Mesita de luz

Patio de comidas
Mi alacena y...

Heladería
Panadería
Kiosco

Pizzería Fiambrería

Para los que viven el sobrepeso todos los días.

Un libro original para reconocerse
sin recetas, ni calorías.
 Autor: Dr. Sergio Goldshmidt “Dr.Healthy”
Diseño de tapa y libro: Victoria Fedele / Mauro Casucelli
Correcion de estilo: Magdalena Seeber
Comunity Manager: Mery Acosta

Advertencia:
Los consejos de este libro, no pretenden sustituir
la supervicion medica.
El uso de la información de este libro, es responsabilidad
del lector.

Primera edición hecha en editorial 3600

Depósito Legal: 4-1-1536-17

ISBN: 978-99974-932-7-9
Obra inédita, registro: Nº 5174869
DIRECCIÓN NACIONAL DEL DERECHO DE AUTOR ,
Bs.As. ARGENTINA
Quedan prohibidos dentro de los limites establecidos en la
ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos la repro-
ducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o
procedimiento que no haya sido autorizado previamente sea
electrónico o mecanico.
Nacido en Brasil, criado en Bolivia y radicado en Argentina tras haber ga-
nado una beca para estudiar medicina en la Universidad de Buenos Aires
(UBA), el Dr. Sergio Goldshmidt a dedicado años de estudio, en observar y
atender cientos de casos de pacientes con sobrepeso y Obesidad.
Multiples investigaciones y estudios sobre Nutrición, Fitoterápia, medici-
na natural y ayurveda, regeneración celular y psicología nutricional, han
dado como resultado este novedoso material en donde “El médico del Alma”
como muchos de sus pacientes lo llaman, plasma siempre fiel a su manera
poco convencional y de manera muy amena una nueva visión, para poder
comprender y enfrentar esta enfermedad que la tercera parte de la pobla-
ción mundial ya padece, y donde enfrentarlo es trabajo del individuo y res-
ponsabilidad de la sociedad en conjunto.

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 A mis hijos, mi mayor orgullo.

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 ÍNDICE »123. Consejos y casos
»131. Aventura o tortura
»134. Mi querida heladera
» 8. Agradecimientos »141. Ayudamemoria alimentaria
» 9. Introducción »146. Una solución distinta
» 11. Si estás conmigo »153. Bibliografía recomendada
» 15. Con los ojos bien abiertos
» 17. El pavo se encorda para navidad
» 21. Todo entra por los ojos
» 24. El instinto del buen comer
» 26. Alimentando tu coche
»29. Viendo diferente
»31. El árbol de pizza
»34. Nuestro avatar
»43. Mirando a medias
»46. ¿Los kilos, unidades emocionales?
»46. El poder de la repetición
»52. Volver sobre tus pasos
»55. Re-
»61. Ser o estar
»63. Mirando desde adentro
»68. Deseo primitivo
»72. Globo o lastre
»75. Detox
»79. Intención o milagro
»83. El banco de grasa…una entidad financieramente competente
»85. Saber adaptarse
»91. El camino y la meta
»95. El “yaismo”
»97. Las medias son para los pies
»101. Punto bisagra
»106. Mi gran vidrio blindado
»109. Buscando la felicidad
»112. La sonrisa de payaso
»116. Cortar, medir y tomar distancia

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 AGRADECIMIENTOS
Este libro se gesta con la más pura intención de ayudar a las personas con
sobrepeso y la adicción que se oculta detrás de ellas y, por qué no, por el más
simple amor al prójimo. A veces, sin sospecharlo, algunas personas pueden
compartir, transmitir y contribuir con un profundo conocimiento sin siquie-
ra entender la importancia de su experiencia, y sin ser profesionales en el
tema, y deseo aprovechar esto tan valioso para generar una nueva visión.
Agradezco a todos mis pacientes que siempre me enseñan algo día a día; a
mi mujer, por su incondicional apoyo, por su amor, paciencia y crítica certera;
a mi hermano Sergipi, quien me incentivó a escribir este libro y me dio un
motivo claro para hacerlo; a Lu, por abrirme la cabeza a nuevos conceptos
y formas; a las Dras. Carrazana y Bonaparte, y a los Dres. Abadi y D’atri por
leerme y darme sus precisos comentarios; a mi gente más allegada dentro y
fuera del ámbito profesional; a mis amados padres y a mis queridos familia-
res y amigos, que siempre tuvieron y tienen una palabra de aliento en este
viaje; a mi buena estrella, a mi hermosa suerte, a mi Dios y a mi energía vital.
INTRODUCCIÓN
Desde el día en que comencé a interesarme por los trastornos que generan
las adicciones, o que sacan a la gente de sus límites, lo primero que me lla-
mó poderosamente la atención fue que todos mis pacientes sabían todo o
casi todo de sus patologías; incluso cuando reuní a un grupo importante de
gente con sobrepeso y fumadores en una sala para una charla terapéutica
se abrió un compendio de conocimiento jamás imaginado. Estaba ante un
grupo de personas que entendían muchísimo, que eran cultas, inteligentes
y bien ilustradas; que, sabían, habían perdido el límite en el camino, y que
investigaban la causa de su malestar en libros y en todo tipo de artículos de
Internet; que sabían todas las calorías que poseen los alimentos y tenían
claridad sobre cualquier dieta que hubiera aparecido en el mercado y en
el planeta.
¡Guau! Qué gran ironía… ¿Tú eres uno de ellos? La pregunta que me hice en-
tonces fue: ¿por qué no pueden hacerlo? ¿Qué impide que consigan superar
su adicción? ¿Por qué gente inteligente, con todas sus facultades y posibili-
dades, no consigue sentirse bien tanto en la salud física como psíquica con
todo ese conocimiento encima? Si tú, querido lector, eres uno de ellos, si te
sientes identificado con esto o conoces a alguien cercano a quien desees
ayudar, lo primero que debes hacer es aprender a desmenuzar el conflicto,
estar dispuesto a aprender cosas nuevas, como lo hicieron tantos otros antes
que tú, y saber que no estarás solo en el proceso, ya que voy a acompañarte
en esta tarea para mejorar tu salud.
¿Te gustaría sacarte de la frente la frase “adictos para siempre”?; pues, se
puede y se debe hacer. No tienes por qué sufrir tremendo calvario el resto
de tu vida…, eso es cruel. Y ya sé que a estas alturas podrás estar pensando:
“Bueno, qué lindo, otro libro con más dietas, lindas palabras, etc.”. Pues te
respondo con honestidad: te daré lo mejor de mi experiencia, con nuevas
formas de ver las cosas, pero dietas, ¡de ninguna manera! Imagino que estás
cansado de todas ellas, y no es de mi agrado atosigarte con más de lo mis-
mo, sin embargo, sí pretendo brindarte nuevos conceptos que te dejarán
pensando con claridad, y darte tips con ejercicios que, me atrevo a pensar,
nunca escuchaste, y los cuales sin duda van a ayudarte a cambiarlo todo.
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 LOS KILOS, ¿UNIDADES EMOCIONALES?
Cuando la gente habla de kilos, ¿está hablando de una unidad de peso o de
salud emocional?
Quedó demostrado que la mayor cantidad de personas con aumento o dis-
minución de peso tiene un componente emocional por añadidura, y solo
en algunos pocos casos serán dependientes exclusivamente de una deter-
minada patología o disfunción hormonal. Pero incluso en esos pocos casos
hay cambios en la energía personal que permiten tales falencias y, sin duda,
tienen que ver con cómo se aplican las emociones al cuerpo, y a esto lo lla-
maremos inteligencia emocional.
Imagina que vienes a visitarme a mi consultorio, donde te presento un apa-
ratito único que puede hacer una evaluación exacta para saber cuántos kilos
vas a engordar o perder según tu metabolismo en el lapso de un mes. Esta
máquina es “el emocionómetro” … ¡Guau! Nunca visto! Te la instalo con un
cable USB en la parte posterior de tu oreja y ¡zuuum!, como un rayo nos
marca un mundo complejo de emociones que se traslada a un chip que nos
da con exactitud los futuros kilos que pronto serán tuyos en 30 días si toda
tu rutina sigue sin modificarse en su mismo ritmo.
De repente se enciende una luz naranja y se oye una vocecita que dice (con
voz de máquina): “¡Usted obtendrá 2.8 kilogramos este mes! (según la per-
sona, por supuesto, podría ser variable en mas o menos), se lo informo cor-
dialmente. ¡Biip!” Entonces, sorprendido, usted me pregunta: “Dr., por favor,
dígame, ¿cómo puedo evitar esto? ¡Yo no quiero esos 2,8 kilos de más!” Y la
respuesta que les dare será: “Si usted quiere cambiar este resultado, lo pri-
mero que hay que entender y modificar es su estado emocional y eso, claro
está, solo se consigue revisando qué es lo que lo altera y molesta.
Eso que usted llama ansiedad es la suma de múltiples y casi siempre pe-
queñas cosas que actúan segundo a segundo provocando que quiera ingerir
comida casi automaticamente”. Solo trabajando con ojos bien abiertos po-
demos no trasladar al cuerpo esos excesos, el cual, sin duda, será beneficiado
y respetado como un templo.
Recuerda que el solo hecho de querer hacerlo ya pone en marcha mecanis-
mos inimaginables que lo vuelven posible. El compromiso y el poder de tu
intención queriendo lograr tu sanidad harán que pronto todo suceda, pero
no solo hay que creerlo, hay que quererlo y ponerlo rápidamente en prác-
tica. Para esto hay variados elementos y formatos que te pueden ser útiles:
psicoanálisis de ataque, PNL (programación neurolingüística), charlas con
grupos de apoyo, etc., pero animarte a expresar desde lo más profundo lo
que sientes y entender qué es lo que de verdad quieres es la clave.
Ahora, lamento que todavía no está a la venta este aparatejo que, de hecho,
sería un maravilloso invento, aunque no dudo que gracias al avance de la tec-
nología pronto podremos tenerlos en casa. Mientras tanto, ¿cómo alertarte sin
esta máquina? La gente tiende a tomar consciencia de sus problemas corpo-
rales cuando algo incómodo les pasa o, simplemente, cuando en un estudio
de rutina sin previo aviso le dicen: “Sr. o Sra., usted tiene alto el colesterol”, o la
glucosa, o la hormona tiroidea, etc. Hasta ese momento no se tomaba recau-
do alguno, pero ante la inminencia del resultado todo cambia radicalmente.
Ahora que se lo informaron ya lo sabe, ya no puede evadirlo y deberá tomar
acción directa sobre este problema o va a causarle un mal mayor.
Axioma: “Cuando pasa la primera vez, puede que pase una segunda vez, pero cuando
pasa una segunda vez (y no tomamos conciencia y recaudos) va a pasar por tercera vez”.
Como bien sabes, nuestro pasado es un gigante cúmulo de experiencias
que debemos usar para repetir lo bueno y mejorar lo malo, por ende, la
experiencia es el emocionómetro con el que contamos durante nuestro
presente día.
Cuando, por ejemplo, vives la mala experiencia de pelearte con algún fa-
miliar o con algún amigo, o estás insatisfecho en tu trabajo o por cualquier
otra cosa que te haga sentir mal, lo primero que se genera en ti es desazón,
bronca o miedo, tristeza o frustración. Toda esa ansiedad que no sabes de
donde viene ni sabes controlar, te hace regresar a la más primitiva de las
conductas humanas, y la necesidad de sentir algo de placer inmediato se
hace imperativa, lo que te lleva al instinto de comer. Y si la primera vez que
esto te pasó aumentaste dos kilos en un mes sin poderle darle solución, y
engordaste otros dos kilos el segundo mes…, ¿qué crees que pasará el tercer
mes?. Lo peor de todo es que esto seguirá pasando y pasando, y solo podrás
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ayudarte cuando, con los ojos bien abiertos, pongas un alto y cambies el
rumbo usando tu maravilloso caudal de experiencia.
Cuando gracias a tu experiencia bien entendida, decides por primera vez
cambiar tu actitud a favor de sentirte mejor, probablemente ocurrira lo mis-
mo la segunda vez, pero cuando cambias tu actitud y el método de cómo
encarar tu ansiedad y tu adicción desde el amor propio… serás saludable
por siempre.
EL PODER DE LA REPETICIÓN
Los maestros de la cultura oriental, que hacen de la paciencia un culto, sue-
len decir:
“Si puedes mantener algo constante, cualquier cosa que quieras aprender o
hacer, por tres meses seguidos, podrás hacerlo el resto de tu vida”.
Todos vemos o sentimos que cuando comenzamos alguna cosa, al principio,
cuesta aprenderla, luego cuesta volver a repetirla y, después, cuesta volver
a repetir esto que vemos nos cuesta. Ya sea físico o mental, todo lo que ini-
ciamos para bien o para mal necesita un tiempo de adaptación para que el
cuerpo lo acepte como natural.
Imagínate entonces, que vas a tus primeras lecciones para conducir. Claro
esta que ntes de eso, primero te tiene que gustar la idea de poder hacerlo, ya
que este es el primer paso para asumir el reto. Quien lo hace por obligación
o por necesidad sufre más el aprendizaje y se estresa en el proceso; pero
imaginemos que de verdad te gusta la idea. En este momento no piensas en
cómo vas a hacerlo, ni en cómo vas a realizar los cambios, ni si debes apretar
el embrague en conjunto con el acelerador para empezar a andar, claro está,
después de haber quitado el freno de mano, etc. Todo eso no ocupa lugar en
tu cerebro. Por ahora, la idea de aprender a manejar te lleva a otros lugares,
por ejemplo: a donde podrás ir con tus amigos este verano (manejando) o a
que podrás pasar por esa chica deseada en tu carro nuevo, o a que no tendrás
que usar más el transporte público. Por lo tanto:
1. La idea: no está puesta en el esfuerzo sino en el disfrute de lo que vas a
hacer una vez que logres aprender a manejar, por lo tanto, lo primero será
buscar quién te enseñe a hacerlo bien, porque, claro está, como no quieres
perder tu tiempo, deberás elegir la mejor opción, tanto para hacerlo co-
rrectamente como para aprender en el menor tiempo posible. ¿O elegirías
hacerlo solo y por las tuyas? ¡Claro que no! A menos que estés totalmente
loco o que seas un suicida, ya que cae de maduro que aunque te sobrara el
dinero y tuvieras veinte autos a tu disposición, no harías tal locura porque
pondrías en riesgo tu vida y la de otros.
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2. Elegir el mejor maestro: Una vez que elegiste tu mejor opción de apren-
dizaje, tomarás la determinación de elegir y conocer al mejor maestro, a tu
nuevo maestro. Verás el coche que manejarás y las condiciones que tiene
él para darte.
3. Aceptar y entender la condiciones: Sin duda, lo primero que vas a te-
ner que aprender son algunas cosas teóricas... ¡Ufffff!, ¿teoría?, ¿cómo? ¡Tú
solo venías a manejar! ¿Cuánto tiempo llevará esto de la teoría vial? Pero es
inevitable y debes aceptarlo así.
Al día siguiente te suben al coche y comienzas a reconocerlo por dentro,
pero solo vuelves por más teoría sobre él y su manejo. Si no estarías tan
emocionado con lo que vas a hacer cuando esto termine, largarías todo en
ese mismo momento. Al finalizar el segundo día prácticamente ya puedes
arrancar esa máquina. Mira todo lo que ya sabes, ¡guau! Eres un maestro
en la teoría. Pero al poner primera, apretar el embrague y sostener el freno
todo junto y soltarlo… Pufff, pufff, ¡te da un reverendo sacudón y se apaga!
“Ups —piensas— esto era más fácil”. Vas a necesitar un poco de práctica.
4. Práctica: A los pocos intentos por fin ya consigues salir del lugar, pero
hay tantos detalles dentro y fuera del auto que te pones un poco tenso.
Revisar que los espejos estén bien puestos ¡además de acordarte de mirar
por ellos! Las luces, los guiños, etc. Todo te apabulla un poco, además de
pensar que no debes llevarte nada por delante, por supuesto. Comienzas a
andar… ¡Sí! ¡Qué alegría! Hasta que debes colocar segunda y el coche hace
¡TRRRRRACKKS! Y mientras sigues andando tu guía te dice con tono amable
y cara algo desencajada ( sabes que quiere gritarte):“No olvides de apretar
bien el embrague cuando hagas los cambios”. Pasas a tercera creyendo que
ya puedes ir a 130 km por hora y el velocímetro solo marca 50, ahora hace
¡TRRAACKKK! (tres “R” menos que antes) y sigues andando, feliz de haber
arrancado. Vas mirándolo todo desde un lugar distinto, algo tenso todavía,
pero muy extasiado por la experiencia.
Sin duda es lo que te gusta hacer, pero cuántas cosas simultáneas hay que
entender. Te sorprende que la gente lo haga tan fácilmente. El instructor
te saca de tu alta concentración y éxtasis y te pide que frenes lentamente…
y así lo haces, aprietas el freno suavemente y ¡PAAACCCKKK! Se para tan
bruscamente que sientes el cinturón de seguridad apretándote el pecho y
otra vez la misma mirada del instructor que te dice de nuevo en tono semi
amable: “Inténtalo un poooco más suave para la próxima” ,y te cita para el
día siguiente a las 8.
Esa noche no consigues dormir de la ansiedad, piensas en todo lo que viviste
esos tres días, en lo que estás consiguiendo. No te preocupa si el coche hace
TRACCCKKK o PUUFF, para eso elegiste bien a tu equipo y a tu instructor y
sabes que te guiarán con tolerancia. Lo que te da emoción es que cada vez
estás más cerca de lograr tu tan soñado objetivo y no aguantas a que sean
las 8 am.
Al día siguiente estás más confiado, el instructor te permite hacer las cosas
solo, te mira y deposita en ti su confianza, la cual valoras y ayuda. Das arranque
y el auto sale un poco lento pero ya no se para de golpe. Consigues hacer los
cambios más prolijamente y vas andando y andando… ¡Te llena de placer! Aho-
ra, con calma, comienzas a ver que dentro del coche hay detalles que no habias
notado tan claramente. Puedes ajustar las luces, o prender la radio, pero debes
hacerlo sin quitar la vista del camino y así el cerebro comienza a realizar varias
cosas simultáneas mientras la atención se encuentra en el camino.
5. Quítale tensión a tu aprendizaje: Pasan un par de días hasta que el
instructor que te ve más confiado, da nuevas directivas: “Relájate”, “quita la
tensión de tus manos”, “relaja tu columna”, “apoya la espalda en la butaca”, y
cuando ya lo estás consiguiendo te mira y dice: “Ahora frena y para despacio,
que vamos a aprender a estacionar y a andar en reversa”. ¡Tataaaaan! ¡Solo
esto te faltaba!
Y es así que también aprendes a andar en reversa. Aprendes a estacionar,
a dirigir de noche con luces, a manejar con lluvia y neblina, a conducir en
diferentes terrenos, y comienzas a ganar mayor autonomía. Al cabo de tres
meses de práctica y pasión, tu ventanilla ya está abierta y disfrutas sintiendo
el viento que toca tu mano, tu espalda está más relajada y recargada contra
la butaca, el motor se oye como un violín y te diriges por la carretera a tu
lugar de trabajo.
Claro está que todavía te falta un montón de práctica, pero el buen hábito
y el hecho de haberlo aprendido correctamente se notan, y ahora solo será
cuestión de tiempo para afianzar la técnica. ¡Ya estás cumpliendo tu sueño!
Ese que se había gestado poco tiempo antes, solo con una idea.
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