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qué es Sistema nervioso:

El sistema nervioso es el encargado de dirigir, supervisar y controlar todas las funciones y


actividades de nuestros órganos y nuestro organismo en general

Función de la neurona:

Las neuronas cumplen el rol de mensajeras y comunicadoras del organismo. Son capaces de
transmitir impulsos nerviosos a otras células del cuerpo, como las musculares, y generar el
movimiento; de percibir y comunicar estímulos externos y convertirlos en una reacción
organizada, como ante el frío, el calor, el peligro, etc.; o de mantener un mensaje andando en una
red neuronal, permitiendo así el almacenamiento de información en la memoria.

Esto se da gracias a la transmisión eléctrica entre estas células, mediante el uso de iones sódicos y
potásicos, entre otros elementos químicos que pasan de una célula a otra. La velocidad de esta
transmisión es tal, que le toma a un impulso alrededor de 18,75 milisegundos recorrer la distancia
entre el dedo del pie hasta el cerebro, en un ser humano adulto.

Tipos de neurona

Existen muchas formas de clasificación de las neuronas. Las principales tres son:

De acuerdo a su forma y tamaño. Las neuronas pueden tener la siguiente apariencia:

Poliédricas. Con forma geométrica determinada.

Fusiformes. De apariencia semejante a las células musculares, cilíndricas.

Estrelladas. En forma de estrella o de araña, es decir, con muchas extremidades.

Esféricas. De forma redonda.

Piramidales. Con forma de pirámide.


De acuerdo a su función. A juzgar por el papel que desempeñan en el sistema nervioso, podemos
hablar de:

Motoras. Aquellas que están vinculadas con el movimiento y la coordinación muscular, tanto
consciente como refleja.

Sensoriales. Aquellas vinculadas con la percepción de estímulos provenientes del exterior del
cuerpo mediante los sentidos.

Interneuronales. Aquellas que conectan diversos tipos de neuronas entre sí y permiten las redes
neuronales, dando pie así al pensamiento complejo, a la memoria, etc.

De acuerdo a su polaridad. Dependiendo del número y la disposición de sus terminaciones


eléctricas, pueden ser:

Unipolares. Su axón es una sola prolongación bifurcada.

Bipolares. Con el núcleo en el centro, poseen un axón y una dendrita largos y que tienden a
extremos opuestos.

Multipolares. Poseen un axón largo y múltiples dendritas que permiten muchas conexiones
simultáneas.

Monopolares. Poseen sólo una dendrita dividida en dos y dirigida a extremos opuestos, por lo
que se consideran falsas unipolares.

Anaxónicas. Sumamente pequeñas, no distinguen sus axones de sus dendritas.

Estructura de las neuronas

Neuronas

El axón permite el paso del estímulo eléctrico de un extremo a otro de la célula.

Las neuronas poseen una morfología definida y que se compone de cuatro partes:
Núcleo. En donde se halla la información genética de la neurona, suele ocupar una posición
central y muy visible en la misma, sobre todo en los ejemplares más jóvenes.

Pericarion. El espacio que rodea al núcleo y compone el cuerpo celular, en el que se hallan los
diversos orgánulos de la neurona, como ribosomas libres, el retículo rugoso, el aparato de Golgi,
etc.

Dendritas. Se trata de prolongaciones del citoplasma de la célula, envueltas en una membrana


plasmática desprovista de mielina, abundante en orgánulos y vesículas que permiten la
interconexión y la sinapsis.

Axón. Es una prolongación tubular del cuerpo de la neurona, cubierta de mielina y abundante en
microtúbulos, que permite el paso del estímulo eléctrico de un extremo a otro de la célula. Al final
del axón hay una serie de terminales que le permiten conectarse físicamente con otras neuronas y
células de otro tipo.

Qué es Sinapsis:

La sinapsis es la manera que se comunican y organizan las neuronas y las divisiones del sistema
nervioso.

Las sinapsis ocurren en la corteza del cerebro donde se encuentran las células nerviosas o también
llamadas neuronas. La conexión funcional entre una neurona y una segunda célula se llama
sinapsis.

La sinapsis en el sistema nervioso central es la comunicación entre una neurona y otra neurona, en
cambio, en el sistema nervioso periférico la transmisión de información sucede entre una neurona
y una célula efectora en un músculo o en una glándula.

Estructura de la sinapsis:

En el extremo del axón neuronal desaparece la vaina de mielina que lo envuelve y en vez de eso
adquiere una forma de cuello para así poder aumentar el área donde se contacta con la
membrana de la célula próxima. En este punto es donde sucede la sinapsis por transmisión
química, una de los dos tipos de sinapsis.

Cuando llega el impulso eléctrico al final del axón, provoca la liberación a la hendidura sináptica de
las sustancias químicas creadas dentro de la neurona, llamadas neurotransmisores. Estos son los
que poseen y guardan la información que se transmite de la neurona. Los neurotransmisores son
reconocidos por los receptores que se encuentran en la membrana celular, estos actúan como si
fueran un mecanismo de tipo llave-cerradura; esta apertura se dedica a transferir la información
que transportaba la célula anterior con la que se realizó la comunicación, desencadenando varios
procesos fundamentados en la información transmitida.

Una sinapsis se encuentra conformada por:

El axón terminal de la neurona presináptica que también lleva las vesículas con
neurotransmisores.

La hendidura sináptica

Los receptores de la membrana celular postsináptica

La glía que ayuda a retirar los neurotransmisores usados y también provee energía

¿Qué es el sistema nervioso central?

El sistema nervioso central (SNC) es una estructura que está formada por el encéfalo, (que es la
parte del sistema nervioso central ubicado en el cráneo) y por la médula espinal (ubicada dentro y
a lo largo de toda la columna vertebral).

El sistema nervioso central se encarga de la organización de los aparatos (respiratorio, digestivo,


etc). Este sistema tiene la función de coordinar, integrar y controlar al organismo. Se encarga,
también, de la recepción de los estímulos que pueden llegar tanto desde el exterior como de los
órganos del mismo organismo. Posteriormente, el sistema nervioso central se encarga de procesar
dicha información y elaborar respuestas respectivamente.

El encéfalo:

es la masa nerviosa contenida dentro del cráneo. Está envuelta por las meninges, que son tres
membranas llamadas: duramadre, piamadre y aracnoides. El encéfalo consta de tres partes más
voluminosas: cerebro, cerebelo y bulbo raquídeo, y otras más pequeñas. En su interior hay
ventrículos cerebrales llenos de líquido cefalorraquídeo.

Cerebro:

es uno de los centros nerviosos que constituyen el encéfalo. Se encuentra ubicado en la parte
superior y anterior de la cavidad craneal y aparece en todos los seres vertebrados.

El cerebro es el órgano encargado de controlar y coordinar todos los movimientos que realizamos
y de procesar la información sensorial. Por otra parte, se dedica a regular las funciones
homeostáticas, como la presión sanguínea, la temperatura corporal y los latidos del corazón.

En definitiva, el cerebro es el responsable del aprendizaje, la cognición, la memoria y las


emociones. Su funcionamiento se realiza a través de la interacción entre sus distintas áreas.

El cerebro está dividido por una fisura longitudinal que permite distinguir entre dos hemisferios
cerebrales
Qué son los hemisferios cerebrales?

El cerebro está constituido por dos mitades, la mitad derecha llamada hemisferio derecho y la
mitad izquierda llamada hemisferio izquierdo.

Ambos hemisferios están conectados entre sí por una estructura denominada Cuerpo Calloso,
formado por millones de fibras nerviosas que recorren todo el cerebro.

Gracias a estas fibras, los dos hemisferios están continuamente conectados.

Cada hemisferio está especializado en funciones diferentes, de ahí que uno de los aspectos
fundamentales en la organización del cerebro lo constituyan las diferencias funcionales que
existen entre los dos hemisferios, ya que se ha descubierto que cada uno de ellos está
especializado en conductas distintas.

Conviene saber también, que existe una relación invertida entre los dos hemisferios y nuestro
cuerpo. Por consiguiente, el hemisferio derecho se encarga de coordinar el movimiento de la parte
izquierda de nuestro cuerpo, y el hemisferio izquierdo coordina la parte derecha.

Funciones del hemisferio derecho:

La parte derecha está relacionada con la expresión no verbal.

Está demostrado que en él se ubican la percepción u orientación espacial, la conducta emocional


(facultad para expresar y captar emociones), facultad para controlar los aspectos no verbales de la
comunicación, intuición, reconocimiento y recuerdo de caras, voces y melodías. El cerebro
derecho piensa y recuerda en imágenes.

Diversos estudios han demostrado que las personas en las que su hemisferio dominante es el
derecho estudian, piensan, recuerdan y aprenden en imágenes, como si se tratara de una película
sin sonido. Estas personas son muy creativas y tienen muy desarrollada la imaginación.

Funciones del hemisferio izquierdo:

El hemisferio izquierdo es el dominante en la mayoría de los individuos.

Parece ser que esta mitad es la más compleja, está relacionada con la parte verbal.

En el se encuentran dos estructuras que están muy relacionadas con la capacidad lingüística del
hombre, el "Area de Broca" y "Area de Wernicke"(áreas especializadas en el lenguaje y exclusivas
del ser humano).

La función especifica del "Area de Broca" es la expresión oral, es el área que produce el habla.

Por consiguiente, un daño en esta zona produce afasia, es decir, imposibilita al sujeto para hablar y
escribir.
El "Area de Wernicke" tiene como función específica la comprensión del lenguaje, ya que es el
área receptiva del habla.

Si esta zona se daña se produce una dificultad para expresar y comprender el lenguaje.

Además de la función verbal, el hemisferio izquierdo tiene otras funciones como capacidad de
análisis, capacidad de hacer razonamientos lógicos, abstracciones, resolver problemas numéricos,
aprender información teórica, hacer deducciones.

Lobulos: Cada hemisferio puede dividirse en 4 lóbulos diferentes:

Lóbulo Occipital. En el lóbulo occipital reside la corteza visual y por lo tanto está implicado en
nuestra capacidad para ver e interpretar lo que vemos.

Lóbulo Parietal. El lóbulo parietal tiene un importante papel en el procesamiento de la


información sensorial procedente de varias partes del cuerpo, el conocimiento de los números y
sus relaciones y en la manipulación de los objetos.

Lóbulo Temporal. Las principales funciones que residen en el lóbulo temporal tienen que ver con
la memoria. El lóbulo temporal dominante está implicado en el recuerdo de palabras y nombres
de los objetos. El lóbulo temporal no dominante, por el contrario, está implicado en nuestra
memoria visual (caras, imágenes,…).

Lóbulo Frontal. El lóbulo frontal se relaciona con el control de los impulsos, el juicio, la producción
del lenguaje, la memoria funcional (de trabajo, de corto plazo), funciones motoras,
comportamiento sexual, socialización y espontaneidad. Los lóbulos frontales asisten el la
planificación, coordinación, control y ejecución de las conductas.

Capas del cerebro

las 3 capas o membranas que protegen al cerebro son

-DURAMADRE:es la mas superficial , también la mas resistente de las 3 , dentro del cráneo se halla
en intimo contacto con el hueso constituyendo su periodo

-PIAMADRE: es la membrana mas interna , se halla íntimamente aplicada a la superficie externa


del sitema nerviso central y sigue a todas la depresiones de dicha superficie

-ARACNOIDES: Es la membrana media situada entre la duramadre y la piamadre se encuentra de


bajo de la duramadre y se encarga de la distribución del liquido cefalorraquídeo

Cerebelo: El cerebelo es mucho más que una especie de hermano menor de la neocorteza,
arrinconada medio oculta entre el lóbulo occipital y el tronco del encéfalo. De hecho, esta curiosa
estructura semejante a un ovillo de lana aplanado es una de las partes del cerebro más
importantes.
Es más, se considera que en la mayoría de los casos el buen funcionamiento del cerebelo es
indispensable para que podamos sobrevivir y los casos en los que esta norma no se cumple se
convierten en noticia.

Aunque es una estructura aparentemente bastante discreta por estar oculta en parte por la
corteza cerebral, el cerebelo es una de las zonas del encéfalo con mayor densidad de neuronas. De
hecho, aproximadamente la mitad de las neuronas del cerebro están ubicadas en esta estructura.
Pero... ¿por qué es tan importante que el cerebelo esté en buenas condiciones? ¿De qué procesos
se encarga?

Las funciones del cerebelo

Hace ya años que se viene relacionando el funcionamiento del cerebelo y la coordinación de la


activación de los músculos. Así, se consideraba que la tarea del cerebelo era, básicamente, hacer
posible que mantengamos el equilibrio, que podamos coordinar movimientos simples y complejos
y, en general, que los músculos de nuestro cuerpo respondan de manera fiel y eficaz a las órdenes
que emite el cerebro.

Por ejemplo, se consideraba que uno de los principales síntomas de alteraciones en el cerebelo es
la pérdida del equilibrio después de beber demasiado alcohol. Sin embargo, en los últimos años se
ha ido descubriendo que la idea de que el papel del cerebelo tiene que ver con la coordinación
motora resulta demasiado simplista. Así, el cerebelo no interviene únicamente en los procesos
motores, sino que además juega un rol importante en otras muchas funciones.

El cerebelo en la regulación de las emociones

Una de las vías de conexión del cerebelo unen esta estructura con amplias zonas del sistema
límbico, que es el que está relacionado con la aparición y mantenimiento a lo largo del tiempo de
los estados emocionales que tiñen nuestras experiencias. Al estar en comunicación con
estructuras como la amígdala, el cerebelo tiene la capacidad de intervenir en la regulación de los
estados emocionales que van apareciendo.
Así, por ejemplo, parte de las funciones del cerebelo tienen que ver con crear asociaciones entre
sensaciones y sentimientos, lo cual sirve como apoyo para futuros aprendizajes al relacionar
ciertas experiencias con sentimientos concretos.

El cerebelo y los procesos cognitivos

El hecho de que el cerebelo tenga tal densidad de neuronas y que esté conectado con amplias
zonas de la corteza cerebral hace que la idea de que tenga algo que ver en procesos cognitivos
como la memoria o la gestión de la atención no suene descabellada. Actualmente hay algunas
investigaciones que apuntan en esa dirección.

Por ejemplo, se ha visto que el tamaño del cerebelo podría estar relacionado con el nivel de
inteligencia que se tiene. Además, a partir de estudios en los que se observan los efectos que una
lesión en el cerebelo tiene sobre las capacidades mentales de los pacientes, se ha podido
relacionar la disfunción en esta estructura con los déficits de atención y el uso del lenguaje.

Lo complicado de investigar esto es que a partir de estos estudios basados en los casos de lesión
cerebelar no se puede saber si la disminución de las capacidades cognitivas se debe a que las
neuronas involucradas en ellas han muerto (al estar ubicadas en la zona de la lesión) o si estos
efectos se deben a un desequilibrio en el funcionamiento del encéfalo ocasionado por la herida.
Así pues, hace falta investigar mucho más para saber si el rol que tiene el cerebelo en las funciones
cognitivas es tan importante como parecen sugerir esos estudios.

El cerebelo y la coordinación motora

Las antiguas ideas sobre el papel del cerebelo como centro de coordinación de la activación
muscular no han sido refutadas. Hoy se sigue considerando que esta estructura tiene un papel
protagonista en la coordinación de movimientos, mantenimiento del equilibrio y monitorización
de las señales neuronales encaminadas a activar músculos.

Como el cerebelo está conectado a muchas zonas del cerebro, cruza la información motora
elaborada en las regiones superiores del cerebro con la información motora más "concreta" y
operacional dirigida a activar fibras musculares, y comprueba que no haya incoherencias entre
ambas. Además, hay un debate generado alrededor de la posibilidad de que una de las funciones
del cerebelo sea el aprendizaje motor, es decir, la capacidad de ir puliendo un patrón de
movimientos para que se vaya perfeccionando cada vez más.
Estructura del cerebelo

Puede que el cerebelo sea relativamente pequeño, pero su composición es muy compleja. Aunque
se puede hablar largo y tendido acerca de las diferentes partes y subdivisiones de las partes del
cerebelo, en esta ocasión nos centraremos solo en la categorización más amplia de las estructuras
del cerebelo, es decir, las partes que pueden ser vistas a simple vista con facilidad (siempre que se
tenga un encéfalo delante, claro).

Los hemisferios del cerebelo

El cerebelo se parece al resto del encéfalo en que también está cubierto por una capa de células
que crean una superficie rugosa y llena de pliegues. Aunque, eso sí, en el caso del cerebelo estos
pliegues son aún más apretados y finos, tal y como se puede ver a simple vista. Es por eso que a
una de las estructuras o subregiones del cerebelo se la conoce como córtex cerebeloso.

La corteza del cerebelo se divide en dos hemisferios cerebelosos, del mismo modo en el que el
córtex cerebral se divide en un hemisferio derecho y otro izquierdo. En el medio de estos
hemisferios se encuentra una región llamada vermis, que es una franja vertical que une ambas
partes y las conecta entre sí.

Los lóbulos del cerebelo

Más allá de esta clasificación de partes de la corteza cerebelosa, hay varios lóbulos del cerebelo,
del mismo modo en el que cada hemisferio de la corteza cerebral se divide en lóbulos del cerebro.
Estos lóbulos son el lóbulo anterior, el lóbulo posterior, y el lóbulo floculonodular, ordenados
desde la parte superior a la inferior.

División del cerebelo:

Arquicerebelo Paleocerebelo Neocerebelo

-Porción más antigua

-Formado por lingula y lóbulo floculonodular

-Recibe aferencias de los núcleos vestibulares


-Está relacionado con la regulación del equilibrio -Formado por lóbulo central, culmen, la
pirámide, la úvula, ala del lóbulo central y lóbulo cuadrangular anterior

-Regula el tono muscular y postura

-Recibe aferencias de la médula espinal acerca de la sensibilidad profunda inconsciente -


Porción mas nueva

-Formada por el declive, el folium del túber del vermis, el lóbulo simple, el lóbulo semilunar
inferior, el lóbulo grácil y la amígdala

-Coordina movimientos voluntarios

-Recibe aferencias de la corteza frontotemporal.

Configuración Externa del cerebelo:

Cuerpo del cerebelo

Incluye todo el cerebelo a excepción del lóbulo floculonodular. El cuerpo del cerebelo se divide en
un lóbulo anterior y un lóbulo posterior. A su vez presenta una porción mediana denominada
vermis del cerebelo que une ambos hemisferios.

Lóbulo anterior del cerebelo

Corresponde a la porción del cerebelo que está ubicada en dirección anterior a la fisura primaria.
El lóbulo anterior está formado de adelante hacia atrás por la língula, fisura precentral, ala del
lóbulo central, fisura preculminar, culmen y lóbulo cuadrangular anterior

El lóbulo anterior corresponde a la porción del cerebelo que está ubicada en dirección anterior a la
fisura primaria. Está constituido por la língula que es un pocion impar del vermix que esta
fusionada con el velo medular superior, por la fisura precentral, fisura preculminar, el culmen y el
lóbulo cuadrangular anterior
Parte interna del cerebro:

Corteza Cerebelosa

La corteza cerebelosa tiene un espesor de aproximadamente 1 mm y está formada principalmente


por neuronas. De adentro hacia afuera encontramos tres capas: granulosa, de células de Purkinje,
y molecular. La capa granulosa limita hacia dentro con la sustancia blanca y están formada
principlamente por neuronas multipolares.

Por fuera de esta capa está la capa de células de

Purkinje y la capa molecular, que presenta pocos cuerpos

neuronales, y abundantes axones y dendritas

Núcleos cerebelosos

Núcleo dentado Núcleos interpósitos anterior y posterior Núcleo fastigio

-Mas lateral y grande

-Inmerso en sustancia blanca de os hemisferios

-Forma de "C"

-Su apertura es el lugar de salida de la fibras que conforman el pedúnculo cerebeloso superior -
Están ubicados en dirección anterior y medial al hilo del núcleo dentado -Ubicados en la
línea media de los núcleos interpósitos

Sustancia Blanca (Pedúnculos cerebelosos)

Corresponden a las porciones del cerebelo que contienen las fibras que ingresan en el cerebelo y
que salen de él. Encontramos tres pedúnculos cerebelosos a cada lado, a nivel de la cara anterior
del cerebelo.

Superior Medio Inferior

Une el cerebelo con la cara posterior de los pedúnculos cerebrales del mesencéfalo y su borde
medial forma el velo medular superior
Une el cerebelo con el puente, presenta 3 caras: superior, inferior y lateral que están relacionadas
con el angulo pontocerebelosa, el flóculo y el lóbulo cerebeloso medio

Une al cerebelo con la médula oblongada y contiene al cuerpo restiforme

Lóbulo posterior del cerebelo

Está ubicado entre las fisuras primaria y posterolateral. En dirección inferior a la fisura primaria
está a nivel del vermis el declive, lateral a este último encontramos el lóbulo simple, Por debajo
del lóbulo simple están la fisura posterior superior y el lóbulo semilunar superior, el folium del
vermis, la fisura horizontal, el túber, abajo de este se encuentran la pirámide y la úvula.

Lóbulo Floculonodular del cerebelo

Está ubicado en dirección inferior a la fisura posterolateral. En la línea mediana encontramos una
protuberancia correspondiente al nódulo, que está conectada con el flóculo a través de los
pedúnculos del flóculo. Estos últimos se continúan en parte con el velo medular inferior. El flóculo
está ubicado en dirección lateral al nódulo, entre el lóbulo biventral y el pedúnculo cerebeloso
inferior.

Cerebelo y funciones motoras

El cerebelo destaca por ser un centro de coordinación y organización del movimiento. En conjunto,
funciona comparando las órdenes y las respuestas motoras.

A través de sus conexiones recibe la información motora elaborada a nivel cortical y de le


ejecución de los planes motores y se encarga de comparar y corregir el desarrollo y evolución de
los actos motores. Además, también actúa reforzando el movimiento para mantener un tono
muscular adecuado ante los cambios de posición.
Los estudios clínicos que examinan las patologías cerebelosas han mostrado de forma consistente
que los pacientes con trastornos cerebelosos presentan desordenes que producen síndromes
motores, como la ataxia cerebelosa, que se caracteriza por falta de coordinación del equilibrio, la
marcha, el movimiento de las extremidades y de los ojos y disartria entre otros síntomas.

Por otro lado, un amplio número de estudios en humanos y animales, proporcionan una amplia
evidencia de que el cerebelo está involucrado en una forma específica de aprendizaje asociativo
motor, el condicionamiento clásico de parpadeo. En concreto, se destaca el papel del cerebelo en
el aprendizaje de secuencias motoras.

El tálamo:

Del tálamo se podría decir que se encuentra en lo más profundo del encéfalo, justo por encima del
tallo encefálico y cerca de los ganglios basales. Cumple la función de “estación de relevo” y centro
de integración sináptica para un primer procesamiento de las señales sensoriales en su trayecto
hacia la corteza cerebral. Realiza una labor de cribado de señales insignificantes y dirige los
impulsos sensoriales importantes a las áreas de la corteza somatosensorial y a otras regiones del
encéfalo. Y de la misma forma que conduce información sensorial a la corteza, también recibe
señales de aquélla, señales susceptibles de modificar su propia actividad, haciendo variar la
intensidad y naturaleza de la información que remite a otros centros.

Junto con el tallo encefálico y áreas asociativas de la corteza, el tálamo es clave para dirigir la
atención hacia estímulos relevantes. Un ejemplo ilustrativo de esa función (en mamíferos) es la
facilidad con la que la madre –y el padre en aquellas en que el cuidado parental es compartido-
despierta al menor suspiro del bebé pero permanece dormido en medio de una tormenta violenta.
También es capaz de hacer conscientes otras sensaciones, aunque no lo es de identificar la
localización de los correspondientes estímulos o de determinar su intensidad.

Además de las anteriores, el tálamo juega un papel importante en el control motor, reforzando el
comportamiento motor voluntario iniciado por la corteza.

El hipotálamo:

Su posición es, como su nombre indica, inferior a la del tálamo, y algo más adelantada. Es una
colección de núcleos específicos con sus fibras nerviosas asociadas. Es un centro de integración de
varias y muy importantes funciones de regulación homeostática del organismo. Vincula
funcionalmente el sistema nervioso autónomo con el sistema endocrino; de ahí el carácter
integrador al que acabamos de aludir. De hecho, el hipotálamo conforma el sistema de integración
neuroendocrino por excelencia: el denominado sistema hipotálamo-hipofisario que, como su
nombre indica, está integrado por la hipófisis o glándula pituitaria (glándula máster del sistema
hormonal) y el hipotálamo. En futuras anotaciones nos referiremos con detalle a este sistema.

En concreto, el hipotálamo controla los siguientes procesos o funciones: (1) la temperatura


corporal en homeotermos; (2) la sed y la producción de orina, o sea, controla el balance de agua y
de sales del organismo; (3) la ingestión de alimento; (4) las contracciones uterinas y la eyección de
leche en mamíferos; (5) coordina el sistema nervioso autónomo, lo que afecta a la actividad de
músculo liso y del cardiaco, así como a las glándulas exocrinas; y (6) juega un papel fundamental
en el comportamiento y la expresión de las emociones. Parte de estas tareas las realiza mediante
la intermediación o a través de la glándula pituitaria.

El hipotálamo ocupa un nivel intermedio en la jerarquía del control neurológico y está considerado
como un centro integrador de reflejos. Quiere esto decir que recibe señales de receptores
sensoriales internos y, en respuesta, envía órdenes a través de vías en las que intervienen muy
pocas sinapsis para generar rápidamente las respuestas reguladoras. Como ocurre con otros
reflejos, esas respuestas se producirían con más retraso si interviniesen los centros superiores del
cerebro. Un ejemplo ilustrativo es lo que ocurre con la señal de frío: la respuesta hipotalámica da
lugar a una serie de acciones que promueven la producción de calor (como la tiritación), a la vez
que se reduce la pérdida de calor corporal disminuyendo notablemente la circulación periférica al
provocar el estrechamiento de los vasos sanguíneos más superficiales, o sea, aumentando el
aislamiento.

¿Qué es el tálamo?

El tálamo es, básicamente, un conjunto de sustancia gris (cuerpos de neuronas) formado por dos
estructuras encefálicas con forma de huevo que se encuentran por debajo de la corteza cerebral.
Estas estructuras están situadas la una junto a la otra, y además de tener la misma forma y tamaño
guardan una disposición simétrica, al igual que los dos hemisferios cerebrales que las cubren. Se
comunican entre ellas a través de una especie de puente que las mantiene unidas y que es
llamado conexión intertalámica.

El tálamo forma parte de una zona llamada diencéfalo. El diencéfalo está situado entre la corteza
cerebral (y todos los lóbulos del cerebro) y la parte superior del tronco del encéfalo. A su vez, el
diencéfalo está compuesto, por el tálamo, el hipotálamo (situado justo debajo del primero) y
algunas otras estructuras más pequeñas.

Además, el tálamo tiene una forma simétrica y al estar situado justo debajo del espacio que separa
los dos hemisferios cerebrales, tiene salida a los dos lados del encéfalo. Para ver el modo en el que
se interconecta con estas partes, podemos echar un vistazo a las estructuras del tálamo y a los
tipos de neuronas que hay en este.

Las estructuras del tálamo

El tálamo es, básicamente, un amontonamiento de cuerpos de neuronas, es decir, una estructura


de materia gris, al igual que la corteza cerebral. Pero dentro de este conjunto de grupos
neuronales se pueden distinguir una serie de núcleos del tálamo:

Núcleos de conexión específica. Estos mandan información sensorial a zonas concretas de la


corteza cerebral que están especializadas en trabajar con ese tipo concreto de datos provenientes
de un sentido específico.

Núcleos de conexión inespecífica. Mandan información a zonas muy amplias de la corteza


cerebral, sin discriminar por especializaciones.

Núcleos de asociación. Forman parte de un circuito de información que comunica la corteza


cerebral con estructuras subcorticales.

Las neuronas del tálamo

El tálamo está compuesto por muchas otras subestructuras especializadas, pero todas ellas son, al
fin y al cabo, neuronas y células gliales. Como cualquier otra parte del cerebro, el tálamo solo tiene
razón de ser si está conectado a otras zonas del sistema nervioso, y esto queda reflejado en el tipo
de neuronas que lo componen. En la distribución de estas se nota que están asociadas a muchos
otros fajos de neuronas que llegan de muchas partes del sistema nervioso central.

Desde el punto de vista funcional, las clases de neuronas del tálamo son las siguientes:
Interneuronas locales. Estas células nerviosas se encargan básicamente de hacer que la
información que llegue desde otras partes del sistema nervioso se procese en el tálamo,
transformándola en una nueva serie de datos. Por lo tanto, su función principal es enviar impulsos
nerviosos a otras interneuronas del tálamo. Suponen aproximadamente el 25% de las neuronas
del tálamo.

Neuronas de proyección. Estas células nerviosas se encargan de mandar información fuera del
tálamo, hacia la corteza cerebral. Son el 75% de las neuronas talámicas.

Las funciones del tálamo

Hemos visto que el tálamo está muy bien comunicado, pero su papel no es el de ser un simple
puente de comunicación entre partes del cerebro relevantes. El tálamo en sí mismo es una
estructura que juega un papel activo en el procesamiento de la información que le llega desde
otras áreas. Pero... ¿cuáles son las funciones que desempeña esta estructura encefálica?

1. Integración de los datos sensoriales

La función del tálamo más conocida y estudiada es la de ser una de las primeras paradas en el
cerebro para la información que nos llega a través de los sentidos, con la excepción del olfato.

El tálamo procesa esta información sensorial, descarta las partes que no sean demasiado
importantes y manda el resultado final hacia la corteza del cerebro, donde esta información
seguirá siendo procesada.

Así pues, facilita la integración de la información sensorial para pasar de los datos crudos a las
unidades de información relativamente complejas y capaces de sostener un significado para
nosotros. De todas formas, hay que tener claro que este proceso no solo tiene lugar en el tálamo,
sino que en él participan varias redes de neuronas distribuidas por prácticamente todo el cerebro.

2. El ciclo sueño-vigilia
El tálamo, al igual que su hermano menor el hipotálamo, interviene a la hora de regular el ritmo
con el que la sensación de sueño va y viene. Esta función, además de ser fundamental para regular
toda la actividad nerviosa en general, también está relacionada con la siguiente.

3. La atención y la consciencia

Recientes investigaciones indican que el tálamo podría tener un papel muy importante en la
aparición de la consciencia y todo lo que está relacionado con ella; desde la capacidad de pensar
en los propios pensamientos, hasta el uso del lenguaje, pasando por la capacidad de centrar la
atención en informaciones concretas según los objetivos que se tengan en cada momento.

Sin embargo, es importante señalar que esos procesos relacionados a los estados conscientes no
son la consciencia en sí misma, aunque aparecen en paralelo. No podemos centrar nuestra
atención en nada cuando no nos damos cuenta de que existimos, y tampoco podemos hablar ni
reflexionar; pero cuando estamos conscientes, hay aspectos de la atención y del lenguaje que
están más allá de la consciencia.

Además, todos estos procesos mentales tan complejos relacionados con el pensamiento abstracto
requieren de la participación de muchas áreas del cerebro, no solo del tálamo; esta parte del
diencéfalo es un componente necesario pero insuficiente a la hora de hacer que el pensamiento,
la atención y el lenguaje tengan lugar (algo que se puede decir de prácticamente todas las partes
del cerebro, porque todas trabajan de manera interconectada).

Como el tálamo está tan bien conectado con muchas áreas de la corteza a la vez, podría ser capaz
de intervenir en la sincronización de la actividad neuronal necesaria para que se mantenga el nivel
de consciencia.

4. La regulación de las emociones

El tálamo no solo está conectado con circuitos que llevan información sensorial, sino que también
interactúa con vías neuronales que participan directamente en la aparición de estados
emocionales. No en vano el tálamo está rodeado por el sistema límbico.
Así pues, el tálamo integra estas dos vías y trabaja juntando estos dos tipos de información,
haciendo que las emociones afecten a lo percibido y viceversa. Además, recibe información del
hipotálamo, que a su vez interviene directamente en la regulación de las emociones y de la
segregación de diferentes tipos de hormonas en el torrente sanguíneo.

El hipotálamo: es un área del centro del cerebro que, aunque es pequeña, tiene muchas funciones.
Destaca que desempeña un papel importante en la producción de hormonas. Además, ayuda a
estimular muchos procesos importantes en el cuerpo.

Es más, cuando el hipotálamo no funciona correctamente, puede causar problemas orgánicos que
provocan muchos trastornos. Por otro lado, aunque las enfermedades del hipotálamo son poco
comunes, es importante mantenerlo saludable para reducir el riesgo.

La palabra hipotálamo proviene de dos palabras griegas que se traducen como «bajo el tálamo».
Aquí es donde se encuentra el hipotálamo, debajo del tálamo y encima de la glándula pituitaria.
Hablamos de un área pequeña del cerebro, lo que no quita para que juegue un papel importante
en el cuerpo al influir tanto en el sistema endocrino como en el nervioso.

Funciones

El estado de equilibrio orgánico se le conoce como homeostasis. El cuerpo siempre está tratando
de lograr/mejorar este equilibrio. Así, el trabajo principal del hipotálamo es regular diferentes
condiciones para conseguirlo.

Para hacer esto, el hipotálamo actúa como el conector entre los sistemas endocrino y nervioso. De
hecho, juega un papel en muchas funciones esenciales del cuerpo, como la regulación de la
temperatura corporal, la sed y el apetito.

También interfiere en la regulación de las emociones, los ciclos de sueño, el parto, la tensión
arterial y frecuencia cardíaca, así como en la producción de jugos digestivos y el balanceo de
fluidos corporales. Además, se considera que en el hipotálamo se forman sustancias químicas que
generan la rabia, la tristeza, la sensación de enamoramiento, la satisfacción sexual, entre otros.

A medida que se envían señales al cerebro desde diferentes áreas del cuerpo, el hipotálamo
responde liberando las hormonas correctas en el torrente sanguíneo para equilibrar el cuerpo.
Hormonas del hipotálamo

Para mantener este equilibrio, el hipotálamo es uno de los principales responsables del
funcionamiento del sistema endocrino. Además, también está estrechamente relacionado con la
glándula pituitaria, que produce y envía otras hormonas importantes.

Así, el hipotálamo y la glándula pituitaria trabajan de manera conjunta para controlar todo el
sistema endocrino. Para ello, las glándulas que producen muchas hormonas del cuerpo. Esto
incluye las glándulas suprarrenales, los riñones y la glándula tiroides.

Las hormonas secretadas por el hipotálamo incluyen:

La hormona antidiurética, que aumenta la cantidad de agua que los riñones absorben en la
sangre.

Hormonas liberadoras de corticotropina, que ayudan a regular el metabolismo y la respuesta


inmune al trabajar con la glándula pituitaria y la glándula suprarrenal para liberar ciertos
esteroides.

Las hormonas liberadoras de gonadotropina, que le dicen a la glándula pituitaria que libere
hormonas que mantienen funcionando a los órganos sexuales.

La oxitocina, que participa en muchos procesos, incluida la liberación de la leche materna, la


temperatura corporal y los ciclos de sueño de la madre.

Las hormonas que controlan la prolactina, que le dicen a la glándula pituitaria que comience o
suspenda la producción de leche materna en las madres lactantes.

La hormona liberadora de tirotropina, que activa la tiroides, liberando las hormonas que regulan
el metabolismo, los niveles de energía y el crecimiento del desarrollo.

Las hormonas de crecimiento, que le dicen a la glándula pituitaria que aumente o disminuya su
número en el cuerpo.

Trastornos del hipotálamo


Cualquier trastorno que impida que el hipotálamo funcione adecuadamente se conoce como
enfermedad hipotalámica. Las enfermedades hipotalámicas son muy difíciles de precisar porque
su número es muy grande.

El hipotálamo también desempeña la función de indicar a la glándula pituitaria que libere


hormonas al resto del sistema endocrino. Como a los médicos les resulta difícil diagnosticar qué
glándula no funciona correctamente, a estos trastornos a menudo se les llama trastornos del
hipotálamo-hipófisis. En estos casos, hay algunas pruebas que evalúan el funcionamiento del
sistema endocrino y que dan pistas para identificar la raíz del trastorno.

Las causas más comunes de las enfermedades hipotalámicas son las lesiones en la cabeza que
afectan el hipotálamo. Las cirugías también pueden afectar el hipotálamo, así como la radiación y
los tumores. En algunos casos, también puede haber un vínculo genético con la enfermedad
hipotalámica.

Las causas adicionales de la enfermedad hipotalámica pueden incluir:

Trastornos de la alimentación como la bulimia o la anorexia.

Dietas altas en grasas saturadas.

Trastornos genéticos que causan acumulación excesiva de hierro en el cuerpo.

Desnutrición.

Inflamación.

Infecciones.

Sangrado excesivo.

Síntomas de trastornos del hipotálamo.

Medula espinal:

Cuando pensamos en el sistema nervioso solemos pensar de forma casi exclusiva en el cerebro.
Centrarse en este órgano es lógico debido a su especial relevancia, pero a menudo se olvida que el
sistema nervioso es precisamente un sistema, es decir un conjunto de elementos
interrelacionados entre sí. Dicho de otro modo, no todo es el cerebro. Es más, dentro del sistema
nervioso hay dos grandes divisiones, sistema nervioso central y sistema nervioso autónomo.

Además del órgano rey, en el sistema nervioso central podemos encontrar también otro gran
componente: la médula espinal, por la cual pasan la mayor parte de inervaciones del cuerpo.

Una descripción general: la médula espinal

La médula espinal es la parte más caudal del sistema nervioso central, empezando en el bulbo
raquídeo y terminando en la zona lumbar. Se trata de la parte inferior del neuroeje, de forma
cilíndrica levemente aplanada y asimétrica que, al igual que el cerebro, está fuertemente
protegida al estar rodeada por la columna vertebral. Asimismo, también goza de la protección de
las meninges y el líquido cefalorraquídeo, las cuales impiden la mayor parte de daños producidos
por los elementos del entorno.

Esta parte del sistema nervioso es el punto de conexión entre el cerebro y el resto del organismo,
pasando la gran mayoría de fibras nerviosas por la médula. La transmisión de la información no se
da generalmente a través de una única neurona, sino que por norma general, las neuronas que
configuran los diferentes nervios del cuerpo hacen una o varias sinapsis intermedias, sea dentro
de la propia médula o fuera de ella (como con las neuronas de los ganglios nerviosos).

La médula espinal recibe tanto aferencias como eferencias, es decir, posee tanto neuronas que
reciben información de los receptores de los diferentes órganos y estructuras como otras que
envían información y órdenes a dichas zonas.

Configuración neuroanatómica

Si bien la división en vértebras tiene más que ver con la configuración de la columna vertebral, es
decir, la protección ósea de la médula que a su vez sirve como sostenedor de la posición corporal,
puede ser útil tenerla en consideración para localizar la situación de las partes de la médula que
inervan los distintas zonas corporales.
La mayoría de seres humanos nacemos con un total de 33 vértebras, contando entre ellas siete
vértebras cervicales, doce torácicas, cinco lumbares, cinco sacras y cuatro coxígeas. Según vamos
desarrollandonos, el número se reduce al irse fusionando las más inferiores para formar los
huesos sacro y coccígeo, pasando a considerarse vértebras solo las 24 primeras, acabando en la L5
o lumbar 5. El comienzo de la médula espinal se sitúa un poco antes de su recubrimiento por la
columna vertebral, estando adherida al bulbo raquídeo. El punto donde termina la médula puede
variar de una persona a otra, culminando generalmente entre las vértebras L1 y L3.

En general, las conexiones nerviosas corresponden de la médula corresponden a la zona donde se


encuentran. Así, en la parte de la médula situada en entre las vértebras torácicas se encuentran
las conexiones nerviosas que inervan el tórax, y así sucesivamente. En lo que se refiere a los
nervios que se conectan con la médula, poseemos un total de treinta y un pares, siendo ocho
cervicales, doce torácicos, cinco lumbares, cinco sacros y uno coccígeo. Un punto a destacar es la
presencia de dos zonas en los que la médula es algo más ancha, debido a que en dichas zonas se
encuentran las conexiones nerviosas con las extremidades.

Entre las vértebras C4 y T1 existe una zona algo más ancha que el resto de la médula. Esta zona,
conocida como intumescencia cervical, es más gruesa debido a que en este lugar se encuentran las
conexiones nerviosas que conectan con las extremidades superiores

Hacia el extremo inferior de la médula puede observarse un engrosamiento, entre las que va de la
vértebra T11 a la L1, denominado intumescencia lumbosacra. Se trata de la parte de la médula que
inerva las extremidades inferiores, y que junto a la denominada cola de caballo conecta con las
partes del cuerpo localizadas en el extremo inferior.

Respecto a la recién mencionada cola de caballo, que recibe su nombre debido a la semejanza de
su forma con la cola de dicho animal, es el conjunto de fibras nerviosas que conectan con los
nervios espinales. Esta forma es debida a que la médula espinal es más corta que la columna
vertebral, con lo que las zonas por debajo de la zona lumbar deben proyectar sus terminaciones
nerviosas a los nervios espinales situados por debajo de ella.

Partes de la médula
Se ha podido observar que la médula tiene diferentes conexiones nerviosas que inervan distintas
zonas del cuerpo. Sin embargo, puede ser de interés analizar la estructura interna de la médula
espinal.

Al igual que en el cerebro, en la médula nos encontramos tanto con sustancia gris como con
sustancia blanca. Sin embargo, la disposición es inversa, estando la sustancia blanca situada en
una posición externa y la gris en la parte interna de la médula. Generalmente la transmisión de la
información se da de manera ipsilateral, es decir el lado derecho del cuerpo es tratado por la parte
izquierda de la médula espinal mientras que el lado izquierdo se trabaja con la parte derecha.

Sustancia gris

La sustancia gris tiene esta coloración debido a que se trata de un conjunto de somas o núcleos de
neuronas, que proyectan sus axones a otras áreas. Es decir, es en estas zonas donde se acumulan
los cuerpos de las neuronas, centros de procesamiento de la información (si bien al no estar en el
encéfalo ese procesamiento es muy somero). La sustancia gris se estructura en diferentes cuernos
o astas, siendo las principales el asta ventral, el asta dorsal y la zona intermedia. Existe también el
asta lateral, pero únicamente en en la zona torácica y el principio de la lumbar.

El asta dorsal es la encargada de recibir la información de los sistemas inervados por la médula.
Dicho de otro modo, es la parte de la médula que se encarga de que la estimulación externa o
interna detectada por los receptores pueda ser enviada al encéfalo.

El asta ventral de la médula, al contrario que la dorsal, tiene como principal función la de emitir
información a los nervios, haciendo que el organismo reaccione a los estímulos exteriores o
interiores. A través de ella se ejerce el movimiento voluntario.

En lo que respecta a la zona intermedia, en ella abundan las interneuronas, que son aquellas cuya
principal función es la de servir de enlace entre otras dos neuronas. Son puentes de conexión
entre zonas distales.

Si bien solo aparece en la zona torácica y parte de la lumbar, el asta lateral tiene una gran
importancia, inervando diferentes estructuras y participando en los sistemas simpático y
parasimpático del sistema nervioso autónomo. En este sentido, cumple un rol fundamental en la
homeostasis, el proceso por el cual el organismo establece un equilibrio u armonía entre zonas
diferentes del cuerpo para que el conjunto de órganos funcione de forma saludable y coordinada.

Sustancia blanca

La sustancia blanca está formada principalmente por los axones de las neuronas, interconectando
médula y cerebro. Está organizada en diferentes fibras que reciben el nombre de las zonas con las
que conectan, pudiendo ser ascendentes o descendentes. En la médula se pueden encontrar tres
columnas, la dorsal, la lateral y la ventral.

La columna dorsal está principalmente formada por fibras aferentes de tipo somático. Dicho de
otro modo, al igual que ocurre con el asta dorsal en la sustancia gris, que se encargan de transmitir
información sensorial, del cerebro a la médula y viceversa según si es ascendente o descendente.

Las columnas ventral y lateral son tractos y fascículos, que tienden a ser de tipo eferente,
transportando las órdenes motoras otorgadas por el cerebro.

Funciones de la médula espinal

La importancia de esta parte del sistema nervioso central está fuera de toda duda. Solo hace falta
observar los efectos que tienen daños en esta zona para comprender que se trata de una sección
fundamental para el funcionamiento habitual.

De manera resumida, las principales funciones que hacen de esta sección del sistema nervioso tan
relevantes son las siguientes.

1. Transmisión de la información sensorial y motora

La médula espinal es el núcleo de relevo de las neuronas y fibras nerviosas presentes en la mayor
parte del cuerpo. Esto quiere decir que tanto cuando el cerebro da la orden de que se realice una
acción (por ejemplo dar una patada a un balón) como cuando una parte de nuestro cuerpo percibe
algún estímulo (una caricia en el brazo), la información pasa primero a la médula, que enviará la
información a los músculos o al cerebro para que lo procese.

2. Procesamiento de la información
Si bien es en el cerebro donde la estimulación se hace consciente, la médula hace un rápido juicio
de la situación con el fin de determinar si únicamente enviar la información al cerebro o provocar
una actuación de emergencia incluso antes de que llegue. Así pues, en lo relativo a los procesos
mentales, permite la aparición de un tipo de atajos en los que la información no tiene por qué
esperar a ser procesada por instancias superiores para generar una respuesta.

3. Reacción inmediata: reflejos

Como acabamos de decir, en ocasiones la médula espinal produce por sí misma una actuación sin
que la información haya sido aún transmitida al cerebro. Estas actuaciones son lo que conocemos
como reflejos. Para ejemplificar podemos pensar en poner una mano en el fuego de forma
accidental: la mano es retirada de forma inmediata, no planificada y sin que haya pasado aún la
información al cerebro.

La función de los reflejos es clara: ofrecer una reacción rápida ante situaciones potencialmente
peligrosas. Como la información sensorial ya produce una respuesta al llegar a la médula espinal,
sin tener que esperar a ser captada por el cerebro, se gana tiempo, algo muy valioso en caso de
ataque de un animal o cuando se puede recibir heridas por caída o por quemaduras.

Sin embargo, en el caso de los bebés también existen reflejos que se van perdiendo durante los
primeros meses después del nacimiento y cuya función básica no es siempre reaccionar
rápidamente, sino realizar actos que favorecen la supervivencia, como por ejemplo succionar
leche materna. En este caso hablamos de reflejos primitivos, cuya ausencia puede ser signo de
enfermedad.

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