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Introducción
Nuestro
mundo
es
como
un
mar...
terrible
en
su
inmensidad
y
fuerza.
A
veces,
parece
querer
someternos,
bajo
amenaza
de
ahogar
nuestra
vida
si
nos
adentramos
en
él.
Por
miedo,
resignados
a
nuestra
propia
pequeñez,
podemos
sentirnos
empujados
a
renunciar
a
nuestros
anhelos
de
ir
más
allá.
Pero
la
luz
de
Cristo
ha
transformado
este
mar.
Y
aquel
que
haya
experimentado
la
presencia
divina
y
pueda
mirar
el
horizonte
con
ojos
de
fe,
podrá
también
atreverse
a
fijar
rumbo
hacia
lo
más
profundo.
Es
el
camino
de
la
plenitud
y
la
felicidad
eterna
a
la
que
todos
somos
invitados.
Es
el
lugar
donde
al
anunciar
la
Buena
Noticia
a
los
demás,
nosotros
mismos
somos
evangelizados.
Allí,
el
temor
desaparece
porque
la
confianza
no
está
puesta
en
las
propias
posibilidades
sino
en
la
grandeza
de
quien
nos
envía,
del
que
nos
hizo
pescadores.
Y
así,
nos
aventuramos
en
la
promesa,
sabiéndonos
sostenidos
por
Dios
y
sosteniéndonos
unos
a
otros,
como
verdaderos
hermanos.
Estos
que
compartimos,
son
cantos
de
pescadores.
Cantos
para
darnos
ánimo
y
recordarnos
nuestra
misión,
para
hacer
presente
en
el
corazón
a
Aquel
que
nos
envía
y
también
nos
espera.
Cantos
para
entonar
juntos,
invitando
a
otros
a
vivir
en
fraternidad.
Cantos
para
murmurar
en
nuestros
silencios
y
soledades,
para
compartir
nuestra
alegría
y
para
celebrar
nuestras
fiestas
con
inmenso
gozo.
3.
LLEGANDO
A
EMAÚS
Muchas
cosas
nos
impiden
escuchar
a
Jesús,
descubrir
su
presencia.
Fuertes
ruidos
como
las
urgencias
y
preocupaciones
de
cada
día.
Los
peregrinos
de
Emaús
no
se
dieron
cuenta
de
que
Jesús
caminaba
con
ellos
hasta
verlo
partir
el
pan.
Los
acontecimientos
superaban
su
capacidad
de
comprensión.
Sus
preocupaciones
y
dolores
los
cegaban.
Aquí,
en
la
arena,
la
muchedumbre,
en
su
expectativa
y
deseo
de
conocer
al
Señor,
se
apretuja
al
punto
de
no
permitirle
hablar.
Este
tema
instrumental
quiere
expresar
todo
lo
que
no
nos
permite
escuchar
a
Jesús;
aquello
que
hace
resonar
en
nosotros
la
necesidad
de
apartarnos
un
poco
de
la
orilla.
9.
PARTIENDO
EL
MISMO
PAN
LA
sim
fa#m
do#m7
(dom7)
Somos
tu
pueblo
que
se
reúne
y
quiere
celebrar
sim7
LA
SI7
MI7
esa
promesa
que
nos
hiciste
y
que
vida
nos
da.
RE
LA
MI7
LA
Que
seguís
siempre
entre
nosotros
en
la
fracción
del
pan
Yo
soy
el
pan
de
Vida
que
da
la
fuerza
en
el
caminar.
Soy
alimento
para
el
cansado,
pan
de
fraternidad,
Soy
ese
gesto
de
pan
y
vino
que
permanecerá.
DO#7
fa#m
EN
NUESTRO
CAMINAR
SI7
MI
TU
PALABRA
NOS
DAS
RE
LA
SI7
MI
Y
TE
RECONOCEMOS
AL
PARTIR
EL
PAN
RE
LA
MI
LA
Y
NOS
RECONOCEMOS
PARTIENDO
EL
MISMO
PAN
Sos
manantial
de
misericordia
ternura
y
compasión,
fuente
de
Gracia
transformadora
que
llega
al
corazón.
Nos
reconcilia,
nos
hace
hermanos,
signo
de
comunión.
Un
mandamiento
nuevo
les
dejo
que
se
amen
de
verdad
porque
mi
Reino
se
hace
presente
desde
la
caridad.
Sea
el
servicio
deuda
entre
ustedes
y
el
mundo
creerá.
Por
el
camino
nos
lamentamos
porque
Jesús
murió.
Sentados
a
la
mesa
lo
descubrimos:
resucitó.
Cuando
escuchamos
que
nos
hablaba
nos
ardió
el
corazón.
Yo
los
envío,
no
se
acobarden,
la
fuerza
llegará.
Han
recibido
amor
verdadero:
vayan
a
contagiar.
sean
testigos
del
gran
milagro
en
la
mesa
fraternal.