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HISTORIA UNIVERSAL PLANETA


TOMO I

LA EVOLUCION HUMANA:
EL “HOMO SAPIENS SAPIENS”

Desde hace unos 40.000 años aproximadamente mayor ahorro de materia prima y una gran rentabilidad
tenemos documentada la presencia de la subespecie en el trabajo. Ya no aparecen los pesados instrumen-
Homo Sapiens Sapiens en la mayor parte del globo. tos de períodos precedentes como las bifaces o los
Las condiciones climáticas eran mucho más duras que "choppers", y casi todos los útiles líticos son ahora lá-
en la actualidad y diversos indicios permiten suponer minas extraídas de un núcleo cónico o cilindro-cónico
la preponderancia de un clima ártico. En Europa, entre sobre las que se experimentan nuevos tipos de reto-
20.000 y 16.000 a.n.e., las temperaturas veraniegas que, como el retoque por presión y los retoques se-
oscilaban en torno a 8 y 10 °C por debajo de las ac- cundarios que sirven para afilar y embotar, según las
tuales. "Gales condiciones no permitieron el desarrollo necesidades, los bordes de la hoja. La tecnología ya
de una cobertura boscosa al norte o al sur del conti- no es exclusivamente lítica, y se diversifica el logro de
nente y obligaron a una especiación de la fauna, acor- instrumentos a partir de otras materias primas como el
de con las condiciones medioambientales. Por todo asta, el hueso o el marfil, produciéndose nuevos ins-
ello, coexistieron medios óptimos para la vida humana trumentos (punzones, espátulas, agujas), armas (aza-
junto con otros donde resultaba muy difícil sobrevivir. A gayas, arpones, etc.), útiles secundarios de enman-
pesar de todo, las poblaciones del sapiens sapiens se gamiento y adornos, con igual profusión. Se produce
expandieron por casi todo el mundo, llegando hasta un incremento significativo en la diversidad de útiles y
América e incluso Oceanía. Las características morfo- aparecen también los primeros instrumentos musica-
lógicas de estos humanos primitivos eran muy simila- les, como flautas de una o dos perforaciones confec-
res a las nuestras. Dentro de la subespecie se distin- cionadas a partir de porciones de diáfisis. Una última
guen diversos grupos, pero todos ellos presentan un manifestación cultural, y no la menos importan-te, vie-
cráneo de gran capacidad (1400 - 1500 cm 3), aunque ne marcada por la presencia de objetos, pinturas y
inferior al de los Neandertales, una cara baja y ancha, grabados considerados como las primeras expresio-
pómulos salientes, nariz estrecha, mentón marcado, y nes artísticas de la humanidad.
una gran esbeltez, definida por una estatura media de El principal centro de progreso tecnológico durante
175 centímetros. El tema de los orígenes de los gru- la primera etapa del Paleolítico superior se localiza
pos sapiens sapiens está estrechamente ligado al de preferentemente en los espacios abiertos del este eu-
la formación de las razas, que tanta repercusión ha ropeo, donde en época musteriense ya se percibe una
tenido y tiene en el mundo moderno. Hoy en día nin- gran complejidad industrial. Este tecnocomplejo se
gún científico cuestiona el hecho de que la especie hu- conoce con el nombre de Szeletiense, y se caracteriza
mana actual sea una única población politípica y por puntas foliáceas típicas asociadas a bifaces de
polimórfica, es decir, una misma especie que presenta tradición musteroide. Aquí aparecen los primeros ins-
diversos grupos con diferencias físicas peculiares que trumentos de hueso, que tienen su contrapartida en la
afectan a rasgos morfológicos generados por diversos primera industria del Paleolítico superior de Europa
procesos adaptativos. Dado que la definición de hu- occidental, denominada Chatelperroniense.
manidad está lejos de ser un catálogo de rasgos so- Hacia 30.000 a.n.e., las herramientas líticas multi-
máticos, el tema de las razas sólo interesa desde la plican sus formas, lo que pone en evidencia que cada
perspectiva descriptiva de la especie y para determi- instrumento se dedica a una actividad específica. En
nar los mecanismos adaptativos en cada caso. Europa occidental se desarrolla el Auriñaciense, que
para muchos investigadores abarca gran parte de Eu-
La tecnología del Paleolítico superior
ropa. Entre sus útiles destacan los raspadores carena-
Este período se caracteriza por un marcado regio- dos y picudos, las grandes lascas de retoques mar-
nalismo tecnológico, producto de distintas tradiciones ginales, las hojas con escotaduras y los buriles de rea-
locales, y por un ritmo acelerado de cambio en todas vivados múltiples. Se asiste a un fuerte desarrollo de
ellas. Se puede hablar, sin duda, de progreso tecno- la industria sobre hueso, asta y marfil. Aparecen pun-
lógico comparado con las fases anteriores. Los útiles zones para taladrar y agujerear, las espátulas para
son más ligeros y fáciles de manejar y se constata un preparar pieles, y las azagayas de base simple, hen-
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dida o biselada para cazar. Dado que el Auriñacense dar tiras de cuero y para enderezar flechas. Se consi-
aparece disociado del Musteriense, se ha defendido dera que el Magdaleniense no deriva del Solutrense, y
para éste un origen autóctono. que sus orígenes son tan oscuros como los de éste.
Contemporánea a esta industria se desarrolla en
Asentamientos y economía del Paleolítico superior
gran parte de Europa el Gravetiense, que deriva del
Chatelperroniense. Ambos comparten un mismo tipo Al igual que sus antecesores, los grupos del Paleo-
de retoque abrupto, pero el último ya no presenta lítico superior ocuparon, durante períodos más o me-
elementos musterienses. En el este de Europa apa- nos breves, campamentos base, construyendo caba-
recen los asentamientos más importantes de industria ñas al aire libre, en cuevas y en abrigos, campos de
gravetiense, que algunos autores denominan Pavlo- trabajo dedicados a una tarea concreta (cazaderos o
viense, nombre que procede del yacimiento de Pavlov, talleres de extracción de materias primas) y, como no-
Checoslovaquia. Otros yacimientos de primer orden vedad, lugares que decoraron con manifestaciones
adscritos a este conjunto son Dolni Vestonice y Pred- artísticas.
most, también en Checoslovaquia, y los de Molodova Puede decirse que sus asentamientos son más
V y Kostienki, en Rusia occidental. Todos los tecno- evolucionados y sus cabañas son de estructura más
complejos citados hasta aquí cubren un espacio cro- sólida y efectiva que las registradas en el Paleolítico
nológico entre 35.000 y 20.000 a.n.e. aproximadamen- medio. Esto les permitió una mayor protección contra
te. Tras este período, que actualmente se tiende a de- el frío y una mayor seguridad. Los lugares de habita-
nominar Paleolítico superior antiguo, se desarrolla una ción se diversifican según sean las actividades de pro-
fase reciente entre 20.000 y 10.000 a.n.e. caracteriza- ducción, consumo alimentario o reposo, y se habilitan
da por industrias más evolucionadas que se recono- hogares que procuran calor, iluminación, y facilitan la
cen con el nombre de Solutrense y Magdaleniense, preparación de alimentos o su conservación. Se ha
ambas restringidas a Europa occidental. En el este de sugerido que durante esta fase aparecen áreas dedi-
Europa sigue predominando la tradición Gravetien- cadas al almacenamiento e incluso que existían pro-
se/Pavloviense, horizonte al que se han asociado las cesos para conservar la carne. Sin embargo, sólo se
primeras manifestaciones artísticas del arte mobiliar. han documentado estructuras de probable almacena-
En esta fase se volvieron a habitar las praderas sep- miento en algunas cabañas del este europeo, como
tentrionales europeas y se observa un desplazamiento las de Radomyshl, Dobranichevka y Mezin.
poblacional general hacia el círculo ártico. Para mu- Algunos autores insisten en que durante el Paleo-
chos investigadores, el poblamiento del continente lítico superior europeo existió una alta densidad de po-
americano debió de producirse en esta fase tardía del blación y una relativa estabilidad en los asentamien-
Paleolítico superior. tos, sobre todo en la fase reciente del período. Algu-
El Solutrense es una industria lítica de formas ele- nos lugares, como por ejemplo Pincevent (Francia),
gantes y delicadas que evidencia un trabajo muy dies- han revelado una frecuentación anual en determina-
tro del sílex. Con el Solutrense vuelve la talla bifacial y das estaciones, en tanto que otros se extienden por
se desarrolla el retoque por presión, lográndose verda- una amplia área, lo que sugiere agrupaciones periódi-
deras obras maestras del utillaje en piedra. Destacan cas de grupos residenciales más amplios.
las puntas en forma de hoja de sauce y laurel que son Las armas para la caza sufrieron variaciones con
largas, anchas y muy finas, y llegan a alcanzar 35 cm respecto al período anterior. No se discute la utiliza-
de longitud y 6 cm de anchura por tan sólo 6 mm de ción de armas individuales ofensivas. Entre las armas
grosor. En el trabajo del hueso destacan las finas agu- arrojadizas destacan las flechas, inferidas a partir de
jas de coser con orificios diminutos en los que sólo se sus puntas de sílex, y las azagayas de hueso o asta,
podían enhebrar cabellos o crines de caballo, junto a lo que implica un desarrollo tecnológico específico pa-
los punzones, puntas de azagaya y diversos tipos de ra la confección de arcos y propulsores. Las lanzas
colgantes. Durante su época de máximo apogeo están provistas de puntas delgadas y estrechas que
(18500-16500 a.n.e.) aparecen obras de arte mobiliar aseguran un desplazamiento más seguro y con mayor
y parietal muy desarrollado, con bajorrelieves de frisos poder de penetración. La aparición de tales armas de-
de animales y plaquetas pintadas y grabadas. nota el desarrollo de un tipo de caza capaz de captu-
La industria lítica magdaleniense es completamen- rar animales a distancia y en rápida carrera. Este sis-
te distinta de la solutrense. Los útiles de sílex suelen tema reduce el riesgo para el ser humano y posibilita
ser pesados y están burdamente tallados y retocados. la presencia de una caza individualizada. Y, además
Incluso su calidad es inferior a la del Auriñaciense. Sin de asegurar la supervivencia de un mayor número de
embargo, el Magdaleniense cuenta con una industria personas, no obliga a todos los miembros a participar
ósea de gran perfección, caracterizada por arpones, en la captura de piezas. Esto puede considerarse co-
tridentes, azagayas, propulsores, e incluso puñales y mo un desarrollo del sistema económico, pero también
bastones de mando de exquisita decoración. A estos como el inicio de una división social. Dado que el
últimos útiles se les ha atribuido un cariz ideológico, apoyo colectivo que exige la caza cooperativa ya no
como símbolos mágicos o de poder. No obstante, se resultaba fundamental, es probable que el nuevo sis-
conocen útiles de morfología similar confeccionados tema tuviera una doble consecuencia. Si la estrategia
por los actuales esquimales que se utilizan para ablan- de diversificar la producción resultaba de gran renta-
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bilidad para el grupo a corto y medio plazo, también tas al azar, sino que conservan un orden constante. La
comportaba unas consecuencias que, a largo plazo, significación simbólica se traduce en un complicado
podían generar desigualdades sociales. sistema de asociaciones entre algunos animales, entre
los animales y los símbolos abstractos que pueden
Los enterramientos del Paleolítico superior
acompañarlos, y entre los propios símbolos abstrac-
La costumbre de enterrar a los muertos, iniciada ya tos. Para este autor, el arte paleolítico representa las
en el Paleolítico medio, se generaliza durante esta fa- ideas de la época acerca de lo natural y lo sobrena-
se. Se hacen comunes los adornos, y en ocasiones se tural y simboliza mediante imágenes el principio mas-
depositan junto al difunto símbolos de ostentación. culino-femenino de la fecundidad. Aunque la teoría del
También se generalizan los enterramientos colectivos. autor francés entró en crisis desde un principio, lo cier-
Algunos investigadores insinúan la posibilidad de un to es que ha ejercido gran influencia sobre muchas in-
tratamiento diferencial de los ritos funerarios según la vestigaciones de arte paleolítico. Se reconoce implíci-
jerarquía de los individuos inhumados. Aunque este es tamente que se trata de un sistema de comunicación
un tema muy debatido, lo cierto es que en ciertas oca- social, pero se incorporan de nuevo las viejas ideas
siones se depositan ajuares de gran calidad, que con- sobre el arte cuaternario. Se trataría, pues, de un sis-
tienen incluso piezas procedentes de lugares muy le- tema de comunicación para facilitar la caza y transmitir
janos, junto a ajuares muy reducidos o nulos. En Sun- ideas sobre la fecundidad, es decir, un sistema de co-
gir, cerca de Moscú, una fosa contenía el cuerpo de un municación ambiguo que va de lo esotérico, sólo inteli-
hombre adulto (55 - 65 años) acompañado de un gible para iniciados —una prueba sería la situación de
cuchillo de sílex y de 3.000 cuentas de hueso y de las pinturas en lugares recónditos de las cuevas —, a
dientes de zorro perforados. En otras dos fosas esta- lo funcional, entendido por todo el grupo y que vendría
ban enterrados, respectivamente, una niña de 7 a 9 avalado por la presencia de pinturas en lugares de
años con lanzas de hueso, 3.000 cuentas también de fácil acceso. Y tampoco faltan investigadores que ven
hueso, agujas del mismo material, colgantes de pie- en este tipo de manifestaciones una expresión exclusi-
dra, 100 cuentas de dientes de zorro ártico y una figu- vamente artística (l'artpour l'art).
rilla, y un niño de 9 - 12 años con un ajuar similar. Es-
tos enterramientos sugieren la presencia de diferen-
cias en la consideración social de los individuos y en
algunos casos se ha argumentado la posibilidad de
que el sistema de autoridad ya no fuera transmitido
por herencia. En cualquier caso, la mayor estabilidad
de los asentamientos y su diversa función, la presen-
cia de unidades de habitación-producción diferencia-
das, el aumento significativo del tamaño de los asenta-
mientos, el cambio cualitativo de los sistemas de caza
con un probable abandono paulatino de la caza coo-
perativa, y finalmente la diferenciación en el trata-
miento funerario de los individuos, son, todos ellos,
elementos innovadores que nos informan de ciertos
cambios cualitativos en la estructura social con res-
pecto a períodos precedentes.
El arte del Paleolítico superior
Una de las innovaciones más importantes del
Paleolítico superior es la actividad artística. El arte
rupestre se ha interpretado tradicionalmente como
representaciones de carácter mágico que tenían por
objeto asegurar la provisión de animales y facilitar la
caza, "invocando" la presencia de los animales a Gran parte de los espectaculares conjuntos del arte parietal del
través de un pretendido culto a la fecundidad, lo que a Paleolítico superior se hallan en la región franco-cantábrica. El ma-
su vez se relacionaba con las figurillas femeninas del pa recoge los yacimientos más significativos: 1. Cueva Marín. 2.
arte mobiliar las famosas "venus" paleolíticas. Pindal 3. Altamira. 4. La Pasiega. 5. El Castillo. 6. Covalanas. 7. Al-
txerri. 8. St-Michel d'Arudy. 9. Cargas; Tibiran. 10. Montespan. 11.
Las investigaciones llevadas a cabo por Leroi-Go- Trois-Fréres; Le Tuc d'Audoubert. 12. La Vache; Niaux. 13. Le Por-
urhan desde 1958 cuestionan, en parte, estas teorías tel. 14. Mas-d'Azil IS.Lespugue. 16. Monpazier. 17. Abrí du
y proponen que estas manifestaciones son sistemas Souci.-'lS.Le Moustier. 19.Lascaux. 20. Font-de-Gaume. 21.
de comunicación sociales que se logran mediante pic- Laugerie-Bas-se. 22. Pont d'Ambon. 23. La Quina. 24. Le Placará.
25. Montgau-dier. 26. La Marche. 27. Pech-Merle.
togramas e ideogramas. Así, pues, se trataría de un
intento de transmisión ideológica. Para Leroi-Gourhan, La investigación sobre el arte paleolítico parece ha-
lo más destacado de las manifestaciones artísticas es ber llegado a un callejón sin salida en cuanto a su in-
su organización, ya que las figuras no están dispues- terpretación. Destacan no obstante estudios que inten-
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tan delimitar las individualidades estilísticas regionales presencia de rebajes regulares realizados sobre las
y que pretenden individualizar pintores para reconocer paredes—, y que el trabajo en los lugares recónditos
la dispersión y las características de su obra. En resu- era posible gracias a una iluminación conseguida me-
men, podríamos aceptar que las manifestaciones que diante toscas cazoletas de piedra (sólo en Lascaux se
denominamos artísticas constituyen un sistema de in- recuperaron 130) que, rellenas de combustible —po-
formación codificado que permite una transmisión ide- siblemente grasa animal— y provistas de mechas lo-
ológica compleja que estamos todavía lejos de com- gradas a base de líquenes secos, musgo o ramitas de
prender, pero que en todo caso supone una mayor enebro (siete cazoletas tenían con seguridad mechas
complejidad en los sistemas sociales de comunicación de enebro), daban idéntica luz que una vela y ardían
e información. El problema radica en saber si nos en- sin humo. También se han investigado en Lascaux los
contramos ante un sistema de integración o cohesión pigmentos utilizados y, mediante la extracción de es-
social que permite uniformar y transmitir diversas cre- camas de las propias pinturas y el análisis de los
encias y hábitos a través de lugares centrales de reu- residuos de las paletas, se ha establecido que el óxido
nión y fácil acceso, o si, por el contrario, estas mani- de manganeso, el óxido de hierro y el caolín para con-
festaciones implican la presencia de grupos privilegia- seguir los colores negro, rojo-amarillo y blanco, res-
dos (los iniciados) o de ritos de iniciación de cierto pectivamente, obligaban a recorrer distancias superio-
sector de la comunidad (las huellas infantiles en luga- res a los 20 km para su obtención. En las paletas se
res recónditos se interpretan como la presencia de ri- mezclaban los polvos de mineral con carbón y arcilla
tos de paso a la madurez del individuo cazador) que rica en hierro para conseguir distintos tonos de los
constituirían la prueba definitiva de la existencia en diversos colores.
aquel tiempo de una clara jerarquía social. El arte mobiliar está formado por objetos muebles o
El arte del Paleolítico superior se clasifica en dos portátiles que aparecen en niveles de habitación y
categorías, el arte parietal o rupestre, y el arte mobi- frecuentación, por lo que ha sido también denominado
liar. El arte rupestre aparece principalmente en Fran- arte doméstico. Su cronología es anterior a las mani-
cia, España y los Urales, y se asocia generalmente al festaciones rupestres, y encontramos los primeros
tecnocomplejo magdaleniense. Se realiza sobre las ejemplos en el horizonte gravetiense. Por lo general
paredes de las cuevas y los abrigos. Las pinturas, gra- se trata de motivos decorativos, grabados o pintados,
bados y relieves se encuentran en la entrada o en el realizados sobre instrumentos y armas (azagayas,
interior de las cuevas, e incluso, en muchas ocasio- arpones, huesos perforados, etc.), aunque también
nes, los "murales" principales se hallan en los lugares aparecen sobre plaquitas de piedra. Quizá las mani-
más recónditos de las grutas. Los temas más habi- festaciones más espectaculares del arte mobiliar sean
tuales proceden del contexto animalístico. Destaca la las "diosas madres" o "venus", que se han querido re-
presencia de bisontes, caballos, uros, ciervos, renos, y lacionar con cultos domésticos a la fecundidad. Estas
en menor número, mamuts, rinocerontes, leones, pája- figurillas, fundamentalmente femeninas, se realizan
ros y peces. Raramente aparecen figuras antropomor- sobre piedra, hueso y marfil, y tienen las extremidades
fas, pero en cambio son frecuentes las representacio- (suelen faltar los pies) y la cara poco indicadas. En
nes de manos humanas y los motivos simbólicos con- cambio, se resaltan las nalgas, los pechos y la zona
cretados en dibujos geométricos y puntos. A pesar de genital, de ahí la implicación del rito (Lespugue, Wi-
estos últimos motivos, se considera el arte rupestre llendorf, etc.). No obstante, han aparecido algunos
básicamente realista, aunque presente una diversidad rostros elaborados tanto de hombre (Donni Vestonice)
estilística notable que va desde las sencillas siluetas como de mujer (Brassempouy) que rompen la rutina
de animales (por ejemplo en Pech Merle, Francia) estilística y permiten suponer que un mayor número
hasta la policromía de Lascaux (Francia) o de Altami- de hallazgos puede obligar a una redefinición de los
ra. En muchas ocasiones aparecen paneles que con- modelos clásicos.
forman verdaderos murales de figuras superpuestas, La dispersión de estas manifestaciones, desde Eu-
pero en muy pocos casos estos paneles constituyen ropa occidental hasta el Don y su cronología, entre
escenas definidas que sugieran una composición. En 25.000 y 23.000 a.n.e., resulta paradójica si se con-
Lascaux, por ejemplo, aparece representado un hom- sidera que estas obras presentan una apreciable se-
bre cazando un bisonte, que a su vez es alcanzado mejanza en su tratamiento y proporciones. Esta am-
por un rinoceronte. Los animales aparecen casi siem- plia dispersión espacial y las semejanzas formales en
pre de perfil, aunque hay indicios de escorzo y más a un reducido lapso de tiempo se han relacionado con la
menudo de movimiento, lo que confiere un dinamismo existencia de un conjunto común de reglas, producto
sorprendente a algunas obras. de un código de comunicación compartido alarga dis-
Poco se sabe de las técnicas utilizadas para lograr tancia. Esto implicaría que en época tan temprana
tales obras. Sin embargo, investigaciones llevadas a existieron posiblemente redes estables de conexión
cabo en Lascaux han demostrado que los grabados se entre grupos muy alejados. En apoyo de esta teoría se
efectuaban mediante instrumentos de sílex, que los cuenta con la presencia de materias primas específi-
pigmentos se preparaban sobre paletas de piedra, que cas —obsidiana y ciertos tipos de sílex-halladas en
se utilizaban andamios para las zonas más elevadas asentamientos que distan entre 200 y 400 km de los
de las paredes y los techos —hecho deducido por la lugares de extracción.
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El poblamiento de América y Oceanía 18.000 – 15.000 a.n.e. Durante esta época se había
formado además un corredor en medio de la masa
Hoy está plenamente documentada la llegada del
glaciar que cubría todo Alaska y Canadá, que, discu-
hombre al continente americano durante la última gla-
rriendo a lo largo del borde oriental de las montañas
ciación de Wisconsin, equivalente a la de Würm en
Rocosas y de los valles del Yukón y del Mackenzie, les
Europa. La conquista de un continente virgen por par-
permitió desplazarse hacia el sur y ganar rápida-
te del Homo sapiens sapiens fue un acontecimiento
mente las grandes praderas de América del Norte,
único, ya que a partir de ahí América adoptó, por evo-
alcanzando Mesoamérica hacia 10.000 a.n.e. La pre-
lución propia, la agricultura y la civilización, y ello en
sencia de grupos de cazadores paleoindios en la cue-
un período de tiempo relativamente breve.1
va Fell, en Patagonia, hacia 9.000, indica que debie-
Una de las cuestiones más controvertidas de la
ron cruzar el continente con bastante rapidez. En po-
prehistoria americana se refiere al origen de las pri-
cas generaciones, y en menos de 500 años, habían
meras culturas paleolíticas —aquí llamadas paleoin-
recorrido 13.000 km a través de una rápida y sucesiva
dias. Toda la evidencia apunta a que fueron obra del
adaptación a entornos diferentes.
sapiens sapiens y, por consiguiente, no anteriores a
La evidencia lingüística y la antropología física
40.000 a.n.e., y también parece evidente que sus ba-
muestran que los primeros americanos fueron de estir-
ses económicas y su industria lítica derivan del com-
pe protomongoloide, es decir, directamente relaciona-
plejo siberiano de finales del Pleistoceno. El hielo y las
dos con los grupos étnicos de Asia oriental anteriores
glaciaciones han destruido posibles vestigios del paso
a la formación de los grupos mongoloides, más tar-
del hombre desde Siberia a Alaska anteriores a 15.000
díos, y de los que derivan los modernos esquimales.
a.n.e. e incluso algunas dataciones de carbono 14
Asimismo, la evidencia lingüística indica dos oleadas
propuestas para algunas estaciones paleoindias de
principales procedentes de Asia: una lengua muy anti-
América del Norte, que oscilaban entre 38.000 (Lewis-
gua —el andino, maya y quechua— y otra más recien-
ville, Texas) y 26.000 a.n.e. (Tule Springs, Nevada),
te —la de los esquimales.
han sido descartadas estos últimos años.
En cuanto a la evidencia arqueológica, establece
La evidencia geológica demuestra que el paso se
que los primeros grupos humanos llegados a América
produjo por el estrecho de Bering, un brazo de mar de
fueron cazadores-recolectores poco especializados,
90 km de longitud que separa actualmente Siberia de
organizados en pequeños grupos y dedicados a la
Alaska. Durante la glaciación de Wisconsin descendió
caza del mamut en las grandes llanuras del oeste
el nivel del mar en esta zona hasta 10 m de profundi-
americano. A este período inicial, denominado hori-
dad, dejando al descubierto un corredor de tierra, libre
zonte pre-Clovis, corresponde el abrigo de Meadow-
de hielo y cubierto de una vegetación de tundra y de
croft, en Pennsylvania, habitado en 17.000 – 11.000
estepa, que constituyó un paso fácil para grupos de
a.n.e. por cazadores que poseen una industria de ho-
cazadores procedentes del continente asiático, y tam-
jas bifaciales, puntas foliáceas y buriles, muy parecida
bién para animales, especialmente el mamut, el caba-
a la de algunas estaciones paleolíticas del nordeste de
llo y el bisonte. Esta masa de tierra estuvo al descu-
Siberia y que constituye el prototipo directo del
bierto entre 75.000 y 8.000 a.n.e., y la primera oleada
Paleoindio americano u horizonte de Clovis.
migratoria importante de cazadores se produjo hacia
La plena adaptación de estos grupos humanos a la
1
En 1492, Cristóbal Colón no descubrió nada que los antiguos caza de las grandes praderas recibe el nombre de
pobladores de América no supieran ya. La conquista española —y horizonte de Sandia (11.500 - 9.500 a.n.e.) y horizonte
la portuguesa o la inglesa— se llevó a cabo sobre los territorios de de Clovis (9.500 – 9.000 a.n.e.). Se trata de cazadores
un continente habitado desde hacía ya unos miles de años. Afines especializados en la captura de grandes mamíferos —
del siglo XVI, el fraile José de Acosta sostenía que los indios
americanos procedían del norte de Asia. Este origen asiático del mamut, bisonte y caballo—, provistos de poderosas
hombre americano, que hoy es un lugar común entre los pre- puntas de proyectil bifaces, ensartadas en lanzas o
historiadores, no fue reconocido, en general, hasta fechas recientes. venablos, y que ocupan las llanuras del centro y su-
El estrecho de Bering, que separa en la actualidad Siberia y Alaska, doeste de Norteamérica. Su principal innovación tec-
debió ser cruzado durante un período de glaciación, cuando el
descenso del nivel del mar posibilitó la formación de un ancho nológica, la "punta de Clovis", de base cóncava y aca-
puente de tierra. Entre 75000 a.n.e. y 8000 a.n.e. esta masa de nalada, aparece desde Canadá hasta América central.
tierra estuvo al descubierto, constituyendo así un paso fácil para Importantes concentraciones de hallazgos de Clovis
animales y grupos de cazadores procedentes del continente en Arizona, Colorado y Nuevo México indican la prác-
asiático. Parece ser que fue entre 18000y 15000 a.n.e., aunque no
existe unanimidad al respecto, cuando se produjo la primera de las tica de una caza intensiva de estos territorios y un rá-
migraciones importantes. El acceso al sur estuvo bloqueado durante pido crecimiento de la población en unas regiones que
las fases glaciares por la unión de dos capas de hielo, conocidas constituyeron un auténtico paraíso de caza, ricas en
como cordillerana y laurenciana. Fue en torno a 11000 a.n.e. con la unos animales que no conocían la vena depredadora
última retirada de los hielos, cuando el hombre pudo alcanzar las
zonas meridionales del nuevo continente. Hacia 10000 a.n.e. se ha del hombre. Los principales hallazgos de sitios de Clo-
detectado su presencia en Mesoamérica, y un milenio después, vis proceden de Dent (Colorado), Blackwater Draw
hacia 9000 a.n.e., en la zona sur de América. La cueva de Fell, en la (Nuevo México) y de Richey-Roberts (Washington). El
actual frontera chileno-argentina, nos proporciona esta última evi- impacto de esta oleada humana sobre la fauna local
dencia, con un tercer nivel en el que aparecen cuchillos, grandes
raspadores y puntas de "cola de pescado" junto a restos de caballo tuvo importantes repercusiones, la más notoria de las
y perezoso. Los principales yacimientos americanos, desde Alaska a cuales fue la gradual extinción de los grandes mamí-
Patagonia, pueden ser localizados en el mapa contiguo.
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feros. Se estima que, a finales del Pleistoceno, se ha- Las estaciones más antiguas aparecen en la zona
bían extinguido en América treinta y tres especies de andina y occidental, donde se aprecia una tendencia
mamíferos.2 temprana a estrategias de subsistencia que preludian
Junto a la actividad prioritaria, la caza, estos gru- ya la neolitización. Así, en Monte Verde, Chile, un
pos recolectaron plantas y frutos y explotaron recursos campamento albergaba en 11.000 – 10.500 a.n.e. a
marinos en lagos y ríos. El registro arqueológico mu- una comunidad dedicada preferentemente a la reco-
estra que estaban organizados en pequeñas bandas lección de plantas silvestres, como la patata, y ala ca-
compuestas por una o dos familias, que habitaban en za del mastodonte y del guanaco. Son características
campamentos estacionales: un género de vida, en su- sus puntas pedunculadas, denominadas también de
ma, muy semejante al de los indios de las praderas "cola de pescado", un tipo que aparece desde Costa
americanas que conocieron los europeos. Rica hasta la Patagonia argentina. Otro yacimiento
Los descendientes directos de las gentes de Clo- que muestra el predominio de la recolección sobre la
vis, durante el horizonte de Folsom (9.000 – 8.000 caza es la cueva de Guitarrero, en el valle de Ayacu-
a.n.e.), se concentran especialmente en Nuevo Méxi- cho, en Perú (10.000 a.n.e.). Por último, la intensa
co, donde se especializaron en la caza indiscriminada ocupación humana de la famosa cueva de Fell, en la
del bisonte. Provistos de puntas de proyectil acanala- Patagonia chilena (9.000 – 7.000 a.n.e.), pone de ma-
das, de base cóncava y con aletas, iniciaron una nue- nifiesto el gran desarrollo tecnológico que se alcanza
va estrategia de caza, dirigida a animales más peque- con la punta de "cola de pescado", una innovación su-
ños, como el antílope y el coyote. Su economía, cada damericana, asociada en Fell a la caza intensiva de
vez más reducida a la caza del bisonte, coincide ya caballo, camélido y perezoso.
con el cambio climático postglaciar, que verá desapa- Mucho menor, y también menos conflictiva, es la
recer gran parte de la fauna pleistocénica en América. información sobre el poblamiento de Oceanía. Se cree
En Sudamérica, la llegada de los primeros grupos que diversos procesos glaciares produjeron un clima
de cazadores paleoindios es muy temprana, ya que se ártico que procuró un puente de hielo entre las islas y
documentan hacia 8.700 a.n. e. en el estrecho de Ma- Australia a través del estrecho de Timor, lo que habría
gallanes. En este vasto subcontinente tuvieron que posibilitado la llegada de grupos sapiens sapiens hace
adaptarse a un entorno todavía más diversificado — unos 20000 años. Sin embargo, el estrecho de Timor,
zonas altas andinas, llanuras tropicales del este, pasti- que separa Australia del sudeste asiático es demasia-
zales argentinos, etc. Aunque los primeros cazadores do profundo para que quedara al descubierto, incluso
no fueran grupos excesivamente especializados, muy con una regresión marina que hiciera retroceder el ni-
pronto se convirtieron en expertos cazadores, como lo vel del mar 120 m. En tal caso, aún habría que salvar
demuestran los hallazgos de El Jobo, en Venezuela. 100 km para llegar a Australia, lo que resulta impen-
2
sable sin técnicas de navegación. El fósil más antiguo
Las puntas bifaces de piedra constituyen el artefacto paleoindio de la zona es un cráneo que apareció en Niah Cave,
más característico. Su función parece haber sido la de puntas de
lanza o de dardos, proyectados con la ayuda de una honda o un en la isla de Borneo, fechado en 40.000 años. En Nue-
propulsor rígido. La punta bifaz fue introducida en el continente va Guinea apareció el cráneo de Aitape con menos de
americano desde Asia, pero las puntas paleoindias cuentan con 20.000 años de antigüedad, y en Australia los restos
características propias. Esta circunstancia puede ser claramente del lago Mungo y de Keilor oscilan entre 23.000 y
apreciada en las puntas de Sandia, de Clovis, de Folsom y de "cola
de pescado ". La punta de Sandia, representativa del horizonte del 10.000 años de antigüedad. Se ha sugerido que estos
mismo nombre, entre-11500 y 9500 a.n.e., ha sido hallada en ya- fósiles representan los ancestros de tasmanios,
cimientos de la zona norte del continente americano. La cueva de melanesios y australianos, respectivamente.
Sandia, en Nuevo México, ha dado tres niveles de ocupación: uno,
con restos de la cultura Pueblo; un segundo nivel con presencia de El Mesolítico: los últimos cazadores-recolectores
puntas Folsom; y un tercero que proporcionó puntas Sandia, junto a
restos de mamut y de bisonte. Durante el IX milenio, la regresión de los glaciares,
La punta de Clovis, de forma lanceolada —Grahame Clark la que marca la transición del Paleolítico al Mesolítico,
compara con una mitra episcopal— mide entre 7 y 15 cm de largo. viene acompañada de una importante modificación cli-
Es, como la anterior, característica del norte de América, especial-
mente de la zona de Texas, Nevada y Arízona. El horizonte Clovis mática y ambiental provocada por un aumento gradual
abarca el arco temporal entre 9500 y 9000 a.n.e. Esta punta, que de las temperaturas. En Europa, las nuevas condicio-
toma nombre del yacimiento homónimo, en Nuevo México, ha sido nes interglaciares provocaron una expansión más vi-
hallada en la mayor parte de ocasiones junto a restos de mamut, gorosa de la flora, y el paisaje europeo se transformó
pe-ro también de perezoso gigante.
Las puntas de Folsom, por el contrario, se asocian normalmente radicalmente adoptando su forma actual. Este cambio
con restos de bisontes; más pequeñas que la de Clovis, lanzadas conllevó una serie de transformaciones de gran alcan-
con propulsor, podían alcanzar una fuerza de penetración cuatro ce. En primer lugar, algunas zonas europeas, antes
veces mayor que la de ¡apunta de Sandia. El yacimiento de Folsom, cubiertas por el hielo, se hicieron habitables, por ejem-
también en Nuevo México, fue descubierto en 1926. Consta de un
nivel único, junto a un riachuelo, en el que se hallaron un total de 19 plo las áreas del norte y el noroeste. Otras, en cambio,
puntas junto a los restos de 23 bisontes. A diferencia de las puntas quedaron o bien cubiertas por el mar o bien más cerca
Sandia, Clovis y Folsom, las puntas de "cola de pescado" son pro- de él debido al deshielo y a la consiguiente subida del
pias del sur de América, desde la Patagonia a la zona ocupada en la nivel marino. En segundo lugar, los animales esencia-
actualidad por Costa Rica. Entre los yacimientos en los que se ha
hallado este tipo de puntas bifaces cabe destacar la cueva de Fell y les para la subsistencia de los grupos cazadores del
El Inga, cerca de Quito. En ambos casos, las puntas aparecieron Paleolítico superior —el reno, el caballo y el mamut—,
asociadas a restos de camélidos, de ciervos y de perezosos.
7
que vivían en medios abiertos, no arbolados, fueron Así pues, los grupos del Epipaleolítico heredaron y
sustituidos por animales de bosque, en especial el desarrollaron la tecnología de sus predecesores pale-
ciervo, el alce, el jabalí y el uro.3 olíticos, aunque su gran éxito, en opinión de Clark, re-
side en el modo de adaptar su tecnología al ritmo de la
La adaptación a la nueva etapa postglaciar
ecología cambiante. En algunos lugares se enfrenta-
Para el período de transición a la etapa neotermal ron al bosque en formación, lo desbrozaron con ha-
se ha hablado tradicionalmente de comunidades epi- chas y picos de piedra para crear zonas de pastos y,
paleolíticas o mesolíticas llamadas de "pequeños-ca- de este modo, facilitaron la agricultura posterior. Asi-
zadores" frente a los "grandes cazadores" del período mismo, ampliaron el número de especies de animales
anterior. En otro tiempo, la mayoría de los prehistoria- y plantas en su dieta alimentaria y mantuvieron otro ti-
dores opinó que estas comunidades vivieron misera- po de relaciones con el mundo animal —caza selecti-
blemente, acorraladas entre un bosque hostil y un mar va, seguimiento de rebaños, cercado de manadas —,
inhóspito, alimentándose de animales pequeños y, que más tarde desembocarían en lo que entendemos
sobre todo, de la recolección de moluscos marinos. por ganadería. También iniciaron una pesca especiali-
Esta decadencia cultural se habría manifestado, según zada en el mar, lagos y ríos, utilizaron arcos y flechas,
Childe, en la degeneración de las técnicas de elabo- anzuelos, redes, cestas, canoas y piraguas, y algunos
ración del hueso y de la piedra, en el empobrecimiento grupos impulsaron intercambios de ciertas materias
de las formas de las herramientas de sílex (micro- primas, tales como el sílex, el ámbar y la obsidiana.
litismo), y en la desaparición del gran arte magdale- Los microlitos geométricos de este período, que
niense.4 tradicionalmente se habían considerado como indicio
En la actualidad, estas culturas de principios del de decadencia cultural, más que objetos completos
Holoceno se analizan de modo más objetivo, ya que suelen ser parte de útiles y armas compuestos. Su uti-
existe una tendencia generalizada a reconocer que las lización no se concibe sin un mango o una ligadura. La
diferencias entre el Paleolítico y el Mesolítico se han fijación de las pequeñas piezas, puntiagudas o cortan-
exagerado en demasía. El error fue comparar las tes, se aseguraba con cola obtenida de materias vege-
evidencias arqueológicas del Paleolítico del sudoeste tales diversas, como la resina. Del análisis de los mi-
francés, norte de Alemania y Ucrania con las del crolitos geométricos y de las laminillas puntiagudas se
Mesolítico de las islas Británicas y Escandinavia. De infiere un uso intensivo de las flechas, si bien debe te-
hecho, si se analizan los yacimientos del sur de Euro- nerse en cuenta que los microlitos podían tener múlti-
pa, puede observarse una continuidad entre 16.000 y ples usos, ya que permitían ser adaptados a cualquier
6.000 a.n.e., tanto en las estrategias de subsistencia tipo de útil —hoces y armas arrojadizas de diverso ti-
(caza de ciervos) como en los patrones de asenta- po.
miento (cuevas) y en las tradiciones líticas. Hoy día, el La industria del hueso adquiere también un gran
término de Mesolítico, o Edad Media de la piedra, desarrollo. Así, con las astas de los cérvidos se con-
rivaliza con el de Epipaleolítico (continuación del feccionan arpones, puntas con barbas, punzones,
Paleolítico). El primer concepto se mantiene exclusi- cuchillas, picos, o hachas. Finalmente, cabe destacar
vamente para aquellos grupos en los que se detecta que se ha exagerado excesivamente el tema de la ex-
de una manera evidente el paso de la depredación a tinción del gran arte cuaternario. En realidad, el arte
la producción. sólo se transforma y sus manifestaciones son menos
frecuentes. Ahora se trata de un arte esquemático en
3 el que desaparecen las figuras naturalísticas de ani-
En el Mesolitico, los enterramientos se efectuaban, generalmente,
en fosas simples. A fin de destacarlas se utilizaba ocre, astas, o males.
grandes piedras. Los cuerpos descubiertos hasta el momento
aparecen acompañados a menudo de diversos artefactos. Tal es el
Cazadores-recolectores del centro y
caso de la mujer y el niño del yacimiento de Bogebakken, en el norte de Europa
Dinamarca, o de algunos de los cuerpos hallados en Vedbaek. Esta
necrópolis —17 tumbas con un total de 22 esqueletos—, excavada El Mesolítico del norte de Europa es uno de los que
en los años setenta, destaca debido a la escasa evidencia funeraria mejor se conocen. Las excavaciones realizadas en
de este periodo. esta área demuestran que el animal más represen-
Otro remarcable yacimiento mesolítico danés es el de Holme- tativo en los diferentes yacimientos del IX milenio es el
gaard, en el cual han sido hallados complejos arcos, así como otros
artefactos de madera. En el Mesolitico nos encontramos, por reno. Los estudios de los restos óseos de reno de la
primera vez, con restos bien conservados que ilustran el uso de la denominada cultura de Ahrensburg, efectuados por
madera y de otros materiales orgánicos perecederos: canoas, Sturdy en el norte de Alemania, indican que la inmen-
arcos, redes para pescar, botes de pieles. Estos hallazgos sugieren sa mayoría de los mismos corresponde amachos adul-
avances notables en el proceso de adaptación humana al medio.
4 tos abatidos en otoño o primavera. En cambio, durante
En el Mesolítico se constatan los inicios de la pesca especializada
en mares, ríos y lagos. Su importancia puede apreciarse en la el Magdaleniense final del sur de Alemania las ocu-
variedad de artefactos elaborados en este período, tales como paciones invernales resultan escasas. Este hecho per-
nasas, anzuelos, remos, canoas, o redes de arrastre. Además de mite sugerir a Sturdy que los grupos humanos emigra-
concheros, han sido hallados en yacimientos nórdicos restos de ban con el reno y utilizaban asentamientos estaciona-
lucio y salmón, así como bacalao, abadejo, rodaballo y esturión. Los
restos de ballenas son, en cambio, ocasionales. En el sur de Europa les: los de invierno se hallaban en la región de Ahrens-
se ha encontrado igualmente una gran variedad de especies, como burg, y los de verano, en el sur de Alemania. La teoría
la carpa, el mero, el atún, el labro, o el sargo.
8
resulta sugestiva, pero no queda clara la contempo- dieta. La cueva volvió a ser ocupada durante 12.500 a.
raneidad de los campamentos de verano y de invierno, n. e., cuando su distancia de la costa es menor que en
ni si ambos formaron parte de la misma estrategia el período anterior. Los animales más representativos
económica. de la dieta son el onagro y el ciervo, aunque también
Clark sugiere una estrategia parecida para la co- existen restos de jabalíes, uros, cabras, espinas de
munidad de cazadores-recolectores de Star Carr, ya- pescado y conchas de lapas (Patella). Hacia 10.500,
cimiento característico de la cultura Maglemosiense la existencia de bosques está ya bien documentada, a
del norte de Europa (8.000 – 5.600 a.n.e.), algo más juzgar por la presencia altamente significativa de cier-
tardía que la Ahrensburgiense. Este yacimiento, fecha- vo y jabalí y la ausencia de onagro y cabra. Paulatina-
do alrededor de 7.500 a. n. e., ha proporcionado un mente aumenta la importancia de los peces (grandes
perfil muy completo de la vida económica de la época. vértebras) y de las conchas (Cyclope y Ceríthium), y
Se supone que la ocupación del lugar fue también es- también la de algunos productos vegetales (cebada,
tacional, de octubre a abril. El análisis de la flora indica avena y legumbres silvestres, y frutos secos). Hacia
la presencia de abedules, pinos, sauces y alisos junto 8500 aparecen algunas herramientas líticas hechas de
al lago. La fauna revela la existencia de mamíferos obsidiana, piedra volcánica procedente de la isla de
propios del bosque y aves acuáticas, y no se han de- Melos situada a 130 km de distancia, lo que demues-
tectado vestigios de pescados ni de moluscos. Por to- tra que había navegación por el Mediterráneo en esta
do ello, Clark supone que el grupo ocupó este lugar en época.
invierno y que en verano se estableció en otra zona, Lepenski Vir,5 un yacimiento al aire libre situado en
donde se dedicó fundamentalmente a la pesca. Entre las Puertas de Hierro, a unos 100 km de Belgrado y a
los materiales más representativos de Star Carr desta- orillas del Danubio, es uno de los más representativos
can los microlitos de sílex, raspadores, buriles, azue- del período. Sus fases más antiguas son mesolíticas
las enmangadas para trabajar la madera, restos de (8.000 – 6.000 a.n.e.), y las excavaciones han descu-
canoas y remos, instrumental de hueso, y adornos con bierto más de cien viviendas trapezoidales de piedra y
ricos motivos geométricos. La morfología de los restos madera, con un hogar central rodeado de piedras y
óseos de perro encontrados en el yacimiento constitu- pisos de arcilla. Al parecer el asentamiento estuvo
ye el testimonio más antiguo de la domesticación de ocupado de forma permanente y sus habitantes explo-
este animal. taron los recursos del Danubio y de los bosques de los
A partir de estos datos, Dennell defiende la presen- alrededores. La fauna registrada es semejante a la de
cia de varios modelos económicos durante el Meso- otros yacimientos de las Puertas de Hierro, tales como
lítico del norte de Europa: el asentamiento al aire libre de Vlasac y el abrigo ro-
coso de Cuina Turcului. No obstante, Lepenski Vir
1. Modelo recolector clásico: el grupo ocupa varios destaca por sus edificios, sus tumbas y sus vasos y
yacimientos a lo largo del año y los abandona a me- esculturas antropomorfas de piedra.
dida que los recursos empiezan a escasear. En la tercera fase de ocupación de Lepenski Vir
2. Modelo estacional: alternancia de un campamento aparecen como elementos nuevos la cabra, la oveja y
base de invierno y otro de verano. la cerámica, si bien no provocaron cambios sustan-
3. Modelo sedentario permanente: el grupo ocupa un ciales en la economía.
único asentamiento y a partir de él se organizan di- En el sur de Francia y el norte de la península Ibé-
ferentes expediciones para conseguir los recursos, rica, el ciervo, el uro y el caballo son los animales más
que han de ser abundantes durante todo el año, o cazados del período tardiglacial, sustituidos a comien-
bien han de poder almacenarse, lo cual requiere zos del Holoceno por el jabalí, el corzo y animales pe-
técnicas y métodos específicos. Esta estrategia pa- queños, tales como conejos, tortugas, aves y cara-
rece desarrollarse durante el Mesolítico final danés, coles.
y se basa en la explotación de pescados, moluscos, Cazadores-recolectores del Próximo Oriente
plantas y caza mayor.
Particular atención merecen las fases mesolíticas de
Cazadores-recolectores del sur de Europa Asia anterior. En esta zona, las alteraciones climáticas
Como ya se ha señalado, las comunidades de la locales dificultan la identificación de una secuencia ge-
zona meridional europea —desde la península Ibérica neral comparable a las variaciones climáticas del Ple-
hasta el Peloponeso— siguen practicando un tipo de istoceno final y del Holoceno. Sin embargo, se acepta
vida semejante al anterior, aunque irán incorporando que a partir de 15.000 a. n. e. se inicia una lenta y pro-
paulatinamente nuevos recursos a la dieta alimenticia gresiva desecación que culminará en el VII milenio,
-conejos, semillas y frutos secos, pescado y moluscos. cuando un gran número de asentamientos se abando-
Los estudios arqueológicos realizados en la cueva de nan. A lo largo del IX milenio, el clima es más benigno
Franchti (Grecia) permiten observar las transforma- 5
ciones acaecidas a lo largo de 13.500 años. La cueva En el yacimiento de Lepenski Vir, en las gargantas del Danubio,
han aparecido, numerosos restos de carpa. En este poblado de
fue ocupada por primera vez hacia 20.000 a.n.e., pescadores, del los VI - V milenios, se halló también un conjunto de
época de clima seco y frío con vegetación esteparia y pequeñas estatuillas —entre 30 y 65cm—, que constituye' una
en la que el onagro constituyó el animal básico de la muestra más de la importancia de los recursos marítimos, lacustres
y fluviales durante el Mesolítico.
9
y las zonas de arbolados (robles, pistachos, encinas) Durante el Natufiense,6 las cuevas no se abando-
reemplazan la anterior estepa, en la que predominaba nan totalmente —cuevas del Monte Carmelo o del de-
la Artemisa. La cultura Natufiense, que se extiende sierto de Judea—, pero se amplía el espacio habitado
desde el Nilo hasta el Eufrates entre 10.000 y 8.000 a. en el exterior. Los yacimientos aumentan con respec-
n. e., tiene sus raíces en el Kebariense del Levante to al período anterior; algunos de ellos se interpretan
(17.000 – 1.3000), caracterizado por una industria de como altos transitorios de cazadores, y otros como
carácter microlítico con influencias del Paleolítico su- verdaderos poblados ocupados todo el año —Mallaha,
perior, por la ocupación de cuevas y asentamientos al Beidha y Jericó en Palestina; Abu Hureyra y Mureybet
aire libre, y por la explotación de plantas y animales en el Eufrates; Rosh Zin y Rosh Horesha en el Neguev
frente a la anterior caza sistemática de la gacela, el —, formados por cabañas circulares u ovales de
uro, el ciervo y la cabra. piedra, ramas y barro, con hogares y silos de alma-
cenamiento. Sus habitantes poseían una industria de
sílex microlítica y también instrumentos mayores –rae-
deras, buriles, denticulados, perforadores, morteros y
machacadores—, y practicaron una economía de am-
plio espectro, basada en la caza (jabalí, gamo, gace-
la), la pesca (anzuelos y pesas de red) y la recolección
(hoces de sílex, presencia de granos de cereales
silvestres). No puede hablarse todavía de verdadera
agricultura o domesticación de animales tal y como se
entienden hoy en día estos conceptos, pero sí se
aprecia una mayor manipulación de los vegetales y de
los animales. Así, en Beidha, las cabras representan el
76 % del total de la fauna registrada, y sólo un tercio
de las mismas son adultas; en Wadi Fallah y Nahal
Oren las gacelas alcanzan el 75 %. En Wadi Fallah,
este hecho se interpreta como la prueba de una caza
selectiva, y en Nahal Oren como una evidencia del
cercado de manadas, al tener más de la mitad de las
gacelas menos de un año. No obstante, algunos yaci-
mientos no muestran esta tendencia hacia la manipu-
lación, como por ejemplo Eynan, en el lago Huleh, y
Ain Gev IV, en el lago Tiberíades. Ambos asenta-
mientos mantienen la caza de la gacela, el ciervo y el
jabalí, posiblemente debido a su ubicación, que cons-
tituye una trampa natural para los animales, lo cual ha-
ce innecesario cercarlos.
Cazadores-recolectores de Extremo Oriente
Aunque en el subcontinente indio el instrumental
lítico del Paleolítico inferior y medio es muy abundante
—a excepción de la llanura del Ganges, en cuyas
selvas el hombre no se aventurará hasta contar con
instrumental de hierro—, los hallazgos son de muy di-
fícil datación puesto que la mayoría procede de
superficie o de contexto secundario, y ningún resto hu-
mano u orgánico aparece asociado, de momento, a
estos materiales. Los restos líticos más abundantes
proceden de Rajastán, Gujarat e India central. En esta
última zona, en los montes Vindhya, se encuentra el
yacimiento de Bhimbetka, con más de 500 cuevas que
permiten trazar la secuencia más completa desde el
6
Paul Garelli escribe que es "difícil decir si cabe considerar el Na-
tufiense de Palestina como el fin del régimen de la recolección o el
principio del estado agrícola." Esta observación, ciertamente, puede
extenderse a toda el área de la cultura natufiense, desde el Medi-
Remo de Ulkestrup Lyng y terráneo al Eufrates, entre el X y el IX milenios. Los avances en la
arco de Holmengard. manipulación de especies vegetales —pero también en la do-
mesticación de los animales—y el perfeccionamiento del utillaje nos
sitúan en los prolegómenos de la agricultura. Los restos de hoces
con dientes de sílex se encuentran en número considerable en el
nivel mesolítico del yacimiento de Jericó.
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Paleolítico inferior hasta el Mesolítico, y que ha que se inicia hacia 11000 y perdura hasta el siglo m
proporcionado uno de los mejores conjuntos de arte a.n.e., y cuyo máximo apogeo cabe situar entre 3600 y
rupestre indio, con pinturas tanto del Paleolítico 1000 a.n.e. Sus habitantes, que no conocían la agri-
superior como del Mesolítico, fechadas entre 35.000 y cultura, vivían de la caza, de la recolección de nueces
8.000 antes de nuestra era. y tubérculos, y, sobre todo, de la pesca con anzuelo,
Con el Paleolítico superior aparece por primera vez arpón o red, y de la recolección de moluscos. Los
en China una diferenciación regional. Mientras toda la restos de conchas, acumulados en grandes montícu-
zona del sudoeste —actuales provincias de Guangxi, los que llegaban a rodear todo el poblado, permiten
Guangdong, Guizhou, Yunnan y Sichuan— se carac- identificar netamente los antiguos yacimientos, ubica-
teriza por unas técnicas líticas muy simples, el norte, dos siempre en torno a la costa. El análisis del tamaño
con un instrumental especializado, compuesto de y contenido de estos concheros ha permitido distinguir
abundantes microlitos, presenta pruebas inequívocas entre una primera fase de economía familiar con
de una mayor complejidad. La zona mejor estudiada explotación indiferenciada de los moluscos y una se-
es la de la cueva superior de Zhoukoudian, que nos gunda de organización comunal con producción
revela una sociedad con un amplio espectro de recur- especializada y almacenamiento de los excedentes. El
sos: la caza en los montes, la pesca en los lagos, y la paso de una economía a otra vino propiciado por la
recolección en la media montaña y en las llanuras, se presión demográfica: así surgieron actividades coor-
complementaban con migraciones estacionales a lar- dinadas a nivel comunal para optimizar la repro-
ga distancia o con un intercambio incipiente con otros ducción de los recursos a través de su manipulación y
grupos. También los enterramientos de Zhoukoudian de la especialización. La cantidad de alimentos obteni-
revelan una sociedad más jerarquizada: el hecho de dos y procesados apunta también a la aparición de
que la tierra que rodeaba los esqueletos estuviese intercambios regulares. Vivían en casas semisubte-
parcialmente recubierta con hematites denota la pre- rráneas, cubiertas con techumbres de ramaje y dis-
sencia de rituales funerarios, reflejo a su vez del in- puestas a menudo en torno a una plaza central. Crea-
cremento de las obligaciones sociales que debían ron una cerámica cordada, hecha a mano, para uso
incidir sobre la productividad del grupo. funerario, que da su nombre, Jomon, a toda la cultura.
Las costas del Pacífico de Eurasia conocieron a lo Sus formas progresivamente complicadas revelan una
largo del Pleistoceno unos cambios de magnitud des- sensibilidad artística que se plasmó también en la
conocida en las costas occidentales del continente. Si proliferación de estatuillas femeninas, signos fálicos y
en el Pleistoceno inferior la línea de la costa se huesos grabados. En Jomon, la organización social
extendía desde Kamchatka hasta las islas de la Son- compleja precedió a la introducción de la agricultura:
da, los movimientos orogénicos del Pleistoceno medio fue precisamente esta complejidad ya existente la que
causaron la aparición de múltiples mares interiores -el permitió, en el siglo m a. n. e., la rápida y simultánea
mar de Ojotsk, el mar del Japón y el mar de China-, introducción del arroz, el bronce y el torno de alfarero.
auténticos Mediterráneos del Asia oriental prehistórica.
En el Pleistoceno superior, Japón seguía unido al con- Cazadores-recolectores del Nuevo Mundo
tinente por sus dos extremos, y hasta el Holoceno no
apareció el Japón insular. Cambios de costa y erupcio- En el continente americano, la retirada de los hielos
nes volcánicas engulleron sucesivamente los yaci- hacia 8000 a.n.e. tuvo como principal conse-cuencia la
mientos, y la apretada densidad demográfica en los desaparición de la caza mayor, la extensión de los
minúsculos valles ha sepultado a los restantes en un bosques de roble por todo el sudeste de Amé-rica del
subsuelo mil veces reedificado: la investigación ar- Norte y la sustitución de los pastizales por el bosque
queológica en Japón no resulta tarea fácil. Los últimos tropical en la Amazonia. En la costa sur del Pacífico, al
veinte años han sido, sin embargo, reveladores, y hoy elevarse el nivel del mar y sumergirse la costa,
es posible reconstruir, principalmente en la costa meri- emergió un litoral rico en lagunas, estuarios y
dional de Honshu, una secuencia humana que arranca pantanos donde abundaban Tos recursos marinos y
del Pithecantropus de Akashi y que, a través de los las aves acuáticas.
Neandertales, llega hasta el Homo Sapiens Sapiens. Entre tanto, la población paleoindia se había tripli-
Las secuencias culturales y cronológicas de Japón, cado, con lo que la escasez o desigual distribución de
auténtico finisterre de Asia, poco tienen que ver con recursos a principios del Holoceno no podía paliarse
las del resto del mundo. No sólo su aislamiento, sino mediante la emigración a nuevos territorios, como en
también la abundancia de caza y pesca, generaron épocas anteriores, sino a través de la concentración
una cultura única, la de Jomon7 (cerámica cordada), del poblamiento en campamentos cada vez mayores y
habitados por grupos más sedentarios. La población
7
La cultura de Jomon, en Japón, se extendió a lo largo de un amplio respondió cazando animales más pequeños e inten-
período, entre 11000 y 300 a.n.e. La cerámica cordada, que da sificando la recolección de plantas y frutos. Aunque la
nombre a toda la cultura, presenta un conjunto de características acción humana sobre los grandes mamíferos pleis-
comunes, aunque su morfología varió en junción de la cronología y tocénicos había sido devastadora, el cambio ecológico
de los numerosos estilos locales. Elaborada a mano, mediante la
unión de pedazos de arcilla por presión, era cocida al aire libre. Es,
precisamente, a partir del análisis de la cerámica que puede divi-
dirse la cultura Jomon en seis fases: previa, inicial, temprana, media, tardía y última.
11
acabó por extinguir muchas especies, tales como el caballo y el mastodonte, la caza se centra en el vena-
mamut y el mastodonte, o el caballo en Sudamérica. do, el guanaco y el conejo. La secuencia completa del
En general, la adaptación postglaciar en América Holoceno ha podido estudiarse en las cuevas de Lau-
se traduce en una especialización y en una diversifica- ricocha, en los Andes peruanos, donde los cazado-
ción regional de las culturas. Ello va a caracterizar el res-recolectores, armados de puntas foliáceas —pun-
período Arcaico en América del Norte, equivalente al as de Ayampitín (6.000 – 3.000 a.n.e.) —, se especiali-
Mesolítico europeo, entre 8.000 - 1.700 a.n.e. Entre zan en la caza de la llama y en la recolección de
otros complejos regionales destacan el de los Bos- tubérculos y frutos en las tierras altas de la puna.
ques orientales de Estados Unidos, asociado a comu-
nidades asentadas en lagos y ríos, o el complejo del
Noroeste, formado por campamentos estacionales
cerca de ríos y a orillas del mar especializados en la
pesca del salmón. Así los encontraron los europeos en
el siglo XIX. Otro complejo singular es el de la cultura
del Desierto, del sudoeste de Estados Unidos, tipifi-
cado por sus poblados semipermanentes. Una de las Arpón. Periodo arcaico reciente de los Grandes Lagos.
manifestaciones más conocidas de la tradición del de- 4.000 – 1.700 a.n.e.
sierto es la cultura de Cochise (8.000 – 6.000 a.n.e.),
definida por una intensa recolección de plantas, com- 8
Los tehuelches, a quienes se atribuyen las pinturas de la cueva de
plementada por la caza. Cuando llegaron los europeos las Manos, ocupaban, junto a los onas, la zona más meridional del
a estas regiones, los shoshones todavía subsistían co- continente americano —Patagonia y Tierra de Fuego. Su economía
mo cazadores-recolectores. se basaba en la recolección de plantas, la pesca y la caza del
En México, el entorno no cambió tanto como en guanaco, el venado, el conejo y el ñandú. Los indios tehuelches
practicaban un nomadeo constante, y vivían en tolderías que
otros territorios, si bien la extinción de la caza mayor y comprendían cuatro o cinco familias de unos cinco miembros cada
las condiciones cada vez más áridas de la región de- una.
terminaron que la subsistencia de las comunidades lo-
cales quedara casi reducida a la recolección de plan-
tas silvestres. Las poblaciones de las tierras altas del
norte y del centro de México, englobadas dentro de la
denominada fase de Ajuereado (10.000 – 7.200 a.n. HISTORIA UNIVERSAL PLANETA
e.), intensificaron la recolección de plantas silvestres e
incrementaron la caza de animales pequeños en el va- JOSEPH FONTANA
lle de Tehuacán. En él, Mac Neish pudo estudiar todo ORIGENES DEL HOMBRE Y LA
el proceso de evolución hacia la vida sedentaria y la CIVILIZACION
agricultura en cuevas de la región, habitadas por co- TOMO 1
munidades pertenecientes a la "tradición del desierto
CAPITULO III
del sudoeste."
En Sudamérica,8 el cambio no fue tan dramático BARCELONA
como en el norte. La recolección de raíces, frutos y EDITORIAL PLANETA
plantas, así como la pesca, se incrementan de forma 1.991
generalizada a partir de 8000 a.n.e. Al desaparecer el

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