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Durante el sueño se restablecen las funciones físicas y psicológicas esenciales para mantener un
equilibrio. Para que este restablecimiento tenga lugar, el sueño se compone de dos fases que se repiten de
forma cíclica (la fase REM y la fase NO REM). La fase NO REM, a su vez, se divide en cuatro estadios. Cada
fase cumple con unos procesos específicos con el fin de recuperar la energía necesaria para funcionar en todos
los sentidos.
La mayoría de las hipótesis explican que la fase NO REM tiene una función relacionada con la reparación de los
tejidos corporales y la conservación y recuperación de la energía vital. Así mismo, durante la fase REM,
predominan los procesos de reparación cerebral como la reorganización neuronal, el almacenamiento de
recuerdos relevantes y la eliminación de recuerdos menos importantes.
A modo de ejemplo, cuando una persona está sometida a un elevado gasto de energía física (entrenar duro para
una carrera), durante el sueño aumenta la fase NO REM. Por otro lado, si está en pleno proceso de aprendizaje
(estudiar para un examen), aumenta la fase REM.
La necesidad de dormir y que el sueño sea reparador para disfrutar de una salud física y psicológica queda
evidenciada cuando suprimimos horas de sueño, ya sea de un modo intencionado («duerno menos para poder
terminar mi tesis») o involuntario («no consigo conciliar el sueño, me paso la noche en vela»). Cuando esto
ocurre, se produce un deterioro del funcionamiento diurno visible en nuestras acciones.
Algunas personas responden con un “no puedo parar de pensar”. ¿Existe alguna estrategia
para frenar los pensamientos intrusivos?
Desde la Psicoterapia trabajamos distintas estrategias para frenar los pensamientos intrusivos una vez el
paciente ya tiene consciencia de su existencia y contenido (los pensamientos ya no son tan inconscientes ni
automáticos). Todas aquellas intervenciones que gestionan la ansiedad tienen en cuenta dichos mecanismos
de frenada ya que, cuanta más aceleración del pensamiento intrusivo, mayor sensación de amenaza y mayor
activación de los mecanismos de alerta.
Una estrategia relacionada con disminuir los pensamientos intrusivos consiste en empatizar con ellos y
comprender su significado más allá de su contenido. Técnicas relacionadas con el análisis de los constructos
personales desgranan la perspectiva que el paciente tiene sobre sí mismo y su entorno. Dicho análisis, muchas
veces, descubre el origen que mantiene los pensamientos intrusivos y repetitivos.
4.Evita el sedentarismo.
Hacer ejercicio de manera regular no sólo contribuye a que estés en forma y te hace sentir mejor, si no que
ayuda a relajarse y descargar tensiones, lo cual puede ser de mucha ayuda cuando las preocupaciones nos
quitan el sueño. Eso sí, tienes que dejar un buen rato entre las zapatillas y la cama: el ejercicio, siempre al
menos un par de horas antes de dormir.
5. No abusarás de la siesta
Decían que la siesta era el deporte nacional y tan connatural a España como las sevillanas, los toros, la
paella y el tinto de verano. Lo cierto es que la siesta diaria cada vez se practica menos, más por falta de
tiempo que por falta de ganas. Siestas de unos minutos pueden ser beneficiosas, pero una siesta de más de 30
minutos puede hacer que por la noche nos cueste conciliar el sueño.