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La economía de Bolivia tiene su base principal en la extracción y en la exportación de sus

recursos naturales, principalmente mineros y gasíferos. El PIB per cápita es uno de los más
bajos de América Latina siendo considerado como un país de ingreso medio.[115] El salario
mínimo nacional es de 2060 bolivianos por mes (296 dólares).[116] La moneda oficial del
país es el boliviano (BOB).
Las actividades económicas más importantes[117] son la minería (Proyecto San Cristóbal)
y extracción de gas natural (YPFB), ambas pertenecientes al sector primario. Dentro
el sector secundario, se destacan por ventas las industrias de cerveza (CBN), lácteos (Pil
Andina), oleaginosas (Gravetal), la industria automotriz (INMETAL),
(CAMET) cemento (SOBOCE) y textiles (Ametex). En el sector terciario se destacan las
empresas de telecomunicaciones (Entel, Tigo (Telecel), y Viva) así también la actividad
bancaria con bancos como el Banco Nacional de Bolivia, Banco Mercantil Santa
Cruz, Banco Bisa o el Banco de Crédito del Perú.

Sede del Banco Central de Bolivia.

En los últimos años, el crecimiento promedio del PIB fue de 4,7 %, alcanzando superávit
fiscales (por primera vez desde 1940) y en cuenta corriente debido sobre todo a las políticas
de nacionalización de recursos naturales (hidrocarburos y minería) y otros sectores como
telecomunicaciones y energía, que permitió un importante aumento en las recaudaciones
estatales y por consiguiente una fuerte inversión pública (en 2010 cuatro veces mayor que
en los años previos al 2006). También se consiguió un ligero aumento de la inversión
privada[118] La tasa de población económicamente activa asciende a 71,9 %[119] y la tasa
de desempleo es del 6,5 %,[120] una de las más bajas de la región.
Los metales de exportación más valiosos son el estaño (4º productor mundial), la plata (7º
productor mundial) y el cobre en occidente, el hierro y el oro en oriente. Los principales
yacimientos mineros son: San Cristóbal (mina de plata de cielo abierto más grande del
mundo), Mutún[121](1° yacimiento de hierro y manganeso del mundo) y el Salar de
Uyuni (una de las principales reservas de potasio y litio del mundo).
En hidrocarburos, Bolivia cuenta con la segunda mayor reserva de gas
natural de América del Sur (48 trillones de pies cúbicos), siendo su exportación
a Brasil[122] y Argentina la principal fuente de ingresos del país.[123]
La producción agrícola ha adquirido mayor importancia en las últimas décadas
principalmente en el oriente que produce soya (8° productor mundial), caña de
azúcar y girasol principalmente. En occidente, se producen productos de consumo interno
como la papa, la cebada y productos exportables como quinua, haba, cacao y café.
En ganadería, se destaca la cría de ganado bovino y porcino en el oriente, mientras que en
occidente, la cría de camélidos como la alpaca es importante para de la industria textil.
Un factor controversial de la economía es la producción de hoja de coca[124] (3° productor
mundial) que si bien es consumida tradicionalmente con fines religiosos o medicinales por
un segmento de la población, es al mismo tiempo utilizada de manera ilegal para la
fabricación de cocaína para el mercado Europeo y Norteamericano.
Bolivia es uno de los países con mayor desarrollo de microfinanzas del mundo (2° puesto
a nivel global).[125] El hecho de que gran parte de su economía sea informal y que existan
pocas industrias grandes, ha permitido el surgimiento, crecimiento y desarrollo
de microempresas comerciales y de servicios que reciben el apoyo financiero de distintas
entidades de microcrédito altamente especializadas.
Agricultura
Algunas partes de Bolivia están en gran parte bajo el poder de los ganaderos, los principales
propietarios de granjas de ganado vacuno y porcino, y muchos pequeños agricultores
todavía están reducidos a peones. Sin embargo, la presencia del Estado se ha incrementado
significativamente bajo el gobierno de Evo Morales. Tiende a proteger los intereses de los
grandes terratenientes a la vez que se esfuerza por mejorar las condiciones de vida y de
trabajo de los pequeños agricultores.[126]
La reforma agraria prometida por Evo Morales -y aprobada por referéndum por casi el 80%
de la población- nunca ha sido lanzada. Con la intención de abolir el latifundismo
reduciendo el tamaño máximo de las propiedades sin "función económica y social" a 5.000
hectáreas, el resto se dividirá entre pequeños trabajadores agrícolas y pueblos indígenas sin
tierra, se encontró con una fuerte oposición de la oligarquía boliviana. En 2009, el gobierno
cedió ante el sector agroindustrial, que a cambio se comprometió a poner fin a la presión
que estaba ejerciendo y comprometiendo hasta que se promulgara la nueva
Constitución.[126]
Sin embargo, una serie de reformas y proyectos económicos han mejorado la situación de
las familias campesinas de bajos ingresos. Han recibido maquinaria agrícola, tractores,
fertilizantes, semillas y animales reproductores, mientras que el Estado ha construido
sistemas de riego, así como carreteras y puentes para facilitar la venta de su producción en
los mercados. La situación de muchos indígenas y pequeños agricultores se ha regularizado
mediante la concesión de títulos de propiedad de las tierras que estaban cultivando.

En 2007, el gobierno creó un "Banco de Desarrollo Productivo" a través del cual los
pequeños trabajadores y productores agrícolas pueden pedir préstamos fácilmente, a tasas
bajas y con plazos de amortización adaptados a los ciclos agrícolas. Debido a una mejor
supervisión de las actividades bancarias, los tipos deudores se redujeron en un factor de tres
entre 2014 y 2019 en todas las instituciones bancarias para los pequeños y medianos
productores agrícolas. Además, la ley exige ahora que los bancos dediquen al menos el
60% de sus recursos a préstamos productivos o a la construcción de viviendas sociales.[126]
Con la creación de la Empresa de Ayuda a la Producción de Alimentos (Emapa), el
gobierno quiso estabilizar el mercado interno de productos agrícolas comprando la
producción de los pequeños y medianos agricultores al mejor precio, obligando así a las
agroindustrias a ofrecerles una remuneración más justa. Según el vicepresidente Àlvaro
García Linera, "al establecer las reglas del juego, el Estado establece un nuevo equilibrio de
poder que da más poder a los pequeños productores. La riqueza se redistribuye mejor para
equilibrar el poder del sector agroindustrial. Esto genera estabilidad, lo que permite una
economía próspera y beneficia a todos.[126]
Comercio exterior
Artículo principal: Comercio exterior de Bolivia

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