Sei sulla pagina 1di 1

Cutri era la ciudad de los músicos, no de todos, claro, aunque sí de la mayoría.

El lugar estaba
invadido de guitarristas, bajistas, pianistas, flautistas, acordeonistas, violinistas y todo lo terminable
en ista, y que, además, necesitara los dedos para ser tocado. No había casa donde no se escuchase
melodía alguna en si quiera un momento al día: era glorioso.

Sonatas de Vivaldi por aquí, operas de Mozart por allá, himnos de alegría por acullá, etcétera,
etcétera, sin embargo, aun con todos los sonidos tan magníficos que sonaban,

Potrebbero piacerti anche