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1. Producción
Codificación
2. Circulación
3. Distribución
4. Consumo Decodificación
5. Reproducción
Producción
-Tiene una serie de reglas estandarizadas de producción que forman parte de un modo
dominante de producción.
-Esta compuesto por el sistema de reglas que están impuestas en el sistema social
-Hay criterios para la producción (reglas, lenguaje, target, modo de producción), hay manuales.
Circulación/ Distribución
Consumo
Reproducción
- Proceso de decodificación: no se agota en el momento del consumo, sino que esta todo el
tiempo activándose y reactivándose con distintas variantes. Proceso en el cual se negocia la
propuesta y la intención del mensaje del productor.
Modo de destinación
Choque cultural
“Codificación preferencial”
Los mensajes de los medios están codificados de forma preferente, hay una
intención producida por el emisor. Estos sugerían a las audiencias una
decodificación preferente, lo que sugiere el emisor que el receptor haga..
No hay nada que garantice que las intenciones del emisor se cumplan en el
momento de la recepción. Para Hall la codificación es el principio de
efectivización del mensaje que no se puede controlar, pero en la decodificación
suceden muchas interacciones que afectan la intención.
Modos en los que hay que clasificar y entender un producto, como
decodificarlos podrían ser por ejemplo los géneros (películas para llorar, para
reírse). Es una propuesta de codificación.
Decodificación preferente: congruencia entre lo que quiere el emisor y lo que
interpreta el receptor. Son interpretaciones consonantes con las intenciones
del emisor.
o Hay una decodificación preferente cuando hay una lectura dominante,
básicamente son lo mismo.
Según la clase social:
o Lectura dominante: asimila la visión hegemónica. Seria un sujeto
sometido y subordinado.
o Lectura negociada: acepta como legitimas pero la juzga.
o Lectura rechazada: rechaza los mensajes hegemónicos.
La mayoría de la población producen la lectura negociada.
Morley realizó un proyecto de investigación que analiza las características que el programa de
televisión Nationwide seguía para dirigirse a la audiencia y sus formas particulares de
organización textual.
El proyecto examina la interpretación que individuos de diferentes orígenes sociales hacen del
material de ese programa.
Importante: analizar recepción televisiva “grupal” mas que la individual, para ver la relación
social y la dimensión que estos grupos tenían en común.
Rechaza la idea de que los medios son instituciones cuyos mensajes producen
automáticamente un efecto sobre nosotros, en tanto audiencia.
Se centra en el modo de la audiencia de imprimir sentido al sentido del mundo
que nos ofrecen los medios.
Caracterizar mirar televisión como un proceso activo de decodificación o de
interpretación, y no un simple proceso pasivo de «recepción» o de «consumo»
de mensajes.
Para imprimir un sentido a las imágenes y los sonidos que vemos y
oímos, debemos empeñarnos en un trabajo activo de interpretación.
Todos nosotros hemos aprendido los códigos básicos para interpretar la
televisión, códigos que aplicamos inconscientemente.
Se trata de las reglas por las que damos sentido al hecho de que una
persona esté vestida de un modo particular, hable con un acento
particular, se siente en un tipo particular de silla, adopte cierta postura.
Tales signos nos dan información sobre la persona y sobre su condición.
Lo que a unos les interesa puede aburrir al resto.
En el proceso de decodificación e interpretación de los mensajes de los medios
siempre participan otros mensajes, otros discursos, tengamos o no conciencia
explícita de ello.
Se llamó «interdiscurso» a este fenómeno.
No podemos entender el proceso de las comunicaciones mediáticas si
concebimos como un hecho aislado el hecho de ver televisión. Este es
sólo un momento dentro de un complejo campo de comunicaciones y
debemos entender la naturaleza de la relación entre ese momento y
todas las otras ramificaciones comunicativas en las que participamos..
Al vivir en un campo donde se entrecruzan diferentes discursos,
diferentes sistemas de mensaje, estamos situados entre esos sistemas
distintos.
Experimentamos una multiplicidad de discursos, y en el espacio en el
cual existimos se entrecruzan una cantidad de discursos diversos; de
ellos, algunos se apoyan entre sí, armonizan, otros se contradicen, con
algunos nos relacionamos positivamente, y con otros, negativamente.
Las comunicaciones mediáticas deben insertarse en los campos de
comunicaciones personales e institucionales donde los individuos que
constituyen la audiencia también existen como votantes, amas de casa,
obreros, tenderos, padres, madres, patinadores o soldados.
PRODUCCIÓNPROGRAMAAUDIENCIA
MORLEY CUESTIONA ESTE ENFOQUE por que dice que la cuestión de las diferentes
interpretaciones de los mensajes no es un asunto tan individual (ósea de diferentes psicologías
individuales) sino que también HAY QUE TENER EN CUENTA LAS DIFERENCIAS ENTRE
INDIVIDUOS INMERSOS EN DIFERENTES SUBCULTURAS, CON DIFERENTES ORÍGENES
SOCIOECONÓMICOS.
MORLEY DICE QUE HAY QUE OBSERVAR NO SIMPLEMENTE LO QUE EL PROGRAMA PRESENTA,
SINO LA RELACIÓN ENTRE LO QUE SE PRESENTA Y LO QUE ESTÁ AUSENTE DE LA EXPOSICIÓN
EXPLÍCITA. ES UNA FORMA DE INDAGAR SI HAY CIERTOS PUNTOS CIEGOS CARACTERÍSTICOS,
CIERTOS SILENCIOS, EN EL DISCURSO DEL PROGRAMA.
Choque cultural
Antes de que los mensajes puedan producir efectos en la audiencia, deben ser
decodificados.
Siempre existe la posibilidad de una disyunción entre los códigos de los
mensajes emitidos y los recibidos por el circuito de las comunicaciones
masivas.
EL CHOQUE ENTRE LA PROPUESTA DEL EMISOR Y EL RECEPTOR SE LLAMA
CHOQUE CULTURAL.
El choque cultural esta compuesto por los valores inscriptos y los
propios valores del receptor que quizás no coinciden
El sentido que se produce por el encuentro entre texto y sujeto no puede
extraerse directamente de las características del texto mismo por que el texto
no se puede considerar aislado de sus condiciones históricas de producción y
de consume.
El sentido del texto se construirá de manera diferente según los discursos
(conocimientos, prejuicios, resistencias) que el lector aporte al texto: el factor
esencial del encuentro entre audiencia/sujeto y texto será el espectro de
discursos de que disponga la audiencia.
La propuesta del emisor es mas rica cuantos mas textos lo hayan
atravesado
La posición social pueda establecer parámetros al espectro de lecturas
potenciales, en virtud de la estructura de acceso a los diferentes códigos (por
ejemplo, es poco probable que un hombre negro perteneciente a la clase
obrera haya sido «instruido» en los códigos de la ópera; del mismo modo, es
poco probable que un hombre blanco de clase alta haya sido «instruido» en los
códigos del reggae o el ska); ciertas posiciones sociales permiten disponer de
repertorios más amplios de códigos, y otras, sólo de rangos más limitados.
Que un determinado programa logre trasmitir el sentido preferencial o
dominante dependerá de que se encuentre con lectores que compartan
códigos e ideologías armonicen y funcionen «en paralelo» con los códigos e
ideologías del programa, y presumiblemente no logrará trasmitir ese sentido si
se encuentra con lectores que compartan códigos que se opongan a los códigos
propuestos por el programa.
El concepto de «lectura preferencial» tiene valor como un medio de explicar
que en ciertas condiciones, en determinados contextos, un texto tienda a ser
leído de un modo particular por la audiencia (o por lo menos por ciertos
sectores de ella).
RECONCEPTUALIZACIÓN DE LA AUDIENCIA
EL LENGUAJE
INTRODUCCION GENERAL
Investigación: mirarla en conjunto. Nace cuestionando las operaciones de los
usuarios, supuestamente condenados a la pasividad y a la disciplina.
Practicas o maneras de hacer cotidianas figuran como el fondo nocturno de la
actividad social. La sociedad supone una unidad elemental, el individuo, a partir
de la cual se compondrían grupos y a la cual siempre seria posible reducirlos.
El análisis muestra por un lado que la relación social determina sus términos y
no a la inversa, y que cada individualidad es el lugar donde encontramos una
pluralidad incoherente y contradictoria de sus determinaciones relacionales. Por
otro lado, la cuestion tratada se refiere a modos de operación o esquemas de
acción, y no directamente al sujeto que es su autor.
Objetivo: explicar las combinatorias operativas que componen también una
"cultura" y exhumar los modelos de acción característicos de los usuarios de
quienes se oculta, bajo el nombre de consumidores, la condición de dominados
(no quiere decir pasivos)
El uso, o el consumo
Después de los trabajos, deberíamos considerar las "mercancías culturales"como el repertorio
con el cual los usuarios proceden a operaciones que les son propias. Así, una vez analizadas
las imágenes distribuidas por la televisión y el tiempo transcurrido en la inmovilidad frente al
receptor, hay que preguntarse lo que el consumidor fabrica con estas imágenes durante estas
horas.
Enigma del consumidor-esfinge. Sus fabricaciones se extienden en la cuadrícula de la
producción televisada, urbanística y comercial. Todavía son menos visibles cuando las redes del
medio se hacen más estrechas, obedientes, totalitarias. Proteiformes entonces, o grises,
desaparecen en las organizaciones colonizadoras cuyos productos ya no dejan el sitio en el cual
los consumidores pudiesen identificar su actividad.
En realidad, a una producción racionalizada, expansionista, centralizada, espectacular y ruidosa,
hace frente una producción de tipo totalmente diferente, calificada de "consumo", que tiene
como características sus ardides, su desmoronamiento al capricho de las ocasiones, sus cacerías
furtivas, su clandestinidad, su murmullo incansable, en suma una especie de invisibilidad pues
no se distingue casi nada por productos propios, sino por el arte de utilizar los que le son
impuestos.
Desde hace mucho tiempo, se han estudiado en otras sociedades las inversiones discretas y sin
embargo fundamentales provocadas por el consumo. De esta forma, el éxito espectacular de la
colonización española con las etnias indias se ha visto desviado por el uso que se hacía de
ella: sumisos, incluso aquiescentes, a menudo estos indios utilizaban las leyes, las prácticas o
las representaciones que les eran impuestas y hacían algo diferente con ellas; las subvertían
desde dentro. Metaforizaban el orden dominante: lo hacían funcionar en otro registro.
Permanecían diferentes, en el interior del sistema que asimilaban y que los asimilaba
exteriormente. Lo desviaron sin abandonarlo. Los procedimientos de consumo mantenían su
diferencia en el espacio mismo que organizaba el ocupante.
El mismo proceso se encuentra en el uso que los medios "populares" hacen de las culturas
difundidas por las "élites" productoras de lenguaje. Los conocimientos y los simbolismos
impuestos son objeto de manipulaciones por parte de los practicantes que no son sus
fabricantes. El lenguaje producido por una categoría social dispone del poder para extender sus
conquistas hacia las vastas regiones de su medio ambiente, "desiertos" donde parece no haber
nada tan articulado, pero cae en las trampas de su asimilación a causa de un berenjenal de
procedimientos que sus victorias mismas vuelven invisibles al ocupante. Por espectacular que
sea, su privilegio corre el riesgo de sólo ser aparente, si solamente sirve de marco a las prácticas
testarudas, astutas, cotidianas que lo utilizan. Eso que se llama "vulgarización" o
"degradación" de una cultura sería entonces el desquite que las tácticas utilitarias cobran
sobre el poder codominante de la producción. De todos modos, el consumidor no sabría
identificarse o calificarse conforme a los productos periodísticos o comercia-es que asimila:
entre él (que se sirve de ellos) y estos productos (signos del "orden" que se le impone), hay una
distancia más o menos grande del uso que hace de ellos.
El uso debe pues analizarse en sí mismo. Gilbert Ryle, representante de la distinción
saussureana entre la "lengua" (un sistema) y el "habla" (un acto), comparaba la primera con un
capital y la segunda con las operaciones que éste permite: de un lado, una provisión; del otro,
negocios y usos. En el caso del consumo, uno podría casi decir que la producción
proporciona el capital y que los usuarios, como inquilinos, adquieren el derecho de
efectuar operaciones sobre este fondo sin ser los propietarios. Pero la comparación vale
solamente para la relación entre un conocimiento de la lengua y unos "actos de habla". Por esta
sola razón, se cuenta ya con una serie de cuestiones y de categorías que han permitido, abrir en
el estudio del lenguaje una sección particular (llamada pragmatics) consagrada al uso a las
palabras y a las frases cuya referencia no puede determinarse sin conocer el contexto del uso.
Los "contextos de uso" remiten a las características que especifican el acto de decir (o práctica
de la lengua) y sus efectos. De estas características, la enunciación provee un modelo, pero van
a encontrarse en la relación que otras prácticas (caminar, habitar, etcétera) mantienen con
sistemas no lingüísticos. La enunciación supone en efecto:
1)una efectuación del sistema lingüístico por medio de un decir que actualiza sus
posibilidades (la lengua sólo es real en el acto del habla);
2) una apropiación de la lengua por parte del locutor que la habla;
3) la implantación de un interlocutor (real o ficticio),y por tanto la constitución de un
contrato relacional o de una alocución (se habla a alguien);
4)la instauración de un presente mediante el acto del "yo" que habla y, conjuntamente,
pues"el presente es propiamente la fuente del tiempo", la organización de una
temporalidad (el presente crea un antes y un después también) y la existencia de un
"ahora" que es presencia en el mundo."
Estos elementos (realizar, apropiarse, inscribirse dentro de relaciones, situarse en el tiempo)
hacen de la enunciación, y secundariamente del uso, un nudo de circunstancias, una nudosidad
inseparable del "contexto" del cual, se la distingue. Indisociable del instante presente, de
circunstancias particulares y de un hacer (producir a partir de la lengua y modificar la dinámica
de una relación), el acto de decir es un uso de la lengua y una operación sobre ella. Se puede
intentar aplicar su modelo a muchas operaciones no lingüísticas, al considerar como hipótesis
que todos estos usos competen al consumo.
Estrategias y tácticas
Los consumidores producen algo que tiene la forma de "trayectorias", aparentemente insensatas
porque no son coherentes respecto al espacio construido, escrito y pre fabricado en el que se
desplazan. Se trata de frases imprevisibles en un lugar ordenado por las técnicas organizadoras
de sistemas. Pese a tener como material los vocabularios de las lenguas recibidas (el de la
televisión, el del periódico, el del supermercado o el de las disposiciones urbanísticas), pese a
permanecer encuadrados por sintaxis prescritas (modos temporales de horarios, organizaciones
paradigmáticas de lugares, etcétera), estos "atajos" siguen siendo heterogéneos para los
sistemas donde se infiltran y donde bosquejan las astucias de intereses y de deseos diferentes.
De esto, las estadísticas no saben casi nada. Se limitan a clasificar, calcular y poner en cuadros
estos elementos, unidades "léxicas", palabras publicitarias, imágenes televisadas, productos
manufacturados, lugares construidos, etcétera y lo hacen con categorías y conforme a las de la
producción industrial o administrativa. Así sólo aprovechan el material utilizado en las
prácticas de consumo un material que es evidentemente el que la producción impone a todos, y
no la formalidad propia de estas prácticas, su "movimiento" subrepticio y astuto, es decir, la
actividad misma de "valerse de". La fuerza de estos cálculos se debe a la capacidad de dividir,
pero esta capacidad analítica suprime la posibilidad de representar trayectorias tácticas que,
según criterios propios, seleccionan fragmentos tomados de los vastos conjuntos de la
producción para componer con ellos historias originales.
Se cuenta lo que es utilizado, no las maneras de utilizarlo. Las practicas del consumo se
vuelven invisibles en el universo de la codificación y de la transparencia generalizadas, sólo
son perceptibles los efectos (la cantidad y la localización de los productos consumidos).
Para dar cuenta de estas prácticas, hube de recurrir a la categoría de "trayectoria". Debía evocar
ésta un movimiento temporal en el espacio. En realidad, esta "representación" resulta
insuficiente, ya que precisamente la trayectoria se dibuja, y el tiempo o el movimiento se
encuentra así reducido a una línea susceptible de ser totalizada por el ojo. Es un"equívoco" (uno
en lugar del otro), típico de las reducciones que debe efectuar, para ser eficaz, una gestión
funcionalista del espacio. Hay que recurrir pues a otro modelo.
Una distinción entre estrategias y tácticas parece presentar un esquema inicial más
adecuado. Llamo ESTRATEGIA al cálculo (o a la manipulación) de las relaciones de fuerzas
que se hace posible desde que un sujeto de voluntad y de poder (una empresa, un ejército, una
ciudad, una institución científica) resulta aislable. La estrategia postula un lugar susceptible de
ser circunscrito como algo propio y de ser la base donde administrar las relaciones con una
exterioridad de metas o de amenazas (los clientes o los competidores, los enemigos, el campo
alrededor de la ciudad, los objetivos y los objetos de la investigación, etcétera). Como en la
administración gerencial, toda racionalización "estratégica" se ocupa primero de distinguir
en un "medio ambiente" lo que es "propio", es decir, el lugar del poder y de la voluntad
propios.
La instauración de una censura entre un lugar propio y el ajeno va acompañada de efectos
considerables, algunos de los cuales se deben mencionar de inmediato: