decisión Rosa lrida, que las derrotas han tenido más
eco- rica repercución en la literatura que la^svicto'
.política primaria en favor de la expansión
nómica y de la integración del país en la comu' rias y que es a aquellas que les debemos obras
nidad y' los mercados internacionales, era posi- fundámentales. El proceso es comprensible:
ble la adctpción de rnúltiples decisiones secunda- cuando el medio deviene hostil, el hombre ¡e
rias en el terreno de la actividad económica"" retrae para pensarlo y pensarse^, para explicarse
o'La nueva época, anunciada por la triunfante 1o ocuirido,'para dotaise de imágenes que lo
inauguración de la presidencia del general lr4i- expresany que compartidas colectivamenteres'
tre, fue una época de inversión de capital y de taülezcanel équilibriá imprescindiblepara su ins'
libre comercio. Esa época venía pues a respon- talación sociai. Este proceso es social, Pero lo
der a un ritmo acelerado de desarrollo que se que en esa matriz se genera asume otras diree-
estaba verificando al otro lado del Atlántico"" i'io.r", qrr. aspiran a lrascender la motivación
o'Lfientras en la Europa occidental se fomenta- histórica: es ant" todo la creación del arte, en
ba de esta rnanera la- expansión comercial me- cuanto estado perfecto que cancela el tiempo y
diante la política del laissez-faire. en la Argen- la'circunstanciá motivadora, pero aún dentro de
tina las , nuevas autoridades proyectaban, me. él es la suma de signifieaeionesespirituales eon

FA{¡" {¡ñ
F{UI\4ERq 6,/OCTUBRtr 1967

.:*Jw
jFG q gran bveCItigad,ór¡ eceneial dei _ypropicio a lc¡ errore$. S[ace hien ir{a¡¡i¡s, gr-
-sG F&
ñor¡bre l¡i¡tórico. srada er¡ desconfiarde lo¡ cultlvadores de lnter-
l¿ déeada que va desde 1862, en quf pretaciones alegórícas. Lo percepiible en el poe-
- --En
Mitre asume la presidencia, a 1872, en que apa ma es ur¡ esfuerzo tenar F.ra &lcanzar los va.
recc Martín Fierrq las derrotas son progresi- lores e¡enciales de! hombré-,pero no a partir e{c
vet y constantes, Iac fuerzas son abatidas. las re- na erradicación de trna circlnstancia, ¡in<¡ ele
beliones índómitas destruidas, Muchos hombres vándosesobre ellaoalinrer¡tánJ<¡¡e incegantcnreh.
burcaro¡¡ expliearse, a partir del nivel de sus te de ella sin quedarseen el plano de la reivln-
eonocimientos y experiencias, la realidad en que dicacién social y política que-la pretexia eómo-
vivían, y, sobró todo, las causas secretas de ese damente"Parecéráexageradodeqir que Herrlán.
aluvión adverso" Es norrnal que Io buscaran den- dez piensa al hombre; quizás lo rciulte nrenor
tro de los rr¡ateriales dei vénero de su cultura si puntualizamos qL¡e piensa podticanreute al
&adicional, donde se cornbinaba la educacién es. hombre tioplatense, eR que adverbio y adjetivo
pañola
9* tip" religioso y el pesimismo de otrns circunscriben la empresa,pero que, roduciénclo-
derrotados anteriores, los indigenas. Abunda- ta de ambición filoséfica, ld acreccn de nragni"
ro¡.r lar explicaciones mágicas, lás invocaciones , ficación mítica, prresto que sólo la poesía pi.rer
rcligiosas; hubo aventurai mesiánicas. La rnás de elaborar el rnito.
trágica y conocida e¡ la de los asesinatosperpe- No sólo él acomete la empresa, sino todo¡
trado¡ en Tandil el 19 de enero de 1872 v que los autores gauchescosde la época, y lor auto¡
&sí re¡ume Martín Aguirrq el defensor á. iot res de literaturas rnás cultas que torneron al sarr
¡cusados: "Parodiando las profecías de terribles cho y su drama como centrá de Ia creaciói !i-
casligoe de-las leyendas bíbiicas, Solané, supues- teraria" Y no nos importa ahora que e$a tareá
to Dios, y Jacinto Pérez, supuesto San Fráncis-
1o_pqdiera dar, para nuestra concápciónactuai
co, anunciaban para el la de enero un diluvio del problema, sino la descripciónde-un deterrni.
que ocasionaría el hundimiento del Tandil. ca- nado hombre, de un ser histórico clelimitado,
tástrofe de la cual sólo salvarían los que hubie- )¡a que lo fundamental es comprobar que eta
¡_en-derramadosangre de extranjeros enemigos tenaz investigacíón dotó a las sociedadesclel
de la religión y recibido Ia bendición de Dios Plata de una visión arquetípica del hornbre na-
! quien podrían ver yendo en seguimiento de cional. Es en esasobras, erLese período, qué se
Ean Francisco (Jacinto Pérez) a consun¡ar la forja en el ca.mpo concréto de las imáeenes lite-
Bbra Santa. La recompensa ofrecida al celo re- rariás, muchás veces torperdente razonadas del
fgioso era la salvacién personal y de sus fam! p.unto de vista pensanie, I a concepción del
iiac con.Ias que iúan a habitar un nuevo pue- "hombre nacional''. Sosténida sirnultáneanrente,
olo que había de surgir en la piedra Moveáira. como si fueran las dos piernas del cuerno hul
Ab¡urdo e inconcebi6le parece, si se juzga de mano, Sotrré uü sentimi;nto tGrruñero intenrOo
ligero, lo que voy extractando, pero ja'since- una formá primaria e instintiva de, I¿ n&cíona-
nidad y la buena fe con que tales aseveracio- lidad, y sobre una cosmovisióncristian¿ dondü
nec €ran creídas por los encausador uo pueden se van
_diluyendo sus principios estrictos para
Ponerceen duda". (ro) trasfunditse cbmo uñá atmósfera v una cen¡ib:-
Un ¡entimiento religioso también detectaba lidad al comportamiento,piricológicqde lo¡ horn-
$zorí1 e_nel poerna de-Hernández, y ltlattínez bres, nace aqul la irtragén primera del ,rhorn-
Estrada lo razonaría a partir de h vócacién por bre rioplatenso"o del 'oátgentinó" v dél ,,urtr-
.lo eccuetodel autor, sü voluntad de trascenier suayó".
Io adventicio y epocal para concentrarse en la masas extranjeras que en ett¡B n¡lsrp*r
esencialidad del hombre: ,,No es necesario in- " ,Lascomlenzan I descargarse*otrre la
Iecnas fegiérr
quirir on qué consiste el sirnbolismo oculto en el y proceden a la gran transfusién de sar¡dredol
Pocma. Algunos versos nos previenen de que en cuerpo no transportaban ninguna ima-
!a_concepción de la Obra sé ligan los acónteci- -nacional,
gen válida, eoherente y áplicable a lodoc *a
mlentns biográficoe a los de un-orden ¡rotencial, Ios. venidos de España o de Italia, a kx que
quc ellor no alcanz¿n a perfilar y delimitar eon- caían desde Francia o Inglaterrs, a los que tcr-
f"rcterncntc. Finaliz¡r Ia Vuelta en el cantc tri- rninarían viniendo de la Eúropa central*'y ¡uür-
gésirng tercero, que es la misma edad de Cristo, que. se opondrán al gaucho y lo e¡tigtnatis¡rÁn
o i¡uinuar quc es preciso rumiar rnucho pará en tos prrmeros mornentor, cuando todavla lc
entender cl Poema, son simples advertenciai de resta fuerza, concluirán por asumír la imagcn
qur én Ia conciencia de Ia ábra que Elernández nacional que él ha fraguado en el procero-do
p¡t¡b¡ ¡ealizando algo trascendía al
hecho es- su desintegracióny la harán ruya cómo in¡tru-
cuctó y n la ¡nécdota" ¡u¡" ñl camino du urra m-ento.de enclave regionrl, cofno $u nueva jun.
&¡tcrpr€tsciór! simbólica e¡ $ieenpr€ reshaladÍug tificaeidn arnericana, corno el qlcmonto s&h¿-

F.*¡L ad €UA¡DI'INOI' OT TbiARG}lA


tinante de la sociedad aluvial. Desde luego que (3) Pedro Henríquez Ureña: Las eorrieote¡
literarias en la América Hispánica. Iüéxieo, To*-
no los representa, per:o es el pasado úntco que
do de Cultura Económica, 1949, p. 115.
reciben, y no son capaces de crear, como o¿ulrió (4) Julio Caillet Bois: Introduccién a la poe-
en los Estados lJnidos, una ima.gen pionera ,c¡re ría gauchesca, Hilario Ascasubi, en Historia de
¡ea sustitutiva y lcx muestre en la brutal ¿ctitud la lñeratura argentina (diri'gida'pol Rafel Alber-
conquistadora que los singularizó, tal los con' to Arrieta), Buenos Aires, Edieiones Peuser' 195$
quistadores del oeste en el norte. tomo III, p. 66.
(5) Véase eI tema del cambio en el libro de
El profundo, largo llanto viril de los gau- Eneida Sandone de Martínez La lniagen en la
cho-s, será más poderoso que las energías rudas poesía gauche¡ca, Montevideo, Facultad de Hu-
de los inmigrántes; éstos se doblegarán a la con- manidades y Ciencias, 1962.
cepción del hombre que aquéllos habían gene- (6) Véase el estudio preliminar de León Be-
rado, y bien podrían rastrearse los b¡.sarnentos narós, a Eduardo Gutiérrez: El Chacho, Buenoe
Aires. Librería Hachette, 1960. ,
económicos y sociales de este cürioso comporta-
(?) Rubén A. Benítez: Una histórica función
miento. Pero aquí sólo queríamos describir ^l de circo. Buenos Aires. Facultad de Filosofía y
proceso espiritual. Esta es la victoria últim:l de Letras - Instituto de Literatura Argentina, 1956.
los vencidos, que ellos no llegaron a. conocer por' (B) H. S. Ferns: Gran Bretaña y la Argentina
que para entonbes ya estaban muertos. en el siglo XIX. Buenos Aires, Solar - Hachette,
1966. pp.. 326-?.
(9) Jorge Abelardo Ramos: Revolución y
contrarrevolución en la Argentina. Buenos Ai-
(1) Carlos Alberto Leumann: La literatura res, Plus Ultra, 1965, pp. 246-7.
gauchesca y la poesía gaucha. Buenos Aires, (10) "Imago Mundi", Año I, N9 2, Buenos
Raigal, 1953. 213 pp. Aires, diciembre 1953, p. ?9.
(2) Ricardo Rojas: Hjstoria de la litera¡ura (11) .iEzequiel Martínez Estrada: Muerte y
argentina. Los GauchesEós L Buenos Aires, Lo- transfig'uiracién de Martín Fierro, México, Fon-
nda" 1948, p, 23, do de Cultura Económica, 1948, krmo ü, p. '¡8&

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