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Institución Educativa Santa Fe Sede Ricardo Nieto

Camilo Coronel Bermudez

Grado 7-2

Materia Ciencias Sociales

Profesor

Año 2019
EL IMPERIO CAROLINGIO.
. La coronación de Carlomagno como emperador en Roma fue un hecho relevante e
importante como símbolo de restauración de facto del Imperio romano de Occidente, que
en realidad sirvió para legitimar el poder de la etnia germánica que había invadido el
territorio que antiguamente correspondía a los romanos. Tras su partición por el Tratado
de Verdún en 843, sería sustituido un siglo después por el Reino de Francia en su parte
oeste, y por el Sacro Imperio Romano Germánico en el este.En su apogeo, el imperio tenía
una población de diez a veinte millones de personas y una extensión de 1 112 000 km².1

LOS CAROLINGIOS
La dinastía deriva del matrimonio de los hijos de Arnulfo de Metz y Pipino el Viejo, ambos
descritos por Fredegario como los señores más importantes de Austrasia. La familia
consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII consiguiendo que el oficio de
mayordomo de palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos
gobernantes de los francos; mientras que los reyes merovingios quedaban reducidos a un
papel nominal, es por ello que se les denomina «reyes holgazanes».
El mayordomo de palacio de todos los reinos merovingios, Pipino el Breve (hijo del
mayordomo Carlos Martel y descendiente de Pipino el Viejo), logró destronar a su rey
merovingio Childerico III en 751, y fue reconocido rey de los francos con apoyo del papa
Zacarías, y posteriormente ungido como rey por el papa Esteban II en 754. Así, aunque
Pipino fue rey electo, aseguró su legitimidad divina a través del papa.

CARLOMAGNO.
Pipino repartió el reino a su muerte en el año 768, entre sus hijos Carlos y Carlomán. De
todas formas, Carlomán se retiró a un monasterio y murió poco tiempo después, dejando
a su hermano como único rey. Este pasaría más tarde a ser conocido como Carlomagno,
en francés Charlemagne y en alemán Karl der Große. Era un personaje poderoso,
inteligente y relativamente culto, que se convertiría en una leyenda para la historia
posterior tanto de Francia como de Alemania. Carlomagno restableció un equilibrio de
poder entre el emperador y el papa.
A partir del año 772, Carlomagno emprendió una larga guerra en la que conquistó y
derrotó a los sajones para incorporar sus territorios al Imperio franco (las últimas
incursiones de Carlomagno sobre los territorios sajones está datada en 804 por los
Annales regni Francorum). Esta campaña se sumó a la práctica de líderes cristianos no
romanos que provocaban la conversión de sus vecinos por la fuerza. Los misionarios
católicos francos, junto a otros de Irlanda y de la Inglaterra anglosajona, habían penetrado
en territorio sajón desde mediados del siglo VIII, resultando en un aumento de los
enfrentamientos con los sajones, que se resistían a los empeños misionarios
acompañados de incursiones militares. El principal oponente sajón de Carlomagno,
Widukind, aceptó ser bautizado en el 785, como parte de unos acuerdos de paz, pero
otros líderes sajones continuaron con la lucha. Tras su victoria en el 782 en Verden,
Carlomagno ordenó la matanza masiva de miles de prisioneros sajones paganos. Tras
varios levantamientos más, los sajones sufrieron la derrota definitiva en el 804. Esto
expandió el Imperio franco hacia el este, hasta el río Elba, algo que el Imperio romano solo
intentó una vez, y en lo que falló en la batalla del Bosque de Teutoburgo (año 9 d. C.). Para
poder cristianizar con más efectividad a los sajones, Carlomagno fundó varias diócesis,
entre las que se cuentan las de Bremen, Münster, Paderborn y Osnabrück.
Al mismo tiempo (773-774), Carlomagno conquistó a los lombardos, incluyendo de esta
manera el norte de Italia en su esfera de influencia. Renovó el donativo al Vaticano y la
promesa al papado de continuar la protección por parte de los francos.
En el 788, tasilón III, duque de Baviera, se rebeló contra Carlomagno. Tras aplastar la
revuelta, este incorporó Baviera a su reino. Además de expandir los horizontes de sus
dominios, redujo de manera drástica el poder y la influencia de los agilolfingos (la familia
de Tasilón), otra de las familias influyentes de entre los francos y sus potenciales rivales.
Hasta el 796, Carlomagno continuó expandiendo su reino todavía más hacia el sureste,
hasta la actual Austria y a partes de Croacia.

Causas de la disgregación del Imperio carolingio.


Carlomagno no logró dotar a su Imperio de una organización política que pudiera subsistir
por sí misma a las amenazas que se cernían sobre él. Toda la organización del Imperio
descansaba sobre una condición necesaria: la fidelidad de los nobles al Emperador y Rey
de los Francos y de los lombardos. Todo ello en un contexto económico y social en el cual
los condados se volvían cada vez más autónomos: en principio, como resultaba muy
costoso mantener a un guerrero a caballo con todo su equipamiento, solo los grandes
propietarios podían permitírselo y los restantes hombres libres no tenían otra alternativa
que encomendarse a un señor como vasallos. Hay que destacar que no existía un ejército
permanente en el Reino de los Francos sino que se realizaban levas de armas y cada
guerrero debía equiparse por su cuenta. Se vivía en una sociedad rural cuya economía era
la agricultura de subsistencia, las ciudades estaban despobladas y reducidas a su mínima
expresión y el comercio había prácticamente desaparecido. La burguesía aún no había
surgido como clase social y las provincias tenían que subsistir con sus propios recursos Así,
entre el Emperador y los hombres libres cada vez cobró más fuerza la casta intermediaria
de los nobles ante quienes sus vasallos debían responder. Era solo cuestión de tiempo que
en un Imperio tan extenso en el cual las comunicaciones eran tan escasas y deficientes, los
vasallos respondieran más ante sus señores locales que ante el Emperador.
Mientras Carlomagno vivió, su extraordinario prestigio, su mano firme y su férrea
voluntad, y los beneficios que reportaban a la nobleza las conquistas territoriales, hicieron
que se le obedeciera por encima de la desintegración que estaba en ciernes. Únicamente
si su sucesor hubiera sido un rey con los talentos de Carlomagno hubiera tenido el Imperio
posibilidades de sobrevivir. Pero su hijo Carlos, quien tenía un gran talento militar y a
quien Carlomagno había confiado algunas de sus misiones más difíciles, no le sobrevivió.
Ya en vida de Carlomagno se había producido un hecho que permite deducir que algo
malo estaba pasando con la fidelidad sobre la base de la cual estaba erigido el esqueleto
del Imperio. En el verano del año 807, muy pocos de los señores y guerreros convocados a
la asamblea anual se presentaron y, por
primera vez, la asamblea no pudo
realizarse. Fue un hecho sin precedentes.
Carlomagno lo interpretó como una
rebelión a su autoridad, envió a los
missidominicci a investigar cada condado
y castigó con edictos esa creciente
deserción.

CARACTERISTICAS.
Una de las particularidades del Imperio Carolingio era su estructura social basada en una
pirámide de bonos de fidelidad. En la cúspide de la pirámide, se encontraba el emperador.
Para reforzar su autoridad, Carlomagno desarrolla el sistema de vasallaje. De manera a
estrechar los lazos entre su persona y los nobles, les otorga tierras a cambio de su
obediencia y fidelidad. Estos grandes señores se convierten en los vasallos de Carlomagno.
De este modo, el emperador se aseguró de tener hombres fieles listos a ayudarle en caso
de guerra.
Los campesinos trabajaban las tierras. Algunos de ellos, eran siervos, en otras palabras, no
tenían la libertad de abandonar las tierras y sus propietarios podían ejercer sobre ellos sus
derechos. En ese sentido, no todos el mundo era libre durante el Imperio Carolingio.
Por otra parte, es importante destacar la organización del imperio, el cual estaba dividido
en: los condados, las marcas y los ducados. Los condados correspondían generalmente al
territorio de una ciudad. Eran administrados por condes, quienes eran designados por el
emperador. Se encargaban de la justicia y de la protección del condado. Asimismo,
recolectaban los impuestos. Por su parte, las marcas eran áreas militarizadas que se
encontraban en las fronteras de los territorios del imperio, establecidos para la defensa de
ataques externos. Estos estaban gobernados por un marqués. Finalmente, los ducados
constituían la unión de varios condados y estaban regidos por un Duque.

UBICACIÓN:
Es importante destacar que lo que lo que conocemos hoy como Francia, llegó a ser el
núcleo de la Europa occidental de época carolingia.
La dinastía carolingia hereda los territorios merovingios y comienza una política de
conquista.

Cultura del Imperio Carolingio:


Carlomagno, emperador del Imperio Carolingio, fue un gran promotor de la cultura.
Durante esta época, la mayoría de la gente no sabía leer ni escribir e incluso, Carlomagno
era analfabeto. Siendo así, el emperador abrió escuelas para la educación de funcionarios
públicos y religiosos tales como la Escuela Palatina, que se encontraba en Aquisgrán En el
mismo orden de ideas, se crearon escuelas en lugares de culto como las iglesias

Economía en el Imperio Carolingio:


La economía se basa en la agricultura, principal fuente de riqueza y de poder. Los grandes
dominios son las villas, las abadías y las tierras de los obispos. Existía un sistema señorial
en el cual los campesinos podían cultivar las tierras bajo la condición de pagar un
impuesto. Siendo así, los propietarios de las tierras eran ricos y poderosos mientras que la
gran masa de campesinos vivía miserablemente. Todo esto dio lugar a un sistema de
producción feudal. Los cereales constituían el principal cultivo.
Los intercambios comerciales no estaban muy desarrollados debido a las guerras de la
época y que había una economía de autosuficiencia. Además, los numerosos impuestos de
comercio también reducen el tráfico.
LA RELIGION DE LOS CAROLINGIOS:
En el tiempo de Pipino el breve se estableció la alianza con el papa. Luego Carlomagno, el
hijo de Pipino fortaleció esta alianza y conquistó nuevos territorios expandiendo y
unificando la religión CRISTIANA, que fue la religión de esa época.

APORTES A LA HISTORIA:
En el occidente de Europa el reino más importante fue el de los francos con Carlomagno
como rey, hijo de Pipino el Breve, quien con la ayuda del Papado había iniciado la
expansión territorial que culminaría su hijo. Carlomagno se propuso también restaurar la
unidad del Imperio, a la vez que extendió sus fronteras. Su proyecto duró menos de un
siglo, pero creó las bases del feudalismo que, a partir de ese momento, se extendió por
Europa.
El papel histórico de Carlomagno fue de vital importancia en la expansión del cristianismo
por la Europa central de la Edad Media. Además, organizó su imperio en distintas
provincias que se mantendrían en uso durante siglos. Desde el punto de vista cultural,
Carlomagno creó diferentes escuelas donde se mantuvo la enseñanza del latín, se
recuperaron obras clásicas grecorromanas y se interpretó la Biblia, traduciéndola al
idioma oficial de la iglesia: el latín. Tan importante es la labor de Carlomagno en el área
cultural, que a su reinado se le llama el “renacimiento” carolingio.
Bizancio logró un importante apogeo desde fines del siglo IX, con la dinastía Macedonia,
pero a partir del siglo XI empezó una larga agonía hasta extinguirse en 1453, cuando los
turcos otomanos le dieron el golpe final.
En el occidente de Europa el reino más importante fue el de los francos con Carlomagno
como rey, hijo de Pipino el Breve, quien con la ayuda del Papado había iniciado la
expansión territorial que culminaría su hijo. Carlomagno se propuso también restaurar la
unidad del Imperio, a la vez que extendió sus fronteras. Su proyecto duró menos de un
siglo, pero creó las bases del feudalismo que, a partir de ese momento, se extendió por
Europa.

El papel histórico de Carlomagno fue de vital importancia en la expansión del cristianismo


por la Europa central de la Edad Media. Además, organizó su imperio en distintas
provincias que se mantendrían en uso durante siglos. Desde el punto de vista cultural,
Carlomagno creó diferentes escuelas donde se mantuvo la enseñanza del latín, se
recuperaron obras clásicas grecorromanas y se interpretó la Biblia, traduciéndola al
idioma oficial de la iglesia: el latín. Tan importante es la labor de Carlomagno en el área
cultural, que a su reinado se le llama el “renacimiento” carolingio.

Bizancio logró un importante apogeo desde fines del siglo IX, con la dinastía Macedonia,
pero a partir del siglo XI empezó una larga agonía hasta extinguirse en 1453, cuando los
turcos otomanos le dieron el golpe final.

Entre los aportes más significativos del Imperio Carolingio se encuentran: la continuidad
del desarrollo cultural en Occidente (no se estancó, al contrario, se sentaron las bases de
la cultura occidental al mezclarse la cultura clásica con la religión cristiana), además de
recuperar la unidad europea tras la caída del Imperio Romano, pero esta obra no duraría
mucho, ya que, a la muerte de Carlomagno, el imperio decae: ya no hay un monarca
protector, y el reino se divide entre los hijos (Tratado de Verdún, 814 d.C.). Esto, sumado a
las continuas invasiones, provocan que el pueblo se refugie cada vez más en los nobles,
iniciando así el proceso de formación de la sociedad feudal.
Bajo Carlomagno y sus sucesores se fue diseñando el mapa cultural de la Europa del
futuro. Si el Mediterráneo estaba experimentando una decadencia en todos los órdenes,
el Norte de Europa, marginado siglos atrás de los grandes centros de decisión, cobra un
indudable impulso. La dilatatio regni o dilatatio Christianitatis de los carolingios se tradujo
en una ampliación de horizontes -culturales incluidos- puestos en peligro por las segundas
migraciones, pero no destruidos. Las estructuras monásticas o episcopales fundadas o
impulsadas por los carolingios serán, pasadas las primeras angustias, quienes inicien la
labor educadora de los pueblos más jóvenes.
Entre los aportes más significativos del Imperio Carolingio se encuentran: la continuidad
del desarrollo cultural en Occidente (no se estancó, al contrario, se sentaron las bases de
la cultura occidental al mezclarse la cultura clásica con la religión cristiana), además de
recuperar la unidad europea tras la caída del Imperio Romano, pero esta obra no duraría
mucho, ya que, a la muerte de Carlomagno, el imperio decae: ya no hay un monarca
protector, y el reino se divide entre los hijos (Tratado de Verdún, 814 d.C.). Esto, sumado a
las continuas invasiones, provoca que el pueblo se refugie cada vez más en los nobles,
iniciando así el proceso de formación de la sociedad feudal.
Bajo Carlomagno y sus sucesores se fue diseñando el mapa cultural de la Europa del
futuro. Si el Mediterráneo estaba experimentando una decadencia en todos los órdenes,
el Norte de Europa, marginado siglos atrás de los grandes centros de decisión, cobra un
indudable impulso. La dilatatio regni o dilatatio Christianitatis de los carolingios se tradujo
en una ampliación de horizontes -culturales incluidos- puestos en peligro por las segundas
migraciones, pero no destruidos. Las estructuras monásticas o episcopales fundadas o
impulsadas por los carolingios serán, pasadas las primeras angustias, quienes inicien la
labor educadora de los pueblos más jóvenes.

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