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2025
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Maduro afirmó que el chavismo logró recomponer las fuerzas populares, a las que llamó a
elaborar el nuevo Plan de la Patria / @presidencialven
En este comienzo de año 2018, viene cargado de una nueva actividad política: la
construcción de una versión actualizada del Segundo Plan de Desarrollo Económico y
Social, conocido como Plan de la Patria. El problema radica en que si aún no hemos
internalizado el vigente (Plan de la Patria 2013-2019), cómo vamos a poder proponer
nuevas ideas y nuevos objetivos ante una realidad aún inconclusa e improvisada. Del Plan
de la Patria de Hugo Chávez, aún queda la deuda de los Distritos Motores de Desarrollo, de
la consolidación del vinculo universidad-sociedad, donde se dé un trabajo cooperativo entre
el conocimiento especializado y la satisfacción de las necesidades de las comunidades; aún
queda pendiente crear una protección eco-ambiental entorno a la actividad productiva, en
especial ante el auge de la minería que tanto daño causa al medio ambiente.
En el 2016, para un especial del portal panorama.com.ve, con la firma de Yesibeth Rincón,
se entrevistó a Luis Britto García, historiador y abogado y a Jesús Silva, analista político y
abogado, en razón de los logros alcanzados por el Plan de la Patria; para el abogado Silva,
lo que se ha cumplido es la inversión social. El país ha mantenido una
postura independiente en lo económico, no dejándose enlodar por “las órdenes del Fondo
Monetario Internacional”.
Por su parte Britto García, no está en la misma sintonía de Silva, para él “Seguimos
dependiendo de la venta de un activo…Ha habido un cumplimiento bastante importante del
Plan de la Patria y es de una perspectiva a largo plazo, incluso décadas, yo creo que hay
que hacer las correcciones a algunos objetivos que será más dificultoso por la crisis
económica”. En este sentido, es necesario “…crear una economía que no dependa de un
activo, tenemos un siglo de economía petrolera y pensar que en quince años o menos, en
cinco años de plan, pudiéramos tener determinación económica es ser muy optimista. Yo
pienso que se debería hacer, pero es una tarea difícil, tenemos más de un siglo dependiendo
del ingreso petrolero y eso ha penetrado todas las ramas de la economía y hacer cambios en
relación con eso es una tarea de décadas”.
Un aspecto que aún no ha terminado de definirse son las iniciativas, expresa Brito
García, que resguarden el medio ambiente y las acciones que hagan posible la intervención
en la naturaleza para la extracción de las riquezas nacionales, sin el alto costo de
contaminación y pérdida del espacio natural para la supervivencia humana. Recalca Brito
García que ha “…habido una serie de iniciativas contra la minería a cielo abierto y se ha
intentado, aunque es muy relativo, controlar el abuso de los garimpeiros que están
contaminando el ambiente; y hubo una serie de planes de desarrollo interno de Venezuela
con ejes de desarrollo para crear grandes explotaciones agrícolas, pero eso no ha tenido un
resultado estable”.
El nuevo Plan de la Patria 2019-2025, debe surgir para “…enfrentar el tiempo histórico
bicentenario; el salto como sociedad, la carta de navegación construida con la Constitución
pionera, la que abrió las sendas, y la hoja de ruta sobre los temas estructurales para la
trasformación definitiva de la sociedad. Los primeros dieciocho años nos han otorgado
unas condiciones sociales, políticas y materiales bases para una nueva sociedad. Ahora
llega el momento de ruptura, de salto cualitativo”.
En concreto, las directrices del nuevo Plan de la Patria, coinciden con el horizonte temporal
y las metas y direccionalidad histórica, de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la
Organización de Nacionales Unidas; la democracia se asume en su valor integral donde
solamente bajo la influencia de Gobiernos con criterio socialista, es posible que se
desarrollen las dimensiones sociales, espaciales, políticas, económicas y culturales que la
sociedad venezolana del Siglo XXI, necesita.
Sin embargo, estas este aparato de ideas tendrán igual final que el vigente Plan de la Patria,
sino se da esa ruptura, primero y antes que nada, a lo interno del proceso revolucionario.
Las innumerables mutaciones de grupos corruptos es necesario neutralizar y comenzar a
exigir la implementación de una nueva cultura ciudadana que deje a un lado los vicios
clientelares y de incondicionalidad con quienes obran en contra del erario público y en
contra de los valores de independencia y libertad que tanta sangre a costado al pueblo
venezolano. Si no se corrige esta situación moral y se trabaja cooperativamente en la
consolidación de la sociedad comunal, este nuevo Plan quedará en “letra muerta” y eso no
solamente sería grave para el proceso, sería mortal para el futuro de Latinoamérica porque
caería como castillo de naipes toda una estructura ideológica que hoy sirve de muro de
contención al interés imperialista por seguir desfalcando los recursos naturales valiosos que
perviven en estos territorios.