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Carlos Sabino
Si nos detenemos a estudiar los mitos de los pueblos ágrafos, los libros
sagrados de la antigüedad o las obras de los primeros filósofos veremos,
en todos los casos, que en ellos aparecen conjuntamente, pero sin un
orden riguroso, tanto razonamientos lúcidos y profundos como
observaciones prácticas y empíricas, sentimientos y anhelos junto con
intuiciones, a veces geniales y otras veces profundamente
desacertadas. Todas estas construcciones del intelecto donde se
vuelcan la pasión y el sentimiento de quienes las construyeron pueden
verse como parte de un amplio proceso de adquisición de
conocimientos que muestra lo dificultoso que resulta la aproximación a
la verdad: en la historia del pensamiento nunca ha sucedido que
alguien haya de pronto alcanzado la verdad pura y completa sin antes
pasar por el error; muy por el contrario, el análisis de muchos casos nos
daría la prueba de que siempre, de algún modo, se obtienen primero
conocimientos falaces, ilusiones e impresiones engañosas, antes de
poder ejercer sobre ellos la crítica que luego permite elaborar
conocimientos más objetivos y satisfactorios.
CONOCIMIENTO
Hicimos alusión, en el capítulo anterior, al proceso mediante el cual se
van obteniendo los diversos conocimientos que poseemos. Nos toca
ahora examinar, ya más detenidamente, la forma en que se desarrolla
este proceso, en especial en lo que se refiere al ámbito particular de la
ciencia. Comenzaremos por retomar el problema de la objetividad, no
ya en términos generales, sino en la forma que más interesa desde el
punto de vista de la metodología científica.
Sujeto y Objeto
Abstracción y conceptuación
Puede establecerse de algún modo, por ello, que entre teoría y práctica
se presenta una interacción del mismo tipo que la que observábamos
entre sujeto y objeto. El pensamiento se concibe como pensamiento de
alguien, de los sujetos, y la teoría no es otra cosa que el pensamiento
organizado y sistemático respecto de algo. El objeto, por otra parte, es
siempre un conjunto de hechos (entendido estos en un sentido amplio,
que incluye hasta los mismos pensamientos), de objetos que se sitúan en
el exterior de la conciencia. Por este motivo la relación entre teoría y
hechos va a ser la expresión, en otro plano diferente, de la misma
relación que examinábamos anteriormente entre sujeto y objeto.